Capítulo 15

La vista de Jimin cayó en la azulada cabellera que abandonaba el lugar.

Inmediatamente vio a Woozi quien negó frunciendo su ceño —Seguramente Jungkook le hizo algo. —murmuró.

—¿Jungkook?

—Estaban llorando juntos en un baño. —contestó con un suspiro, pasando su mano por su frente peinando su cabello con molestia —Debí entrar cuando escuché sollozos.

Jimin quedó más confuso y se levantó para seguir al príncipe. Rápidamente su camino se vio obstaculizado cuando chocó con el sobrino de su pareja. Jeon tenía sus ojos rojos y parecían no parar de llorar.

—¿Qué mierda? —dudó el peligris, por no entender lo que pasaba —¿Por qué lloras?

—Taehyung... Taehyung sabe que no quise cortejarlo.

—¿Entonces si estaban llorando en el baño? —el azabache bajó su mirada a medida que su rostro se volvía rojo —Santo mar, Jungkook. ¿¡En un baño público!?

—¡No fue mi intención! Yo también quería verlo así, tan él, ¡no pude negárselo! —se defendió —Bueno, al menos no todo. —el contrario lo vio sin comprender —Me pidió crías Jimin.

—Creo que ya entiendo. Taehyung tiene 25 años, normalmente las criaturas tienen crías a los 20 cuando mucho. Su cuerpo se lo exige. Bueno, en su caso la Tanzanita lo haría. —susurró con extrañes.

—Pensé que la vieja loca le había hecho algo. —Park alzó una de sus cejas —Había una señora que le empezó a gritar que sabía de dónde venía y quién era; Tae pareció entrar en un trance, pero volvió rápidamente.

—¿Una señora? ¿Cómo era?

—Pelirroja, alta, delgada; no me fije mucho en realidad.

—¿Sabes quién más la vio?

—Todos, a excepción del juez y el policía.

El haien asintió y caminó hasta la mesa —¿La mujer pelirroja tocó a Taehyung?

Woozi asintió —Estaba muy molesta porque Tzuyu le quitó la comida.

—Debemos encontrar a Taehyung antes de que cometa una locura. —decretó el haien, sacando dinero de su billetera para dejarlo en la mesa —No sabemos si ella era una bruja del mar o una asquerosa científica, pero si el príncipe se aleja demasiado de Jungkook, no sabríamos como reaccionara la tanzanita.

La familia y las criaturas se movían con rapidez por todo el centro comercial.

Muchos pasillos, muchos pisos, muchas tiendas.
Todas las partes fueron examinadas para encontrar al príncipe.

Jungkook no podía dejar de llorar, pero aun así caminaba a paso lento con la esperanza de encontrar a su Azulito.

Woozi estuvo todo el tiempo con él, apoyándolo de cierto modo, mientras lo sermoneaba de cómo ser merecedor de Taehyung.

El número de personas iba disminuyendo con el pasar de las horas.

No había ninguna señal del príncipe.

En el transcurso, compraron teléfonos móviles para poder comunicarse, ya que lo buscarían en las áreas cercanas de la instalación.

Namjoon estaba como el demonio, con la preocupación tan alta que ni siquiera se daba cuenta que Seokjin lo seguía muy de cerca.

Cuando Jimin tomó a Woozi, Jungkook pudo correr para buscarlo con más esmero.

Su dedo anular empezó a doler desde hace unas horas, pero en el tiempo actual sentía que todo su brazo sería arrancado.

Yeonjun llamó a sus colegas para que se sumaran a la búsqueda.

—Deberíamos usar una fotografía de Taehyung. —propuso el peligris, sin esperarse que Jungkook volviera a llorar, abrazando a su tío.

—No tengo ninguna foto de él.

—Yo sí. —confesó Woozi, sacando de su bolsillo un teléfono demasiado moderno que se desplegaba volviéndolo más grande —¿No se ve lindo? La tomé esta mañana.

Jungkook se abalanzó hacia el aparato para ver la imagen.

Taehyung estaba de pie en medio de la habitación del azabache, mientras hacía una especie de corazón con sus manos mirando a la cámara y de fondo estaba Jungkook durmiendo con la boca abierta.

El llanto del menor se intensificó, llamando la atención de los que andaban cerca.

Abrazó el aparato con fuerza pidiendo perdón.

Después de un momento incómodo donde tuvieron que forzar al Jeon pelinegro a prestar el artefacto; cientos de volantes fueron impresos.

Lo que había iniciado en un centro comercial, terminó en toda la ciudad.

El reloj marcó las 2:09 am y Taehyung aún no aparecía.

Jungkook, Yoongi y Woozi estaban en la mansión esperando alguna noticia o que el mismo príncipe llegará por su cuenta.

El mayor regreso de la cocina con tres tazas de té y galletas, e hizo una mueca de pesar al ver a su sobrino con las mejillas rojas, los ojos hinchados y a la vez soltando pocas lágrimas mientras abrazaba un cojín que mandó a imprimir con la única foto que tenía junto a su amado.

—Debería salir a buscarlo. —decretó, poniéndose de pie, quejándose al sentir un dolor en la mitad de su cuerpo.

—Estás muy débil para hacerlo. —le dijo Woozi, tomando su té.

Y era cierto, la razón por la que los Jeon estaban ahí era porque Jungkook había caído desmayado de tanto llorar y del dolor en su cuerpo tantas veces como era posible.

—Toma un poco. —ofreció el castaño, ganando una negación de su sobrino.

El timbre sonó y fue inimaginable la manera en que Jungkook se levantó corriendo para abrirla, lleno de esperanza.

Esperanza la cual fue derrumbada al ver al rey con su tridente gigante en la entrada.

El humano cayó de rodillas, poniendo sus manos en el frío piso.

—¡Lo perdí! Taehyung se fue y no pude seguirlo. —gritó con voz desgarrada.

Joongki vio la tristeza reflejada y el color azul iluminando el dedo de su yerno.

—Tortúreme. —rogó —Por favor, tortúreme y máteme por haber perdido a Taehyung.

El mayor también se puso de rodillas y lo abrazó, sintiendo un leve dolor por la fuerza en la que el azabache se aferraba a él.

—Lo perdí. Lo perdí para siempre.

Song palmeó la espalda contraria —No lo perdiste. Te dije que a veces él necesitaba su espacio. —le recordó, intentando tranquilizarlo.

Jungkook estaba llorando más, hasta que el rey se levantó, ayudándolo a ponerse de pie para guiarlo al sofá.

—¿Namjoon te contactó? —preguntó Yoongi, viendo a su sobrino.

El menor tomó el cojín personalizado y se acurrucó, deseando encontrar a su Azulito o morir de una vez por todas.

Joongki negó —Tenemos que hablar. —anunció, haciendo una seña para que fuera lejos del humano deprimido.

El castaño accedió y le hizo una seña a Woozi para que vigilara a su primo, para después guiar al peliazul a la segunda planta para no ser escuchados.

—Song Joongki. rey de los siete mares. —se presentó.

—Jeon Yoongi, un gusto. ¿Sobre qué quieres hablar?

—Taehyung está muy mal.

—¿¡Sabes dónde está!?

—Volvió al mar. Bueno, a la cueva donde solía ir con su madre. Yo estaba ahí y no sé cómo hizo para que su pterýgiou volviera y así poder llegar. Está muriendo.

Yoongi soltó un largo suspiro.

—Se está descamando y ya no puede mover la mitad de su cuerpo.

—Jungkook está igual. No ha parado de llorar desde que lo perdió de vista y su cuerpo está demasiado débil. ¿Crees que si se encuentren mejoren?

El rey hizo una mueca —Si y no. Depende lo que sientan cuando se vean, la Tanzanita misma los puede matar si alguno o ambos sientes rechazo.

—¿Taehyung no pide por Jungkook?

Un nudo se formó en la garganta del peliazul —No sabes cuánto lo anhela. Pero se niega a verlo. Se siente muy avergonzado.

—¿Avergonzado?

—Piensa que arruinó la vida de Jungkook "obligándolo" a emparejarse con él. No sabes cuánto me duele ver a mi niño así.

—¿¡Pero quien mierda se lo dijo!?

—Nadie. Él dice que sintió la furia de Jungkook y lo vio lanzar las piedras al océano.

—¿Eso es posible?

—Cuando te emparejas, puedes sentir las emociones de tu pareja, pero no ver a través de sus ojos.

—¿Taehyung está sólo justo ahora?

—Jamás dejaría solo a mi pequeño. —declaró —Está con su nana y con el sanador real en la cueva.

El timbre de abajo sonó y ambos adultos bajaron a ver.

Todas las criaturas entraron cabizbajas con sus narices rojas y temblando de frío.

