Capítulo 9

Jeon ingresó al mar con el príncipe en sus brazos, cuando el agua llegó a taparle la cintura, el menor se deshizo del agarre, para estirar se pterúgiou.

Apenas se separaron, la temperatura de ambos cambió, obligándolos a buscar la anatomía contraria.

—¿Cómo haremos? —dudó el príncipe por lo bajo.

—Hay una pequeña lancha en el bote por si les sirve. —habló Yoongi desde la arena.

—¿La de remos? —preguntó el azabache y el mayor asintió —Bien, servirá.

El castaño junto con su hijo fue a buscar el transporte, mientras Jimin se detenía a ver la playa, desde la muerte de su padre no había ido ahí.

Una vez la lancha estuvo en el mar, Jungkook colocó con cuidado al tritón y él tomó lugar sentándose en el otro extremo. El peliazul tenía que mantener una parte de su pterýgiou fuera para evitar el desequilibrio.

Después de las breves despedidas, emprendieron el viaje hasta el lugar donde Taehyung los dirigía.

El sol de la mañana era fuerte, ambos estaban sudados a costa de eso. El mayor flexionaba sus brazos, moviendo los remos, bajo la atenta mirada del peliazul.

Jungkook debe ser un humano fuerte, y no por lo que hace ahora, sino por la cantidad de dibujos que adoraban parte de su cuerpo.

—¿Te gusta lo que ves? —habló, sacándolo de sus pensamientos.

Taehyung asintió perdido en aquellos trazos —¿No te dolieron? —interrogó señalando su brazo.

—¿Los tatuajes? No tanto como me habían contado, ¿Por qué?

—Curiosidad. ¿No quieres que te ayude?

—Ya me estás ayudando. —confesó y el príncipe frunció su ceño sin comprender —Verte hace que quiera seguir.

El menor sintió sus mejillas enrojecerse y sonrió al mismo tiempo que empezaba abanicarse con una mano por el calor —¿Todos los italianos son así de coquetos?

—Sólo los que saben apreciar una belleza como la tuya.

—Santo mar. —jadeó, cubriendo su sonrisa con su mano.

—¿Qué pasa? ¿Te avergüenza la verdad? Eres un príncipe, estoy seguro de que obtienes cumplidos a diario.

—Es diferente cuando vienen de ti.

Fue el turno para Jeon de sentir sus mejillas rojas.

—Es por el calor. —se excusó, rápidamente y el menor soltó una risa.

—Sí, el calor. —siguió, intercambiando miradas.

El azul de su cabello, ojos y escamas combinaban a la perfección con el mar que lo rodeaba. No necesitaba portar joyas para verse elegante, su lenguaje corporal y sus palabras exhibían que era alguien de la realeza.

Desde la vista del menor, él no veía a un simple humano. Miraba a un ser que tenía una gracia de admirar, un cabello negro, facciones atractivas, mirada cautivadora y una encantadora sonrisa que enamoraría a cualquiera sin excepciones.

Era irreal la situación donde ambos se encontraban, pero el tacto suave que mantenían con sus miradas les aseguraba que estaba pasando.

Taehyung apartó su vista con disimulo, dirigiéndola al mar al lugar donde bajó su mano para poder tocarlo. El agua que rodeaba a la extremidad empezó a brillar con pequeñas partículas azules, dando un espectáculo mágico para el mayor.

—¿Seguro que no quieres que te ayude? —insistió viéndolo de reojo —La cueva está a una distancia considerable.

—¿Y perderme la oportunidad de demostrarle al príncipe de los siete mares mi fuerza y resistencia? No, gracias.

—No necesitas demostrarme nada para hacerme saber que aceptar el cortejo fue una buena decisión.

La mirada del azabache decayó por un segundo. Kim seguía pensando que todo había sido planeado.

En su mente empezaron a caer en ráfaga los posibles escenarios donde decía la verdad. El tritón podía matarlo, maldecirlo y en el peor de los casos, le brinde una mirada con sus ojos azul celestes y vuelve al mar.

Ninguno conocía la vida contraria, a duras penas sus nombres, pero desde que lo vio por primera vez, cuando sus rojizos labios contrastaron con los propios, sintió que estaba haciendo lo que tenia que hacer. Pero el pensamiento de que el menor viva con la ignorancia, a pesar de hacerlo feliz, lo carcomía. Él merecía saber la verdad.

—¿Estás cansado? —preguntó la criatura y Jungkook hizo un gesto confuso, hasta que se dio cuenta que había dejado de remar.

—No, solo estaba pensando.

El peliazul asintió lentamente —Siento que ya tengo fiebre y tu mandíbula está comenzando a tensarse, ¿puedo moverme a tu lado?

Una vez el mayor accedió, Taehyung se desplazó hasta quedar recostado en el pecho ajeno.

Sutilmente elevó su mano y la ancha tomó más velocidad al mismo tiempo que el azabache remaba, pensando que era gracias a él.

Una mentira piadosa no le haría daño a nadie.

El tiempo pasó y aunque sus temperaturas estaban reguladas por la otra, la potencia del sol hizo que el príncipe suspirara lentamente mientras su cuerpo experimentaba por primera vez el sudor en la superficie.

Sentía su cuerpo pegajoso y de cierta manera, le daba vergüenza que Jungkook lo tocara estando así.

—Creo que ya debería volver a mi lado.  —formuló, sintiéndose cada vez más incómodo en pensar que el humano pudiera repudiarlo.

Jungkook frunció su ceño —¿Por qué?

—Es que no sé... Me siento raro, ¿tú no?

Jeon negó —No me cansa tenerte en mis brazos, por si eso es lo que preocupa. —aseguró, ocasionando que el mayor soltara una risa baja.

—Pero estoy, ¿sudando? —dudó por si no lo decía correctamente.

—Oh. Sudar es normal.

—Para mí, no. —murmuró apenado —Seguramente no me quitas por compromiso.

El mayor mordió su labio inferior al notar que era en serio la incomodidad del príncipe. Y sin pensarlo mucho, subió los remos y lo apretó más contra su cuerpo, para repartir besos por todo el rostro húmedo del tritón, haciendo que el príncipe riera, pero se asqueara al mismo tiempo.

—Quédate aquí.

—¿No te incomoda?

—En absoluto. —confesó y después frunció su ceño al notar que el bote seguía en movimiento —Taehyung. —llamó y el peliazul hizo un sonido de garganta —¿Por qué la lancha no se detiene?

El menor jadeó y chasqueó sus dedos haciendo que se quedaran quietos —¿De qué hablas? Nos detuvimos.

—¿No confías en mi resistencia?

—Claro que lo hago. Pero quería llegar más rápido. —murmuró, para girar su cabeza y verlo.

En ese preciso momento, Jeon descubrió que el tritón podría ahogarlo con rocas en su garganta y él le diría "Gracias". No podía molestarte ante esa dulce expresión.

Aprovechó la cercanía y volvió abrazarlo —Avísame a la próxima. —pidió y el contrario asintió, feliz de que no se hubiera enfadado.

Solo bastó un poco más, para ingresar al lugar seguro del tritón y Jeon no pudo evitar asombrarse ante la vista.

Habían ingresado a una cueva donde el agua era cristalina, la luz provenía de un circulo que había en la parte superior acompañado de una cascada, habían muchas flores y el sonido adictivo de los animales la hacía ver irreal.

