Una habitación de hotel*

Prólogo: Tangerine y tu trabajan en la misma área, por lo que ocultan su romance de sus contratistas.

Word count: 1535

sssscarletwitchhhh
Advertencia: Sexo suave (si es que se le dice así), Tangerine dominante suave, sexo vaginal con protección, fingering (masturbación femenina), masturbación masculina, marcas, mordidas, jalar el cabello, un poco de nipple play (o juego de pezón en español, que básicamente es estimular los pezones, ya sea con la boca o dedos), cockwarming (básicamente consiste en dejar el miembro adentro sin seguir, o tener relaciones sexuales), dos tontos enamorados teniendo sexo.

Tangerine y tu se habían conocido durante un trabajo en el Tren Bala, donde si no hubiese sido gracias a ti, habría muerto.

Después de eso siguieron viéndose durante otros trabajos, aunque la mayor parte del tiempo tenían que tratar de matarse entre ustedes ya que quienes los contrataban necesitaban a una persona en espeficico muerta, y ustedes solo debían seguir las órdenes de no dejar a nadie como testigo.

Aunque por más que lo quisieran, no podían matarse. Por lo que siempre se dejaban escapar.

Sin embargo eso de "tratar de matarse" no aplicaba para cuando no estaban trabajando.

Usualmente se reunían en hoteles o lugares secretos y se enredaban en las sábanas y en los brazos y piernas del otro con besos compartidos.

No era la relación más normal de la historia, pero podían hacerla funcionar bastante bien.

—————

Mientras estabas en Shangai, recibiste un mensaje de un nuevo cliente que requería de tus servicios.

Te citó en una habitación de hotel, donde antes de llegar buscaste por alguna trampa, y una vez estuviste segura de que no había nada, fuiste.

Tenías una llave extra, por lo que entraste en la habitación y luego cerraste la puerta.

–¿Hola?–Preguntaste entrando en la oscura habitación, caminando por el pasillo del gran cuarto. Claramente era uno de los más lujosos.

Cuando llegaste hasta quedar frente a la cama, viste algunas velas alrededor, y no fue hasta ese momento que te dije cuenta de los pétalos de rosas en el suelo de la habitación.

–Es bueno verte otra vez, princesa.–Dijo Tangerine con una sonrisa diciendo detrás de ti antes de envolver sus brazos en tu cuerpo y dejando besos en tu cuello.

Con el tiempo Tangerine había aprendido de mala forma que lo mejor siempre era anunciar su llegada antes que solo besarte, abrazarte o si quiera rozar tu cuerpo por tu espalda.

–¿Tangerine qué—. No alcanzaste a terminar de hablar dándote vuelta en sus brazos, cuando te interrumpió besando tus labios.

–Quería verte así que inventé una excusa para que vinieras y sorprenderte. Lamento decepcionarte, pero no hay trabajo. A no ser que montarme desnuda lo cuentes como un trabajo, preciosa.–Te dijo con una sonrisa coqueta y ambas manos en tus mejillas.

–¿Para eso me pediste que viniera? ¿Para tener sexo?–Le preguntaste soltando una risita ante su comportamiento.

Tangerine no era el hombre más demostrativo o cariñoso, sus formas de demostrar su amor eran distintas, y muchas veces te hacían reír por cómo las realizaba.

Un hombre rudo y serio haciéndose pasar por un cliente para verte y ofrecerte sexo.

Un romántico total.

–¿Hay algún problema? ¿Qué acaso no quieres?–Te preguntó con una sonrisa arrogante.–Hice mis cálculos y estoy seguro de que no estás en tu periodo como para que te niegues o uses la excusa de que ensuciarás todo, y aún así podríamos porque sabes que un poco de sangre no le hace mal a nadie, en especial a mi.

Soltaste una carcajada mientras él te veía con una sonrisa, y le jalaste del cuello de su camisa para acercarlo a ti y besarlo.

–Eres único, Aaron.–Le dijiste con una sonrisa y sus labios rozando.

–Al igual que tú, T/N.–Susurró con una sonrisa.

Comenzaron a besarse nuevamente mientras trabajabas en desabrochar los botones de su camisa a la vez que  te hacía retroceder hasta la cama sin dejar de besarte.

La parte de atrás de tus piernas chocó con el borde y te sentaste, mientras Tangerine se subía encima de ti y te hacía retroceder hasta quedar con la cabeza en las almohadas mientras te quitaba la playera y brasier.

Comenzó a dejar besos por tu cuello hasta llegar a tu pecho y metió uno en su boca, comenzando a succionar y haciéndote arquear la espalda.

Con dificultad lograste bajar sus pantalones y bóxer lo suficiente como para liberar su gran y dura erección, y lo tomaste en tu mano para masajearlo mientras él deslizaba su mano entre tus pantalones ya desabrochados hasta tu bragas y así meter sus dedos dentro de ellas.

