09

:・*Pulseras de amor*・:

Yoongi no podía describir realmente las emociones que estaban burbujeando dentro de su pequeño cuerpo, pero era consciente de que todas las emociones eran hermosas y que quería volver a sentirlas mucho más.

Había experimentado emociones similares con su padre, pero en ese momento era mucho más.

― ¡Hyungie me lanzaré! ―escuchó la voz de Jimin a través del tubo de plástico grande que funcionaba como un tobogán, haciendo que Yoongi comenzara a saltar un poco sobre la colcha, viendo por el tobogán.

― ¡Hazlo! ―lo incitó, metiendo la cabeza en el tobogán para intentar ver a Jimin, logrando solamente escucharlo moverse para poder deslizarse y cuando finalmente logró ver al rubio, correteó en medio de carcajadas para quitarse del lugar y no ser lanzado nuevamente.

Porque sí, había pasado que se había quedado esperando a que Jimin bajara y los pequeños pies del rubio chocaron fuertemente en su torso por la velocidad del viaje y Yoongi cayó de espaldas a la colcha.

Jimin se había asustado al verlo caer, gateando rápidamente hacia Yoongi con una mueca de angustia, intentando ver si había alguna herida o si Yoongi estaba llorando.

Pero, todo lo contrario, Yoongi se encontraba carcajeándose fuertemente mientras soltaba pequeñas lágrimas debido a la fuerte risa, haciendo que Jimin se sintiera un poco más tranquilo, pero igualmente le acarició el pecho para intentar compensar el empujón que le había dado.

― ¡Yoonie, no te pongas en el tobogán así! ―gritó Jimin cuando bajó por el tobogán nuevamente, haciendo que el pálido se carcajeara con las manos sobre sus labios, sintiendo dolor en sus mejillas debido a la gran sonrisa que mantenía.

Tenía muchas ganas de contarle a su padre todo lo que estaba pasando, incluso quería enseñarle fotografías que había tomado.

―Es que es divertido correr cuando bajas―confesó con una sonrisa, agachándose para poder tomar la mano de Jimin, ayudándolo a levantarse del colchón―Estoy muy cansado, tengo sed.

Jimin se encontraba con la frente sudada y con el cabello pegado a la misma, haciendo que Yoongi riera con gracia, por lo que se estiró para poder quitar los cabellos con cuidado, haciendo que Jimin lo viera con curiosidad.

Para eliminar un poco del sudor, Yoongi comenzó a soplar para que Jimin sintiera fresco, haciendo que el rubio cerrara sus ojos por un momento, para después sonreír y abrazarse a la cintura de Yoongi, permitiendo que siguiera.

En ese momento, el padre de Jimin se acercó con una sonrisa, aprovechando que los niños estaban demasiado concentrados en ese momento como para notarlo, por lo que les tomó una fotografía con su celular.

Cuando se aseguró de que había quedado bien, guardó su celular nuevamente y se acercó más.

―Chicos, la comida ya llegó a la mesa, vamos a que se refresquen un poco y a comer―dijo con voz suave, los niños no separándose, pero prestándole atención emocionados―Están sudando bastante ¿Quieren que vayamos al baño para que se laven el rostro?

―Sí, por favor―dijo rápidamente Jimin, a quien no le gustaba sentirse todo sudoroso.

Fueron hasta los baños con las manos juntas y el adulto los ayudó a lavarse el rostro y las manos, para después secarlos con suavidad, para no irritar la piel. Regresaron a la mesa y los niños vieron realmente asombrados la deliciosa comida que estaba colocada sobre la mesa, sintiendo sus panzas rugir ante el aroma y sus bocas aguarse ante el aspecto.

Yoongi se sentó, juntando sus manos para intentar controlar el impulso de tomar un trozo de pizza de golpe, sabiendo que tenía que ser educado.

―Mami ¿Puedo servir...servir la pizza? ―preguntó Jimin cauteloso, viendo la pizza con atención.