Cuando estaban en la orilla, Jungkook alzó sus cejas al ver un tablero de ajedrez viejo y unas tazas de té con hermosos diseños.

—Esto es increíble.

—Lo es. —aseguró.

El mayor fue el primero en salir del bote para sacar al príncipe y después sentarse en las rocas con el último mencionado en su regazo.

Kim disfrutó el toque y con su pterýgiou empujó la lancha para sacarla de la cueva y dar más espacio, apenas se removió para poder ingresar al agua, el azabache apretó más su cintura, negándose a dejarlo en libertad.

—Jungkook, quiero quitar el sudor. —pidió, quejándose.

El contrario rio y beso sonoramente la mejilla contraria —Promete que no te irás.

—No lo haré. Tenemos que hacer la ceremonia, y quiero explicártela sintiéndome limpio.

Jeon se hizo el pensativo y Tae aprovecho para pasar nuevamente, la punta de su lengua por la mejilla. Y cuando el primer mencionado aflojó su agarre, el príncipe saltó al agua.

Las gotas se esparcieron por casi todo el lugar por el chapuzón del peliazul.

Pero el azabache, lejos de molestarse, se vio perdido en la belleza del contrario y su anatomía.

El príncipe nadaba de manera elegante debajo del agua, mostrando cuando giraba su cuerpo, su expresión satisfecha. Dado a la luz del lugar el cabello azul y todas sus escamas parecían brillar de manera mágica.

Su pterýgiou parecía delicado y era tan larga que, si los pusieran al par, podría pasarle hasta por un metro y tanto.

Taehyung sonrió feliz y después salió a la superficie, a pesar de que su temperatura seguía siendo alta, el agua lo hizo sentirse limpio.

Jungkook mordió su labio para evitar sonreír, cuando notó el sonrojo que tenía el tritón, sin saber si era por timidez o fiebre.

Kim se aproximó al humano, colocando ambas manos en las piernas contrarias para apoyarse, haciendo que Jeon las abriera y así darle comodidad al lindo chico.

—Eres precioso. —admitió el humano, alzando su mano hacia la mejilla del mayor.

Taehyung por inercia, se dejó hacer, sintiéndose mimado al obtener el tacto de su pareja.

—Tú también lo eres. —halagó.

Esta vez fue turno de Jungkook, para sentir cómo se ruborizaba.

El tritón iba a explicar cómo era la ceremonia cuanto antes, pero un ruido lo interrumpió, dejándolo con la boca abierta.

—¿Qué fue eso? —pregunto, viendo hacia todos lados, sacando sus uñas poco a poco, listo para atacar.

—Fue mi estómago. —contestó, apenado —Lo siento. Hace un día y medio que no he probado un bocado.

Los grandes ojos azules lo veían con algo de preocupación —Puedo cazar algo para ti. —propuso, batiendo sus pestañas —Cerca de aquí hay tilapias.

—No es necesario. —dijo, depositando un suave beso en la frente del chico —Puedo esperar, hagamos la ceremonia primero.

—Oh, no. No podemos. Si tu cuerpo hace sonidos es porque en serio ruega por alimento.

Jungkook hizo una mueca —¿No es peligroso que vayas?

—Noup. —negó moviendo su cabeza hacia los lados —Yo vivo en el mar, acuérdate. Este lugar en específico lo conozco como la palma de mis manos. —aseguró, mostrando sus palmas.

Las manos del príncipe eran las más delicadas que Jungkook había visto en toda su vida, eran delgadas y con los dedos algo largos, las garras en forma de avellana sobresalían y con pequeños pliegues entre medio de cada falange.

En segundo plano, estaba el rostro del mayor, quien sonreía sin mostrar sus dientes, achicando sus ojos y sus mejillas rojas.

Jeon en serio quería abrazarlo y retenerlo junto a él. Por cuestiones personales y porque su temperatura ya estaba bajando más de lo normal.

—Pero ¿qué comerás tú? —cuestionó con la intención de que no se fuera, extendiendo su mano.

El tritón la tomó gustoso y poco a poco, el mayor lo logró acomodar nuevamente sobre sus muslos. Jungkook casi ronroneó por la satisfacción que le brindaba el cuerpo contrario; así que no dudó en aferrarse más a él.

—Mi especie no come, al igual que varias criaturas marinas. No sentimos ni hambre, ni sueño. Pero sabemos del ciclo por nuestra fauna.

—¿Entonces, nunca has dormido ni sentido una pizca de hambre?

—Nada de eso. Pero tenemos habitaciones donde reposamos cuando estamos cansados. Pero no conciliamos un sueño como tal.

Jungkook se sintió fascinado y su estómago volvió a rugir, haciendo que Tae se exaltara.

—Te traeré tilapias, enseguida vuelvo.

—No. —cortó, abrazándolo más.

—¿Por qué no? —preguntó, frunciendo su ceño, y abultando sus labios por inercia de la situación.

Jeon sonrió y no pudo evitar mordisquear la mejilla de la criatura, ganándose un jadeo del tritón.

—¡Jungkook! ¡Yo no soy comida!

Tal comentario, logró que el humano soltara una carcajada.

El príncipe, por otro lado, seguía con su ceño fruncido —¿Por qué te ríes? ¡Tienes que ser mi pareja, no mi cazador!

El azabache rio cada vez más

—¡Eres tan adorable, Tae! No te iba a comer.

—¿¡Y por qué me mordiste!?

—Ni siquiera lo sé. Sólo es que te mirabas tan lindo.

Tae bufó —Seguramente lo hiciste porque tienes hambre y no quieres comer tilapias.

—No quiero que te alejes de mí. Me das calidez.

—Tú me das frescura. Pero no por eso dejaré que te mueras de hambre.

—Verás, comer pez crudo no está en mi dieta, específicamente.

—Si no quieres comer animales puedo traerte uvas.

—¿Uvas? ¿Hay uvas aquí? —cuestionó impresionado, a lo que el tritón asintió alegremente —Bueno, ve; pero si no apareces en quince minutos, voy a buscarte.

Kim asintió e intentó salir del agarre, cosa imposible, ya que el menor no daba el brazo a torcer.

—Tienes que soltarme para poder ir.

El humano resopló y le dio otro sonoro beso, para soltarlo.

El príncipe sonrió e intentó imitar la acción en la mejilla contraria, teniendo éxito, para después nadar rápidamente afueras de la cueva.

Jungkook apenas vio como la increíble cola se desapareció de su vista, juntó sus manos para frotarlas y ganar algo de calor.

Pero a medida que los segundos pasaban, su cuerpo parecía morir.

No sabía si siquiera habían pasado unos seis minutos, pero de su boca ya se notaba una leve capa de humo frío con cada exhalación.

Afortunadamente el cuerpo del tritón nadaba con gracia hasta el lugar.

Ni uno, ni el otro se dirigió palabra, antes de abalanzarse a la anatomía contraria para fundirse en un abrazo.

—Sentí que moría. —confesó el tritón, acurrucándose más al frío cuerpo.

—Ya estoy aquí.

—Es por la ceremonia, debemos hacerla rápido; come y la empezamos. —propuso y el humano asintió.

