~•Epílogo•~

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¡El Rey en el Norte! ¡El Rey del Invierno! & Jon

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298 Dc
Aguasdulces
Catelyn Tully Stark

Catelyn Stark tenía la sensación de que habían pasado mil años desde el día en que salió de Aguasdulces, con su hijo recién nacido en brazos, y cruzó el Piedra Caída en un bote para iniciar el viaje al norte, hacia Invernalia. Y en aquel momento cruzaban de nuevo el Piedra Caída, para volver a casa, solo que el niño llevaba armadura y cota de malla, en vez de pañales.

Robb iba sentado en el bote con Viento Gris; tenía la mano apoyada sobre la cabeza del lobo huargo, mientras los hombres remaban. Theon Greyjoy lo acompañaba. Su tío Brynden los seguiría en un segundo bote, con el Gran Jon y lord Karstark.

Catelyn ocupó un lugar a popa. Descendieron por el Piedra Caída, dejando que la corriente los arrastrará más allá de la Torre del Azud. El chapoteo y el ruido de la gran rueda de aspas del interior era uno de los sonidos de su infancia, y Catelyn sonrió con tristeza. Arriba, en las murallas del castillo, los soldados y los criados gritaban su nombre, el de Robb, y también «¡Invernalia!» . En todos los baluartes ondeaba el estandarte de los Tully, una trucha saltando, de plata, sobre ondas de agua azur y gules. Era un espectáculo emocionante, pero no le levantó el ánimo. Se preguntaba si alguna vez volvería a sentir alegría.

«Oh, Bran…».¹

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El Gran Jon se puso en pie.

—¡Mis señores!—gritó con una voz que hizo temblar las vigas—. ¡Ved lo que opino de esos dos rey es!—Escupió al suelo—. Para mí, Renly Baratheon no significa nada, y Stannis, menos aún. ¿Por qué van a reinar sobre mí y sobre los míos, desde un trono florido en Altojardín o Dorne? ¿Qué saben ellos del Muro, o del bosque de los Lobos, o de los primeros hombres? ¡Si hasta adoran a otros dioses! Y que los Otros se lleven también a los Lannister, ¡estoy harto de ellos!—Se echó la mano a la espalda y desenvainó el inmenso mandoble—. ¿Por qué no volvemos a gobernarnos a nosotros mismos? Les juramos lealtad a los dragones, y los dragones están todos muertos.—Señaló a Robb con la espada y Catelyn supo que él estaba pensando en Rhaenya Targaryen—. Este es el único rey ante el que pienso doblar la rodilla, mis señores—rugió—. ¡El Rey en el Norte!—Y se arrodilló, y puso la espada a los pies de Robb.

—Con esas condiciones sí firmaré la paz—dijo lord Karstark—. Que se queden con su castillo rojo, y con su silla de hierro.—Sacó la espada de la vaina—. ¡El Rey en el Norte!—exclamó, arrodillándose junto al Gran Jon.

—¡El Rey del Invierno!—dijo Maege Mormont levantándose para poner la maza de púas junto a las espadas.

También los señores del río se levantaron: Blackwood, Bracken, Mallister, casas que Invernalia nunca había gobernado, pero Catelyn vio cómo se levantaban, desenfundaban las armas, doblaban las rodillas y gritaban los antiguos lemas que no se habían oído en el reino desde hacía más de trescientos años, desde que Aegon el Dragón unificara los Siete Reinos… Pero en aquel momento volvían a escucharse, retumbando entre las vigas de la sala de su padre.

—¡El Rey en el Norte!

—¡El Rey en el Norte!

—¡EL REY EN EL NORTE!

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Catelyn sabía que Robb le ocultaba algo.

—No debiste dejar a Arya con Rhaenya, es tu hermana y ella una Targaryen.

—¡Rhaenya es una Stark!—Exclamó él, airado.

—Robb.

