Capítulo 5
Taehyung nadaba tranquilamente, dando vueltas juguetonas alrededor de las gemas en la burbuja.
Regresaba al palacio sin preocupaciones; pensaría en cómo decirle a su papá que lo cortejo un humano.
No era algo fácil de asimilar, además, el quería que cortejara pronto. Tal vez los planes no eran los mismos, pero el resultado era casi el mismo.
Siendo el príncipe, probablemente el rey no lo castigaría por romper una de las reglas. Hace varios siglos atrás cualquier criatura podía cortejar a quien quisiera, ya sea hembra, macho o se distinta especie, pero uno de sus antepasados, prohibió todo eso de la noche a la mañana.
Un rey podría hacer lo que quisiera, decidiendo sobre la vida de los demás, pero para el mar, todo era distinto, es él el que posee la última palabra.
Su padre le había pedido asegurar su descendencia, ¿cómo lo haría? ¿la reproducción será la misma entre un humano y un tritón?
Las trece coloridas piedras flotaban una sobre otra y gracias a la luz de la luna se veían mágicas desde cualquier ángulo.
El peliazul se acercó para verlas detalladamente y sus ojos por inercia se detuvieron en la Tanzanita.
La decimotercera piedra. Nunca había visto una en su vida; el mismo rey que puso restricciones para el cortejo, también la había prohibido.
No sabía casi nada sobre ella, en los 23 cambios de escamas que ha tenido, jamás se le había cruzado por la cabeza cortejar a alguien y averiguar sobre las gemas, pero en el skholío1 se les enseñaba su significado y apariencia.
El Reino de Nerea, que era donde estaba el palacio real, tenía una habitación espléndida llena de piedras preciosas, incluso algunas para el cortejo; pero esas no servían para cortejar a alguien. Las gemas que se utilizaban para la tradición estaban en distintos puntos alrededor de los 7 mares, escondidas, incrustadas y hasta algunas custodiadas, poniendo trabas para llegar a ellas y demostrar la perseverancia de quien quería cortejar.
Pero la Tanzanita, no.
No tenía ni siquiera una zona por la cual podría ser buscada, nadie sabe la cantidad que hay en el mar, pero siendo "mil veces más rara que los diamantes", la Tanzanita se conoce a menudo como la piedra preciosa "de una sola generación", los pocos que saben sobre ella insisten en que solo hay una posibilidad entre un millón de encontrarla. En el mar, la Tanzanita tenía un valor único por su belleza y significado:
—Amor eterno. —susurró, acercando su dedo para tocarla.
—Cantos engañosos. —habló alguien atrás de Taehyung, haciendo que el joven jadeara y se diera la vuelta rápidamente.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, frunciendo su ceño —¿Acaso no te bastó todo lo que me hiciste?
—¿Te hice? —interrogó la cilophyte¹ con una sonrisa burlesca —Que haya roto con tu amiga no significa que te hice algún daño.
—¡Claro que lo hiciste! —reclamó —Le rompiste el corazón en pleno cortejo; si le hiciste daño a Rosé, también me lo hiciste a mí.
—Oh, querido príncipe. —llamó el pelinegro, nadando alrededor del peliazul —Sabes que el cortejo que le hice nunca debió empezar. Fue ella quien me obligó.
—No recuerdo haberte preguntado. —contestó, cruzándose de brazos y haciendo su semblante serio —Deberías irte y emparejarte con las rusalkas que tanto te gustan, Hoseok.
—¿Celoso? —molestó con una gran sonrisa.
—Asqueado. —corrigió sin una pizca de gracia.
—Sabes que estoy bromeando, ¿no? —preguntó alzando una de sus cejas —A pesar de saber sobre tus gustos, sé que n-
—¿Te podrías callar? —cortó, retrocediendo un poco.
—¿Por qué eres tan grosero?
—¿Y tú tan metiche?
Hoseok hizo sus labios una sola línea y vio atrás del peliazul.
—¿Cortejaras a alguien? —preguntó con cautela queriéndose acercar.