–Puta madre, princesa... estás empapada.–Gruñó ahora cambiando de pecho para darle atención al otro.

–Solo por ti...–Gemiste arqueando la espalda al sentir sus dedos dentro de ti y dándole un suave apretón a su miembro, provocando que gruñera en tu pecho.

Tangerine pasó su lengua por tu cuerpo hasta llegar a tu boca donde te besó con desesperación y sacó un condón del bolsillo de su pantalón y lo dejó en la almohada junto a tu cabeza.

Ya desesperado, se alejó de ti para terminar de quitarse la ropa mientras tu hacías lo mismo.

Tangerine se subió en la cama y se recostó a tu lado mientras tu estabas sentada con el condón en tu mano.

–No bromeaba cuando te dije que me montaras, princesa. Así que ven y trae tu lindo coño con tu papi.–Te dijo con una sonrisa palmeando su muslo.

–¿No quieres mi boca primero?–Le preguntaste soltando una pequeña risita, viéndole a los ojos.

–Ya tendremos tiempo para eso, ahora vente para acá.–Te dijo quitándote el condón de las manos para ponerlo con rapidez.

Reíste ligeramente ante sus acciones, y dejaste tus rodillas a cada lado de su piernas.

Tangerine sujetó su erecto miembro mientras posicionabas su punta con tu entrada, y poco a poco te fuiste deslizando hacia abajo en él.

Soltaste un gran gemido dejando caer la cabeza hacia atrás y apoyando una mano en su pecho mientras la otra tuya apretaba tu seno.

–Puta madre... te extrañé demasiado.–Gruñó apretando tus caderas mientras que ya había entrado por completo en ti y tratabas de acostumbrarte a la sensación que no tenías hacía más o menos cuatro meses.

–M-mierda... no recordaba que fueras así de grande.–Gemiste enterrando las uñas de ambas de tus manos en su pecho.

–Y es todo tuyo.–Dijo con la voz ronca, sentándose en la cama para acercar su rostro al tuyo y besarte con desesperación.

Comenzaste a moverse de arriba abajo en su regazo, metiéndolo y sacándolo de dentro tuyo, mientras llevabas tus manos para enredarlas en su cabello.

Ambos gimieron en la boca del otro, y Tangerine te abrazó con una brazo y su otra mano la mantuvo en tus caderas mientras empezaba a embestirte hacia arriba.

–Mierda Tan...–Gemiste dejando caer la cabeza hacia atrás dándole acceso a tu cuello donde empezó a mover y succionar para dejar marcas en ti.

–Aquí estoy, princesa. No me voy a ir a ninguna lado.–Gruñó acelerando sus embestidas.

Tomaste su mano para llevarla entre sus cuerpo y Tangerine comenzó a masajear tu clítoris haciéndote gemir en su boca.

La cama rechinaba mientras movías tus caderas y él te embestía con fuerza, apretando tu espalda con fuerza y tu jalando de su cabello.

–Ya me voy a correr...–Gemiste escondiendo tu rostro en su cuello.

–Yo también princesa.–Gimió en tu oído.

Pronto te corriste a su alrededor mordiendo su hombro con fuerza y arañando su espalda para marcarlo tal y como sabías que le gustaba.

Tangerine te abrazó con ambos brazos y se corrió en el condón sintiendo tus fluidos en sus piernas, ambos respirando agitados y aferrándose al otro con fuerza.

Comenzaste a besar la zona donde mordiste dejando marcas moradas a parte de tus dientes, mientras Tangerine respiraba agitado y acariciaba tu cuerpo, ambos tratando de calmarse después de sus orgasmos.

Tangerine se recostó con cuidado en la cama sin salir de ti y dejándote encima suyo.

Te abrazó y dejó un beso en tu cabeza, ya los dos más calmados mientras te acomodabas para dejar tu cabeza junto a la suya en la almohada con tu pierna por sobre su cadera.

–Te extrañé.–Te dijo con una gran sonrisa, su mano enredada en tu cabello y la otra en tu mejilla.

–Yo también... debo admitir que ésta ha sido la idea más original que has tenido. ¿No habrá sido que a Lemon se le ocurrió?–Le preguntaste con un tono juguetón en su voz.

–Ja ja, muy graciosa.–Rodó los ojos tratando de ocultar sus mejillas sonrojadas al darse cuenta de que le habías descubierto.

Tu solo reíste acercándote a él para abrazarlo y dejar besos en su mandíbula.

–No te preocupes, aún así te amo. Aunque no se te ocurran las ideas a ti.–Le dijiste con una sonrisa alejándote un poco verle a la cara.

–Sí, si, yo también te amo y eso. Ahora descansa un poco que aún no terminamos.–Te dijo ocultando su sonrisa y empujando tu cabeza para esconder tu rostro en su cuello y haciéndote reír.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top