Capítulo dos

Al principio, JongIn creyó haber oído mal la propuesta, porque no había forma de que alguien le estuviera obligando a casarse y a tener un hijo así sin más. Aunque JongIn no era de esos románticos empedernidos, sabía bien que si te unías a alguien para formar una familia era porque realmente te importaba esa otra persona. Y a pesar de que KyungSoo poseía una belleza singular, ¡no lo conocía de nada! Así que no pretendía entregar sus espermatozoides para fecundar a un extraño que acababa de conocer.

Nada de esto pudo ser dicho, pues para cuando procesó toda la información y quiso protestar, KyungSoo ya había abandonado el lugar, dejándolo ahí, solo, atado y en medio de un montón de preguntas.

¿Por qué lo había escogido a él? ¿Por qué estaba haciendo esto? Si era miembro de la nobleza, ¿no era más fácil unirse a otro noble y ya? ¿Qué pintaba él en todo este embrollo?

—Ah... Mierda...

Su cabeza dolía y no solo por el golpe que le habían dado para noquearlo y traerlo hasta allí, sino por la cantidad de preguntas que azotaban su mente.

¿Y ahora qué? De un día para otro —literalmente— se había convertido en el prometido del sobrino del rey, pero había sido olvidado en un cuarto viejo y para nada acogedor como si se tratara de un perro.

—¡Hey! ¿Alguien por ahí? ¿Hola? ¡Estoy aquí! ¿Me abren? Debo ver a KyungSoo, él y yo tenemos mucho de qué hablar. ¡Heeeey! ¿Me están escuchando? ¡Abran!

Tal y como lo pidió, la puerta se abrió de forma abrupta y a través de ella entró el guardia que anteriormente lo había tratado con rudeza.

—Deja de hacer ruido o te cortaré el cuello.

—¿Disculpa? —bufó—. No sé si te enteraste, pero soy el prometido de la persona a la que sirves, así que merezco respeto.

Al hombre no le importaron las palabras del pueblerino y solo volvió a amedrentarlo con su espada en el cuello. JongIn comenzaba a sospechar que estas tenían una clase de fetiche con esa parte de su cuerpo.

—Le sirvo al amo KyungSoo, no a un mequetrefe como tú. Y no te dirijas a él como su igual, no olvides tu lugar.

El moreno boqueó indignado, pero no dijo nada para no empeorar la situación. Así que, cuando el hombre se alejó y lo volvió a encerrar, JongIn gruñó enfadado y pateó la silla más cercana.

—¡Este es el trato que le dan al futuro señor de esta casa! —renegó. Luego, su estómago rugió de hambre en medio del enfado—. ¡¿Y no me van a dar ni un pan siquiera?!









🍑

KyungSoo sabía bien que la forma no había sido la mejor, ni tampoco el sujeto al que reclutaron para llevar a cabo este plan, pero era todo lo que tenía ahora y el tiempo no estaba a su favor para pensar en algo más. Su abuelo estaba muriendo, los papeles del traspaso de propiedades no habían sido firmados aún y su madre tenía el corazón roto a causa de la enfermedad de su padre. KyungSoo estaba muy en desacuerdo con el deseo de su abuelo, pero al fin y al cabo era su abuelo, el hombre que le dedicó toda su vida; no podía defraudarlo, y su terquedad solo iba a llevar a la ruina a su familia. Así que, con el objetivo de continuar con los negocios de los Do y de no romper el corazón de su abuelo y de su madre, tuvo ese arrebato de locura que lo llevó a conseguir un prometido falso.

Y de todas formas, ¿quién rayos era ese hombre?

—Joven amo, el médico ha venido a visitarlo y trae noticias —anunció el eunuco Im.

—Gracias, JiHwan. Dile que pase.

El médico de la familia real era el mismo que atendía a la suya, una cortesía del mismo rey, su tío. Era un hombre mayor que había atendido hasta a su bisabuelo, pero no había perdido su capacidad para dar diagnósticos correctos, por eso le confiaban su vida.

—Buenos días, KyungSoo.

—Doctor Choi, buen día —saludó con amabilidad—. ¿Desea que le traigan algo?

—No, hijo, está bien así.

—De acuerdo, entonces, lo escucho.

El médico tomó asiento y de la misma forma lo hizo KyungSoo.

—Comenzando por la salud de tu abuelo, no hay mucho qué decir —comentó con tristeza—. La enfermedad ha avanzado más rápido de lo que pronosticábamos y me temo que el tiempo que te di se ha reducido.

