~•Capitulo 1•~

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EL COMPROMISO

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27 de Febrero, 298 DC¹
El Norte, Invernalia

AL ENTRAR AL GRAN SALÓN DE INVERNALIA, no esperó recibir la noticia de su compromiso con el heredero del norte.

Se había levantado con la primera luz del alba. Bañada para luego vestirse regiamente con botas y pantalones debajo del vestido. Era una de las cosas que aprendió de su madre «Siempre haz de estar lista para escapar». Y vaya que a su madre le había servido, Bárbara Baratheon tuvo que escapar de la Fortaleza Roja con Jaime Lannister y Brandon Stark, luego de que ella sacara al Stark de las celdas negras.

«Al tío Robert no le gusta esa filosofía» Reflexiono Rhaenya suspiró «Incluso con todo aclarado aún así ni siquiera
Jon Arryn fue capaz de aplacar aquella tormenta...»

Robert Baratheon era el mellizo de su madre; Bárbara, de caracteres distintos pero similares. Bárbara era frío y Robert era calor. Uno era calma y el otro ansiedad..., Pero su madre siempre triunfaba donde Robert no.

Y el vivo ejemplo eran ella y sus hermanos. Bárbara había rechazado una insinuación de compromiso con Brandon Stark, con Oberyn Martell y con Rhaegar Targaryen; el príncipe de plata heredero al Trono de hierro hasta que decidió casarse con Daeron Targaryen, el Dragón Sabio. Rhaenya le había preguntado porque y su madre le explicó que de nada servía ser la esposa de un rey si ibas a ser consorte; era preferible gobernar desde las sombras, además que Rhaegar hubiese sido un buen rey pero era un terrible padre y esposo.

—Era cierto, Rhaegar ofendió a su propia esposa, la princesa Elia Martell al coronar a Lyanna Stark—Se dijo en voz baja—, el tío Robert quedó resentido por el insulto, y a partir de aquel día vio con peores ojos al príncipe de Rocadragón. Y sólo empeoraría cuando Aerys asesino a Lord Stark y casi mato a Brandon, luego había pedido las cabezas de Ned Stark y Robert Baratheon a Lord Arryn, por suerte se negó—Se sabía de memoria la historia—. Tío le dijo a madre «Acabaré con todos los Targaryen que se me pongan por delante, hasta que estén tan extinguidos como sus dragones» Sutil mi tío, como siempre.

Al escuchar eso su madre le recordó a Robert que ella tenía tres hijos Targaryen y estaba casado con uno. Robert se escudo en que sus sobrinos eran Baratheon y que Daeron no estaba demente como Rhaegar y Aerys. Bárbara aprovechó eso y propuso que Daeron fuese regente de los hijos de Rhaegar para que este no reinará por su mal comportamiento.

Robert se lo pensó y Bárbara lo orillo a aceptar, con ayuda de Daeron y Brandon Stark luego de que le contarán que Lyanna Stark se fue por voluntad propia con el príncipe Rhaegar y juraran no ir a la guerra con el bajo esa justificación si no que la Guerra (que luego la llamarían Danza de Dragones, Venados, Lobos y Serpientes, por los siguientes y otros acontecimientos, la muerte de Rhaegar Targaryen a manos de Robert Baratheon en el tridente y el papel de los Martell) sería contra el Rey Loco y cualquiera que defendiera su causa.

Luego fue la boda de Brandon Stark y Catelyn Tully, tras la primera batalla exitosa, pero todavía en medio de la guerra, viaja a Aguasdulces para casarse con Catelyn. En su noche de bodas conciben a su primogénito, Robb, el que actualmente era mejor amigo de Rhaenya.

«Si es que lo puedo llamar así» Abrió la puerta para salir de su habitación «Es el hijo de Brandon Stark».

A fin de cuentas, Bárbara le había ganado a Robert, consiguieron la victoria en el Tridente y habían logrado que todos los señores les juraran lealtad pero no todo fue perfecto.

Tywin Lannister, que había permanecido neutral hasta la Batalla del Tridente, marchó hacia la capital, se declaró fiel al rey Aerys y le pidió que abriese las puertas, a pesar de la insistencia en contra del Pequeño Consejo, el monarca no les hizo caso y dejó entrar a las fuerzas Lannister, que aprovechan para saquear la ciudad en nombre de Daeron Targaryen.

