07
:・*Lágrimas y mordeduras*・:
Volvió a tomar entre sus manos el pequeño peluche de pato que su mayor le había regalado minutos antes, abrazándolo con cariño y sintiendo la suavidad del mismo contra su mejilla, pensando en que sería uno de sus nuevos peluches favoritos, pero claramente no más que el señor Chimmy.
―Ha mejorado mucho, realmente los cambios han sido notorios y las habilidades sociales de Jiminie son adecuadas nuevamente―dijo la mujer que tenía gafas sobre el puente de su nariz, dirigiendo su vista a los padres del menor―Igualmente, debemos seguir con los ejercicios cuando veamos que hay alguna inestabilidad, pero por ahora, le doy un alta muy merecida.
Los padres sonrieron en grande y le dieron una reverencia a la psicóloga infantil sobre sus asientos, encontrándose muy contentos.
―Le agradecemos mucho por su apoyo, notamos realmente los cambios en Jiminie y estamos muy felices de verlo ser él nuevamente, a pesar de lo que pasó―comentó la madre con una sonrisa, haciendo que la psicóloga sonriera en grande también.
―Ha sido gracias a la gran voluntad de Jiminie y su apoyo, créanme que su ayuda en el proceso ha ayudado a que todo fuera beneficioso.
Jimin se encontraba contento y algo triste ese día, ya que su psicóloga le había dicho que ya no se verían más, por lo que era su día de despedida. Pero también estaba contento, porque su mayor le había regalado un peluche de pato de color amarrillo, con patas y pico de color naranja que le había gustado mucho.
Fue un regalo de despedida, por lo que estaba triste y feliz.
Se encontraba jugando con los juguetes que había en el lugar, colocando los platos de juguete sobre el lavatrastos falso, encendiendo el pequeño motor que dejaba salir agua, como si fuera un lavaplatos de verdad y comenzó a limpiarlos.
―Jiminie, es hora de irnos―habló el padre, haciendo que Jimin lo viera de reojo, puchereando ligeramente―Despídete amablemente de la psicóloga.
Jimin se levantó del suelo y se acercó a la mujer con los brazos extendidos, haciendo que la mujer lo recibiera con una gran sonrisa, dándole un cálido abrazo.
―Espero que sigas mejorando día a día Jiminie, cuídate mucho y gracias por ser tan bueno siempre―le dijo la mujer mientras lo soltaba suavemente, el rubio viéndolo contento.
―Cuídese mucho, psicóloga. Gracias por ayudarme a sentirme mejor―dio una reverencia, haciendo que la mujer la correspondiera con ternura.
Al despedirse, pudieron salir finalmente de la oficina y dirigirse hasta el auto de la familia, ambos padres realmente contentos por la finalización del proceso, especialmente porque los cambios eran muy notorios.
Jimin siempre fue un bebé muy amoroso y tranquilo, no lloraba demasiado y le gustaba mantenerse lo más posible junto a sus padres, además de entregar besos y abrazos cuando tuvo la oportunidad de aprender.
Por eso, cuando de repente el pequeño comenzó a comportarse distinto, ellos se preocuparon.
Desde que Jimin era un pequeño bebé regordete, los padres habían dejado muy en claro que expresar sus emociones, no era algo negativo, sino todo lo contrario. Siempre habían incitado a Jimin a decir aquello que sintiera sin miedo a ser regañado y que si sentía ganas de llorar, lo hiciera libremente, ya que ellos estarían ahí para escucharlo.
Y él comprendió todo y siempre fue expresivo en cuanto a sus emociones, aunque fueran cosas pequeñas.
Pero cuando la situación fue demasiado extraña para él, no se vio realmente confiado en comentarlo, especialmente porque tenía miedo de que hablar fuera algo malo como le decían otros niños, por lo que se lo había tenido escondido.
A pesar de sus esfuerzos, aquello no habían funcionado, porque sus padres lo conocían perfectamente y sabían que algo estaba sucediendo, además de que con el tiempo, las señales comenzaron a ser demasiado obvias.
