~•Capítulo 11•~

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Sangre por sangre-Theon Greyjoy

Joffrey, Myrcella, Tommen y Cersei Lannister

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20 de Julio de 298 Dc
Las tierras de los ríos
Jon Nieve

ROBB TENÍA TANTOS ESCUDEROS QUE JON ESTABA SEGURO QUE SI TIRABAN UN PAR AL TRIDENTE EL STARK NO LO NOTARÍA, estaban un Blackwood, Hoster; lo suyo eran los libros, la primera vez que lo vio tenía un montón de pergaminos bajo el brazo.

No tenía más de dieciséis años, pero ya media casi tres varas de piernas, espinillas y codos: un chaval larguirucho y desmañado con un remolino de pelo rebelde. A Jon al igual que a Robb le agradaba pues era discreto pero una vez que empezaba a hablar sobre algún libro no se detenía; le recordaba a Donnel Arryn. El otro, Cley Cerwyn siempre había sido amigo de Jon y de sus hermanos incluso de Rhaenya.El otro par, unos hijos del señor de Bastión Kar; Brandon y Torrhen Karstark, se había vuelto amigo de el Strak legítimo y por su puesto, estaba Jon. El bastardo de Brandon Strak, uno de los hijos ilegítimos más conocidos en los Siete Reinos después de los de Robert Baratheon y poco antes de las de Oberyn Martell, el que no podía quejarse de como lo trataban los demás escuderos de su hermano (con respeto) pero sabía que no todos eran sinceros ya que murmuraban a sus espaldas.

—¿Y si lo desafío a un duelo?—Jon miro fijamente a su hermano¹, analizándolo con sus ojos oscuros, intentando entender si hablaba en serio.

«Estúpido, afortunado estúpido, tienes su corazón y tienes su amor, su protección, los títulos, el Norte, a nuestra familia…» Pensó al entender que Robb si quería hacer tal tontería, desafiar al futuro Rey a duelo, jajaja, había enloquecido…

Jon siempre había estado celoso de Robb por tener más afecto de su padre y por ser mejor que él para montar, pelear y ganarse el afecto de otras chicas, específicamente de Rhaenya. Sin embargo, él nunca podría odiar a Robb, ya que también era siempre un buen amigo y una persona honorable. Un honorable necio y muy tozudo que probablemente perdería la cabeza por amor² cosa que confirmaba al escucharlo hablar.

—No seas tonto Robb, morirás.

—Aegon no es un buen espadachín, además ya vencí al Caballero de las Flores—Susurró él, para que los demás no lo escucharan, específicamente Torrhen Karstark ya que su hermano y Cley Cerwyn estaban más interesados en su propio duelo mientras que Hoster Blackwood estaba leyendo un libro en alguna parte—. Ahora te venceré a ti.

El Strak lo señaló con la espada y el Nieve suspiró resignado. Jon últimamente salía de las sesiones de entrenamiento con su hermano agarrotado y magullado, y al día siguiente se despertaba con el cuerpo cubierto de moratones, que era exactamente lo que quería. Su destreza no mejoraría jamás si se entrenaba con adversarios del nivel de los otros escuderos, que eran aceptables pero no tan buenos como Robb, Loras o Renly Baratheon (con el que tuvo la oportunidad de combatir un par de veces), el tío de Rhaenya era un espadachín eficiente al igual que su sobrina pero podian mejorar al igual que Jon.

Le gustaba pensar que la mayoría de los días daba tanto como recibía, pero no estaba siendo el caso en aquella ocasión. La noche anterior apenas había podido dormir; tras una hora de dar vueltas inquieto, dejó de intentarlo, se vistió y camino por el campamento para ver salir el sol y seguir debatiéndose con la oferta de su tío Benjen, que consistía en ir al muro después de pasar un año en la Capital, con la esperanza de que en ese tiempo pudiera olvidar a Rhaenya al darse cuenta que lo suyo era imposible. La falta de sueño se estaba cobrando su precio, y Robb lo obligaba a retroceder por entre los pabellones (se desplazaban sin dirección específica al punto de terminar cerca de un bosque a donde los Karstark y el Cerwyn los siguieron) sin misericordia tajo tras tajo; de cuando en cuando le asestaba de propina un golpe con el escudo.

—Sin Enya y sin la impaciencia e impulsividad de Loras no lo hubieses logrado—Le recordó el bastardo esforzándose por distraer a Robb, lo que esperaba le diese ventaja.

