Capítulo 13
Jungkook jadeó a nada de un infarto, al mismo tiempo que Taehyung tenía sus ojos bien abiertos, incrustando sus garras en los hombros de su pareja por el susto repentino.
—¡BAMBI! —volvió a gritar Woozi, corriendo hacia donde había volado su querido amigo.
—¿Qué pasó? —preguntó el peliazul, viendo la expresión del duende y el haien.
—¿¡Quién mierda son ustedes!? —gritó Namjoon, caminando hacia los recién llegados.
—¿¡Y tú a quién mierda te crees para venir a gritar así!? —escupió Yoongi, acercándose al peliverde.
—¿¡Pueden callarse!? —interrumpió Jungkook, sentándose de golpe en las raíces del árbol —Bambi probablemente muera.
—¿Quién es Bambi?
—¡El cangrejo que acabo de patear como balón de fútbol americano! —gritó frustrado.
Taehyung se preocupó y se quejó al notar que sus uñas estaban incrustadas en la piel del azabache. Con cuidado las sacó y se extrañó al no presenciar ninguna queja de Jeon.
—Jungkook.
—No debí reaccionar así, ¿y si muere? —cuestionó con tristeza.
—Lo curaré. —respondió el príncipe, atrayéndolo a un abrazo que fue correspondido. Kim empezó acariciar las azabaches hebras; sintiendo la preocupación y el miedo como si fueran propios.
—¿Qué sucedió? —preguntó, viendo a Park.
—Veníamos a buscarlos, pero no sabía si estaban armados, así que envié a Bambi a verificar eso, pero no esperé que pellizcara a Jungkook. —relató —Ustedes también vienen del mar ¿no? —cuestionó a los presentes que asintieron.
—Soy Park Rosé, una sirena.
—Jung Tzuyu, una cecalea.
—Hirai Momo, manya.
—Choi Wooshik y Park Bogum, un placer; ambos solos tritones.
—Jung Hoseok, un cilophyte.
—Kim Namjoon, un tritón. —finalizó y Jimin lo vio de pies a cabeza, sin expresión alguna.
—¿Y tú? —preguntó el peligris, señalando a un rubio al fondo.
—Choi Soobin, un humano. Era un tritón, pero la única manera de que siguiera con vida era convirtiéndome en uno.
—Lo lamento. —dijo el haien, entendiendo su tristeza.
—No se preocupe, después de todo, valió la pena. —aseguró viendo al príncipe con su pareja.
—¡MAMÁ, CÚRALO! —gritó la cría haien, corriendo rápidamente hacia su progenitor.
Jimin vio a Bambi y dejó escapar un suspiro al diferenciar su pinza y tres patitas rotas colgando.
—Bebé, sólo podemos curar personas, raramente criaturas, pero nunca animales. —le dijo y él niño empezó a llorar, mientras se desplomaba y caía de rodillas contra el suelo.
—Déjame verlo. —pidió Namjoon.
El niño con desconfianza negó.
—¿Qué hay de mí? ¿Puedo verlo? —preguntó Taehyung, deshaciendo el abrazo que tenía con su el humano, para sentarse correctamente.
El infante peligris elevó su mirada y con sus grandes ojos y llorosos aceptó. Cuando el crustáceo estuvo en manos de príncipe, Jungkook, que tenía su mentón apoyado en el peliazul, se sintió cada vez peor.
—Todo estará bien.
Su vista volvió al herido y pasó sus manos por el duro lomo. Bambi movió una de sus pinzas, y el menor sonrió. Así mismo, pasó la yema de su pulgar por la yema de sus dedos restantes, ocasionando que diminutas burbujas brillantes, salieran de ellos. Su mano se iluminó con un azul intenso y con mucho cuidado tomó pata por pata para colocarla en el sitio que correspondía. Lentamente las extremidades del crustáceo parecían adherirse, al igual que su gran pinza.
Woozi miraba boquiabierto la escena y cuando vio al príncipe quedó fascinado por su belleza y bondad.
—Listo. —avisó el príncipe, colocando al cangrejo en la tierra, y éste corrió hacia el pequeño Haien.
—Genial. —murmuró, maravillado viendo a Bambi y después a su curador.
Jungkook frunció su ceño y chasqueó sus dedos llamando su atención —Conozco esa mirada y que ni se te ocurra.
—Silenzio.¹ —escupió el menor, dándose la vuelta y parándose para dirigirse a un lado de su padre, cruzando sus brazos.
—¡Bien! Ya que nadie murió, ¿podemos irnos? —habló Hoseok, sonriéndoles a todos.
—¿Dónde se quedarán? —preguntó Jimin.
—En la mansión, obvio. —respondió Jungkook.
—Fuera de mi propiedad. —exclamó el castaño, ganándose un golpe de su esposo —¡Es broma!
El camino a pie hasta la mansión era de unos pocos minutos, la desventaja eran los distintos animales que había en la zona y el montón de rocas que estropeaban su andar. Por eso los Jeon preferían tardarse unos 15 minutos en auto hasta la playa.
Cuando las criaturas ingresaron una a una a la gran mansión de los Jeon, se asombraron al ver lo grande que era y todo lo que contenía.
—¿Si hubo una catástrofe cómo es que nada aquí se dañó? —preguntó Jungkook, ya que en el camino Jimin les comentó que por eso habían lanchas en los árboles.
—Al principio pensamos que sería un tsunami, pero solo fue una fuerte ventisca. —contestó Yoongi, cerrando la puerta.
—Iré a buscar ropa para ustedes, siéntase en casa. —pidió Jimin, subiendo por la gran escalera.
—Esto parece un hotel de lujo. —jadeó Tzuyu, impresionada.
—La diseñó el primer Jeon que vino a Italia. —contó Woozi —Desde entonces sólo de ha reconstruido lo perdido, pero con el mismo patrón que el original.
—Es muy bonita. —comentó Taehyung, deslizándose del regazo de su pareja para tomar lugar en el largo sofá.
Jungkook estiró su brazo por detrás del príncipe y el contrario se recostó cómodamente.
—¿Por qué te bajaste? —le susurró.
—Me cargaste desde que me dieron piernas, debes estar cansado. —contestó de igual manera, palpando el fuerte muslo.
—Nunca me canso si se trata de ti. —confesó, dejando un cálido beso en la mejilla.
—¿No tienes frío? —interrogó, pasando sus manos por el firme abdomen.
—Tú me calientas. —susurró, muy cerca de la oreja del tritón, quien se sonrojó rápidamente.
