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Madre de Dragones, Rhaenya Stark, la hija de Rhaegar Targaryen

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298 Dc
Desembarco del Rey, Pozo Dragón
Rhaenya Targaryen

A MEDIDA QUE EMPEZÓ A EXTENDERSE POR PONIENTE EL RUMOR DE QUE HABÍA DRAGONES VIVOS, más visitantes fueron acudiendo para comprobar si era verdad… y su madre con ayuda de Olenna Tyrell se encargaron de que tanto los poderosos como los humildes dejaran alguna ofrenda para la Madre de Dragones.

Los capitanes mercantes le llevaban encajes de Myr, cofrecitos de azafrán de Yi Ti, y ámbar y vidriagón de Asshai. Los mercaderes le ofrecían bolsas de monedas; los orfebres, anillos y cadenas. Los flautistas tocaban para ella, los acróbatas hacían acrobacias, y los malabaristas, juegos malabares, mientras los tintoreros la vestían con colores que jamás había soñado y también le regalaron una una corona en forma de dragón tricéfalo.

Acarició a Harlan. El dragón desplegó las alas verdes, sacudiendo el aire.

—¿Por qué ninguno se llama Nymeria, Rhaenya?—Oberyn se acercó a ella.

—No son dornienses, son Targaryen—Señaló a Balerion de color negro—, Harlan por Harlan Tyrell, que en proximidad de Aegon abrió las puertas de Altojardín y rindió pleitesía a la casa Targaryen, personalmente y en nombre de su familia. A Argilac, por el Rey de Bastión de Tormentas—Era el dragón dorado—. Y Nieve porque es blanco.

—¿No por Jon Nieve?

—No—Espetó, no sabía nada de Jon y aún estaba molesta con él.

—¡Oberyn!—Llamó Bárbara Baratheon, asomándose en las gradas del destruido Pozo Dragón.

—Sé que lo quieres—Soltó su tío; burlón, antes de irse tras su madre.

Se preguntó que pasaría ahora. Se quedó sentada en medio de Pozo Dragón con Donnel Arryn, evitando que matará a Jaime Lannister por atacar a Ned Stark.

—¡LARGO!—Le grito a Robb Stark que se acercaba a ella con Viento Gris.

—Rhaenya.

Sobre ella, el dragón extendió las alas y se lanzó contra Robb, y cuando echó la cabeza hacia atrás, el fuego que le salió de entre las mandíbulas era brillante y ardiente.

—Vete—Le pidió y él se fue—. Vete con Myrcella Lannister o con Arianne.

—Rhaenya...

Él se fue.

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Días después
Ned Stark

El bosque de dioses estaba desierto, como sucedía siempre en aquella ciudad de los dioses sureños. A Ned le dolía espantosamente la pierna cuando lo depositaron en la hierba, junto al árbol corazón.

—Gracias—Se sacó un papel de la manga; estaba sellado con el emblema de su casa—. Por favor, entrega esto de inmediato.

—Mi señor…—Tomard leyó el nombre que Ned había escrito en el papel y se humedeció los labios, con ansiedad.

—Haz lo que te he ordenado, Tom—replicó Ned.

«Jon tiene que saber de quién es hijo».

Nunca supo cuánto tuvo que esperar en el silencio del bosque de dioses. Allí todo era calma. Los gruesos muros dejaban fuera el clamor del castillo, y solo se oían los cantos de los pájaros, el murmullo de los grillos, el sonido del viento al acariciar las hojas. El árbol corazón era un roble, oscuro y sin rostro, pero Ned Stark sentía la presencia de sus dioses. Hasta la pierna le dolía un poco menos.

Ella llegó al anochecer, cuando las nubes se teñían de rojo sobre las murallas y las torres. Acudió sola, como Ned le había pedido. Por una vez vestía con sencillez: ropas verdes y botas de cuero. Se echó hacia atrás la capucha marrón.

—¿Por qué aquí?—preguntó Cersei Lannister, de pie ante él.

—Para que los dioses lo vean.

Se sentó junto a él en la hierba. Todos sus movimientos eran gráciles. El viento agitaba la rubia cabellera ondulada, y tenía los ojos verdes como las hojas del verano. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Ned percibiera su belleza. En aquel momento la veía claramente. Y Enya también la veía, apareció entre los árboles.

—Sé cuál es la verdad que casi mato a mi sobrino—dijo Ned Stark.

—¿En serio?—La señora lo miraba directamente a la cara—. ¿Por eso me habéis hecho venir, lord Stark? ¿Para plantearme acertijos? ¿O tenéis intención de tomarme prisionera, como hizo vuestra cuñada con mi hermano?

—Si de verdad creyerais eso, no habríais acudido.

—Bran…

—Todo es por ti, Rhaenya—Cersei no apartó la mirada de los ojos violetas—. Amáis a esos niños, ¿verdad?