Taehyung se alejó más —¿Qué te importa?
—¿Te cortejaron? —cuestionó, cubriendo su boca con una de sus manos por la impresión —¡Eso es genial! —chilló con una sonrisa.
El menor frunció su ceño —¿Por qué sigues aquí?
El pelinegro borró su sonrisa y se alejó un poco —Antes éramos amigos, Tae, no sé porque le crees más a ella que a mí.
—Príncipe Tae, para ti. —contestó indiferente, para después seguir su camino al palacio, dejando solo al mayor.
El brujo le siguió de cerca y el menor bufó, dándose la vuelta para encararlo.
—¿Qué quieres?
—Arreglar las cosas contigo.
—¿Cuál es tu obsesión? Fácilmente puedes encontrar más amigos en cualquier otro lugar.
—No hablo solo de la amistad, quiero tu confianza.
—¿Cómo quieres que confíe en alguien que casi mata a mi amiga? Y no digas que no la quisiste cortejar, fuiste tú el que me buscó para que te diera mi opinión sobre el tema.
—Tu no conoces a Rosé.
—¿En serio? ¿Crees que no conozco a la sirena que ha estado conmigo desde mi niñez? ¡Por el Mar, Hoseok, tú, ella y yo nos criamos juntos!
—Ella está loca, Taehyung, te lo juro.
El peliazul sintió su enojo aparecer con una velocidad impresionante. Sus orbes azules comenzaron a moverse y oscurecer a medida pasaban los segundos.
El ambiente se volvió pesado, el enojo de un tritón con sangre real era tan malo como lo relataban.
Hoseok tragó grueso y vio a su alrededor buscando una escapatoria.
—No pienso, retractarme. —fue lo último que dijo, antes de alejarse con rapidez.
El peliazul lo siguió con la mirada y esperó un par de minutos para calmarse. Se le hizo extraño notar su temperatura corporal un poco más alta de lo normal, pero decidió pensar que era por la molestia que el pelinegro le había causado.
Al inicio pensó que la idea de que Hoseok y Rosé estuvieran juntos sería algo bueno, ya que los tres se conocían desde siempre. Eran un grupo inseparable, junto con Wooshik, el hijo de un tritón que fue nombrado líder del reino kókkina nerá y a costa de eso,murmur tuvo que mudarse.
No entendía el porqué Hoseok rompió el cortejo con su amiga, pero lo hizo de una manera imperdonable, sin lugar a duda.
—¡Por tu padre! ¿¡Dónde estabas!? —gritó Rosé, nadando rápidamente hasta su amigo, apartándolo de sus pensamientos —Las tropas volvieron hace horas, ¿lograste cazar algo? ¿Te hiciste daño? Dime, ¿cuántos dedos ves? —cuestionó, pasando una de manos por el rostro del menor buscando un rasguño y con la otra mostrando sus dedos elevados.
—¿Cuáles dedos?
—¡Oh, Santo Mar! —chilló, poniendo ambas manos encima de los orbes ajenos —¡Estás ciego! Sabía que era una mala idea, no debí decirte nada ni dejarte ir. ¡Rápido, vamos a buscar al papá del estúpido de Hoseok! —indicó con voz a punto del llanto y fue inevitable para el príncipe no soltar una carcajada.
—¡No estoy ciego, sólo bromeaba! —confesó divertido, quitando las manos de la mayor de su rostro.
Park jadeó y elevó su mano nuevamente, mostrando sus dedos.
—Dos. —respondió con una amplia sonrisa.
La rubia hizo una mueca y le pegó un golpe en uno de sus brazos, haciendo que el menor gritara —¡Eres un tonto! No volveré a creerte nada. —se quejó, cruzando sus brazos y dándose la vuelta.
Taehyung sonrió con malicia, elevando una de sus cejas —¿Ni aunque te dijera que me cortejaron?
Fue turno para Rosé de reír —A otro pez con esa escama.
—No miento, Park Rosé.
La fémina negó y comenzó a alejarse mientras hablaba y el príncipe hizo un movimiento con su mano para probar lo que había dicho.