—¡Majestad! —gritó Soobin, inclinándose al igual que los demás.

—¿¡Lo encontraron!? —gritó Jungkook, sentándose.

Hoseok negó y el azabache volvió a tirarse en el sofá para volver a llorar.

—¿Y Jimin?

—Está afuera intentando meter al juez.

Yoongi confuso salió y efectivamente su pareja estaba agarrando de las hechas al más alto intentándolo meter a la mansión.

—QUE ENTRES, MIERDA.

—YA TE DIJE QUE NO, ¡SUÉLTAME!

—¿¡SEOKJIN!? —gritó el rey desde atrás del castaño, haciendo que ambos adultos se detuvieran y rápidamente éste se enderezarán para dar una reverencia.

—Majestad. —jadeó.

—¿¡KIM SEOKJIN!?

—Perdón. —se disculpó con sinceridad.

—¿¡Cómo que perdón!? ¡Ven a darme un abrazo!

El pelirrosa dudó viendo a su alrededor y corrió hacia su viejo amigo.

—Joongki. —lo llamó con nostalgia, cuando las lágrimas aparecieron.

El rey lo apretó con más fuerza. Pensaba que Jin había muerto.

Namjoon miraba la escena con los brazos cruzados y con un semblante serio.

Y como si el peliazul sintiera que lo querían asesinar, se separó lentamente.

—¿No te sorprende que tenga piernas?

—Me sorprende más verte con vida. —confesó y vio de reojo al peliverde que parecía echar humo por la nariz —¿Ya se reconciliaron?

—Aún no hemos hablado.

—Taehyung está perdido. —dijo Namjoon, acercándose al rey —Yo te dije que no sería buena niñera, pero como eres un imbécil que no razona, no me hiciste caso.

Joongki bufó y puso sus ojos en blanco —No está perdido, yo sé dónde está.

—¿¡Sabe dónde está!? —escupió Jungkook poniéndose de pie —Lléveme con él.

—No puedo hacer eso.

Fue inesperado como el azabache se abalanzó hacia su suegro para tomarlo de la camisa y apretarlo bruscamente.

—¡Llévame con él! —repitió.

—¡No puedo hacerlo! ¡Sí lo hago, podría morir! ¡Ambos podrían!

Jungkook jadeó soltándolo y sintiendo como su cabeza daba vueltas. Su garganta comenzó a arder y su cuerpo se volvía frío. Similar a cómo se sintió cuando estuvo lejos del príncipe. Joongki lo tomó antes de que cayera.

—Si no lo llevas, morirá igual. —indicó Woozi, abrazando a Bambi cuando la tristeza inundó su cuerpo.

—Hazle caso. —habló Jimin —Mi bebé es un Medfødt helbreder.

—¿¡Un qué!? —dudó Hoseok.

—Sanador innato, idiota. —regañó Tzuyu, poniendo sus ojos en blanco —El mar bendice a un recién nacido cada siglo.

—No podemos llevarlo a la cueva. Taehyung tiene un ambiente inhabitable para un humano. Lo mejor es esperar a que alguno se calme.

—¿Y eso cuánto durará?

—Espero que poco. Seojoon dijo que lo traería de inmediato cuando notara mejoría.

Las plantas estaban secas, el agua estaba humeando al igual que las rocas.

El joven tritón estaba tirado con la cara escondida detrás de sus manos mientras lloraba.

El sanador y su pareja miraban con pesar la escena, a unos metros de distancia, fuera de donde estaba el príncipe, que se golpeaba a sí mismo con tanta furia que parecía incontrolable. La sirena limpió sus ojos, limpiándose ya que ella también había llorado por verlo así.

Llevaba horas hiriéndose y gritándose las peores cosas que alguien se pudiera imaginar. Las escamas salían como plumas de su pterýgiou, siendo esparcidas por toda el agua cristalina de la cueva.

—¿Crees que parará? —cuestionó el mayor, viendo al príncipe en tan grave estado.

—Tendré que hablar con él.

—Mira cómo está ahí. Si entras te quemarás.

—No puedo seguir viéndolo así, Seo. —susurró —Le prometí a HyeKyo que lo cuidaría.

El rubio suspiró, sabiendo que no podía negarse. La sirena vio como su pareja tomaba uno de sus tentáculos y lo cortaba con su uña, soltando un grito de dolor. La pinta fue esparcida en todo el cuerpo de la sirena para protegerla.

—Tienes hasta que se seque. —informó.

Minjoon sonrió y lo abrazó antes de ingresar a la cueva.
La zona estaba hirviendo. La cantidad de agua había bajado notablemente. Su piel sintió ardor a pesar de la tinta que la cubría.

—Tae. —lo llamó, pero el mencionado pareció ignorarla —¿Quieres contarme un poco? —cuestionó.

El peliazul se había negado a hablar con alguien hasta ahora. Al único que le relató un poco lo que pasó fue al rey.

—Mi niño, sabes que guardar lo que sientes no hará que mejore la situación. —susurró con la esperanza de encontrar una respuesta.

—Lo arruiné. Lo obligué a emparejarse. ¡Le arruiné la vida!

La mayor hizo un sonido lastimero y acercó su mano, sintiendo como se quemaba por el simple tacto —El humano se veía feliz contigo. ¿No recuerdas que hizo todo por ir a verte al palacio?

Taehyung sorbió su nariz y negó —La tanzanita le hizo pensar que me quería.

—La tanzanita refuerza los sentimientos que ya tienes.

—Ni siquiera nos conocíamos; yo nunca le gusté, mucho menos me quiso.

—¿A ti te gustó? ¿Tú lo querías?

—Lo mío es distinto. Yo lo quise porque me cortejó. Me pareció valiente. —confesó, sintiéndose cada vez más patético.

—Taehyung, ¿le preguntaste al humano como sucedieron las cosas?

—Lo vi. Sentí su furia y vi cómo lanzaba las piedras al mar sin saber que yo estaba cerca.

—¿Cómo es eso posible?

—No lo sé. Pero creo que la mujer tuvo que ver.

—¿Qué? ¿De qué mujer hablas?

—Una mujer extraña que vino en el área de comida. Empezó a gritarme cosas y sucedieron muchas cosas extrañas; pero al final resulta que no pasó nada de lo que vi o escuché. Pensé que era una ilusión y lo quise ignorar, pero cuando Jungkook me negó sus crías; escuché como si me susurraran "Tu cortejo es un error" y lo vi.

La sirena bajó su mirada intentando encontrar algo lógico —¿Crees que sea una bruja?

—No sé exactamente, pero sé que sus ojos ya los había visto. Tuve una pelea con un haien y cuando intenté meterme en su mente vi como algo asesinaba una serpiente albina que me atacó. Ese algo me vio y era ella. Puedo asegurarlo.

—Debes decirle eso a Seojoon; para bien o para mal eso es muy inusual. Pero primero deberías arreglar las cosas con tu pareja.

—Ni siquiera sé si me considera su pareja. —susurró, sintiendo sus ojos arder para volver a llorar.

—Debe estar muy preocupado por ti, deberías ir a verlo.

El príncipe estuvo unos minutos en silencio, viendo cómo su pterýgiou perdía su brillo a medida que algunas escamas salían de él.

Jungkook es un humano. Probablemente resista o su castigo no sea el mismo si rompe en el emparejamiento.

En cambio, él, sentía que moría sólo de pensarlo.

A pesar de que no lo conocía, podía jurar que su vida no tendría sentido sin él.

Minjoon vio al joven asentir y después enderezarse.

—Vamos. —declaró.

La sala estaba llena de criaturas que veían con pesar el estado del humano.

—Bebé, deberías ir a dormir. —le susurró Jimin a su cría que estaba cabeceando.

El infante peligris negó —Esperaré a Tae para decirle que Jungkook no es un mal hombre. Solo un poco tonto, pero no malo.

Park asintió, y vio a su derecha encontrándose a su esposo dormido babeando su hombro, mientras se aferraba a su brazo. Ni siquiera intentó despertarlo, sabía que no lo lograría.

Jungkook seguía acurrucado lanzando sollozos, aferrándose cada vez más al cojín. Joongki estaba a su lado, vigilando que no se quitara las frazadas que le pusieron para que su temperatura no lo afectara más.

—Namjoon, ¿podemos hablar? —preguntó el juez al capitán quien se servía un vaso con agua en la cocina.

—Creí que no podrías entrar aquí.

—Me trae malo recuerdos.

—Verte también me trae malos recuerdos, ¿sabes?

—Tu no entiendes.

El vidrio del vaso siendo fuertemente colocado en la mesa, resonó por el lugar.

—¿Seguirás con esa mierda de misterios? ¡Si no entiendo, dímelo todo! ¡Dime el por qué, cuándo, cómo de las cosas!