—Espero les queden, al menos. —dijo Jimin, acercándose con una canasta llena de ropa —Igual, no se preocupen si no es así, mañana los llevaré a todos de compras.
—Ay, gracias, Jimin. Siempre tan considerado. —molestó Jungkook, mientras asentía y le mostraba su pulgar en alto.
—Tú no. —obvió, virando sus ojos —Todas son pijamas, es ropa especial para dormir. —informó, sacando las prendas y las fue entregando una a una.
—Tae, cambiemos. —pidió la manya, viendo el pijama color negro del príncipe.
Kim le dio una ojeada a las prendas que tenía la pelinegra y aceptó.
—¿Cómo es que tienen piernas? No me digan que encontraron una cecaela cuyo nombre es Úrsula y se las dio a cambio de algo.
—Sí, hablando de eso, tuvimos que vender tu alma, lo siento.
—Ja. ja. Muy gracioso, pero en serio, ¿los deshecharon?
—Al emparejarme con un humano, mi padre me otorgó piernas para poder estar con él, al menos mientras los efectos secundarios del cortejo estén presentes.
—Entiendo, ¿y ustedes?
—Todos quisimos venir.
—Yo no. —informó Namjoon.
Mientras los mayores iniciaban conversaciones entre ellos, el azabache se puso de pie, tomó a Taehyung para cargarlo y se dirigió hasta su habitación.
—¿Por qué lo carga? ¿Tae tiene problemas con sus piernas? —preguntó Woozi con curiosidad.
—Nada de eso, Jungkook dice que le enseñará después a caminar, pero que si Tae quiere ser cargado toda la vida, él lo hará. —dijo Namjoon —Seojoon ya me explicó que por el emparejamiento quieren estar siempre juntos; pero no me agrada la dependencia que pueden desarrollar entre sí.
Jimin y Yoongi intercambiaron miradas.
—Tenemos que hablar con él. —propuso el haien y su esposo concordó.
Jungkook depositó suavemente al príncipe en su gran cama.
—Iré por tu baúl. —avisó, poniendo su mano en la nuca del tritón para jalarlo y besar su frente —Volveré enseguida.
El azabache corrió hasta la planta baja y con algo de esfuerzo intentó levantar el baúl.
—Parece que sí metió una orca aquí. —se quejó.
—Te ayudaré. —dijo Yoongi y Jungkook frunció su ceño.
—No pienso pagarte. —le aclaró al castaño.
—Lo hago porque amanecí de buenas, agradece.
Ambos levantaron el baúl y caminaron hacia la habitación del menor. En el transcurso del camino, Yoongi carraspeó su garganta.
—Después de que Taehyung se cambie, deberían ir a la sala. Jimin y yo queremos hablar algo importante con ustedes. —informó y el azabache asintió sin problema.
—¿Y los demás?
—Jimin les está enseñando las habitaciones para que decidan en cuál quedarse.
—¿Y Woozi?
—En su habitación con Bambi.
—Oye, en serio disculpa lo que ocurrió con Bambi.
—No fue tu culpa, cualquiera hubiera reaccionado así. Después de todo, no eres tan lento como pensaba. —molestó, logrando que el mejor virara sus ojos.
El azabache abrió la puerta para ingresar. Una vez dentro, ambos soltaron el baúl que hizo un estruendo al caer al piso.
—Gracias. —formuló, pero Yoongi ya se había ido como si nada, cerrando la puerta tras de él.
Jungkook bufó y le colocó el pestillo para después ver a su pareja.
—Tu alcoba es muy bonita. —halagó el príncipe.
El azabache le sonrió y se subió con cuidado a la cama.
—No tanto como tú. —declaró, sentándose a un lado —¿Por qué no te has vestido? —cuestionó y el peliazul alzó sus hombros.
—Lo haré ahora. —informó, elevando la camisa que le habían otorgado.
Fue inevitable para Jeon no sentir cómo su corazón se detenía ante la imagen.
Cuando el peliazul elevó sus brazos, dio una espléndida escena de su cuerpo desnudo. Su cintura tan pequeña hacía que sus caderas se vieran un tanto más prominentes, sus muslos carnosos y el par de protuberancias pequeñas que adornaban su pecho hicieron que Jungkook babeara.
—Bellissimo.² —balbuceó.
—¿Uh? ¿Dijiste algo? —preguntó, viéndolo con curiosidad y su cabello desordenado.
—Eres perfecto. —le dijo lleno de honestidad.
Tae sintió sus mejillas calientes y bajó su mirada. —Aun así no me gusta mi peni. —soltó de repente.
Jeon frunció su ceño y vio la zona —¿Por qué no? También es lindo. —comentó.
—Yo quería uno como el tuyo. —confesó, elevando su vista para verlo.
—¿Se puede saber por qué? —interrogó, acercándose más.
—Tu peni en mi mano se sentía bien; también en mi boca. El largo y grosor que tiene son perfectos. —anunció —En cambio el mío, es tan no sé.
—Me siento halagado, pero ni siquiera lo has tocado para dar ese veredicto, Azulito. —dijo, sintiendo sus manos picar por ponerlas en el cuerpo del mayor.
—Lo hice mientras traías el baúl. Y no me gustó nada, en cambio; ahora me duele y no de manera bonita, porque tú dijiste que te dolía, pero parecías complacido con eso.
—Probablemente lo hiciste mal. ¿Me das permiso de intentarlo? —cuestionó y el príncipe asintió —Acuéstate. —pidió y el contrario lo hizo sin dudar.
El mayor tomó lugar, acostándose a un lado de su pareja y depositó un suave beso sobre los pomposos labios.
—Espera. —dijo levantándose para quitar sus prendas inferiores.
Taehyung vio con envidia el peni de su pareja. Jeon, lejos de darse cuenta de dicha mirada, empezó a besarlo, posando su mano en la mejilla del peliazul.
La lengua del mayor salió y delineó esos labios en forma de corazón. El peliazul jadeó, dándole permiso para ingresar en su boca. Ambos órganos danzaban entre sí a un ritmo que disfrutaban. La boca de Jungkook se separó de la del príncipe y bajó por su mandíbula, cuello hasta llegar a sus clavículas.
—Me siento extraño. —suspiró.
El azabache bajó su vista y sonrió de manera ladina notando el miembro erecto —Es normal. —susurró, llevando su mano hacia el lugar.
La mano rodeó el pene con facilidad y empezó un vaivén lento de arriba a abajo. Kim gimió y empuñó sus propias manos en la sábana.
—Relájate. —pidió, volviendo a besarlo.