—Por el Mar, Tae. Llevo más de 4 años pidiendo que cortejes a alguien, incluso esta mañana, ¿ya olvidaste que enfrentaste a tu pad-
Su andar se detuvo al tener una Prostateftikí foúska resguardando las gemas del cortejo impidiendo su camino.
La rubia quedó casi petrificada en su sitio y se giró para ver a su amigo.
El peliazul sonrió y elevó sus cejas con satisfacción.
—Debes estar bromeando. —formuló y el menor negó.
Dio otra mirada a la burbuja y nadó con rapidez hacia el contrario.
—Debo estar hechizada con alguna posición de delirio y tú no eres Taehyung.
—Claro que lo soy.
—No. No lo eres, Taehyung jamás hubiera estado feliz si hipotéticamente alguien lo hubiera cortejado.
—Esas son mis gemas, alguien me las dio y estoy más que contento.
—¡Mentira! Un macho no puede ser cortejado y Taehyung es un macho. —la sirena negó confusa y volvió a darse la vuelta para ver la burbuja —Fue una rusalka, estoy segura, esas anguilas me odian y me hech- ¡Ay! —se quejó cuando su brazo fue pellizcado.
—No estás hechizada, ni delirando. Soy Kim Taehyung, príncipe de los siete mares y tu amigo.
Rosé lo vio frunciendo su ceño —¿Cuándo es mi cambio de escamas?
—25 de diciembre y tú siempre lo olvidas.
—Eso es fácil, todo mundo lo sabe. Dime lo que Taehyung más odia.
—El tema del cortejo.
—¿¡Ves!? Te lo dije, es imposible que el verdadero Taehyung estuviera con esa amplia sonrisa si fue cortejado.
El tritón puso sus ojos en blanco y tomó la mano de la mayor para colocarla en su frente.
—Tu temperatura. —susurró y Kim asintió —¿¡TE CORTEJARON!? —cuestionó, haciendo que el menor repitiera la acción con una sonrisa —¿¡Y qué caracoles haces aquí!? ¡Tienes que ir y buscar esa sirena! ¡Tu padre tendrá que ejecutarla por las reglas! ¡Santo Mar! ¿¡En qué te metiste!?
—Oh no, no fue una sirena.
—¿¡Ah!? ¿Entonces? Bueno, no importa; tu papá se pondrá como leviatán cuando se entere que una hembra te cortejó. ¿Y si cortas el cortejo?
—Pero fue u-
—Sé que sería difícil porque ya lo aceptaste, pero aún no hacen la ceremonia, eso es una ventaja, pero el rey no lo aceptará y eso es una desventaja.
—Rosé, pero n-
—¡Es que no puedes, Tae! —interrumpió —Sabes cómo es tu papá de estricto; ni en broma aceptaría que su único hijo fuese cortejado por una hembra, ¡es el macho quien tiene que cortejar! ¿¡Y si la mata!?
—¡Pero si fue un macho! —informó, dejando a su amiga atónita.
Rosé se quedó unos minutos analizando la situación, y sin decir nada, nadó hasta sentarse en unas rocas cercanas.
Taehyung tragó grueso y se acercó para sentarse a su lado, poniendo la burbuja portadora de las piezas, en frente de ambos.
—Yo tampoco me lo esperaba. —admitió en voz baja.
—¿Cómo se llama? —cortó, viendo fijamente la burbuja.
—No lo sé. —murmuró.
—¿Cómo que no lo sabes? ¡Te cortejó, Taehyung! —preguntó alterada —En definitiva, tienes que terminarlo. Mira se que es complejo, pero pueden matarte a ti también. Tu no puedes morir eres-
—¿El príncipe? —interrumpió, recordando que su única relevancia era su posición.
—¿Príncipe? ¿A quien le importa el cargo, tonto? ¡Eres mi amigo! —aclaró —Sé que suena egoísta, pero no puedo permitir que acabes con tu vida por un cortejo. Pero bueno, si es lo que quieres, te apoyaré, veremos la manera de que no le afecte al tritón.
