~•Capitulo 8•~
|~•~•~•~|
La caída de Bran Stark
El Venado Baratheon y la Rosa Tyrell
|~•~•~•~|
8 de mayo 297 Dc
Robb Stark
El AMANECER SE FILTRABA ENTRE LAS CORTINAS, éstas eran de suave terciopelo.
Enya apartó una, apenas una rendija; no podía darse el lujo que la vieran desde fuera, y la ató. Las motas de polvo bailaron en un haz de luz matinal. El vaho opacaba los cristales de la ventana. Rhaenya frotó uno con la mano, lo justo para ver el cielo azul despejado y el fulgor blanco.
Robb se removió inquieto a unos metros, con un movimiento perezoso se aparto los rizos broncíneos para ver a la Targaryen. El cabello plateado le caía hasta la espalda, en esa ocasión se lo había dejado suelto a excepción de los mechones negros que estaban trenzados con hilo de oro, llevaba un vestido blanco de tela vaporosa con pantalones del mismo color.
—Supongo que ya te vas—Aventuró el Stark al ver que ella abría la cortina.
«Nunca le ha gustado la oscuridad» Recordó él viendo a Rhaenya.
—No puedo quedarme, esto no puede hacerse nos costumbre—Respondió ella—. Deberías prepararte para ir de caza, Joven Lobo.
Robb se observó a si mismo se miró las botas, los pantalones, la camisa suelta de hilo y el jubón de cuero, se había quedado dormido con esa ropa por si tenía que salir corriendo en algún momento. Le sonrió pícaro y dijo que estaba perfectamente bien, que en realidad ni si quiera ir.
—El señorito se canso de presumir—Enya soltó un sonoro suspiró y señaló la pierna del Stark que reposaba en su cama —. Me voy a sentar ahí así que muevete.
—No querrás decir que te quedarás a dormir—Pico Robb—, esto ya se nos hizo mala costumbre desde que te quisiste escapar de Invernalia, Dragona Coronada, no puedes negarlo.
Rhaenya lo miró ofendía y con las mejillas rojas, sabia que el Joven Lobo tenía razón, desde los once años Rhaenya se pasaba a la habitación de Robb de cuando en cuando; donde dormía hasta el amanecer para que los dos pudieran ir a buscar a Jon para así escapar a hacer cualquier cosa (cazar, entrenar, ir al pueblo…) lejos de la vigilancia de Lady Catelyn Tully. Por eso en parte su ropa vaporosa que si bien hacia la función de pijama también se confundía con ropa normal cuando Enya se colocaba la armadura de cuero encima.
—Voy a buscar a Jon, últimamente lo hemos excluido del grupo.
«Los últimos dos años» Pensó Robb, culpable «Debí compensarlo por lo de mi madre, en cambio, me he preocupado más por Enya».
Jon y su lobo parecían haberse esfumado, tampoco les buscaba con demasiado interés. Últimamente, Jon parecía enfadado con todo el mundo. Seguía sin entender porqué aunque podía suponerlo.
—Quedate sólo un rato—Solicitó el Strak mientras acercaba a Rhaenya con delicadeza para besarla—. Al día siguiente por la mañana emprenderemos el viaje hacia el sur, no sabemos cuándo volvamos a estar juntos.
Así que, en la hora del lobo—Cuando ya no es de noche, pero aún no ha amanecido—, cerraron los ojos, se besaron y compensaron todos los besos que no se darían; porque ya no importa y porque en un futuro se sentirán tan desesperadamente solos que sólo los consolaría el recuerdo. Hacen un pacto silencio para olvidarse de los problemas, vaciar la mente y se dejarían llevar por ella, felices.¹
—¿Quien era el que decía que estaba mal visto estar juntos a estas horas?
—Me molesté porque me dijiste que no pasarías tiempo conmigo y que tenías que estar con Loras y estaba celoso, pero eso fue hace un año y ya no importa—Admitió Robb apenado mientras jugaba con los mechones negros del cabello de Rhaenya.
—Olvidalo, sólo te amo a ti—La Targaryen colocó la cabeza en el pecho de Robb para escuchar los latidos de su corazón, tranquilizándose a diferencia del Stark que notaba cierta extrañeza en como Enya dijo aquello—. Loras es como mi hermano y no como el típico hermano Targaryen.