―Claro que sí, corazón. Solamente ten mucho cuidado, porque está caliente―indicó la mujer, extendiéndole la espátula a Jimin, quien la tomó con las dos manos.

―Como Yoonie hyung es invitado e-especial, primero su pizza―dijo con voz un poco más baja, demasiado concentrado en tomar correctamente el trozo de pizza, para poder elevarlo con la espátula y separarlo de los demás.

Yoongi tomó el plato que el padre de Jimin le entregaba y se acercó a Jimin, para que no tuviera que moverse demasiado, peligrando que la pizza cayera y se quemara o sintiera mal por el fallo.

Jimin mantenía su lengua ligeramente fuera de sus labios apretados, manteniendo la espátula entre sus dos manos, aferrándose a no dejar caer el trozo de pizza a pesar del temblor en sus manos.

La pizza se deslizó suavemente sobre la espátula, para después caer perfectamente sobre el plato de Yoongi, haciendo que los padres comenzaran a aplaudir y que Yoongi dejara el plato sobre la mesa para unirse a los aplausos.

― ¡Gracias Jiminie! ―agradeció Yoongi emocionado, haciendo que Jimin se sintiera muy contento, sus mejillas rosas ante los aplausos y halagos.

―No es nada, Yoonie hyung. Ahora mamá y papá―retomó la espátula emocionado, para poder seguir sirviendo.

La comida fue bastante tranquila, pero llena de comodidad de parte de todos los presentes, especialmente de Yoongi.

Tenía muchas ganas de que su papá pudiera acompañarlos, especialmente porque él le había dicho que estaría ocupado todo el día, por lo que estaba algo preocupado.

Jimin le había servido otro trozo de pizza, pero Yoongi no lo había tocado, solamente le había colocado un poco de queso encima y la mantuvo sobre su plato.

Aquello llamó la atención de Jimin, quien colocaba su vista sobre Yoongi de momentos, para después esperar a ver si la comería.

―Hyungie―habló finalmente, haciendo que el más pálido lo viera, al igual que sus padres― ¿Por qué no comes la pizza? ¿Ya no tienes hambre?

―Mh, es que quiero llevársela a mi papá, entonces solamente le puse queso y la llevaré conmigo, para que la coma mañana―comentó con una pequeña sonrisa, sintiéndose un poco tímido ante las miradas―Es que...papá no come cuando trabaja mucho.

La pareja Park sentía que sus corazones podían estallar en cualquier momento ante la ternura de Yoongi, además de que tener a los dos niños, era algo que los estaba afectando demasiado, pero que claramente estarían dispuestos a sobrepasar.

―Pero hyungie, solamente haz comido un trozo―intervino Jimin rápidamente.

―Sí, pero quiero dársela a mi papá―asintió con seguridad, no viéndose como algo que estaba haciendo por obligación, sino todo lo contrario.

―Puedes llevarle una pizza individual como regalo, Yoongi. Come el trozo y vamos a conseguirle una para que puedas darle como una sorpresa―dijo la mujer mientras le sonreía cariñosa, acercándose para que Yoongi la viera.

―Pero eso es más dinero, mejor guardo mi pizza y se la obsequio―insistió.

―Entonces yo le voy a regalar a Yoonie un trozo―volvió a hablar Jimin, tomando uno de los dos trozos que estaban sobre su plato y colocándola junto a la que Yoongi tenía apartada―Listo, un ob-obsequio.

Yoongi vio a Jimin con sorpresa, para después comenzar a negar suavemente.

―No, Jiminie. Es tu pizza―intentó devolverla, pero Jimin se cruzó de brazos y lo vio con molestia.

―No, los regalos no se regalan.

El padre soltó una pequeña risa ante la situación, interviniendo antes de que Jimin se enojara de verdad, porque estaba seguro de que Yoongi jamás había llegado a ver a su pequeño enojado en serio.

