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Alguien empujo a Bran, intentaron matarlo ¿Los Tyrell para proteger a Loras, quizás?
Lágrimas de Lys
Los otros hijos de Rhaegar Targaryen
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13 de mayo de 297 Dc
El Norte, Invernalia
Robb Stark.
En algún punto del gran laberinto de piedra que era Invernalia, un lobo aullaba. El sonido ondeaba en el castillo como una bandera de luto.
Él estaba en el Gran Salón de Invernalia con su padre, ni él, ni su madre que estaba con Bran; se habían dormido desde la caída de éste, Oberyn Martell acompañaba a Brandon Stark conjunto con su tío Ned y Renly Baratheon.
No había ningún cambio con el estado de Bran. El maestre Luwin creía que era una buena señal, además, decía que el niño tenía posibilidades de sobrevivir. Aún así Robb no podía evitar preocuparse por su hermano.
«Necesito aire fresco».
Decidió salir y sentarse en algún sitio donde pudiera pensar con tranquilidad pero su camino fue interrumpido por Loras Tyrell. Robb se tenso inmediatamente, no tenía ánimos para una discusión con la rosa pero si él quería pelea...
Ya era costumbre las discusiones entre ambos, por tonterías como quien era mejor con la lanza, espada, arco, montando, ambos tenían una constante competencia que rivalizaba e incluso superaba el duelo constante de Robb y Jon, para saber quién era mejor, el hijo legítimo o el bastardo, el lobo o la rosa. Loras a diferencia de Robb ya tenía mucha fama, era un magnífico justador y escudero de Renly Baratheon; un honor considerando que los Baratheon eran casi la familia real aún así, Robb era el heredero de Invernalia y futuro Guardián del Norte, llamaba la atención en Invernalia y siempre obtenía lo que quería como Brandon Stark. Y luego del duelo entre ambos, Loras y Robb no podían estar en el mismo sitio sin discutir o ofenderse.
Contrario a las suposiciones de Robb, Loras parecía entristecido, solemne, no quería buscar una revancha.
—Lamento lo de tu hermano, era un buen niño, sé cómo te sientes.
—No, no lo sabes Tyrell—Espetó Robb, tozudo.
—Podría ser que no, o sí, mi hermano se destrozó la rodilla cuando Oberyn Martell le descabalgó en su primer torneo, sólo tenía 15 años, todos nos preocupamos por él cuando cayó—Loras estaba sombrío ante el recuerdo, tenía el ceño fruncido y los labios apretados—. Hasta Rhaenya estaba asustada y sabemos que casi siempre consigue una solución para todo, ni siquiera sabíamos que le pasaría a Willas, nosotros hubiéramos estado en vigilia si la abuela no nos hubiese obligado a irnos, bueno, Enya logró ir a ver a Will a escondidas.
Robb Stark estaba sinceramente desconcertado, ¿Por qué Loras Tyrell le comentaba aquello? También se dio cuenta que cuando habló de Willas y Rhaenya no lo hizo con mala intención, como siempre lo hacía en cada conversación que tenían sobre aquel par, recordándole a Robb que lo más probable era que Willas se casará con Rhaenya.
»¿Cómo está tu hermano?
—El maestre Luwin cree que si él fuera a...—Robb ni si quiera podía de decir la palabra «morir»—, ya habría..., Han pasado cuatro días sin novedad.
Robb suspiró, derrotado por no saber que hacer para ayudar a su hermano.
—Tiene la espalda rota, Tyrell—dijo al final—. Al caer se rompió también las piernas. Lo mantienen vivo a base de miel y agua; de lo contrario habría..., habría muerto de hambre. Si despierta, tal vez pueda comer alimentos sólidos, pero nunca volverá a caminar.
—Si despierta—repitió Loras, antes de irse—. ¿Es probable?
—Solo los dioses lo saben —respondió Robb—. El maestre alberga esperanzas. A ratos juraría que el lobo mantiene a Bran con vida, pasa el día y la noche al pie de su ventana, sin dejar de aullar. A veces lo echan de ahí, pero siempre vuelve. Una vez cerraron la ventana para evitar el ruido, y Bran pareció debilitarse. En cuanto la abrieron, el corazón volvió a latirle con fuerza.
Robb siguió vagando hasta que escucho voces en un pasillo:
—Jeyne retiraré, hoy no estoy de ánimos para soportar tus provocaciones, respetad el dolor de los Stark, Bran se debate entre la vida y la muerte.
Robb se pegó contra un muro para poder escuchar mejor, sabía que Jeyne y Enya no se llevaban.
«Yo tengo algo de culpa, ni si quiera quiero a Jeyne pero ella parece haberse enamorado de mí, debí frenarla antes, la única que me importa es Rhaenya a pesar de todo...».