Taehyung correspondió de inmediato; Jeon de manera algo desesperada sintió su propio miembro crecer, pero lo ignoró enfocándose en el placer de su Azulito. Del glande del pequeño pene empezó a salir líquido preseminal que a medida resbalaba se solidificaba convirtiéndose en preciosas perlas. Jungkook gruñó y tomó el líquido no solidificado para lubricar.
El beso seguía fogoso, incrementando la temperatura de la situación. Kim gimió cuando su pareja apretó un poco su peni y enterró sus uñas en el antebrazo contrario.
—Te gusta. —dijo Jungkook, y más que pregunta era una afirmación.
El menor asintió dejando su cabeza caer hacia atrás. Jeon dirigió su otra mano al pecho ajeno, encontrándose con un pezón duro que no dudó en estrujar.
—Más rápido. —gimió, en medio del beso que sostenían.
Jungkook aceptó la orden y aceleró la velocidad de ambas manos. Algo en el interior del príncipe empezó a causar revuelo, sentía un tipo de contracción muscular en el área baja de su abdomen, los dedos de sus pies se flexionaron y un escalofrío recorrió su cuerpo entero.
No bastaron nada más que dos segundos para que de su peni se disparan largas tiras de líquido blanco que terminaban siendo perlas saltando por toda la habitación, golpeándola la mano de Jungkook y su propio abdomen.
—Santo Mar. —soltó en un suspiro aliviado, con su respiración agitada y sus latidos acelerados —¿No fui muy rápido?
—Es normal hacerlo rápido la primera vez. Lo hiciste bien. —felicitó —¿Conforme? —preguntó y el peliazul asintió efusivamente.
—¿Qué hay de ti? —cuestionó, palpando la erección del humano.
—Yo me las arreglaré después, Azulito.
—Quiero chuparlo. —confesó —Cómo lo hice en el palacio.
—No sabes cuánto me encantaría eso. —admitió, viendo los rojizos e hinchados labios del príncipe —Pero tenemos que bajar. Jimin y Yoongi dijeron que querían hablar con nosotros.
—¿Irás así? —interrogó con un puchero inconsciente y en respuesta, el otro negó.
—Tomaré una ducha fría para que baje.
—¿Puedo ir contigo?
—Hay suficiente espacio en la bañera para dos. —aceptó con una sonrisa.
El humano se levantó y tomó deprisa a su pareja en sus brazos para ir al baño.
Entre toques suaves, juegos y risas, ambos lograron asearse velozmente. Jungkook tomó el pijama que Jimin le había dado y la arrojó a un lado de la habitación.
Taehyung, envuelto en una toalla, sentado en la orilla de la cama frunció su ceño.
—¿Por qué la tiras? —dudó con curiosidad —¿Me pondrás tus prendas? —pidió con un brillo en sus ojos y Jeon asintió.
—Es mejor y más bonito. —informó, quitando la toalla, haciendo que cayera sobre la cadera del tritón.
Con delicadeza, deslizó las mangas de la gran camisa de seda azul oscuro sobre los brazos del peliazul y la abotonó con paciencia.
—¿Te gusta? —preguntó y el menor asintió.
—Huele a ti. —confesó, llevando una de las mangas a su nariz.
Jungkook estrujó sus mejillas y arrugó su nariz por tanta ternura que le irradiaba el mayor.
El azabache le colocó ropa interior nueva que estaban en su maleta e hizo el amago de colocarle el buzo del pijama, pero fue detenido por Taehyung.
—Quiero que tú te pongas eso. —señaló el buzo —Así estaremos en conjunto.
El humano, por obvias razones no se pudo negar a lo pedido.
Cuando el príncipe se puso de pie con ayuda de su pareja para ver el largo de la camisa, notaron que le daba abajo del muslo, ocultando parte de los atributos que tenía.
—¿Te sientes cómodo?
—Más que nunca. —admitió alegremente.
Los minutos pasaron y Jungkook llegó a la sala con Taehyung en brazos. Apenas Yoongi y Jimin lo vieron, intercambiaron nuevamente miradas.
El menor se sentó en el sofá y esta vez, fue el príncipe quien no quiso bajar de su regazo.
—Taehyung. —llamó el peligris —¿Sabes cómo se hacen los bebés?
—Pues claro, Jimin, no soy tonto. —obvió —Ambos tienen que ver al pez dorado y seguirlo a un lugar secreto, donde ayuda a que saquen sus órganos reproductores y después uno saca perlas de su parte y el otro las recibe y después se crea la nueva vida.
—Sí, eso ocurre con las criaturas marinas; pero me refiero aquí, ¿sabes cómo se hacen los bebés entre humanos y nosotros?
—Pues igual, ¿no? —dudó y el haien negó.
—Es muy distinto. —recalcó —Nosotros podemos quedar en cinta, Tae; por eso insisto en explicarles, ya que ocurre con algo... ¿inusual? Aunque primero que todo, ¿quién da y quién recibe?
A Jungkook se le subieron los colores al rostro, mientras Taehyung ladeó su cabeza sin entender.
—¿Dar y recibir el qué? —preguntó —Jungkook me dio las piedras, ¿eso cuenta?
—No. —dijo el haien, tenía pensado explicarle, pero ver la inocencia irradiando del príncipe, hacía que sintiera que estaba haciendo algo gravísimo —Mierda, no puedo decirle, ¡mira su cara! —le dijo a Yoongi.
El castaño elevó una de sus cejas —Sabes lo que es un pene, ¿no?
El tritón asintió —Esto. —informó elevando su camisa para mostrarlo.
Jeon jadeó y rápidamente le bajó la prenda —¡Tae! —chilló —No es necesario. —enunció y el mayor asintió entendiendo.
—Siento que lo corrompemos. —se quejó Jimin en lo bajo.
—¿Nosotros? —preguntó Yoongi —Pregúntale que ha hecho con Jungkook; a juzgar por su lenguaje corporal, esos dos no sólo se han besado. —señaló y Park frunció su ceño para después ver a la pareja.
Omitiendo el hecho de que el peliazul estaba cómodamente sentado en las piernas de Jeon; este último tenía su palma firmemente en el muslo contrario, muy cerca de su entrepierna; las manos del tritón jugaban con el antebrazo del menor, mientras depositaba besos no tan inocentes en el cuello de Jungkook.
—¿Qué tan lejos han llegado? —cuestionó Park, entrecerrando sus ojos, logrando que los menores lo vieran —Me refiero a cuánto contacto físico que involucre sus penes han tenido. —especificó.
