Día 3.
Trazando tus cicatrices.
Aquella tarde en la finca de Shinobu, Tanjiro se encontraba haciendo algunos estiramientos luego de haberse recuperado de la última misión, no quería desacostumbrar a su cuerpo, por lo que tan pronto se sentía mejor, salió a entrenar.
—¡Hey! —Escuchó aquel llamado, girando hacia atrás, donde había provenido aquella voz, encontrándose con Aoi que le miraba con aquel típico ceño fruncido, trotó hacia donde la chica estaba, dedicándole una sonrisa.
—¿Qué sucede? —Preguntó con curiosidad. La joven soltó un suspiro y extendió su mano a su dirección, haciéndole entrega de un frasco, cosa que hizo que la confusión de Kamado incrementara.
—Necesito pedirte un gran favor. —Tanjiro presentó atención a lo que le pediría. —Ayuda a Agatsuma a ponerle la medicina, ¡Estoy harta de que siempre grite y llore cuando trato de ponérsela! ¡No lo soporto más, agh! Es tan complicado hacerlo cuando no deja de moverse. Seguro que será diferente si lo haces tú, después de todo eres su amigo, si sigo haciéndolo yo, más temprano que tarde lo terminaré golpeando. —Dejó saber cuál era el favor que le pedía, haciendo que Tanjiro riera algo incómodo, sabía el problema que Zenitsu le causaba a las chicas de la finca siempre que trataban sus heridas, pero entendía a lo que Aoi se refería, quizá sería más fácil si lo hacía él, recurrir a Inosuke quizá no sería una buena idea.
—De acuerdo, no te preocupes por eso, me aseguraré dársela. —Asintió aún con esa sonrisa, recibiendo el frasco de la chica. Ella le indicó la manera en que debía untar la medicina en las heridas del rubio, haciendo leves masajes para que el cuerpo absorbiera bien aquella pomada.
Una vez que supo el modo de aplicación, se dirigió al interior de la finca para ir a la habitación donde Zenitsu se encontraba, era mejor hacerlo cuanto antes posible, así el mayor se podría recuperar pronto y entrenar con él.
Al poco rato llegó, abriendo la puerta y encontrando a Zenitsu en la camilla, quien alzó su mano y saludó al pelirrojo, saludo que fue bien recibido por éste.
—Aoi me encargó de que te pusiera la medicina. —Informó, consiguiendo que el rubio le mirara con horror, comenzando a negar.
—¡Se siente horrible eso! ¡Es fría y luego arde en el cuerpo! Además, ¡Duele mucho! ¡No, no, no y no! —Tanjiro se encogió en sus hombros, ahora entendía porque Aoi estaba tan irritada con él. Soltó un gran suspiro y caminó hasta la camilla, sentándose en ella.
—Sólo será un par de veces hasta que te recuperes, es para que tus heridas sanen, todavía te duelen, ¿No? —Zenitsu separó los labios a punto de contradecirle, pero era verdad lo que decía, su cuerpo aún dolía de la última misión, consiguiendo que el menor sonriera. —Esto es para que te recuperes pronto y el dolor desaparezca, quizá en el momento duele al ser aplicado, pero cuando finaliza, se siente el cuerpo relajado. —Tenía razón, igual lo sabía porque a él también le aplicaron la misma medicina y sabía que dolía, pero luego de los masajes que recibía y ya que la medicina había sido absorbida, sentía una relajación reconfortante.
—Bu-bueno... Pero aun así duele mucho. —Tanjiro alzó la mano y palmeó su cabeza, intentando calmarlo un poco.
—Seré cuidadoso, así que no te preocupes. Cuando haya terminado, te daré algunos Dangos qué prepararon las chicas, ¿De acuerdo? —El obtener una recompensa motivaba a las personas a realizar las cosas, lo sabía bien porque hacía eso con sus hermanos menores, quizá eso podría funcionar en el rubio, que, aún con una cara dudosa, terminó aceptando de mala gana, a pesar del dolor, Tanjiro tenía razón, así nunca se recuperaría.
—Está bien. —Y aceptó, haciendo que la sonrisa de Kamado incrementara.
—Bien, según lo que dijo Aoi, tus heridas más graves están en el abdomen, costado izquierdo y espalda baja, así que por favor quítate la camisa. —Indicó, consiguiendo que Zenitsu se ruborizara, asintiendo con timidez mientras alzaba sus manos y torpemente comenzaba a desabotonar los botones de aquella camiseta blanca.
El hecho de que fuera el menor quien aplicaría la medicina le hacía sentirse nervioso.
