10

:・*¡Mentiroso!*・:

Al día siguiente de la pijamada, su padre había llegado por él a la casa de los Park y Yoongi había saltado sobre él totalmente emocionado por verlo nuevamente, a pesar de que habían hecho una videollamada antes de irse a dormir.

Yoongi le contó todo lo que habían hecho y le aseguró de que había dormido muy bien, a pesar de que lo había extrañado, confesándole con las mejillas llenas de timidez que la presencia de Jimin a su lado había ayudado a que todo fuera más llevadero.

El menor le había preguntado a su padre si había desayunado y el padre había dicho que sí.

Pero Yoongi era muy astuto, un niño que podía identificar fácilmente si su papá estaba mintiendo o no.

Y cuando recibió la respuesta de forma involuntaria, pidió que lo dejara en el suelo y con la molestia haciendo estragos dentro de su cuerpo, se cruzó de brazos, negándose a ser tomado nuevamente.

Jimin notó que Yoongi estaba enojado y sinceramente se sentía un poco asustado, no porque Yoongi le diera miedo, porque eso estaba totalmente lejos de la realidad, sino porque no quería que su amigo se enojara con su papá, cuando el adulto se notaba realmente contento de poder irse a casa con él.

―Por favor quédense a desayunar antes de irse, Yoongi comió un poco, pero vamos a comer un buen plato ahora―dijo la madre de Jimin, haciendo que el pálido la viera con una pequeña sonrisa agradecida.

―No quiero molestar, en verdad que no soy una persona que suele desayunar―mintió, haciendo que Yoongi bufara en alto, eliminando la pequeña sonrisa que la madre de Jimin le había causado―Cariño, es así...

―Mientes―lo acusó Yoongi sin remordimientos, siendo duro, pero sincero.

Jimin apretó los labios, sintiéndose nervioso.

―Aunque sea una comida pequeña, un plato con frutas o yogurt con cereal. En verdad que no es ninguna molestia―intentó convencerlo, porque notaba el ambiente tenso y tampoco querían que Yoongi se fuera molesto con su padre.

El padre finalmente aceptó y se sentaron a comer un buen plato de yogurt con frutas, Yoongi mirando atentamente a su padre comer y siendo esa una de las causas por la que no se terminó su propio plato.

Se despidió de Jimin con un gran abrazo, ambos prometiéndose nuevamente el no quitarse sus pulseras de amor y verse en el jardín el lunes, ya que como habían salido a comer ese día, dejarían otra reunión divertida para más adelante.

Sin embargo, Jimin no podía dejar ir a Yoongi sin pedirle algunas cosas.

―Yoonie hyung, no te enojes con tu papá, él solo quiere que estés feliz.

Y Yoongi pudo entenderlo, pero no del todo y eso había sido notado por el padre.

Yoongi, de repente, había comenzado a dejar de comer.

Todo había comenzado al día siguiente a la visita con los Park, en donde el adulto le comentó a Yoongi que tendría que trabajar más tiempo de lo pensado, por lo que iría por él al jardín y después lo llevaría a casa para quedarse con su nueva niñera.

Yoongi no quería una niñera, pero tampoco quería quedarse solo.

En el desayuno, se levantó y se mantuvo en su habitación, hasta que fue a despertar a su padre con un beso en la mejilla y a sentarse a la alfombra de la sala, para poder ver algo de televisión.

El adulto le preparó un buen desayuno y jugo de mandarina recién hecho, sabiendo que a Yoongi le gustaba mucho. Pero cuando lo llamó para poder comer juntos, Yoongi dijo que no tenía hambre y que comería después.

El adulto podía entender que su hijo no tuviera tanta hambre de momentos, pero jamás había pasado que no tuviera nada de hambre en el día, después de tantas horas sin haber comido nada ante el tiempo de sueño.

― ¿Seguro que no quieres comer nada? Por lo menos toma de tu jugo de mandarinas ¿Sí? ―insistió, haciendo que Yoongi despegara la vista de la pantalla y asintiera, levantándose de la alfombra y acercándose para poder tomar el vaso para niños, regresando a su lugar.

Y cuando el hombre pensó que Yoongi querría comer mucho en el almuerzo, la sorpresa llegó de golpe cuando fue todo lo contrario.

―No tengo hambre―repitió mientras negaba, tomando a su peluche de Kumamon entre sus brazos para poder acomodarlo junto al piano de juguete―Solo jugo de mandarina, por favor.

