Compramos cuetes, chispitas, tronadores y silvadores, todo iba bien, hasta que me cruce con el imbécil de Antony, el cual, creyéndose lo máximo y con intensiones de intimidar, al pasar por mi lado soltó una amenaza.

Como me gustaría reventarle un cuete en el culo a ese idiota.

Mis amigos preguntaron quien era, porque notaron como me miraba con odio, les respondí que era un imbécil y sin más preguntas seguimos comprando.

Parecía que ese día las sorpresas seguirían, cuando ya íbamos saliendo del mercado, me tope con alguien más, ella estaba en frente de mí, era mi ex.