―No es necesario que regalen, aún queda mucha más pizza y pueden tomarla. Vamos a pedir una para el padre de Yoongi y será un regalo, ustedes sigan comiendo, que apenas han comido un trozo cada uno―habló la madre nuevamente, haciendo que ambos menores lo vieran, Yoongi no estando del todo seguro.

Lo pensó por un momento y asintió.

―Bien, muchas gracias, padres de Jimin.

Terminaron de comer y pidieron la pizza para el padre de Yoongi para llevar, por lo que cuando llegó, Yoongi solamente abrió la caja para poder colocarle queso, sabiendo que a su padre le gustaba mucho.

Salieron del restaurante y se encaminaron a la casa de la familia, Jimin sintiéndose emocionado nuevamente.

―Tuve que limpiar mi habitación ayer, porque a veces dejo mis calcetines en el suelo―confesó Jimin sincero, haciendo que Yoongi soltara una risita.

― ¿Por qué los dejas tirados en tu habitación? ―preguntó curioso, porque Yoongi era muy ordenado.

―Es que me gusta tener los pies fríos y el suelo está frío―explicó, haciendo que Yoongi soltara una risita.

―Oh, entiendo. Pero debes colocarlos en la cesta, para que no te caigas si caminas sobre un calcetín―explicó, haciendo que el rubio asintiera―Debes prometer que vas a dejar...tus calcetines en la cesta.

Jimin asintió, estirando su dedo meñique hacia Yoongi, quien lo vio con duda.

― ¿Te duele el dedo? ―preguntó confundido, viendo el regordete y pequeño meñique de Jimin.

―No, es que debemos cerrar la promesa de recoger mis calcetines―explicó Jimin, haciendo que Yoongi no comprendiera del todo.

Yoongi acercó su dedo meñique también, observando con una sonrisa la diferencia de tamaños, los cuales eran bastante notables.

―Tu meñique es bonito―dijo de repente, haciendo que Jimin se avergonzara un poco, pero no apartara su dedo―Es pequeño, pero lindo.

―Mis manos son...pequeñas―habló con un poco de pena, sus mejillas sonrosadas ligeramente―P-Pero eso no importa para la promesa, podemos hacer la promesa.

Jimin acercó más su dedo meñique al de Yoongi y lo enroscó con el contrario, sellando la promesa.

―Cuando sellamos la promesa no se puede romper―explicó, haciendo que Yoongi asintiera, comprendiendo―Entonces voy a colocar mis calcetines en la cesta.

―Bien, entonces cerramos promesa.

Cuando finalmente llegaron a la casa, Jimin se había apoderado de la mano de Yoongi, correteando alrededor de la entrada junto al pelinegro, quien estaba algo nervioso, pero que estaba emocionado también.

No dio mucho tiempo para que Jimin corriera a quitarse los zapatos cuando la puerta fue abierta, Yoongi haciendo lo mismo con un poco de dificultad, porque Jimin era demasiado rápido y sus movimientos hacían que tambaleara un poco.

―Jiminie, vas a hacer que Yoongi se caiga, no saltes tanto―le dijo su padre mientras los veía corretear hacia la habitación de Jimin, notando que el pobre Yoongi intentaba seguirle el paso a toda costa.

Llegaron finalmente a la habitación de Jimin y Yoongi vio el lugar con una sonrisa, el rubio manteniéndolo en el marco de la puerta.

― ¿Te gusta mi cuarto? Papá dijo que podíamos dormir en mi cama, porque es grande, así que no puso el colchón―se adentró, Yoongi claramente siguiéndolo.

Jimin le hizo un pequeño tour a Yoongi por la habitación, incluso lo llevó a su baño y le enseñó su esponja con forma de oso, haciendo que Yoongi sonriera enternecido. Al finalizar con la explicación sobre las cosas que había en su habitación, se sentaron en la cama.