—No es un tritón.
—Bueno, lo que sea, selkie, nix, cilophyte, que se yo. La especie es lo de menos porque no le quitaría lo macho. —suspiró —Al menos es del mar. —dijo y hubo un silencio —Porque es del mar, ¿no? —cuestionó viendo al menor.
El peliazul vio de reojo a su amiga y carraspeó su garganta —Es un humano. —confesó.
La fémina jadeó y Kim asintió con lentitud.
Rosé exhaló y pasó las manos por su rostro y después su cabello, colocándolo atrás de sus orejas.
—¿Un humano macho? ¿En serio, Taehyung? ¿No salía más fácil despertar un whaleman, sacarlo a la superficie, pedirle que te alcanzara la luna y que la usaras como lámpara en tu alcoba?
El príncipe negó —Es que me dan miedo. —mofó y borró suavemente su sonrisa al ver que Rosé no se reía —Lo hecho, hecho está. Es un macho y humano. No sé cómo se llama, ni donde vive; pero mañana lo veré para la ceremonia de emparejamiento.
—¿¡Mañana!? —interrogó preocupada —¡Eso es mucho tiempo, Taheyung! Sabes que al finalizar el cortejo o ceremonia se tiene que hacer de inmediato.
—¡No podíamos hacerla hoy! —chilló, irritado —Se estaba desmayando a cada rato.
—¿Por el susto?
—Creo que por los nervios.
Rosé se giró para quedar en frente de su amigo —Siquiera, ¿tienes la mínima idea de cómo le explicarás eso a tu padre?
—No tiene porqué enterarse.
—Sabes que el cambio de escamas te delatará.
Taehyung vio a su amiga y quiso llorar al olvidar ese detalle. Cuando los tritones y sirenas hacían la ceremonia, sufrían un cambio de escamas indoloro, representando su nueva etapa, escogiendo el color que predominaría el resto de sus vidas. En el caso de poseer un solo color, este se intensificaría, demostrando un notable cambio.
—Podría sólo decirle que nos emparejemos otro día.
—Morirás. —le recordó.
—No seas exagerada, sólo enfermaré.
—Y no hay quién te sane si pasa a mayores. Recuerda que el papá de ese idiota es el sanador y mano derecha de tu padre. Obviamente el rey será el primero en enterarse que estas retrasando tu ceremonia de emparejamiento.
—No es el único sanador en los siete mares. —bufó.
—Pero es el sanador real; ningún otro aceptará tratarte, Taehyung.
El peliazul asintió cabizbajo.
¿Qué haría? ¿Arriesgarse a enfermarse o emparejarse de una sola vez?
Podría salir a la superficie, pero no sabría con exactitud si se encontraría con el humano.
—¿Dónde tendrás las piedras hasta mañana? ¿El humano sabe lo que tiene que hacer?
—Supongo que sí; si no, no me hubiera cortejado. —obvió con una sonrisa.
Rosé suspiró viendo lo perdido que estaba el menor.
—Permíteme estar en la ceremonia.
—¿Estás loca? Es algo íntimo. No aceptaré a nadie ahí.
—¡Pero es un humano! Sabes cómo son ellos en las leyendas, ¿qué pasa si intenta cazarte? ¿Y si todo es una trampa? ¿Y si te mat-
—Es mi futura pareja. —detuvo el príncipe —Me arriesgaré hasta el final.
—¿Y dónde se supone que la harás? No puedes hacerlo en el palacio porque se ahogaría; es un humano.
—Hay un lugar especial donde lo llevaré; ahí podremos estar bien.
—¿Dónde?
El menor dirigió su vista hacia otro lado —Es un secreto.
—Soy tu amiga, deberías decirme.
—También eres aliada de mi papá. No te lo diré.
—No es para decirle, tonto. —detuvo, dándole un suave golpe en la cabeza —No me perdonaría si algo te sucede por culpa del humano. Te deje ir solo y mira como vienes. Te quitaste todos tus accesorios y tu piel parece irritada.
