Capítulo 12
El agua se sentía densa, las algas cubrían los cuerpos de Hoseok y Soobin, en un intento de apaciguar el hecho de que el whaleman los sintiera, pero medida que el tiempo pasaba, el joven soldado parecía empeorar más.
Algo no estaba bien, el brujo sabía que algo no estaba yendo bien desde que ingresó con Soobin al océano.
El pobre muchacho luchaba por su vida, pero su pterúgiou se estaba descamando, las escamas de sus pómulos, manos y hombros se habían ido por completo; sus pulmones se hinchaban y su boca dolía en cada débil respiración.
—Aguanta un poco más, Soobin, sólo un poco más. —pidió el pelinegro, con la esperanza de llegar pronto al reino con su padre en busca de una solución.
—Debemos buscar un lugar seguro. —aconsejó el sanador —Desde aquí, será imposible que lleguen con vida hasta la superficie.
—¿Quién dice? Yo nado rápido. —presumió el príncipe, orgulloso.
—Taehyung, nadas rápido por tu pterúgiou; al tener piernas te volverás como un humano. —obvió el Capitan Kim, ingresando a la habitación.
—¿Podrás respirar bajo el agua siendo humano? —cuestionó Tzuyu, detrás del peliverde.
—Volverás pronto, ¿verdad? —dudó Rosé.
—¿Cuántas piernas te darán? —le siguió Wooshik.
—Pues claro que tres, tonto. —bufó Momo —Es el príncipe, siempre tiene que destacar.
Taehyung jadeó emocionado —¿Crees que me vea bien con tres? —le pregunto a Jungkook.
—Azulito, es mejor dos. —aconsejó, con una sonrisa nerviosa.
—¿Por qué? Yo quiero resaltar.
—Con tu belleza es suficiente, precioso. —afirmó, dándole un casto beso en el lindo puchero —Dos está bien, ¿sí? —preguntó, y el peliazul asintió, casi a regañadientes.
—Me vería increíble con tres. —balbuceó y Jeon rió por tal ocurrencia, estrechándolo más entre sus brazos.
El humano lo posicionó sobre su pierna izquierda y lo tomó de la barbilla para que girara y se vieran cara a cara.
—Siempre te ves increíble, Azulito. —deleitó, repartiendo besos por toda la cara del príncipe, ocasionando que se ruborizara y sonriera por las gratas sensaciones, delicadamente colocó ambas manos en las mejillas del menor berrinchudo.
—Tienen un don para olvidar que no están solos. —señaló el rey, cruzando sus brazos, ganándose una mala mirada de su hijo —No me mires así, jovencito. —pidió, entrecerrando sus ojos —Si miras así al humano equivocado, no durará en cazarte.
—¡Santo Mar! —exclamó el capitán —¡Taehyung siempre fue un imprudente, seguramente tendrá peleas a muerte ahí!
—¿¡Y a ti qué!? —cuestionó el príncipe, frunciendo su ceño y viéndolo mal.
—¿Ven? —señaló el mayor, logrando que todos asintieran.
—Tae no tendrá ningún problema con algún humano, yo lo defenderé. —prometió Jeon.
—Aún así, no me parece buena idea de que vaya solo a la superficie. —destacó Nam, y cuando sintió cierta mirada que le propinaba el rey, comenzó a negar —Oh no, ni lo pienses, no soy nana de nadie. Yo solo di mi opinión. —le dijo seriamente a su cuñado.
—¡Pero eres el más apto! —protestó Joongki.
—Yo podría ir. —interrumpió Momo.
—Yo también quiero ir. —habló Rosé.
—¡Yo igual! —siguió Wooshik.
—Hace mucho no voy a la superficie. —confesó Tzuyu —Me vendría bien regresar.
—¡Genial! La tropa de peces exploradores está más que dispuesta en acompañar a tu hijo. ¡Envíalos a todos! —animó el capitán con una gran sonrisa.
—Todos son muy inmaduros. —formuló el monarca —Hasta la pareja de Taehyung. —nombró y el azabache frunció su ceño.
—El rey tiene razón, lo mejor sería que usted los acompañara como figura de autoridad. —agregó el sanador.
Namjoon negó efusivamente —No quiero ni cuidar a Taehyung, ¿y me piden que los cuide a todos? —cuestionó irónicamente.
—Si él no va, nadie va. —declaró el Rey.
Los demás presentes jadearon, para luego ver con ojos suplicantes al peliverde.
—Tío Namjoonie. —llamó el príncipe, desplazándose hasta el mayor con una encantadora sonrisa.
—Me dices así cada que quieres algo y desde ahora te digo que la respuesta es "No".
El peliazul abrió su boca, ofendido —¿Por qué piensas que yo, tu sobrino preferido...
—No tengo más sobrinos.
—...sería capaz de manipular...
—Siempre lo haces.
—...al mejor tío...
—El único que tienes.
—...solo para que me dejen ir a la superficie...
—Pésima idea.
—...y poder estar con el amor de mi vida...
—A duras penas saben sus nombres.
—...además de privarle...
—Por favor, no sigas.
—...una magnífica aventura...
—No soy un guía explorador.
—...a un grupo de jóvenes responsables?
—Ni siquiera les avisaron a sus padres que se quieren ir. —culminó Namjoon.
—El punto es que deberías hacernos ese grandísimo favor, querido tío Namjoonie. —agregó el príncipe y los demás concordaron.
—Mi respuesta sigue siendo "N-
—Te daré el diente de megalodon que mi abuelo me heredó con tal de no mostrártelo. —interrumpió Taehyung.
—"No puedo esperar a ver qué aventuras nos esperan" eso iba a decir, lo juro; lo tenia bien pensado antes de que me ofrecieras algo. —replicó, evitando con todas sus fuerzas no chillar de emoción al saber que al fin apreciaría esa reliquia.
—¡Magnífico! —gozó Joongki —Entonces, andando; iremos al campo de Amloa, es el más cercano a tierra firme y no está muy lejos de la superficie.
—Un momento. —detuvo Momo —¿No se supone que si sale del agua con el tridente ocurrirá una catástrofe y lo más cerca que ha estado de la superficie es de 100 metros?
—20 desde que fue nombrado rey. —corrigió el sanador —Sólo ocurre si sale sin el tridente en mano; el rey tranquilamente puede estar en una roca tomando el sol, pero en ningún momento debe soltar el tridente, ya que lo tomará como rechazo u abandono, y eso, es lo que hará que el mar enfurezca.
—Todo aquí es muy complejo. —le murmuró Jungkook a su pareja.
Taehyung asintió y se movilizó hasta poder descansar su cabeza en el hombro del azabache.
—Con el tiempo, te acostumbras y empiezas a fascinarte con las historias que el sanador o el maestro Bogum relatan. —dijo, tomando suavemente la mano del menor y así poder entrelazar sus dedos.