―D-Debo ir por mi mochila, está en la sala―dijo Yoongi, sorprendiéndose cuando Jimin colocó a su peluche Chimmy sobre su regazo, no dejándolo moverse.

―Iré por ella, quédate aquí, hyungie.

Jimin correteó hasta poder salir de su habitación, dejando a Yoongi quieto sobre la cama.

El rubio llegó rápidamente hasta la sala, haciendo que ambos padres lo vieran con sorpresa, pero dejándola de lado cuando vieron que el menor tomaba la mochila de Yoongi.

―Cariño, espera―lo detuvo su madre, porque Jimin estaba dispuesto a salir corriendo―Mh, en una hora tendré una pequeña videollamada de trabajo, por lo que si queremos hacer las pulseras, podemos hacerlas ahorita, solo que se coloquen ropa cómoda.

Jimin asintió rápidamente, porque no le había dicho a Yoongi que harían pulseras, porque pensaba que sería una bonita actividad sorpresa.

―Ok, mami. Nos vamos a colocar ropa cómoda y vendremos.

Jimin regresó a la habitación y colocó la mochila de Yoongi sobre la cama, haciendo que el pálido lo viera con una sonrisa.

―Gracias por traer mi maleta―agradeció mientras la acercaba, sabiendo qué es lo que había en la misma, porque él había ayudado a su papá a organizar sus cosas y le había enseñado dónde estaba cada una.

―De nada, Yoonie hyung. Ahora vamos a ponernos pijama, porque vamos a hacer pulseras―comentó con emoción, saltando ligeramente sobre su lugar, haciendo que Yoongi lo viera con curiosidad.

― ¿Pulseras? Mamá no me deja tocar sus pulseras, no puedo usar―habló rápidamente, haciendo que Jimin lo viera con curiosidad nuevamente.

―Pero será una pulsera que te haré yo, te prometo que será muy bonita―intentó convencerlo Jimin―Puede ser nuestra...nuestra pulsera de amor, puedes usarla siempre.

― ¿Pulsera de amor? ―preguntó Yoongi con una sonrisa avergonzada.

―Sí, mamá dice que son pulseras de cariño, entonces la que haré será de amor y puedes usarla.

Yoongi pensaba que aquello era algo bonito, por lo que asintió sin pensarlo mucho más, comenzando a sacar su ropa de la mochila.

Los padres de Jimin no necesitaron el decirlo o vigilar a Jimin para estar seguros de que el rubio le pediría a Yoongi que se cambiara en el baño o al revés, por lo que no se mantuvieron tan al pendiente de eso.

Y como habían pensado, Jimin le dijo a Yoongi que podía cambiarse en el baño y él se colocó su pijama rápidamente en su habitación, para después dejar todo en la cesta de ropa sucia, incluidos los calcetines.

Yoongi salió del baño con su mochila en mano, en donde había colocado su ropa, porque su padre la lavaría al regresar a casa.

― ¡Ahora vamos con mi mamá!

Jimin volvió a tomar la mano de Yoongi y se encaminaron a la sala nuevamente, en donde la madre del rubio había sacado los implementos necesarios para poder hacer las pulseras.

Yoongi admiró las cajitas transparentes con muchos accesorios distintos y coloridos para poder hacer las pulseras, siguiendo a Jimin para poder sentarse frente a la madre, al otro lado de la mesa.

― ¿Ya has hecho una pulsera antes, Yoongi? ―preguntó la madre con una sonrisa, viendo con ternura al menor totalmente interesado por lo que veía sobre la mesa.

―No, no sé hacerlas―confesó, queriendo tocar las pequeñas bolitas que había dentro de las cajas, pero no haciéndolo.

―Pues hoy vamos a aprender, así que no tengas miedo en elegir lo que más te guste, puedes usar todo lo que quieras y te iré ayudando―le sonrió, abriendo las cajas de plástico para que los materiales quedaran expuestos totalmente, haciendo que Yoongi asintiera con una sonrisa.

