Una hora después anocheció, mientras Diana se bañaba yo iba preparando la cena, cuando de pronto escuche que ella me llamaba, quería que le alcanzase su brasier y su camiseta que se le olvido en el cuarto.

Entre al cuarto a por las cosas, pero al abrir la puerta la encontré vestida con el uniforme de colegio, obviamente al ser ya mayores le quedaba algo ajustado, haciendo que sus pechos resaltaran y exhibiera por completo sus piernas.

Como todo hombre pervertido con fetiche de colegiala me emocione.

Mierda, que rico- le dije.

¿Verdad que sí? Que recuerdos- respondió mientras se daba una vuelta intentando seducirme.

Empezó a acercar lentamente y al llegar a mí fue interrumpida por un olor a quemado, ahí fue donde me acorde del arroz y salí corriendo a apagarlo, esa noche cenamos pollo frito con el arroz quemado.