—Es mi esposa, madre. Me casé con ella—Espetó su hijo, gélido. Pudo ver como Viento Gris se alteraba.

—Robb, ¿Está embarazada?

Era importante, si el niño nacía pelirrojo y alguien se daba cuenta que parecía un Tully gracias a eso y los ojos azules o el inconfundible gris y cabello negro de los Stark de Invernalia..., Su hermano Edmure entró y espero discretamente para hablar con su rey.

—¿Qué?

—¿Rhaenya Targaryen está embarazada?—Aclaró Cat.

—¿Cómo?

—Robb...—Insistió ella mientras Edmure reía burlándose de su sobrino.

—Había una flor…—Empezó el Tully menor.

—¿Cúando?

—¡ROBB!—Le gritó.

—¿Ella está embarazada?—Su primogénito se dejo caer en la ventana, viendo más allá—. No lo sé… Dioses, no lo sé. Debería... No lo sé.

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Theon Greyjoy

Hace no muchos minutos había tenido una conversación con Catelyn Stark. Él estaba sentado en un banco del salón principal de Aguasdulces, disfrutando de un cuerno de cerveza y deleitando a los hombres del padre de Catelyn; lord Tully, con el relato de la carnicería que había tenido lugar en el bosque Susurrante.

—Algunos trataron de escapar, pero habíamos cerrado las salidas del valle en los dos extremos, y salimos a caballo de la oscuridad, con las espadas y las lanzas. Los Lannister debieron de pensar que los atacaban los mismísimos Otros, y más cuando el lobo de Robb saltó sobre ellos. Yo mismo le vi arrancarle el brazo a un hombre, y sus caballos se volvieron locos en cuanto lo olieron. Ni sé cuántos hombres rodaron por tierra…

—Theon—lo interrumpió la Tully Stark—, ¿dónde está mi hijo?

—Lord Robb ha ido a visitar el bosque de dioses, mi señora—Había contestado, y ella solo asintió y se fue. Con él siempre había sido distante y desconfianza.

Se sorprendió infinitamente al ver un chico de cabello negro cruzar la puerta. Silbó.

Iba a hacer un chiste sobre que era un Nieve pero recordó quién era él.

Jon Nieve era un hermano de la Guardia de la Noche y se había fugado. Enseguida fue a buscar al Rey Robb, con esa sonrisa típica.

—Ven conmigo—Lo llamó—. Debes ver a tu hermano—Susurró una vez que se acercó al hijo ilegítimo de Brandon Stark.

Después de tocar y escuchar un «pase» por parte del Joven Lobo entró con el bastardo Stark. Robb los miro y vio incómodo a Jon.

Jon contesto que: No era un Stark, nunca lo sería… pero podía morir como un Stark. Que los hombres dijeran que Brandon Stark había engendrado cuatro hijos, no tres.

—Sé cuál es el castigo por la deserción, mi señor.—Murmuró Jon, solemne.

Más tarde, cuando estaban solos; él, y Robb con Jon, ya que el Rey había ordenado a los Tully retirarse se atrevió a preguntar qué haría.

—No lo sé—El Stark suspiró, confuso—. Debería... Ya sabes. Pero yo no quiero hacerlo. Te harás pasar por un bastardo del Valle, serás Jon Piedra y serás mi escudero.

Theon río ante la idea y ambos lobos le dieron una mala mirada. Y el se fue, furioso. Al bastardo Jon le daban más honores que a él. El bastardo era un chico hosco, al que no pasaba desapercibido el menor desprecio, y estaba celoso de la alta cuna de Theon, así como del aprecio que le mostraba Robb.

Pero el Greyjoy iba a ser pronto príncipe de Invernalia.

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¹Bran porque recordemos que su esposo es Brandon Stark el hermano mayor de Ned Stark.

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Terminó la parte I y ahora continuamos con la II.

Los leo si tienen algún comentario o sugerencia.

Se Acerca el Invierno.

~Isabel~

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