Tywin Lannister ordena a sus caballeros, entre ellos a La Montaña, asesinar al resto de la familia real (Aerys se había suicidado al beberse una copa de fuego valyrio creyendo que le permitiría convertirse en dragón y acabar con sus enemigos). De este modo, La montaña “mata” al príncipe heredero; el bebé Aegon, a su pequeña hermana Rhaenys, y a la madre de ambos, Elia Martell.

Con lo que no contó el Lannister era con la furia de el padre de Rhaenya. Éste sentenció a muerte a todos los involucrados en el asesinato, ganando el apodo de mataleones luego de la muerte de Tywin Lannister y compañía, lamentablemente Daeron Targaryen muere por la causa.

Y aún más importante, que Lewyn Martell tío de la princesa Elia se llevo a Aegon de la Fortaleza Roja y lo entregó a Bárbara Baratheon Targaryen por orden de la princesa de Dorne, pidiendo que lo criara como un hijo y la Baratheon y el príncipe Rhaegar le había hecho una promesa a su cuñada y a su hermano antes de morir. Por lo tanto, el bebé asesinado era un señuelo y el verdadero Aegon Targaryen estaba vivo.

—Por suerte—Suspiró, apretó la mandíbula recordando la condición «Rhaegar me prometió a Aegon en cuanto nací» no sabía cómo sentirse al respecto.

—No sabía que su alteza hablase sola—Saludó Lord Beric Dondarrion, con cabellos como el oro rojo, era el comandante de su Guardia en el Norte; el había sido el principal encargado de su seguridad desde que salió de La Fortaleza Roja.

—¡Por los siete infiernos!—Exclamó Rhaenya en dirección a su protector, le tenía estima al de cabellos de oro rojo pero no abandonaban las formalidades—, no hablaba sola, Lord Dondarrion. Hoy no será necesario la escolta, buscaré a ser Loras, gracias.

Se despidió del Lord con un ademán, detestaba que la sorprendieran de esa forma, en cambio al ver al Loras Tyrell sonrió, era una sorpresa grata. Ver a su mejor amigo era agradable, estaban en las mismas condiciones. Ambos enviados al frío norte sin poder elegir, y ambos ya se conocían antes de aquello, desde niños.

—Rhaenya—Él era uno de los pocos en el Norte que tenía permiso para llamarla por su nombre, por lo menos en privado, en público mantenían las distancias.

Ser Loras era el hijo pequeño de Mace Tyrell, señor de Altojardín y Guardián del Sur. Tenía una cascada de rizos castaños, y tenía los ojos como oro líquido. Podía ser el joven más hermoso de los siete reinos, después de su hermano Lucerys y el príncipe Aegon, aunque Rhaenya no se dejaba impresionar. Loras podía ser un amigo y aliado honesto, ambicioso, inteligente y leal si no tenía que enfrentar a su familia: Los Tyrell que era su punto débil pero a la princesa con eso le bastaba.

—¿Cómo estás, Loras?

—Listo para la práctica de armas en cuanto desayunes—El Tyrell le ofreció su brazo y ella aceptó gustosa, y casi de inmediato sintió el calor de su mano a través de la seda.

Ambos se dirigieron al Gran Salón de Invernalia entre murmullos de quiénes los veían pasar, Rhaenya no terminaba de acostumbrase a ser el centro de atención cuando iba con Loras, cualquier gesto entre ellos podía ser malinterpretado, lo que empeoraba su talante.

—No es justo que por ser la princesa tenga a todos detrás de ella—Murmuró Jeyne. Era la hija del mayordomo de Invernalia, y también la mejor amiga de Sansa pero Rhaenya la identificaba por otra cosa: Ella molestaba a Arya Stark con apodos crueles.

—Conten la lengua o pierdela—Se burló la Targaryen furiosa.

No era sólo que Jeyne molestase a Arya, Rhaenya se podía encargar de aquello con facilidad el problema era Jeyne y Robb Stark. Había visto las miradas tiernas que el Joven Lobo le dirigía Jeyne Poole, y también a algunas de las criadas, varias de ellas de incluso dieciocho años era seguro que ha alguna debía haber besado. Hecho que le hacía hervir la sangre.