No pensaba que fuera un capricho de Yoongi, porque cuando él estaba enojado con él, no le hablaba o simplemente era más distante en cuanto a las muestras de cariño. Pero Yoongi seguía siendo igual de cercano que siempre, abrazándolo y manteniéndose a su lado cuando dejaba de jugar o se cansaba.

Por lo que estaba realmente confundido.

Pero él no iba a rendirse, porque no iba a dejar que su hijo no comiera nada en todo el día, pero tampoco iba a obligarlo a comer. Solamente quería saber qué era lo que sucedía y así poder encontrar una solución.

Le cocinó a Yoongi lo que más le gustaba en el mundo.

Carne de cordero en salsa barbacoa.

Si eso no lo hacía comer, no sabría qué hacer después.

―Cariño, hice de tu comida favorita―habló desde la cocina, terminando de servir en los platos, para después caminar hasta la sala, viendo a Yoongi con los ojos atentos hacia la cocina―Vamos a lavarnos las manos.

Yoongi se encontraba en esos momentos pintando un libro para colorear, tenía diversos crayones sobre la alfombra y se encontraba realmente concentrado.

Aunque claramente, el olor de la comida había llamado su atención.

―No tengo hambre.

Repitió, regresando su vista al libro para colorear, haciendo que el adulto suspirara preocupado, porque definitivamente ya no era nada normal.

Se acercó al sofá grande y se sentó en él, quedando frente a Yoongi, quien no levantó la vista de su libro para colorear, demasiado concentrado en poder terminar la flor sin salirse de las líneas.

― ¿Podemos hablar un ratito? ―le preguntó el adulto.

―Quiero terminar mi flor primero, en un momento―habló suave, deslizando su crayón sobre la página y sonriendo cuando vio que estaba a punto de terminar y que no se había salido de las líneas―Come papá.

―Comeré contigo, porque me gusta mucho comer con mi niño―dijo mientras se acomodaba sobre el sofá, indispuesto a moverse de ahí hasta poder saber el motivo de los comportamientos de Yoongi y encontrar una solución.

Yoongi se tomó su tiempo, admirando su flor a detalle y colorando los espacios que pudieron quedar en blanco, para después comenzar a guardar los crayones en la caja de plástico, donde tenía todos sus materiales.

―Terminé con mi flor ¿Te gusta, papá? ―preguntó Yoongi emocionado mientras tomaba su libro para colorear, levantándose del suelo para poder acercarse al mayor, quien vio el dibujo con una sonrisa.

―Te quedó hermoso, cariño. Eres un gran pintor―lo halagó, haciendo que las mejillas de Yoongi se colocaran de un tono rojo―Creo que podrías probar hacer pinturas, podemos comprarte uno de esos rollos de papel para que pintes sobre la pared ¿Te gustaría?

Yoongi recordó instintivamente la actividad que hicieron en el jardín, logrando recordar también las mejillas de Jimin con corazones chuecos pintados, haciendo que sonriera sin poder evitarlo.

―Sí, me gustaría mucho―admitió, haciendo que el adulto se sintiera contento.

Yoongi dejó el libro a un lado y se sentó al lado de su papá, quien lo recibió con los brazos abiertos.

―Quiero ver a Jiminie―confesó rápidamente, tomando por sorpresa al adulto―Quiero que se quede en casa un día, hacer una pijamada divertida aquí.

―Tuvieron una pijamada hace poco, así que creo que lo mejor es esperar un poco más, pero te prometo que planearemos una pijamada ¿Sí? Podrás ver a Jimin el lunes en el jardín.

El pálido suspiró, pero asintió.

―Ahora ¿Podrías contarme por qué no tienes ganas de comer? No es bueno que no comas en todo el día, te dolerá la panza mañana―intentó saber.

Yoongi se negó a hablar, encogiéndose de hombros.

― ¿Te sientes triste? ¿Prefieres que comamos otra cosa? Puedes decirme qué quieres comer y lo conseguiré para ti―intentó saber, no queriendo que Yoongi se negara a todo, porque podía hacerle daño.

No estaba en su mejor momento económico, pero quería consentir a Yoongi.

―Estoy bien―habló con voz tranquila, haciendo que el adulto no se sintiera nada aliviado―Solamente quiero tomar jugo de mandarinas.

―Pero no puedes solamente tomar jugo, Yoongi. También debemos comer.

Yoongi no dijo nada, manteniendo su vista en el botón de la camisa contraria, encontrándose bastante concentrado en el pequeño hilo de color azul oscuro que sobresalía del mismo.