—Es por la temperatura, ni siquiera había sol cuando salí.
—¿Y si te pasa algo?
—Igual no te diré.
—¡Ni siquiera lo conoces! ¿Y si es una trampa? ¿Y si no regresas? ¿Y si te caza o te mata?
—No sucederá.
—Está bien, no me digas el lugar exacto, pero al menos dime la zona.
—Que no.
—¡Pero te ofrecí mi ayuda! —gritó frunciendo su ceño.
—¿Ayuda para qué? —cuestionó un tritón atrás de la rubia.
Rosé y Tae se giraron al escuchar la tan conocida voz.
—¡Tío Namjoon! —llamó el peliazul; levantándose de su asiento y girando para verlo cara a cara al mismo tiempo que ponía una mano tras su espalda para hacer la burbuja más pequeña y poder taparla.
—Capitán Kim. —saludó la fémina, haciendo lo mismo y dando una reverencia.
—Señorita Park, ¿podrías ser tan amable de informarme en qué le ofreciste ayuda a mi único sobrino? —pidió, sin perder su porte.
Rosé mordió su labio con nerviosismo —L-le ayudaría a trenzar su cabello para esta noche.
Taehyung hizo un gesto confuso al escuchar lo que dijo.
—¿Para esta noche? —interrogó el mayor, alzando una de sus cejas.
—Eh, ¿sí?
—Rosé, estás al tanto de que mi sobrino es un tritón y que definitivamente no está en cinta, ¿no? —preguntó de manera un tanto fría —Hasta donde sé, las únicas que pueden trenzar su cabello son las sirenas que están esperando. ¿Acaso tu y el hijo de Seojoon decidieron retomar el cortejo de manera discreta? ¿Formulaste mal y es Taehyung quién te trenzará?
Un breve silencio incómodo se vio opacado por una carcajada del menor.
—Rosé está bromeando, obviamente no me trenzaría el cabello, ni yo a ella; Yo le pedí mi ayuda para colocarme perlas en la espalda. —mintió, sintiendo sus mejillas rojas.
Namjoon abrió un poco más sus ojos por el asombro.
Bien, tal vez hubiese dicho otra cosa; El poner perlas en la espalda normalmente lo hacían sólo las criaturas solteras y un tanto desesperadas para demostrar cuán fértiles eran, ya que de las perlas que salían de las sirenas y tritones, podía producirse una nueva vida.
—Dejar poner perlas en tu espalda es algo muy íntimo; así que entiendo tu timidez. —consoló el peliverde —Ahora, si no es molestia, agradecería que me permitas acompañarte hasta el palacio.
Taehyung asintió y solo espero que el mayor se diera la vuelta para lanzar la burbuja a las manos de la rubia.
—Cuídalas con tu vida. —pidió en susurro, ganándose un asentimiento y una sonrisa de su amiga, para darse la vuelta y nadar hasta alcanzar al mayor.
—¿Por qué mintió? —preguntó, apenas su sobrino estuvo a su lado.
—¿Nervios? —supuso, sonriendo.
Kim mayor no cambió su gesto —Deberías alejarte de los mentirosos. —aconsejó.
El príncipe asintió y cerró sus puños para tomar algo de valor —Nam. —llamó y el mayor hizo un sonido de garganta —¿Crees que estoy mal si no me quisiera emparejar con nadie de aquí?
Cuando el líder se detuvo el peliazul temió por haber hecho su interrogante en un momento equivocado.
Su tío lo miraba serio, analizando todo su cuerpo como si buscara algo en particular.
Fue ahí cuando Taehyung se arrepintió.
—¿Por qué lo preguntas? —cuestionó de manera ruda.
Tal vez también le hizo la pregunta a la persona equivocada; El cabello oscuro verdoso de su tío era impecable, como sus escamas, su porte y su vocabulario. Un tritón tan correcto nunca vería su relación con buenos ojos.
—Curiosidad.
Namjoon asintió no muy convencido —Puedes enlistarte. —propuso —Algunas reglas cambiaron, pero los principios son los mismos.