—¿Cuánto tiempo, entonces? —preguntó KyungSoo, angustiado.

—A lo mucho serán seis meses, si es que el medicamento que estamos probando ahora no pierde su efecto.

Seis meses era muy poco tiempo. Anteriormente, el médico le había dado un año de vida, pero ahora esto se había reducido a la mitad demasiado rápido. Quién quitaba que no se reduciría aun más en el transcurso de las semanas. Ya ni siquiera podría darle el gusto de conocer a su bisnieto, y eso por un lado le daba un respiro; pero por el otro, le rompía el corazón no poder cumplir ese deseo de su abuelo. Se había tardado demasiado.

—Él le robó muchos segundos, minutos y horas al tiempo para poder darnos todo. Ahora el tiempo se lo está cobrando —dijo el joven noble.

—Es el ciclo de la vida, KyungSoo, no te culpes. Estamos destinados a morir algún día y eso es inevitable.

—No pretendo evitarlo, solo desearía tener un poco más de tiempo.

—Veamos cómo reacciona al nuevo medicamento.

El doctor estaba dándole demasiadas esperanzas a un corazón desesperado. Eso no era bueno, pues ya debía resignarse.

—Cambiando de tema —interrumpió el médico—, ese muchacho...

KyungSoo palideció. Sabía que estaba aquí para hablarle de sus resultados, pero no podía evitar sentirse expuesto aunque nadie más que él mismo supiera de sus planes.

—¿Pasa algo con él?

—No, de hecho, está bastante saludable. Es un joven vigoroso y muy fértil, al igual que tú.

KyungSoo intentó no sonrojarse, pero el calor estaba subiendo hacia su rostro, y quiso echarse aire.

—Ah... Gracias por el informe.

—¿Es amigo tuyo?

—¿Cómo dice?

El rostro de KyungSoo se había vuelto sombrío en cuanto la pregunta salió de la boca del hombre mayor, lo cual este notó.

El hombre mayor carraspeó.

—Oh, disculpa mi intromisión —dijo el anciano.

KyungSoo parpadeó unas cuantas veces antes de comprender que su reacción había asustado al doctor.

—Ah, no, no se preocupe —sonrió nervioso, pero no respondió a su pregunta inicial—. Gracias por informarme sobre todo lo que le solicité.

—Es un placer y mi deber hacerlo, joven amo.

—Le agradezco por venir a verme. Pediré que alguien lo acompañe hasta la salida.








🍑

JongIn supuso que habían pasado horas desde que lo dejaron encerrado en una habitación a su suerte. Tenía tanta hambre que estaba seguro de poder comerse a un elefante, si le traían uno justo ahora.

No podía creer la falta de empatía que estas personas tenían. ¡Él también era un ser humano! ¿Cómo podían encerrarlo en un lugar y olvidarse de él?

Debía hacerle saber a ese KyungSoo que si se iban a casar, entonces tendría que mejorar su trato porque en definitiva no dejaría que su propio esposo lo tratara como si fuera un estropajo. Además, si planeaba hacer que le diera hijos, entonces debía alimentarlo adecuadamente para resistir sus encuentros.

Al pensar en eso, no pudo evitar que la sangre subiera hasta su cara. Sintió el calor aplastarlo. No es que fuese un mojigato, pero visualizarse casado y con hijos simplemente lo intimidaba. Había pasado mucho tiempo desde que intimó con alguien, aunque todo el mundo pensara lo contrario, ya que salía de las casas de donceles y doncellas a altas horas de la noche o muy temprano en la mañana. Pero nadie sabía en verdad lo que hacía.

Bien, eso siempre le había importado muy poco. Sin embargo, pensar en que ahora formaría una familia, le hacía avergonzarse de todos esos rumores y mala fama que se había construido a través de los años. No quería que sus hijos se enteraran de su pasado, ni que fuesen menospreciados por eso.

Dios... ¿Qué había hecho con su vida?

No podía dejar de lamentarse, tal vez era culpa del hambre y la soledad que le hacían pensar como un auténtico perdedor. ¿Cómo llegó a resignarse tan rápido con esa situación? ¡No se iba a casar! ¡Y mucho menos le daría hijos a alguien! Eso estaba fuera de discusión.

Mientras recuperaba la consciencia, la puerta se abrió y una mujer entró con una bandeja de comida que dejó en el piso para luego retirarse con la misma rapidez con la que había ingresado.

JongIn miró los platos de comida; todos eran tan básicos y para nada vistosos.