―Yo le haré su pulsera a Yoonie hyung, así que elige y yo voy a hacer con eso―habló rápidamente Jimin, porque él realmente quería hacerle la pulsera a Yoongi, no que él la hiciera.

― ¿Te parece esa idea, Yoongi? ―preguntó la madre, porque aunque la intención de Jimin era buena, no sabía si Yoongi querría hacer su propia pulsera.

―Sí, Jiminie hará la mía y yo la de él―aceptó con una sonrisa, haciendo que la madre se sintiera más segura, comenzando a trabajar.

Yoongi señaló los adornos que más le gustaban y para sorpresa de la mujer, quien había notado que sus ojos se habían enfocado en la parte más colorida de la caja, terminó eligiendo colores oscuros, dominando el negro y el gris.

Lo más colorido que había elegido, fue el dije de un gatito de pelaje amarillo.

― ¿Te gustan mucho los colores oscuros? Son elegantes―preguntó la madre, diciendo rápidamente lo último, porque no quería que Yoongi pensara que lo estaba juzgando.

―Sí, me gustan mucho, también en la ropa. Papi me deja elegir ropa oscura, por eso tengo mucho de Kumamon―comentó con una sonrisa―Ahora Jiminie debe elegir.

Jimin, al contrario de Yoongi, eligió bolitas de todos los colores, incluyendo algunos oscuros, pero en su mayoría era una pulsera bastante brillante, el dije de pollito de color negro siendo lo más oscuro de la misma.

La madre soltó una risita ante el contraste, entregándole las piezas elegidas por el contrario, para que pudieran comenzar.

―Bien, lo primero que vamos a hacer es tomar el hilo que tienen a un lado―explicó, ambos niños tomando el mencionado―Ahora, vamos a colocar diez bolitas antes de colocar el dije, tienen que ser solo diez―colocó ambas manos frente a ella, los niños imitándola.

―Diez bolitas, diez―repitió Jimin, comenzando con su trabajo.

Yoongi era alguien que siempre intentaba dar lo mejor de sí en todo lo que hacía, aún cuando era algo que no le gustaba mucho. Por lo que esa actividad, la cual sí estaba disfrutando, fue algo que tomó su concentración en casi totalidad, manteniendo su vista fija sobre el hilo y las bolitas que se deslizaban suavemente y se detenían debido al nudo que la madre de Jimin había realizado casi al final del mismo.

Jimin estaba también concentrado, pero su comportamiento inquieto no lo dejaba el mantenerse totalmente enfocado, por lo que saltaba ligeramente sobre su lugar y espiaba la pulsera que Yoongi le estaba haciendo, logrando que su madre riera ante aquello, porque ambos niños eran tan distintos, pero se llevaban tan bien que era sorprendente para ella.

Yoongi colocó el dije después de las bolitas, comenzando a colocar las otras, sin esperar una indicación.

―Mamá, ya terminé con las diez ¿Ahora qué hago? ―preguntó Jimin mientras le enseñaba la pulsera a su madre, quien estaba a punto de responder, pero Yoongi se le adelantó.

―Debes poner el dije y seguir con las bolitas―le mostró la pulsera que él estaba haciendo, haciendo que Jimin asintiera.

―Entiendo ¿Te gusta cómo voy? ―preguntó Jimin contento, haciendo que Yoongi lo viera nuevamente, asintiendo rápidamente.

―Sí, me gusta mucho.

Terminaron con sus pulseras y la madre de Jimin les colocó el broche indicado, después de acortar el hilo, midiendo las muñecas de los menores para que les quedara exactamente y no se les cayeran de repente, ambos totalmente emocionados.

― ¡Tenemos pulseras de amor! ―chilló Jimin emocionado cuando su broche fue ajustado, levantándose del suelo para poder admirarla, haciendo que la mujer se sorprendiera.