—¿Qué cambió?
—La castración es opcional, tener pareja es permitido para cierto rango de soldados, el seguro de vida incrementó y con un permiso pueden salir los fines de semana a visitar a sus familias.
El peliazul abrió sus ojos asombrando —¿Cuándo cambiaron las reglas tan drásticamente?
El mayor dejo escapar una pequeña sonrisa y siguió nadando como antes.
—Te digo si prometes no molestarte conmigo. —dijo, a lo que su sobrino asintió —Tu papá mandó una torre de razones decretando el por qué deberían cambiar las reglas por si querías enlistarte.
El menor jadeó ante la noticia —¿¡QUÉ!? ¡Debes estar bromeando! ¿¡Por qué hizo eso!?
El mayor soltó una estruendosa carcajada —Sabía que reaccionarías así. —admitió —Aunque no le eches toda la arena, Tae; él te quiere y también al reino, sabe que, si no tomas la corona, caería en malas manos, lo que nos llevaría a una catástrofe infinita.
—Pero ¡cómo se le ocurre! —chilló —¡Yo no quiero emparejarme! —se quejó, cruzándose de brazos y haciendo su berrinche de joven mimado.
—Oh, mocoso, a mí no me engañas. —señaló sin detenerse —No creas que no me di cuenta de que le pasaste una burbuja con las gemas del cortejo a tu amiga, Rosé.
Jungkook suspiró cansado y se quejó cuando se percató de que su herida aún seguía sangrando.
Llevó su mano a su rostro y sus dedos se mancharon de rojo.
Caminó hacia donde estaba su tío y este lo recibió dándole palmadas en su hombro.
—Se dice "Grazie"². —habló el menor.
Yoongi soltó una risa nasal —Ni en tus sueños te lo diré. —confesó.
Jungkook viró sus ojos y se volteó, contemplando el inmenso oscuro mar.
Las estrellas estaban reflejadas en las aguas como si fueran un oscuro espejo.
El castaño suspiró y se sentó en la arena, seguido de su sobrino.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó el menor.
—Jimin tuvo un ataque de pánico, lo que hizo que Woozi y yo nos preocupáramos. Hace años él tenía un amigo, que no sé que le hizo, pero lo odia como no tienes idea. El cofre fue lo último que le dejó. Era tan posesivo con él que lo escondió hace más de una década, no tenía idea de que todo el tiempo estuvo ahí
—¿Y la piedra? ¿Qué tiene de especial?
—No lo sé. —susurró.
Habían noches donde el haien se quejaba entre sueños y cuando se despertaba solía hablar con el cofre buscando respuestas, preguntando cosas sin sentido para su pareja.
—¿Así es en los Haien? ¿Sus emociones siempre son así de intensas? —cuestionó, tomando una pequeña caracola que estaba cerca, entre sus dedos.
—Si te refieres a que un ataque de pánico lo hacen cambiar sus facciones de haien a humanos y viceversa, haciendo que también lo haga su instinto animal al racional. Sí, así es.
—¿Y a Woozi qué le pasó? —interrogó, aun jugueteando con el objeto.
—También entró en pánico. Woozi jamás había entrado al mar después de su nacimiento; su instinto fue poner su mano en el cuello de su madre para saber lo que le pasaba. Así es más fácil comunicarse entre ellos cuando uno está en ese estado.
—¿Cómo sucedió? Ya sabes, lo de Jimin y tú.
—Estás muy preguntón. —se quejó —Y deja de jugar con eso, ¿acaso no aprendiste que tirar cosas al mar trae consecuencias? —regañó, arrebatándole la caracola.
Jungkook abrió sus ojos por la impresión —¿¡También pasa algo si lanzo eso!?
—Sí. Te comerá un Kraken. —respondió con simpleza haciendo que su sobrino se alejara de la orilla.
Soltó una escandalosa carcajada —¡Es broma! —confesó —No te comerá.
El menor suspiró y volvió al lado de su tío.
—Te cogerá. —corrigió, haciendo que el azabache pegara un brinco alejándose de inmediato.