—¿Cómo pude olvidarlo? —se preguntó a sí mismo el rey —¡A Bogum le encantaría ir con ustedes!
—No, no, no y más no. —detuvo el capitán —No pienso cuidar a alguien más.
—Si lo piensas bien, él te ayudaría a cuidarnos. —comentó Tzuyu.
—Es cierto, el maestro es responsable, carismático, honesto, bondadoso. —concordó el príncipe, logrando que Jungkook elevara una de sus cejas —Optimista, leal, amable, fuerte, sensible, guapo. —siguió y el humano carraspeó su garganta —Pero no tan guapo como tú. —finalizó, depositando un casto beso en los labios contrarios.
—Señorita Hirai, ve a buscar al maestro, por favor. —pidió Seojoon.
La manya asintió y salió del lugar.
—¿Cómo exactamente nos harán humanos?
—No lo convertiré en humano, Wooshik; únicamente les daré piernas y una apariencia parecida a ellos para que puedan andar desapercibidos sobre la tierra. —respondió el monarca.
—¿Parecida a ellos? Pero tenemos muchas similitudes a excepción de nuestro pterúgiou. —comentó el príncipe.
—Jungkook, ¿hay humanos con cartílagos notorios entre sus dedos y con escamas en los pómulos, hombros y clavículas? —preguntó a su yerno, quien negó de inmediato.
—Tampoco hay humanos con orejas de la forma que la tienen ustedes, ni con branquias en su cuello o dientes puntiagudos como los de Momo. —agregó, movilizando a su pareja para que tomara lugar sobre sus piernas.
—Taehyung, por el mar, hay espacio para que te sientes, no siempre tienes que estar sobre él. —indicó Namjoon.
El peliazul puso sus ojos en blanco y se apoyó más en el cuerpo del azabache, quien no dudó en encerrarlo en un abrazo y besar la pomposa mejilla.
—Es normal que quieran estar tan cerca, capitán. —habló Seojoon —La mayoría de los emparejamientos son después de años de conocerse, con un vínculo romántico o amistoso; el príncipe y el humano apenas se conocen, por ende, sus cuerpos están más insistentes en, de alguna manera, recuperar el contacto que no tuvieron a lo largo de sus vidas hasta ahora.
—¿Pero tanto? —murmulló el rey.
El sanador se limitó a asentir —Ahora comienzan, después van a querer estar hasta en la misma piel.
—Perdón por interrumpirlos, pero otra vez están raros. —replicó Tzuyu, señalando a la pareja.
Nuevamente, en un fogoso beso, donde las manos de ambos parecían tener mucha confianza sobre el cuerpo contrario.
Momo carraspeó su garganta.
—Aquí está el maestro Bogum. —dijo, haciéndose a un lado, mostrando al tritón castaño que se encontraba boquiabierto.
—Un h-humano. —reconoció, titubeante —¡Increíble! —chilló, acercándose rápidamente al susodicho —Cuando la manya me dijo "Hey, ¿quieres piernas? Iremos a la superficie a acompañar al príncipe porque se emparejó con un humano y el rey dice que es buena idea de que vayas, ¿vienes o no?" Sinceramente pensé que estaba hipnotizada o tonta por un mal golpe. —confesó, sonriente —Es completamente fascinante. —susurró, elevando su mano para tocar las azabaches hebras, siendo detenido por un manotazo.
—¡Taehyung! —regañó Joongki.
—¡Es que lo ve como si fuese un bicho raro! —se defendió.
—De ninguna manera, Taehyung. —respondió el maestro —No es un bicho raro, ¡es un humano! Y lo entiendo completamente; debes comprenderme aunque sea un poco, llevo décadas estudiándolos, pero ver uno tan de cerca es más que inusual. ¿Cómo se siente su tacto?
Kim hizo una mueca y se negó a responder.
—Tae, ¿por qué tan tosco? ¿No era el maestro Bogum tu profesor favorito? —dudó Wooshik, al recordar los viejos tiempos.
—En realidad, era mi único maestro. —murmuró.
—Dale tiempo, nadie había intentado tocar a Jungkook hasta ahora. —consoló el sanador y el castaño asintió —Como ya estamos todos reunidos, vamos al campo Amloa.
—¡Esperen! —detuvo Taehyung —¿No llevaremos algunas de nuestras pertenencias?
—¿Qué quieres llevar? —indagó el rey.
—Pocas cosas, papá. Lo básico.
—¿Qué es "lo básico" para ti?
—Ya sabes, sólo mis prendas, mis joyas, mi cama, mi silla real, algunas plantas, las repisas, mis tiaras, mi colección de piedras preciosas, mi baúl, aprovechando para llevar a un bebé caballito de mar, un tiburón, una medusa, un pececito mandarín y una orca ya que nunca me dejaste prohijar, lo hago para no sentirme tan solo allá, conste, también estaba pensando en llevar la parte de un arrecife y una que otra cosa que se me ocurra mientras guardo lo demás. —contestó con simpleza.
Joongki asentía con su ceño fruncido a nada de aceptar lo pedido.
—Tae, bonito. —llamó el azabache —Es imposible que llevemos todo eso y lo tengamos en casa.
—¿Por qué? —preguntó, ladeando su cabeza —Papá tiene muchos carruajes y el caballito de mar, el tiburón, la medusa, el pez mandarín y la orca se desplazan por sí solos.
—No tengo donde meter una orca.
—¡Pero sería una bebé!
—Miden más de dos metros.
—¡Nada solita!
—¿Y en tierra firme como haremos?
—Que la cargue Nam y ya.
Los presentes vieron al capitán que estaba con los brazos cruzados.
—No pienso cargar más de 200kg. —negó, cerrando sus ojos y haciendo sus labios una línea fina.
Taehyung vio suplicante al humano, y aunque Jungkook sentía que el corazón se rompía en mil pedazos ante la imagen, tuvo que negar.
—Puedes llevar tu baúl y dentro de él metes lo que quieras, pero en serio no podemos llevar lo demás.
—¿Ni mi cama? —cuestionó con un leve puchero y el contrario negó —Bueno, sálganse todos, quiero estar solo.
Las criaturas intercambiaron miradas y salieron de la habitación.
—Tú también. —le dijo a Jungkook, con los ojos cristalizados.
Pero antes de que el azabache se levantara, lo abrazó fuerte y repartió una hilera de besos por todo su rostro.
—Iré en breve. —le murmuró, para después tomarlo de las mejillas y jalarlo, uniendo sus labios de una manera ruda.
—Está bien, Azulito. —consoló, depositando besos en el dorso de ambas manos y un último en la despejada frente.
Cuando se separaron, el rey le brindó su brazo al menor para ayudarlo a movilizarse con más facilidad.
—Tú y yo, tenemos una plática pendiente. —destacó el monarca, llevándolo al lado opuesto de donde se dirigían los demás.