El pelirrosa sintió como sus ojos se cristalizaron y el menor soltó un suspiro.

Jin siempre fue demasiado sensible ante las voces fuertes. Casi por instinto hizo una seña elevando su brazo y el juez se lanzó para abrazarlo.

—No fue mi intención. —murmuró el capitán empezando a dar toques suaves en las rosadas hebras.

Bogum escribía en un libro sin parar en la mesa del comedor. Tenía práctica porque a veces salía hacerlo en la superficie cuando los humanos arrojaban bolsas de basura que contenían papel y tintas.

—¿Qué tanto haces? —le preguntó Wooshik.

—Hay algo que no me cuadra. —murmuró —Momo y Rosé no estaban con Jimin y Namjoon cuando Taehyung desapareció; y cuando revisamos el centro comercial, noté que no habían puestos de los batidos que tenían en esa planta. Yo les pregunté dónde los habían comprado y me dijeron que en el primer piso.

—¿Y el problema es?

Bogum bufó viendo a su alrededor verificando que nadie lo escuchara —Vi la marca, revisamos todo el centro comercial y no había ningún puesto de esos ahí. Le pregunté a Yeonjun y me dijo que esos batidos son de un local, muy lejos de donde estábamos. Es técnicamente imposible que fueran hasta allá a comprarlos y volvieran en el tiempo que aparecieron.

Wooshik jadeo y vio a las mencionadas que platicaban animadamente entre ellas.

El lenguaje corporal de momo era extraño. Las manyas no acostumbraban el contacto físico, pero ahí estaba su mano sobre la de la rubia.

Ambas féminas parecieron sentir la mirada que se les otorgaba y lo vieron al mismo tiempo. El tritón detuvo su respirar al ver un reflejo dorado en los ojos que lo observaron.

—Creo que deberíamos irnos.

Bogum elevó su rostro y vio de quienes hablaban anteriormente, que habían retomado su anterior acción de conversar entre ellas.

—No demuestres desconfianza.

A pocos metros de ellos, Soobin miraba con curiosidad al oficial que estaba a su lado —¿Y bien? ¿No extrañas tu pterýgiou de tiburón?

—¿Pterýgiou de tiburón? ¿Qué es eso?

—Sí, tu pterýgiou. Eres un haien, ¿no?

—Perdóname, no sé de qué me hablas.

Antes de que alguna palabra fuera articulada; todos vieron asombrados como Jungkook saltó del sofá para correr rápidamente hacia la entrada.

Abrió la puerta y todos lo siguieron haciendo que jadearan en unísono.

El azabache estaba de rodillas abrazando la cintura de Taehyung que estaba de pie con una expresión muy confundida en la entrada de la mansión.

—¿Jungkook? ¿Estás bien? —cuestionó el príncipe, sin saber exactamente qué hacer.

—¡Azulito! ¡Déjame explicarte!

—No tienes que explicarme nada.

—¿En serio? —interrogó, enterrando más su rostro en el estómago del príncipe, moviendo su cabeza como un gatito adorando la calidez que emanaba.

Taehyung afirmó con un sonido en su garganta.

—Sí. Ya entendí que no quisiste cortejarme. —anunció y el mayor detuvo sus movimientos.

—¿Qué? —preguntó sin cambiar su posición, pero elevando su cabeza para ver al contrario.

El cabello azul estaba algo húmedo, su expresión parecía ser tranquila, pero Jungkook sabía que no. Sus ojos hinchados y rojos al igual que sus mejillas, indicando que había llorado bastante.

Sintió sus ojos picar al ver los orbes brillantes del humano, viéndolo con aquel afecto que tanto adoraba. Al igual que él, tenía sus ojos hinchados y mejillas enrojecidas delatando su llanto.

El príncipe asintió seguro, poniendo sus manos en los hombros de Jeon para separarlo.

—¿Taehyung?

Kim carraspeó su garganta, rogando para que su voz no saliera quebradiza.

—Creo que lo mejor sería terminar lo que nunca debió comenzar.

Todo el mundo se detuvo desde la perspectiva de Jungkook cuando el príncipe terminó la oración.

Sus manos se aflojaron y se hizo para atrás, quedando sentado sobre los talones de sus pies.

¿Terminar?

No podía terminar algo que sentía no había disfrutado lo suficiente.

Un leve sonido de una perla contra el suelo hizo que viera confundido al mayor.

El príncipe cubría su cara con sus manos, intentando impedir que más lágrimas se solidificaran al salir.

Ambos sentían una montaña rusa de emociones. De la cual la tristeza, la vergüenza, la confusión y el enojo eran las protagonistas.

Jungkook vio su dedo anular, esperando alguna reacción de la tanzanita.

Pero no llegó.

Seguía intacta.

Él no sentía el rechazo porque sentía que Taehyung no lo estaba haciendo intencional.

Él tampoco quería terminar.

Rápidamente se puso de pie y colocó sus manos sobre las del mayor.

—Perdóname. —pidió agachando su cabeza.

Jungkook lo atrajo hacia un abrazo, ignorando cómo sus ojos volvían a sentirse acuosos por la acumulación de lágrimas.

Esta vez fue el tritón el que se aferró más a él.

Kim sentía cómo su corazón hacía tirones dolorosos, como si quisiera salirse de su cuerpo.

Su respiración era irregular, no podía parar su llanto y se sentía cada vez peor.

—Perdóname. —murmuró, queriendo soltar al menor, pero por alguna extraña razón no podía.

—Azulito. Yo soy quien debió decirte la verdad antes. No tienes por qué disculparme.

—Te obligué a emparejarte conmigo. Ahora no podrás estar con nadie más por mi culpa. —reprochó, con voz dolida.

—¿Por qué querría estar con alguien más si te tengo a ti?

El príncipe sintió como empezaba a hipear por el llanto y elevó su rostro para verlo.

—¿No estás molesto? Te arruiné la vida.

Jungkook sonrió y negó, colocando sus manos en las mejillas contrarias para acariciarlas y a la vez limpiarlas.

—Tu mejoraste mi vida. No nos conocemos, pero permítenos hacerlo. Si el destino nos juntó fue por algo, ¿no? —cuestionó, tomando el atrevimiento de depositar un casto beso sobre los rojizos labios.

Taehyung bajó su mirada, avergonzado —La tanzanita te está engañando.

—La tanzanita intensifica nuestros sentimientos. Por Dios, Azulito, ¡casi muero de solo pensar que te había perdido!

—Yo te abandoné, tú no me perdiste. Deja de echarte la culpa por mis estupideces.

—¡No son estupideces! —declaró —Tuviste tus razones y puedes contarlas cuando quieras. Necesito saber quién te dijo aquello.

—Quisiera hablar contigo. —pidió —Pero a solas. —informó, viendo a los demás presentes que rápidamente fingieron demencia, tocando las paredes de la mansión, analizando las plantas y haciendo como si charlaran entre ellos.

Jungkook hizo una mueca y aceptó, tomándolo de la mano para guiarlo a su habitación.

El peliazul vio a su padre y le brindó una sonrisa genuina como agradecimiento.

Al ingresar a la morada, fue inevitable no notar la cabellera castaña y lo poco que se asomaba una grisácea desde el sofá donde padre e hijo yacían más que dormidos.

Jungkook tenía intención de colocar su mano en la espalda del príncipe cuando estaban subiendo las escaleras, pero se detuvo al sudar si el mayor quería su tacto o no.

Cuando entró en la habitación, el azabache cerró la puerta y suspiró al ver al príncipe sentado en su cama.

—Antes de que me digas lo que pasó. Quiero disculparme por no haberte hablado con la verdad desde un inicio. —comenzó el mayor.

—No es tu culpa; mi deber era preguntar como habías conseguido las piedras o si sabías lo que hacías antes de obligarte a lidiar conmigo.

Jeon bufó y se acercó para sentarse en una distancia prudente para no incomodar. Y como si Taehyung se diera cuenta; se deslizó para tenerlo cerca y así poder tomar su mano con cuidado.

Los ojos del azabache se abrieron impresionados, pero sólo detuvo su respirar un fugaz momento porque sentía que cualquier respuesta ante la acción podría alejarlo de su Azulito.

—Cuando dijiste que no me podías dar crías; sentí un escalofrío y puedo jurar que alguien me susurró "Tu cortejo es un error" apenas lo escuché no entendí, pero vi a través de tus ojos. —confesó y Jungkook ladeó su cabeza sin entender —Literalmente lo hice; vi como arrojaste las piedras en el suelo del barco sin saber que yo estaba cerca.

—Tienes razón. Las cosas sucedieron tal como lo viste y sentiste. —admitió —Pero no por eso hay que denominarlo como un "accidente" o "error".