—Lo sé, yo también te amo, sólo que no puedo evitar...
Rhaenya asintió y cometo que ella seria peor que un dragón enfurecido si él estaba con otra chica por lo que lo comprendía.
—Lo tomaré en cuenta.
—¿Es decir, planeabas engañarme Robb Stark?
—No, pero...
—Sin peros; no soy Elia, si a mi esposo se le ocurre irse con otra no va vivir lo suficiente para contarlo. Mía es la furia. Rhaegar no hubiese hecho todo lo que hizo si Elia de Dorne lo hubiera detenido a tiempo, era un idiota sí pero aún así…
—Alguien hubiese podido darle un guantazo y hacerlo reaccionar, en tal caso no moriría por amar a una mujer y no haría pagar a toda su familia y a la familia de aquella mujer—Concordó Robb.
Se preguntó si el sería capaz de hacer tal cosa, si el amor lo llevaría a realizar locuras, si su corazón lo llevaría a su muerte y la de los suyos.
—¿Tu furia sería por celos o por la corona?—La pregunta se le escapó a Robb de los labios, supo instantáneamente que había arruinado el momento.
Rhaenya fruncio el seño incómoda y se mordió la mejilla. Al fin solo dijo que como Lady Olenna le había dicho una vez “Quien hace una pregunta debe ser capaz de soportar la respuesta”² Cerró los ojos mientras apoyaba su cabeza en la fría pared de piedra y se quedó en silencio.
|~•~•~•~|
Robb suspiró cuando su madre le recordó que debían hablar de Rhaenya, se levantó a buscar sus cosas para la cacería hasta que Catelyn le hizo un ademán para que se sentará y el obedeció, reacio.
Su madre los había descubierto a él y a Enya, en vez de confrontarlos a ambos juntos lo haría por separado por lo que cuando Rhaenya se fue Catelyn Tully Stark no tardó mucho en entrar en la habitación para preguntar qué pasaba y qué pasó entre ambos con gesto inquisitivo.
Robb se apresuró a decir que el no deshonraría a Rhaenya haciendo que tuviese un bastado, aireado.
—¿Qué pasa entre ustedes?—Robb musitó «Nos amamos» se sintió como un niño pequeño regañado por su madre después de hacer una travesura—. ¿Cómo lo sabes?
A sabiendas que no podía mentir, le contó que el mismo día que Rhaenya se enteró del compromiso de ambos él la beso y ambos se confesaron su amor; a Robb le supieron extrañas las palabras, se amaban pero no podían estar juntos, era ridículo a su parecer.
—Desde una semana después que llegará a Invernalia—Contestó el Joven Lobo a la pregunta de cuánto tiempo tenían Rhaenya y él la mala costumbre de estar en su habitación por las noches—. Ella y yo…, lo dejamos después de que Loras Tyrell llego al Norte, era complicado que se pasará de mí habitación a la suya sin que él lo notara.
—Sabes que si tu padre o alguno de los príncipes te hubiese descubierto…
—Prefiero no pensar en ello, pero sí se que pasaría—Añadió lo último al ver el seño fruncido de su madre—. Estuviera en camino al muro si hubiese contado con suerte, aunque sinceramente creo que Enya no lo hubiese permitido.
—Le tienes mucha fe a la princesita. Sé que la quieres lo he visto cuando la miras, le sonríes..., Pero ¿La amas enserio? Si tu padre consiguiera una doncella de noble cuna más bella que Rhaenya para casarla contigo, ella te dará su favor para los torneo… ¿Acaso no la olvidarías?
—¡Madre! ¡No lo haré, jamás!
—¿Y ella se olvidará de ti? Se casará con el príncipe Aegon, la escuche hablando con alguien—Robb vio que su madre sabía quién era ese «alguien» pero no quería decirlo—. Será la reina, si se te ocurre estar con ella cuando se casen o si ahora él se enterará de esto..., Significa la guerra, los Targaryen no son de compartir: luego de los abortos de la reina de Aerys al principio su majestad consolaba a Rhaella en su dolor, pero el tiempo convirtió la compasión en sospechas, y en 270 DC Aerys era ya del parecer de que la reina le era infiel. «Los dioses no tolerarán que se siente un bastardo en el Trono de Hierro», dijo a su consejo privado, y proclamó que ninguno de los príncipes muertos al nacer, nonatos o fallecidos a corta edad, eran suyos. En consecuencia, prohibió a la reina salir del Torreón de Maegor y decretó que en adelante compartieran su lecho cada noche dos septas, «a fin de que velen por que se mantenga fiel a sus votos».