Suspiró con pesar mientras veía el rompecabezas que tenía sobre la mesa, no teniendo muchas ganas de armarlo, especialmente porque tenía las piezas sucias y rotas y eso no le gustaba para nada, le daba algo de asco.
Se encontraba sentado en su silla dentro del salón de clases, no sintiéndose muy cómodo, como era de costumbre. No le gustaba mucho su jardín y eso era claro, pero intentaba entretenerse con las actividades que se hacían y que eran realmente divertidas.
Pero las cosas habían cambiado un poco desde el primer día de clases, el cual no había sido hace mucho, hasta ese entonces.
Jimin era un niño naturalmente sociable, le gustaba mucho charlar con chicos desconocidos para poder formar amistades, aunque en muchas ocasiones lo ignoraban y lo dejaban de lado. Eso no había sido un impedimento para dejar de intentar socializar, pero las cosas habían cambiado cuando uno de los niños había comenzado a molestarlo.
Lo empujaba en el recreo, le quitaba los juguetes bonitos que él había tomado primero y le tiraba de su cabello con fuerza, haciendo que Jimin terminara llorando en el suelo, haciendo que su maestra se enojara con él y lo sentara en la esquina del salón como castigo, viendo a la pared mientras le decía a los demás niños que era un "Niño llorón" Y que si ellos hacían lo mismo, estarían castigados también.
El niño se llamaba Choe y era más grande que Jimin, ya que en ese jardín, no los tenían tan divididos por edades, sino que solían convivir con niños dos o tres años más grandes o menores.
―Dame el rompecabezas―Escuchó una voz de repente, haciendo que la vista de Jimin subiera, viendo a Choe frente a él.
Un niño con el cabello de color café, las puntas del mismo apuntaban a todas direcciones debido a lo despeinado que estaba y las cejas fruncidas le daban un toque completamente intimidante a su rostro, además de las facciones extrañamente toscas del niño.
―Toma, hyung―Cedió rápidamente, porque igualmente no disfrutaba usar ese juguete viejo.
El chico arrebató las piezas, alejándolas de Jimin, pero no quedándose con ellas.
―Eres un niño feo, tu boca parece de pez―dijo despectivamente, señalando los labios de Jimin, los cuales eran rechonchos―Cara de pez.
Jimin bajó la mirada con tristeza, porque a él le gustaban sus labios, porque eran iguales a los de su papá y eso le parecía bonito.
―Los peces se comen―habló nuevamente Choe, haciendo que Jimin frunciera el ceño, no comprendiendo.
Iba a preguntar a qué se refería, pero no pudo decir nada cuando de repente sintió a Choe tomar su brazo y acercar su rostro rápidamente, para después apretar su mandíbula sobre el hombro de Jimin, en donde parte de su manga cubría.
Jimin gritó agudo mientras intentaba empujar al niño para que lo dejara, pero lo agarraba fuerte y mordía más fuerte cada vez que lo empujaba, por lo que comenzó a llorar sin poder evitarlo, haciendo que todos los niños en el salón vieran la escena con curiosidad y otros con miedo.
― ¡S-Suelta! ―rogó mientras lloraba con lágrimas gruesas, jadeando cuando finalmente fue soltado.
Jimin colocó una mano sobre su hombro mientras lloraba en alto, sintiéndose demasiado asustado y adolorido.
―Si le dices a la maestra o a tus papás, te voy a morder más fuerte hasta quitar tu brazo―amenazó.
Para Jimin eso fue una amenaza totalmente realista, pensando en que ese chico podía quitarle su pequeño brazo y sintiéndose demasiado asustado de escuchar aquello.
Choe se alejó finalmente cuando escuchó a la maestra acercarse, juntándose con otro grupo de niños, quienes no dijeron nada al temer ser mordidos también.