El azabache se volvió a sentar con el príncipe en sus piernas; y Kim le mostró algo que parecía una planta verdosa.

—Son tus uvas. —informó con alegría, al notar la cara de confusión que tenía el humano.

—Azulito, esas no son uvas. —respondió, con una sonrisa tratando de no sonar pesado.

—¡Sí lo son! —defendió —Uvas marinas. —afirmó, tomando unas cuantas entre sus dedos para acercarlas a la boca contraria.

Jungkook, por inercia se hizo para atrás.

Grave error al notar la mirada resentida del príncipe.

—¿No te gustan? —preguntó con miedo de ser rechazado.

Jeon inmediatamente negó al notar el tenue cambio de color a celeste —Me encantan. —mintió, abriendo su boca, para que el príncipe depositara los frutos en la cavidad.

Jungkook las intentó saborear y disimuló con éxito una arcada, por la textura, el sabor y todo lo relacionado por la dichosa uva.

Pero al ver lo feliz que se miraba Taehyung y cómo movía su pterýgiou de arriba, hacia abajo de pura felicidad, esperando su veredicto.

No hizo más que sonreír, para después tragar.

—¿Y bien? —cuestionó, impaciente.

Jeon asintió, lamiéndose los labios —Exquisitas. —espetó y el menor sonrió en grande para tomar más y acercarlas a la boca del humano.

Y Jungkook no pudo negarse a nada de que viniera del lindo chico.

Pasaron los minutos donde la tortura interna del azabache fue muy bien oculta hasta acabarse con los cuarto racimos de uvas que había traído el peliazul.

—¿Quieres más? —cuestionó Tae y el contrario negó enfáticamente.

—Ya estoy lleno, Azulito. Muchas gracias. —respondió, sobando su estómago.

El príncipe asintió feliz de haber alimentado a su pareja.

—¿Ya iniciamos con la ceremonia? —preguntó, acercándose más al cuerpo del tritón para recibir calor.

—¡Claro! —chilló contento, chasqueando sus dedos, haciendo que la burbuja con las 13 gemas fuese visible.

—¿Siempre estuvo aquí?

El tritón asintió e ingresó mano y como de costumbre, el elemento se volvió gris.

—La Prostateftikí foúska es una burbuja protectora que las cuida, puede encogerse, aumentar su tamaño y volverse transparente.

Rápidamente sacó su extremidad y una daga preciosa, cristalina con pequeños trozos de las 13 piedras en toda su extensión reposaba en su mano.

Jungkook frunció su ceño y lo último que sintió fue un corte en su garganta.

El humano cayó al agua, haciendo que esta se tiñera de sangre; la misma que salía descontrolada de su garganta.

Taehyung frunció su ceño al ver la escena, extrañado de tan repentina e inesperada, sintiendo como todo su cuerpo se crispaba al ver cómo su pareja lentamente moría.

Vio a la dirección de donde provenía el objeto punzante que había herido a Jungkook, encontrando a una arpía con un arco entre sus manos, teniendo todo su cuerpo quemado y siendo sostenida por un grifo con apariencia demoniaca.

Lo primero que hizo el príncipe, fue arrancar una de sus escamas y ponerla en la garganta de Jeon, haciendo que esta se incrustara para detener la hemorragia.

Kim no se podía dar el lujo de quedarse estático, así que lanzó la daga cristalina hacia las criaturas, haciendo el objeto atravesara la garganta de la arpía con precisión.

El grifo emitió un ruido desgarrador y aleteaba de un lado a otro tratando de sacarse del cuerpo que cayó sin vida sobre su cuello, manchándolo de sangre verde y oscura.

Taehyung retuvo aire en sus pulmones, y vio con odio a ambos animales, la daga volvió a una de sus manos; a medida que la cueva empezaba a humear por la alta temperatura que ocasionaba la furia del tritón, manipulando así el agua hirviendo que lo rodeaba.

Las nubes de la zona se volvieron negras, urgidas por dejar caer su granizo.

El príncipe de los siete mares estaba más que molesto.

La herida de Jungkook se cerró con rapidez, pero el humano debilitado por el veneno que tenía la flecha, no hizo más que sentarse en la orilla, intentando regular su respiración agitada y fría.

Kim elevó ambas manos y dos picos de agua brava, atravesaron las alas del grifo, capturándolas.

El granizo de las nubes cayó con enfado para ambos intrusos.

La arpía sin ninguna pluma en su cuerpo, a pesar del agujero en su garganta pareció hacer arcadas, hasta que salió un humo púrpura de su boca y ojos.

Apenas las sustancias con olor putrefacto salieron de la desagradable anatomía, cayó nuevamente rendida sobre el cuerpo del grifo. El cual chillaba con horror, pero Taehyung cegado por la molestia no hizo más que callarlo lanzando la daga cristalina directo a su pico, haciendo que lo atravesara y sus ojos se volvieran blancos.

Jungkook escupió sangre en la tierra cercana y se levantó para dejar caer su cuerpo sobre el de Taehyung.

El príncipe con el ceño fruncido vio indiferente la acción, hasta que divisó el cuerpo de su pareja.

—La nota. —murmuró el humano, intentando señalar ambos cuerpos muertos, siendo sostenidos por los picos de agua.

Kim vio a su dirección, y en el cuello del grifo había una cápsula de pergamino, amarrado con algas negras, las mismas que sostenían el cuerpo de la arpía al animal.

Solo bastó un movimiento de sus dedos, para que los picos, llevaran a los seres hasta el interior de la cueva.

Los tiraron como basura sobre algunas piedras y Taehyung se giró para ver a Jungkook intentando reponerse con sus ojos rojos, su pulso débil y su cuerpo temblando.

El tritón acercó sus labios a los del menor, como la primera vez que se vieron cara a cara.

Los calientes labios del peliazul humedecieron los resecos del humano.

Y a pesar de que la boca de Jungkook tenía un ligero sabor a hierro por la sangre que recién había salido, no impidió que el mayor ingresara su lengua sin asco alguno.

La primera vez había hecho la acción para darle oxígeno, está era para sacarle el veneno.

La titubeante boca del pelinegro no podía siquiera corresponder o ayudar a la acción que el príncipe hacía.

Kim aún así, empezó hacer movimientos con su lengua, sintiendo poco a poco como la sustancia venenosa invadía sus papilas.

Solo bastaron unos pocos minutos para sentirla toda en su boca.

Se separó del humano y la escupió, cayendo sobre unas plantas que se secaron y esfumaron de inmediato.

Eso era lo que sentía Jungkook en sus órganos. Supuso el mayor.

Jeon suspiró aliviado y apenas el príncipe lo vio, no dudó en tomar ambas mejillas del peliazul y acercarlo para fundirse en un beso.

Kim quedó estático sin saber qué hacer, y menos cuando el humano ingresó su lengua sin vergüenza alguna.

Taehyung no estaba envenenado, así que no comprendía el porqué de la acción de Jeon.

El azabache pasó sus brazos por abajo del pterýgiou para levantarlo estilo nupcial. Mientras su lengua se movía con habilidad, encantándose al sentir los filosos que eran los dientes del príncipe. Mordisqueó los labios con deseo y se separó para empezar a chupar el cuello contrario.