Vio a la Targaryen vestida con una túnica de tiras de seda gris Stark alternadas con tiras de terciopelo negro, y un intrincado encaje negro de Myr en la parte superior del corpiño, el dolor le había dado un aspecto triste y vulnerable, que la hacía parecer aún más bella, el Stark se sintió culpable de pensarlo.
«Le duele tanto como a nosotros la caída de Bran» Entendió Robb, no había estado esos días con ella, había estado tan ocupado pero verla le reconfortaba tanto como como una taza de chocolate caliente.
—Hablando de Bran, mirad este trozo de tela; estaba cerca de la torre, debió pertenecer a quien empujó a Bran.
«Mi hermano no había resbalado jamás. Conocía hasta la última piedra de Invernalia».
—Dioses—maldijo Robb en voz baja; tenía el joven rostro ensombrecido por la ira—. Si es cierto, lo pagarán muy caro...
Jeyne le lanzó un pedazo de tela de hilo de oro que Enya atrapó de mala gana; la princesa lo examinó unos momentos, lo suficiente para que Robb creyera que Rhaenya no había visto nunca la tela, se tranquilizó parcialmente.
«Oro, es algo que solo un sureño costaría, la economía del Norte ha mejorado gracias a padre pero tampoco para tanto» Compendio Robb al instante «¿Quiénes exactamente? Renly Baratheon pero él no tiene motivos; ni si quiera conocía bien a padre, Loras Tyrell parecía realmente entristecido como si te recordará lo que le pasó a Willas, Beric Dondarrion nos ha tenido aprecio siempre y nunca viste así, Oberyn Martell es el que más motivos tendría pero está con padre y se ha preocupado por Bran; Enya lo ayudo sí pero no tenía malas intenciones, padre lo sabría, aún así..., el resto no sería capaz de tal atrocidad, Sandor Clane capaz pero el sigue órdenes de Bárbara Baratheon y no haría nada sin su consentimiento...»
—¿Y que queréis que haga? Muchos visten esta tela.
—Estoy segura de que vos y el Caballero de las Flores tuvieron que ver—Bufo Jeyne—. Vos y él tenéis ropa de hilo de oro, son los colores de vuestras casas.
Rhaenya le sonrió secamente, Robb sabía que era cierto que ella usaba ropa con oro casi todo el tiempo para que nadie olvidara que llevaba sangre Baratheon aún así, no era la única que usaba la tela de todas formas, y Loras Tyrell vestía de oro.
—No significa que visitamos los mismos colores todo el tiempo, mi hermano Orys usa oro, naranja, amarillo..., mi tío Renly viste de verde y oro, Oberyn del color que le plazca y los Tyrell visten turquesa o azul. Lo sabrías si fueras alguien, pero eres una simple mocosa quejica que no sabe de las costumbres de la nobleza, una simple plebeya sin casa—Rhaenya chasqueo la lengua y Robb entendió que se le agotaba la paciencia.
—Le diré a los Stark, vosotros tendréis que pagar lo que hiciste—Amenazó Jeyne—. Le diré a Robb lo que hiciste.
—Y seguro seréis la señora de Invernalia y os casaréis con él—Gruñó Rhaenya y dijo sin que Robb la llegará a escuchar pues se acercó a Jeyne, acorralandole:—, pero mientras eso pasa Mía Es La Furia no lo olvides, alejate de lo que es mío, si me haces enfurecer y te vuelves acercar a él te haré pagar con Fuego y Sangre. Dejad a los Stark y a Robb en paz.
—No es necesario decirme nada, Jeyne—Robb salió de su escondite—. Vete, Rhaenya no ha hecho nada y no tienes derecho a hablarle así, no quiero que estés cerca de ella y no te quiero ver de nuevo, no se necesitarán más tus servicios.
Jeyne salió huyendo como un cordero asustado no sin antes dedicarle una mirada de dolor a Robb. El Stark rodo los ojos, hastiado del comportamiento de la niña.
—No tuve nada que ver, Loras jamás le haría daño a un inocente intencionalmente, es un necio sí, pero él no...
—Lo sé, lo sé, Enya—Robb le pasó un brazo por el hombro acercándola, ella posó sus manos el pecho del Stark—, todo estará bien—Le dio un beso en la coronilla.
—No tienes que hacerte fuerte conmigo Robb—Murmuró Rhaenya cuando él intento sonreír pero solo logro hacer una mueca—, sé que es difícil, no tienes porque, eres el mayor y no quiero ni imaginar el peso que hay sobre tus hombros.
Enya extendió una mano y le tocó el pelo cariñosamente.
—No es nada—Él se apartó, incómodo ante la caricia, no quería parecer débil. Viento Gris restregó la cabeza contra su pierna.