Pues Jon tenía el brazo
entumecido por el dolor de los impactos, y la espada, embotada por tantos entrenamientos, se le hacía cada vez más pesada. Estaba a punto de bajar el arma y pedir un alto cuando Robb hizo una finta baja y lo alcanzó por encima del escudo con un tajo terrible que lo acertó en la sien.

El Nieve se tambaleó aturdido; tanto la cabeza como el yelmo le resonaban por la fuerza del golpe. Durante un momento, el mundo que se divisaba al otro lado de las hendiduras se convirtió en una mancha difusa.

Y entonces los años se borraron; volvía a estar en Invernalia y llevaba un jubón de cuero acolchado en lugar de coraza y cota de malla. La espada que esgrimía era de madera, y se enfrentaba a Robb pero era diferente.

Se entrenaban juntos todas las mañanas desde que aprendieron a caminar; Nieve y Stark fintaban y esquivaban entre los edificios de Invernalia; gritaban, se reían y, a veces, si nadie los estaba mirando, también lloraban. Cuando luchaban no eran niños pequeños, sino caballeros y héroes poderosos.

—¡Soy el príncipe Aemon, el Caballero Dragón!—gritaba Jon.

—¡Pues yo soy Florian el Bufón! —respondía Robb también a gritos.

—¡Soy el Joven Dragón!—proclamaba Robb en otras ocasiones.

—¡Y yo soy ser Ryam Redwyne! —decía Jon.

Aquella mañana, él había sido el primero.

—¡Soy el señor de Invernalia! —exclamó como había hecho antes en cientos de ocasiones.

Pero aquella vez, aquella vez, la respuesta de Robb fue muy diferente.³

—No puedes ser el señor de Invernalia, porque eres bastardo. Mi señora madre dice que nunca serás el señor de Invernalia.

«Creía que se me había olvidado». Notaba el sabor de la sangre en la boca, por el golpe que había recibido.

Al final, Brandon y Torrhen lo tuvieron que apartar de encima de Robb, uno por cada brazo. El Stark se sentó en el suelo aturdido, con elescudo casi hecho astillas, el visor del yelmo torcido y la espada a seis pasos dedistancia.

—¡Ya basta, Jon!—le estaba gritando Brandon—. Está en el suelo, lo has desarmado. ¡Ya basta!

«No. No basta. Nunca bastará». Jon soltó la espada.

—Lo siento mucho—susurró—. ¿Te he hecho daño, Robb?

El primogénito de Brandon Strak se quitó el yelmo abollado.

—¿Qué sueles entender cuando te gritan «me rindo», Jon?—Pero lo decía con tono amable. Robb era un hombre agradable, y le encantaba la música de las espadas, era un chico magnífico y solemnemente necio y tozudo, una combinación extraña pero que agradaba a la princesa Targaryen lo que enloquecía al Nieve.

Aquello ya fue demasiado. Jon se sacudió de las manos de sus amigos y se interno en el bosque a solas. Todavía le zumbaban los oídos por el golpe que le había dado Robb. Se sentó en un tronco y se puso la cabeza entre las manos.

A los lejos escuchó un trio de voces: dos sonaban divertidas y una tensa y fastidiada.

—¡Michito, Michito!

—¿En serio “¡Michito, Michito!”, no tenías otra idea, lord?—Jon reconocía perfectamente la insolente voz de Loras.

—¿Entonces como llamó a un gato, ser?

—Ya no es necesario hacerlo Joff, ahí está uno de los gatos de Tommen—El tono de voz de Enya estaba lleno de diversión.

El bastardo sonrío al escucharla y luego al verla…, ella traía un gato negro cargado entre los brazos; lo acababa de recoger, a su lado estaba Loras llevaba una capa de seda abrochada con la rosa dorada de Altojardín y también estaba un muchacho como alto, rubio y atractivo. De ojos verdes y los labios carnosos con una expresión burlona que lo hacía lucir menos atractivo.

—Jon él es Joffrey Lannister, hijo de Lady Cersei de Roca Casterly, Joffrey el es...

—¡Lord Nieve!—Exclamó Theon Greyjoy era un joven de veintidós años, flaco ymoreno, que se divertía con cualquier cosa. Se echó a reír mientras aparecía entre los árboles—. ¡Me enteré que casi matas a tu medio hermano! ¿Pretendes así quedarte con el Norte e Invernalia?

