~•Especial 2K•~
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Se Acerca el Invierno.
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298Dc
Desembarco del Rey
Jon Nieve
El mundo se desvaneció en una neblina roja. Jon lanzaba estocadas, tajos y golpes de espada.
—¡Soy el señor de Invernalia! —gritó Jon. Robb estaba ante él, con el pelo húmedo de nieve derretida.
Garra le cortó la cabeza. Una mano lo agarró con fuerza por el hombro. Dio la vuelta y…¹
…y se despertó, con un ave picoteándole el pecho.
Cuando Jon era muy joven, demasiado para comprender qué significaba ser un bastardo, soñaba que Invernalia sería suya algún día.
Más tarde, cuando fue
mayor, aquellos sueños lo avergonzaban. Invernalia sería para Robb y sus hijos… con Rhaenya, o para Bran o Rickon, en caso de que Robb muriera sin descendencia. Y a continuación estaban Sansa y Arya. Hasta soñar otra cosa parecía una deslealtad, como si los estuviera traicionando en su corazón, deseando su muerte.
«Nunca quise esto. Yo quiero a Robb; yo los quiero a todos… Nunca quise que le pasara nada a ninguno de ello».
Todo lo que tenía que hacer…
Se levantó y salió de su habitación, el Sur no era para él.
«¿Por qué estoy tan furioso? —se dijo. Pero era una pregunta idiota—. Señor de Invernalia. Podría ser el señor de Invernalia. Podría ser el heredero de mi padre» .
Pero no era el rostro de lord Eddard el que veía en el aire ante sí; era el de lady Catelyn. Con aquellos ojos color azul oscuro y la boca siempre dura, siempre fría; en cierto modo, era parecida a Stannis Baratheon, el tío de Rhaenya.
«Hierro—pensó—, pero quebradizo». Lo estaba mirando como lo había mirado siempre en Invernalia cada vez que era mejor que Robb con la espada, con las cuentas o con casi cualquier cosa.
«¿Quién eres?—Parecía preguntarle aquella mirada—. Este no es tu lugar. ¿Qué haces aquí?».
Eso pasaba también cuando estaba cerca de Rhaenya. El sol se fue deslizando por el cielo para perderse detrás de las murallas.
«¿Qué prefiero? Ir al Muro o casarme con Enya y convertirme en el señor de Invernalia?». Planteada así, la decisión parecía sencilla… pero aun así…
«Si quisiera su amor, podría llevármela; tal vez me daría hijos. Tal vez algún día podría tener en brazos a un niño de mi propia sangre—Un hijo. Jon Nieve jamás se había atrevido a soñar con aquello desde que tomó la decisión de pasar la vida en el Muro—. Podría ponerle el nombre de Robb».
Era lo que quería. Lo supo al instante. Lo deseaba más de lo que había deseado nada en toda su vida.
«Siempre lo he querido—pensó con un aguijonazo de culpabilidad—. Que los dioses me perdonen».
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Septiembre
Robb Stark
Abajo, en el patio, Rhaenya corría con los lobos y con Arya.
El Joven Lobo observaba la escena sentado junto a la ventana. Fuera adonde fuera la niña, Viento Gris llegaba antes de un salto para cortarle el paso, hasta que Arya lo veía, gritaba de puro contento y echaba a correr en otra dirección. Nymeria le
pisaba los talones.
Dama, la loba de Sansa, iba al último. Oyó las risas despreocupadas de su hermana y su amada princesa mientras corrían por el suelo cubierto de tierra.
No se quitaba las palabras de Sansa de la mente «No sé cómo Robb y Jon están enamorados de ti».
Habían tenido una pequeña confrontación con su hermano horas antes.
«—Cuando pretendías decirme Jon—¿Era rabia o desesperación lo que enronquecía la voz de Robb? Ni siquiera el mismo lo habría sabido decir.
—Robb, yo…
—¿Cuando, Jon?—Ladró el Stark, mientras Viento Gris se erizaba a su lado.
—¡Cuando no tuviera que ir al Muro!—Gruñó el bastardo—. Cuando fuera el hijo legítimo, cuando tuviera algo que ofrecerle. ¡Yo no iba a decirle nunca! ¡YO NO IBA A DECIRTE NUNCA!
Robb fruncio el seño.
—Debiste decirme—Insistió; paciente, lejos de retractarse.