—Taehyung es muy berrinchudo y de su tema, por eso es mejor darle su espacio cuando lo pide. —explicó el rey con tranquilidad, ingresando a lo que parecía un salón repleto de cuadros en mosaico —Primero hablaremos, después podrás ver todo lo que gustes de la habitación y aclare cualquiera de tus dudas. —indicó, al ver al menor un tanto distraído por el lugar.
—¿Me matará? —dudó, seriamente.
El peliazul frunció su ceño —Jamás haría eso, eres la pareja de mi hijo.
—¿Entonces?
—Quiero saber de ti, las intenciones que tienes con mi hijo y, sobre todo, cómo lograste tener las 13 piezas para el cortejo. —explicó, sentándose en una roca blanca en forma de silla, decorada con trozos de lapislázuli.
El mayor movió casi de manera nula su tridente, ocasionando que una roca se posicionara frente a él; cambiando su forma mágicamente a la de una silla.
Jeon más que asombrado estaba nervioso, bajó su mirada mientras tomaba lugar, sentándose en la silla que acababa de crear y estuvo un par de segundos cuestionando lo que respondería.
—¿Qué quiere saber específicamente?
—Nombre, ocupación, tu vida en general.
—Mi nombre es Jeon Jungkook, estudié medicina, pero no ejerzo, mi papá me dió empleo en su empresa, aunque por mi irresponsabilidad me corrieron de ahí y me mandaron aquí como castigo para madurar. —el rey asentía, mientras lo escuchaba atentamente —No quise cortejar a Taehyung. —murmuró.
—¿Qué?
—No quise cortejarlo. —repitió —Lancé unas piedras que tenía mi tío en su barco y por obra del destino, él las recibió. —confesó —Pero independiente de eso, su hijo es más que mi prioridad ahora, no sólo por el cortejo ni el emparejamiento; sino que lo poco que he convivido con él, me aseguró que es con quien debo estar.
—No lo conoces.
—No. No lo hago. —admitió —Y por eso quiero permanecer a su lado, sin importar que eso me cueste la vida o la de otros. Taehyung es el ser más genuino y precioso que he conocido, mi vida antes no tenía sentido y hasta que estuve con él sentí que mi corazón latía como tendría que haberlo hecho desde que nací.
—¿No has pensado que puede gustarte sólo por ser un tritón? Alguien ajeno a tu especie y a la humanidad en sí. No fui a ninguna clase sobre humanos y evito prestar atención a todo lo que hablen sobre ustedes, pero aún así, tengo entendido qué hay algunos perversos.
—De ninguna manera, el hecho de que sea un tritón no cambia lo que siento, ¿sabe? Es algo inexplicable que ni siquiera sé si se puede denominar como amor porque no estoy familiarizado con el concepto. Taehyung tiene algo, algo que lo hace especial, algo que me hace quererlo, que me vuelve curioso sobre su vida, sus gustos, sus miedos, sus sueños, tiene algo que me hace delirar cada que lo veo.
—¿Estás seguro? —preguntó, viéndolo directamente a los ojos de manera amenazante, sosteniendo tu tridente con fuerza, lanzando chispas y creando un ambiente espeluznante.
—Taehyung está más allá de mi imaginación. —declaró, sin despegar su mirada dirigida sin temor al rey.
El mayor asintió lentamente y reposó su espalda en su silla —Puedes decirme Joongki. —dijo, con una sonrisa elevando su mano para estrecharla junto con la de su yerno.
Para Jungkook fue inevitable no sonreír y dar su mano.
Joongki volvió a mover su tridente e incontables piezas de serendibita se incrustaron alrededor de la silla donde el menor estaba.
El humano se impresionó, pero aún así dirigió su vista a los mosaicos que adornaban las altas paredes.
—¿Quieres verlos? —propuso Song y el contrario aceptó sin dudar.
Ambos se levantaron y el menor volvió a tomar el brazo de su suegro para apoyarse.
—Te mostraré los más recientes. —dijo, movilizándose hasta dónde había un cuadro gigantesco con dos tritones y dos sirenas.
Ambos tritones eran cabello verde y ambas sirenas eran castañas.
—Ese es Kim Doyun y ella es Kim Hyori, mis suegros. —señaló a los mayores que estaban enfrente —Los que están atrás son Kim Namjoon y Kim HyeKyo, la madre de Taehyung.
—Taehyung es como una mezcla de ustedes.
—Es una mezcla mejorada. —bromeó el mayor —La madre de Taehyung murió de una enfermedad desconocida cuando él tuvo su décimo cambio de escamas, ningún ser en el mar pudo curarla. —relató con tristeza en su voz —No sabes cuánto la extraño.
Jungkook palmeó el hombro brindándole consuelo —Lo lamento.
—No te preocupes, después de años, es más fácil pensar que al menos descansa. Cuando ella y yo nos emparejamos, fue algo inesperado, llevábamos años de amigos, y yo pensaba cortejarla cuando ella tuviera 20 cambios de escamas; pero algo pasó y tuve que adelantar todo.
—¿Por Taehyung? —preguntó curioso y el rey negó.
—La cortejé cuando apenas teníamos 15 cambios de escamas. Su papá la quería obligar a emparejarse con un tritón de otra zona, ¿por qué? Nunca lo supimos; pero recuerdo que ella llegó llorando a mi morada pues resulta que el dichoso tritón había llegado con todas las piezas dispuesto a cortejarla; yo apenas tenía 4 de las 12, y al verla así, más la situación seria, tuve que ofrecerlas sin pensar mucho, sólo sabía que quería estar a su lado. Ella aceptó y de una burbuja protectora sacó las piezas restantes. Se las había robado al tritón. —recordó riendo.
—¿Cómo reaccionaron todos?
—Enloquecieron. —respondió —Ese mismo día, cuando íbamos camino al palacio a decir la noticia, el pez dorado pasó frente a nosotros. Éramos jóvenes y tontos. Solo bastó un intercambio de miradas para decidir seguirlo; por ende, cuando llegamos al rey, Taehyung ya estaba formándose en el vientre de mi amada HyeKyo.
—Y se queja por un oral. —balbuceó, frunciendo su ceño.
—¿Qué?
—Nada. —contestó con una sonrisa, achicando sus ojos —¿Ella era la mayor y por eso usted es el rey?
Joongki negó —Namjoon es mayor por meses, pero declinó al puesto por una depresión que tuvo; duró más de dos años en cama y cuando se levantó, se enlistó para llegar a ser capitán. El trono lo tomé cuando cumplí 22 cambios de escamas, fue cuando los abuelos de Taehyung murieron, tres años después fue cuando falleció HyeKyo.
—Debió ser duro para usted lidiar con tanto.
