ೋ Capítulo 6: ೋ
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"Cada época es un esfinge que se precipita al abismo en cuanto se ha resuelto su enigma".
~Heinrinch Heine.
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Capítulo 6: Entorno.
Jayden Wright:
No me sorprendió encontrar el motón de envolturas y cervezas vacías en la barra de la cocina o en la alfombra gris del salón a la mañana siguiente. Los chicos habían pasado la noche invadiendo el apartamento de Connor en su supuesta borrachera. En algún momento me permití abandonarlos después de cansarme de ellos en lo absoluto.
Allí estaban todos los, dormidos en la sala.
Sonreí al ver a Jordan en el rincón del televisor, hecho una pequeño ovillo. Allí había pasado toda la noche, sin moverse a excepción de la única vez que fue al baño.
—Creí que después de lo que hiciste, le pedirías perdón luego de cinco minutos—me dijo la pelirroja bostezando desde el sofá al percatarse de que lo observaba.
—Supongo que solo me disculpo cuando realmente estoy arrepentida.
Mi indiferencia le dio curiosidad, esa fue la principal razón por la que ella se sentó y se quitó el cabello de los ojos.
—¿Cómo dijeron que te llamabas?
—Jayden—musité.
—Jayden, me sorprende que estés viviendo con Connor, pero no diré nada al respecto porque tengo que orinar.
Y así de rápido desapareció de la habitación. La única faltante además de la pelirroja era Laia. La rubia resentida se había ido a casa incluso antes de que yo me fuera a dormir, dejando a su novio con sus amigos.
Tomé la basura del suelo y la deposité en el contenedor de la cocina. Podía ayudarle a ordenar un poco a Connor antes de irme a casa de Dylan a visitar a June. Pero realmente no sabía en donde tenía los artículos de limpieza, recordé entonces que en el pasillo tenía una puerta a la que no había entrado, así que me dirigí a él.
Efectivamente, se trataba de un cuarto de lavandería. Allí además de una lavadora estaban los artículos de limpieza, abrí el armario en busca de algo que me fuera útil. Cogí una aspiradora con la intención de deshacerme de las migajas de sushi que había en el salón. Sin embargo, justo al llegar a la puerta de la habitación de Connor, casi me estrello con Laia. Y vaya que tenía aspecto de alguien con resaca.
Había estado con él todo el tiempo. Connor era tan predecible, justamente la noche anterior me dediqué a observarlos con suspicacia, era bastante obvio que tenían una especie de conexión; un buen ejemplo era el rubor de Laia y sus sonrisas tímidas o las miradas de él en su dirección.
—Ay, disculpa. El pasillo tiene mucha luz, me molesta—se quejó, sobándose las sienes.
—¿Qué te molesta? —le preguntó Connor, quien en menos de un segundo se recargó al marco de la puerta, portando solamente un pantalón de pijama—. ¿Qué haces con la aspiradora, Jayden?
—La lanzaré por la ventana—sin evitarlo puse los ojos en blanco.
—Muy graciosa, dámela. No limpiaras tú, les toca a los animales, ellos hicieron el desastre.
—Sé más cariñoso, uno de ellos es mi hermano—se indignó Laia.
Connor le lanzó una mirada burlesca.
—Lo dice quien justo ayer lo juzgó por obsesionarse con Jordan—él puso los ojos en blanco y suspiró con hastío para quitarme la aspiradora de las manos—. Todas las chicas son inentendibles...
Y tras decir eso, escuché sus pasos dirigiéndose al salón y el grito asustado de Daniel por ser despertado tan bruscamente.
—Es un hecho que Connor tiene algo en contra de los Davis—masculló la pelirroja.
—¿Y tú de donde saliste, Diana? —Le preguntó Laia con una mano en el corazón y un gesto asustado.
—He estado en el baño mientras ustedes conversaban. En fin, me tengo que ir, mi querido novio está a diez segundos de tocar la puerta.
Hubo un corto y confuso silencio en el que Laia y yo nos observamos sin saber qué decir al respecto..., y Diana, ella simplemente caminó hasta la sala de estar sin mucho entusiasmo —atribuí que se debía a la resaca—. Y justo después de diez segundos, se escuchó el timbre de la puerta y posteriormente, los quejidos de Bruce a quién Connor le espetó —sin mucho cuidado—, que atendiera.
Me pase la siguiente media hora en el piso, desayunando el cereal que Laia preparó para todos; al parecer era lo único con lo que podía contribuir, según su novio-amigo o lo que sea que fueran. Más tarde, aparecí en casa de Dylan, como de costumbre, me recibió con una reluciente sonrisa que me recordó a los viejos tiempos en los que me sentí sumamente atraída por él; sí, aunque me llevara siete años. En verdad daba una muy, muy buena impresión al verlo nuevamente. Yo ya no gustaba intensamente de él, pero no pude evitar sentirme algo atraída. Es decir, era muy guapo, sus ojos avellana le favorecían y ni hablar de su cabello rubio y sus rulos. Era una pena que se hubiese comprometido unos meses atrás.
Ahora que lo pensaba, mi historial con los hermanos Grand era un tanto... extraño. Muy extraño.
—¡Que hermosa sorpresa, Jayden! —Antes su ánimo al verme, particularmente me teñía las mejillas y ahora solo lograba hacerme reír—. No me digas, ¿buscas a June?
—¿Por qué lo preguntas si ya lo sabes? —le di un beso en la mejilla en modo de saludo.
—Quizá porque tengo la esperanza de que me corrijas y digas que has venido a verme a mí.
Giré los ojos. ¿Ahora entienden por qué me sentí atraída a él? Podía verlo desde un mejor punto, uno más crítico y percatarme de que ya no tenía trece y que esas cursilerías no iban conmigo.
Se hizo a un lado para dejarme entrar.
—¿Cómo está Maya? —Cambié estratégicamente de tema.
—Ella justamente está en la cocina. ¿Quieres algo de beber o desayunar? Tenemos tarta de manzana, la preparé yo. Recuerdo que era tu favorita en... —lo interrumpí antes de que siguiera hablando con tanta energía.
—En realidad tengo prisa.
Su sonrisa se borró abruptamente. Intuí que algo andaba mal.
—June no se encuentra en casa. No llegó a dormir anoche.
Claro. Es decir, ella misma me dijo que saldría con alguien o dormiría, como quieran llamarle.
—Mierda, lo olvidé—mascullé.
—Si quieres yo podría llamarle y...
—No. —Volví a interrumpirlo—. Sé exactamente en donde está. Gracias, Dylan. Y nos vemos luego, quedará pendiente la tarta.
—Como digas, linda.
Tal y como creí, la encontré saliendo de la residencia, se quejó de acompañarme a sitios para buscar empleo y por darme la idea de hacerlo personalmente, pero al menos no se negó.
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