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Verla allí de pie con una sonrisa pintada en su rostro, las mejillas espolvoreadas por un tenue rosa, me hicieron volver a la realidad que había ignorado por mucho tiempo, pero que seguía allí muy presente y real.

Levi era una preciosa mujer soltera, inteligente, educada, audaz, sin temor a decir lo que pensaba. Era obvio que muchos las notarían y buscarían más que solo una amistad con ella, pero aun así me había negado a aceptarlo y me cegué ante la ilusión de que permanecería por mucho tiempo más a mi lado, siendo esa amiga que siempre estaba al pendiente. Y con el tiempo ella me vería como yo la veo, porque por mucho que luce contra mi corazón este nunca dejo de sentir amor por Levi.

Te lo dije — la mirada de mi madre era de fastidio y el tono con el que me hablaba era de reproche y podía jurar que se contenía para no armar un escándalo, sabía que tan frustrada debía sentirse por no haberle hecho caso a sus consejos — te dije que hicieras algo, que Levi no estaría por siempre soltera pero no me hiciste caso — negó y dejo salir un suspiro pesado — has algo antes que sea demasiado tarde — y con esas palabras vi a mi madre caminar hacia donde Levi halaba tan animada junto a Farlan, y aunque había superado un poco mis celos a la relación amical que ambos mantenían aun así siempre había cierta voz que repetía en mi mente que había algo más, y que sí aún no había nada pronto podría pasar a haber, y es que solo era cuestión de ver la manera en que ellos dos interactuaban para darse una idea de cuánto pasaban juntos —

El tiempo que había dejado el hospital había llevado a que Levi se acercara más a Farlan siendo ya un amigo con mayor antigüedad era razonable que ella buscara su compañía en todo momento y en todo lugar. No debería ser raro verla junto a él en esta fiesta, no cuando era una fiesta brindada a todo el personal del hospital, a la cual yo por ser hijo del dueño tenía que asistir siendo que ya no pertenecía a dicha planilla laboral.

La vi bailar, reír, sonrojarse, pisar e incluso abrazar todo eso junto al rubio cenizo de ojos celestes. Solo un ciego no notaría lo que había entre ellos, solo alguien que se aferra a la esperanza de ser correspondido, no notaría el afecto mutuo que ese par se tenía. Solo yo fui ese iluso...

Sin poder soportarlo más huí de ese lugar, sabiendo que si me quedaba por más tiempo haría algo de lo cual me arrepentiría.

Todo bien? — la voz fría de la peli negra me saco de mis recuerdos, aquellos en donde ella y yo solíamos conversar largo y tendido durante nuestro turno nocturno. Tiempos que no volverían jamás pero que añoraba cada días más — Isabel está bien? — se acercó posicionándose aún costado mío, soportando su peso en el barandal —

Sí, solo quería un poco de aire — asentí y respondí con la mayor sinceridad posible —

Siempre estás buscando aire — me sonrió de esa manera tan suya recordándome como la conocí por primera vez — sabes que puedes decirme lo que sea, verdad? — me dedico esa mirada acerada buscando descifrar aquello que no tenía el valor de revelar —

Lo sé, gracias — asentí tomando aire y dejándolo salir — puedo hacerte una pregunta? —

Ya lo hiciste — me miro con una expresión aburrida que escondía la diversión que le causaba hacerme ver tonto — pero sí, adelante —

Nunca se lo eh dicho a nadie...pero ya no puedo con esto... — se lo diría, era el momento. Era mi amiga, la mejor sino la única, en quien me apoye muchas veces, quien no me juzgo sino que comprendió. Sabía que era la mejor decisión, ya no podía continuar así buscando permanecer cerca sin llegar a nada más que una amistad que amaba pero dolía mantener — te has enamorado alguna vez? —cuestione buscando abordar el tema sin ser tan directo —

Y eso? — me miro con curiosidad y en sus ojos pude ver su intento por descifrar el porqué de mi pregunta —

Solo responde — entrecerré los ojos y busque lucir como si estuviera hablando de un tema común y nada más —

Bueno...— la vi mirar a la oscuridad que rodeaba la casona, allí donde la luz artificial ya no podía combatir las tinieblas de la noche — sí, Eren, me enamore cuando tenía 16 o bueno me di cuenta quera amor a esa edad — sonrió con nostalgia y su hermosa mirada azul gris se tornó tormentosa — ame por mucho tiempo pero no pudo ser... — suspiro como si con eso pudiese dejar ir todo ese dolor que el recordar le traía y me sentía fatal por hacerle recordar un tema que la lastimaba — acepte ser solo su hermana pequeña, su amiga...y aprendí a vivir con ello — me miro por un instante y su mirada se dirigió al salón donde antes estuvo junto a Farlan...no tuve que ser un genio para entender a quien se refería. Y dolió saber eso de Leví, conocer esa parte de ella, pero quien era yo para juzgarla — extrañas a tu esposa es normal, pero si quieres mi consejo debes seguir adelante...por ti e Isabel no puedes quedarte siempre en el pasado, no es sano — me miro con compresión aunque también había determinación allí —

Lo sé, Mikasa fue una parte importante de mi vida pero... — suspire con cansancio y por fin después de tanto tiempo decidí ser sincero y sacar todo aquello que solo oculte — nunca la ame de esa manera — tras mi confesión pude ver la sorpresa pintada en el bonito rostro de Levi — era mi hermana, la quería como tal, ella lo sabía, mis padres lo sabía pero no le dieron valor a lo que sentía y por mi cobardía de no enfrentarme a ellos, acepte unir mi vida a ella, arruinando así nuestra vidas... no puedo recordar un día sin peleas, reclamos, desprecios e incluso el no hablarnos por semanas. No era feliz y ella tampoco lo era — mire al cielo buscando evitar la mirada de Levi, no quería saber cómo estaba tomando mis palabras — nunca desee tener a Isabel porque no quería que ella compartiera el infierno que era mi vida, pero sucedió y...el día que Mikasa murió habíamos discutido como era costumbre, me escape antes de decir algo que realmente la dañara, porque encontré la manera de huir de esa realidad que era mi vida, pero no espere que ella me siguiera...fue mi culpa, yo mate a Mikasa...yo lo hice... — lágrimas corrían por mi rostro, dolía decir en voz alta lo que tanto me atormentaba pero al fin era libre —

... — el silencio que siguió a toda mi discurso me dolió porque este me estaba haciendo entender que para Levi era un monstruo, alguien repulsivo, un ser humano sin corazón que había asesinado a su esposa y que odiaba a su bebé —

No fue tu culpa. Las cosas suceden, solo se debe aprender a vivir con ellas y pensar mejor en las decisiones que tomamos — sus suaves manos limpiaron mis mejillas — nunca conocí a Mikasa, no sé cómo fue su personalidad, pero fue decisión de ambos vivir ese infierno, no solo tu tuviste la culpa... y el que ella te siguiera en ese estado tampoco fue tu culpa... no trates de cargar con culpas que no son tuyas — le sonrió suavemente — además ya pasó no puedes volver atrás, solo puedes hacer algo de aquí para delante, elegir qué es lo que quieres para tu futuro y empezar a construirlo desde ahora — me tendió un pañuelo — ahora, vamos...ya es tarde mi tío debe estar hecho un loco e Isabel debe extrañarte — me dio unas cuantas palmaditas en el brazo — antes de dirigir el camino hacía su hogar —

... — la seguí y a pesar de que mi intención era hablarle de lo que siento por ella, fue mejor hablarle de mi relación pasada así cerrar ese ciclo y empezar algo nuevo sin machas de los secretos que podías lastimar en el futuro —

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