—No te lo niego; desperté una mañana siendo el joven tritón rebelde que faltaba a clases, por la tarde estuve emparejado, por la noche me dormí siendo padre; todo pasó demasiado rápido, después solo volví abrir mis ojos y esta vez era el rey, con un hijo precioso y mi amada esposa; ni siquiera me di cuenta y heme aquí, el mismo rey, pero viudo y charlando con la pareja humana de mi hijo que en un par de horas saldrá del océano en busca de su felicidad.
—También fui feliz aquí. —habló Taehyung, acercándose a su padre para abrazarlo —Omitiendo las veces que me insistías en emparejarme, claro está.
Joongki sonrió y aceptó el abrazo.
—Lamento eso. —se disculpó.
—Agradezco que abajo del agua no se vean mis lagrimas. —confesó el humano con sus ojos rojizos por llorar ahí.
—Oh, santo Mar, te mostraré el mosaico que siempre me hace llorar. —avisó Joongki, jalándolo hacía un cuadro enorme.
En la imagen estaba la mamá de Taehyung cargando un bebé tritón gordito de hebras azules, atrás de ellos estaba Joongki, abrazando a su esposa por la cintura; yacían sentados en una sola roca y como fondo se relucía el palacio.
—Fue el primer mosaico que tuvimos en familia; Taehyung tenía apenas 3 meses. —informó con un nudo en la garganta —En ese entonces, nadie nos hablaba, a excepción de Namjoon, quien robó el tridente de su padre y obligó al grupo de artistas que nos plasmaran en un cuadro gigantesco, apenas terminaron, también obligó a los soldados colocarlo aquí; el rey se enfureció tanto que se negó a heredarle el diente de megalodón que tanto anhelaba, ni siquiera lo dejó mirarlo. —contó, divertido —¡Taehyung era tan pequeño! No sabes el pánico que me daba cargarlo. —exclamó con brillo en sus ojos, sin perder de vista la imagen —HyeKyo estaba tan joven y saludable. —notó con voz nostálgica.
El whaleman destruía todo a su paso, el tenue olor a traidor estaba impregnado en sus fosas, pero por alguna extraña razón no podía seguir el rastro.
Por otro lado, Hoseok nadaba lo más rápido que podía hacia el lugar más cercano a tierra firme y así, poder sacar al soldado agonizante.
Mientras el cilophyte se debatía su vida salvando al joven Choi, un grupo de diferentes criaturas se desplazaban tranquilamente hasta el campo Amloa.
Wooshik y Rosé conversaban alegremente con el maestro Bogum, tenían décadas sin verse.
Momo y Tzuyu intercambiaban un par de palabras, su conexión era algo extrada porque ambas eran de pocas palabras.
El rey y el sanador mantenían una discusión donde el primer mencionado se disculpaba por haber mandado al calabozo a la señora Jung, quien decidió quedarse en el palacio, pidiéndole al mar que todo saliera bien.
Jungkook era firmemente tomado por el príncipe, que no dudaba en soltar sonrisas y miradas coquetas hacia su humano y viceversa.
Y el capitán Kim, desde atrás, sólo se aseguraba que los demás estuvieran a salvo, mientras jalaba el baúl de su sobrino.
No bastó mucho tiempo para ingresar al lugar esperado.
Jeon se quedó boquiabierto ante él.
La iluminación era magnifica dado que estaban más cerca de la superficie, la arena estaba decorada por muchas piedras preciosas y peces coloridos.
—¿Cómo es que los humanos no han llegado arruinar esto? —dudó el azabache, pasando sus dedos por un llamativo arrecife.
—Las personas de esta zona respetan al mar, pero lastimosamente no a nosotros, las criaturas que habitamos en él; en mi niñez, venía seguido, pero tuve un problema un tanto complicado gracias a ellos. —relató, con voz tranquila.
—¿Problema? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
—Cuando Tae tenía apenas 1 cambio de escamas era bastante gordito e inquieto, por eso cuando venían, HyeKyo, al no poder cargarlo por mucho tiempo lo sentaba arriba de unas piedras que estaban afuera del agua; a las personas de aquí les encantaba verlo e incluso jugar haciéndole muecas con una distancia prudente. —relató el Rey, sumándose a la conversación.
—Hubo un día en donde Joongki no pudo acompañarlos y vine yo en su lugar, apenas nos asomamos a la superficie, algo no andaba bien, las personas nos miraron y empezaron a llegar mas personas. —agregó Namjoon, acercándose —Al principio, no le tomamos importancia, pero mientras los más pequeños jugaban, los adultos no les quitamos los ojos de encima. En ese entonces, Taehyung estaba siendo cargado por mi hermana justo aquí, pero él estaba insistiendo en salir a la superficie que se le escabulló de las manos y nadó hasta ahí. Afortunadamente HyeKyo lo alcanzó antes de que sacara su cabeza.
—Pero sólo bastó un puchero y pestañeos con sus ojitos cristalizados para lograr que mi esposa concediera sus caprichos y lo alzara para sentarlo en la roca de siempre.
—Apenas fue colocado, los humanos jadearon al verlo; a Taehyung le fascinó la atención y empezó a aplaudir, creando burbujas con sus rechonchas manos, mientras mostraba los dos dientes que le habían crecido. La imagen era encantadora, pero por desgracia los humanos sacaron unas cajas negras con lentes enormes y empezaron atacar —dijo con desgano —Luces blancas, una tras otra empezaron a salir de los artefactos, los niños más grandes de sumergieron por instinto, las luces eran tan fuertes que llegaron a quemar nuestras pieles, mi hermana fue cegada momentáneamente y retrocedió, haciendo que todos los resplandores llegaran sin problema a Taehyung, yo actué rápido y los sumergí a ambos, pero ya había sido tarde. Mi hermana recuperó rápidamente su porte y visión, pero él parecía estar hipnotizado.
—Los ojos de mi pequeño Tae eran de un azul oscuro e intenso cuando nació, pero luego de ese acontecimiento se aclararon en demasía. —comentó Joongki.
—Estuve día y noche intentando curarlo completamente. —dijo el sanador —Sólo logré que recuperara su vista, pero no su fortaleza ocular, siendo mucho más sensible que todos nosotros ante cualquier luz.
—Al pasar de los años he podido mejorar poco a poco, por eso tengo tantas tonalidades en mis ojos. —murmuró el príncipe apenado.
Jungkook se detuvo y colocó su mano en la mejilla del tritón para hacerlo girar y verlo con claridad.
Ahí estaban, esos perfectos orbes que tanto adoraba por sus incontables tonos azulados eran producto de daños que recibió de una bola de imbéciles.
—Debe ser duro saber que lo que te gustaba de tu pareja es algo con lo que no nació. —supuso bajando su vista por la vergüenza y el mayor colocó su otra mano en la mejilla restante y lo atrajo para depositar un beso por encima de aquellos párpados cerrados.
El príncipe abrió sus ojos y sintió ganas de llorar al ver la expresión de su pareja.