Robb se mordió el labio inferior con preocupación y se revolvió el cabello broncíneo con furia, se levantó de su silla y empezó a caminar con impaciencia e intranquilidad mascullando maldiciones.
—¿Por qué querría Rhaenya casarse con Aegon?—dijo Robb que parecía un lobo enjaulado—. Dioses, si ella…, ella me dijo que y yo…, Teme que le pasé lo mismo que a Elia de Dorne.
Él recordó su conversación con la Targaryen sobre Rhaegar y la princesa Martell.
—Vas a tener que aprender a encontrar esas respuestas si quieres gobernar el Norte, Robb. —Catelyn dirigió una mirada desafiante a su primogénito—. ¿Qué crees tú? ¿Por qué querría ella casarse con el Rey?
Antes de que pudiera responder, las sirvientas volvieron de la cocina con una bandeja de comida. Había mucho más de lo que Catelyn había pedido para desayunar con su hijo: pan recién hecho, mantequilla, miel, mermelada de zarzamoras, panceta, un huevo pasado por agua, un trozo de queso y una jarra de té de menta.
La señora de Invernalia hizo salir a las sirvientas y clavó la mirada en su primogénito.
—¿No sabes aún la respuesta?
Robb tenía una increíble migraña y su corazón latía rápidamente reflejando toda la furia que sentía, se preguntó si así vivían los Baratheon «Nuestra Es La Furia³» Era su lema y era lo que hacían y el Stark sintió que podía llegar a ser tan temible como un furioso Robert Baratheon con su martillo de guerra. A su vez tenía un nudo en la garganta que era difícil de ignorar, se sentía tan débil que era capaz de desmayarse y caer en el suelo frío de piedra. Cada motivo que se le ocurría para el matrimonio de Aegon con Enya era peor que el anterior.
—Tiene miedo de alguien, tienen que ser muy poderosos como los Lannister—dijo el muchacho—. O tienen que ser cercanos al Trono de hierro; quizás tiene miedo de lo que puedan contar, de algo que sabe alguien sobre su familia o le tiene miedo al mismo Aegon.
—Muy bien—Catelyn se sintió orgullosa de él. Robb hubiese querido que eso lo hiciera sentir mejor pero fue imposible—. Los Lannister son peligrosos pero su fuerza está menguada, necesitan aliados: sólo ganarían si encontrarán un reino dividido—Robb no pudo evitar pensar en el asunto de la herencia de los Arryn a causa de la cantidad doble de herederos, la enemistad Targaryen-Baratheon encabezados por Robert y Stannis, los problemas Baratheon-Martell guiados por el príncipe Doran y la princesa Bárbara Baratheon…—. Bárbara Baratheon no es de dejar tirados los secretos de su casa al público; te juró que si hubiese tenido tres bastardos nadie se enteraría nunca, la he visto pocas veces y he hablado con ella aún menos pero tienes que tomar en cuenta varios aspectos: es la mejor amiga de Oberyn Martell, ha llegado a aplacar al mismísimo Robert Baratheon y se casó con Daeron Targaryen, y aún vive teniendo a los Baratheon a unos pasos del Trono de hierro.
—Pero siguen estando más lejos que los Martell, una vez que Bárbara Baratheon pierda la regencia el Consejo Real se llenará de dornienses—Algo en el cerebro de Robb hizo un sonoro click y entendió que Rhaenya no estaba exagerando con respecto a los Martell, que algo verdaderamente peligroso se estaba cocinando.
Miro a su madre con suplica en sus ojos azules, casi rogándole que le ayudará, que le dijera que debía hacer.
—Madre, ¿qué voy a hacer? —Robb no había encajado bien la idea de que Rhaenya se casará con el futuro rey—. Amo a Enya y ella a mí pero no… no estoy seguro si…—La miró con los ojos húmedos.