—Sabes que cuentas conmigo—Rhaenya lo miro decepcionada por que se haya separado así—, y ayudaré a todos los Stark mientras pueda, Se Acerca el Invierno.
—Y no creo que se detenga, será largo y cruel—Robb no planeaba decir aquello pero aún así lo hizo como si algo le obligará.
—Sé que lo podrás manejar Rey del Invierno, los Stark habéis estado en el Norte siempre.
Se sintió mejor al escuchar a Rhaenya. Era un imbécil por ello. Enya podía hacer bajar y subir aquellos ojos índigos y violetas, decirle unas palabras amables y podía hacer con él casi todo lo que quisiera.
—Gracias—Robb le dio un beso en la mejilla a Rhaenya en señal de disculpa—, sabes lo mucho que te quiero—Agregó besando sus nudillos antes de que ella siguiera su camino.
Él, por su parte fue a su habitación porque tenía deberes que realizar; deberes aburridos pero deberes al fin, la lista era larga por decir poco pero tenía que hacer lo posible para estar listo. Los siguientes días, incluso en la cama trabajaría hasta altas horas de la madrugada: leía a la temblorosa luz de la vela, repasaba los libros de cuentas de su padre hasta que se le entremezclaban las columnas y le dolían los ojos.
Pudo concluir que a pesar de su ventaja competitiva en recursos totales disponibles, el Norte está en desventaja competitiva en lo que respecta a la mano de obra, ya que el Norte está increíblemente poco poblado y que su padre había intentado contrarrestar eso pero no había dado mayor resultado, la única forma de obtener mayor población era quizás aceptando a los salvajes de este lado del Muro y aquello era inaceptable.
Tenía que admitir que Brandon Stark era muy inteligente. No se limitaba a recaudar el oro y dejarlo en la cámara del tesoro, oh, no. Pagaba las deudas con promesas, y ponía el oro a que rindiera. Compraba carromatos, tiendas, naves, casas…Compraba cereales cuando había cosechas abundantes, y vendía pan cuando empezaba a escasear. Usaba lana del norte, compraba lino en el sur y encajes en Lys. Almacenaba las telas, las movía, las teñía y las vendía. Los dragones de oro se apareaban y se multiplicaban. Su señor padre los prestaba y los recuperaba junto con sus crías.
«Aquí he tenido que ver Bárbara Baratheon» Pensó de un momento a otro sin saber cómo llegó a tal conclusión «¿Quien si no? Porque donde pudo aprender a hacer estas transacciones mi padre, además hay unas cantidades de oro entrantes extrañas y privilegios a ciertas localidades, como excepciones de impuestos, Puerto Blanco es un buen ejemplo pues hay se exporta abundante pescado,¹ madera, ganado, piedra y plata...».
Robb desistió momentáneamente de realizar las averiguaciones correspondientes, si Bárbara Baratheon, Princesa Regente y Consejera de los Susurros estaba involucrada en aquello no convenía actuar sin pensarlo bien y si su padre no le había dicho,ería, por su parte, Robb ya tenía suficiente con investigar a los Martell.
«Una espada y un escudo. Bárbara Baratheon es el escudo y mi padre la espada, todos saben que ella es calmada y que él era muy imprudente, ir a la Fortaleza Roja con el Rey Loco al mando es el mejor ejemplo de eso» Reflexiono el Joven Lobo «Pero está alianza para que es ¿para sellar la paz o para asegurar la victoria si comienza una guerra? Y que tiene que ver el compromiso en todo esto».
Una persona actuando como “espada” y otra como “escudo” se había usado más veces en el Juego de Tronos de lo que parecía, por ejemplo, Gregor (La Montaña)/Tywin Lannister, que llevaron a cabo atrocidades; el asesinato de Elia de Dorne y Rhaenys Targaryen, que beneficiaban a los Lannister mientras Tywin no se hacía responsable o eso si Daeron Targaryen no lo hubiese descubierto.
Robb sabía que se estaba metiendo en terreno peligroso aún así recordó al príncipe Doran Martell. Se preguntó si Doran y Oberyn tendrían una relación según la cual este último estaba al frente, como un guerrero visible, la “Víbora Roja” de Dorne y Doran hacía planes estratégicos y representaba la posición oficial de Dorne en el reino; conspirando, pero ¿para qué?
«Rhaenya no estaba tan equivocada después de todo, Doran planea algo pero no sé si Oberyn estará involucrado y hasta no saber más no puedo decirle a nadie. Sólo estaría arriesgando a más personas pero esto me servirá para descubrir que traman los Martell».
Nadie se enteró de sus sospechas además de Viento Gris que siempre lo acompañaba en las horas de trabajo.