Yoongi volvió a reírse mientras el menor fruncía su ceño.
—¡Estoy bromeando, no te enojes! —gritó sin perder su sonrisa, palmeando su lado para que Jungkook volviera a sentarse.
A regañadientes, el menor aceptó.
—¿Me contarás cómo pasó o no? —preguntó.
El castaño asintió sin problemas —Sabes que soy marinero, ¿no? —cuestionó y el contrario asintió —Y Jimin un haien que vive en el mar, ¿no? —Jungkook volvió a asentir —Y que, por ser marinero, pasó más tiempo en el océano que en tierra firme, ¿no?
El azabache viró sus ojos y repitió la acción.
—Pues nos conocimos en Walmart. —relató, haciendo que su sobrino le pegara un golpe en el hombro.
—Stronzo!³—chilló —Hablo en serio. Ni siquiera hay walmarts aquí.
—¡Pero no bromeo! —se defendió —Yo estaba comprando mandarinas, Jimin las quería, las tomé primero y salí corriendo sin esperar que esa cosita linda me pasara su carrito por encima, dejando mi hombro herido. —relató —Y no fue aquí, fue en Estonia.
—¿Qué hacías en Estonia?
—El hecho de que me quise quedar, no significa que no pueda salir. —formuló y el contrario puso sus ojos en blanco.
—Entonces, después de que te atropelló, ¿se sintió culpable y ahí se enamoraron? —preguntó alzando sus cejas.
Yoongi bufó —Nada de eso. —confesó negando —No se sintió nada culpable y hasta se quedó con las mandarinas que yo pagué. Pero su amigo lo obligó a llevarme al hospital. Y entre queja y queja, terminamos follando en el consultorio del doctor.
—¿Así nació Woozi? —interrogó, divertido.
—No, seguimos follando y años después, Jimin quedó en cinta.
—Pero Jimin sigue siendo hombre, ¿cómo lo embarazaste? ¿Todas las criaturas pueden o cómo?
—¿Por qué? ¿Ya quieres bebés con el príncipe tritón?
—Sii serio!⁴ Tengo curiosidad porque en tantos años de estudio, jamás leí algo igual.
—No me digas que al final si estudiaste medicina.
—Mira, ni me lo recuerdes, fue un total desperdicio, no tengo la profesión para eso.
—¿Debería llamarte Dottor Jeon⁵?
El azabache negó con una mueca de disgusto —Explícamelo lo que pregunté.
El mayor exhaló —Mira, Jungkook; me duele la cabeza como una patada en los huevos. En otro momento, le preguntas a Jimin y él te responderá.
Las aguas enfrente de ellos empezaron a hacer ruido, mientras el resplandor se desvanecía a medida que las criaturas salían a la superficie.
Jimin fue el primero en aparecer, con su cabello gris mojado cubriendo su cara.
Jungkook inclinó su cabeza hacia un lado al notar la apariencia del haien.
El peligris tenía partes de su cuello grises, combinando con la piel de tiburón, sus manos se veían delicadas pero feroces con esas garras completamente negras sobresaliendo de sus falanges, sus escleróticas no eran blancas, sino de un gris mucho más claro del que había visto antes. Parecía que brillaba por el agua y el reflejo de la luna.
Por otro lado, Yoongi estaba más que encantado al verlo.
Estuviera como estuviera, de cualquier forma, Jimin sería más que perfecto para él.
Atrás del haien mayor, se asomaba una mojada, pero también rebelde melena grisácea.
Woozi como un cachorro atrás de su mamá, aferrado a uno de los antebrazos del mayor.
Jimin sonrió cuando sintió como las pequeñas garras de su cría le apretaron un poco más.
—Bebé, es papá. No te hará daño. —le dijo, acariciándole la cabeza.
—Lo sé. —susurró —Pero me da miedo que no me quiera cuando me vea así. —confesó con un puchero —¿Y si él quería un hijo humano?
Ante lo escuchado, Park detuvo su andar y se puso enfrente de su hijo, dándole la espalda a los humanos.