—Pueda ser que no naciste con esa tonalidad, pero tú lograste tenerla, Azulito; a pesar del arrebato que te hicieron, gracias a tu perseverancia en querer ver con claridad sin importar la iluminación, creaste los ojos más perfectos que cualquiera mataría por apreciar, aunque sea un milisegundo. —expresó con honestidad.
—Cada vez me siento tan sola. —se quejó la manya.
El rey asintió en acuerdo y se puso firme para dar las siguientes órdenes.
—Necesito que se posicionen uno al lado del otro, con una distancia de al menos un metro. —indicó, y las criaturas hicieron lo ordenado.
Jungkook se desplazó y tomó un tentáculo del sanador para mantenerse en su lugar.
Joongki elevó su tridente, del cual empezó a ser rodeado por un cegador brillo dorado.
—¡HEY! —gritó una voz a lo lejos.
Todos vieron hacia la dirección, encontrándose con una bola de algas.
Las plantas de dispersaron rápidamente, mostrando a Hoseok con lo que parecía un cadaver.
—¡Soobin! —chilló Rosé, nadando hasta ellos.
Hoseok frunció su ceño y cuando la sirena estaba a punto de tocar al soldado lo movilizó hacia otro lado.
—¿¡Tú qué haces aquí!? —preguntó el brujo con disgusto.
—¿¡Y tú qué haces con Soobin!? —contraatacó.
—Sus dramas, para luego. —interrumpió el sanador, arrebatándole a Choi a su hijo —Mierda, si estás mal. —murmuró, tomando la mejilla del joven.
Soobin ni siquiera pudo balbucear.
Taehyung apretó su agarre a Jungkook, completamente asustado.
—¿Qué hacemos? —preguntó el rey, viendo al muchacho.
—Tiene que convertirlo en humano, majestad. —contestó Seojoon —Ya no hay escamas en su cuerpo, su piel está más que delicada y vea su estado, está a nada de ser solo huesos. Convertirlo en humano es la única solución para que no muera.
Y era cierto, el tritón estaba en un estado extremadamente delgado, cada hueso se notaba por su piel, la herida de su pecho se veía más que horrible, de ella brotaba un líquido negro que no se mezclaba con el agua.
—Tiene que hacerlo ahora majestad. —indicó —El whaleman lo está sintiendo.
El rey aceptó de inmediato.
—Convierta a Hoseok al mismo tiempo. No sabremos cómo reaccionará cuando despierte como humano.
—Soy un cilophyte, yo puedo tener piernas. —dijo el pelinegro, ganándose un doloroso golpe de su hermana.
—¡Serás idiota! —regañó la menor —Solo podemos tener piernas por horas, el rey te dará por más tiempo.
—¡Es que no me explican! —se quejó, sobando la zona herida.
—La pelea para después. —indicó el monarca.
El sanador colocó a Soobin al par de Hoseok para después intercambiar miradas con el rey y asentir al mismo tiempo.
Joongki elevó su tridente, del cual empezó a ser rodeado por un cegador brillo dorado. Cerró sus ojos y con la parte apical del mágico objeto apuntó los pterúgious contrarios.
Un cosquilleo extraño invadió la parte inferior de ambos, sentían como sus huesos tenían pequeños espasmos y como su pterúgiou empezaba a picar.
El rey sentía su cuerpo temblando, cerró sus ojos y cuando los abrió eran completamente dorados.
El tridente se detuvo enfrente de uno a uno, sintiendo como estaban presenciando la transición.
Hoseok en fue el primero en ser rodeado por aquel brillo dorado, los tentáculos se unían uno con otro, dando forma de dos piernas humanas.
Cuando el brillo rodeó a Soobin, hizo que éste jadeara y sintiera como su piel se desprendía de una manera dolorosa para ser cambiada de manera instantánea por una capa de dermis de su nueva especie; su cabello también fue cambiado por gruesos mechones rubios, abrió sus ojos que ahora también poseían un color amarillo intenso; su larga pterúgiou se separó en dos, creando sus piernas.
El brillo se esparció hasta combinarse con el agua que los rodeaba.
Ambos seres habían cambiado.
Uno ahora tenía piernas humanas y el otro era un humano.
Los presentes quedaron boquiabiertos viendo la desnudez que poseían.
Y Jungkook al notarlo, tapó los ojos de Taehyung con su mano.
—¡Jungkook! —se quejó el príncipe.
—No es nada interesante, mi amor, son solo dos humanos y tú tienes uno con el que compartes un anillo, recuérdalo. —respondió, aguantando las palmadas que le daba el peliazul para que lo dejara ver.
—Déjame ver. —exclamó, apartando la extremidad de su pareja, instantáneamente jadeó al ver a Soobin y a Hoseok, pero ambos fueron desplazados a la superficie, empujados por el mismo rey hacia tierra firme —¡Papá, yo quería ver!
—No es cierto, no querías. —molestó el humano, estrujándolo entre sus brazos.
Cuando el azabache empezó a dar pequeños besos por toda la mejilla y cuello, fue inevitable para menor no reír por las cosquillas.
—Bien, no quería. —dijo, elevando sus hombros, con su sonrisa geométrica al sentir que su pareja no paraba de demostrarle afecto.
—Ahora ustedes, por favor. —pidió el sanador.
Las criaturas formaron una fila y el rey de forma automática hizo la misma acción.
El tridente brilló al igual que ellos; Jungkook miraba incluso más fascinado la escena, teniendo su mano sobre el tentáculo del sanador para mantenerse en el lugar.
Al ser 7 personas, el brillo era mucho más grande, ocasionando que el humano y el sanador cerraran sus ojos por el resplandor.
Un cosquilleo invadió a las criaturas al igual que el rey.
Uno a uno fue consiguiendo su par de piernas.
El rey frunció su ceño al percibir el cambio sólo de 6 de ellos.
Un par de segundos bastaron y los seres fueron empujados a tierra firme.
El sanador jalo al humano hacia la misma dirección, seguidos por el rey que volvía a su apariencia habitual.
Apenas Taehyung quiso abrir sus ojos, chilló ante el ardor en sus orbes.
Jungkook lo escuchó y se desplazó rápidamente hacia él.
—¡Azulito! —gritó cuando estuvo cerca, colocando sus manos sobre las cejas del menor, para evitar que todo el resplandor le dañara —Ábrelos con cuidado, precioso, hazlo lento.
El príncipe hizo caso, lentamente con parpadeos débiles. Como primera imagen, vio la preocupación plasmada en su pareja, sus cejas algo arcadas, sus lados semiabiertos y su cabello húmedo cayendo sobre su frente.
Taehyung le sonrió y Jungkook hizo lo mismo.
—¿Estás bien? —le pregunto sin perder su interés y el contrario dirigió su vista hacia sus piernas.
—Se siente raro, pero estoy bien. —contestó elevando sus palmas para colocarlas donde las tenía Jeon.
—¿Seguro que puedes solo? —cuestionó y el peliazul asintió.