Jungkook carraspeó su garganta —Eso es algo int-
—Yo le chupé su peni. —interrumpió Taehyung.
—¿¡Qué!? —gritaron ambos mayores.
El peliazul asintió elevando ambas cejas con una sonrisa —También sacó mi Gerima. —comentó orgulloso.
A ambos se le borró la sonrisa.
—¿¡Qué hizo qué!? —escupió Jimin, viendo inmediatamente al humano.
El azabache carraspeó su garganta —Bueno, fue sin querer y estábamos en la cerem-
—En la cueva, probé su semen. —interrumpió el peliazul.
La pareja jadeó impresionada.
—Sí, p-
—Pero solo un poquito. —informó, haciendo una seña con su dedo índice y pulgar —También tocó mi peni en su habitación.
Jimin, volvió a jadear hiperventilándose, mientras miraba de manera indignada al azabache.
—Me hizo así. —cortó el mayor, moviendo su mano de arriba abajo.
Yoongi llevó ambas manos a su boca.
—Y en el baño, me pellizco los pe-
—¡Azulito! —interrumpió el humano con una sonrisa apenada, colocando una de sus manos sobre la boca del tritón para detenerlo.
El nombrado frunció su ceño y ladeó su cabeza para verlo.
Jeon quitó lentamente su mano —Eso es algo privado.
—Pero ellos preguntaron. —destacó señalándolos.
Ambos mayores tenían hasta sus orejas rojas sin poder creer todo lo que ya habían hecho.
—Ni me vean así porque Yoongi hyung ya me contó que ustedes cogieron el mismo día que se conocieron y en el consultorio de un doctor. —se quejó, abrazando más a su pareja.
—¿Coger? —preguntó el príncipe confuso.
—Que metí mi pene en su ano.
—¡Yoongi! —regañó el haien.
—¿¡Qué!? ¡Ya oíste lo que han hecho!
—Pero igual no es manera de decirlo.
—¿¡O sea que tendré que meter mi peni en Jungkook!? —chilló el príncipe preocupado.
—O al revés.
El peliazul suspiró aliviado —Mejor esa opción. —le indicó al azabache, seguro.
—Eso no importa ahora. —detuvo el haien —Los dos tienen que entender algo; si ambos piensan en tener bebés durante el acto sus cuerpos lo concederán, ¿comprenden? Yoongi y yo tuvimos relaciones por más de un año sin ningún tipo de protección y nunca quede en cinta porque no queríamos tener crías, un día coincidimos y así nació Woozi. Eso pasa porque demuestran que están "estables psicológica y emocionalmente" —hizo comillas con sus dedos —Para tener bebés, aunque pueda ser sólo un capricho.
—Eso es ilógico. —habló Jungkook —¿Cómo es posible que ocurra solo con pensarlo? ¿Qué pasa si solo les ocurrió a ustedes?
Yoongi negó —Aunque no lo creas, en la zona hay otras parejas como nosotros y con todas sucedió igual.
—Además, hace tiempo un amigo conoció una bruja que le dijo lo mismo; esto solo sucede con parejas de humanos y criaturas marítimas.
—Entonces, ¿si ambos lo pensamos quedaré en cinta cuando Jungkook entre en mí? —dudó el príncipe y los mayores asintieron.
—Por eso es mejor que usen métodos anticonceptivos.
—¿Qué es eso?
—Son objetos que se utilizan para prevenir un embarazo. —explicó el azabache —Pero de igual manera, no pienso tener sexo con Taehyung, al menos, no ahora.
—¿Por qué? —preguntó el príncipe con un leve puchero.
—Porque tengo que enseñarte y aprender muchas cosas antes, Azulito.
—Pero ya lo masturbaste y tuvieron sexo oral. —murmuró Yoongi, haciendo una mueca
—Sí, pero tener relaciones está en otro nivel. Además, también tengo que saber cómo hacerlo.
Jimin y Yoongi alzaron una de sus cejas.
—¿Nunca has estado con un hombre? —cuestionaron, incrédulos.
—Con nadie. Pero eso es algo personal que no pienso contarles a ustedes. —avisó y Yoongi bufó.
—Pensé que ya teníamos confianza y estábamos entrando a la etapa de chismes personales. Estaba a nada de ir a traer café y galletas. —se quejó, cruzándose de brazos.
—No es chisme, pero también quería hablar de ustedes sobre algo que creo importante. —dijo Jimin —Jungkook, debes dejar que Taehyung aprenda a caminar.
—Pero y-
—Sí, ya me dijo Namjoon que dijiste que lo cargarías de por vida si Tae lo quisiera, pero no es sano; Taehyung debe aprender a movilizarse por su cuenta, porque si no, ¿cómo hará cuando no estes con él? ¿O piensan estar 24/7 juntos?
—Pero el sanador dijo que era normal que estuviéramos juntos.
—También me lo comentó Namjoon, pero eso no puede ser posible, Tae. —dijo, tratando de sonar tranquilo —Ambos tienen vidas, entiendo que quieran conocerse, pero todo con tiempo. Es cierto que Yoon y yo tuvimos relaciones el mismo día en que nos conocíamos cuando apenas sabíamos nuestros nombres; pero no había un cortejo de por medio y ni él ni yo éramos una pizca de inocentes, no había seriedad entre nosotros; era cuestión de "Si funciona bien, y si no, pues también" pero con ustedes es distinto. Hay una tanzanita adornando sus anillos, si cometen un error apresurado, se romperá, entendiendo que no son el uno para el otro y la vida de ambos podría estar en juego.
—¿Qué diferencia hay si hacemos las cosas rápidas o lentas? —preguntó el peliazul sin comprender.
—Está bien que Jungkook quiera esperar para que tengan relaciones; porque si lo hacen y te lastima lo podrías tomar de mala manera, creando un trauma con el contacto físico o contra Jungkook en sí. —explicó Yoongi.
—No decimos que no estén juntos. —aclaró Park —Sólo que no se olviden de conocerse a ustedes mismos.
Ambos menores asintieron comprendiendo la situación.
—¿Puedo volver a dormir? —pidió el príncipe, sintiendo sus ojos pesados nuevamente, acurrucándose para vez más en el humano.
—¿Es normal que tenga tanto sueño? —dudó Jungkook.
Jimin asintió —Los demás también llegaron bastante agotados, seguramente sus cuerpos están algo frustrados adaptándose a su nuevo organismo.
Esa respuesta fue bastante buena para Jeon, así que sonrió y se levantó con su pareja en brazos.
—Jungkook.
—Le enseñaré a caminar mañana, lo juro. —susurró, para salir del lugar.