― ¿Pulseras de amor? ―preguntó aún en medio de su sorpresa, para después ver a su hijo acercándose a Yoongi, para juntar sus pulseras.

―Me gusta mucho, gracias Jiminie―le agradeció con una gran sonrisa, acercándose para poder abrazar a Jimin, quien le devolvió el abrazo encantado.

―A mí también me encanta, Yoonie hyung. Nunca me la voy a quitar―aseguró.

Yoongi levantó su dedo meñique, acercándolo al rostro de Jimin, quien lo vio emocionado.

― ¿Es una promesa?

Jimin soltó una risita nerviosa, para después enrollar su dedo meñique con el contrario.

―Una promesa.

Después de sellar la promesa de no quitarse las pulseras, la madre de Jimin les pidió si podían ayudarla a guardar las cosas, los niños atendiendo rápidamente a la indicación.

La madre tuvo que irse a su llamada de trabajo y en ese momento llegó el padre de Jimin, con el celular en la mano.

―Yoongi, tu padre está al teléfono―dijo el adulto con una sonrisa, haciendo que el pelinegro se emocionara, correteando para poder tomar el celular.

― ¡Hola, papá! ―chilló emocionado, el adulto colocándole el altavoz para que pudiera llamar sin tener el celular en la oreja.

―Hola, cariño ¿Cómo la has pasado en tu visita? ―preguntó el adulto al otro lado de la línea, encontrándose cansado, pero contento de poder escuchar a su hijo.

― ¡Muy bien! Hemos comido pizza deliciosa y también hicimos pulseras de amor y ahora vamos a jugar con burbujas―explicó rápidamente, haciendo que el adulto se sintiera tranquilo y contento, sabiendo que lo mejor había sido mantener a Yoongi alejado de la situación en el hospital― ¿Estás cansado?

―Un poco, cariño. Pero me alegra mucho que tú la estés pasando muy bien―Yoongi se preocupó un poco, levantando la vista y viendo a Jimin, quien claramente estaba completamente atento a la llamada.

―Aquí está Jiminie.

El rubio sonrió en grande, acercándose más a Yoongi.

― ¡Hola, hyung! ―saludó emocionado, viendo a la pantalla, aunque era solamente una llamada.

―Hola, Jiminie. Gracias por cuidar de Yoongi este día, espero que se esté portando muy bien―Yoongi soltó una risa nerviosa, atento a las reacciones del contrario.

―Yoonie hyung siempre se porta bien, es muy...e-educado―lo halagó, haciendo que el pelinegro se sintiera muy contento― ¿Usted está bien?

―Sí, en verdad no deben preocuparse, estoy bien. De hecho en unas horas iré a casa a descansar un rato, pero antes iré con los abuelos de Yoongi un tiempo―explicó, haciendo que el menor se sintiera un poco nervioso.

― ¡Oh! Los abuelitos son muy amables―halagó Jimin, porque él amaba a sus abuelos, aunque no los veía tan seguido.

―Sí...Lo son―suspiró―Bueno, solamente quería saber cómo estabas, Yoonie. Te llamaré antes de que te vayas a dormir ¿Sí?

La atención de Yoongi se colocó nuevamente sobre su padre, su sonrisa regresando a su rostro.

―Sí, papi. Por favor duerme un poco y espero llamada―habló dulce, solamente logrando que el adulto se sintiera más contento, relajado ante la voz de su hijo―Tomé fotografías y voy a enseñar, le pediré al papá de Jimin que me ayude.

―Claro que sí, cariño. Mándamelas y las voy a imprimir, para que puedas tenerlas en físico―dijo contento, haciendo que Jimin jadeara emocionado, viendo a Yoongi con una enorme sonrisa.

― ¡Podemos hacer un álbum! ―chilló emocionado con algo tan sencillo, haciendo que Yoongi se emocionara también― ¡Nos vamos a tomar muchas fotos!