Jungkook se puso de pie, dándole más sombra a su pareja, permitiéndole gozar más.
Taehyung volvió a ver sus piernas y vio mover los dedos que poseían sus...
Que poseían sus...
—Pies. —dijo Jeon, al notar el gesto de confusión que invadía el rostro de Kim —Esos son tus pies.
El príncipe rio ante eso —No lo recordaba, pensé que se llamaban panos o algo así. —confesó.
Kim flexionó sus piernas y sonrió al sentir los granitos finitos debajo de sus pies.
—Son como manos. —dijo, enterrando sus dedos entre la arena.
—¡Una mierda, no siento mis piernas! —gritó Namjoon —¡Me las acaban de dar y están horribles! ¿¡Y por qué mierda me diste cuatro, Joongki!? Todas raras. —se quejó, propinándoles un golpe.
—¡Dos son las mías, idiota! —gritó una voz debajo del capitán —¡Quítate! —se removió, tirando al mayor a un lado.
—Con razón sentía la arena muy aguada.
—Estabas en mi estómago, ¿qué esperabas? —bufó, quitándose la arena de la espalda.
—¿Y Soobin? —preguntó Rosé, escondiéndose detrás de Momo, quien estaba realmente cómoda con su desnudez.
—Ese ingrato se despertó, me pegó bien fuerte y caí, y justo cuando quise levantarme, me cayó este encima. —señaló a Namjoon, quien lo vio mal.
—¡Santo Mar! —chilló Taehyung, asustando a todos.
—¿¡Qué pasó!? —escupió Jeon de inmediato.
—¡Mira mi peni! —lloriqueó, señalando —¡Yo quería uno como el tuyo! —el azabache lo vio confuso —Uno grande y grueso. —señaló.
Todos lo presentes jadearon viendo al huamno, quien no tardó en ponerse rojo de la vergüenza.
—Yo lo veo normal. —dijo Tzuyu, ladeando su cabeza y Taehyung negó efusivamente.
Jeon frunció su ceño al notar que ahora todos miraban la intimidad de su Azulito; así que se quitó su camisa y se la colocó rápidamente.
—Concéntrense en sus cuerpos.
—¡Mi baúl! —recordó el príncipe.
—¿Es este? —preguntó Soobin, algo alejado de todos, sentado a un lado del artefacto.
Fue entonces cuando el aire abandonó los pulmones de casi todos.
Choi Soobin, el soldado tritón era un completo humano.
—¡Soobin! —saludó Rosé sin salir de su escondite —Tae, dime que trajiste telas para vestirnos. —pidió y el peliazul se hizo el desentendido.
Namjoon bufó y se levantó, para dirigirse hasta el joven rubio.
—Choi. —saludó, brindándole su mano.
—Capitán. —reconoció, estrechándola —Aunque no sé si deba decirle así, soy un humano ahora.
—Estés o no en el agua, sigues siendo un soldado. —le dijo el mayor.
El menor asintió, aún con desgano —Majestad. —llamó y Joongki, desde el mar lo vio de inmediato —¿Hay alguna manera de volver al mar? —preguntó con esperanza.
—No que yo sepa. —contestó el rey, apenado —¿Seojoon? —cuestionó por ayuda.
El sanador negó —Lo siento, pero no.
Woozi fue el primero en salir del búnker.
El espacio estaba especializado para avisar si no había movimientos de desastres, y por fortuna hace horas decía que no había nada más que tranquilidad.
Apenas el infante se paró en la tierra, estiró sus extremidades con libertad.
—¿¡Hay algo nuevo!? —gritó Yoongi desde adentro.
—¡No! —respondió viendo su alrededor —¡Pero todo quedó hecho una mier-
—¡JEON WOOZI! —detuvo Jimin, saliendo del búnker —¿Qué ibas a decir?
—Miseria, eso iba a decir. —interrumpió Yoongi, saliendo de igual manera, cargando a Bambi.
—No es cierto, iba a decir que todo quedó hecho una mierda. —dijo el infante, frunciendo su ceño.
Jimin abrió su boca y sus ojos, incrédulo —¿Y tú desde cuándo te expresas así?
—Papá dice que las personas que maldicen viven más.
El peligris mayor frunció su ceño y se agachó un poco para quedar frente a frente con su hijo.
—No creas todo lo que papá te dice, bebé. Porque si yo me entero que él te está sigue enseñando a maldecir todo, verás que es mentira sobre qué viven más. —dijo seriamente.
El infante asintió efusivamente.
—Iré por mis binoculares. —habló y se metió corriendo al búnker, escapando de su progenitor molesto.
Yoongi fingía demencia, con una mano en su barbilla viendo lo interesante que parecía el tallo de un árbol que estaba cerca.
—No me obligues a obligarte a que me mires, Jeon Yoongi.
Apenas terminó la oración, lentamente el castaño giró con una sonrisa en su rostro.
—¿Alguna vez te dije que te amo? —cuestionó.
—Muchas. —respondió cruzándose de brazos —Pero no por eso debes permitir que Woozi se exprese así.
—Sólo son palabras, cariño. —dijo, acercándose, para tomar la cintura de su pareja y empezar acariciarlo.
—No son las palabras, es cómo las utiliza. Recuerda que es un Haien, si dice eso de broma al mar, el océano se encargará de ahogarlo por insultarlo.
—Está bien, prometo enseñarle eso.
Park sonrió y colocó sus manos sobre las mejillas del mayor.
Yoongi no se resistió y se acercó para besarlo castamente.
—¡Regresé! —gritó Woozi con los binoculares colgando en su cuello —¡Iré a verificar que no haya intrusos en la zona! —avisó, mostrando su escopeta de juguete —¡Vamos, Bambi!
El niño salió corriendo, tomando al crustáceo entre sus manos para avanzar más rápido.
—¿Ya vamos a tu casa? —pidió Taehyung a su pareja.
Jungkook antes de asentir, analizó el lugar donde estaban.
¡Podía ver la mansión desde ahí!
—Vamos. —dijo, con una sonrisa.
Jungkook tomó las manos del príncipe y lo ayudó a levantarse con sumo cuidado.
Taehyung se tabaleaba sin poder usar por completo el soporte de sus piernas.
—Vamos, tú puedes. —animó el azabache.
El peliazul frunció su ceño y por la parte lateral de su boca, asomó la punta se su lengua, como gesto de concentración.
La parte inferior estaba bien apoyada, pero le costaba enderezar la parte media de sus piernas.
—¡Esto es frustrante! —chilló, desesperado porque no le salía a la primera.
Jeon no esperó mucho, se movilizó para tomarlo entre sus brazos y cargarlo como el príncipe que era.
—¡No estés bromeando, déjalo que aprenda a andar! —gritó el capitán desde su lugar.
—Le enseñaré después, pero si él quiere que lo cargue de por vida, lo haré. —anunció, entrecerrando sus ojos.