― ¡Jimin! ¿Qué te pasa? ¿Por qué gritas así? ―preguntó molesta la mujer, acercándose enojada y colocando una mano sobre la boca de Jimin, haciendo que el rubio se asustara y brincara sobre su asiento, viéndola con ojos bien abiertos―Cállate o te sentaré en la esquina.
Jimin no podía dejar de llorar, porque le dolía mucho su hombro y estaba asustado por el agarre que la maestra estaba ejerciendo sobre su boca.
―Si no te callas, te quedarás aquí solo cuando todos nos vayamos al salón de música, así que silencio en tres segundos.
Jimin se asustó ante aquella amenaza, por lo que intentó con todas sus fuerzas el detener el llanto, siendo realmente complicado y doloroso. Igualmente, no funcionó de nada el detener el llanto en los tres segundos.
Jimin se quedó solo en el salón mientras los demás se iban al salón de música, Choe mostrándole la lengua y riéndose de él antes de irse con sus demás compañeros.
Ahí las cosas comenzaron a empeorar.
Los padres claramente notaron la gran mordida cuando llegaron a casa con Jimin, el pequeño rubio negándose a hablar, haciendo que sus padres tuvieran que investigar.
La maestra les dijo que Jimin había golpeado a un compañero menor y que este se había defendido con una mordida, pero que Jimin había comenzado.
Los padres, lastimosamente, creyeron un poco la historia, especialmente porque Jimin no hablaba y solamente dijo que la maestra decía la verdad, pero no siendo específico con nada. Igualmente, los padres no iban a dejar pasar eso tan fácilmente.
Dejaron pasar unos días y notaron que Jimin llegó con más mordidas e incluso marcas de agarre en su rostro o piernas, por lo que eso terminó de alertarlos y decidieron el tomar acciones legales.
La situación no había sido tan sencilla como pensaron, tuvieron que colocarle un pequeño micrófono a Jimin en su ropa para poder escuchar lo que sucedía y tener las pruebas directas para tener personas a las que acusar y aquello había funcionado perfectamente. Claramente Jimin no sabía sobre el micrófono, para que no se le escapara la información en algún momento de miedo.
Ese día llegaron por su hijo temprano y comenzaron con el proceso legal contra la maestra y la institución.
Ya con las pruebas recabadas, tanto audios como fotografías y el testimonio de Jimin, quien finalmente le comentó a sus padres lo que hacía sucedido, el proceso fue un éxito en un mes y medio.
Igualmente se habló con los padres de Choe, a quienes se le enviaron las fotografías y los audios, para que supieran el tipo de hijo que tenían a su cuidado y la mala crianza que le estaban brindando.
Ellos solamente huyeron e ignoraron todo, pensando que iban a denunciarlos o algo similar.
Jimin dejó el jardín en septiembre de ese mes y no volvió a entrar a otro en todo ese año, solamente quedándose con sus padres y recuperándose un poco de lo sucedido. Sin embargo, sus padres notaron que Jimin era distinto desde los sucesos, ya no sonreía tanto como antes, era más tímido y se asustaba al conocer a niños más grandes que él.
Por lo que fueron con una psicóloga infantil y comenzaron un proceso para ayudarlo, el cual había asustado un poco a Jimin, al tener que estar con una desconocida de vez en cuando, pero que después terminó amando, al punto de emocionarse al ir con su psicóloga.
Los padres se habían asustado tanto al escuchar a su hijo gritar en los audios, que tuvieron que darse un tiempo de vacaciones para procesar lo sucedido y mantener a su hijo con ellos el mayor tiempo posible, logrando recuperarse poco a poco ellos también.
Cuando Jimin comenzó a mejorar, se enfocaron en conseguir mejores puestos de trabajo para poder pagar un jardín mejor y confiable, siendo un esfuerzo un poco complicado, pero que finalmente rindió frutos.
Los cambios en Jimin fueron notorios desde las primeras dos semanas y eso los incentivó a terminar el proceso psicológico por completo, hasta que finalmente pudieron ver al Jiminie de antes, el cual no escondía sus emociones o preocupaciones y que amaba conocer personas nuevas.
