El partido de Softball
—Señorita, inspección —Nayeon rueda los ojos cuando escucha al guardia de seguridad.
—Señor Alberto, he estudiado en este colegio desde que tenía seis años... ¿Es necesario inspeccionar mi auto? —el hombre mayor cruza los brazos, esperando a que Nayeon salga del carro.
Nayeon espera a que Alberto haga su inspección, rodando los ojos de molestia. A su lado, en la otra caseta va pasando un carro viejo y gastado, lo maneja un chico de aspecto cuestionable con los ojos rojos. —¿A él no le van a revisar?
Alberto detiene la inspección y se fija en el alumno que ingresa, cuando el guardia lo ve a los ojos, desvía la mirada de manera nerviosa. Finalmente, Alberto responde. —No, a él no.
Nayeon comienza a exasperarse, cuando ve que revisa incluso debajo de los asientos, pide su bolsa. —Va en contra de la ley, he leído sobre la privacidad de las personas.
—Señorita, sabe que los lunes hacemos inspecciones aleatorias a los alumnos que regresan del fin de semana.
—¿Cuántos alumnos ha revisado hoy a parte de mi? —La chica eleva una ceja esperando por la respuesta, aunque él no la tiene.
—Es solo mi trabajo. Tendré que llevarme este paquete de chicles para revisarlo a fondo. —El hombre intenta esconder su sonrisa burlona, porqué la verdad es que él y Nayeon saben que lo hace solo para irritar a la chica rica.
Nayeon lo mira a los ojos, respira profundo y sonríe sin dientes. Entra al auto y echa su cabello hacía atrás. Cuando llega al estacionamiento, se da cuenta que una camioneta está atravesada en dos lugares.
Se da cuenta que es Yoo Jeongyeon, pues ella y Myoui Mina aún se encuentran dentro de la enorme camioneta. Nayeon rueda los ojos y aprieta el claxon por unos segundos, haciendo que el sonido retumbe en todo el estacionamiento.
Jeongyeon baja el vidrio del copiloto, donde está sentada Mina —¿Qué quieres? —pregunta mientras Mina ni se molesta en mirar a la derecha.
—Estás ocupando dos lugares, muévete.
—Ay, lo siento pero es hora de entrar a clases. Nos vemos Im —. Jeongyeon baja de la camioneta al mismo tiempo que Mina, quien sonríe inclinando un poco la cabeza. Nayeon sabe que esa sonrisa no es nada más que pura hipocresía, una sonrisa que conoce bien.
Nayeon suspira y acomoda el carro como puede, pues todo el estacionamiento está lleno gracias a que el estupido guardia hizo que perdiera tiempo.
Cuando llega a su primera clase, puede ver a Momo tomando respiraciones profundas. —¿Mal día?
—Mala vida — responde la pelinegra y luego de unos segundos, abre los ojos encontrándose con Nayeon, su ceño fruncido indica que su mañana tampoco ha sido buena. — ¿Tú que tienes?
—Alberto otra vez me reviso el coche, dime Momo ¿cómo es posible que Dahyun contrabandea hasta alcohol?
—Ay, bebé. Pues Dahyun es la hija de la directora —Momo se encoge de hombros y comienza a sacar lo que necesitará para la clase: sus audífonos y celular.
—¡Con más razón! —Nayeon aprieta el puente de su nariz y suspira —. En fin ¿contigo que paso?
—Hoy tengo partido y no sé, simplemente me siento nerviosa —Momo aprieta los labios y siente que Nayeon se acerca a ella, abrazándola por los hombros.
—Lo harás bien, Momoring. Te preparaste mucho, además ahí voy a estar.
Momo cierra los ojos y se convence de eso, porqué aunque sus estudios no dependen de una beca deportiva, como muchos estudiantes, ama el deporte. Y tal vez quiere que su padre esté orgulloso de ella.
Cuando termina su primera clase, ella y Nayeon van a los dormitorios a instalarse de nuevo. Aunque los fines de semana no suelen sacar muchas cosas, entran nuevas. Como cambios de ropa, snacks, entre otras.