Taehyung sonrió, sintiendo ruborizarse y colocó sus brazos sobre el cuello de su pareja.
—Quiero despedirme de mi papá. —le dijo, señalando a su progenitor que estaba viendo la escena con sus ojos cristalizados.
Jungkook sin protestar, se dirigió hacia él, dejando atrás a las criaturas que luchaban por ponerse de pie.
Tzuyu y Hoseok lo hicieron sin problemas, estaban más que acostumbrados a tener piernas de vez en cuando.
Namjoon fue el primero en pasarse, cuando se dirigió hasta Soobin hace poco; sólo tuvo que analizar, pensar y ejecutar, no era muy difícil en realidad.
—¡Esto es imposible! —gritó Wooshik, intentando levantarse, usando al maestro Bogum como soporte.
La cecalea se acercó a la sirena y a la manya. Se colocó en medio de ellas y las tomó de la cintura para levantarlas al mismo tiempo. Ambas geminas primero tambalearon.
—Piensen en darse soporte, primero. —aconsejó la pelinegra. Haciéndole caso a Tzuyu, lograron estar de pie de manera firme. —Ahora muevan su pierna izquierda, se mantienen y mueven la derecha.
Mientras ellas tenían éxito por seguir instrucciones, los machos se encontraban en una situación infernal.
—¡Arriba! ¡Ustedes pueden! ¡Vamos, vamos! —gritaba Hoseok, aplaudiendo a los dos tritones tirados de cara en la arena —¡Siempre espero más de ustedes! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Arriba! —animaba para que se pararan por su cuenta.
Namjoon y Soobin intercambiaron miradas juzgadoras, al mismo tiempo que el sanador tenía su cara de disgusto y decepción viendo la escena.
—¿Cómo te sientes? —cuestionó Joongki, cuando la pareja estuvo cerca.
—En general bien, pero la sensación de piernas es extraña. —confesó —Es como tener dos pterúgious pero más duros. ¿Y tú?
—Un cosquilleo superficial en mi mano, pero después de eso, todo bien. —respondió, para luego ver al azabache —Si me entero de que le haces algún tipo de daño, no dudes que saldré de estas aguas, te encontraré donde sea que estés, cortaré tus piernas en miles de pedazos que te obligaré a comer junto con tus manos, te hundiré en aguas densas llenas de animales hambrientos y cuando estés a punto de morir, te curaré, te arrancaré la piel que recubre tu cara y veré la forma de metértela por un oído y sacártela por el otro. —anunció con una sonrisa.
—Si lastimó a Taehyung no dudaré en venir a buscarlo para que me torture mil veces peor que eso. —aseguró el humano.
El mayor asintió contento —Cuídalo.
—Con mi vida.
—¿Entonces? —le dijo a su hijo, quien se abalanzó abrazarlo con líquido formando perlas bajando por sus mejillas.
—Te amo mucho. —susurró —¿Seguro que estarás bien solo?
El rey lo apretó contra sus brazos —Yo te amo más, mi pequeño Tae. —destacó —No te preocupes, Seojoon y Minyoung me harán compañía.
El príncipe salió del abrazo y vio al sanador, quien asintió con expresión tranquila, sabiendo lo que él menor le pediría.
Jungkook tomó suavemente la cintura de su pareja y lo atrajo hasta él para volver a cargarlo.
—Nos vemos luego. —se despidieron ambos peliazules en unísono, ocasionando que rieran.
Tae elevó su mano y la agitó de lado a lado despidiéndose.
El menor se dio la vuelta y volvió a caminar hacia la playa, sin evitar mirar con su ceño fruncido la escena que le brindaba la "tropa de peces exploradores".
Las féminas parecían caminar, pero no flexionabais sus piernas, haciendo que se vieran sumamente duras.
Wooshik y Bogum habían logrado ponerse de pie, pero sus piernas parecían gelatina.
—¿A dónde iremos? —preguntó Hoseok, colocando una de sus manos en su cadera.
—A esa casa de ahí. —respondió Jeon, señalando la gran mansión color beige que se veía por encima de los árboles.
Taehyung se recostó en el hombro del menor y un bostezo se hizo presente, mientras sentía sus ojos pesados.
—¿Moriré? —cuestionó, cerrando sus orbes.
Jungkook negó —Sólo tienes sueño; duerme un poco, Azulito. —murmuró.
El príncipe asintió y se acurrucó más en el cuerpo tibio de su pareja.
Hoseok asintió y aplaudió, empezando su andar. Tzuyu, sosteniendo a Rosé y Momo, lo siguieron. Detrás de ellas iban Soobin y Namjoon despreocupados, mientras Wooshik y el maestro Bogum hacían lo que podían para avanzar.
Woozi había subido a una palmera.
Algo que adoraba del búnker es que tenía todo tipo de material, por ende, usó su vigilancia como excusa para poder utilizar el equipo para escalar árboles.
—¿Ves algo inusual? —preguntó el infante con los binoculares en sus ojos y Bambi parado sobre su grisáceo cabello.
Movía su cabeza lentamente analizando la zona, también dando vuelta alrededor del tallo para no perderse de nada.
Sólo había desastre; techos de quioscos por aquí, bancas encima de árboles por allá, los postes de energía estaban tirados; la catástrofe no duró casi nada, por ende, no fueron muchos desastres.
—Woo, mi amor, ¿no quieres bajar ya? —preguntó Jimin, sentado viendo a su cría concentrada.
—¡NO, MAMÁ! ¡AÚN ME HACE FALTA VER LA PLAYA! —gritó, moviéndose lentamente para no dejar caer a Bambi.
—¿Por qué grita? Estamos literalmente abajo de él. —se quejó Yoongi, poniendo su cabeza en el hombro del peligris.
Park le pegó en la pierna —Déjalo ser feliz.
Woozi tampoco veía algo en la pla-
Un momento.
El infante sacó sus binoculares, talló sus ojos y volvió a ponerse el objeto para ver claramente.
—¿Estás viendo lo mismo que yo? —preguntó estupefacto al cangrejo, quien tiró un poco de su cabello.
Un grupo de personas desnudas se dirigían hacia aquí.
—¡MAMÁ, HAY GENTE DESNUDA EN LA PLAYA! —gritó, relatando lo que veía.
—Son nudistas.
—¡PAPÁ, NO SABEN CAMINAR!
—Están drogados.
—¡ES JUNGKOOK!
—No me sorprende. —admitió el castaño, despreocupado.
—¡ESTÁ CARGANDO ALGO!
Ambos adultos intercambiaron miradas frunciendo su ceño.
—Oh, wow, espera. ¡¡¡ES TAEHYUNG!!!
Jimin y Yoongi se pusieron de pie rápidamente.
—¿¡TAEHYUNG!? —gritaron en unísono.
—¿El príncipe tritón? —cuestionó el mayor y Woozi asintió efusivamente, casi dejando caer a Bambi.