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20 de mayo de 297 Dc
En el patio reinaban el ruido y la confusión. Los hombres cargaban carromatos, gritaban, ponían arneses a los caballos, los ensillaban y los sacaban
de los establos. Había empezado a caer una ligera nevada y todo el mundo tenía prisa por partir.
Robb estaba en medio del caos, gritando órdenes como el que más. En los últimos días parecía haber crecido, como si la caída de Bran y el estado de su madre le hubieran dado fuerzas, tomando las responsables, las que le correspondían como señor de Invernalia. Junto a él se encontraba Viento Gris.
—El tío Benjen te está buscando —le dijo a Jon que venía con Rhaenya—. Quería haber emprendido la marcha hace una hora.
—Ya lo sé—dijo Jon—. Iré enseguida—Miró a su alrededor, entre el jaleo y la confusión—. La partida me está resultando más dura de lo que pensaba.
—A mí también—dijo Robb. Tenía nieve en el pelo, y se le derretía con el calor corporal—. ¿Has ido a verlo? —Jon asintió. Desconfiaba de su voz, y no se
atrevió a hablar—. No va a morir—añadió Robb—. Lo sé.
—Los Stark sois duros de pelar —respondió Jon con voz cansada. La visita le había quitado todas las fuerzas. Robb supo al instante que algo iba mal.
—Mi madre…
—Ha sido… muy amable —le dijo Jon.
—Menos mal—Su hermano pareció aliviado y sonrió—. La próxima vez que nos veamos irás vestido de negro.
—Siempre me ha sentado bien ese color—Jon se obligó a devolverle la sonrisa.
—Pero irá con nosotros a Desembarco del Rey—Intervino Rhaenya, orgullosa—. No necesitará vestir el negro.
—El tío Benjen dijo que, si te veía, te enviara a los establos —dijo Robb ligeramente disgustado de verlos tan juntos, aunque lo disimulo bien—, deberás decirle que no piensas ir con él al muro.
—Sí, es cierto, será difícil—respondió Jon, avergonzado, el heredero de Invernalia supo que Rhaenya habia tenido que ver en su decisión y el bastardo no se enorgullecía de como ella afectaba su juicio.
—Entonces, no te he visto
—dijo Robb.
—Deberías contarle, Rhaenya—Afirmó el bastardo.
Jon se alejó del muchacho, que quedó rodeado de carromatos, lobos, caballos y una princesa Dragón.
—¿Me deberías contar qué?—Robb alzó ambas cejas, grito un par de ordenes más antes de volver a exigir respuesta.
—Nada que importe—Rhaenya le sonrió melancólica—. Espero verte antes de partir, tendremos que tener más cuidado al ir al Sur.
—El sur deberá tener cuidado con un Stark vaya para allá—Intentó animarle Robb, al darse cuenta del malestar de Enya.
—Eso espero, no podré estar pendiente de vosotros todo el tiempo por más que lo intente—Dijo la Targaryen con un hilo de voz.
«¿Se está despidiendo? No, no..., No lo voy a permitir» Pensó Robb «Si no estuviera en el patio en medio de tantas personas…».
—Te amo—Fue lo único que alcanzó a decir el primogénito de Brandon Stark—. Y sí, lo sé, tendré cuidado.
—Ojalá todo fuera diferente.
Y sin darle oportunidad a Robb de contestar Rhaenya se acercó a Loras que estaba con Renly Baratheon y ambos se fueron del patio. El Strak fruncio el seño pensativo.
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Rhaenya Targaryen
—Esto me resulta más difícil de lo que pensé, Enya.
—Coincido, hermano, ¿sabes? Me gusta decirte hermano, lástima que seas mayor que yo Loras, tener un valonqar² sería encantador.
—He sido siempre el valonqar de mi familia así que—Se encogió de hombros y sonrió suavemente—. Lo entiendo, aunque tratas a los Stark más pequeños como tus hermanos.
Enya asintió. Recordó una
nevada veraniega en Invernalia, cuando ella, Arya y Bran le habían tendido una emboscada a Sansa una mañana al salir del torreón. Cada uno de ellos tenía preparada una docena de bolas de nieve, y la niña pelirroja, ninguna. Bran se había subido al tejado del puente cubierto, fuera de su alcance, pero a Arya y a Rhaenya las persiguió Sansa por los establos y en torno a la cocina hasta que se quedaron sin aliento. Tal vez Sansa le habría dado alcance, pero resbaló en el hielo. La hermana de la niña se acercó para ver sise había hecho daño. Cuando le dijo que no, Arya le tiró otra bola de nieve a la cara, pero Sansa la agarró por la pierna y la hizo caer, y le estaba frotando la nieve en el pelo cuando Jory llegó para separarlas gracias a un llamado de Rhaenya entre carcajadas. Se sintió melancólica ante el recuerdo, sus ojos brillaron con tristeza.