Cuando al fin estuvo en su cuarto, acostó con sumo cuidado al mayor, para después ir a apagar la luz.
Taehyung balbuceó entre sueños y palmeó la cama buscando al azabache. Fue inevitable no sonreír ante la escena y tomó la manta para abrigarse junto al peliazul, quien se acostó encima de él y pareció casi ronronear ante la satisfacción que sentía.
—Descansa, Azulito. —susurró, besando la azulada melena y cerrando sus ojos dispuestos a descansar.
El canto de las aves y la luz de la habitación hubieran sido los motivos principales por los cuales Jungkook se hubiera despertado.
Pero este día, era distinto.
El agradable peso de cierto príncipe sentado a horcajadas en su estómago y las traviesas manos estrujando sus mejillas hicieron que abriera sus ojos con lentitud.
Taehyung poseía una gran sonrisa en su rostro, su cabello azul estaba más que desordenado y la gran camisa de seda estaba girada, dejando su hombro descubierto.
—¡Despertaste! —chilló el menor emocionado —Te quiero mostrar lo que aprendí.
Jungkook bostezó y estiró sus brazos para después colocar los manos sobre los muslos de su pareja.
—¿Desde hace cuánto estás despierto? —curioseó, moviendo sus manos de arriba abajo, acariciando la fría piel.
—Hace mucho. —informó —Quise darte una sorpresa, por eso no te hablé antes.
—¿Dormiste bien? —interrogó, sentándose, haciendo que el peliazul riera cuando deslizó por el duro abdomen hasta el regazo del menor.
Taehyung asintió efusivamente —No sabía que dormir se sentía tan bien. —comentó, elevando sus brazos para cruzarlos en la parte trasera del cuello contrario.
Jungkook concordó y se lanzó a depositar un casto beso en esos labios tentadores.
—Te enseñaré lo que aprendí. —avisó, bajando del cuerpo del menor para sentarse en la orilla de la cama —Mira, atento, atento a mí. —pidió, señalando a sí mismo y Jeon asintió con una sonrisa.
Lentamente el príncipe puso sus dos pies sobre la alfombra y con cuidado y esfuerzo se levantó tambaleándose un poco.
El azabache jadeó y se levantó rápidamente de la cama para estar frente al mayor.
Kim tenía sus brazos elevados buscando equilibrio, pero sosteniéndose de pie.
—¡Mi amor, eres increíble! —felicitó el humano, aplaudiéndole.
—¡Y lo aprendí yo solo! —mencionó —Ahora mira la mejor parte. —pidió, a elevando su pie izquierdo, poniéndolo en el suelo, después el derecho y seguir el patrón hasta dar unos cuantos pasos.
Jungkook sintió que lloraría de felicidad.
Kim dirigió su vista hacia él y se sintió orgulloso de lo que había aprendido.
Lastimosamente eso lo distrajo he hizo un pie se doblara y cayera de golpe.
—¡Taehyung! —gritó Jungkook preocupado, lanzándose al piso para tomar con sus manos, las mejillas del peliazul.
—¿¡Me viste!? ¿¡Viste lo que hice!? ¡Caminé sin ayuda! —formuló con una gran sonrisa, achicando sus ojos con emoción.
—Claro que te vi, bonito. —enunció suspirando —No sabes cuánto me enorgullece lo que logras.
Kim se ruborizó y se lanzó al azabache para besarlo, haciendo que ambos cayeran al suelo.
Jungkook correspondió gustoso hasta que recordó algo y se separó.
—Espera, no me he cepillado los dientes.
—¿Yo también tengo que hacerlo? —preguntó y Jeon asintió.
—Te enseñaré. —indicó, poniéndose de pie.
Kim lo vio desde el suelo y Jungkook le ofreció su mano para ayudarlo.
El príncipe lo pensó un momento, pero igual aceptó; poniéndose de pie.
El peliazul caminó sin problemas hasta el baño, seguido de Jeon quien tenía ambos brazos atrás de su pareja para tomarlo por si caía.
—Tú te sentarás aquí. —declaró el menor, sosteniendo la cintura del peliazul para elevarlo y sentarlo en el lavabo.
Jungkook comenzó a buscar en las repisas, mientras el menor esperaba meciendo sus piernas en el aire.
—¿Qué buscas? —preguntó, pasando su vista por todo el lugar, el día anterior cuando tomó una ducha con Jungkook no lo vio a detalle; sea más grande de lo que recordaba.
—Dentífrico y cepillos para dientes. —contestó, encontrando lo antes mencionado —¿Cuál quieres? —preguntó, mostrando un cepillo negro y otro azul.
—Ese. —señaló el de color negro y Jeon lo sacó del empaque para dárselo.
—Cuando comemos, después y antes de dormir, debemos limpiar nuestros dientes para no adquirir alguna carie. —explicó, poniendo dentífrico en el cepillo del príncipe —Te mostraré cómo hacerlo y tú lo imitas, ¿bien?
Kim asintió y empezó a seguir todo movimiento que el humano hacía.
Apenas terminaron de asearse, Jeon le explicó cómo usar el baño, la ducha y el lavabo; le mostró cuales toallas eran para el cuerpo, cara y pies, también le habló un poco sobre el jabón en barra, en gel, el acondicionador, el shampoo y la esponja de baño.
Cuando el príncipe dijo que había comprendido todo, decidieron que ya era hora bajar a desayunar.
—¿No deberíamos bañarnos? —preguntó el peliazul señalando sus ropas y el humano negó.
—Lo haremos después. —dijo, tomándole de la mano para salir de la habitación.
Cuando ambos menores bajaron las escaleras, no esperaron encontrarse a todos sentados en la sala y arreglados como si esperaran algo.
—¡TaeTae! —gritó Woozi elevando su mano para moverla efusivamente saludándolo y el tritón devolvió el saludo de igual manera.
—¿Qué hacen todos así? ¿Ya desayunaron? —preguntó Jungkook, frunciendo su ceño.
—Ya almorzamos. —dijo Namjoon.
—Son las 14:30 por si no se han dado cuenta. —informó Yoongi.
—Estábamos esperando que ustedes despertaran para ir al centro comercial. —enunció Jimin.
—No nos hemos bañado.
—Pero nos cepillamos los dientes. —avisó Taehyung, señaló su sonrisa geométrica.
—Nadie ahí sabrá que no se han duchado, vayan a cambiarse y bajen rápido, allá les compraré algo para comer. —indicó el haien y los menores asintieron.