Robb compartía el temperamento apasionado de su padre, Rhaenya ya había sido advertida por su madre cada vez manifestaba «Es hijo de Brandon Stark». No podía confiar totalmente en él pero tampoco podía evitar caer en las garras del lobo, por lo menos no totalmente. A Brandon Stark nunca le había dado reparo tomar lo que quería y a Robb tampoco, y el no solo quería a la Targaryen si no que la amaba profundamente.

Hace unos años Rhaenya y Robb se habían vuelto cercanos, ya no eran Rhaenya Targaryen, Robb  Stark y Jon Snow, eran ella y Robb.

Pasando tiempo juntos, prácticas de armas, cacerías, escapadas, paseos, sonrisas cómplices y resto de momentos pero todo eso se había quedado en el aire hace un año cuando llegó Loras a Invernalia.

Como su espada juramentada, pasaban mucho tiempo juntos y Loras era un espía de los Tyrell. Cualquier rumor de Rhaenya espaciado en el Sur se acallaría si Loras hablaba, ese era su propósito cuando Bárbara le dio el honor al Tyrell, claro que si había un rumor de Robb y ella no sería fácil desaparecerlo, por lo tanto debían guardar ciertas distancias sin embargo eso no impidió que se vieran a escondidas en el bosque de Dioses.

A fin de cuentas, Rhaenya sabía que no tenía derechos de reclamarle a Robb por sus aventuras y que debía ignorar la situación ya que ni si quiera se habían besado por primera vez.

—Es esa chiquilla necia—Contestó Rhaenya reaccionando antes que Loras pudiera formular la pregunta para saber qué le disgustaba.

—Bueno, puedes consolarte sabiendo que por lo menos nunca logrará tener nada—Loras la miro de reojo—, ¿Jeyne está enamorada de lord Beric desde la primera vez que lo vio, no? Ella no es más que la hija de un mayordomo, y por mucho que suspirase por él, no obtendrá nada.

La rubia asintió sin mucho interés pues se dio cuenta que ambos llegaban tarde al desayuno porque todos se encontraban ya en la estancia, eso sería motivo de chisme, las personas se preguntarían que hacían juntos.

Lord Brandon Stark estaba en la cabecera de la mesa: era alto y atractivo de ojos grises, con un temperamento apasionado, Rhaenya no tenía quejas sobre él aún, le agradecía a Lord Stark dejarla seguir practicando con armas con sus hijos cosa que no muchos señores nunca hubiesen aceptado pues ella debía convertirse en una dama, sin embargo no se fiaba mucho del Lobo Rojo. De la que si tenía quejas era de Lady Catelyn Stark, de la casa Tully.

Quería convertirla en una dama, perfecta para contraer matrimonio con su hijo, porque sí, Catelyn quería que su primogénito tuviera el honor de casarse con la princesa de los Siete Reinos por poco que le gustase la niña. Enviaba a Rhaenya a hacer labores de costura hasta que no sentía los dedos, la septa Mordane la instruía en las artes femeninas todos los días, pero ese no era el problema era que Catelyn la quería someter a su voluntad.
Pero Rhaenya era fuerte «Nunca Doblegado, nunca roto» como decían los Martell, siempre la desobedecía y hacia su día imposible.

Aún así Rhaenya sabía todo lo necesario: cantar, tocar el arpa, bordar, recitar poesía, conquistar a las personas; ganarse su amor y lealtad, conspirar, traicionar, preparar estrategias militares, pelear con arco, espada y lanza, sobre todo lanza. Desde niña practicaba con arco y era diestra con la espada pero en Dorne aprendió a ser una con la lanza, el príncipe Oberyn había armado a todas sus hijas para que nunca estuvieran indefensas y con ella hizo lo mismo y más.

Rhaenya Targaryen había crecido pensando que algún día arreglaría un matrimonio. Los matrimonios eran las mejores alianzas y para eso estaban las princesas e incluso los príncipes, su casa necesitaba escudos no espadas «Luego de lo que hizo Rhaegar necesitamos escudos, Cersei Lannister no ha olvidado quienes mataron a su padre. Los Martell cuidarán sólo a Aegon pero no bastará, los Tyrell son leales pero no te seguirán hasta su muerte, tu tío Robert aún sigue queriendo acabar con todo recuerdo de Rhaegar, los Arryn, Stark y Tully vienen juntos y Brandon Stark es ambicioso mientras que el viejo Arryn no confía en nosotros. Aegon, Lucerys, Orys, Daenerys y tú deben casarse por alianzas pero eso no significa que te debas doblegar, cumple con tu deber y no olvides quien eres»... Aunque, desde luego, su tío (de cariño pero no de parentesco a pesar que le daba el tratamiento de «Nymeros Martell») el príncipe Oberyn tenía una opinión diferente.