Kim estaba más que perdido por las extrañas acciones. Estaba seguro de que Jungkook ya había comido, pero parecía que se lo quería comer a él.

Cuando el humano caminó hasta la orilla y lo tumbó en el suelo, no hizo más que jadear al sentir las grandes manos pasarse por su desnudo torso y Jungkook acomodaba sus piernas al lado de su pterúgiou para darse soporte.

Aún extrañado dirigió su vista en donde las criaturas yacían muertas y entrecerró sus ojos al ver el pergamino.

Levantó una de sus manos y chasqueó, una pequeña mano con textura líquida salió del agua, tomando el objeto y abriéndolo cerca del tritón.

"Los humanos son asquerosos sin importar su apellido. Verás como se comporta tu querida pareja estando necesitado por sexo y después irritado cuando se de cuenta que no puedes satisfacerlo."

—¿Qué? —se quejó el peliazul, antes de chillar al sentir la boca de Jeon sobre su pecho.

—Eres tan cálido. —murmuró, enrollando su lengua en el pezón del peliazul.

Taehyung frunció su ceño ante las acciones y se removió. No por disgusto, sino por lo extraña que era.

Jungkook se levantó para quitarse la camisa y volver a chupar con esmero el cuerpo del peliazul. Kim jadeó nuevamente y desde su punto de vista, notó cómo una gruesa alga estaba desde la nuca hasta la mitad de la espalda del humano.

Elevó una de sus manos, sin esperar que Jungkook la tomara y la colocara arriba de su cabeza, haciéndola chocar con las piedras.

—No sabes cuánto te necesito. —gruñó, atrapando la cálida boca del príncipe.

El menor emitió un sonido extraño cuando su propia lengua fue tocada por la contraria.

Jungkook escabulló su mano a la espalda baja del mayor, cuando el tritón se arqueó ante las nuevas experiencias, a medida se separaba dejando un hilo de saliva de ambos vagar por el aire.

El humano bajo con besos húmedos, sobre las clavículas del peliazul, deleitándose cuando la textura de las escamas invadía su tacto.

Kim jadeó sintiendo un cosquilleo por todo su cuerpo y su vista se dirigió de nuevo a la oscura alga incrustada en la espalda del azabache.

—Te necesito. —susurró, restregando algo duro sobre el pterúgiou de Taehyung.

El tritón frunció su ceño. ¿Desde cuándo Jungkook agarró una gran caracola?

El alga que yacía en la espalda empezó a moverse haciendo un vaivén parecido al de una serpiente.

Y fue ahí cuando el príncipe cayó en cuenta de que no era una simple alga.

Con rapidez pasó su mano y la planta pareció escabullirse de su toque, moviéndose hasta abajo del abdomen del azabache.

Kim siguiéndola, tocó la zona, encontrándose con algo que en su vida había tocado, haciendo que Jeon gruñera, cuando apretó sin querer lo que creía él una parte de la pierna del humano.

El príncipe extrañado no sabía el porqué de la reacción de Jungkook, hasta que este se acercó a la oreja del mayor para mordisquear y pasar su lengua lentamente por el lóbulo.

—Vamos, Azulito. Hazlo de nuevo. —susurró, haciendo que Tae tragara grueso.

La escurridiza planta volvió a moverse, poniéndose con burla sobre las clavículas de Jeon. Kim las volvió a seguir, poniendo ambas manos sobre la zona, y el humano se separó para hincarse.

—Me encanta tener tus manos y ojos sobre mí. —confesó, poniendo una de sus manos sobre las de la criatura.

Taehyung alzó una de sus cejas y se ruborizó ante la vista detallada del cuerpo de su pareja.

Mientras que el alga maldita empezó a cosquillear entre sus dedos.

El príncipe al sentirla recordó a lo que iba y la tomó con fuerza para arrancarla del cuerpo del azabache.

Apenas la planta salió, se esfumó entre las manos del príncipe y Jungkook cerró sus ojos para después abrirlos con impresión al notar la escena.

El peliazul yacía debajo suyo y él estaba sin camisa con una notable erección.

Como primer instinto puso ambas manos entre sus piernas y le sonrió a Taehyung con suma vergüenza.

—Puedo explicarlo. —dijo rápidamente y el contrario alzó una de sus cejas. —Bueno, en realidad no. —confesó —¿Me volví a desmayar? ¿Es parte de la ceremonia o algo?

Taehyung carraspeó su garganta y se sentó, arrepintiéndose cuando los abdominales del humano quedaron en frente suyo.

Otra vez su rostro ardió por vergüenza y Jungkook sonrió encantado.

De algo habían servido sus días libres en el gimnasio.

—En resumen, la arpía te atacó con una flecha envenenada, la cual tenía veneno, obviamente, y de ella estaba una Alva maldita, y yo te lo saqué, pero creo que te dio hambre porque querías comerme. —murmuró el peliazul.

Jeon frunció su ceño y se inclinó hacia atrás, jadeando cuando notó las marcas que había hecho.

Taehyung tenía chupetones y mordiscos en su cuello, pecho, clavículas y abdomen.

Avergonzado, chasqueó su lengua y se sentó al par del tritón.

—A mí no me quedó de otra que matar a la arpía y al... —hizo una pausa al notar que ninguno de los cuerpos de las criaturas —grifo. —susurró —Juro que estaban ahí. —señaló hacia eso un gesto confuso.

—¿Crees que se los hayan llevado? —preguntó el azabache, empujando disimuladamente su erección para que bajara.

—No lo creo. Parece como si se hubieran esfumado, ¿no sientes el olor a azufre?

Jeon olisqueó el aire y asintió —¿Debemos preocuparnos?

Taehyung negó —Seguro fue algo que envió la matriarca por liberar el castigo de una de sus hijas. —supuso, acercándose hasta quedar recostado en el cuerpo del humano.

Jungkook lo abrazo sin problema, pasando uno de sus brazos por detrás del peliazul para sostenerlo —¿Hicimos la ceremonia? —dudó, a lo que el contrario volvió a negar.

—Hagámosla ahora. —propuso —La ceremonia de los tritones es algo simple pero significativa, aunque no sé si podríamos hacerla completa, al finalizar hay que hacer una danza, y yo no tengo piernas, ni tu pterúgiou.

—¿Pterúgiou? —cuestionó —He escuchado varías veces la palabra, pero no me queda claro que es en sí.

—Esto. —señaló su larga cola de pez —Así se llama, pterúgiou. —informó y el contrario soltó un pequeño sonido afirmativo con su garganta.

—Podemos hacerla bajo el agua. —propuso Jungkook, buscando su camisa, para volver a ponérsela.

—Oh, ¿en serio? —cuestionó ilusionado —Pero si no sabes nadar, te ahogaras.

—Si me das aire de vez en cuando, no pasará.

Tae frunció su ceño —Metes tu lengua en mí, eso lo dificulta.

—No lo haré.

—Bien. Como primer punto, debemos mezclar nuestras tierras. Yo tomaré un puñado de tierra de mar y tú de aquí.

—Si lo hago al pie de la letra, ¿me darás un beso?

—¿Un beso? Sólo recogerás un puñado de tierra.

—Tomando en cuenta de que casi muero hace unos minutos, creo que merezco uno.

El príncipe resopló divertido y se separó para ingresar al agua y nadar hasta tomar un puñado de arena, mientras Jeon se levantó y caminó un poco para hacer lo mismo.