—Con toda mi alma—Contestó la Targaryen sin dudar.

—Yo no amo menos a los míos.

Enya se quedó pensativa un instante.

«Si hubiera que llegar a eso, la vida de algún niño que no conozca contra la de Robb, Sansa o Arya, o la de Bran, o la de Rickon, ¿qué haría yo? Más aún, ¿qué haría lady Catelyn si se tratara de la vida de Jon contra la de alguno de los hijos de su vientre?». No conocía la respuesta. Rezó para no tener que averiguarla jamás.

Rhaegar te amo mucho, era un buen padre.

Rhaenya la miró confundida.

—Es tu padre—Explicó la hija de lord Tywin Lannister—, por eso te le pareces tanto. Por eso, Lucerys es igual a Rhaegar.

—No, mi madre...—Cersei estaba loca, era una mentirosa.

—Fue su amante, como ahora lo es de Oberyn Martell. Incluso quizá de lord Brandon Stark, mira que su bastardo parece un Baratheon, Jon Nieve.

—Yo no… mi padre es Daeron Targaryen. Entonces si… Aegon y Rhaenys... mis hermanos.

—Te casarás con tu hermano—Cersei le sonrió antes de irse.

Lloró sentada en las ramas del árbol corazón. Ned Stark la intento consolar pero no pudo. Él sabía la verdad. No podía mentirle. Era un honorable lobo.

—No habléis con mi madre—Pidió Rhaenya—. Tampoco le digáis a Robb, me odiará aún más. Cree que arrojé a Bran de la torre… Loras cree que fue Arianne la que lo intento asesinar... No lo sé—Sollozó, abrazándose a si misma.

Eddard decidió buscar a la única persona que podía consolar a Rhaenya.

—Enya—Robb se acercó a ella.

—Soy la hija de Rhaegar, lo odio tanto, y a Lyanna, todo es su culpa... Y mi madre, mis hermanos, Luke debe saber que esto es cierto. Soy tan bastarda como Jon, quizá el sea mi hermano.

—¿Tu hermano?

—Es un Baratheon, hijo de tu padre y mi madre. O de Lyanna y Robert—Las lágrimas se acumularon en su rostro—, mi tío Robert, me odiará así como tú—Sollozó con dolor, solo quería ir a Bastión de Tormentas o buscar a su tío Renly y llorar con él.

El Stark la miró, ya sabía que no le había hecho daño a Bran, su tío Ned le había explicado todo.

—Casate conmigo, vamos al septo.

—Robb...

—Luego organizaré todo para volver a Invernalia, Sansa y Arya tú, mi tío Ned y yo nos iremos primero. Y unos cuantos guardias. Luego avisaremos a Jon.

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Se formularon los siete votos, se invocaron las siete bendiciones y se intercambiaron las siete promesas.

—¡Con este beso te entrego en prenda mi amor!—exclamó Robb con una sonrisa.

Rhaenya repitió las palabras, y entonces la atrajo hacia sí y le dio un largo beso en la boca. Los destellos de colores volvieron a danzar en torno a la corona del septón supremo mientras declaraba que Robb de las casas Stark y Tully y Rhaenya de las casas Targaryen y Baratheon, eran una sola carne, un solo corazón, una sola alma.

—Ven—La guío hacia donde su prima la esperaba.

Rhaenya estaba nerviosa, se movía frenéticamente.

«El que se casa por amor en Juego de tronos no vive para contarlo».

Daenerys la ayudó a colocarse el vestido de anchas mangas para ir a casarse en el Bosque de Dioses oculta.

«Por favor que no nos descubran—rezó Rhaenya al llegar al Bosque de Dioses—. Cuidad a Robb. Por favor que no muera».

—Rhaenya, es hora—Anunció el hijo bastardo de Robert Baratheon, solemne. Gendry le sonrió dulcemente—. ¿Lista?

Él la iba a entregar a Robb.

Era era la única familia que tenía. Ninguno de sus tíos la entregaría a Robb, Robert no consentiría una unión con un Stark, a Stannis no le contaba al igual que a Viserys, Renly tampoco. Sus primos tampoco, Aegon quedaba obviamente descartado y Edric estaba en Bastión de Tormentas. Lucerys se decepcionaría de ella si se enterará de aquella locura mientras que Orys podía intentar matar a Robb a golpes o la entregaría de buena gana y no se arriesgaría a tener tales inconvenientes. No tenía padre ni hablaría con su mentirosa madre, entonces tenía a Gendry, no se cansaba de repetirlo.

¿Qué si estaba lista? Sí, lo estaba, asintió decidida.

En el bosque de dioses apenas se oían los ruidos; tan solo un sonido lejano de acero y gritos amortiguados. La Targaryen se arrebujó en su capa. El aire estaba impregnado con los aromas de la tierra y las hojas, la futura reina se sintió libre, en casa.