—¡Es él! ¡El chico lindo! —confirmó —¡Pero no tiene su pterúgiou!
—¿¡Se lo cortaron!? —jadeó el castaño.
—¡No! —negó de inmediato —¡Tiene piernas!
—¿¡Piernas!? —exclamó Jimin, frunciendo su ceño.
Velozmente sacó sus garras y subió la palmera.
—¿Me los prestas? —pidió y Woo le dió los binoculares.
Jungkook efectivamente venía cargando a Taehyung, seguido de muchas personas desnudas.
—Increíble. —murmuró, atónito.
Yoongi con envidia, intentó hacer lo mismo que su pareja, pero no llegaba ni a la mitad del árbol.
—¡Yo quiero ver! ¡Súbanme! ¡Woo, baja y dame esa cosa! —gritó, quejándose.
Jimin bajó de un salto, cayendo de pie sin problemas a un lado del castaño.
A Woozi le brillaron los ojos y se lanzó sin pensarlo para caer de esa manera tan cool.
Lástima que calculó mal y cayó fuertemente encima de su padre.
—¡Santo Mar! —jadeó Park, levantando a su cría de encima de su pareja —¿Estás bien, amor? —le pregunto a Yoongi, quien elevó su mano y mostró su pulgar.
—¿¡Qué tanto metió Taehyung aquí!? —se quejó Namjoon, empujando el baúl con ayuda de Soobin.
—¡Shh! Está durmiendo. —lo calló Jeon.
—Esto es fascinante. —exclamó Momo viendo la zona.
—Hay mucho verde aquí, y el sonido, escucha. —indicó Wooshik, para que guardaran silencio y apreciaran las aves.
—Todo es más grande de lo que me imaginé. —exclamó el maestro.
—La verdad está bien cuestionable, hace poco vi una silla encima de un árbol. —indicó el brujo —Pero me siento tan libre y fresco. —confesó Hoseok.
—Es porque estás desnudo, genio. —le recordó Tzuyu.
El pelinegro jadeó y colocó sus manos sobre su intimidad.
—¡Tienen que taparse! —les dijo a todos —Son sus zonas íntimas las que andan enseñando.
—Lo sabemos, Hoseok. —respondió el capitán —Pero no tenemos con qué.
—De no ser que Taehyung haya traído prendas. —murmuró Momo.
Todos intercambiaron miradas, pero Namjoon negó —Les recuerdo que sólo Taehyung puede abrirlo y Jungkook nos está dejando atrás, justo ahora.
—¡Pero tenemos que cubrirnos con algo! —se quejó Rosé.
—Usen plantas y ya. —aconsejó Jungkook, acercándose a ellos.
—¡ESTÁN DAÑANDO LAS PALMERAS DE LA PLAYA! —gritó Woo.
—¡Woo, ya me cansé, bájate!
—¡ES POR EL BIEN DE TODOS PAPÁ! ¡SI NO ESTUVIERA AQUÍ NI HUBIERA VISTO CÓMO ESTÁN DAÑANDO LA FAUNA!
—¡Deja de gritar, estoy literalmente abajo tuyo! —exclamó Yoongi, sosteniendo las pantorrillas de su hijo que se encontraba parado sobre sus hombros.
—Es flora, bebé. Iré a buscarlos. —avisó Jimin, cargando a Bambi, caminando a la dirección donde suponía venían las criaturas.
—¡Iré contigo! —gritaron ambos Jeon en unísono
Woo se lanzó, cayendo de rodillas en la tierra, pero se levantó rápidamente, corriendo hacia su madre, seguido del mayor.
—¿Me veo bien? —cuestionó el maestro, dando vueltas, mostrando su traje.
—¡Todos se ven genial! —chilló Rosé, emocionada admirando sus creaciones.
Las criaturas fueron vestidas por la rubia, que utilizó hojas de palmeras para cubrirlos y con las mismas, las ató en la cintura y pecho para sostenerlas.
Jungkook aguantó la risa, teniendo a Taehyung acurrucado entre sus brazos, viendo lo curiosos que se miraban todos.
—Mira, Jeon, también hice esto para Tae. —habló Rosé, brindándole lo que parecía una gorra hecha con hojas —Con esto, sus ojos no dolerán cuando despierte. —dijo, culminando con un bostezo.
—Gracias, Rosé. —dijo, tomando la prenda y colocándola con mucho cuidado sobre la cabeza de su Azulito.
El azabache vio el cielo y notó que ya estaba a nada de anochecer, con razón las criaturas tenían sus rostros con expresión cansada.
—Deberíamos irnos. —comentó, poniéndose de pie.
Los demás asintieron sin dudarlo. Soobin y Hoseok ayudaron a Wooshik y a Bogum a caminar, Tzuyu de igual manera a Rosé y a Momo, quienes le hacían el ánimo, pero seguían pareciendo robot.
Jungkook se levantó y tomó firmemente al príncipe que dormía plácidamente.
Caminaron un par de minutos, la noche había dominado el lugar.
De un momento a otro, Namjoon, que iba atrás arrastrando el baúl, les hizo señas que se detuvieran.
—Escuchen. —susurró, señalando enfrente de ellos.
Las ramas crujían, dando a entender que algo se acercaba.
Jungkook frunció su ceño y se acercó con mucho cuidado de dónde provenía el ruido.
Jimin caminaba con cautela, tratando de no espantar a las criaturas, cosa que Yoongi y Woozi no parecían entender, ya que pisaban donde querían.
—¿¡Pueden callarse!? —pidió Park en un grito/susurro a los Jeon, quienes intercambiaron miradas y asintieron.
Sin saber sobre la presencia del contrario, ambos se acercaban cada vez más; siendo separados por el grosor de un frondoso árbol de ceiba que llevaba tiempo sembrado en la zona de la mansión.
Lentamente ambos avanzaron rodeando el grueso tronco por el lado derecho.
Jimin frunció su ceño, no sabía si las criaturas estaban armadas, por ende, era mejor ser discreto.
Bajó a Bambi lentamente —Ve a ver. —le indicó en un susurro y el crustáceo se movilizó para rodear el tallo por el lado opuesto.
Jungkook entrecerró sus ojos, queriendo mejorar su vista nocturna, agudizó sus oídos y afianzó el agarre que tenía sobre Taehyung.
—El humano es valiente. —susurró Soobin a Wooshik, quien asintió rápidamente.
Todos los presentes estaban sudando frío por el miedo, nervios y demás; los seguros pasaron y no se escuchaba la respiración de ninguno.
Y justo cuando el azabache se iba a rendir, desesperado porque el contrario no avanzaba y él no pensaba hacerlo.
Algo picó su tobillo.
—¡MIERDA! —chilló, pateando a lo que sea que lo hirió.
—¡BAMBI! —gritó la familia al otro lado del árbol al escuchar el fuerte sonido y ver una bola roja por los aires.
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