Rápidamente, salió a la superficie, mostrando sólo desde sus hombros para arriba y el azabache se agachó en la orilla, quedando encantado ante la imagen.

Kim nadó, hacia el humano, y este se sentó, esperando que la criatura se acomodara en su regazo para más comodidad de ambos.

El menor hizo lo indicado, notando algo extraño debajo suyo.

—Jungkook deberías sacar la caracola. —señaló, moviéndose, haciendo que el pelinegro mordiera su labio inferior para callar un sonido inapropiado.

—No es una caracola, Azulito.

—¿Uh? ¿Entonces, qué?

—Parte de mí.

—¿Cómo tu pierna? Cuando la alga se escabulló en tu cuerpo, creo que la toque; ¿es normal o es una anormalidad? Déjame verla, puedo curarte si es así.

—No es mi pierna, pero es algo normal que tenemos todos los hombres humanos.

—¿Puedo verlo? —pidió con curiosidad e ilusión en sus ojos.

Jungkook carraspeó su garganta y vio hacia otro lado —Después, ¿sí?

—Pero está palpitando. —señaló el príncipe, frunciendo su ceño, moviéndose más sobre el extraño bulto.

—Oh, Tae. —suspiró Jeon —Hagamos la ceremonia.

—¿Pero me lo enseñarás? —pidió, sin dejar de moverse —Se siente duro, ¿te duele?

Jungkook tragó grueso y puso una de sus manos sobre la cintura contraria para detenerlo —Cuando te mueves, sí.

Kim jadeó —¡Lo siento! —chilló —Mi intención no era herirte, Jungkook. —intentando bajarse del regazo, siendo detenido por el humano.

—No ese tipo de dolor, Azulito. —lo calmó, depositando un beso en la ruborizada mejilla —Apenas terminemos este asunto, te lo explico.

El peliazul asintió —Bien. —aceptó —Lo que vamos hacer, es juntar las tierras; tú pondrás tus manos abajo y lo dejaré caer la mía, después yo pongo las manos abajo y tú dejarás caer ambas. Lo hacemos hasta que ambas se junten por completo.

Jungkook entendió y puso sus manos debajo de las del príncipe.

Taehyung soltó con delicadeza la fina y algo húmeda arena blanca sobre la oscura del humano.

Apenas Jeon la tuvo completa, alzó sus manos y esta vez fue turno de Taehyung poner sus manos abajo.

Repitieron el proceso hasta que sintieron que ya estaban bien mezcladas.

La arena era sostenía por el mayor, y Jungkook colocó sus manos debajo de las del tritón para darle soporte.

—¿Qué hacemos con ella? —preguntó, admirando lo mágica que se veía, a pesar de sólo ser arena.

—Tomaremos un puñado cada uno y la colocaremos con dos de nuestros dedos por el cuerpo del otro. Simbolizando que ahora tú perteneces al mar y yo a la tierra.

Jeon sonrió y tomó su porción, para hundir su dedo índice y medio, haciendo que se untaran de los elementos.

Con delicadeza pasó sus falanges por el rostro del tritón, haciendo que se manchara.

Taehyung se removió para sentarse de lado, imitando la acción, y así poder pasar sus dedos con arena en el rostro del humano.

Jungkook cerró sus ojos, al sentir el irreal cosquilleo en su cuerpo.

Untó nuevamente sus dedos, y empezó a manchar con parsimonia la anatomía contraria; su cuello, hombros, pecho, incluso un poco del pterúgiou azulado.

Taehyung reía por cada toque, hasta que Jeon pasó ambos dedos delineando su columna vertebral, ocasionándole un fuerte escalofrío.

El tritón así mismo, macho el cuello, pecho, hombros, brazos y piernas del humano; su último sitio fue la perfilada mandíbula; donde Jungkook cerró sus ojos con satisfacción.

—¿Qué sigue? —murmuró el azabache.

—Esperar.

Jeon alzó una de sus cejas al sentir como la arena se incrustaba de manera cálida en su piel y Taehyung sonrió cuando sintió lo mismo, con diferencia que en su cuerpo se incrustaba de manera fría.

En unos cuantos segundos, ya no había ninguna pizca de elemento visible sobre las anatomías.

—¿Cómo te sientes?

—Bien.

Jungkook sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo y vio la burbuja parpadear de manera peculiar. Siguió su corazonada e ingresó su mano.

Taehyung sin pensar mucho, hizo lo mismo.

La burbuja empezó a iluminar el lugar con sus 12 colores distintos, uno tras otro sin verse tedioso o mareante.

Ambos seres intercambiaron miradas, quedando perdidos en los ojos contrarios.

Los ojos azul claro de Taehyung parecían cambiar de color cada que la burbuja lo hacía; mientras que los oscuros de Jungkook daban un aire de cielo nocturno con pizcas de estrellas coloridas.

Dentro del elemento, sus dedos rozaron, haciendo que ambos contuvieran aire en sus pulmones.

Taehyung fue el primero en acercar sus dedos a la mano del humano, pero fue Jungkook quien entrelazó firmemente sus falanges con los del tritón.

Kim vio la burbuja colorida y después dirigió su vista al azabache, quien le sonrió seguro.

El mayor alzó su otra mano y la colocó en la mejilla del peliazul, y antes de que Jungkook pudiese empezar a dar caricias, Tae se abalanzó para chocar sus labios con los contrarios.

El humano se sorprendió ante la acción, pero cuando notó al príncipe intentando dar un beso, no hizo más que cerrar sus ojos y disfrutar.

La boca inexperta del príncipe se movía lentamente sobre la de Jeon.

Jungkook en medio del beso sonrió y empezó a mover sus labios con delicadeza intentando enseñarle el movimiento al mayor, quien acató la orden e hizo lo mismo.

Poco a poco ambos disfrutaban del acto lleno de sentimiento, su tacto era romántico a pesar de no conocerse lo suficiente.

El momento más íntimo para ambos, no se vio interrumpido cuando la burbuja tricolor, con mucho cuidado, se movió para sacar las manos de la pareja.

Ambas extremidades seguían entrelazadas; Justo como Jungkook lo había hecho dentro del elemento, con la notable diferencia que anillos decoraban los dedos anulares de ambos.

Ambos accesorios eran de oro blanco, decorados por pequeños pedazos de las trece gemas, siendo la Tanzanita el centro.

Ambas bocas marcaron un ritmo rápido a medida que las sensaciones en su cuerpo incrementaban, buscando contacto sin detenerse. Los carnosos labios del tritón se veían rojos e hinchados por las pequeñas mordidas que le brindaba Jeon de vez en cuando.

—Me encantaría hacerte lo mismo. —susurró contra la boca del humano —Pero seguramente te cortaría.

—Después me curas y listo. —contestó con una sonrisa ladina.

Para el menor fue inevitable no separarse para verlo con un gesto confuso, pero feliz.

—Si eres humano, ¿cómo aguantas tanto dolor? —cuestionó con extrema curiosidad.

—Si te digo que lo tolero, sería una mentira. Pero creo que de cierta manera me familiarice con la sensación. —confesó, acariciando la mano con leves escamas —Esto es nuevo. —dijo, tocando el anillo cristalino.