—Si quieres casarte, puedes casarte—les decía la Víbora Roja de niña—. Si no, toma el placer allí donde lo encuentres. Demasiado escasea ya en el mundo. Pero elige bien: si te cargáis con un imbécil o con un bestia, no me pidas luego que te libre de él. Ya te he dado instrumentos para que lo hagas tu sola.

Volvió del recuerdo al ver a Robb y a Jon que estaban sentados para disgusto de Catelyn Stark codo a codo. Los ojos de Jon eran de un gris tan oscuro que casi parecían negros, y se fijaban en todo. Tenía más o menos la edad de Robb, pero no se parecían en nada. Jon era esbelto, y Robb, musculoso; era moreno, y Jon, rubio; era ágil y ligero, mientras que su medio hermano era fuerte y rápido.

Rhaenya no podía negar que Robb era guapo, tenía la piel clara de su madre, y también el pelo castaño rojizo y los ojos azules de los Tully de Aguasdulces con vetas grises, y cuando él le miraba ella sentía como algo se removía en su pecho; algo fuerte y que la sacaba de sitio, era involuntario. Pero por suerte a su lado tenía a Loras, su pilar, su amigo, su fiel caballero o por lo menos así lo sentía. Mientras no se enfrente a un Tyrell, Loras era capaz de matar y morir en su nombre.

Ambos dieron los buenos días y soltaron su agarre. El Caballero de las Flores se sentó discretamente al lado de Sansa Stark, Rhaenya se compadeció de su amigo mientras se sentaba al lado de Arya Stark.

Las hermanas eran muy diferentes. Sansa sabía coser, bailar y cantar. Escribía poesías. Tenía buen gusto al vestirse. Tocaba el arpa y, por si fuera poco, también el carillón. Y lo peor, era hermosa. Sansa había heredado los pómulos altos de su madre y la espesa cabellera rojiza de los Tully. Arya había salido a la familia de su señor padre, pero sin el atractivo de Brandon Stark. Tenía el pelo castaño y sin brillo, y un rostro alargado y solemne. Jeyne la llamaba Arya Caracaballo, y cuando la veía llegar relinchaba. Y para empeorarlo todo, lo único que Arya hacía mejor que su hermana era montar a caballo. Bueno, aquello y llevar las cuentas de la casa. A Sansa no se le daban bien los números ni pensar, en opinión de la princesa. Los sueños de aquella niña estaban llenos de canciones y de cuentos, esas ilusiones serían su perdición además de que Sansa Stark tenía la lengua suelta, Rhaenya lo podría usar a su favor pero en el fondo temía que Sansa hiciera caer a los Stark, como el eslabón débil de la cadena.

Se dio cuenta que sólo faltaba Myriah Stark, y su padre aunque versiones lo desmentían (Ya que decían que ella era bastarda de Brandon Stark como Jon Snow [Nieve] y Ashara Dayne), Eddard Stark hermano menor de Brandon, la chica era doncella de Rhaenya y su mano izquierda (no valía tanto para ser derecha pero era alguien sin la que no podía estar) supuso que llegarían luego.

El desayuno pasó con normalidad hasta que el maestre Luwin entró en la habitación. Era un hombre menudo y gris. Tenía unos ojos grises y perspicaces que veían muchas cosas. El cabello, el poco que le quedaba a su edad, también era gris. Vestía una túnica de lana gris ribeteada de piel blanca, los colores de los Stark. En las grandes mangas sueltas llevaba bolsillos secretos. Luwin siempre se guardaba unas cosas y sacaba otras de aquellos bolsillos: libros, artefactos insólitos, juguetes para los niños y mensajes, sobre todo mensajes.

Ese día le ofreció una carta a la princesa y otra a Loras Tyrell. Ambas atada con una ancha cinta de terciopelo negro ribeteada de oro en la que se veían un sello: el venado coronado de lacre dorado de la casa Baratheon. Rhaenya tuvo un mal presentimiento, intercambio una mirada con el chico de los rizos y éste negó.