―Solo jugo.

El señor Min realmente pensó que lograría convencer a Yoongi de comer, pero el menor estuvo realmente decidido e incluso comenzó a llorar cuando intentó darle algo de carne, por lo que decidió el dejarlo tranquilo.

Le dio jugo con pulpa y una galleta, porque Yoongi no aceptó más de una e intentó darle pequeños postres para que su estómago no estuviera vacío, pero no logró darle una buena comida.

Por la mañana del día siguiente, Yoongi miraba por la ventana del auto las nubes que se movían en el cielo, el menor preguntándose por qué las nubes lo seguían a él, pero pensando que era divertido el saber que tenía compañía de las nubes.

―Llegamos, Yoonie. Por favor trata de comer un poco de lo que coloqué en tu lonchera―pidió el adulto mientras intentaba verlo desde el asiento delantero, para después abrir su puerta y salir, para ayudar a Yoongi a bajar―Iremos a comer helado por la tarde si te comes todo lo de tu lonchera.

A Yoongi le encantaba el helado, especialmente cuando colocaban en su vasito una bola de chocolate y otra de sabor mandarina.

― ¿Y si solo tomo jugo? ―preguntó curioso.

―No habrá helado.

El padre de Yoongi se quedó en la entrada hablando con la maestra y comentándole la situación, pidiendo un poco de ayuda para que Yoongi comiera, porque realmente él no sabía qué más hacer.

Mientras tanto en el salón, Jimin se encontraba recogiendo la basura de los colores con una pequeña escoba, Taehyung sosteniendo la pala para que no se cayera.

―Niño sucio que deja la basura en el piso―se quejó Taehyung, acercando la pala para que la basura entrara―Sucio, sucio.

―No sabe limpiar, sus papás le tienen que enseñar―se quejó también Jimin, quien había comenzado a limpiar cuando vio que uno de sus compañeros dejó un desastre en el suelo al sacarle mucha punta a los colores de la maestra, cosa que claramente no debió hacer.

Jimin bufó y dejó de mover la escoba, viendo a su costado, en donde Jungkook solamente estaba acostado sobre la alfombra boca abajo, viéndolos limpiar.

―Ayúdanos Jungkook―se quejó Jimin, colocando una de sus manos en su cintura.

―Nop―le dijo con una sonrisa burlona, haciendo que el rubio frunciera el ceño, sus labios rechonchos sobresaliendo por la molestia.

―Jungkookie, me duele un poco la mano por sostener la pala―dijo Taehyung, haciendo que el pelinegro lo viera, rápidamente levantándose de la alfombra.

―Descansa, yo la voy a sostener―le dijo con una sonrisa, por lo que Taehyung se carcajeó y se lanzó suavemente sobre la alfombra, jadeando al sentir la suavidad de la misma.

Jimin se quejó.

―Jungkookie solo le hace caso a Taehyungie―bufó, el pelinegro menor solamente riendo.

―Porque es Taehyungie.

Terminaron de limpiar y Jimin dejó la pala y escoba en su lugar, para después cerrar el gabinete.

Cuando dio media vuelta, vio a Yoongi entrar por el marco de la puerta, haciendo que una gran sonrisa se colocara en su rostro.

― ¡Hyungie! ―lo llamó inmediatamente, haciendo que Yoongi lo buscara con la mirada, sonriendo en grande igualmente cuando sus ojos se encontraron, comenzando a corretear hasta el rubio.

― ¡Jiminie! ―chilló mientras se abrazaban, el pelinegro sintiendo sus energías llegar de golpe a su cuerpo―Te extrañé.

―Yo también te extrañé, Yoonie hyung―confesó el rubio mientras se separaban― ¿Dormiste bien?

Yoongi asintió, aunque su panza no había dejado de rugir hasta que logró caer completamente dormido.

―Sí, dormí bien ¿Y tú?

Yoongi se mordió el labio inferior al decir aquello y Jimin entrecerró los ojos, analizando eso.

―Mientes.

Yoongi se confundió por un momento, no comprendiendo.

― ¿Ah?

―Estás mintiendo, siempre que mientes haces algo―lo acusó, señalándolo con su dedo índice, haciendo que Yoongi se asustara un poco al ser descubierto.

―No, no miento―confesó asustado, volviendo a morder su labio inferior inconscientemente.

― ¡Sigues mintiendo! ¡Mentiroso!