—¿En serio? —le preguntó al guardia, quien no se inmutó ante su pregunta—. ¡No se vayan a quedar pobres!

Ignorando su comentario sarcástico, el hombre cerró la puerta y lo volvió a dejar solo, con la única diferencia de que ahora tenía comida.

Al joven pueblerino no le quedó de otra que sentarse en el suelo y tomar los cubiertos para empezar a comer.

—Mi futuro hijo criándose entre tacaños. Faltaba más —se quejó mientras masticaba con desagrado la comida que, por cierto, no sabía para nada mal.








🍑

KyungSoo aprovechó su tiempo libre para visitar a su abuelo. Sus aposentos se encontraban un poco más alejados de las demás áreas del hanok, y esta estructura lo beneficiaba en momentos como estos para que su descanso no se viera perturbado por el ruido.

Quien cuidaba más del señor Do era su hija, la madre de KyungSoo, aunque tuviera a un niño que cuidar, siempre se hacía espacio para visitar a su padre y ayudarle en lo que sea que necesitara. Por otro lado, KyungSoo estaba sustituyendo a su abuelo, así que tenía menos tiempo libre que antes, cuando solo era un joven estudiante que debía preocuparse en aprender lo más que pudiera.

—Abuelo, ¿cómo se siente hoy?

Al llegar a la habitación, KyungSoo sintió una carga pesada en el ambiente. Las creencias populares decían que cuando una persona estaba por morir, un ángel de la muerte lo acompañaba durante su última etapa, y que por eso podía percibirse un aura fúnebre en el lugar que el desahuciado se encontrara.

—Las hiervas de SiWon son tan amargas que mi humor se está apagando. —Se quejó el hombre ante su nieto—. Ya no quiero tomar nada.

—Pero son para que se reponga.

—Nada de esto va hacer que mejore, hijo. Tú y yo sabemos que pronto moriré.

—Deje de decir eso, por favor. No vamos a rendirnos con su salud.

Pero el abuelo meneó la mano cerca del rostro del menor para que olvidara eso.

—Mejor guarda tus esfuerzos para conseguir un buen esposo. Ya te dije que no me moriré hasta verte casado.

—En ese caso, no me casaré nunca —dijo divertido.

—¡KyungSoo!

Le fue inevitable no reír al escuchar el reclamo de su abuelo, pues se veía como un niño pequeño que hacía una rabieta por no cumplirle su capricho.

—Está bien, está bien —suspiró—. Debo decirle que me he visto persuadido por sus palabras, abuelo, así que lo pensé bien y me di la oportunidad de conocer a alguien.

—¿Lo dices en serio? —preguntó el anciano con ojos llenos de ilusión.

KyungSoo se sintió culpable al estar a punto de mentirle, luego de ver la esperanza en su mirada. Sí, iba a ser una completa mentira lo que estaba por decirle, pero lo hacía por él, para que se fuera en paz de este mundo, creyendo que su nieto había cumplido su última palabra.

—Sí, abuelo. Conocí a alguien hace un tiempo y he decidido unir mi vida con él.

La sonrisa del hombre fue ampliándose tanto que KyungSoo pensó que se le saldría del rostro, como si eso fuera posible.

—¡Mi nieto va a casarse! —exclamó para luego abrazarlo con fuerza—. Buda nos ha hecho el milagro. ¡Veré a mi niño casarse! Tenemos que preparar la ceremonia y las invitaciones.

—¡No! —Se apresuró en decir el joven—. Nosotros queremos una boda sencilla, algo muy íntimo, entre la familia.

—Pero ¿cómo es eso posible? ¡De ninguna manera! Mi nieto mayor, el heredero de los Do y sobrino del rey, debe tener una boda digna de un miembro de la nobleza.

—Lo entiendo, abuelo, pero ya sabes que no me gusta tener la atención de la gente. Por favor, te lo pido, cumple mi deseo como yo estoy cumpliendo el tuyo.

El hombre hizo una mueca de disgusto y meneó la cabeza decepcionado.

—Quisiera que todos pudieran celebrar con nosotros tu unión, pero está bien, respetaré tu decisión. Al menos deja que tu tío venga a la boda —pidió—. Él ha sido muy bondadoso con nosotros.

KyungSoo no estaba seguro de si ese sería un buen plan, pero no pudo negarse; después de todo, ya era muy extraño que no aceptara invitados en su boda.

—Está bien, abuelo. Le haré saber de mis nupcias.