Durante un rato interminable no hizo ademán de romper el sello, Loras ya había leído la carta y estaba pálido, se apartó de la frente un mechón de pelo rizado gesto que hacía sólo cuando algo le incomodaba o molestaba.

—¿Ser?—Inquirió con un hilo de voz, perturbar a Loras era algo que pocos podían hacer y eso le preocupaba.

—Su alteza debería leer la carta—Ofreció el Tyrell—, es vuestro señor tío.

—No debía escribir nadie hasta la semana que viene—Murmuró  sin importar quien la escuchase. Ella hablaba con su familia siempre, con sus tíos a excepción de uno una vez al mes al igual que con su primo Aegon y a veces con Edric Tormenta, con su madre semanal al igual que con sus hermanos pero no esperaba ninguna carta. Reconoció la fina letra de Renly Baratheon y con un nudo en la garganta, leyó.

A su alteza, Rhaenya de la casa Targaryen. Cuando recibas esta carta, espero que sepas actuar con asertividad, lamento tener que ser yo quien de la mala noticia pero es mi deber como tú tío informarte la conspiración que se llevó a cabo. Doran Nymeros Martell príncipe de Dorne acordó tu compromiso con el heredero de Lord Brandon Stark: Robb Stark.

Nos hemos enterado de esto hoy en la Sesión del Consejo, el príncipe heredero se ha mostrado renuente al compromiso al igual que tu madre, hermanos y tíos, te sacaremos de esto.

Tu amado tío, Renly Baratheon, señor de Bastión de las Tormentas.

Evito ir a matar a alguien por poco, tampoco podía llorar por la leche derramada. Rhaenya detestaba con todo su corazón que en la cultura equivocada de Poniente (a excepción de Dorne) las mujeres se tuvieran que casar porque era lo que debían hacer. Detestaba la desigualdad, detestaba que los hombres se creyeran más poderosos que la mujeres…, Chasqueó la lengua furiosa, se prometió que en la medida de lo posible empezaría a corregir esa forma de pensar errónea empezando por librarse de su propio compromiso arreglado a traición y demostraría lo que ella valía por si misma.

No iba a analizar el contenido la carta, aún no. Lo único sabía era que algo se estaba cocinando, había dragón enjaulado tenía que descubrir que pasaba. Pero ahora no se iba a retirar del salón como si no pasara nada. Suya era la furia, habían despertado al dragón, y se olvidó de la discreción, atacaría de frente como un Baratheon, sin temor de nadie.

—Me alegro de que se me avise de mi supuesto compromiso, ahora tendré tiempo de buscar un vestido—Ironizó en voz alta, todos en la mesa la escucharon.

—¿De que habla, alteza?—Rhaenya ignoró a Sansa, su mirada estaba fija en Brandon Stark que estaba más frío que el Muro.

—Tu señor padre ha..., Hablado con Lord Protector, es decir, Doran Nymeros Martell para acordar mi compromiso con tu querido hermano, a las espaldas de todos—Se levantó erguida—. Por cierto, desde ahora le advierto que ese matrimonio no va a pasar, desconozco el compromiso, no ha sido aprobado por ningún miembro de mi casa. No se moleste si quiera en anunciarlo pues no hará nada más que avergonzarse.

—Es una decisión tomada princesa—Se dignó a hablar Brandon Stark, firme.

—Lo dudó, me tendrán que obligar a casarme llevándome al altar por los cabellos y aún así primero muerta que bañada en sangre—Sin mas salió de la habitación a grandes y furiosas zancadas. Alguien, no vio quien, intentó perseguirla pero Loras lo impidió.

No debía comportarse así; lo sabía, la sangre de Aegon el Dragón corría por sus venas..., Junto con la de Aegon el Indigno, Maegor el Cruel y Baelor el Confuso. Bárbara no permitía que lo olvidase nunca, ella y Aegon tenían que ser buenos Reyes, si algún día pasaba.

Porque su madre no la había criado para ser Reina, si no para reinar, fue educada codo a codo con Aegon, recordaba aquellos días perfectamente.