—¿Aunque tú no quisiste hacerlo?

—Azulito. —lo llamó, acercándose más —Mi intención inicial no fue hacerlo, porque ni sabía lo que era, pero no me arrepiento de nada.

—Pero, si lo hubieras sabido. ¿Me hubieras cortejado? —cuestionó, viéndolo directamente a los ojos.

—Una y mil veces.

—¿En serio?

—No miento cuando digo que eres lo mejor que me ha pasado.

Las mejillas de Taehyung se tornaron rojas rápidamente e intentó ocultar su sonrisa —Yo habría aceptado el cortejo igual.

La mano del mayor fue a dar de manera delicada sobre la mejilla contraria.

—Llámalo destino o coincidencia, como quieras hacerlo; pero jamás digas que fue un "error". No te diré que mi vida era negro y blanco antes de conocerte, pero sin duda alguna, tú hiciste que amara el azul.

—¿Por el mar? —dudó, pestañeando asombrado y Jeon negó con una sonrisa.

—Podríamos decir que el mar es una de ellas, pero demasiado superficial al resto.

—Dímelas. —susurró, apenado.

—Tu cabello. —indicó, elevando su rostro para acariciarlo —Aunque esté dentro o fuera del agua, tiene esa tonalidad de azul que nadie sería capaz de poseer.

El tritón desvió su mirada sin saber cómo reaccionar.

—Tus escamas. —señaló, tocando los pómulos, donde por el sonrojo, podían verse muy tenues la forma de las mencionadas —Cuando te vi a detalle en la cueva, nadando en esa agua cristalina fue cuando pude apreciarlas en todo su esplendor azul, logrando unos destellos encantadoramente cegadores.

Como si el cumplido despertara una ola de emociones positivas en el interior del mayor, las escamas se hicieron un poco más visibles ante los elogios.

—Tu piel. —formuló —De tan clara que es, parece poseer un tenue tono azulado, aunque no se con certeza si también se debe a las bonitas escamas.

Taehyung vio su mano y suspiró, recordando como en distintas etapas de su vida llegó a detestar su tez.

—Tus ojos. —murmuró y el príncipe lo vio de inmediato.

El rostro de Jungkook también estaba rojo, su respiración parecía un poco irregular y sus manos sudaban y temblaban de una manera poco distinguible.

—Tus ojos son más hermosos que cualquier otra joya, no sé si tienes magia en ellos, pero me hipnotizas como no tienes idea. Ni siquiera la misma Tanzanita podría compararse a la belleza que poseen. Todas las tonalidades azules que podría imaginar están ahí.

Los orbes del príncipe inconscientemente volvieron hacer estragos en el interior del humano, cuando empezaron a moverse imitando las olas de su antiguo hogar.

Porque aunque el mayor ya lo había dicho, el humano aún no sabía con certeza que para Taehyung su nuevo hogar estaba frente a él.

—Amémonos. —propuso el príncipe.

—Ya lo hacemos. —destacó, viendo fugazmente los anillos que compartían, brillando tanto hasta iluminar toda la pieza.

Una atracción innegable hizo que ambos rozaran de manera suave sus narices, antes de que sus labios de fundieran en un satisfactorio beso.

No había prisa por ninguno, los movimientos eran tan delicados y pacientes que ambos sonrieron al recordar la danza que los unió oficialmente.

Las manos temblorosas del humano se posaron sobre los hombros del tritón y bajaron lentamente hasta la fina cintura.

El príncipe se dejó guiar, terminando acostado en la gran cama, con el azabache encima suyo.

El beso fue detenido, cuando los labios de Jeon bajaron por el cuello de su pareja.

Taehyung dirigió sus manos a los rebordes de la camisa contraria y la subió para quitarla, así poder disfrutar de su tacto en la ancha espalda. La boca del humano siguió bajando y se detuvo, para poder quitar la prenda de igual manera.

Ambos pechos desnudos hicieron contacto cuando sus bocas volvieron a encontrarse.

El labio superior del mayor fue capturado entre los dientes del tritón, ocasionando que riera y sacara su lengua para molestar y así fuera soltado.

Ambos intercambiaron miradas y volvieron a besarse como si no se hubiesen visto en años.

El momento era más que íntimo, los sentidos de Taehyung se agudizaron y se relajó al percatarse de que no había nadie espiando o cerca.

Algo curioso que incluso él había olvidado en aquel encuentro del baño, es que los tritones son demasiado celosos en cuanto a su intimidad, si alguien está cerca no se atreven a hacer algo más, por protección a la moralidad ajena.

Aunque el beso seguía, eso no impidió que las manos de Jungkook bajarán hasta el botón de los pantalones cortos del peliazul.

—No quieres crías.

—Quiero todo contigo, Azulito. —respondió, depositando un suave beso en la mejilla izquierda, logrando que el tritón se sonrojara —Pero aquí, tu opinión es la que más importa. ¿Tú quieres crías?

Taehyung mordió su labio inferior y bajó su mirada para asentir con vergüenza.

Esta vez, pedir crías se sentía demasiado embarazoso.
Con el acuerdo hecho, Jungkook se puso de pie para quitar sus prendas inferiores.

El tritón relamió sus labios y vio con lujuria la intimidad de su pareja.

—Sé un buen chico y ven a saludar. —molestó Jeon con una sonrisa ladina, atrapando su erección entre su mano para darle un vaivén lento de arriba abajo.

Taehyung se deslizó sobre las sábanas hasta quedar tan cerca que tenía que ver hacia arriba para poder ver la cara de su pareja.

—Bésalo. —ordenó, intentando sonar firme.

El príncipe sonrió, aunque la voz salió bastante seria, el sonrojo de las mejillas que Jungkook poseía parecía que moriría de vergüenza.

La fina mano del tritón tomó la rojiza punta cuando la mano del humano soltó el miembro para dejarlo libre.

Dado a que su firmeza hacía que estuviera elevado, Kim lo bajó, para posar sus labios sobre la zona que había tomado anteriormente.

Jeon sintió su respiración detenerse al precedían tan divinal escena.

Los orbes hipnotizantes lo miraban con esa esencia lujuriosa, mientras los pomposos labios rojos se miraban más apetecibles besando obscenamente su glande.
La cabeza del peliazul bajó, dando la primera succión, sintiendo su cavidad bucal demasiado llena. La mano del mayor tomó inconscientemente a la azulada melena para darle un ritmo placentero.

La acción se sentía exageradamente buena para ambos, la propia erección del mayor se elevó adentro de sus pantalones que aún no fueron despojados.

Los testículos del humano se pusieron firmes ante el toque del príncipe cuando los apretó. Las uñas filosas salieron sin darse cuenta, y el humano se quejó placenteramente.

La mano restante de Kim se encargaba de masturbar lo que no era capaz de meter.

Solo bastaron un par de minutos para que el menor sintiera su eyaculación más cerca que nunca.
Fue entonces cuando Jeon jaló un poco la cabellera del mayor para separarlo.

—Hazte a un lado. Voy a eyacular.

—Hazlo. —incitó, con voz seductora haciendo los movimientos de su mano más rápidos —Déjame probarlo. —pidió, entreabriendo su boca y succionando levemente la parte donde yacía el pequeño orificio.

De manera instantánea, Kim sintió como en peni del humano empezó a vaciar aquel líquido tibio sobre su garganta. El sabor era igual a cómo lo recordaba y no dudaría en mencionar lo bien que se sentía la sensación de la textura dentro del él cuando le preguntaran nuevamente si tenía contacto íntimo con Jungkook.

Tal vez, Jeon debería hablar sobre la prudencia con Taehyung al terminar su primer encuentro, pero todo a su tiempo; un paso a la vez.

Cuando la eyaculación dio su fin, el tritón sacó su boca y relamió sus labios, gustoso —¿Te gustó? —interrogó, sabiendo que no a muchos les gustaba que les terminaran en la boca o mucho menos tragarse el semen.

—Me encantó.

—Acabas de tragar a nuestras crías.

—¿¡QUÉ HICE QUÉ!?

Jungkook supo que había arruinado el momento, cuando vio cómo esos bellos orbes empezaban a cristalizarse, tornándose celestes.

—¡Es broma! Bueno, no del todo, pero, déjame explicarte. —pidió, hincándose frente al peliazul.

—¿Me comí a nuestras crías? —jadeó el príncipe, tocando su garganta, haciendo un leve puchero.

—No, no, mira, fue una broma de mal gusto. Lo que pasa es que, en los humanos, para hacer bebés se necesitan espermatozoides y óvulos; el semen son espermatozoides, pero sin un óvulo, no se forma un bebé, ¿me entiendes?

—¿Entonces yo tengo óvulos?

—Bueno, no sé si óvulos como tal, pero si puedes quedar en cinta, debes tenerlos o al menos algo parecido.