El joven señor orgulloso que él se había esforzado por ser desapareció en un instante; volvía a ser un niño, un muchachito de quince años que buscaba las respuestas en su madre.
—¿De qué tienes miedo, Robb? —le preguntó con cariño.
—Si…—Giró la cabeza para ocultar la primera lágrima—. Si seguimos adelante…, incluso si logro ganarme a la familia de Rhaenya… Dijo que sería un problema y creo…, creo que tiene razón pero me niego a creer que no haya esperanza...
—Si descubren que traman los Martell y logras detenerlos no habrá peligro, por lo menos no uno que no se pueda enfrentar—Ofreció Catelyn a su primogénito.
—¿Y si la situación se vuelven contra nosotros, madre?—preguntó Robb.
—No te voy a dulcificar la verdad, Robb—dijo Catelyn tomándole la mano—. Si los Martell te descubren revisando en sus asuntos no será bueno, ya sabes lo que tú princesita dice sobre Aegon Targaryen al defender a la familia de su madre—Vio miedo en los ojos jóvenes de su hijo, pero también vio fuerza.
—Entonces, no me descubrirán—juró.
—Intentar descubrirlos está muy bien pero ¿Cómo? ¿Y que harás para que el Rey tenga que juzgar a su propia familia sin dejarle alternativa?
—Con pruebas definitivas—Se pasó los dedos por el cabello castaño despeinado; no parecía satisfecho—. Aunque necesitaré ayuda, podría pedir ayuda a los Arryn, a Lord Jon y ofrecer a Elbert Arryn y su hijo respaldo para su reclamo del Valle… No estoy seguro…
—Tienes que estar seguro—dijo Catelyn a su hijo—. Si no, quedate en casa, a jugar con tu espada de madera. Delante de los norteños no puedes permitirte el lujo de parecer indeciso. No te equivoques, Robb: son tus vasallos, no tus amigos. Te has erigido en su comandante; actúa como tal. Vas al Sur, a la corte y tú los guiarás, te encontraras los leones y su rugido, con las rosas y sus espinas, con los venados y su furia, con el sol y la lanza indoblegable e irrompible, con los halcones y su agudeza y con los dragones y su fuego. Debes estar listo.
—Como tú digas, madre.—Robb la miraba sobresaltado, como si no diera crédito a lo que oía.
—Te lo preguntaré de nuevo. ¿Qué pretendes hacer?
Lo único decidido era que Robb no le contaría nada a Rhaenya Targaryen.
|~•~•~•~|
Rhaenya Targaryen
Con el pasar de los años había aprendido también los secretos de Invernalia. Entre esos destacaba la posibilidad de introducirse en el muro interior por la puerta sur, subir tres pisos y circundar toda Invernalia por un angosto túnel excavado en la piedra, para después salir al nivel del suelo por la puerta norte, donde una pared de cien varas se alzaba a la espalda. De esa forma salía y entraba de la habitación de Robb sin ser vista por nadie y volver a entrar a su cuarto sin que sus guardias se percatarán de su ausencia usando los pasadizos conectados al túnel.
Ese día uso los pasadizos dos veces y se prometía una tercera. El frío aire del Norte impacto contra Rhaenya, haciendo que la capucha de su capa de brocado color marfil con hilo de plata y forro de seda plateada se moviera, era la única prenda que llevaba casualmente los colores de los señores de Invernalia; se había cambiado la ropa con la que fue a ver a Robb, no soportaba tener los colores de los Stark si no podía casarse con Robb así que se colocó un vestido escote tipo bandeja rojo y negro con perlas de agua dulce.
«Loras» Pensó al ver la inconfundible mata natural de bucles castaños que más de una doncella envidiaría.
—¿Que haces aquí?—En unos instantes Rhaenya salto al lado del Tyrell que no la había visto venir y no la oyó.
—¿Tú que haces aquí?—Espetó Loras sorprendido, señaló el lugar donde estaban.