Jon lo observó fríamente y el Greyjoy le devolvió la mirada como pocas veces ya que nunca se dignaba a hacer tal cosa cuando estaban con Robb y los escuderos, Theon Greyjoy se estaba haciendo amigo de Robb desde que habia llegado de las Islas del Hierro con su hermana Yara y algunos vasallos. Rhaenya chasqueo la lengua furiosa, el chico Greyjoy iba a recibir una buena paliza si seguía molestando a Jon Nieve.

—Es mejor que busquemos a los otros dos gatos por aquí mi Lord—Loras hizo un rápido ademán para sacar a Joffrey del sitio; se llevó al gato consigo, el león de Lannister no pudo hacer mas que de seguir a la rosa Tyrell.

—¿Cómo lo llamaste, Greyjoy?—Inquirió Rhaenya, sus ojos eran tan oscuros como la piedra estriada que adornaba sus ropas, de un negro deslumbrante: vidriagón—. ¡Anda, dímelo en la cara, imbécil!

Jon sabía hasta donde era capaz de llegar Rhaenya Targaryen Baratheon Nymeros Martell cuando se molestaba, no sólo porque suya era la furia, si no porque tenía el fuego y sangre y nunca se doblegaba ni rompía. El bastardo se preguntó porqué Loras se tuvo que haber ido, ya que él no podría detener sólo a Enya.

—¡Nieve, Nieve porque es un bastardo!—señaló con sorna Theon Greyjoy después de soltar unacarcajada.

Rhaenya llevo su mano al pomo de la espada con tal rapidez que si no se hubieran abalanzado sobre ella necesitarían una pala para enterrar a Theon Greyjoy. Robb llegó acompañado de Viento Gris que parecía confundido, no sabía si atacar a Theon o simplemente defender a Rhaenya pero el Stark decidió por él.

—¡Rhaenya!—Le reprendió mientras la tomaba por el torso.

—¡Controla a tu novia, Strak!—Advirtió Theon Greyjoy sin perder su sonrisa.

—¡Suelta, suelta!—Chilló Rhaenya antes de golpear a Robb para que la dejara—. ¡No soy su novia, y nadie me controla!

Jon vio que Robb se erizaba. Lo habían herido en su orgullo.

—¡Rhaenya, basta! ¿Pretendes iniciar una guerra?

—¡No te interesa, Robb, es mi vida no la tuya!

—Enya, por favor—Solicitó Jon acercándose a ella con cuidado, la Targaryen tenía una mano en su arco lista para atacar.

—Esta bien—Ella se dispuso a bajar el arma, a su vez, Theon colocó una flecha en su arco largo listo para disparar a traición a la Baratheon Nymeros Martell o eso pretendía.

El Nieve intento decirle a Fantasma que lo atacara pero Loras Tyrell detuvo a Theon antes de cualquier otra cosa, Jon no supo cómo apareció hasta después de que él le contará que escucho los gritos y emprendió una carrera inmediatamente, el acero estaba apoyado los omóplatos del kraken, no lo suficiente para matarlo pero si para hacerlo sangrar.

—Baja eso Greyjoy—Loras no sonreía, sus ojos dorados brillaban con furia, Jon nunca lo había visto así.

—¿Si no qué?—Sonrió—. ¿Me atacarás, ser Margarita⁴? ¡Seguro eres tan hábil como tú hermano el Tullido de Altojardín!

Loras lo golpeo como un rayo; le dio un tajo en el rostro. Un brillante punto de sangre brotó de la mejilla del Greyjoy y descendió en lentos hilillos rojos por la cara del muchacho.

—Vamos, te reto a que lo repitas—Si Jon alguna vez dudo de la habilidad de la Rosa ya no lo recordaba. Si algo le molestaba a Loras era que molestarán a su familia, y siendo el impulsivo que era, atacaría sin pensar.

Theon se quedó paralizado, con la espada de Loras a quince centímetros de su cara.

—Loras basta—Pidió Rhaenya intentando calmarse, se acercó a él—. Por favor, te meterás en problemas.

Jon la secundo, agradeció a los antiguos dioses que Loras se descontrolo ya que si no lo hubiese hecho Enya no si hubiera detenido por ninguno de los siete infiernos para hacer trizas a Theon.

—¡Baja la espada y olvidemos esto, Tyrell!—Pidió Robb sin saber que hacer—. Theon se irá y dirá que se cayo.

Rhaenya fruncio el seño, furiosa. Jon supo inmediatamente que su hermano la había molestado, había dos cosas que Enya no le permitía: Meterse es su vida y meterse con su familia. Y ella consideraba a los Tyrell su familia, sangre de su sangre.

