Estaba confundido con su pregunta, es decir, se supone que ya eramos pareja o ¿no?

Mi respuesta parecía no ser suficiente, porque note como se molesto y con un simple "okey", salio de la habitación y se fue donde las chicas. No tenia claro que había pasado, pero sabia que la cague.

Diana y yo no hablamos por una hora. Los chicos nos la pasamos afuera reventando unos cuantos cuetes, las chicas revivían tiempos del colegio mientras no paraban de reír, el ambiente era acogedor, con buenas canciones de fondo y una que otra botella de cerveza de por medio. Dos más de la promo llegaron y se nos unieron de inmediato, pero no fue cuando uno de ellos por no prender bien un silbador, le cayó en la pierna a Diana.

Para fortuna de todos, solo tenia una leve quemadura, nada que una buena crema y vendas no puedan arreglar, les dije a los demás que no se preocuparan, que yo me encargaría. La cargue en brazos hasta la cama del cuarto en donde la senté, ella decía que no tenia que hacer esto, que la dejase y que podría curarse sola. Diana, en un intento para que no acercara comenzó a dar pataletas, una de ellas me cayo en toda la cara, Diana no paraba de disculparse y dar explicaciones.

En voz alta le dije que ya era suficiente, me levante y sin dudarlo la besé, le dije que la amaba, que me gustaba y que no era necesario definir nuestra relación, si quería hacerlo, pues bien.

¿Qué somos?- pregunto tímidamente.

Tonta, eres mi enamorada, mi novia, llámalo como quieras- le respondí con una sonrisa de por medio.

Para cerrar toda duda, la mire fijamente, le di un beso en la frente y en los labios, beso el cual correspondió. Imagino que con eso no solo cure la herida de su pierna.