Aún tenía algo de miedo por los agarres fuertes o señales de que alguien podía morderlo, pero era manejable y no tenía miedo sin ver alguna señal extraña.
Por lo que, a pesar de todo lo que había ocurrido, Jimin había logrado salir de ello y sabían que el ayudarlo de esa forma había sido lo correcto.
― ¡Mamá, ya quiero ver a Yoongi hyung! ―chilló Jimin emocionado mientras saltaba sobre la alfombra esponjosa de la sala, haciendo que la mujer sonriera en grande.
―Ya falta poco, bebé. El padre de Yoongi nos va a llamar y te daré el celular rápido―Jimin aplaudió ante aquellas palabras, sinceramente emocionado.
Ver a su hijo ser un rayo de luz como siempre, era algo que llenaba su pecho de orgullo y tranquilidad, sabiendo que su pequeño era transparente y que si se mostraba de esa forma, era porque realmente se sentía muy contento.
Además de que ya había comprendido muy bien de que el pequeño Yoongi llenaba el pechito de su bebé de mucha felicidad.
― ¿Cuándo visitaré a hyung en casa? ―preguntó interesado, acercándose a su madre con cautela, viendo cómo organizaba unas bolitas pequeñas de colores en una caja de plástico.
―Hablamos con su padre y podrás ir este sábado, saldremos todos a comer con ellos y después irás a jugar un rato con Yoongi a su casa, mientras nosotros conversamos con sus padres―comentó la mujer con una sonrisa, acercándose una bolsa con bolitas de colores a Jimin, para incentivarlo a que probara.
― ¿Puedo ayudar a mami? ―preguntó antes de tocar la bolsa.
―Claro, cariño.
Jimin acercó la bolsa a sí mismo y vio con sorpresa todas las bolitas de colores.
― ¿Qué vamos a comer con Yoongi hyung? ―preguntó, manteniendo su vista concentrada en la bolita de color rosa que había tomado entre sus dedos, sacándola con cuidado de la bolsa y colocándola en el cuadro de plástico donde estaban las demás rosadas.
―Aún no lo sabemos, pero vamos a verlo pronto, cuando sepa te comentaré.
Jimin asintió satisfecho.
― ¿Puede ser pastita con salsa de queso y bocali? ―preguntó mientras organizaba una bolita negra.
La madre rio con ternura, apretando los labios ante la dulzura de Jimin.
―Se dice brócoli, cariño. Bro...―esperó, para que Jimin la imitara.
―Bro.
―Co...
―Co.
―Li...
―Li.
― ¿Y todo junto? ―esperó la respuesta con una sonrisa.
―Boloroli.
La mujer soltó una risa encantada y se estiró para poder tomar el rostro de su hijo con cuidado, dejándole pequeños besos en la frente, haciendo que Jimin riera encantado.
―Te amo.
―Yo también te amo, mami―contestó con las mejillas rojas por los besos, siguiendo con su tarea de organizar las bolitas.
Pasó un tiempo, en donde la madre comenzó a hacer una pequeña pulsera, la cual era para ella.
―Mami ¿Puedes hacer una para Yoongi hyung y para mí? ―preguntó mientras señalaba la pulsera, haciendo que la mujer lo viera interesada.
―Claro que sí, amor ¿Quieres que mañana tengamos una tarde divertida y hagamos pulseras? Puedes hacer una para ti y para tus amiguito Yoongi―ofreció emocionada, porque aunque no tuviera mucho tiempo para hacer detallitos por su trabajo, le gustaba mucho pasar tiempo de calidad con su hijo, especialmente para hacer manualidades y ayudar al desarrollo de su bebé.
― ¡Sí! ¿Puede venir mañana Yoongi hyung a hacer pulseras con nosotros? ―preguntó en voz alta mientras comenzaba a dar pequeños saltos sobre su lugar, totalmente emocionado con aquella idea― ¡Hyung puede hacer la de Jiminie!