Además, que Robb intercediera a favor de Theon solo empeoraba las cosas. Se acercó a Enya, posó la mano suavemente en la muñeca de ella. Pocas personas habrían hecho eso sin recibir una puñalada, pero Jon sabía apaciguar la ira de la gente. Consiguió que ella bajase la mano del pomo de la espada. Ambos miraron a Loras que bajo la espada, hosco.

—Sangre por sangre—Prometió Theon Greyjoy antes de irse, no sonreía, para variar. Se le veíauna mirada hambrienta en el rostro fino y moreno, y el pelo oscuro le caía porlos ojos.

—Eso fue demasiado.

—Vete a uno de los siete infiernos, Strak.

—Tenemos que ir por Joff—Suspiró Loras interrumpiendo el duelo de miradas de Enya y Robb.

—Lo sé—Gruñó la princesa—. Jon y yo buscaremos a los gatos, Loras ve con el Lannister; calmate, y Robb—Miro fijamente al Stark por un segundo, luego suspiró decepcionada—. Largate con Theon.

—¡Yo no…!

—¡Nada, cachorro de lobo!—Chilló Enya con las lágrimas en los ojos—. Sólo sal de mi vista, por favor, te lo ruego.

Robb se quedó sin palabras, y se apartó el pelo de losojos, observó a Rhaenya como si nunca la hubiera visto.

—Lo siento, no quería que Theon…

—Sus comentarios pueden herir a las personas, puede que él olvide a quien molesto o porque lo hizo pero la persona que molesto lo recordará—Regañó la Targaryen.

—Lo sé, lo lamento pero no puedo responder por Theon.

—Ten la delicadeza no evitar que arregle el asunto la próxima, me da igual si tengo que iniciar una guerra, Aegon me apoyaría.

—¿Desde cuando el futuro Rey es Aegon?—Preguntó Robb antes de irse.

—Desde que Elia de Dorne lo llamó así—Bufo la Baratheon—. Y desde que mi tío Rhaegar lo acordó. Por cierto, ¿Donde estará Joffrey?

—Y los gatos.

—Y los gatos, sí, Loras, los gatos—Rhaenya parecía cansada como siempre que peleaba con Robb—. Jon ¿Te puedo pedir un favor?

—Lo que quieras.

—Recuerda decirme que si alguien vuelve a obligarme a pasar tiempo con los Lannister pida un dragón, vivo.

—Lo haré—Asintió Jon sabiendo que de nada serviría protestar.

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Arya Stark

Nymeria la esperaba en la garita de los guardias, al pie de las escaleras. Se incorporó en cuanto vio llegar a Arya. La niña sonrió. Aunque nadie más laquisiera, la cachorrita de lobo huargo la adoraba. Iban juntas a todas partes, y Nymeria dormía en su tienda al pie de la cama, Rhaenya no había tenido problema con eso. Arya se la habría llevado ala sala de costura de buena gana si Myriah no lo hubiera prohibido. Así, la septa Mordane no se quejaría tanto de sus puntadas.

Nymeria le mordisqueó ansiosa la mano mientras la desataba. Tenía los ojos amarillos. Cuando reflejaban el sol, brillaban como dos monedas de oro. Arya le había puesto su nombre en memoria de la reina guerrera de Rhoyne, que había guiado a su pueblo en el cruce del mar Angosto. Aquello también había sido un escándalo. Sansa, por supuesto, había llamado Dama a su cachorrita. Arya hizo una mueca y abrazó con fuerza a la loba. Nymeria le lamió una oreja, y la niña se echó a reír.

La septa Mordane ya debía de haber avisado a su señor tío. Si se iba a su tienda, la encontrarían. Y Arya no quería que la encontraran; tenía mejores planes. Los chicos se estaban entrenando en el patio, y se moría por ver cómo tumbaba Robb al galante Joffrey.

—Vamos—susurró a Nymeria. Se puso de pie y echó a correr, con la loba pisándole los talones.

Rhaenya le había hablado a una estructura desde la que se divisaba todo el patio. Allí fue adonde se dirigió. Llegó jadeante, con el rostro congestionado, y se encontró a Rhaenya apoyada en Jon que estaba sentado en el alféizar, con la barbilla apoyada en una rodilla. Estaba observando el patio tan concentrado que no se dio cuenta de su presencia hasta que su lobo blanco se levantó para recibirlas. Nymeria dio unos pasos cautelosos. Fantasma era ya más grande que sus hermanos de camada. La olfateó, le mordisqueó una oreja y volvió a tenderse junto a Jon.