—Iré a calentar, el partido es en una hora. ¿Te veo ahí? —Momo pregunta, estirando un poco sus músculos. Nayeon puede ver sus shorts cortos, llevando a sus piernas marcadas al igual que sus brazos y prácticamente todo su cuerpo —No seas puerca, Nayeon —dice con una risa antes de salir del dormitorio, dejando a su roomie con la palabra en la boca.
—Idiota.
Se queda ahí, organizando sus tareas y compromisos de la semana. No es complicado, a excepción de las actividades que tiene que asignarle a Sana. Pasa al menos diez minutos pensando que podría hacer sin poner en riesgo el trabajo del consejo.
Después de seleccionar sus actividades (Llevar café para todos, sacar algunas copias, repartir listas a los maestros, diseñar volantes y limpiar alrededor) se rinde y se deja caer en el sofá que se encuentra en medio del espacio.
Comienza a divagar y recuerda algunas cosas de la última fiesta, en sus ojos está ese recuerdo. Y no puede evitar pensar si Mina y Sana habían compartido besos antes... pfff a quien le importa.
Es lo que se dice a sí misma.
Ella también ha dado besos, como tres. Perdió la cuenta desde el segundo, sacude su cabeza intentando ignorar la persona con quien compartió esos momentos. Gruñe y se enoja consigo misma, odiando estar pensando en ellas.
Se pone de pie de un salto y camina por el dormitorio. Rasca su cabeza con frustración, Nayeon siempre tiene respuestas pero para cierta necesidad siempre ha sido menos ingeniosa, así que toma su termo con té y sale hacía otro dormitorio.
Dahyun se encuentra organizando su nuevo lote de mercancía, a su lado Tzuyu observa con curiosidad algunos dulces. —Want some?
Tzuyu niega con timidez. —¿Esos no los vendes?
—Nope, esos son para mi. Pero son muy ricos, ese es un pulparindo pero si no te gusta el chile también tengo mazapanes.
—¿Puedo probar uno?
—¡Claro!
En ese momento, se escucha que alguien toca la puerta. —Toma los que quieras, Tzu Tzu —dice Dahyun mientras abre y del otro lado se encuentra la mismísima Im Nayeon.
—Hola —Nayeon sonríe nerviosa, mirando a los lados. —¿Puedo pasar?
Dahyun la mira con el ceño fruncido —Pasate.
—Necesito hablar contigo —la mayor observa a la chica en el suelo, está devorando un mazapán. Cierra los ojos ante la gloria que tiene en la boca y rápidamente abre otro para satisfacer su nueva adicción—, a solas.
—Tzu, llévate la caja pero no comas mucho. ¿Me das un momento con Nayeon?
—C-lafo — dice con la boca llena. En sus manos lleva muchos dulces y cierra la puerta, contenta por haberlos obtenido todos.
—Me debes unos mazapanes. —Dahyun se sienta en el sillón, terminando de organizar algunas cosas. —¿Necesitas un pedido?
—Mmmm, sí.
Dahyun la mira, Nayeon no es una persona que se ande con rodeos así que recarga su espalda en el sillón, esperando a que tome valor y hable de una buena vez. —¿Quieres alcohol? Eso es normal, Nay. Todo el mundo me lo pide, no se lo digas a nadie pero hasta la presidenta viene por su pedido de cliente frecuente.
Nayeon niega con la cabeza y cruza los brazos. —No, no. Es algo más delicado. Necesito discreción, sobre todo.
—Ay, por favor Nayeon. No me subestimes. —Dahyun se pone de pie y camina hasta la mayor, entrecierra los ojos y piensa si decir lo que está en su mente: —Sé todo de todo el mundo por este negocio ¿me has visto divulgando algo sobre asuntos ajenos?
Nayeon lo piensa por un segundo. —Bueno tienes un punto. Necesito algo poco convencional.
—¡Todo menos armas eh!
—¡No! Armas no.