La madre había recibido críticas de otras madres debido a que, en ocasiones, Jimin se refería a sí mismo en tercera persona. No era tan frecuente y cuando lo hacía, era cuando se sentía tranquilo y en confianza, por lo que nunca había sido algo que le preocupara.
A ella realmente no le importaban las criticas de otras madres, especialmente cuando las hacían de forma despectiva, mientras ellas ignoraban a sus niños como si eso hiciera que desaparecieran y las dejaran en paz. Por lo que si un profesional no le decía que debía ponerle atención a un comportamiento y no notara que Jimin estaba siendo perjudicado por eso, dejaría a su niño ser como era.
―Antes de que termines con la llamada hoy le preguntaré a su padre, pero ten en cuenta que posiblemente diga que no, corazón y debemos respetar eso ¿Sí? ―preguntó, Jimin asintiendo rápidamente.
―Soy bueno para respetar―se halagó mientras retomaba su trabajo de separar las bolitas por colores.
―Lo eres, amor.
Tiempo después de la pequeña plática, el celular del padre de Jimin comenzó a sonar desde su oficina, por lo que el adulto tomó el aparato y vio que eran varios mensajes, comenzando a contestarlos con una mueca ligeramente preocupada.
Después de unos minutos compartiendo mensajes de texto, la videollamada comenzó a efectuarse, por lo que el padre se levantó de su silla y correteó hasta la sala para poder llegar con su esposa e hijo, quienes levantaron la vista rápidamente cuando escucharon el tono de llamada.
Jimin se levantó rápidamente y tomó el celular con emoción.
―Espera cariño, voy a contestar la llamada―soltó una risa el adulto, agachándose al lado de Jimin para poder aceptar.
―Gracias, papi.
Pronto, el rostro de Yoongi apareció en la pantalla, solamente que en esa ocasión el celular estaba apoyado en algo, por lo que Yoongi no debía sostenerlo y se lograba ver hasta su panza y un poco de su cuarto.
― ¡Jiminie! ―saludó contento el pálido, acercándose un poco a la cámara― ¡Hola, hyung papá de Jiminie!
El adulto sonrió ante eso, enternecido.
―Hola, Yoongi. Qué bueno verte, aunque debo irme para seguir trabajando―el pálido asintió, despidiéndose con la mano.
―Suerte en trabajo―le dijo Jimin, el adulto dándole un beso en la mejilla.
―Si aparece algo en la pantalla que no es la llamada, dile a mami que te ayude ¿Sí, corazón? ―Jimin asintió, para después regresar su vista a la pantalla del celular.
―Hyung ¿Cómo puedes usar teléfono y estar lejos? ―preguntó realmente intrigado, él queriendo hacer lo mismo.
―Papá lo puso en mi escritorio, junto a mi reloj―explicó.
―Ven, Jiminie. Lo colocaré en la mesa para ti―invitó la madre, haciendo que el rubio asintiera, porque él también quería verse como Yoongi.
Los padres de ambos niños habían logrado hablar entre ellos un poco entre las llamadas de los niños, porque claramente ellos estaban interesados en que la amistad de ambos niños siguiera a flote.
Sin embargo, los padres de Jimin notaban que algo no estaba del todo bien en la familia de Yoongi, especialmente porque había varias señales.
Primero, escucharon de parte de Jimin que Yoongi estaba triste de vez en cuando, porque su mamá no lo quería. Eso claramente era algo que los había sorprendido y entristecido, pero no querían indagar mucho a través de Jimin, porque no era correcto, por lo que mantuvieron esa información en mente.
Segundo, cada vez veían al padre de Yoongi un poco más pálido o delgado, con ojeras más marcadas o voz lenta y eso claramente notaba que el adulto estaba demasiado cansado, deteriorándose poco a poco.