🍑

Las horas seguían pasando y nada dentro de aquella vieja habitación cambiaba. De acuerdo, lo comprendía, era el prisionero de ese chico arrogante que lo había traído para casarse con él, pero ¿así sería siempre? Siquiera podía intentar ser más amable y conocerse... Unas copas primero, un poco de charlita y luego a la acción, ¿no?

La puerta del cuarto se abrió por tercera vez en el día, y ya estaba listo para discutir con el guardia estirado que no dejaba de hincharle las pelotas. Pero entonces, alguien más entró al lugar.

—Vaya, hasta que finalmente mi futuro esposo se digna a aparecer.

KyungSoo ingresó al cuarto con el ceño fruncido, cerró la puerta detrás de él y se quedó junto a esta mientras escaneaba de pies a cabeza al otro muchacho. Los guardias a los que les había asignado la misión de encontrar a un hombre soltero para traerlo a casa, le habían informado que ese muchacho era muy popular entre los donceles y doncellas de Joseon, lo cual lo había convertido en el soltero más codiciado; sin embargo, tardíamente se le informó que tenía ciertas costumbres poco respetables. Ya había agotado sus esfuerzos buscando al tipo ideal que encajara en el prospecto de buen marido que su abuelo buscaba para él. Al menos, JongIn contaba con algunas de esas características; era apuesto, saludable, vivaz y con el porte de alguien de la nobleza. Ya se encargaría luego de hacer algo con su reputación.

—No es muy amable de tu parte encerrar a tu prometido en un cuarto lleno de polvo.

KyungSoo se cruzó de brazos y sonrió de lado.

—Veo que ya te has hecho la idea.

—¿Acaso tengo otra opción? —suspiró el moreno.

La sonrisa en la cara del noble se borró. Por alguna razón se había sentido mal por el desprecio de ese pueblerino.

—Podías haber dicho que no —le hizo recordar—. Es más, aún puedes hacerlo.

—¿En serio?

—Por supuesto. Solo recuerda que cuando salgas de aquí, todos los prestamistas a los que tu padre le dejó debiendo estarán esperando ansiosos por despellejarte vivo, cual hienas en tiempos de hambruna.

El cuerpo de JongIn tembló al imaginarse en manos de sus enemigos.

—¿Entonces? —presionó KyungSoo.

—¡No! —Se apresuró en responder el otro—. Está bien, no tienes por qué molestarte, mi vida, solo estaba bromeando.

—Tus bromas no me agradan.

—Sí... Ya veo...

—Como sea, tenemos quince días para prepararnos —dijo KyungSoo con total tranquilidad.

—¿En quince días será la boda?

—Sí y mientras tanto necesito que tomes clase de etiqueta —indicó—. ¿Sabes leer y escribir?

—Uhm, sí...

—¿En serio? —preguntó sorprendido.

La gente del pueblo era analfabeta, pues a la educación solo podía acceder los miembros de la nobleza y realeza de Joseon.

—Sí. Mientras mi padre se alcoholizaba, yo le robaba libros al bibliotecario del pueblo o escuchaba tras las puertas de la habitación de los hijos de las mujeres que me alimentaba. Hice todo eso cuando era un niño.

Bastante listo, KyungSoo debía admitirlo.

—Excelente. Entonces, tendrás unas cuantas clases de historia y ciencias básicas.

—¿Es necesario todo esto? ¿No sería mejor hablar un poco, conocernos y... no sé, tomar una copa?

—No hay tiempo para perderlo en trivialidades —respondió el noble—. El rey y su familia serán invitados a la boda, así que si lo arruinas, te juro por todos los dioses que yo mismo me encargaré de entregarte en bandeja de oro a tus enemigos, ¿entendiste?

JongIn asintió mientras tragaba fuerte.

—S-Sí.

—Empiezas hoy. Serás escoltado al área de estudio y te quedarás ahí hasta que cada palabra de los libros que leas se queden grabadas en tu memoria. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —respondió como si fuera un eco del noble.

—Entonces, nos vemos luego.

KyungSoo abandonó la habitación y azotó la puerta al salir, causando un sobresalto en JongIn, quien había quedado pasmado ante las órdenes del pequeño y muy fiero joven amo.

De pronto, por instinto llevó sus manos para cubrir sus partes como si le doliera esa zona e hizo un puchero con sus labios.

—Perdonen niños, su madre parece ser de carácter difícil.

Claramente, lo único a lo que se estaba acostumbrando era a la idea de ser padre.












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¡Feliz KaiSoo day!
Gracias por seguir esta historia y espero que les esté gustando o al menos entreteniendo uwu💗

~Nos leemos en el siguiente capítulo~

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