—Entonces, ¿no me comí a nuestras crías?

—No, mi amor. Pero si quieres seguir, puedo demostrarte cómo se hacen.

—Sí quiero.

—¿Sabes cómo se hacen?

—Según Yoongi, meterás tu peni en mí. Así Jimin y él, hicieron a Woozi. —dijo, recordando aquella peculiar plática.

—¿Seguro? Porque según lo que sé, dolerá.

—Tú dijiste que querías crías.

—Las quiero como no tienes idea, Azulito.

—Entonces, hagámoslas. —propuso, bajando de la cama para enrollar sus piernas sobre la cadera del humano.

Jungkook colocó sus manos sobre los pomposos glúteos del peliazul y se puso de pie, mientras lo cargaba.

No tardaron en besarse, para disfrutar del contrario.
Las prendas del mayor fueron rápidamente retiradas y cada parte del espléndido cuerpo fue apreciada y acariciada por el humano.

—Eres perfecto. Cada parte de ti lo es. —afirmó, tomando el muslo de una pierna para elevarla y darse lugar en medio del peliazul.

Un vaivén simulando embestidas se hicieron presentes, logrando que de la boca del príncipe salieran pequeños jadeos placenteros.

Los dedos del azabache se dirigieron hacia la entrada de Kim y se asombró al notar lo húmedo que estaba.

Fácilmente pudo deslizar sus falanges dentro, para después sacarlos y penetrarlo con deseo.

La boca del tritón se entreabrió, gimiendo más audible, sintiendo su cuerpo caliente.

Más. Más. —pidió, y tres dedos ingresaron en él.

La excitación en ambos subió exageradamente rápido.
La boca del humano tomó los labios del mayor, ocasionando que callara para besarlo.

Ambas erecciones dolían. Ambos eran demasiado vírgenes y llenos de deseo por el otro.

—Ya estoy listo. —declaró el tritón impaciente, tomando la erección del azabache para dirigirla donde estaban los dedos contrarios.

—¿Estás seguro? —jadeó, dudoso. Aunque el interior de su pareja se sentía más que lubricado, tenía cierto temor de lastimarlo por su tamaño.

—Jungkook, métemela. —pidió, sin vergüenza alguna.

El humano se acomodó entre las piernas del peliazul e intercambiando fugazmente miradas, tomó su miembro para acercarlo.

Taehyung sintió su corazón empezar a latir con más rapidez.

Con sumo cuidado, el órgano del azabache fue entrando y deteniéndose al escuchar los quejidos del mayor.

—¿Sigo? —cuestionó y Kim asintió decidido.

Jeon suspiró e ignoró el ardor que sentía en el miembro propio por la extraña sensación.

No bastó mucho para estar completamente dentro, una bocanada de aire que hicieron ambos, hizo que rieran sin querer.

—¿Te duele? —preguntó, preocupado, recibiendo un asentimiento —¿Y por qué no te quejas?

—Porque a ti también te duele y no estás quejándote. —confesó, con una sonrisa.

—No lloro por vergüenza.

—¿Lloramos? —cuestionó y el mayor asintió dejando salir un sollozo.

—Siento que me arrancarás el pene. —se quejó, tapando su boca, avergonzado.

—Yo siento que me partirás en dos. —le siguió, tapando sus ojos, compartiendo el sentimiento.

Después de todo, ambos eran nuevos en eso.

Los jóvenes estuvieron un par de segundos en silencio sin mover su parte inferior, pero si haciendo ejercicios de respiración para calmarse.

Los mimos por parte del azabache no tardaron en aparecer al notar las escamas que adornaban los muslos del mayor.

—No puedo creer que esté contigo.

—Créelo. Porque justo ahora estás dentro de mí. —señaló, empezando a removerse.

—Y no sabes lo afortunado que me siento. —declaró, inclinándose para poder besarlo.

Era la primera vez para ambos. El choque de pieles, caricias y halagos hicieron que la comodidad reinara en la habitación. Tal vez no era el mejor lugar y la planificación fue inexistente; pero tenían claro que si era el momento.

Dudar de los sentimientos fue algo que Taehyung se arrepentía de haber hecho. Aunque hubiera la probabilidad de que Jeon no lo amaba como él pensaba, el tritón decidió luchar para que el sentimiento llegara a ser genuino.

La mano delgada del menor fue tomada por la del humano para entrelazar sus dedos. El movimiento era leve, pero ambos lo sentían intenso.

Jungkook susurraba con cariño unos cuantos cumplidos que lograron tranquilizar más a su pareja.

No bastaron más que unos minutos para que el placer fuera el protagonista en ambos; las penetraciones se volvieron más profundas por petición del tritón, así mismo el cambio de posición.

Taehyung descubrió que, estando sentado arriba del azabache, el peni podía llegar más profundo. Jeon lo confirmaba al escuchar los bajos jadeos y ver cómo los orbes azules desaparecían por milésimas de segundo, dejando ver las escleróticas blancas como mueca de placer.

—¿Te gusta? —cuestionó, colocando sus manos en los moldeados glúteos para apretarlos a gusto y antojo.

—Demasiado. —gimió, haciendo su cabeza hacia atrás mientras su cuerpo subía y bajaba rápidamente por la gran extensión.

Fue inevitable para Jungkook no posar sus labios contra la pálida piel para volver a marcarla como suya.

Sentía que jamás tendría suficiente de su Azulito.

Tomó con fuerza la fina cintura y lo giró rápidamente para volver a tenerlo bajo suyo.

El repentino cambio de posiciones hizo que el tritón gimiera. El humano no tardó en cambiar sus besos suaves a morosidad traviesas. Las embestidas subieron velozmente de nivel.

Las piernas de Kim se enrollaron la cintura del mayor, sintiendo como un cosquilleo recorría su cuerpo.

Sus garras salieron y sin querer, rasguño un poco la espalda contraria.

—Hazlo. —susurró el azabache —Aráñame todo el cuerpo sin una pizca de temor; porque así podré pedirte que pases tu lengua en mí para curarme.

Taehyung gimió y aceptó lo pedido. Sus pezones fueron capturados y chupados con rudeza. La mano tatuada se dio el lujo de jugar con uno, mientras el otro empezaba a palpitar del dolor.

Los jadeos, suspiros y gemidos se hacían cada vez más fuertes. Jeon se alejó y depositó un húmedo beso a su pareja.

El cosquilleo en sus abdómenes fue igual de intenso que la sensación de liberarse.

Cantidades abundantes de esperma caliente llenaron el interior del peliazul al mismo tiempo que experimentó un fuerte orgasmo.

El miembro del tritón pareció ablandarse, mientras que Jungkook se sentía más duro que una roca a pesar de haber logrado su cometido.

Lentamente fue saliendo sin detener su beso y riendo ante el suspiro que soltó su pareja.

—¿Cómo te sientes? —cuestionó, ladeando su cabeza para besar con amor el cuello con marcas rojas que anteriormente él había hecho.

—Muy lleno. —admitió, con una sonrisa y voz somnolienta.

—¿Estás cansado? —preguntó, ganándose únicamente un asentimiento.

—¿Moriré?

Jungkook se separó para verlo.

El cabello desordenado con unos cuantos mechones adheridos a su frente por el sudor, las mejillas rojas, los ojos entrecerrados y los labios hinchados adornados con una sonrisa satisfecha hicieron que se enamorara más.

Con delicadeza, dio un casto beso en la mejilla y se tiró a un lado para atraer el cuerpo de su Azulito.

—No, sólo tienes sueño.

Taehyung asintió y se acurrucó más —Tu esencia está saliendo de mí. ¿Es un problema?

—¿Te incomoda?

—Me incomoda más sentirme pegajoso por el sudor.
—Puedo asearte.

—¿Un baño? —preguntó batiendo sus pestañas de manera lenta, sintiendo que ya se dormiría.

—Tú duerme, yo me las arreglo, bonito.

Jeon depositó otro beso en la azulada cabellera, esperando que el sueño llegara a ser profundo para poder limpiarlo.

Por desgracia, aunque el tritón parecía estar demasiado cansado, cada vez que el menor intentaba separarse, se ganaba bajas quejas y un agarre cada vez más fuerte.
Tal vez no logró lo que planeaba, pero tomar una ducha matutina con su Azulito no parecía mala idea.

—¡TAEHYUNG, TAEHYUNG, TAEHYUNG! —gritaba cierto niño, corriendo por los pasillos apenas su madre le dio la esperada noticia.

Woozi tenía una sonrisa plena en su rostro, mientras sostenía con fuerza el manojo de llaves con una mano y a Bambi con la otra.

Estando frente a la puerta del cuarto perteneciente a su primo, bajó a su amigo y empezó a buscar la llave correcta.