—¿De que hablabas con el Joven Lobo?
—Me estoy empezando a intentar despedir; acabar con esto, y antes que preguntes no salió tan bien como creí.
Antes se moría de la impaciencia por irse de Invernalia, quería pasar tiempo con su familia y amigos lejos. Ir a Altojardín para correr y jugar entre los pastizales, pasar noches enteras con Willas mientras leía y hablaba entre murmullos, jugar a las espadas con Edric Tormenta, esconderse en los pasillos ocultos de Desembarco del Rey con Aegon, pasear por la Capital con Luke...
Pero ahora que había llegado el último día, Rhaenya se sintió perdida repente. No conocía más hogar que Invernalia por poco que le gustase admitirlo. Renly le recomendó que aquel día debía despedirse de todo el mundo, y ella lo había intentado. Vagó por el castillo para ver a todos los que iban a quedar atrás: la Vieja Tata; Hodor, el mozo de cuadra que siempre sonreía y cuidaba de su yegua, y solo sabía decir «Hodor»…
Pero no fue posible. Rhaenya tuvo ganas de sentarse en el suelo y llorar. No quería dejar la seguridad de Invernalia, no quería que Robb y los Stark estuvieran en riesgo (no dudaba de las capacidades de Oberyn pero el príncipe dorniense era muy impulsivo lo que podía hacer que todo se fuera por la borda) pero tampoco quería alejarse de ellos. Pero tenía un deber, ya era una adulta, Doran Martell se la pasaba ocultando algo, tramando ¿Qué como lo sabía? Los Martell se habían tomado demasiadas molestias desde que casaron a Elia con Rhaegar y desde que habían recibido a Daeron Targaryen como pupilo, jugaban para ganar y no para quedar en segundo puesto, la última vez no les había ido bien, Elia murió y nunca tuvieron su reina además de que Aegon era más Targaryen que Martell mientras que la Serpiente Alada; Daeron El Joven era inútil. Necesitaban una Reina, sólo los dioses sabían que harían para ganar el Juego de Tronos y ella estaba en el medio de su camino.
El Caballero de las Flores se proponía a responderle algo pero escucharon pasos lo que los hizo detenerse y guardar silencio, acto seguido una de las doncellas de Lady Stark apareció por el pasillo.
—Alteza, Lady Catelyn ordena vuestra presencia en las habitaciones del pequeño Lord Bran.
—¿Ordena?—Loras alza ambas cejas y se rió, burlón—. Ella es la princesa no una niña que pueden estar ordenando a su voluntad.
—Él tiene razón, pero tranquila—Añadió lo último al ver la expresión temerosa de la niña—, iré.
Loras se ofreció a acompañarla pero ella negó y dijo que mejor fuera con Renly. Rhaenya subió por las escaleras despacio, tratando de no pensar que tal vez no volviera a pisarlas nunca más. En el exterior, la nieve se arremolinaba y se colaba por las puertas del castillo; en el
patio todo era ruido y reinaba el caos, pero entre los gruesos muros de piedra hacía calor y reinaba el silencio. Demasiado silencio para el gusto de Enya. Entró en la habitación.
Lady Stark estaba junto a la cama. Llevaba allí casi quince días con sus noches. No se había alejado ni un momento de Bran. Le llevaban allí las comidas, y le habían puesto un orinal y un camastro, aunque se decía que apenas dormía. Era ella en persona quien lo alimentaba con la miel, el agua y la mezcla de hierbas que lo mantenían con vida. No había salido ni una vez de la habitación.
De manera que Rhaenya no había entrado, la culpabilidad la invadía a cada instante, pero ya no quedaba tiempo. Se detuvo en la puerta un instante, sin atreverse a decir nada, sin atreverse a acercarse. La ventana estaba abierta. Abajo, un lobo aullaba.
Lady Stark miró en su dirección. Durante un momento pareció no reconocerla; después parpadeó.
—Veo que si viniste—dijo con una voz extraña, monótona, carente de emociones.
—He venido porque una de sus doncellas me lo pidió por vuestra solicitud—dijo Rhaenya.
El rostro de la mujer no cambió de expresión. Tenía la larga cabellera castaña sucia y enredada. Parecía haber envejecido veinte años.
—¿Cómo está?
Dio un paso nervioso hacia el interior de la habitación.
—Por favor—dijo.
—No te he llamado para hablar de Bran—Una sombra de frialdad había cubierto los ojos de la mujer—. No te quiero más tiempo del necesario aquí.
