Uniforme Femenino

¿Podrías dejar de mirar mis pechos, idiota?

Aún no sabía cómo era que todo aquello estaba sucediendo.

El solo recordaba haberse dormido y luego, a la mañana siguiente como siempre, tomar desayuno para salir corriendo hacia la academia.

—¡Kirishima, esta vez no me esperes, voy demasiado tarde. Nos vemos en la academia! —Escuchó el pelirrojo a través de su teléfono.

—¡Esta bien!… Oye hermano, tu voz está algo rara —preguntó curioso, con su mano en el bolsillo observando un árbol frondoso que estaba de camino hacia la academia.

—¿Hah? ¿Qué dices? Da igual, nos vemos allá —había colgado sin aviso alguno, se escuchaba apresurado y muy extraño.

—Que demonios —suspiro con extrañeza el pelirrojo observando su teléfono en su mano.

Prefirió no darle importancia, ya vería después que era lo que le sucedía a su rubio amigo. Llegó normal, saludo a Bakugou quien como siempre le contestó lanzando un gruñido.

Se quedó bromeando con Sero y Ashido como solía hacerlo antes de comenzar las clases.

—Vamos al casino, muero de hambre —formuló Ashido, tocándose el abdomen que gruñía sin tregua.

—Yo paso, hace poco vi a Aizawa-sensei de camino al aula, no quiero tener problemas de nuevo por llegar tarde —se excusó Kirishima, dirigiéndose a su pupitre.

—Esta bien, ¿quieres que te compremos algo, Kirishima? —preguntó esta vez Sero quién salía con Ashido.

—No gracias hermano, así está bien —le sonrió, mientras sacaba su cuaderno lleno de garabatos, en algo debía entretenerse mientras el estúpido de Kaminari llegaba.

—¡Kaminari–chan, esta vez si que te atrasaste! —reprendió Momo.

—¿Kaminari–chan? —formuló Kirishima, confundido y divertido, ¿como era que trataban así a su amigo? Aveces abusaban de su nivel de idiotez.

—¡No lo sabes, esta vez fue por una buena causa! —se escuchó una voz muy enérgica, pero femenina.

Kirishima despegó su vista de aquel cuaderno para observar el escenario que se encontraba a unos cuantos metros de sus ojos.

Era Kaminari… Claro que se trataba de Kaminari.

Kirishima jamás en su vida había abierto tanto sus ojos, ni su boca. El pequeño plumón que tenía en sus dedos cayó de manera rápida.

—¡Ah, Kirishimaa! —saludo con energía aquella chica eléctrica de mirada ambarina terriblemente sensual y coqueta.

La rubia con unas hermosas mechas negras en su lado derecho del cabello, se acercó sonriendo de manera deslumbrante hacia el pelirrojo que sentía su corazón estallar de la sorpresa.

—¿Her-hermano? —preguntó Kirishima, parpadeando muchas veces para salir de dudas, pero ahí seguía aquella chica ahora a centímetros de su rostro sorprendido.

—Buenos días hermano —saludo con normalidad la rubia tomando asiento atrás de él. —¡Esta vez rompí el récord en el arcade que está cerca de mi casa! —exclamó muy emocionada. —Ah, me conseguí un juego, deberías venir a mi casa después de clases o yo a la tuya, ¿¡qué dices, hermano?! —pregunto emocionada.

—Cl-claro… —murmuró bajo, segundos después, se abofeteó tan fuerte que su cabeza pelirroja chocó contra la pared del aula.

—… ¿Qué se supone que haces? —preguntó la rubia, con una ceja alzada observando el cachete rojo del rubio, quien la miraba con sorpresa.

—¡Qué mierda te sucedió, se supone que tienes pene como yo! —exclamó asustado, señalando a la rubia quien le miraba confundida.

—¿Qué fue lo que fumaste esta vez, Kirishima? —preguntó, mirándole de manera desaprobatoria.

—¡Yo nada, es enserio, ¿qué demonios te sucedió, Denki?! —exclamó el pelirrojo.

—Mira —suspiró la rubia. —Haré como que esto no ha sucedido, como te decía, ¡me he conseguido un juego genial! ¡Te mueres por probarlo, enserio!

Kirishima se pasó todas las horas que restaban pegado a su cuaderno, sin mirar a la rubia, ni a nadie. Nunca en su vida había estado tan tímido. Caminaba de manera rígida, se encerraba en el baño, hizo todo lo posible por disimular su actitud aunque en realidad, todos lo notaron.

—¡Si que tardaste, Kirishima! —exclamó con molestia la rubia a la salida del baño de hombres.

Kirishima, quien ya salía más calmado apenas escucho su voz se sobresaltó, y sus mejillas nuevamente eran invadidas por ese calor incómodo.