No habían querido preguntar directamente, porque no querían que se malinterpretaran las cosas y que se sintiera ofendido o algo similar, pero ellos no podían evitar sentir la necesidad de apoyar en algo, especialmente porque ellos mismos habían vivido momentos complicados dentro de sus familias.
Habían escuchado lo que había pasado con Taehyung, el amigo de Jimin y le brindaban su ayuda al padre del mismo siempre que él la necesitara y ellos no lo hacían por sentirse buenos samaritanos ni nada similar, sino porque tenían la oportunidad de permitir que los amigos de su hijo y sus familias tengan un poco de apoyo y ellos no iban a negar esa oportunidad.
Por lo que querían saber un poco más, pero tampoco ser entrometidos.
Una cosa que los confundió por un tiempo fue que, en una de las llamadas que hacían los menores, la madre logró escuchar un "Mamá está dormida, por eso hablo así" de parte de Yoongi, lo que significaba que la madre vivía con ellos, cosa que pensaron que no era así, sino que ella se había ido de casa o algo similar.
Eso los mantuvo pensando por un tiempo, pero no lograron sacar conclusiones tan exactas.
Por lo que querían aprovechar la pequeña salida que harían con los niños a comer y luego a la casa de la familia, para saber si podían ser de ayuda en algo, ya sea cuidando a Yoongi de vez en cuando o llevarlo al jardín.
―Hey, cariño―habló el hombre en un susurro, haciendo que la mujer lo viera, levantándose del suelo para poder acercarse―Beodeul me preguntó si podíamos hacerle el favor de cuidar a Yoongi mañana, que se quede a dormir con nosotros. Yo le dije que sí, pero se me olvidó consultártelo.
Beodeul era el nombre del papá de Yoongi.
―Oh, no hay problema. De hecho justamente estábamos hablando con Jiminie de invitarlo a hacer pulseras con nosotros mañana, así que es adecuado―asintió, notándose un poco preocupada― ¿Notaste un panorama extraño?
―Sí, yo realmente le dije que podía contarnos en confianza luego si necesitaba desahogarse y dijo que sería bueno, por lo que hablaremos mejor el sábado de la salida―la mujer asintió contenta―Solamente me dijo que Yoongi nunca se ha quedado en casa de otra persona, así que probablemente se sienta un poco asustado a la hora de dormir, porque puede pensar que lo abandonaron o algo similar. Igualmente él le comentó de la idea y Yoongi aceptó contento, pero sabes que cuando hay trasfondo, es más complicado.
Seongjin asintió, sabiendo que era algo delicado.
―No te preocupes, vamos a intentar que se sienta muy cómodo―le dio una pequeña sonrisa, el adulto sonriendo también, acercándose finalmente para darle un beso rápido.
―Bien, regreso a trabajar. Me comentan cuando hayan terminado con la llamada.
―Sí, suerte con tu trabajo―lo alentó con los puños al aire.
Jimin soltó una carcajada en alto cuando Yoongi le enseñó la pirueta que había aprendido a hacer sobre la cama, pensando en que Yoongi se había visto muy gracioso, especialmente cuando quedó con las piernas contra la pared y de cabeza, debido a la torpe caída.
― ¡Te vas a caer de la cama! ―lo regañó en medio de risas, Yoongi riendo también mientras se acomodaba sobre la cama, ligeramente avergonzado por su pirueta fallida.
―Es que me sale bien, pero aquí no salió bien―se quejó con las mejillas rosas.
―Cuando nos veamos, puedes mostrarme otra vez―le dio una oportunidad, haciendo que Yoongi se sintiera mejor.
Era claro que ambos niños se sentían totalmente cómodos con la presencia del otro y que las cosas difícilmente serían distintas en un tiempo, por lo que los adultos estaban igualmente interesados en preservar esa bonita amistad, esperando que las cosas no sean más complicadas para los niños de lo que ya lo habían sido antes de conocerse.
mxyoongx
Muchas gracias por todo el apoyo que le están dando a la historia😭❤️
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