«Aegon ha sido instruido para reinar desde antes de que aprendiera a andar. Ha recibido entrenamiento con las armas, como corresponde a un caballero, pero además sabe leer y escribir, habla varios idiomas, y ha estudiado historia, leyes y poesía. Una septa lo ha instruido en los misterios de la Fe desde que tenía edad para comprender. Ha vivido entre pescadores, ha trabajado con las manos, ha nadado en ríos, ha remendado redes y se ha lavado la ropa cuando lo ha necesitado. Sabe pescar, cocinar y vendar una herida; sabe lo que es sentirse perseguido. Sabe lo que es tener miedo. Aegon sabe que es un deber, que un rey debe poner a su pueblo por delante de todo lo demás y vivir por él, gobernar para él. Madre se encargó de eso. Y no puedo negar que amo a mi primo pero no se si pueda casarme con él, entre el y Robb…».

Sin embargo, de aquél compromiso nunca se hablaba, se suponía que sus hermanos mayores eran los que debían casarse. Recordó a Rhaenys con cierta incomodidad, ella y su hermano mayor Lucerys, hubieran sido buenos reyes pues estaban prometidos, pero Rhaenys estaba muerta gracias a Tywin Lannister y su padre  mató por aquello al viejo león, saldando la deuda de sangre pero aún así seguía queriendo incendiar Roca Casterly.

Llegó a sus habitaciones con pasos rápidos, ninguno de los guardias le cuestionó que hacia, por suerte siempre estaba lista para escapar. Tomó su talabarte que tenía una espada y algunas dagas, y una capa; hizo una mueca al verla, tenía una lazada cruzada en el pecho que la mantenía bien sujeta y con un grueso ribete de pieles, no tenía tiempo de buscar otra, y sin importar quien se la había regalado se la colocó rápidamente para ocultar las armas. Debía correr si no quería que le alcanzaran.

Al siguiente momento recorría un pasadizo largo, en penumbra. Llegó al bosque de dioses que era una isla de paz en el mar de caos en que se había convertido su vida. Se ocultó entre los robles, evitó a los centinelas, y llegó al estanque junto al que crecía el árbol corazón. Se detuvo bajo las ramas retorcidas del arciano, siempre canturreando. Se sentó en la piedra lisa, junto al agua.

Arrugó la carta con el puño. «Doran Nymeros Martell príncipe de Dorne acordó tu compromiso con el heredero de Lord Brandon Stark: Robb Stark» decía la carta. Temblaba furiosamente, se ocultaría en el Bosque de Dioses hasta saber que hacer con exactitud.

«Huir, luchar o negociar» Reflexionó «Huir para dar luego la pelea, luchar como Baratheon y como Nymeros Martell o bien, negociar como una Targaryen».

Sin saber que Robb Stark la buscaba desesperadamente.

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Aclaración: ¹Los nacimientos,
muertes, batallas y otros hechos dignos de nota se fechan bien sea DC (Después de la Conquista), bien sea AC (Antes de la Conquista) de los Targaryen.

Se preguntarán como los Tyrell son aliados de Bárbara Baratheon y están cerca de Rhaenya, eso fue porque Mace Tyrell decidió apoyar a Aerys Targaryen el Rey Loco porque Rhaegar daño los planes, aún así Bárbara se lleva bien con Lady Olenna y compañía.

Y, en está historia Brandon Stark (El hermano mayor de Lord Eddard) no murió en desembarco del Rey porque si de alguna forma quería salvar a Robb Stark de morir en la Guerra de Los Cinco Reyes (o bien, su equivalente en esta historia) había que cambiar todo desde el principio, en vista que Eddard Stark no es el mejor en desarrollar conspiraciones, en adaptarse..., Afectando a Robb directamente por la educación dada a éste mientras que Brandon Stark de carácter más fuerte hubiera hecho a Robb un mejor Rey y no hubiera muerto de forma tonta en Desembarco del Rey asesinado por los Lannister gracias a su piedad.

Esta es una introducción (casi un prólogo pero también cuenta como capítulo entonces lo deje como capítulo), aquí se plantea la alternativa de la historia para que se haga más fácil de entender.

Voy a intentar mantener la esencia de los personajes pero pueden ir variando, si tienen alguna consideración o algún comentario sobre el carácter de los personajes lo tomaré en cuenta, por ejemplo, el carácter de Robb no quiero modificarlo mucho, sería el mismo pero más inteligente y astuto.

~Isabel~

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