Entre las gárgolas informes, desgastadas por la lluvia, que desde su lugar en el Primer Torreón lo vigilaban todo: a los hombres que trabajaban la madera y el acero en el patio, a
los cocineros que se ocupaban de las verduras en el invernadero, a los perros inquietos que correteaban por las perreras, el silencio del bosque de dioses, a las jovencitas que chismorreaban junto al pozo donde lavaban los platos.
—Yo vengo de asaltar la cocina ¿y tú?—Enya se sentó a un lado empujando al Tyrell para que le hiciera sitio—. Bien si quieres no me hables, no te voy a obligar a hablar del tema aún, ¿me acompañas a merendar?
Loras asintió y se sumieron en un silencio hosco mientras comían galletas de avena, un sollozo desolado rompió la quietud. Él volteó hacia Rhaenya, tenía los ojos rojos e hinchados por llorar, ella le acaricia el pelo en gesto de consuelo, sabía que encontraría así al Caballero de las Flores.
—Debí tener más cuidado, fue…, fue mi culpa debí haber tenido cuidado, sé que a…, a…—Por lo visto a Loras le costaba decir el nombre del chiquillo que había caído de la Torre Rota—, Bran le gustaba escalar, coloque en peligro a Renly y ahora…
Sacudió la cabeza y se estremeció nervioso. Rhaenya entrelazó sus manos con el Tyrell en señal de apoyo, claro que entendía el malestar del chico. La caída de Bran había sido terrible y Enya se encontró por casualidad con la situación.
• * °
• . .
. * •
• * °. •
• . .
• * °
• .
«Escuchó ruidos en la torre rota, también conocida como la Torre Quemada, fue una vez la atalaya más alta de Invernalia. Hace más de cuento cuarenta años, un rayo la alcanzo y colapsó hacia adentro, pero nadie se molestó en reconstruirla. Nunca había visto a nadie ahí ni tampoco había oído ruidos, saco su daga de acero valyrio y se acercó a la torre.
Al entrar no pudo evitar salir casi inmediatamente de un salto, Loras y Renly se estaban besando y ella los había interrumpido.
—¡Rhaenya!—Su tío estaba sobresaltado.
—Nadie se va a enterar por mí, sé que les harían y no lo permitiré—Prometió Rhaenya enseguida.
Conocía perfectamente lo que les podía pasar, ambos podían terminar como mínimo; muertos, la Fe de los Siete jamás permitiría una relación. Antes que alguien más pudiese añadir algo Rhaenya vio como Bran los observaba a los tres, claramente los había escuchado.
El pequeño Stark lanzó un grito. Todo sucedió de repente. Loras saco del sitio a Renly de un empujón mientrasgritaba y señalaba, enloquecido. Bran intentó auparse de nuevo a la gárgola. Iba demasiado deprisa. Rozó inútilmente la piedra lisa con la mano y, en medio delpánico, se le resbalaron las piernas y cayó. Hubo un instante de vértigo, unasacudida estremecedora cuando la ventana pasó junto a él. Estiró una mano, seagarró a la cornisa, se resbaló, estiró la otra y consiguió aferrarse. Quedó colgando contra la pared del edificio. El impacto lo había dejado sin aliento. Bran
se quedó suspendido de un brazo, jadeante.
En la ventana, sobre él, aparecieron dos rostros.
Rhaenya y Loras estaban demasiado asustados para saber qué hacer. Bran había visto a Renly y a Loras juntos, si el niño hablaba...
—Los ha visto—dijo Rhaenya con un hilo de voz, parecía que se echaría a llorar en cualquier momento, en realidad la chica no sabía que hacer.
—Sí —El joven caballero se pasó las manos nerviosamente por la cabellera castaña que estaba enmarañada—, si se sabe tú, yo, todos nosotros...
Los dedos de Bran empezaron a resbalar. Se aferró a la cornisa con la otramano. Hincó las uñas en la piedra. Rhaenya le tendió el brazo.
—Dame la mano—dijo ella con voz férrea—. Te vas a caer—Bran se aferró al brazo con todassus fuerzas. La chica lo izó hasta la cornisa con esfuerzo.
—¿Qué haces?—le gritó Loras, era como una sombra pálida a punto de entrar en shock.
Rhaenya no hizo caso. Era fuerte, pero no tanto como para subir a Bran hasta el alféizar de laventana.
—No lo dejaría ahí Loras, después lo solucionaremos.