—¿Entonces?
Nayeon suspira antes de soltarlo... toma una, dos respiraciones y después sale tan fluido que sus mejillas queman de la vergüenza —Necesito un juguete.
—Ajá ¿nerfs o barbies? —Dahyun le pregunta y Nayeon está a punto de protestar, pero cuando ve la cara seria de su compañera se pregunta si de verdad mete esas cosas a una preparatoria.
Decide no preguntar y prefiere especificar su pedido. —Uno... sexual. —Lo dice en un susurro, aprieta los ojos y cuando escucha una risa ligera, abre los ojos de nuevo.
—Ah, esos. Nada del otro mundo. —Dahyun toma su celular y comienza a buscar algo. Después de unos segundos Nayeon recibe un catálogo completo de lo que está buscando.
Abre los ojos con sorpresa, pasa saliva y no sabe donde meter la cabeza. —Uno sencillo, Dahyun.
—Ay, hermosa. ¿Yo que iba a saber? —Dahyun toma asiento de nuevo, toma su iPad y registra la mercancía que llegó. —Pues mira, me ha contado...
—¿Contado? —Nayeon sonríe con burla.
—Sí, cállate. Me han contado que las balitas son buenas, bonitas y discretas ¿quieres una?
Nayeon se encoge de hombros, solo necesita algo para relajarse. —¿De qué color?
—Ay no sé, Dahyun...—Silencio— negra por favor.
—Bien ¿algo más? — Dahyun pregunta y Nayeon lo piensa por un segundo. Es su primer pedido con la hija de la directora y sus amigas tendrán preguntas de lo que ha pedido y ella simplemente no puede decir que ha pedido un vibrador pequeño así que va a lo seguro.
—Quiero diez vapes.
—¿Sabor? —Dahyun pregunta, sin despegar la vista de su iPad y Nayeon ha tenido suficiente.
—¡De los que quieras! Me pasas la cuenta para transferirte. Adiós. —Y sale de la habitación.
Cuando Nayeon sale del dormitorio ajeno respira profundo. En su chat con Dahyun está el PDF con toda la variedad que maneja y después de eso recibe su cuenta. En menos de un minuto envía una transferencia por cinco mil pesos con el nombre de "Vapes".
Camina por la escuela hacía el campo, aún es temprano pero sabe que debe de buscar un buen lugar. Uno con sombra sobre todo, cuando llega a las gradas, se da cuenta que todo está lleno. Camina entre las personas, buscando a Chaeyoung.
Cuando la encuentra, se da cuenta que solo hay tres espacios libres, uno a su derecha y dos a su izquierda. Nayeon se arrepiente por pasar tanto tiempo con Dahyun, porque de alguna manera se las arregló para sentarse en los espacios libres junto con Tzuyu. —¿En qué momento llegaron?
Sus preguntas no funcionan, así que se obliga a sentarse del lado derecho de Chaeyoung, quedando entre su amiga y la fastidiosa de Sana. Lo malo es que tiene que pasar por todo su grupo de amigas para llegar al asiento libre.
—Hola, Nayeon. —Saluda Jeongyeon, quien está sentada, con Mina a su lado y después Sana. —Me dijeron que te estacionaste muy mal en la mañana.
—Metete en tus asuntos, Yoo.
—Espero que mi camioneta no tenga ningún rayón.
—Si lo tiene te lo mereces—La mira a los ojos y después desvía la mirada hacía la tesorera. Quita tus piernas, Mina. Me estorbas.
La mencionada solo desvía la mirada, sin mover sus piernas ni un milímetro. Nayeon rueda los ojos y pasa como puede, evitando una pelea. No cuenta con que Jeongyeon estira su pierna y hace que tropiece ligeranmente, terminando en el regazo de Sana.
A Mina se le borra la sonrisa burlona cuando ve que su mejor amiga tiene en sus piernas a la asquerosa de Nayeon. —¡Im! ¿Qué te pasa?
