Diana y yo pasaríamos la tarde fuera de casa, tenía planeado ir al cine antes de que cerrara, ver una peli, cenar en un restaurante y luego regresar a casa a festejar Año Nuevo con unos tragos.

Antes de cambiarnos para salir, justamente en la ducha bañándonos, hicimos el amor, ya había tenido sexo con Diana antes, pero esta vez se sintió diferente, no podía decir porque, no sabia explicarlo, simplemente fue especial.

Antes de irnos me detuve en la puerta, cogí la foto de mi madre que estaba a un lado del espejo de la sala y en mi mente se veían escenas de cada momento que pasamos juntos, no pude evitar sentirme nostálgico, ya que este seria otro año sin mi madre. 

Por poco se me olvidaba, cada treinta y uno tenia la tradición.

Deje la foto en su lugar y regrese a mi cuarto, en donde saque una foto muy especial, era la única en donde todos salimos juntos, mi madre, mi padre, mi hermano y yo, todos felices. Coloque la foto y puse una vela al lado, la prendí e hice una breve oración. Diana apareció por atrás para abrazarme y darme un beso en el cachete, dijo que mi mamá estaría orgullosa de quien soy ahora, una gran persona que supo salir adelante, con gran corazón y que no duda en ayudar a otros.

Tenia las palabras perfectas para hacerme sentir bien.

Le di un último vistazo al cuarto, cogí las llaves y salimos. El ambiente de Año Nuevo se hacia presente, había gente caminando con sus gorros amarillos y lentes en forma del 2018, como era típico de cada fin de año.

Fuimos hasta el centro cogidos de la mano, con una que otra distracción por el camino. Una vez llegamos, fuimos comprando lo que queríamos, ella compró un par de vinchas amarillas para que ambos nos la pusiéramos, la use solo por un rato, luego comimos algodón de azúcar y decidimos mejor ya no ir al cine, nos quedamos en una fuente tomándonos muchas fotos, todo marchaba bien, Diana se estaba divirtiendo, verla sonreír era suficiente para estar tranquilo.

Eran diez para las once, ninguno sabia que una cadena de desafortunados eventos daría comienzo.