—Lo es. —admitió, viendo ambas manos jugar con naturalidad —¿Por qué te acostumbraste a la sensación? ¿Alguien te hirió? Puedo matarlo si quieres, solo acércalo a la orilla y yo me encargo.

Jungkook soltó una carcajada, adorando la personalidad del mayor y se inclinó para besarlo castamente —Siempre he sido muy torpe y nervioso, además de problemático. El dolor de quemaduras, caídas, desmayos y demás, son parte de mi diario vivir.

Kim parpadeó impresionado, para después hacer sin querer un gesto triste, abultando levemente su labio inferior, sin llegar a verse exagerado —No me gusta que sientas dolor, aunque te lo provoques. —murmuró, para después bajar su vista y notar lo elevado que se miraba la parte superior de la ropa de Jeon —¡LO HABÍA OLVIDADO POR COMPLETO! —chilló —Déjame curarte. —indicó, acercando velozmente su mano a la zona.

Jeon jadeó y tan rápido como sus reflejos lo permitieron, detuvo la mano a centímetros de su pantalón.

—No te preocupes por eso, Azulito. No hemos terminado la ceremonia. Deberíamos hacerlo pronto. —propuso, moviendo con cuidado al príncipe para sentarlo en las rocas, para posteriormente ponerse de pie —No te lo había dicho, pero soy un excelente bailarín. —se halagó, poniéndose firme y elevando sus cejas con coquetería.

Taehyung frunció su ceño sin dejar de ver la zona elevada.

—Tae... —llamó el pelinegro, pero el nombrado seguía viendo a la misma dirección —¿En serio quieres saber lo que es? —preguntó y para su mala suerte, el príncipe asintió seguro.

—Me intriga bastante conocer el cuerpo humano. —confesó —Mi papá jamás me deja ingresar a un estudio anatomía humana.

—¿Hacen estudios sobre nosotros?

—¡Claro! —afirmó —Por eso los cazan. Para estudiarlos. —obvió —Lastimosamente mueren antes de llegar a la zona de estudio, así que se conforman con ver sus órganos y eso.

Jungkook quedó boquiabierto, procesando la información.

—No me veas así. —reprochó el príncipe, por fin viéndolo a los ojos —Los humanos también nos cazan.

El pelinegro no supo qué más decir; pero últimamente todo lo que estaba pasando desde que bajó del avión parecía irreal.

Taehyung sin prestarle atención al rostro de su casi oficialmente pareja, volvió a ver en medio de las piernas del humano.

—¿Te incomoda mostrármelo? —interrogó, con suavidad —Si es así, no tienes porqué hacerlo. No te exigiré nada. —dijo, volviendo su vista a los negros ojos del azabache.

Jeon vio con adoración los orbes azulados llenos de inocencia del tritón, y no hizo más que carraspear y rascar su antebrazo con nerviosismo.

—No me incomoda hacerlo. —decretó —Después de todo... —murmuró, relamiéndose los labios —...Será tuyo de ahora en adelante. —aseguró, con una sonrisa ladina, con leve toque de deseo.

Taehyung jadeó impresionado y puso una se sus manos en boca por el asombro —¿¡ME LO OBSEQUIARÁS!? —chilló emocionado, haciendo que Jungkook, sin quitar su sonrisa elevara una de sus cejas.

—No, Tae, yo-

—¿Y cómo lo quitas o qué? —interrumpió, poniendo ambas manos en el bulto sobresaliente.

Jeon dio un respingo del susto y vio inmóvil como el tritón apretaba la zona como si fuese una bola antiestrés.

—Azulito, espera. —detuvo, poniendo sus manos sobre las del tritón.

—Pero dijiste que me lo darías. —le recordó, con sus ojos tristes.

—No en ese sentido, no puedo quitarme el pene. —informó, con una sonrisa.

—¿Entonces? —preguntó, confuso, frunciendo su ceño.

—Es una expresión que usan los humanos. Estamos a nada de ser pareja y hay parejas que se dicen eso. Suena ordinario y siempre quise decirlo, lo siento.

El peliazul rio ante la información.

Jungkook desabotonó su pantalón, para después bajar el zipper, bajo la atenta mirada del peliazul, quien lleno de impaciencia tomó la tela que cubría esa parte del humano y la bajó, Asombrándose cuando algo extraño salió al aire, pegándose firmemente al marcado abdomen del azabache.

—Wow. ¿Esto es un peni?

Jeon hizo un gesto —Pene. —corrigió —Y si, esto es uno.

Tae jadeó y puso su caliente mano sobre la zona, logrando que de la boca del humano saliera un sonoro suspiro.

—Sigue palpitando. —señaló, para tomarlo y bajarlo, para que quedara justo en frente de su cara.

El príncipe inclinó su cabeza para verlo de manera lateral, deleitándose con lo largo y grueso que era.

—¿Por qué está rojo? —preguntó con curiosidad, viendo la punta —¿Por eso te duele?

El mayor tragó grueso, tratando de ocultar sus infinitas ganas de pedirle a Tae que lo ayudara.

—Azulito, ya viste suficiente. —indicó, tratando de quitar las manos del tritón, quien le brindó una mirada suplicante; suficiente para que Jungkook dejara de oponerse.

—Su anatomía es interesante. —aseguró, viendo con más detalle la intimidad del pelinegro.

Jungkook carraspeó su garganta. No por incomodidad, sino al sentir como Kookecito se endurecía y desesperaba cada vez más.

Kim, por otro lado, se acercó al gran trozo de carne y lo olfateó, arrugando su naricita en el transcurso.

—¡No hagas eso! —chilló el menor, poniendo sus manos en su entrepierna —No me he bañado en días.

Taehyung frunció su ceño, pero aun así rio —Tiene impregnado el olor al alga, por eso mi disgusto. Tu olor corporal me parece de cierta manera... Atrayente. —confesó, apartando con cuidado las manos del humano.

Jungkook asintió y sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando el príncipe empezó a pasar su dedo por su creciente miembro.

Kim trazaba con lentitud y precisión las venas que habían en la extensión con sumo deleite. Su uña filosa estaba haciendo estragos en el interior del humano, que estaba a sólo un toque de mostrar lo precoz que podría ser.

Jeon tenía unas inmensas ganas de al menos pedirle al tritón que lo masturbara, pero con tan sólo ver la expresión curiosa e inocente, sabía que no podría pedirle tal barbaridad.

—¿Puedo pasar mi lengua por aquí? —habló, interrumpiendo los pensamientos del azabache.

—¿¡Qué!? —cuestionó Jeon, inesperadamente —No sería para nada correcto que pudieras tu lengua ahí, ya que recién nos conocimos y técnicamente no se tu edad, podrías ser ilegal, podrías acusarme de muchas c-

Kim rozó la punta de su lengua por la punta, haciéndolo callar.

—¡Taehyung! —bramó exasperado —Tu no deberías... Yo no debí... Esto es muy... No puedes hacer... Yo seré un... ¡Dios, dame paciencia! —rogó con un suspiro.

El nombrado batió sus pestañas viendo como la cara del humano estaba completamente roja.

—¿Te dolió? —cuestionó, a lo que el menor negó, pasando su mano por sus azabaches hebras, peinándolas hacia atrás.