Jungkook bajó un escalón más y se colocó enfrente del peliazul para cargarlo "a caballito" y subir corriendo hacia su habitación.
Pasaron unos 20 minutos cuando el azabache volvió a bajar corriendo ya vestido, con un Taehyung risueño colgado de su espalda.
—Listos. —dijeron los dos en unísono.
—Ahora decidiremos quienes irán en los autos —avisó Jimin, guiando a todos al garaje de la mansión.
Los ojos de las criaturas se abrieron impresionados al ver la hilera de preciosas máquinas que yacían ahí.
—Si tenías todos estos, ¿por qué me fuiste a traerme en la vieja camioneta roja al aeropuerto? —interrogó Jungkook a su tío.
—Si te soy sincero, no recordaba que los tenía —se excusó.
—Jungkook, ¿crees que puedas manejar? —cuestionó el haien.
—Yo no sé manejar.
—¿No quieres el Tesla?
—¡Pero tampoco es que importe! —se apresuró a decir, tomando gustoso las llaves del vehículo y sintiendo su suave peso en la palma de sus manos —Siempre he sido fiel fanático de Rápidos y Furiosos. ¿Qué tan difícil puede ser? —lanzó el llavero en el aire y lo volvió a atrapar —Manejar está en mis venas.
—Cállate, Toretto. Sólo te lo dio porque tiene Autopilot —molestó Yoongi, arrancándole al menor un bufido —El coche puede girar, acelerar y frenar solo dentro del carril. Tú no harás casi nada.
—Yoongi irá en el auto negro —interrumpió Jimin, importándole poco y nada lo que esos dos estaban discutiendo —Yo en el rojo y Jungkook en el blanco. Súbanse donde se sientan cómodos.
Namjoon, Hoseok, Wooshik, Soobin y Bogum siguieron al castaño, obligándose los cuatro últimos a quedar realmente apretados en el asiento trasero.
Rosé, Momo y Tzuyu al peligris.
Jungkook sonrió y guió a Taehyung hasta el vehículo.
Le abrió la puerta del copiloto y cuando el peliazul se sentó, le colocó el cinturón de seguridad.
—Esto es para protegerte —le dijo para depositarle un beso en los labios.
Taehyung sonrió acomodándose la gorra que le puso Jungkook y lo vio rodeando el auto para entrar.
—Te ves tan bonito —halagó el azabache, una vez dentro, acercándose para besarlo.
—Con una de mis gorras te verías mejor —la voz de Woozi resonó en el pequeño vehículo, haciendo que ambos mayores saltaran del susto.
—¿¡Y tú a qué hora te metiste!? —exclamó Jeon, viendo al infante junto con Bambi en el asiento trasero.
—Desde antes de que mi mamá te diera las llaves, yo sabía que te daría este auto por el autopiloto y supuse que TaeTae iría aquí —explicó, sonriéndole al peliazul.
Taehyung le sonrió y Jungkook lo vio frunciendo su ceño.
—¿Cómo está Bambi? —preguntó el menor.
Woozi se inclinó para quedar en medio de los asientos delanteros y le mostró al recién nombrado, para colocarlo en las piernas del príncipe.
—Está mucho mejor, de hecho, te hicimos esto como agradecimiento —dijo enseñándole un par de lentes para el sol decorados.
—¡Son muy bellos!
—Mira, aquí dice tu nombre. —señaló la parte superior del aro que tenían "Th" —Aquí estamos Bambi, tú y yo. —mostró tres puntos, uno azul, uno gris y otro rojo que decoraban la varilla derecha.
Jungkook viró sus ojos —¿Y yo? ¿Dónde estoy?
—Aquí —indicó el menor, señalando un punto negro en la otra varilla, muy lejos de donde estaban los otros puntos.
Taehyung lo vio emocionado y los tomó apenas Woozi se los dio.
—¡Son piedras preciosas! —chilló sorprendido —Serendibita, cinabrio, zafiro, moissanite y topacio blanco.
—¿Cómo pegaste eso?
—Son incrustados. Mamá me acompañó a la joyería esta mañana para hacerlo.
—Increíble —jadeó el príncipe colocándoselos.
—Rosé me comentó que eres sensible a la luz, por eso elegí esto como regalo.
Kim sonrió y abrazó al infante para besar sonoramente su regordeta mejilla. Woozi abrió su boca sorprendido y Jungkook lo vio disgustado.
—Genial —suspiró el infante para caer rendido sobre el asiento trasero, tocando su mejilla.
Taehyung sonrió y con cuidado colocó a Bambi al par del niño.
Cuando su vista se dirigió a Jungkook, no esperó verlo tan serio, toqueteando los botones de la consola y ojeando la inmensa tecnología del coche antes de encender el coche.
El rugido del motor siquiera se oyó de tan sofisticado, pero aun así las vibraciones de sus carburadores se sintieron como una caricia por debajo de sus cuerpos.
Jeon levantó la vista, aún bañado en recelo, pero sus ojos se encontraron con los de Taehyung instantáneamente, quien le tomó del cuello para jalarlo y darle un casto beso.
—No te pongas celoso —susurró y el azabache vio hacia otro lado.
—Sólo si me das otro. —pidió, y sonrió al sentir otra vez los labios cálidos contra los suyos —Andando.
El viaje era un tanto largo, entonces Jungkook se permitió poner algo de música.
El mayor nunca había escuchado cosa igual, pero disfrutaba bailando con su pareja y Woozi; incluso Bambi movía sus pinzas gozando.
—Los de enfrente van muy lento —se quejó Taehyung.
Woozi asintió —A mamá le gusta manejar con precaución, y si papá no lo hace, dijo que no dudará en cortarle las bolas.
—Ouch —dijeron ambos mayores al unísono.
A Jungkook se le cruzó una grandiosa idea por la cabeza y sonrió de manera ladina —Azulito, Woozi, Bambi, ajusten sus cinturones —ordenó, y los nombrados intercambiaron miradas, sonriendo.
El azabache acomodó sus pies en los pedales y jugueteó con una palanca que encontró detrás del volante, de la que descubrió, por accidente, que podía activar los parabrisas e incluso cambiar a una radio emisora alemana; y cuando dio con lo que estaba buscando, sonrió victorioso, sintiendo la adrenalina comenzar a calentarle la sangre.
Una voz femenina robótica se oyó dentro del vehículo anunció con gentileza 'Velocidad Crucero Desactivada'
Esa fue la señal que insisto al azabache a empujar el pedal del acelerador sin perder más tiempo, haciendo que Woo y Tae gritaran, mientras les pasaba a los demás coches con la música a todo volumen.