—Eh… sí —murmuró desviando la vista hacia un lado para no mirarla.

—Hoy estás muy raro —hablo la rubia, con sus brazos cruzados. —¡Bueno vamos, se nos hace tarde, hay un juego que nos espera! —exclamó emocionada, tomando la mano caliente de Kirishima para salir de la academia.

Kirishima, ya no podía más… Nunca en su vida se le había parado tan rápido.

—¿Porqué tienes la mochila en tu abdomen y piernas? —preguntó la rubia, de pie a su lado ahora en el metro.

—Ah, yo eh… tengo algo delicado dentro —respondió sin mirarle, nuevamente.

—¡Kirishima, ¿porque rayos no me miras?! —exclamó tomándole del mentón, obligándolo a que le observara.

Kirishima tragó saliva con dureza. —¡Es difícil para mi, ¿bien?! —exclamó frustrado, con su ceño fruncido totalmente rojo. —Eres muy hermosa, quien diría que el idiota de mi mejor amigo sería tan hermoso en versión femenina, ¡es extraño, es muy extraño!

—¿Vas a seguir con eso, hermano? —respondió la rubia, confundida. —No se de donde demonios sacas eso de que alguna vez tuve pene.

—¡Así es es! —exclamó el pelirrojo.

—Bien… —rodó los ojos la ambarina. —Entonces simplemente imagina que tengo pene y ya.

—No es tan fácil hacerlo —murmuró, avergonzado, presionando con fuerza la mochila en contra su entrepierna, para salir desapercibido.

Nunca en su vida había estado tan incómodo.

Estación Fujikawa.

—¡Ah, es hora! —formuló la rubia saliendo animada, esperando al pelirrojo que la seguía, observándola completamente embobado.

Habían terminado por dirigirse a la casa de Kaminari, hogar que pasaba sólo a esas horas del día.

—¡Te voy a patear el trasero esta vez! —exclamó la rubia, enérgica observando al pelirrojo que se encontraba serio, mirándola.

La chica detectó en donde observaba sin cesar.

—¿Podrías dejar de mirar mis pechos, idiota? —formuló con molestia.

—¡Eh! —desvio la mirada con rapidez, totalmente rojo. —¡Y-Yo lo siento mucho! —exclamó, con sus ojos fuertemente cerrados.

—Enserio, ¿qué rayos te sucede? —preguntó la chica, gateando a su lado. —Hoy ni siquiera me diste el beso de buenos días, idiota —susurro en su oído. —¿Acaso ya no te gusto? Has estado evitandome demasiado.

—¡¿B-beso?! —exclamó Kirishima, arrinconado, teniendo a la chica sentada sobre él con sus ojos tristes, observándolo.

—Por supuesto… ¿Acaso no es lo que los novios hacen? —preguntó, lamiendo su cuello con suavidad. —Si ya no me quieres solo dimelo y yo entenderé, Eijirou.

El chico, quien la tenía terriblemente parada escupió lo primero que se le vino a la mente en esos momentos.

—¡Tengas pene o vagina, siempre te querré!
—Eso es… ¿tierno? —formuló Kaminari, quitándose la blusa frente a él. —Es divertido ver como has estado haciendo el estúpido intento durante todo el día de ocultar tu erección frente a mi —susurro de manera sensual, mientras lo comenzaba a besar. Kirishima lentamente comenzó a corresponderle, de manera tímida, tocando con suavidad y con sus manos algo temblorosas sus nievos brazos. Cuando se separaron para respirar, Kirishima no pudo evitar exclamar, totalmente sonrojado y contento.

—¡Eres muy hermosa, Kaminari! —había despertado, totalmente sudado, y con su erección evidente.

—Vaya… Gracias por el cumplido, hermano —murmuró Kaminari, en su normalidad, con un lolipop en su boca, observándole con una ceja alzada de manera confundida.

—Sabes… No se si sentirme alagado o asustado al saber que mi mejor amigo tiene sueños húmedos conmigo, cuando precisamente se queda a dormir la siesta en mi casa —murmuró, observando la erección de Kirishima.

Kirishima se tapo de inmediato, y comenzó a negar todo de manera terriblemente avergonzada.

—¡No, esto no es, no, no! —exclamó, balbuceando luego quizás que cosas.

Kaminari reía como nunca antes, para luego continuar jugando aquel juego que había comprado hace poco y que precisamente le había dicho a Kirishima que lo probaran horas antes en su casa.

Hasta que el pelirrojo le dio sueño y se quedó dormido a su lado mientras el rubio jugaba.

Nunca olvidará cuando entre sueños había susurrado

¡Tengas pene o vagina, siempre te querré!

Ahora sabía a la perfección que hablaba de él.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top