Tae rio y volvió a trazar las venas, pero cuando llegó a la punta del miembro, se vio tentado en ese pequeño orificio, a le fue inevitable no hacer movimientos hacia arriba y hacia abajo con su uña, haciendo que de ahí saliera una tira de líquido blanco.

El tritón chilló asustado y se abrazó a la pierna del humano con suma preocupación.

El humano suspiró avergonzado de su precoces, divirtiéndose por la reacción del príncipe.

—¡No fue mi intención! No quería lastimarte, lo juro. —murmuró, aferrándose cada vez más, al firme muslo.

Jungkook sonrió y después retuvo el aire en sus pulmones al darse cuenta de la situación.

Sin saber qué decir, no hizo más que agacharse, haciendo que Taehyung lo soltara y lo viera con ojos brillosos.

El humano sin dudarlo se sentó en las rocas para acomodar a Kim en su regazo.

De inmediato, por vergüenza, el tritón escondió su cara en el cuello del menor.

Jungkook besó la cabeza de la criatura y comenzó a dar suaves caricias por lo largo de la fina espalda.

—Tranquilo, Azulito. —intentó calmar —Es algo normal.

El nombrado salió de su escondite, pero en vez de ver la cara de Jeon, de inmediato vio la zona de su entrepierna,

—Estas sangrando. —señaló con preocupación.

Jungkook frunció su ceño, y mordió su labio con vergüenza al ver su pene erguido eyaculando pequeñas cantidades de semen.

—No es sangre. —indicó, con vergüenza.

—¿Entonces?

—Es semen. —aclaró —Es un líquido que sale del pene cuando los hombres eyaculamos.

—¿Eyacular?

—Bueno, es algo que sucede cuando estamos excitados; el proceso satisfactorio que sentimos después de la adrenalina del momento candente es cuando de nuestra uretra sale el semen.

Taehyung alzó una de sus cejas y con curiosidad pasó su dedo índice por la punta del miembro, tomando la sustancia.

Puso su dedo delante de él e inclinó su cabeza al notar que era más espesa que la sangre.

La acercó a su nariz y notó que tampoco olía a sangre.

Y sin pensarlo mucho, se metió el dedo en la boca, haciendo que Jungkook gritara.

—¡Taehyung! ¡Eso no se come!

El tritón frunció su ceño, viendo directamente a los ojos contrarios —Pero sabe bien. —confesó, sonriendo sin sacar su dedo.

—Me matarás de un infarto si sigues haciendo eso. —dijo, tapando sus ojos con su mano para evitar ver la hermosa sonrisa del peliazul.

Taehyung sintió sus mejillas enrojecidas.

—¿Ya podemos ir a enseñarle al mar como se baila? —cuestionó el humano, alzando sus cejas y metiendo su miembro en sus pantalones.

Kim asintió y se Jeon se acomodó sus pantalones para ponerse de pie, cargando el fino cuerpo del tritón.

No tenían prisa, así que disfrutaron el momento cuando las aguas cristalinas los recibieron con tranquilidad.

El pantalón de Jungkook se empapó nuevamente y Tae aleteó feliz al sentir su hogar.

El largo pterúgiou se movía con elegancia, dando leves chapoteos sin ser molestos.

El pelinegro siguió caminando hasta que el agua les dio al cuello a ambos.

Fue entonces cuando el príncipe, que tenía sus manos enrolladas en el cuello del humano, lo jaló para besarlo.

Jungkook lo soltó y Kim se acomodó para que se quedaran frente a frente.

Su inigualable pterúgiou flotaba en la superficie, dado que no se podía poner derecho por la poca profundidad.

Parecía que en poco tiempo supieron cómo mezclarse con facilidad, ya que marcaban un ritmo para que ambos disfrutaran.

Jeon, como siempre, no perdió el tiempo para querer juguetear con la lengua del tritón, y el otro sin ninguna pizca de rogado, correspondió rápidamente.

Al cabo de unos segundos, el peliazul rozó sus dientes con el labio de su casi oficial pareja y apretó levemente, ganándose un gruñido casi inaudible del contrario.

Tae se separó y se relamió los labios sin dejar de ver la boca semiabierta del humano por la cual brotaba algo de sangre.

El príncipe felizmente pasó su lengua por la zona, y Jungkook sin perder ningún detalle de los azulados ojos del tritón, se dejó hacer.

—¿Te dolió?

—Me fascinó. —sinceró con una sonrisa.

Kim rodó sus ojos y se dio la vuelta para quedar boca arriba sobre la superficie.

—Tengo una duda. —informó Jeon, mientras el peliazul empezaba a nadar tranquilamente dando pequeños chapoteos alrededor del humano.

—Dímela. —pidió, poniendo sus manos atrás de su cabeza para apoyarse a sí mismo.

Jungkook vio con admiración los movimientos que la criatura hacía en la cueva, como su pterúgiou hacia los movimientos características de un pez para nadar con facilidad por todo el lugar.

La luz que los iluminaba, sin duda favorecía en demasía a Taehyung, el color de sus escamas brillaba de manera adictiva, su pterúgiou tenía una forma peculiar, parecía la de un Betta splendens, pero con una división en medio. Las escamas del mismo parecían desvanecerse a lo largo de la cadera del tritón. Su torso, era también magnífico; su complexión no era robusta, más bien se podría describir como delgada y con gracia, al igual que sus brazos. Tenía leves escamas esparcidas en sus clavículas, hombros y serratos anteriores. De su cuello se podían notar las branquias, que le ayudaban a respirar bajo del agua.

El pelinegro las observó con suma atención, y cuando Tae se movió, notó lo mucho que relucían los chupetones que él había creado sobre la pálida piel.

Nuevamente bajo su vista, y a lo largo de todo el torso estaba repleto de esas marcas.

Kim pareció moverse y fue ahí cuando Jungkook vio a detalle la forma del dorso de su mano.

Las uñas eran algo puntiagudas en forma de avellana, de un color rosa bajo; también habían escamas y vio el anillo cristalino en el dedo anular cuando Tae hacia la acción de chasquear los dedos.

Y apenas el chasquido se hizo presente lo hizo volver a la realidad.

—¿Qué pasó? —preguntó rápidamente.

—Tu duda, ¿cuál es? —interrogó, viéndolo directamente, flotando en un solo sitio.

—Oh, sí. —afirmó —Lo qué pasa es que no entiendo como es que... —su voz se volvió susurro, cuando se distrajo en las facciones del príncipe.

Sus labios gruesos en forma de corazón, su nariz que no era respingada pero sumamente bonita, no constaba con lunares, pero si con escamas en sus pómulos que apenas se miraban; las gruesas cejas cubiertas por la rebelde y azulada cabellera semi mojada, sus largas y espesas pestañas, sus ojos con ese azul tan único al igual que él.

Y otro chasquido lo sacó de su ensoñación.

Kim giró nuevamente sobre su cuerpo e intentó ponerse derecho, bajando su pterúgiou; se acercó para poner sus manos en las mejillas del humano y verlo con preocupación.

—Jungkook, ¿qué pasa? —preguntó, frunciendo su ceño, pasando sus ojos por cada centímetro de la cara del humano para analizarlo —¿Te sientes bien?

—Eres precioso. —murmuró como respuesta —¿Por qué yo?