Yoongi jadeó ante ese apodo, sintiéndose triste de que Jimin lo llamara de esa forma, aunque estaba consciente de que estaba siendo mentiroso.

― ¡No me digas así! ―pidió triste, apretando los labios.

―Los que mienten se llaman así, no me gustan los que mienten―acusó nuevamente, no siendo consciente de que estaba lastimando a Yoongi―Mis amigos no deben mentir.

Cuando Yoongi iba a contestarle, la maestra llegó al salón aplaudiendo fuertemente, pidiéndole a todos los niños que guardaran los juguetes y que dejaran sus mochilas en los ganchitos, por lo que Jimin correteó para liberarse de Yoongi, haciendo que el último se sintiera más triste.

Yoongi intentó que Jimin le hablara, pero como habían comenzado con las clases, la maestra le había pedido a Yoongi que dejara de hablar, porque tenía que concentrase.

Pero a pesar de haber hecho silencio, el pálido no podía concentrarse, comenzando a aplastar los macarrones crudos que le habían dado para pegar sobre una página, sintiéndose mal.

Su trabajo no fue terminado, por lo que tuvo que sentarse junto a la maestra para poder terminarlo, mientras los demás se lavaban las manos para comer.

Yoongi fue el último en lavarse las manos y regresó a su silla, llevando su lonchera entre sus manos solamente porque su maestra se la había dado, pero no queriendo nada más que su jugo.

Se sentó sobre su silla y abrió su lonchera.

Para su tristeza, no había jugo, solamente comida y su botella de Kumamon, la cual tenía agua.

― ¡Oh! Yoongi tiene mucha comida―dijo Namjoon cuando logró husmear en la lonchera contraria, haciendo que el dueño lo viera con algo de reproche―Tu papá te pone muy buena comida.

Yoongi asintió, sacando la botella con agua y colocándola sobre la mesa, para después cerrar la lonchera.

Todos vieron aquellas acciones con curiosidad.

― ¿No vas a comer? ―preguntó Hoseok, manteniendo entre sus manos un sándwich con mantequilla de maní y jalea.

―No tengo hambre―repitió, abriendo su botella para poder tomar unos sorbos.

Jimin frunció el ceño, enojado.

―Debes comer, no mientas―lo confrontó frente a sus amigos, haciendo que los demás lo vieran con curiosidad.

―Uh, Jiminie se enojó―susurró Jin, siguiendo con su comida.

Yoongi lo vio con los ojos ligeramente húmedos.

―No te enojes conmigo, Jiminie―le pidió al borde del llanto, el rubio manteniéndose firme.

―Come porque tu papá...tu papá se e-esfuerza con comida―se acercó para poder abrir la lonchera de Yoongi―Come.

La maestra logró ver la situación, por lo que se acercó y se agachó junto a Yoongi, quien se notaba bastante triste.

―Yoongi, come aunque sea un poco, es dañino si no comemos bien por mucho tiempo―intentó ayudar, notando que Jimin lo había estado regañando―Y tú, Jiminie, no debes regañarlo así.

―Es que miente―lo acusó.

―Pero no debes regañarlo ¿Sí?

Jimin se cruzó de brazos, caprichoso.

―Yoongi, come un poco ¿Sí? Porque si no comes, me temo que no podrás salir al recreo―tuvo que condicionar, Yoongi abriendo sus ojos con pesar, indignado con aquellas palabras―Lo siento, pero los niños que no comen se ponen débiles y podrías caer fácilmente o cansarse mucho afuera, así que será mejor que te quedes aquí.

Yoongi entró a un punto de negación en el cual ya se había encontrado antes y claramente él no era consciente de eso.

Solamente pudo sentir esa sensación una vez en su vida y fue cuando decidió ignorar completamente a su padre, después del incidente con su hermano. No era una sensación de la misma magnitud, pero sí fue algo similar, bloqueándose.

No dijo nada y no lloró tampoco, solamente quedándose sentado con la vista sobre sus manos.

Y no comió nada, ni siquiera siguió bebiendo agua y no lo hizo cuando se escuchó la campana para el receso.

No lloraba, tampoco se quejaba, solamente estaba ahí sentado.

Jimin había comenzado a sentirse un poco mal por haber regañado a Yoongi, por lo que lo veía atentamente y apretaba sus labios, pensando en que no sería divertido si su amigo se quedaba en el salón en el receso.

Por fortuna, sus padres le habían colocado una mandarina en su lonchera, por lo que se dedicó a pelarla lo mejor que pudo y la guardó hasta que la maestra le dio permiso para quedarse con Yoongi en el salón, en lugar de salir al receso.