Nayeon se sonroja desde la frente hasta el cuello, se pone de pie y aterriza en el lugar vacío a un lado de Chaeyoung. —¡Fue la idiota de Jeongyeon!
Cruza los brazos y se dirije a su amiga. —Gracias por guardarme el asiento.
Chaeyoung ríe ligeramente, observando el sonrojo de su amiga. —Ay, no te enojes. Ellas llegaron y solo se sentaron —se acerca a Nayeon y le habla al oído, bajando la voz para que solo ellas escuchen. —Además te sentaste en Sana ¿qué tiene de malo?
—¡Chaeyoung!
Mientras las amigas discuten, en el campo el juego comienza. La casa batea primero y la jugadora estrella sale al campo. Las gradas rugen con euforia al ver a Hirai Momo con el bat en la zona de bateo.
Momo siente una mirada intensa sobre ella, intenta concentrarse. El partido está a punto de comenzar pero le es imposible. Levanta su camisa ligeramente y limpia el sudor del calentamiento, dejando ver sus abdominales y es en ese preciso momento donde se encuentra con los ojos de Myoui Mina.
Está en las gradas con su grupo, pero no pone atención a lo que le dice Jeongyeon. Mantiene su mirada fija en los orbes de Momo desviando ligeramente su mirada al estómago marcado de Momo. Cuándo regresa la vista a sus ojos, Momo sonríe con suficiencia.
Tiene a la víbora de Mina con los ojos encendidos en fuego. Después de lo que parece una eternidad, baja su camisa. Frota la punta del pie contra el cuadro que está en el suelo y espera a que la bola se acerque a ella.
Cuando lanza el equipo contrario, la velocidad de la pelota es impresionante, pero lo es más la velocidad de reacción de Momo y la fuerza. Con un golpe contundente, manda el esférico al fondo del campo, dando oportunidad de correr lo más rápido que puede. Sus piernas arden y sus pulmones ruegan por un descanso, llega a la tercera base derrapando su cuerpo.
El público aplaude con entusiasmo, chicos y chicas gritan por igual ante la increíble Hirai Momo, quien ve a las gradas y se da cuenta que Mina sigue con los ojos clavados en ella.
—A la mierda, los pulmones de pug no la detienen, eh. —Incluso Jeongyeon está sorprendida, pero sus amigas parecen ignorarla. Mina está muy concentrada en el campo y Sana recibe algunas quejas de Nayeon.
—Sí, Sana. Yo sé que pegaste los volantes pero terminaste todos en solo un edificio, era repartirlos equitativamente en ¡todos! —Nayeon no sabe cómo terminó en esta situación, solo puede ver a Sana frente a ella, quien parece no tener el más mínimo interés en sus regaños.
—¿Han visto a Tzuyu? —Chaeyoung saca a todas sus mundos —Dijo que iría a comprar palomitas, pero eso fue hace diez minutos.
Ante eso, todas se miran entre sí. Jeongyeon se pone de pie, aprovechando la altura para ver sobre el río de cabezas alborotadas. Cuando encuentra una cabellera castaña, se da cuenta que unos chicos están molestando a Tzuyu.
—¡Ba! ¡Ba! Habla bien, morra. ¿Crees que tenemos miedo por ser hija de mafiosos chinos?
Tzuyu aprieta los dientes ante lo que escucha, pero sus ojos se llenan de agua, busca una salida para ir con sus amigas pero uno de los chicos abusivos se pone detrás de ella. —No te vayas tan pronto, aunque no seas de aquí estás muy guapa.
El chico que al parecer es el líder de los bravucones, pone una mano en su cintura y Tzuyu siente asco y miedo, sin embargo no puede hacer nada más cuando una mano golpea para romper el contacto.
Para sorpresa de todo el mundo, quien se ha levantado para intervenir primero ha sido nada más ni nada menos que Myoui Mina. Con su respiración más agitada de lo que se le ve normalmente, expresando su enojo. —¿Qué crees que estás haciendo?
El chico ahora está asustado, la mirada de la pelinegra es penetrante y da miedo. —N-nada.