—¡¡¡HIJO DE SU MADRE!!! —gritó Jimin al ver su coche blanco tomar velocidad, y golpeó el volante, sin siquiera dudar cambiar a una mayor marcha y pisar el acelerador a fondo para alcanzarlo.
Yoongi, por su lado, soltó un jadeo de sorpresa al ver los dos autos rebasar velozmente, y una sonrisa se adueñó de su rostro al instante.
—¿¡Carrera!? —chilló emocionado y se aseguró de tener bien ajustado el cinturón de seguridad antes de seguir el mismo veloz camino que los otros dos.
Jungkook se sintió dentro de una partida de Mario Kart, acostumbrándose a la sensibilidad del volante y los movimientos justos que debía hacer para dar vueltas cerradas y seguir dentro del carril de forma limpia, ignorando que la asistente virtual del Tesla estaba prácticamente volviéndose loca al intentar advertirle que estaba traspasando el límite de velocidad por cantidades... Uh, ¿cómo es que dijo? Ah, sí: estratosféricas.
No es como si importara, en realidad.
No cuando la risa de Taehyung y Woozi resonaban en sus oídos.
Cuando ganó confianza en sí mismo tras adelantar los coches que llevaba enfrente y le impedían de vez en cuando el paso, bajó todas las ventanillas del coche y el viento helado del día le dio de lleno, revolviéndole el cabello y haciéndole sentir como si estuviera en una verdadera película de acción.
Sus acompañantes gritaron de euforia a un lado suyo, sin quedarse atrás y compartiendo el sentimiento de éxtasis en crecimiento.
Rosé, Momo y Tzuyu tenían sus uñas ensartadas en los asientos del coche mientras miraban con diversión y algo de miedo la vena sobresaliente en la frente de Jimin persiguiendo al auto blanco.
Los tres tritones, el cilophyte y el humano gritaban eufóricos saltando y palmeando el asiento de Yoongi para animarlo.
—¡MÁS RÁPIDO! ¡MÁS RÁPIDO! —gritaban el infante y el príncipe alentando al azabache.
—¡ESTO ES UNA LOCURA! —chilló Rosé con una sonrisa en su rostro viendo la carretera.
—¡ACELERA! —escupió Hoseok saltando y aplaudiendo en el asiento del copiloto.
Los tres autos se movían con una velocidad impresionante, rebasando todo lo que miraban a su paso en una carretera que se abría a la luz del brillante sol y les dejaba el paso libre sin ningún semáforo durante aquella carrera improvisada.
Jungkook dejó salir una risa desde el fondo de su garganta, y vio un par de faros brillantes de un ferrari rojo aproximarse por detrás a través de los espejos retrovisores, así que volvió su atención al camino que tenía por delante y aceleró con más ganas.
Los latidos de su corazón iban a la par con la música que sonaba en los parlantes del coche, en sintonía con el sonido de los neumáticos chirriando contra el asfalto a cada curva y frenada repentina.
Jimin no se detuvo ni por un segundo, mucho menos cuando el auto de Yoongi le rebasó sin piedad a un lado suyo sin piedad.
Lo que primero se trataba de detener a un Jeon se convirtió en una carrera para destruirlos a ambos.
Yoongi sonrió para sí mismo teniendo su vista fija en su próxima meta: el Tesla blanco al que se aproximaba poco a poco; ese mismo al que sabía que le haría morder el polvo (o tragar el humo del caño de escape, supongo).
Jungkook casi silbó cuando notó por el retrovisor al maserati acercándose. Sin haberse dado cuenta, la carrera juguetona entre los Jeon y Park se había reñido lo suficiente como para volverse una verdadera competencia.
Ahora los demás coches con los que compartían carretera se quitaban de sus caminos al verlos venir, soltando algunos bocinazos de molestia y otros de ánimo cuando Jungkook o Jimin los adelantaban por muy poca distancia.
En pocas maniobras, Park logró alcanzar el Tesla hasta que ambos de sus coches quedaron lado a lado sobre el asfalto, luchando con cada caballo de fuerza de sus potentes motores para sobrepasar por tan sólo milésimas de segundos al otro antes de volver a quedar atrás.
Era un tire y empuje que tenía a Taehyung riendo a carcajadas en el asiento del copiloto.
Woozi se asomó por la ventanilla y le mostró la lengua haciendo una 'L' con los dedos pulgar e índice sobre su frente a su progenitor, a un lado suyo en el otro coche.
Taehyung fascinado imitó la acción.
Jungkook no pudo evitar sonreír ante la escena, más por la contagiosa sonrisa rectangular de su pareja que por el sentimiento de ganar.
Quería oír esa risa y ver esa belleza que Kim se cargaba hasta el último de sus días.
Distraído, el azabache descuidó el peso que ejercía sobre el acelerador y su velocidad flaqueó por un momento del cual le costó recuperar, y aunque aún no fuera imposible alcanzar al vehículo rojo, sabía que sería demasiado fácil para Park tomar ventaja y adelantarlo de una vez por todas.
Pero justo cuando estuvo a punto de dar la carrera por perdida, Jimin bajó la velocidad, e incluso se dejó pasar.
Yoongi inesperadamente rebasó en su lugar.
Los cinco hombres en el maserati gritaron burlescos desde las ventanas hacia su contrincante actual.
La emisora de ambos coches comenzó a reproducir 'Kickstart my heart' de mötley crüe.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo del azabache, culminando con un hormigueo en sus manos cuando vio el túnel de un carril que lo esperaba.
Su pie se hundió en el pedal, tomando la delantera, dejando a su tío atrás.
Woozi y Taehyung jadearon al ver como las luces parecían líneas interminables a medida avanzaban dentro de aquel lugar.
La vibración del Tesla por el sonido retumbando hicieron que sus cuerpos se sintieran ansiosos de algo.
Woozi chilló saltando y elevando a Bambi de la emoción.
Yoongi desde atrás miraba fijamente la matrícula del coche dispuesto a rebasar
Cuando el túnel llegó al final el carril se dividió el tres fue la ventaja que el castaño esperaba. Gritó y presionó con todo su peso el pedal sin cuidado
Rápidamente iba alcanzándolo a base de empujes, cuando estuvo al par de la ventana trasera del lujoso Tesla no espero ver la traición en sus ojos.
Woozi sonriente le mostraba una seña rochara sacando su lengua y moviendo su cabeza de arriba abajo mientras sostenía a Bambi con su otra mano.
Empujó el interior de su mejilla con su lengua y los empujones se volvieron un fuerte impulso.