Jungkook no escuchaba nada de lo que hacían, pero pudo notar como la espalda era completamente lisa, con ciertas partes grises y poseía una aleta dorsal algo prominente.
—Woozi, tu papá te ama. —le afirmó —Seas lo seas, te veas como te veas, te va a amar más que nada en este mundo. Cuando supimos que venías en camino, no paraba de hablar sobre ti. A medida ibas creciendo dentro de mí, te cantaba y te componía canciones. Cuando naciste fue el primero en cargarte y lloro como niño por horas de la felicidad y emoción. Incluso cuando estábamos decidiendo sobre cómo sería tu vida, no se quejó a qué te quedarás con él; y sin importar que me vaya por meses, él te cuida más que su vida. Aunque no siempre esté, siempre los veo, bebé. —arrulló, tocando con delicadeza la mejilla de su hijo —Te canta antes de dormirte, inventa cuentos todos los días para que no te aburras, siempre trata de enriquecer tu mente, nunca te deja de lado y tu voz siempre tendrá un voto especial para él. —Woozi sintió sus ojos cristalizarse —Vamos, sé que te va a recibir con mucho amor.
El infante asintió y entrelazó su mano con la de su madre.
A medida que iba acercándose más a la orilla, rio cuando vio a su papá levantarse de donde estaba y correr hacia ellos. Su padre corría chistoso.
Llegó un punto donde al castaño el agua le daba más arriba de la cintura, y fue ahí cuando se encontraron.
Yoongi los miraba con admiración —Se ven hermosos. Espectaculares. Increíbles. —halagó, a lo que los haiens lo atraparon en un abrazo —Perfectos. —murmuró para ambos.
Jungkook desde la orilla, estaba impresionado viendo la escena. Era como un golpe de realidad ver a su tío con su pareja e hijos, que era criaturas marinas. Criaturas de una especie que nadie conocía y aún así vivían en la tierra haciéndose pasar por humanos.
¿Existirán más criaturas que nadie conozca?
Lejos de la cuestionante, Woozi fue el primero en separarse del abrazo con sus padres —¿No te doy miedo? —preguntó, mientras mordía su labio con nerviosismo.
El castaño frunció su ceño y se agachó un poco para quedar a la altura de su hijo.
—¿Miedo? —preguntó divertido —¡Pero si eres lo que más amo en este mundo! —le recordó, tomándolo en sus brazos para elevarlo un poco, como cuando era más pequeño.
El infante rio y se puso nervioso al sentir como su pterýgiou salía del mar, moviéndose de atrás hacia delante, ocasionando que chocara con las piernas de su padre.
Rápidamente escapó del agarre y volvió al agua, mostrando únicamente sus ojos.
—Perdón.
—Tu pterýgiou es perfecto, al igual que tú, Woo.
—Aún no sé cómo controlarlo. —confesó, saliendo lentamente.
—Después la dominarás, bebé. —aseguró Jimin.
El castaño dirigió su vista a su pareja y este se acercó para colocar sus brazos en los hombros del más alto.
—Casi te mato. —se quejó el peligris abultando sus labios, recordando lo terrible que le hizo escuchar.
—Pero no sucedió. —relajó el castaño, posando sus manos en la fina cintura.
—¡Pero casi! —chilló.
—¡Hey! ¡Esa es mi línea! —gritó Jungkook, mientras los señalaba, ofendido.
Ambos adultos resoplaron.
—Su herida se ve mal. —señaló Jimin, haciendo una mueca.
—Peor me veré yo si estoy un segundo más sin besarte. —molesto, acercando sus labios a los de su pareja.
Park sonrió y gustoso correspondió a la muestra de afecto.
Jungkook empezó a fingir arcadas, mientras Woozi se tapaba los ojos con ambas manos.
Nota:
1. Cilophyte: Hombre mitad pulpo.
2. Grazie: Gracias.
3. Stronzo! : ¡Estúpido!
4. Sii serio! : ¡Sé serio!
5. Dottor Jeon: Doctor Jeon.
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