Probó una tras otra, hasta que una calzó a la perfección. Y justo cuando estaba a punto de abrir, Bambi jaló su pijama para llamar su atención.

El peligris lo vio de inmediato y el crustáceo caminó hacia la puerta y chocó su pinza contra ella.

—Oh, cierto. Hay que tocar antes de entrar. —concordó.
Su puño golpeó con impaciencia la madera unas cuantas veces sin obtener respuesta.

—¿Crees que sigan dormidos? —dudó, viendo su reloj que marcaba la 1:46 pm.

Woozi llevaba horas despierto; cuando abrió sus ojos estaba en el auto de su madre mientras éste conducía hacia una de las boutiques de su propiedad. Jimin le explicó que lo acompañaría a visitar sus negocios cercanos con Momo y Rosé; cosa que le llevó toda la mañana.

En la hora del almuerzo, Jimin creyó que era momento de notificarle a su cría el regreso de la pareja de su primo.
Haberlo sacado en la mañana, aún dormido, no fue fácil, pero conociendo lo imprudente que era, prefirió llevárselo a que entrara al cuarto de Jungkook con la posibilidad que éste estuviera teniendo relaciones con el príncipe.

Y como era de esperarse, Woozi le insistió que lo llevará nuevamente a la mansión para hablar de su primo con el lindo peliazul.

El manojo de llaves se lo dio su papá con la única condición que pusiera su oreja en la puerta y que, si escuchaba sonidos extraños, no la abriera.

Recordando esto último, Woozi lo hizo; pero no se escuchaba más que unos muy leves sollozos.

Desde el otro lado, el primero en despertarse fue Taehyung. Fue inesperado ver a su pareja con los ojos cerrados y sus mejillas mojadas.

El azabache se quejaba entre balbuceos mientras fruncía su ceño y parecía llorar sin detenerse.

—¿Jungkook? —lo llamó en voz baja, pero no recibió respuesta.

El tritón preocupado, colocó su mano en la mejilla y comenzó a moverlo lentamente, con miedo de lastimarlo.
El mayor parecía no reaccionar al toque. Un ardor en su dedo anular se hizo presente. Su respiración instantáneamente se volvió irregular. Sudaba frío y se movía intentando salir de una pesadilla.

Taehyung se levantó, sentándose a un lado para verlo mejor y su corazón dio un vuelco cuando se quedó paralizado, sin respirar.

Sin saber que hacer, colocó su mano donde se ubicaba el corazón.

No sentía nada.

Vio su dedo anular y la tanzanita estaba brillando, mientras de ella salía una especie de raíz oscura.

—¡Jungkook! —gritó y el azabache despertó de golpe con un fuerte jadeo.

—Estás aquí. —jadeó, antes de abalanzarse hacia él.
Taehyung aceptó el abrazo y elevó su brazo para observar cómo su dedo y anillo volvían a la normalidad.

—¿¡ESTÁN HACIENDO COSAS DE ADULTOS!? —gritó el menor de los Jeon desde atrás de la puerta.

—¿Woozi? —dudó el príncipe y el azabache asintió.

—Espera, conociéndolo entrará. —comentó, tomando la frazada para cubrirlos a ambos.

—¿¡HOLA!? —volvió a gritar el infante.

—¡No, pero estamos sin ropa! —respondió Taehyung, sin esperarse que la puerta se abriera de igual manera.

—¿Por qué están sin ropa? —cuestionó, asomando su cabeza lentamente, alzando una de sus cejas.

—Es que aye-

—No te incumbe. —interrumpió el azabache, tapándole la boca con una mano.

—¡Claro que lo hace! —chilló ingresando a la habitación —¡Estoy intentando arreglar las cosas entre Taehyung y tú!

—Ya las arreglamos.

—No, no lo han hecho. —señaló, tomando a Bambi para sentarse en la orilla de la cama y cruzar su pierna para colocar ahí a su amigo —¿Serías tan amable de quitar tu manota de Taehyung? Por favor. —pidió y Jungkook bufó, pero lo hizo.

—Woo, nosotros ya-

—Está bien, Tae, yo me pongo en tu lugar. —empezó con sinceridad —Entiendo que estar con alguien como Jungkook es bastante difícil, pero si se comunican, podría funcionar.

—Ya te dijim-

—Jungkook, por favor. —interrumpió, frunciendo su ceño —Estoy hablando de la comunicación y no me dejas terminar. —se quejó, chasqueando su lengua.

El príncipe rió bajo y palmeó el muslo de su pareja para darle paciencia.

—Como te decía, estuve pidiéndole consejos a mamá y me dijo que el amor puede surgir con facilidad cuando se muestra cómo es uno realmente; también me tome la libertad de hacer un documento con libros como "Los 5 lenguajes del amor" de Gary Chapman, "Cómo hacer que te pasen cosas buenas" de Marian Rojas Estapé y "Las 52 seducciones" de Betty Herbert.

—¿No tienes nada mejor que hacer? ¿Cómo ir a la escuela o algo? —preguntó el humano.

—Jungkook. Quiere ayudar.

Woozi asintió efusivamente —Eres un malagradecido. —reclamó, apoyándose en una mano —Oh, ¿qué es esto? —se preguntó, tomando lo que su palma sintió —Perlas. —identificó, tomando la esfera blanca.

Las mejillas de la pareja se pusieron rojas de inmediato.

—¿Por qué tienes perlas en tu cama?

—Dame eso. —pidió el peliazul, quitándole la pieza con vergüenza —Woo, apreciamos tu ayuda, pero justo ahora, tenemos que bañarnos.

—¿Qué los detiene?

—Tú.

—¡Jungkook!

—¡Pero es verdad!

—Como sea, tengo otra plática pendiente. —informó el peligris para salir de la habitación, seguido de Bambi, no sin antes cerrar la puerta de manera brusca.

Cuando el menor los dejó solos, Taehyung vio con cierta preocupación a su pareja —¿Qué te sucedió?

—Tuve una pesadilla. Fue un mal sueño, pero demasiado lúcido.

—¿Qué viste?

—No me preocupaba lo que veía, Azulito. Me preocupaba no verte a ti.

Kim sonrío con cariño y le dio un suave beso en los labios —Estoy contigo. —afirmó, pero la preocupación no bajó su punto al ver la mirada aterrada del azabache —Jungkook, ¿qué viste?

—Fue sólo un sueño. —dijo, pero parecía que él se quería convencer al decir eso.

—¿Tienes miedo?

Jungkook negó.

Un breve momento de silencio, dijo más que mil palabras.
Kim sabía que el menor sentía miedo, pero entendía que no podía presionarlo para que le hablara del tema. Por otro lado, Jungkook se exigía separar la realidad de un sueño.

—¿Tomamos un baño? —propuso de repente y el príncipe aceptó.

El azabache se puso de pie y esperó a que su pareja se sentara en la orilla para cargarlo.

—¿No debería caminar sólo? —cuestionó, alzando una de sus cejas.

—Déjame disfrutar de tu cercanía. —pidió, mostrando sus grandes ojos negros.

Taehyung no pudo negarse; y el menor no dudó en llenarlo de cumplidos hasta bajarlo con cuidado en la bañera. Jungkook tomó los productos que necesitaría, después de dejar que el agua con la temperatura ideal corriera hasta llenarla.

—Espera. —dijo el peliazul cuando Jeon quiso tomar lugar frente a él —¿Quieres ver un truco?

El humano asintió efusivamente esperando el mejor show que vería en toda su vida. Y no se equivocó cuando presenció cómo el príncipe pasaba sus manos por sus muslos, haciendo que de sus piernas saliera espuma brillante que después desaparecía dejando a la vista un precioso pterúgiou que desbordaba de la bañera.

—No sabía que podías volver a convertirlas.

—Ni yo. Pero ayer en mi desespero lo intenté y lo logré.

Jungkook hizo una mueca tomando lugar atrás de su pareja. Taehyung se movió levemente hacia delante para darle más espacio; el humano colocó sus piernas a un lado del cuerpo contrario y puso sus manos en la cintura.
La textura del cambio de piel con leves escamas se sentía fascinante en sus palmas.

—¿En serio casi mueres cuando me fui? —dudó y Jeon afirmó con un sonido de garganta, dejando caer su mejilla en el hombro que se le otorgaba.

—¿Y tú? ¿También sentiste algo por mi ausencia? —cuestionó, tragando grueso, sin saber cómo reaccionar si Kim le decía que no le hizo falta.

El príncipe asintió —Mira. —señaló, tomando una de las manos de su pareja para posarla en su pterúgiou, donde las escamas eran más brillantes —Son de cambio; me estaba descamando de la tristeza.