Kim sonrió y alzó una ceja —¿Por qué tú? —preguntó con burla —¡Me cortejaste! —dijo, emocionado —Aunque no es sólo eso, admito que quería hacerte comer sus uñas antes, pero cuando te vi, aparte de atractivo tenías una, ¿cómo decirlo? ¿Una vibra? Sí, una vibra muy buena que me hizo tener una corazonada de que tenía que aceptar el cotejo, a pesar de que seas humano.

Jeon mordió su labio, para disimular su sonrisa y Tae acarició con ternura ambas mejillas.

—¿Esa era tu duda? —interrogó, a lo que el humano negó.

—Si puedes curar heridas, me imagino que tu cuerpo también lo hace, pero ¿por qué los chupetones siguen ahí? ¿No deberían desaparecer?

—Solo curo cosas si paso mi mano por la zona. —confesó y pasó dos de sus dedos por su cuello, por encima de un hematoma, haciendo que desapareciera de inmediato —¿Ves? —preguntó, mostrando la zona.

—¿Por qué no te los quitas?

—Quiero presumir que mi pareja es un humano. —confesó —En mi especie nadie puede hacer de estos, así que lo atesoraré.

Jungkook sonrió y dirigió su boca a la misma zona que había curado, para propinar otro chupetón —Tenía que reponerlo.

Taehyung nadó hacia atrás, haciendo que Jungkook lo siguiera —La danza nos espera. —indicó.

Jeon le siguió sin protestar.

No bastó mucho tiempo para que ambos estuvieran en una zona mágica.

El pelinegro abrió sus ojos y Tae se acercó a él para pasarle oxígeno.

Esta vez, pudo pasar algo, antes de que Jungkook lo tomara de la cintura y profundizara la acción, cambiándola por un beso.

—¡Jungkook! —protestó, separándose y el humano rio sin saber cómo comunicarse.

Fue entonces cuando al tritón se le ocurrió pedirle al mar otro favor.

Cerró sus ojos e intentó concentrarse, repitiendo una y otra vez con sumo cuidado lo que pediría. Y cuando sintió el cosquilleo en su mano derecha, la posó en el pecho del pelinegro.

Jungkook lo vio confuso y sintió que se desmayaría al ver cuando Tae abrió sus ojos con un azul más intenso, con sus pupilas dilatadas.

—Ya puedes hablarme. —indicó. Jeon no entendía, pero antes de que abriera su boca, Taehyung se la tapó con su otra mano. —Piénsalo y lo entenderé. —explicó.

—¿Así que leerás mi mente? —preguntó, sin formular una sola palabra y el tritón asintió —Esto es genial.

—Lo es. —admitió.

—¿Cómo bailaremos sin música?

—En las parejas de mi especie, se tararea entre ambos, pero dado a la situación, podrías pensarlo y yo lo canto.

—Mejor lo pienso, bailamos con eso y tú te centras en besarme para que no me ahogue.

—Darte oxígeno. —corrigió.

—Lo mismo.

El principe bufo, sin poder creer la personalidad del mayor.

Por otro lado, Jungkook estaba en un dilema por escoger la canción correcta, como si su vida dependiese de ello. Pensó un momento, mientras el menor lo veía, la mirada del humano se iluminó y recordó la melodía que esperaba algún día bailar con alguien especial.

Suspiro necesitando eso para concentrarse, pero ocupando aire en el intento.

El príncipe rio suavemente y unió sus bocas, dando aquel oxígeno y el valor que Jungkook necesitaba.

Como siempre, no tardaron en marcar un ritmo, esta vez lento por el momento; disfrutando cada segundo como si fuese el último.

Jeon contó hasta tres y recitó mentalmente la hermosa sinfonía que tenía en mente.

El de cabellos azules le vio y preparo su voz para cantar.

—I used to hear a simple song
That was until you came along
Now in it's place is something new
I hear it when I look at you.

El azabache estaba más que sorprendido, le veía con cariño y admiración, observando como sus escamas brillaban bajo el agua, la dulce voz del tritón era realmente hermosa, y a través de su pensar le hizo saber lo perfecto que se veía y era.

Ambos se veían mientras unían sus manos para empezar una danza suave y elegante, dando paso a lo que sería su primer baile.

Sus cuerpos se balanceaban lentamente para seguir naturalmente al cuerpo contrario.

Sus miradas decían que era su momento especial, que se amarían sin dudar.

Era su mundo.

En el cual solo se tenían ellos dos, bailando y amándose como si se conocieran de toda la vida.

La luz tenue de la superficie se reflejaba en el agua, dando un color cristalino y un aura mágico.

Los movimientos lentos y las vueltas suaves, más todos los momentos en los cuales unían sus bocas, y cuando se separaban se brindaban miradas que irradiaban al verse mutuamente, hacían aún más magnífico todo.

With simple songs I wanted more
Perfection is so quick to bore
You are more beautiful by far
Our flaws are who we really are

La canción era su sentimiento, su cariño reflejado en una dulce sinfonía.

Sus mundos eran diferentes, pero su sentir era el mismo.

Sus miradas diciendo lo que no podían con palabras y sus cuerpos moviéndose para dar una danza de por vida.

Las manos del tritón se elevaron momentáneamente, moviéndose de manera suave, balanceando sus caderas lentamente, siendo sostenidas por el humano, quien juraba no soltarlo nunca.

Encajaban perfectamente.

Sin que ninguno notara, algunos peces se habían acercado con curiosidad, coloreando sin querer la zona.

Algunos revoloteaban al sentir la melodía que Taehyung tatareaba de manera suave.

No bastó mucho para que los rodearan sin entrometerse, únicamente para ver lo magnífico que se veían de más cerca.

El humano se acercó a la boca del príncipe y robó un beso, aún si no necesitaba oxígeno.

Taehyung sintió sus mejillas enrojecerse, pero no apartó la mirada de esos azabaches y apasionados orbes que poseía Jeon.

—I used to hear a simple song
That was until you came along
You took my broken melody
And now I hear a symphony

Etéreo, era la palabra perfecta para describir aquella escena, no era un simple baile, era un sentimiento con un significado lindo que ambos habían creado.

El príncipe movía su pterýgiou en movimientos elegantes, mostrando sus escamas coloridas, dando una vista hermosa, donde las simples y pequeñas burbujas que se generaban por el movimiento le daban el toque distinguido al baile.

El humano sonrió, y pegó más el cuerpo del peliazul al suyo, ocasionando que el tritón dejara caer su cabeza en el hombro que se le brindaba.

Jeon sonrió y besó castamente la reluciente cabellera, mientras Taehyung, a cambio, levantó su cabeza para sonreír y elevarse un poco para besar la mejilla del humano.

El menor hizo un movimiento haciendo que ambos giraran.

And now I hear...

Dando fin a su danza.

—...a symphony

Recitó Jeon en unísono con la dulce voz de su pareja.

Sus manos seguían unidas, al igual que sus miradas.

Tae rozó su nariz con la del azabache y unió castamente sus bocas, que poco a poco empezaron a besarse mientras sonreían cada tanto.

Fue entonces cuando ambos notaron el resplandor de la tanzanita iluminándolos, detallando la escena como si pidiera que fuera eterna.

Como su promesa.















Próximo capítulo:
17 DE JULIO

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