—¿No deberías estar cosiendo?—preguntó La Targaryen, tenía el ceño fruncido mientras observaba a un chico de cabello plateado.

—Prefiero ver cómo pelean—contestó Arya con una mueca.

—Bueno—dijo Jon con una sonrisa—, ven aquí.

Arya se subió a la ventana y se sentó junto a él mientras en el patio resonaba todo un coro de golpes y gruñidos. Sufrió una ligera decepción al ver que los que luchaban eran Donnel Arryn y Renly Baratheon, el primero era buen espadachín pero este último no tanto. Los dos combatientes se tambaleaban ya, y Arya supuso que llevaban un buen rato peleando.

—Es algo más cansado que coser, ¿no?—observó Jon.

—Es algo más divertido que coser—replicó Arya.

Jon sonrió y le revolvió el pelo. Arya se sonrojó. Siempre habían estado muy unidos. El muchacho tenía el rostro de su padre, igual que ella. Eran los únicos.

»Aunque Enya no se divierta ¿Que te hizo esta vez Robb?

—¿Por qué tú hermano tuvo que hacerme algo?

—Casi nunca estás así, y siempre es por Robb—Arya vio que Jon se incómodo y deseo no haber preguntado.

—Lo superaré, sí, eso tengo que hacer—La Baratheon no parecía muy convencida—. De todas formas en la Capital no es que vaya a estar muy feliz—Rhaenya jugo con un anillo de plata que había en su dedo, Arya lo observó con cuidado: parecía tener la misma textura que el blasón en el huargo de los Stark—. Ahora estoy vigilada—Señaló a donde el capa blanca entrenaba.

—¿Por qué no estás tú en el patio?—le preguntó la niña a su hermano mayor, cambiando el tema.

—A los bastardos no nos permiten hacer daño a los grandes señores—dijo el muchacho esbozando una sonrisa—. Las magulladuras que reciban mientras se entrenan se las tienen que causar espadas legítimas.

—Oh—Arya se sintió avergonzada. Debería haberlo imaginado. Por segunda vez aquel día, pensó que la vida era injusta—. ¿Pero antes no habían entrenado juntos?

—Ahora están los Lannister, hay que disimular, Cersei por lo que se dices es terrible y el único que me agrada es su hijo menor: Tommen. Myrcella su hija cree que va a casarse con Aegon, eso me dijo hoy—Dijo Rhaenya, molesta—. Cree que será la reina, que será una Targaryen…

—¿Y no es así?

—No Arya, Rhaenya va a ser la reina—Respondió Jon.

—Es necesario—Se excusó ella—. Luego del incidente con Theon Greyjoy tengo que obtener protección. Por cierto Arya, tenemos que ir a conocer a los Arryn y los Royce: Josh el hijo del amigo de tu padre que según todos los informes, desde muy joven le han sido inculcados los valores del caballero ideal: fidelidad, valor y fuerza, y no ha faltado a ellos—Enya se encogió de hombros—. A la niña que es su hermana; Daella, ¡Dioses! No te gustará se parece a Sansa.

—¡Oh, no!—Protestó Arya.

—Tranquila aunque también estarán Myranda “Randa” Royce.

Arya suspiró, nerviosa. Myranda Royce era hija de Lord Nestor.

—Más tarde o más temprano tendrás que conocer a Myranda Royce—le advirtió Enya en cierta ocasión—. Cuando llegue el momento, ten cuidado. Le gusta hacerse pasar por una locuela, pero en realidad es más astuta que su padre. Vigila tus palabras cuando estés con ella.

«Tendré cuidado—pensó Arya—, pero no sabía que iba a ser tan pronto».

Asintió, no quería decepcionar a Enya, decidió que era mejor guardar silencio. Conocer a los Arryn no sería divertido. Eran tantos y todos estaban dispuestos a hacer lo necesario para conseguir el título de señor del Nido de Águilas.

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¹Note que Jon considera a Robb su hermano y no hermanastro, tenía que destacarlo.
²No pude evitar hacer una referencia.
³Catelyn es mala (por lo menos es mi opinión), si hubiera aceptado a Jon en los libros originales quizás él pudiera haber convencido a Robb de no hacer la larga lista de tontería que hizo.
⁴Así le dice Walder Frey a Loras Tyrell me pareció que los insultos de él y lo de Theon están a un mismo nivel (Consideremos que ambos traicionaron a Robb).

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Por cierto, ¿Prefieren un capítulo con Cersei o Tyrion Lannister?

~Isabel~

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