Los dedos de Bran dejarían marcas profundas en el antebrazo de Rhaenya, pero aún así el esfuerzo no bastaría para salvarlo. Quizá si Loras no se hubiera quedado mirándolos Bran no hubiese fallado en su agarre debido al cansancio.
El joven Stark, gritando, se precipitó al vacío. No había nada a lo que agarrarse. El patio ascendió a su encuentro.
A lo lejos, un lobo empezó a aullar. Los cuervos volaban en círculos en torno a la torre rota, esperando su maíz.
—¡BRAN!—Rhaenya quiso acercarse a la ventana.
—¡No!—Loras recuperó la compostura por unos instantes, el Caballero de las Flores puso una mano en el hombro de la Dragona evitando que se acercara a donde pudieran verla—, ¡Alguien te puede ver! Si nos ven estamos muertos, Rhaenya.»
. .
. * •
• * °. •
• . .
• * °
• . .
. * •
• * °. •
Rhaenya suspiró profundamente y habló:
—Lo solucionaremos, a eso venía en parte, tengo que hablar contigo y con Renly.
Loras era un brillante espadachín; hábil caballero, distinguiéndose en las justas y torneos, y recibiendo el apodo de «El Caballero de las Flores». También tenía un carisma que le hacía popular entre el pueblo llano pero no poseía la resistencia mental que tenían otras personas, como se demostraba en ese instante.
—Es, es…mi culpa—Él se pasó las manos por la cara con frustración y brusquedad limpiándose las lágrimas—. Debí, yo…, yo debí ayudarte, no debí quedarme en shock…
El shock era un mecanismo seguro para lidiar con un trauma según le habían explicado a Rhaenya alguna vez. Cuando la mente humana experimenta algo muy violento y aterrador, solo para de grabar. Minutos, horas, incluso días pueden estar completamente en blanco en la memoria de las víctimas. Y Loras había quedado en shock luego de evitar que Rhaenya se asomase por la ventana y ella tuvo que sacarlo del sitio casi que a rastras. El mayor defecto del caballero era la imprudencia, se deja llevar por sus emociones y no pensaba con cabeza fría.
—Amo a Renly y no quería colocarlo en riesgo…
—¡Para!—Lo detuvo Rhaenya apretando sus hombros y dándole una sacudida para que se calmara—. ¡Eres un Tyrell de Altojardín! El lema de tu casa es “Crecer Fuerte” y lo haz hecho al igual que toda tu familia. Tienes unos padres y hermanos que te aman, se fuerte.
Enya dudaba en parte del amor de Mance Tyrell por Loras; claro que al padre del chico le encantaba de presumir de su hijo y sus dotes de caballería, en parte, Willas había su primera esperanza para obtener reconocimiento pero desde que Oberyn Martell lo dejo tullido…, en fin, lo importante era que Willas siempre cuidaba a su hermano menor, que Garlan defendería a Loras y que Margaery lo protegería.
—Y haré todo por ustedes, siempre he querido a mi tío como un hermano, tú eres mi amigo y…
—Y lo harás por Willas—Bromeó Loras recuperando el color y el ánimo poco a poco. Fue tan bueno verlo con su ceño desaprobatorio de no puedo creer que niegues tu enamoramiento por mi hermano nuevamente que Enya ni si quiera se ofendió.
«Bien, se recuperara, tendremos que ser fuertes para superar lo que se acerca».
—Te quiero pero no abuses diciendo tonterías—Le advirtió Rhaenya.
—Sabes, te contaré algo que nos animará. Oh, Will me matará por esto pero…—Loras intentó sonreír pero hizo una mueca, Enya comprendió que se estaba haciendo el fuerte y no quiso ser ella quien lo sacara de ahí.
Ella interrogó, en cambio, qué tenía que ver Willas en eso a lo que Loras respondió que mucho.
—Ok, levántate, reina del drama, tengo que escribirle a tu hermano para que nos ayude con Bran—Dijo Enya aceptando la idea del Tyrell a la par que ambos se dirigían al túnel—. En tu familia hay un maestre que nos podría ayudar para que se mejore ¿no?