Jungkook sonrió de manera ladina al ver fugazmente la cara de su río furiosa.
Ambos Jeon iban arrasando con la carretera; lado a lado intercambiando miradas que se convertían en retos para el contrario.
No había más tire y empuje, eran sólo acelerones limpios y parejos.
Ninguno de ellos esperó escuchar como la música se volvía más fuerte.
Los parlantes del Ferrari rojo que conducía Pat se agregaron a la carrera.
Jungkook se relamió los labios cuando sus latidos se aceleraron.
De lado derecho tenía a Yoongi y el grupo de hombres gritando y del otro estaba Jimin con las chicas insultando a todo pulmón.
Taehyung rió con más fuerza y se levantó para sacar su torso por la ventanilla.
El azabache no lo detuvo, sólo lo sostuvo tan fuerte que sabía que sus manos se marcarían en el cuerpo de su pareja.
El viento azotaba con fuerza el cabello de Kim, haciéndolo revolotear y el sol lo iluminaba como si fuera el protagonista de todo el universo.
Con la música resonando fuertemente ninguno pudo percibir las sirenas alardeando pisándoles los talones, hasta que las luces azules y rojas adornando la espalda y cabello del príncipe.
Woozi jadeó impresionado y se giró para contemplar la escena.
Dos patrullas se aproximaban a toda velocidad.
Cuando la curva estuvo cerca, los tres autos la dieron sin salir de su carril; el movimiento hizo que Taehyung cayera nuevamente dentro del auto cayendo cerca de las piernas de su pareja.
Jungkook le dio un rápido beso y con su mano libre lo jaló hacia sí, teniéndolo sentado en su regazo y con las piernas del peliazul estiradas en el asiento del copiloto.
—Más te vale no moverte. —le dijo afianzando su agarre y acelerando cuando vio por el retrovisor ese par de patrullas.
La meta ya estaba fija para los tres competidores.
No ser alcanzados.
Ninguno parecía querer ir a la cárcel ese día.
El atardecer apareció haciendo que un destello resbalara por el capó de los tres autos.
Cuando 'Girls, girls, girls' de la misma banda se hizo presente, Jungkook empezó a palmear el volante siguiendo el ritmo.
Woozi empezó aplaudir siguiéndolo y sacudiendo su cabeza de un lado a otro, haciendo movimientos como si manipulara una guitarra.
—Friday night and I need a fight. —cantó Jungkook fuertemente—My motorcycle and a switchblade knife, Handful of grease in my hair feels right, But what I need to make me tight are those
—Girls, girls, girls! —gritó el peligris emocionado.
—Long legs and burgundy lips
—Girls, girls, girls! —siguió Woo.
—Dancin' down on Sunset Strip.
—Girls, girls, girls!
—Red lips, fingertips
—Trick or treat, sweet to eat
On Halloween and New Year's Eve
Yankee girls, you just can't be beat
But you're the best when you're off your feet
Park sintió que su corazón se detenía al ver a Woo disfrutando y cantando a todo pulmón la canción en la radio.
Yoongi soltó una carcajada orgulloso, ganando la apuesta de que Woo algún día cantaría aquella canción que le puso cuando estaba en el vientre de su esposo.
A Taehyung se le iluminaron los ojos y pasó su mano por la nuca y sien de Jeon para hacer lo mismo que en la ceremonia y saberse la letra.
—Have you read the news —cantó Jungkook —In the Soho Tribune?
—You know she did me. —siguió Tae —Well, then she broke my heart.
—I'm such a good, good boy. —dijo Woo.
—I just need a new toy! —gritaron el unísono.
La policía había pedido refuerzos.
Seis patrullas seguían al Tesla blanco; los otros dos habían sido capturados.
La calle no tenía más curvas y Jungkook ya no tenía que frenar más.
La vista de los tres cayó en un alto faro e intercambiaron miradas fugaces.
El azabache mordió su labio asintiendo y aceleró para llegar a su última meta.
Las luces de las patrullas empezaron a intensificarse, pero los tres ignoraron aquello.
El paisaje a través de las ventanillas se había vuelto un borrón abstracto debido a la gran velocidad, avanzando a través de lo que restaba del camino hacia la meta para consagrarse como campeones de una vez por todas.
Jungkook quitó el pie del acelerador e intentó varias combinaciones de la palanca de cambios para disminuir la velocidad de manera fallida, con el viento en el rostro aun haciéndole cosquillas en gélidas caricias.
Sus manos ya amoldadas a la forma del volante se sostuvieron de manera firme, manteniendo todo bajo control incluso cuando una idea se instaló en la mente de Jeon y no dudó en hacer chirriar los neumáticos de una gran frenada, saliendo de la carretera hasta una banquina de polvo suelto y gravilla.
El lujoso coche blanco comenzó a dar vueltas sobre sus ruedas traseras alrededor del alto faro que alumbraba el vaivén calmo de las olas del mar, absolutamente tranquilo a diferencia del caos que habían creado los muchachos esa noche, riendo y cantando, con sus corazones sincronizados en pura euforia.
Jungkook, teniendo todo bajo control, con su mano libre tomó la barbilla de su pareja para estampar sus labios de una vez por todas.
El peliazul correspondió gustoso riendo en medio del beso, para tomar las mejillas de su menor.
La saliva que parecía faltar por el exceso de adrenalina volvió para ambos en aquel inolvidable beso con la canción, el rechinado de las llantas y las carcajadas euforias de Woozi como fondo.
El azabache mordió con picardía la boca que se le otorgaba y el príncipe gimió ante ello.
Sin pensarlo mucho ingresó su lengua en la cavidad contraria, bajando su mano para tomar la cadera del peliazul y afianzado su agarre.
El Tesla dio una última vuelta antes de detenerse por completo y que el motor se apagase detrás de una cortina de polvo espeso sumado a el aroma a caucho quemado de los neumáticos.
Jungkook tomó grandes bocanadas de aire, intentando tranquilizar su respiración y agitado pulso martillando sus oídos mientras el solo de guitarra de la canción extendía sus últimas notas perdidas hacia la inmensidad del océano hasta que, finalmente, se hizo el silencio.
La pareja intercambió miradas llenas de lujuria y extasiadas por el revuelo de emociones que vivieron.
Hasta que los tres se vieron dando un brinco del susto cuñado un claxon sonó.
Sin esperar que su panorama del atardecer terminara con ocho patrullas rodeándolos y un oficial viéndolos sentado en el capó de una de ellas con un par de esposas dando vueltas en uno de sus dedos mientras les sonreía.
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