Mientras íbamos de camino al centro comercial ninguno de los dos dijo alguna palabra. No me gustaba ese silencio, prendí el radio y puse un poco de música hasta que llegáramos a nuestro destino, una tienda comercial grande de aproximadamente unos 10 pisos con solo cosas navideñas.

Luego de unos diez o quince minutos llegamos, estacione el auto, apague la música y baje para abrirle la puerta a Diana. ella se quedo sentada, parecía que no quería salir, me le acerque a preguntarle si todo estaba bien, pero antes de que pudiese terminar de hablar ella se lanzo a abrazarme del cuello y susurrándome al oído me dio las gracias por lo que hice antes con Antony, seguido de un besito en mi cachete, le dije que no era nada, que siempre la protegería y ella lo sabía.

Promesa de cuando eramos niños.

Cuando dejo de abrazarme me miro a los ojos, y con una sonrisa ambos nos fuimos acercando hasta chocar nariz con nariz. La intención era clara, nos hubiéramos besado esa tarde si no hubiera sido por una alarma de otro coche que sonó en el estacionamiento, Diana se asusto y dio un saltito hacia atrás justo cuando nuestros labios iban a tocarse.

No pude evitar la risa y sonriendo le dije que bajase, que luego habría más gente y no compraríamos nada, ella salio del auto un poco roja, cerré la puerta y nos dirigimos hacia la entrada, ahí debería estar mi hermano esperándonos.