Cruzó la habitación, manteniendo siempre la cama de Bran entre ellas, y bajó a vista hacia su hermano. Ella le sostenía una mano, que parecía una garra. Aquel no era el Bran que recordaba pero si el que recordaría a partir de ese momento.
Había perdido mucho peso; tenía la piel tensa sobre unos huesos como palillos. Bajo la manta, las piernas estaban dobladas en ángulos que revolvieron el estómago a Rhaenya. Los ojos del niño, abiertos sin ver, estaban hundidos en profundas cuencas negras. Era como si hubiera encogido tras la caída. Parecía una hoja, como si un soplo de viento pudiera llevárselo a la tumba. Pero, bajo la frágil caja de costillas destrozadas, el pecho subía y bajaba cada vez que respiraba débilmente.
—Bran—dijo—. Siento no haber venido antes. Tenía miedo. —Enya notó que las lágrimas le corrían por las mejillas. Ya no le importaba, pronto el tiempo para llorar se acabaría, lo peor se acercaba al igual que el Invierno—. No te mueras, Bran, por favor, no te mueras. Todos tenemos muchas ganas de que despiertes. Robb, y yo, Jon y las chicas, todos…, Incluso Loras ¿recuerdas que querías ser caballero? Bien, si despiertas le diré que te enseñé como ser uno para que ganes todas las justas, el estará encantado de hacerlo.
Lady Stark la observaba. Fuera, al pie de la ventana, el lobo huargo aulló de nuevo. El lobo al que Bran no había tenido tiempo de poner nombre.
—Tengo que irme ya—siguió—. El tío Oberyn me espera al igual que Renly y el resto. Me voy al Sur, a Desembarco del Rey. Tenemos que marcharnos hoy, antes de las nieves.
Recordó lo emocionado que había estado Bran ante la perspectiva del viaje.Aquello fue más de lo que pudo soportar. La idea de dejarlo atrás, en aquel estado, era demasiado para ella. Se secó las lágrimas, se inclinó y besó suavemente al niño en la frente.
—Quería que se quedara conmigo—dijo lady Stark en voz baja. Enya la miró con cautela. La mujer ni siquiera lo miraba. Le hablaba a ella, pero en parte era como si la chica no estuviera en la habitación—. Recé para que se quedara—siguió con voz monótona—. Era mi hijito del alma, mi favorito, suficiente tenía con que se fuera mi primogénito. Fui al septo y recé siete veces a los siete rostros de Dios para que Brandon cambiara de idea y permitiera que se quedara aquí, conmigo. A veces las plegarias reciben respuesta.
Durante unos tensos instantes, Enya no supo qué decir.
—No ha sido culpa tuya—dijo al fin.
—No te he pedido tu absolución, lo mismo le he dicho al bastardo.—Lady Stark clavó la mirada ene lla; estaba llena de odio. La mujer sostenía una mano de Bran. Ella tomó la otra y la apretó. Los dedos eran como huesos de pajarillo.
—Adiós—dijo.
Cuando ya estaba en la puerta, lady Stark la llamó.
—Robb, él te ama y tú lo sabes.
Se volvió y vio que la miraba directamente a la cara. Se sentía atrapada y sin maneras de salir de allí.
—Sí—Aceptó cerrando los ojos incapaz de mentir.
—El “es que yo lo amo” o “nos amamos” no es suficiente Rhaenya Targaryen, ambos están apenas enamorándose y ninguno de los dos entiende que el amor no puede con todo lo que conlleva una relación…, a Robb se lo he dicho, él parece cegado ¿Tu estás también ciega ante la verdad?
—Sé que no podemos estar juntos, ya tuve suficiente de tonterías por amor con Rhaegar y Lyanna—Chasqueó la lengua mientras se deslizaba hacia el suelo—. Empezando por nuestras familias; soy una Targaryen Baratheon Nymeros Martell, Aegon, Dany, Viserys y Luke no se meterán en el asunto pero sí Orys y por parte de los Baratheon, Renly quizás no haga mayor cosa pero Robert y Stannis—Hizo un ademán despectivo y suspiró—. El tío Robert no estará contento de que me casa con un Stark suficiente tuvo con Lyanna pero de la misma forma puede que se alegre de que unamos nuestra casa con la Stark y sólo los dioses sabrán que haga Stannis. Oh y Doran Martell estará encantado que me quede en el Norte y no le moleste pero Oberyn ¡La Víbora Roja no olvida de la misma forma que El Norte Recuerda! Y ni hablar de mi señora madre o los Tyrell, no voy a arriesgarme a perder a mi familia y amigos.
A Rhaenya poco le interesó lo Catelyn Tully Stark opinará de su declaración, la Lady ya lo sabía.
—¿A tus amigos o a tu novio Tyrell?—Enya hizo una mueca antes las palabras de la señora de Invernalia.