Jungkook besó su hombro —No vuelvas a irte así, por favor. —pidió, rodeándolo con sus brazos para acercarlo más.

—No lo haré.

—¿No te duele nada? —interrogó, pasando sus manos por lo largo de la cintura hasta sus caderas.

—Me dolía mi parte trasera, mi entrepierna y mis muslos, pero creo que fue por la actividad física; aunque ahora que tengo mi pterúgiou, no me duele nada. —contestó sin darle importancia —¿Y a ti?

—Me duelen los huevos. No sé cómo logré caminar hasta aquí sin parecer pato.

Taehyung carcajeó ante el comentario —¿En serio te duelen? —cuestionó, bajando su mano para acercarla a la zona, ganándose un quejido del menor.

—Como no tienes idea. —exclamó, riendo.

—Podría... —la mano del tritón comenzó a masajearlos con mucho cuidado —...ya sabes, pasar mi lengua para que se curen.

—Recuerdo que dijiste que tu lengua no curaba.

—Podríamos fingir que sí. —el peliazul alzó sus hombros —Además, anoche dijiste que podía curar mis rasguños con ella.

—Me volverás loco.

—¿Lo tomo como un "si"? —incitó, girando su cabeza para verlo por sobre su hombro.

—¿En serio quiere volver al mar, maestro?

—Tengo que hacerlo, Wooshik. El asunto de Rosé y Momo me tiene desconcertado. ¿Has visto cómo actúan?

—Se han vuelto bastante cercanas, pero es normal, ¿no?

—En parte, pero no lo sé. Nunca me había preocupado por saber la procedencia de Momo, pero últimamente tengo una corazonada de que no es quien nosotros creemos que es.

—¿Crees que tuvo que ver algo con la desaparición de Tae?

—Además, Rosé es su mejor amiga y no se vio tan preocupada esta vez, se veía incluso... ¿feliz?

—Iré contigo. Sea lo que sea, lo descubriremos.

—Podríamos aprovechar e irnos con el rey. Pero no hay que mencionarle nada a nadie.

Wooshik asintió entendiendo —Espere, ¿sabe dónde están Rosé y Momo ahora?

—Salieron temprano con Jimin, pero cuando el haien y su cría volvieron, dijeron que ellas se habían quedado en unos castings.

—No sé qué es eso, pero se escucha sospechoso.

—Coincido.

Jungkook tenía la cabeza hacia atrás mientras sostenía con firmeza la melena azulada.

El humano estaba sentado en la orilla de la bañera, mientras el príncipe yacía de rodillas chupando con esmero el órgano de su pareja.

El cambio de pterúgiou a piernas no se vio necesario, para la realización de la felación.

Los testículos del azabache eran acariciados con cuidado, mientras las succiones subían de tono.

Al inicio, el tritón besó húmedamente las bolas cargadas de esperma que el menor poseía, y algo inesperado para este último, fue sentir el recorrido de la lengua hasta la punta de su pene erecto.

Un jadeo se hizo presente e iba a decir que eso no era necesario, pero al ver esos grandes ojos azules y sentir la primera succión, fueron más que suficientes para hacerlo callar y disfrutar el momento.

Una de las cosas favoritas de Taehyung, era sentir su boca llena de la esencia de Jeon, lo había hecho pocas veces, pero en definitiva lo había disfrutado.

Sacó su boca, ocasionando que el sonido de un "plop" fuera escuchado por ambos. Sin esperar, bajó hacia la zona que estaba acariciando y la lamió sin despegar su vista del gesto que mantenía Jungkook, con su ceño fruncido, sus mejillas enrojecidas y su boca entreabierta dejando escapar gruñidos y gemidos cortos.

Tomando libertad, el peliazul decidió tomar una de las bolas entre su boca y dar una suave succión, ganándose un gemido más fuerte.

—¿Te duele? —cuestionó, separándos para verlo bien.

—Se siente bien.

Una sonrisa adornó el rostro del menor y repitió la acción, mientras su mano se movía ágilmente a lo largo del firme miembro.

Jungkook empezó a mover sus caderas hacia arriba, embistiendo rudamente la extremidad de su pareja.
Kim cerró más su mano para apretarlo y el azabache gimió cuando su boca pasó al otro testículo.

Fugazmente abrió sus ojos y sintió que se vendría solo con la escena. La mano delgada con esas garras en forma de almendra se veía ridículamente bien apretándole; el rostro fascinante de su Azulito con los ojos cerrados disfrutando la acción que realizaba y la parte final del pterúgiou asomando detrás de la azulada melena, lo hacía más que increíble.

Un cosquilleo en su abdomen le indicó que su orgasmo estaba cerca; el endurecimiento de los testículos en la boca del príncipe fue una señal para que Tae se desplazara hasta el glande.

Una sola fuerte succión fue suficiente para que Jeon se descargara en la boca de su pareja.
Taehyung sonrió al sentir ese líquido tibio nuevamente bajando por su garganta.

—Eres increíble. —suspiró el humano, intentando regular su respiración.

El peliazul sacó el miembro flácido de su boca y se relamió los labios —Me gusta mucho lo que sale de tu peni.

—Ven aquí. —le dijo, agachándose para en brazos y así poder meterlo a la bañera.

—¿Te sigue doliendo? —cuestionó, rodeando el cuello de su pareja.

Jungkook negó y le depositó un suave beso en el cuello —Ya no.
Todo el ambiente se sentía muy hogareño, ambos se ayudaron a limpiarse con suaves caricias.

Cuando las manos del menor se movilizaron hasta el vientre plano del príncipe, este último dejó escapar una sonrisa.

—¿Crees que esté en cinta?

—No lo sé, en humanos se sabe hasta dos semanas después. ¿En ustedes cómo funciona?

—El día que encuentran el pez dorado, se les otorga un bebé. Según la leyenda, el pez transporta la pareja a un mundo mágico para la crearlo y después vuelven. La cría se forma un total de 30 noches y 30 días y después nace. Aunque también depende de la especia que tenga la pareja o si son distintos.

—Al parecer el mundo es más increíble de lo que imaginaba. Me pregunto cuántas especies habrán de descubrir o si alguien las llegó a conocer y no habló sobre ellas.

—Hubo un humano que las conoció todas. No recuerdo su nombre, pero mi nana me contaba que era alguien muy tenebroso, grosero y malo. Yo tengo la teoría de que tuvo que ver con la prohibición de la tanzanita. —contó, tocando el anillo de su pareja.

—¿Está prohibida?

—Hace 300 años, mi antepasado la prohibió, sin razón aparente; de ahí salieron muchos rumores sobre si era por su significado, rareza o simplemente por gusto. Pero yo creo que fue por dolor. En ese mismo tiempo fue cuando el humano que conocía las especies dejó este mundo por la maldición de una cecalea, que por desgracia fue asesinada por su padre. Tengo la teoría que al rey le gustaba la cecalea, a ella le gustaba el humano y al humano no le gustaba ella, entonces cuando el humano se negó al cortejo ella lo maldijo, el rey estaba celoso pero su corazón se rompió completamente cuando supo que la cecalea había muerto en manos de su padre.

—Si eso pasó, fue demasiado intenso.

—Pero nadie podría confirmarlo o negarlo. Es sólo una teoría.

—¿Estás seguro de que el crustáceo no es un cambiaformas? —dudó, el rey viendo a Bambi.

Woozi negó —Es un cangrejo normal, pero es muy inteligente. Sabe hacer muchas cosas y expresa muy bien sus sentimientos. Mira. —dijo, acercándose para mostrar las imágenes que tenía en su teléfono.

El rey frunció su ceño ante el aparato, pero no parecía peligroso.

—Este es Bambi súper feliz haciendo un cosplay de su séptimo anime favorito. —señaló y en la imagen podría verse al mencionado con un pequeño sombrero de paja —Este es Bambi triste porque sin querer explotó su inflable. —técnicamente tenía la misma expresión —En esta estaba muy asustado porque estábamos viendo una película de terror. —en serio, no notaba más cambio que el lugar —Y aquí estaba enojado porque papá lo despertó de su siesta para ir a traer a Jungkook. —el mismo cangrejo, con el mismo gesto, sentado en el sillón de un auto.

—Sí, demasiado transparente. —aludió, viendo de reojo al infante quien asentía seguro.

—¿Tú no tienes mascotas?

—Mi cargo me impide prohijar a alguien. A duras penas pude con Tae. —confesó con una sonrisa.

—¿Cómo era Tae cuando tenía mi edad?

—¿Cuántos cambios de escamas has tenido?

El peligris frunció su ceño sin entender —Soy un haien, no tengo escamas.

—Tiene 10. —informó Yoongi pasando a un lado de ambos.