El padre de Yoongi se preocupó un poco por su billetera, pero si era sincero, no pondría demasiado cuidado en aquello si aquello haría muy feliz a Yoongi, que era lo que más le interesaba al adulto.

―Pero no quiero que papá use mucho d-dinero―habló, no dejando de estar emocionado, pero siendo consciente―Puedes sacar pocas, papá. Estaré muy feliz y te seguiré amando mucho, no pierdas el dinero.

Aquello hizo que el pecho del adulto se sintiera cálido, especialmente porque ese día su mente estaba sobrepasando por un huracán de emociones y el único consuelo era el saber que su hijo lo seguía amando a pesar de todo y eso era lo que más le interesaba.

―Yo también te amo mucho, Yoonie.

Hablaron un poco más y después se despidieron, el padre de Jimin diciéndoles que les tomarían algunas fotografías para mandárselas al padre de Yoongi, quien las vio con emoción desde la sala de espera de la clínica, siendo ese un pequeño empujón para seguir con las obligaciones del día.

Fueron al jardín trasero y el padre encendió la máquina de burbujas, la cual comenzó a girar y soltar muchísimas burbujas, haciendo que los niños se encantaran totalmente, comenzando a saltar para poder explotarlas, el padre aprovechando para tomar hermosas fotografías y vídeos, capturando las grandes sonrisas y sinceras carcajadas que soltaban ambos menores.

Al finalizar con el juego, tuvieron que esperar a la cena y Yoongi les comenzó a comentar un poco sobre lo que había pasado con su madre, haciendo que ambos adultos sintieran sus estómagos apretados, no pudiendo seguir comiendo y colocando su atención completa al relato de Yoongi, quien comía en el proceso.

Ambos adultos supieron que Yoongi era un niño muy inteligente, empático y consciente, definitivamente un hijo que sería un gran apoyo para su padre. Era bastante maduro para su edad, a pesar de lo que había tenido que presenciar y vivir.

― ¿Te puedo dar un abrazo un poco largo? ―fue lo primero que le preguntó la madre cuando Yoongi terminó su relato y comida, haciendo que el pálido se confundiera un poco, pero asintiera rápidamente.

―Sí.

Finalmente, el padre se había unido al abrazo y como Jimin amaba los abrazos, terminó uniéndose a ellos también, sin saber realmente que ese abrazo estaba siendo lo que garantizaba el evitar un llanto de parte de los padres, pero dando el mismo amor en el gesto.

La última llamada llegó y Yoongi le deseó las buenas noches, pidiéndole que, por favor, descansara mucho y que comiera bien, porque quería que estuviera saludable.

Los padres de Jimin los acompañaron en la habitación para poder arroparlos, después de que se cepillaran sus dientes y lavaran sus rostros, Yoongi sintiéndose muy cómodo de poder estar junto a Jimin, especialmente porque dormir solo en otro lugar le daba un poco de miedo.

―Les dejaré la luz de noche encendida y la puerta abierta ¿Sí? Cualquier cosa, pueden despertarnos, dejaremos la puerta de nuestra habitación abierta―dijo el adulto, haciendo que los menores asintieran.

―Gracias por este día tan divertido y por ayudar a papá―dijo Yoongi de repente, haciendo que los adultos lo vieran―Me gustó este día y jugar.

―Nos alegra mucho que te hayas sentido contento este día, Yoongi. Siempre que lo necesiten y deseen, vamos a ayudarlos.

― ¡Sí! Yo también voy a ayudar, siempre que Yoonie hyung quiera, puede tomar mi mano y voy a ayudar, ayudaremos todos―habló rápidamente Jimin, amando el que todos le estuvieran dando apoyo a Yoongi.

El menor se sintió, nuevamente, un poco abrumado, pero no fue capaz de decir mucho, sus emociones manteniéndose sobre su pequeño pecho.

―Gracias por todo, los quiero.

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