—Lo que haga o no con Willas es mi problema—Espetó con el ceño fruncido chasqueando la lengua.
—Sí, pero amas a mi primogénito y no puedo hacer mas que aceptarlo y pedir que me prometas algo.
—¿Qué?
—Trae a Robb en una pieza, cuida a mis hijos en la Capital, no permitas que los dañen.
—Yo ya estaba en eso—Su respuesta no sació a Catelyn—. Lo juro por los dioses antiguos y por los nuevos, protegeré a Robb y lo traeré de nuevo al Norte, en una pieza.
De nuevo se encaminó a la salida pero la voz de la matriarca de la casa Stark la detuvo.
—No seras nunca una Strak, quería que te casarás con mi hijo al principio pero ahora veo que te interesa pero no lo suficiente, no lo mereces.
Salió del sitio sin siquiera contestarle, bajando las escaleras con zancadas, largas, apresuradas, furiosas.
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La orden le llegó una hora antes del amanecer, cuando el mundo estaba tranquilo y gris. Arya a diferencia de ella dormía en la cama que era tan grande que cabían cuatro personas pues Myriah la sacudió para arrancarla bruscamente de sus sueños, y Enya, somnolienta, salió con torpeza al gélido exterior donde el sol todavía no había salido. Se encontró con su montura ya ensillada, y al príncipe, a lomos de la suya.
Oberyn Martell llevaba una capa espesa de zorro color miel que combinaba con los ocres, dorados y naranjas típicos de su vestimenta. Le llamó, diciendo que tenían asuntos pendientes.
—Desde luego—dijo Enya—. Pasa, tío.
Myriah levantó la solapa de la tienda.
—No, no, ni hablar—dijo él. Su aliento formaba una nube de vapor con cada palabra—. El campamento tiene oídos. Además, quiero cabalgar un poco por las tierras de el Lobo Salvaje.
Rhaenya advirtió que Lord Beric aguardaba tras él con una docena de guardias. No había nada que hacer excepto frotarse los ojos hasta espantar el sueño y montar.
Cabalgaron en silencio. No tardaron en abandonar el
camino Real para atravesar las llanuras onduladas, todavía cubiertas por la niebla. La guardia y a había quedado atrás, a distancia suficiente para no poder escuchar su conversación, pero el dorniense no aminoró la marcha. Amaneció mientras bordeaban la cima de un risco, y el príncipe se detuvo por fin.
—Estamos más de una legua al sur del grueso del grupo.
—Lo sé—Oberyn le sonrió presumido—. Las ratas son molestas. Tenemos que hablar de los Strak, específicamente del que cayó de una torre, porque espero que Loras, Renly y tú no lo hayan lanzando, los Tyrell son algo extremistas pero aún así…
Rhaenya soltó un chillido asustado, apoyo su frente en la crin de su yegua. Oberyn rápidamente la pidió guardar la compostura e informó que alguien intento matar a Bran Stark, un asesino con un puñal de acero valyrio.
—Intentaron matarlo ¿Los Tyrell para proteger a Loras, quizás?
—¡Los mato!—Gruñó ella, aireada—. ¡Es sólo un niño! ¡Si fueron los Tyrell…! ¡Lo juro que sin importar quién esté de por medio los haré pagar!
De nuevo el príncipe dorniense le exhorto a la calma, prometiendo que lo investigaría, que no actuará sin pensar, lo que era irónico viniendo de él, que cuando encontraran al responsable lo matarían.
—Lágrimas de Lys, con eso morirá, por Bran.
La acción de ese veneno era desagradable, pero era insípido e inodoro, así que era más fácil esconderlo. Se disolvía en vino o en agua, y devora las entrañas y el vientre de quien lo toma; mata como una enfermedad de esos órganos. Y sería fácil que el responsable muriera.
—Por cierto, casi lo olvido—Oberyn hizo un ademán dando a entender que su próxima declaración era importante—. Tuve una interesante conversación con Tyron Lannister.
—¿Podría preguntar qué te dijo?
—Sí, pero no significa que te contaré—Enya rodó los ojos—. Eres tan impaciente como Daeron, no sé cómo eso es posible.
—Es mi padre—Oberyn le dio una mirada oscura y fría, como si un recuerdo le perturbara sus ojos de víbora—. Así debe ser ¿o no?
—Debería, sí, se supone que sí…—Era preferible que Rhaenya creyese que Daeron era su padre no Rhaegar, ciertas mentiras eran necesarias³—. En fin, el Gnomo me ha contado un par de historias que descubrió, además de los de tu tío y su rosa nombró a cierto hijo de lord Stark y a ti. Yo le dije elegantemente que se metiera en sus asuntos, que no era problema de nadie que hiciera mi sobrina.