—Bueno, en esa edad fue cuando Tae tuvo un cambio de personalidad por el fallecimiento de su madre. No era tan risueño, ni podía entablar conversación con nadie; pero con el tiempo fue cambiando.

—Debió ser muy difícil para usted sobrellevar todo.

—Fue más difícil verlo crecer. Aquí entre nosotros, desde que cumplió 15 buscaba como emparejarlo, sabía que estaba mal, pero si Taehyung no tenía pareja cuando mi muerte llegara, el trono pasaría a quien sabe quién.

—¿No hay un sucesor directo después de Tae?

—La familia Kim ha sido de la realeza desde el inicio de los tiempos, ningún otro apellido ha tomado el lugar. Namjoon no lo podría tomar porque desertó de él y Taehyung es el menor y mi único hijo.

—¿Namjoon pudo ser el rey?

—Sí, pero decidió irse al ejército porqu-

—No me convence que le cuentes mi vida personal a un niño. —interrumpió el capitán Kim, tomando asiento en una de las sillas del comedor.

—No soy solo un niño, soy un sanador innato. Podría ser el futuro sanador real si lo quisiera.

—Tienes 10.

—Una década completa. —agregó el peligris con sonrisa socarrona.

Kim bufó poniendo sus ojos en blanco —Todo un Jeon.

—El apellido humano más famoso. —siguió el monarca —¿Sabes por qué? —le pregunto al menor, pero este negó —Hubo un humano que conoció todas las criaturas de este mundo, se decía que hacía retratos encantadores y escribía sus historias con la pluma encantada que le obsequió un fénix.

—Aunque también dicen que era una mierda de ser. —comentó el capitán —Curiosamente, se llamaba igual que tu primo. Jeon Jungkook.

—¿Qué yo qué? —preguntó el azabache, quien se acercaba junto al príncipe.

—Que te llamas igual que quien fue una mierda de persona.

—¡JEON WOOZI, VEN ACÁ! —gritó Park desde la cocina.

—¡Sólo repetí lo que él dijo! —reprochó, poniéndose de pie para ir donde su madre, no sin antes acercarse a Taehyung para abrazarlo.

El peliazul sonrió, devolviendo el gesto.

—Te extrañe, TaeTae. —confesó —Antes no pude abrazarte porque estabas desnudo. Quiero que sepas que, si Jungkook te hace algo, tu papá dijo que podría prestarme su tridente.

—Yo no dije eso. —aclaró Song.

—Yo también te extrañé. —le dijo el príncipe.

Jungkook bufó al ver la expresión burlona que su primo le otorgó, antes de irse hacia la cocina.

—¿Y bien? ¿Arreglaron las cosas? —preguntó el rey y ambos jóvenes asintieron con una sonrisa.

—En dos semanas sabremos si serás abuelo. —comentó el peliazul, haciendo que su padre y su tío se atragantaran con su propia saliva.

—¿¡ABUELO!? —gritaron el rey y el capitán al unísono.

—Si se reconciliaron bien. —se burló Yoongi aplaudiendo mientras ingresaba al comedor —¿¡Oíste, amor!? Me debes un helicóptero Airbus.

—¡No es justo! Hubo una desaparición y temas por aclarar, era obvio que cogerían por reconciliación. —se quejó el peligris, con un gran plato de puré de papas.

—Sexo es sexo. Tu dijiste que tardarían una semana y yo te dije que menos. —le recordó, guiñándole.

—Ganaré la de Jin y Namjoon.

—¿Apostaron por nosotros? —cuestionó el juez, acercándose con una bandeja llena de pollo frito.

—Mis papás apuestan por todo. —informó Woozi, trayendo los botes con salsas.

—¿Por qué se sabrá en dos semanas? —preguntó el rey —Tengo que irme hoy y en definitiva no podría con las ansias.

—¿Te emociona convertirte en abuelo?

El rey negó y después asintió, pero luego negó y nuevamente asintió —Mi cabeza está procesando todo, mejor pregúntame después.

—A mí me emociona ser papá. —confesó Jungkook —No puedo esperar para ver un mini Azulito corriendo por la mansión.

—A mí me intriga saber cómo sería su pterúgiou. —siguió Taehyung —Jimin, ¿en serio tenemos que esperar dos semanas?

—2 semanas, mínimo. Pero Woo y yo pensamos ir de vez en cuando a dar un paseo al mar, podríamos acompañarte a darle la noticia a tu papá.

—No es justo, yo quiero ver su rostro cuando se entere. ¿Vieron su cara cuando Azulito lo de ser abuelo? Parecía un pez telescopio. —mencionó Jungkook riéndose, contagiando al resto.

—No tengo problema con ir a la superficie, si llevan más de esto. —dijo, dándole una gran mordida a la pierna de pollo.

—Me halagas. —siseó Park.

—El juez hizo todo. —comentó Woozi, sonriendo.

Los padres del niño intercambiaron miradas. Nadie se le escapa a su retoño.

—Mamá, Joongki dijo que podía convertir a Bambi en un humano, ¿puede hacerlo? —pidió, pestañeando repetidas veces.

—Yo no dije eso. —detuvo el rey.

—¿O sea que no puedes convertirlo en humano? —cuestionó, tomando un sorbo de su jugo.

—Claro que puedo.

—Hazlo. —retó.

—De ninguna mane-

—Entonces no puedes.

Los presentes reían bajo, viendo el tic del monarca ante las molestias del infante.

—No lo haré.

—Porque no puedes.

—Si puedo hacerlo.

—Mientes.

—Soy un rey, yo no miento.

—Fingiré que te creo.

Joongki empujó el interior de su mejilla con su lengua y giró su gran tridente apuntando al cangrejo.

Un destello cegador empezó a formarse en la punta del objetivo.

—¡Majestad! —llamó el maestro, ingresando, deteniendo el hechizo —Wooshik y yo queremos volver al mar.

—Yo también. —dijo Tzuyu atrás de ellos —Ya me aburrí de estar aquí.

El rey aceptó sin problemas —¿Momo y Rosé se quedarán?

—Creo que sí. —respondió Jimin —Hace unos minutos me enviaron un mensaje que fueron aceptadas como modelos de una marca.

—¿Para cuál?

Jimin alzó sus hombros sin saber —Encontramos un cazatalentos en una de mis boutiques y dijo que eran justo lo que buscaba para una pasarela de no sé qué.

—Bueno, siendo ese el caso, nos iremos apenas coma.
—¿Dónde está Soobin y Hoseok? —preguntó Taehyung, viendo a casi todos reunidos ahí.

—Se fueron en la mañana con el policía que dice no ser haien. —informó Namjoon.

—¿Cómo que no sabe qué es haien?

—Dice que jamás ha ido al mar con el fin de convertirse en algo. Hoseok tuvo la teoría de que quitaron su piel de tiburón al nacer y según, fueron a buscarla.

—¿Usted durmió aquí? —preguntó el príncipe al juez.
Jin asintió —Estaba amaneciendo cuando llegaste, Yoongi me ofreció posada y por el cansancio no pude negarme.

—¿O sea que ya se llevan? —indagó Jungkook señalando a Jin, Jimin y Namjoon, haciendo que estos últimos negaran de inmediato —Pero cocinaron juntos, ¿no?

—Separa las cosas, Jeon. —exclamó el haien, haciendo una mueca.

—Pero ustedes durmieron juntos. —dijo Woozi, señalando al capitán y al juez.

A ambos adultos se le colorearon las mejillas al tener todas las miradas sorprendidas de los presentes.

Namjoon carraspeó su garganta —No es como ustedes lo piensan. —aclaró —¿Y tú cómo te enteraste?

—Tu puerta estaba abierta cuando pasé buscando a mi papá para que me diera el manojo de llaves y los vi abrazados en la cama.

—¿Metiste tu peni en el juez? —curioseó Taehyung y los mencionados se atragantaron, mientras los demás soltaron carcajadas.

—¡No! ¡Eso no pasó! —negó el pelirrosa con dificultad.

—¿El juez metió su peni en ti? —dudó ladeando su cabeza y los demás rieron más.

—Oh, santo cielo. Come más pollo, amor. —detuvo Jungkook, colocando un trozo de carne en la boca de su pareja antes de que siguiera con su imprudencia.

—Meter un pene en alguien es tener relaciones sexuales, ¿no? —preguntó, Woo a su papá quien asintió riendo al escuchar el jadeo exagerado de su sobrino y su esposo.

—¡No sabía que le habías enseñado tan explícitamente! —chilló el azabache asombrado.

Después de risas, reproches y más momentos vergonzosos que señalaba Woozi sin piedad; el almuerzo finalizó con tranquilidad.

La despedida del rey y los demás fue breve y en la mansión, dado a que Joongki dijo que no era necesario si despedirse en el mar si se iban a ver en dos semanas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top