Ambos empezaron a hablar de bobadas que se les iban ocurriendo en el camino pero Rhaenya no olvidaba que había dicho «Lo solucionaremos». Ella haría lo posible para que dejarán la situación en sus manos y nadie más, a excepción de su madre, los Tyrell eran algo extremos con respecto a proteger a su familia y su madre era, era Bárbara Baratheon. Lo que colocaba a Bran Stark en peligro inmediato.
—La casa Baratheon y la casa Tyrell están unidas por algo más que sangre, que un matrimonio, por amor. Yo lo amo a él y él a mí, y por el amor que nos tienen a nosotros no harán nada que pueda dañarnos. Sé que harás todo para proteger a Renly y lo agradezco—Dijo Loras a Rhaenya Targaryen antes de seguir por el pasadizo que los llevaría a los aposentos del Baratheon.
Ella asintió y le sonrió suavemente, disimulando el malestar y la incomodidad. Entre ella y Robb Stark se habia creado un abismo enorme gracias a la caída de Bran aunque el Joven Lobo no lo supiera y si en manos de Rhaenya estaba, él no se enteraría. Solo lo colocaría en peligro a todos y no sabía que podía hacer Robb con la información «El conocimiento es poder», le amaba pero el amor no la cegaría, no arriesgaría a su familia jamás por nada ni nadie.
«Yo debí darme cuenta antes: en el banquete era con Loras con quien él compartía la mayor parte de las bromas y las confidencias; “rosita de Renly” dijo Oberyn varias veces. Y aquélla vez que Loras me dijo “nunca traicionaría a Renly, en palabras o hechos”» Dictaminó Rhaenya.
—Tu madre, Lucerys, mis padres, mi abuela, mis hermanos—Le confío el Caballero de las Flores y Enya confirmó que había acertado de nuevo—. No te habíamos dicho porque queríamos protegerte no porque no confiáramos en ti.
Le dio un visto a Loras Tyrell, era buen chico y por lo que había comprendido él y Renly estaban enamorados y eran una pareja felizmente casada en todo menos en nombre y legalidad, y era un secreto a voces entre la nobleza.
—Esta bien, lo entiendo.
Y esperaba que ambos entendieran lo que tenía (o lo que tuvo) con Robb. Rhaenya le expreso que tenía que contarle algo, sabía que si no decía algo inmediatamente no lo diría nunca y necesitaba un confidente.
—Tuve uno de esos sueños proféticos de los Targaryen—Loras se detuvo y la miro atento—. Robb…, los asesinaron a traición en un festín ¡Era un Festín de Cuervos!
—Bueno, eso es cruel—El Tyrell no sabía que decir con respecto a Robb aún así solo se necesito un instante para que se indignase—. Una cosa es matar a alguien en un campo de batalla pero en un banquete es terrible, deshonroso, y tendrías que ser ruin para hacer algo así.
A Loras desde muy joven le han sido inculcados los valores del caballero ideal: fidelidad, valor y fuerza por lo que era lógico que despreciara un asesinato de tal clase, además faltaba a las sagradas leyes de hospitalidad.
“Las leyes de hospitalidad” se tratan de reglas sagradas de hospitalidad en la que el invitado, sea noble o plebeyo, come y bebe bajo el techo de su anfitrión, quedando bajo su protección. Coloquialmente entendido como comer «el pan y la sal» del anfitrión, una vez invocadas las leyes prohíben al invitado alzar armas contra su anfitrión y viceversa por todo el tiempo en que se extienda la visita. “Las leyes” son enseñadas tanto por los Antiguos Dioses como por la Fe de los Siete y su quebrantamiento incurre en la ira de ambos.
—Me preocupa Robb Stark, si muere… No sé qué haré, Loras.
Él la miro, abrió la boca para decir algo y la volvió a cerrar sin saber que decir en cambio, la Rosa la acercó a si mismo y la abrazo fuertemente, consolándola.
—¿Él te quiere?
—Sí, lo hace.
—¿Y tú a él?
—Eso creo…, sí, lo creo…
—Uhmm—Loras se apreto los labios y asintió solemne—. Te entiendo perfectamente, no soy quien para jugar…, Entonces…—Vaciló—. ¿Will y tú? Es decir, tu le gustas.