—Gracias—Él hizo un ademán restándole importancia mientras esbozaba una sonrisa venenosa que hizo dudar a Rhaenya sobre el curso de la conversación.
—Pero deberías controlar al Cachorro de Lobo, ten cuidado con lo que haces y dices. Si no…, bueno, el trabajo de proteger a los Stark se me haría más complicado.
Sin más terminó la conversación. Al entrar a su pabellón Enya se encontró con Arya que arrastraba unas pieles, tenía los cabellos revueltos y estaba visiblemente molesta.
—Si Robb viene a buscarte por favor dile a Myriah que me avisé para irme a dormir en las perreras para que no me despierten—Se quejo la niña mientras pasaba a la otra parte de la tienda donde había una cama.
Rhaenya agradeció que la tienda fuera como un apartamento de tres habitaciones, con sala, baño y cocina así Arya podría estar tranquila aparte, claro que al ver Robb ese sentimiento despareció.
—No deberías estar aquí—Le reprendió la Targaryen Baratheon mientras lanzaba su capa, furiosa.
—Sabes que es costumbre visitar a mis hermanos y asegurarme de que estén bien.
—¿Tengo pinta de ser tu hermana?
—Con esa actitud te pareces a Sansa cuando Arya le lanza comida a sus vestidos—Bromeó él con una sonrisa burlona.
—Necio, tonto…
Robb la ignoró olímpicamente y se centró en rascar la oreja de Viento Gris (que estaba a su lado) cariñosamente.
—Vine porque necesito hablar contigo.
—¿Y quien sabe de esto, Robb?
—Solo Jon, le pedí que me cubriera con mis escuderos, no soy tan tonto como para venir y decirles—Él estaba visiblemente ofendido.
—Bien, entonces…—Señaló las sillas plegables de cuero.
—¿Donde conseguiste está tienda tan…, tan demasiado…?—El Stark sirvió vino en un par de copas de plata.
—¿Ostentosa? Fue un regalo de Renly. Tiene mejor gusto que yo.
—No lo dudo—Robb sonrió burlón viendo hacia los arcones de roble que contenían la ropa de Enya, libros, mapas, juegos de mesa, un arpa, un arco largo y un carcaj de flechas, y unos frascos con veneno que señaló—. ¿Que es eso?—Ella respondió—, bueno pero ¿por que no los había visto nunca? Pensé que lo de que sabías usar venenos era mentira.
—No lo es, pero prefiero que lo crean así, de esa forma no sospecharán de mi, una vez una de las madres de la hija de Oberyn me regaló unos frascos con veneno y los bote todos, luego compre más, ¿La lección? Nunca ataques de frente.
—Mi lección: No tomes vino en el sur—Soltó la copa con una sonrisa.
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¹Todo estos son datos reales excepto la exportación del pescado que no sé si en realidad pasa tal cosa.
²“Hermano pequeño”
³“¿Qué?” me preguntaran, pues lo que leyeron, Rhaegar tiene otros hijos por ahí (Lucerys, Rhaenya, Orys y (no estoy muy segura aún si Jon Nieve pues el podría o no, ser hijo de Robert Baratheon y Lyanna Stark). Recordemos que los Targaryen se casan entre hermanos (lo que sería el matrimonio de Rhaenya y Aegon), en Poniente la fe de los siete lo acepta porque…, Y recomiendo discreción. Por lo tanto, sí, Rhaegar Targaryen se casó con Bárbara Baratheon antes de casarse con Elia Martell, ésto lo explicaré en una historia aparte y Bárbara nos irá presentando la situación poco a poco, varios personajes saben del matrimonio: Brandon Stark, Oberyn Martell, Lady Olenna y otros que se irán descubriendo poco a poco. Esta en mi perfil y se llama “Baratheon: Nuestra Es La Furia [Game Of Thrones]”.
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En el próximo capítulo veremos que llegarán a los Gemelos, luego estarán en el Tridente y aparecerán por primera vez los Lannister, Joffrey tendrá una pelea con Arya Stark y Rhaenya Targaryen, además pronto una aparición de los terribles Theon y Yara Greyjoy.
¿Cuando creen que descubran que Bran se cayó en presencia de Rhaenya y Loras? Robb está haciendo su tarea. ¿Creen que Oberyn es la espada de Doran que es el escudo y por lo tanto, Oberyn es el enemigo? ¡Jon no va al muro aún! Ya intentaron matar a Bran, en el capítulo siguiente podría aparecer este acontecimiento como un FlasBack.
PD: ¿Alguna idea para lo que Aegon pueda hacer al proponerle matrimonio a Rhaenya y como lo van a tomar el resto de personajes?
Gracias por sus comentarios y votos.
~Isabel~
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