—Basta ya, yo no...—dijo Jon Nieve, con el rostro contraído por la rabia.
—Eres demasiado listo para creerte semejante cosa —dijo después de reírse—. Madre tenía razón en todo.
—¡Basta ya!—chilló el chico. Dio un paso hacia delante con los puños apretados, al borde de las lágrimas.
De pronto, sin motivo, Robb se sintió culpable. Se adelantó para dar a su hermano una palmadita en la espalda, o murmurar alguna disculpa.
No vio al lobo, no supo dónde estaba ni cómo llegó hasta él. En un momento estaba avanzando hacia Nieve, y al siguiente se encontraba tendido de bruces contra el suelo de roca dura; el impacto lo había dejado sin aliento y tenía la boca llena de tierra, sangre y hojas podridas.
Y de pronto el lobo estaba entre ellos. No gruñó. Aquel animal nunca emitía el menor sonido. Se limitó a mirarlo con sus brillantes ojos rojos y a enseñarle los colmillos, cosa que fue más que suficiente para que Viento Gris atacará a Fantasma.
No pasó a mayores, su prima Myriah los había delatado con si tío Ned. Él quería hablar con ellos a solas.
Eddard se dirigió a la ventana. Allí se quedó un momento, observando el patio. Al final se volvió hacia él con mirada pensativa. Se sentó en la silla, junto a la ventana.
—Siéntate, Robb. Tengo que explicarte unas cuantas cosas. —El Joven Lobo se acomodó en el borde de la cama—. Eres demasiado joven para cargar con mis preocupaciones, pero también eres un Stark de Invernalia. Ya conoces nuestro lema.
—Se Acerca el Invierno—susurró él.
—Los tiempos duros y crueles —asintió su tío—. Los probamos en el Tridente, sobrino, y también cuando Bran se cayó. Naciste durante el largo verano, no has conocido otra cosa, pero ahora, el invierno se acerca de verdad. ¿Te acuerdas también del emblema de nuestra casa?
—El lobo huargo—dijo, con la imagen de Viento Gris en la mente.
—Te voy a contar algo sobre los lobos. Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive. El verano es tiempo para riñas y altercados. En invierno tenemos que protegernos entre nosotros, darnos calor mutuamente, unir las fuerzas. Así que si quieres odiar a alguien, Robb, odia a aquellos que nos harían daño. Jon… Jon es tu hermano. Sois diferentes como el día y la noche, pero por vuestras venas corre la misma sangre. Le necesitas, y él te necesita a ti. Y que los dioses me ayuden, porque yo os necesito a los dos.
—No odio a Jon—dijo Robb. Su tío parecía tan cansado que se puso triste—. Lo digo de mentira.—Era solo verdad a medias.
Jon era mejor que él en todo (ambos pensaban que el otro era mejor sin saberlo) y si tenía a Enya...
—No quiero asustarte, pero tampoco te voy a mentir. Hemos venido a un lugar muy peligroso. Esto no es Invernalia. Tenemos enemigos que no nos quieren bien. No podemos permitirnos pelear entre nosotros. Tu testarudez, tus escapadas, las palabras bruscas, la desobediencia… En casa no eran más que los juegos veraniegos de un niño. Pero aquí y ahora, con el invierno tan cerca, la scosas cambian. Es hora de que empieces a crecer».
Ya iría a hacer las pases con su hermano. Lo encontró con la princesa Daenerys Targaryen caminando por los jardines.
—Alteza, ¿Puedo hablar con mi hermano?
—¿Para molestarlo sobre Rhaenya?
—No—Dijo, incómodo.
—Estaré bien Dany—Asintió Jon y ella se fue, dudosa.
—Lo siento—Soltarón ambos al tiempo.
Robb sonrió. Jon se obligó a devolverle la sonrisa.
—¿Bien?
—Sí, de verdad—prometió Robb. Se acercó a Jon y lo abrazó con energía—. Nieve.
—Stark—dijo Jon abrazándolo a su vez.
—Descuida—Se separaron y se miraron algo incómodos.
Quizás, quizás…
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¹Este fragmento es en parte de un capítulo de Jon en Danza de Dragones. Jon le cortó la cabeza a Robb.
¿Alguna teoría de que hará Jon? ¿Se llevará a Rhaenya?
¿Qué hará Robb?
~Isabel~
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