—Oh—Enya se apoyo contra la pared de piedra, la cabeza le daba vueltas, suspiró apoyándose en el brazo de Loras para no caer—. Él a mi también me gustaba, en realidad…—«¿Me sigue gustando?»— ¿Willas cuando te lo dijo?
—Hace años lo interrogue ¿Y tú…?
—Lo quiero sí pero Robb y yo…, además que me voy a comprometer con Aegon…—Decidió decir Rhaenya, le dio una breve y no comprometedora explicación al joven.
«Esto parece mentira, bien, no forzare más a Loras y luego veré si lo de Willas es verdad».
—Mas vale tarde que nunca.
—Ajá sí, Loras, lo que tú digas.
—Golpearé a Will cuando lo vea, ¡Oh! Si te hubiera dicho antes, grandísimo…, ¿Te puedo llamar hermana, Enya?
—¿Te puedo llamar tío?
—Si quieres—Dijeron ambos al mismo tiempo.
Se sonrieron cansados antes de entrar a hablar con Renly y contarle todo, a lo que el Baratheon respondió:
—No hay problema, acabaremos ese matrimonio antes de que si quiera se organice, los reyes son caprichosos y Aegon será un rey; le conseguiremos otra esposa bonita y de alta cuna, cuando te rechacé llorarás un poco y luego serás compresiva.
—Aegon no es así—Enya no estaba segura de porque lo dijo—. Es más, ¿pretendes casar a Margaery con Aegon?
—A Margaery no le interesa Aegon.
—Seguro Loras, y tampoco quiere ser la Reina.
—Yo digo algo más intermedio: Quiere a Lucerys—Intervino Lord Renly sonriente mientras tomaba una manzana de un cuenco—. Hazme caso, incluso, Lady Olenna dice que hay muchas formas de librarse de un mal esposo sin quedar mal.
—¿Por ejemplo?
—El púrpura es un color espléndido Rhaenya, seguro a Aegon le lucirá, es más si no nos libramos de Egg causando inestabilidad en la corte y consejo luego de anunciar tu matrimonio, seguro Lady Olenna estará encantada de organizarte una Boda Púrpura⁴ si nuestras alternativas no dan resultado, lo hablaremos con Ara.
|~•~•~•~|
¹Este fragmento lo modifique de los Juegos del Hambre: Sinsajo.
²La frase era de Yoren pero preferí dejarla así porque en mi opinión personal suena como algo que Lady Olenna Tyrell diría.
³Referencia directa a «Baratheon: Nuestra Es La Furia [Game Of Thrones]» la precuela de esta historia que se encuentra en mi perfil.
⁴Referencia a la boda de Joffrey Baratheon (Que en realidad es bastardo hijo de su tío Jaime) y Margaery Tyrell donde Joffrey es envenenado por Lady Olenna Tyrell.
Con “Ara” Renly se refiere a Bárbara Baratheon, su hermana mayor, ese es el apodo de ella.
|~•~•~•~|
Antes que nada quiero decir que los mas probable es que actualice cada dos semanas por cuestiones de tiempo o dos veces al mes, gracias por votar y pueden hacer comentarios sin pena, su opinión cuenta.
Por cierto, Robb siempre tuvo un fanatismo por decir o gritar «Madre» y por esperar que le dieran que hacer, era una característica que debía aparecer en algún momento por mínimo que sea.
Este capítulo es fuerte, Robb ya está empezando a darse cuenta de lo que se viene y Rhaenya se entera de que Renly y Loras son pareja (mi pareja favorita de la saga de libros, de hecho) a su vez se cierne una amenaza sobre Bran Stark luego de que lo que se enteró.
Renly Baratheon sacó las garras, recuerden que en realidad Renly no trabajaba para Rhaenya si no para Bárbara Baratheon.
La percepción de Doran Martell por parte del fandom de Canción de hielo y fuego (y en la serie) parece ser similar a la que se tiene de él dentro de la saga. Es decir, viejo, frágil, indeciso, lento para responder y demasiado cauto, opinión que yo compartía en el principio pero es un personaje de final de nivel, podíamos decir ya que después de leer Festín de Cuervos entiendes que no es tan frágil y en realidad tiene un plan más allá.
~Isabel~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top