Cuando finalizó de desabotonar la camisa, se la quitó, desviando la mirada para no ver a Tanjiro, éste estaba concentrado en las ronchas en su cuerpo, era allí donde debía aplicar la pomada, poco a poco se desinflamarían y dejaría de doler, por lo que veía, sólo hacía falta un par de días para que estuviese como nuevo.
—Voy a aplicarte ya la medicina, ¿De acuerdo? —Anunció, para que no lo tomara por sorpresa, a lo que Zenitsu asintió.
Abrió el frasco y tomó un poco de la medicina en sus dedos, era muy fría que incluso a él le dolía un poquito, pero no era nada que le impidiese seguir. Con una cantidad considerable, dirigió su mano a la herida que se encontraba en el abdomen, comenzando a untarla en ese lugar, consiguiendo chillidos de Zenitsu el cual comenzaba a moverse en su lugar, Tanjiro trataba tranquilizarlo con palabras de calma, esquivando uno que otro golpe que soltaba de manera involuntaria, aunque internamente reía por la manera en cómo actuaba su amigo, le parecía gracioso como a pesar de tener una voz más grave, podía alcanzar agudos muy divertidos.
Continuó de esa manera, hasta que la medicina había sido aplicada correctamente en aquella herida, prosiguiendo a la del costado, realizando el mismo procedimiento, para la espalda le pidió que se sentara sobre la camilla, mientras que él la rodeaba para quedar detrás de él, pero al ver su espalda, simplemente se quedó quieto.
Tenía muchas cicatrices en una forma... extraña. Como si fuesen raíces que nacían desde la nuca del rubio. No... Más que raíces... Parecían rayos.
Era la primera vez que veía la espalda del mayor, pero nunca se imaginó que tuviese esas marcas, ¿A que se deberán? Sin pensarlo mucho, alzó su mano izquierda que no estaba utilizando para aplicar la medicina y redibujó aquellas marcas con las yemas de sus dedos, consiguiendo que Zenitsu sintiera un escalofrío y se sobresaltara, ladeando lo más que podía su cabeza al lado para mirar al menor.
—¿Qué es lo que haces? —Cuestionó con intriga, comenzaba a demorarse para ponerle la pomada y hacía cosas que no eran precisamente el tratamiento.
—Zenitsu... ¿Qué son estas marcas en tu espalda? —Preguntó con relación a las cicatrices, continuando con la acción de trazar aquellas líneas. Agatsuma demoró un poco en entender a lo que se refería, realmente, había olvidado aquellas marcas. El rubio se encogió de hombros mientras alzaba su mano y rascaba su mejilla.
—Ehm, bueno... Hace un tiempo me impactó un rayo, desde entonces, esas marcas aparecieron. —Explicó la causa, causando que Tanjiro abriese los ojos en sorpresa, aquel detalle no lo sabía.
—¿Te golpeó un rayo? —A lo que Zenitsu asintió, consiguiendo que las cejas del menor se encorvaran en una expresión de preocupación. —Ya veo... debió de haber sido doloroso... —Agatsuma simplemente se hundió en sus hombros, la verdad ya no recordaba mucho, había caído inconsciente, pero cuando despertó el cuerpo le dolía a horrores.
—Pues un poco si-¡¡GYAAAAAA!! —Aquel gritó le interrumpió al sentir los tibios labios de Tanjiro en su espalda, erizando cada centímetro de su piel. Inmediatamente giró hacia atrás, tratando de ver al menor, pero claramente la posición no se lo permitía. —¿¡Q-q-que estás haciendo!? —Balbuceó con el rostro completamente rojo, sentía como su corazón latía fuertemente que incluso temía que saliera disparado de su pecho.
—Sólo alivio el dolor que alguna vez pudo haber estado aquí. —Comentó como si fuera la cosa más normal del mundo, continuando dando besos por toda la extensión, haciendo que el nerviosismo de Zenitsu incrementara.
«¡Pero eso pasó ya hace mucho tiempo!» pensó exaltado, no veía el caso de hacerlo cuando el día de hoy ya no le causaba algún malestar.
Pero... de algún modo... realmente le hacía sentir aliviado la sensación cálida que dejaba sus labios en su piel, por ello tampoco dio queja alguna, lo que le inquietaba era el fuerte sonido de su corazón que perforaba sus oídos, temía que fuese escuchado por Kamado.
Quizá la medicina de Shinobu curaba las heridas que ahora tenía, pero al punto de vista de Zenitsu, los besos de Tanjiro calmaban perfectamente su cuerpo y extrañamente alteraban a su corazón.
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Putazo quien lo haya malentendido. e.e
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