Los cabellos rebeldes se pegaban involuntariamente a su rostro lleno de sudor y mugre que ocultaba su piel bronceada. Parpadeó varias veces en busca de una claridad que jamás llegó, cosa que resultó ser respuesta a la necesidad asfixiante por detenerse y respirar. No lo hizo. No obstante detuvo la incesante coacción que sus músculos llevaban acabo, cosa que ayudó y apagó por un momento el dolor que tanto le desgastaba, como un viejo vestido por los años de uso.

—A fin de cuentas.... —ahogó un quejido, eventualmente agarró su costado derecho. —No hay marcha atrás.

El bullicio persistente a su alrededor aumentó, cosa que se hizo de esperar. Sin embargo, los lamentos y ordenes fueron apagadas por su cerebro e inevitablemente clavó su vista en el objeto que tenía frente suyo. Extendió su mano derecha.

《 Es necesario 》, pensó para si mismo.

Sin más que decir, agarró el objeto con su mano izquierda y lo examinó frente a él. Cerró y abrió varias veces la mano derecha mientras la contraria balanceaba lo que sostenía.

—El camino a la armonía —murmuró.

Y en pocos segundos, su mano cayó.

Un banco de sangre fue creándose a sus pies mientras las miradas horrorizadas se clavan únicamente en él y aquella espada con empuñadura blanca, Wadō Ichimonji.

[...]

He aquí, pues, un avance de la continuación de Shirokuro, cabe decir que no es necesario leerla para entender esta historia.

¿Qué les pareció este mini-prólogo?

Portada creada por uchihasoul, a quién le agradezco su apoyo ♡.

¡Gracias por leer!