Ambos nos miramos sorprendidos de ver cuanto habíamos crecido y cambiado luego de no habernos visto por tres años, nos quedamos sin palabras, sobre todo yo, es decir, de por si ella ya era bonita, pero diablos ahora estaba increíblemente hermosa.

Ella sonrió al ver mi rostro de asombrado y mencionando mi nombre se lanzó hacia mis brazos.

Luego de un largo y fuerte abrazo lleno de emoción y recuerdos la invite a pasar, la ayude con unas maletas que traía consigo. Una vez adentro le hice un tour por mi pequeño hogar mientras hablábamos de lo mucho que cambiamos, ella sin sus brackets y yo con barba, temas de si estábamos trabajando o estudiando no faltaron.

Pero debo admitir que me cogió totalmente desprevenido cuando pregunto si se podía quedar a vivir conmigo un par de días.