No pude evitar emocionarme al pensar en lo que estaba pasando, estaba muy feliz, después de más de diez años al fin estaba con Fernando.

Conocí a Fermando desde los cinco años, gracias a que nuestras madres también eran amigas de colegio. Supongo que las locas ideas que se le ocurrían, sumado a su gran imaginación y su torpeza, hicieron que me enamorara de él, pero no fue hasta empezar la secundaria donde lo acepte.

En el tercer grado, todos pensaban que solo era cuestión de tiempo para que anduviésemos, por eso me destrozo enterarme que salia con Brenda, una niña de cuarto grado. Me sentía estúpida, yo siempre estuve con él, siempre lo apoye, sabia todo sobre él, entonces ¿por qué la eligió a ella?. Era lo que siempre me repetía. 

Me comí los celos durante todo el año y el siguiente a ese, no fue hasta que empezó el quinto grado que decidí aceptar que no estaría con él y comencé a salir con Antony. El resto es historia.

No pasaron ni diez minutos cuando cuatro chicas de la promo llegaron, de inmediato empezamos un poco con los chismes y preguntas. Ellas pudieron notarlo, preguntaron si Fernando y yo ya estábamos, les dije que sí, pero por varias cosas que comenzaron a decir y preguntar, me confundieron, aunque tenían algo de razón, esa noche dijimos que nos gustábamos, sí, pero nunca dijimos que oficialmente eramos novios.

Tenia que escuchar esas palabras de su boca.