Jimin sacó la mandarina y la "limpió" quitándole los pelitos blancos de la misma.

―Yoonie hyung, tengo madilina―dijo mientras se acercaba, juntando un poco más la silla con la de su amigo, quien había comenzado a morder sus propios dedos.

Yoongi negó con la cabeza.

―Un trozo, yo también comeré―pidió, separando un pedazo de la mandarina y tendiéndoselo a Yoongi, quien ni siquiera lo vio―Come este.

Su brazo se mantuvo extendido por algunos segundos, sin recibir atención alguna.

―Perdón por haberte dicho mentiroso―se disculpó, bajando su brazo y sintiendo la culpabilidad pinchar en su pecho―No quiero que estés triste.

Yoongi asintió, pero no lo miró.

― ¿Por qué no comes? ¿No te ruge la panza? ―preguntó curioso, porque su panza hacía demasiados ruidos cuando tenía hambre y era molesto.

Yoongi se encogió de hombros.

―Puedes contarme, soy tu mejor amigo de madilinas―le recordó, dejando la mandarina sobre la mesa y estirando su brazo nuevamente, solo que en esa ocasión para tomar la mano de Yoongi―Será secreto.

Yoongi se tomó un tiempo para poder girar su cabeza, viendo a Jimin, quien estaba notablemente angustiado.

―Papá no tiene...no tiene en su puerquito―explicó, haciendo que Jimin se confundiera, no entendiendo.

― ¿Puerquito? ―no sabía qué era eso.

―En el c-cerdito de barro, no hay nada.

Jimin no comprendía qué era el cerdito de barro, pero intentaba comprender.

― ¿Murió un puerquito? ―preguntó.

―No, el puerquito es donde papá g-guarda dinero emergencia y si el puerquito está vacío, es porque no hay dinero―explicó mejor, haciendo que Jimin comprendiera más, pero igualmente su desarrollo no le permitía conocer del todo.

―Pero mi papá tiene su dinero en su billetera, quizá tu papá también―intentó aliviar a Yoongi.

―Pero si el puerquito está vacío, es porque el dinero de bolsillo se acabó. Así me dijo mamá una vez.

Jimin jadeó ante eso, logrando comprender.

―Pero tu papá va a ganar más dinero, llenará el puerquito de nuevo.

―Pero no come y la comida vale dinero y no quiero que use más en mi comida―explicó, la verdadera razón de su dieta voluntaria saliendo a la luz.

―Pero tienes que comer, si no comes, vas a caer―intentó explicar el desmayo, retomando el trozo de la mandarina―Abre la boca, esta no costó dinero.

Yoongi se vio realmente tentado, como todo el tiempo que la comida fue colocada frente a él y finalmente, se rindió.

Abrió la boca y la mandarina entró, comenzando a masticar con rapidez ante el hambre que tenía.

―Si no comes, tu papi se pone triste y si está triste, gana menos dinero―dijo, no siendo tal como eso, pero Jimin quería encontrar una forma de que Yoongi comiera―Si eres feliz, tu papá es feliz y gana mucho dinero y llena el puerquito.

― ¿En serio? ―preguntó sorprendido Yoongi.

―Sí, yo soy feliz y papá tiene mucho dinero―explicó, haciendo que Yoongi suspirara.

―Ok, voy a comer.

Jimin aplaudió emocionado y tomó la lonchera de Yoongi, él mismo sirviéndole los herméticos que el padre le había colocado, para que comiera absolutamente todo.

―No estés triste, perdón por haberte dicho mentiroso―volvió a disculparse Jimin mientras veía a Yoongi comer un trozo de carne, totalmente contento.

―Te perdono―aceptó Yoongi sincero, sonriéndole.

―Cuando se pide perdón, un beso.

Jimin se acercó más a Yoongi y se inclinó hasta que sus labios pudieran tocar la mejilla de Yoongi, manteniéndolos presionados por un tiempo, haciendo que el pequeño pálido se pusiera totalmente colorado, sorprendido por el gesto.

El rubio se separó como si nada, acomodándose sobre su silla nuevamente, riendo un poco cuando logró ver las mejillas y orejas de Yoongi muy rojas, pensando en que era muy bonito de esa forma.

Yoongi recibió helado ese día por la tarde y prometió comer muy bien, haciendo que su padre se sintiera muy contento, aunque no supiera del todo qué había ayudado a su hijo para cambiar de opinión.

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