Los bosques de dioses
tenían una cualidad extraña. Incluso allí, en el corazón del castillo, en el corazón de la ciudad, uno sentía como los antiguos dioses lo miraban con un millar de ojos invisibles. Observó el árbol corazón, debajo de él Robb Stark.

Sus abundantes rizos cobres le caían sobre los ojos azul Tully, lucía un chaleco nuevo, de lana gris oscura con botones de plata, y llevaba la capa ribeteada de pieles asegurada con un gran broche de plata. También las botas y los guantes tenían forro de piel.

Rhaenya y Robb. Hielo y Fuego.

—¿Quién viene?—Robb sonreía mostrando la perfecta dentadura sin creer aún que se casaría con Rhaenya, a pesar de su nerviosismo no vaciló ni un segundo—. ¿Quién se presenta ante el dios?

—Rhaenya de la casa Targaryen se presenta para contraer matrimonio—respondió Gendry—. Es una mujer adulta que ya ha florecido, es de nacimiento legítimo y alta cuna, y acude a rogar la bendición de los dioses. ¿Quién viene a pedirla?

—Yo—respondió Robb—, Robb de la casa Stark, señor de Invernalia y guardián del Norte; yo vengo a pedirla. ¿Quién viene a entregarla?

—Gendry de la casa..., de la casa Baratheon—Dudó y luego se volvió hacia la novia—. Princesa Rhaenya, ¿aceptáis a este hombre?

—Acepto a este hombre—dijo la novia con voz fuerte y clara, aceptaba a Robb para toda la vida. El Joven Lobo nunca iba a olvidarla.

Gendry retrocedió, y Robb y Rhaenya se cogieron de la mano y se arrodillaron con la cabeza inclinada. Los ojos rojos tallados en el arciano los miraron desde arriba, por encima de la gran boca roja abierta que parecía a punto de echarse a reír.

Tras unos momentos de oración silenciosa, el hombre y la mujer se pusieron en pie.

Robb desabrochó la capa que de Rhaenya, la capa de seda negra tachonada con rubíes que mostraba el dragón de la casa Targaryen, y la sustituyó por una fina capa de seda blanca con bordados grises que mostraba el lobo huargo de la casa Stark.

—Arya ayudó con la capa, no podía conseguir una sin levantar sospechas—Se disculpo Robb, nervioso.

—No hay problema, es muy bonita, le daré las gracias a Arya—Rhaenya sonrió sinceramente, se casaba con la persona que amaba, no podía pedir mas excepto que durará toda una vida.

Todo terminó en un abrir y cerrar de ojos. Las bodas del Norte eran rápidas, eso era bueno, les daba más tiempo antes de que todo acabase.

—Les agradezco ambos..., Dany eres como una hermana; la sangre de mi sangre—Daenerys le sonrió a su prima y la abrazo.

—También eres como una hermana Rhaenya, y ahora Robb también es de la familia.

—Lo obligarán a llevar el rojo y negro ¿No?—Bromeó Gendry repentinamente incómodo.

—No necesariamente—Rhaenya se encogió de hombros.

—Gracias por todo, Baratheon.

—No hay porque, Stark—dijo el chico abrazándolo a su vez—. Cuida mucho de Rhaenya.

—Descuida, creo que ya es hora de irnos Rhaenya.

Sólo tenían una certeza: Suya era la canción de hielo y fuego. Y cuando el hielo se una con el fuego se desatará de nuevo el caos. Sin importarles si su amor era veneno.

El príncipe Rhaegar amó a lady Lyanna y miles de personas murieron por ello; Daemon Fuegoscuro amó a la primera Daenerys y se alzó en rebelión cuando se la negaron; Aceroamargo y Cuervo de Sangre amaron a Shiera Estrellademar, y los Siete Reinos sangraron; el Príncipe de las Libélulas amaba tanto a Jenny de Piedrasviejas que renunció a la corona, y Poniente pagó la dote de la novia en cadáveres. Los tres hijos del quinto Aegon se habían casado por amor, contraviniendo los deseos de su padre, y puesto que el extravagante monarca también había seguido el dictado de su corazón para elegir reina, les permitió dar rienda suelta a sus caprichos, y los que podrían haber sido amigos leales se
convirtieron en enemigos acérrimos. Siguieron traiciones y tumultos, igual que la noche sigue al día, y todo culminó en Refugio Estival con hechicería, fuego y dolor.

De la unión de Rhaenya Targaryen Nymeros Martell y Robb Stark nacería el príncipe Vhalarr Targaryen Stark.

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Si Cersei Lannister no hubiera dicho que era hija de Rhaegar, Rhaenya no se hubiera casado con Robb.

Faltan uno o dos capítulos para el final de la primera parte.

¿De quien es hijo Jon?

~Isabel~

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