Mina se acerca a él, con lentitud. —Acompáñame —al chico no le queda de otra que seguir a Mina lejos del ojo público. Cuando ambos se han ido, Tzuyu se da cuenta que Chaeyoung y Jeongyeon están detrás de ella. La llevan a su asiento y es recibida por la calidez de Sana y Nayeon.
—Escúchame bien, pequeña rata. Te vuelves a acercar a Tzuyu y te juro que tu estupido trasero no verá la luz del día otra vez. —Mina apunta su dedo índice a la cara en forma de amenaza. —Y no abras la boca, no te quiero cerca de mí. Lárgate.
Como cachorro mal herido, el niño sale y Mina vuelve a las gradas. Todo el mundo la está viendo con curiosidad, sin embargo le importa poco y se sienta de nuevo.
El partido sigue con normalidad después de eso, a lado de Nayeon Sana come una bolsa de takis. Nayeon puede observar una que otra gota de sudor correr por el cuello alto y delgado de la castaña. Lleva el cabello recogido con un broche café y hace que su mandíbula se marque con cada mordida.
Nayeon no puede evitar observar más de lo que es debido, después del desastre del chico que molestó a Tzuyu, decidieron ponerla en medio de todas, haciendo que el espacio se redujera por lo que ahora Sana roza su rodilla con la de Nayeon.
Sana siente la mirada de Nayeon y sonríe ligeramente, nunca fue muy discreta. —¿Quieres? —voltea de repente Sana por lo que Nayeon se atraganta con sus palabras.
—N-no. Que asco.
Chaeyoung se da una palmada mentalmente cuando escucha la respuesta de Nayeon, mientras que Sana se encoge de hombros y sigue comiendo. Nayeon casi pierde la consciencia cuando ve que chupa la punta de sus dedos, limpiando y saboreando el resto de polvo de chile.
—¡Corre pulmones! —El grito ensordecedor de Jeongyeon la saca de sus pensamientos y se da cuenta que Momo ha bateado otra vez. Corre lo más rápido que puede ignorando los comentarios de Jeongyeon.
Nayeon no entiende nada de softball, pero siempre ha ido a los partidos de Momo. Chaeyoung comenta que si Momo completa la carrera el equipo gana. Todas las gradas se ponen de pie y cantan el nombre de Momo al unísono, incluso aquellas a las que su presencia no les causa gracias.
—¡Corre! —Tzuyu grita agitada, más tranquila que hace unos momentos y cuando Momo se desliza por la tierra estirando su pie marcando carrera... ha ganado.
Las personas se abrazan y hacen señas obscenas a la afición contraria, incluso Lucas que está unos lugares más abajo.
Sana salta de la emoción, tampoco entiende porqué o cómo ha ganado la escuela pero le gusta sentirse parte de algo, así que la euforia le gana y sin pensarlo bien grita —¡Todos a celebrar en mi casa!
Los plebeyos de la escuela explotan de emoción, pues es la primera vez que una fiesta de Sana se lleva a cabo sin invitaciones exclusivas. Jihyo quien observa todo desde arriba, niega con la mano en la frente. Hay razones por la cual está es una mala idea:
Es lunes.
Mañana comienzan los exámenes.
Personas que no son de confianza estarán ahí.
Nayeon se encoge de hombros y baja corriendo hacía el campo. Abraza a Momo quien está muy sudada pero feliz. Es un buen inicio de temporada y está feliz de que Nayeon y Chaeyoung estén ahí.
—¿Una fiesta? ¿Ahora? —pregunta Momo al escuchar las noticias de Chaeyoung.
—Ay, Momo, no te acojones. Fiesta es fiesta. ¡Nayeon nos lleva! —alza los brazos mientras caminan al estacionamiento entre risas hasta que Nayeon observa algo en su auto.
Del lado del piloto, hay una rayon que va desde la puerta hasta las luces traseras. A unos metros puede observar la camioneta de Jeongyeon, en ella van Sana, Mina, Dahyun y Tzuyu. Las últimas dos no están muy convencidas de lo que acaba de hacer la rubia.
Nayeon puede observar también que su camioneta también está rayada. —¡Si está te lo mereces! ¡Además tu carro está viejo! —grita Jeongyeon mientras saca el dedo de en medio y sale del estacionamiento.
—Tu carro es dos mil veintidós, Nayeon.
—Lo sé. —Nayeon suspira y observa que el rayón no es preocupante, pero se encoge de hombros y marca el número de su padre. —¿Papi? Sí, sí. Iré a una reunión... no, no te preocupes estaré bien. Ajá, saluda a mi mami también... —Momo y Chayeoung suben al carro después de que Nayeon sube los seguros y entra también —Sí, solo que el Mercedes se rayó, creo que fue alguien de la escuela.
Después de unos momentos, Jihyo corre para alcanzarlas, dispuesta a no perderse de la fiesta y mientras Nayeon maneja al departamento de Sana, habla con su padre. —¿Y ahora? —pregunta Jihyo a Momo, quienes están en la parte de atrás.
Momo quita su camisa sudada y la cambia por una limpia que lleva en el bolso, Jihyo pasa saliva cuando observa a Momo. Chaeyoung voltea desde adelante y explica la situación. —Jeongyeon le dio al carro de Nayeon su camioneta.
—Bueno, está bien papi. Mañana vengan por este... sí está bien. Te amo, bye. —Nayeon cuelga y los presentes se quedan esperando. —¿Jihyo que tu no tienes carro también?
—Si manejo, no puedo tomar. Por eso estás tú, Nay. —Jihyo sonríe —En fin ¿qué te dijeron?
—Ah, nada. Mañana van a darle este a una prima y me traerán uno nuevo.
Chaeyoung ríe con burla, sus amigas son ricas ricas. Conecta su celular y reproduce música aunque para cuando llegan a la propiedad de Sana. El lugar está más abarrotado de lo que ha estado nunca. Alumnos que en su vida habían visto llenan el pasillo y la seguridad Minatozaki y Myoui no se dan abasto.
Entran con dificultad hasta la sala y ya pueden ver a Jeongyeon repartiendo shots. Después de una hora, Sana ya se encuentra repartiendo besos. Está vez con la presidenta.
Nayeon se levanta un tanto mareada, dispuesta a irse. Sin embargo, Jennie la detiene. —¿Te vas tan pronto? —Nayeon la observa con los ojos entrecerrados, Jennie es muy bonita y es una mujer selectiva así que se econge de hombros y decide preguntar.
—No ¿quieres que me quede? —Nayeon se inclina hacía ella, y Jennie no es nadie para negarse a una chica tan bonita y codiciada como Im Nayeon.
Jennie sonríe y toma a Nayeon de la cintura. —Claro, quedate conmigo —susurra en su oído y de un momento a otro, Nayeon posa sus labios sobre los suyos.
¿Es su beso número cuatro? Ella no quiere pensarlo, Jennie le devuelve el beso con emoción, y Nayeon no piensa en un par de ojos que la observan a lo lejos. Ojos sorprendidos y confusos.
Nayeon cierra los ojos, dispuesta a disfrutar de esta "reunión" sin saber que para el final, desataría algo que estaba muy enterrado por años.
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AYYYYYYYYYY AYAYYAAYAYYA ¿Qué creen que está pasandoooo?
¿Cuales son los verdaderos intereses amorosos de las fresas? Cuenten sus opniones que me muero por leerlas.
Vuelvo después de como 3 o 4 semanas de mi última actualización que fue un extra de masterpiece que si no la han leído, no sé que están esperando. En fin, disfrute mucho escribir esto y llevo como dos horas aquí pero ni lo sentí así que es lo importante.
Gracias por la paciencia y por todo su cariño, saber que tengo gente que espera mis historias me motiva a escribir, roguemos porqué mi bloquep creativo desaparezca poco a poco.
Las quiero, besos.
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