Capitulo7: secuestro
a los minutos ella había quedado dormida gracias a las constantes caricias en su cabello
Katakuri decidió que era momento de dejarla sola, de que pudiese descansar tal y como el médico había formulado
Así que la dejo sola
Grave error
Una hora después el sonido de los pasos en el corredor se escucharon despertando a la joven
— mmm?— murmuró adormilada— Katakuri-san?
Miró directamente hacia la puerta, pero nadie respondió. Se desconcertó
Fue entonces cuando la puerta se abrió de golpe, ella dio un grito asustada antes de que dos hombres ingresaran y taparan su boca
Intento luchar pero le fue imposible
Todo se volvió negro
(...)
Aunque la fiebre aún no le había bajado intentaba con todas sus fuerzas mantenerse consciente
La habían atado con cadenas en el mirador del barco, estaba asustada y no sabía que hacer
— hahahahaha!— río el capitán del barco
—p-porque hace esto?...—murmuró ella lastimera
El pirata rechistó y la tomó de las mejillas obligándola a verla
— eres importante para la familia Charlotte— escupió con odio— al inicio cuando llegamos íbamos a secuestrar a uno de sus hijos, pero era mucho el trabajo— bufo— entonces te vimos a ti, Bigmom no dejaba de hablar de ti, de lo buena cocinera que eras, cuando llego la fiesta de té, ella te permitió estar presente como si fueses parte de la familia... ahí te convertiste en nuestro objetivo— río— ahora solo basta esperar la llamada de Bigmom para después negociar
Ella se quedó pasmada... que debería hacer? La estaban usando para sobornar a la familia Charlotte
Pensó en sus posibilidades y noto algo beneficioso
Las cadenas no eran de kairoseki
Estaba complacida de poder usar precisamente su habilidad, casi nunca la usaba y los únicos que lo sabían era la familia Charlotte, además de que solo usaba esa habilidad para endulzar sus postres
Alargó su mano hacía más atrás para llegar casi a el último tablón del barco
Sentía que las cadenas la lastimaban, pero aún así continuó
Su mano se envolvió en un líquido espeso de color amarillo
Miel
Lanzó una cantidad considerable sin ser vista, así dejaría un rastro
Las primeras horas pasaron y al fin el den den mushi sono
— Bigmom que grata sorpresa — habló inocentemente el hombre
— no te atrevas a hablar en ese tono condescendiente conmigo— rugió la mujer con odio— tienes algo que me pertenece
— oh si, me he tomado el atrevimiento de llevarme a su cocinera a un pequeño paseo— sonrió ladino— es tu decisión el tiempo en que este dure
— maldigo....— susurró con odio— donde está ella? Quiero escucharla
Uno de los piratas le quitó la venda en sus labios
— mamá!— gritó aterrada tosiendo ligeramente — ayu...
Volvieron a poner el pañuelo
— ya la escuchaste— repuso el hombre
— que es lo que quiere?— repuso la mujer molesta
— qué precio cree que valga ella?— sonrió de lado— quiero quinientos millones de berries por ella. Es eso o adiós a volver a comer sus dulces
—maldito...— sin más el hombre colgó la llamada
El hombre sonrio, parecía tener todo bajo control, jamás pensó que tendría a una Yonko a su disposición
— capitán!— gritó uno de sus hombre tirando a la chica bruscamente — esa mujer...
Con solo fijar su vista más allá lo noto... había dejado un rastro
— estupida — camino hacia ella y la tomó del cabello — no creas que esto te saldrá gratis
La pateó con fuerza lanzándola contra una de las barandas, le dolió más que nada, se retorció mientras volvía recibir un golpe más
Se cubrió el rostro como pudo sintiendo los golpes caer en su cuerpo
Estaba a punto de caer inconsciente cuando lo vio
Una silueta apareció entre ellos
Un hombre alto e imponente, sus ojos se encontraron y el hombre no pudo estar más molesto
nadie que la tratara de esa manera merecía seguir con vida
Cuando la vena palpitante de su cuello se hizo más presente ella se desconectó
(...)
Le dolía cada parte de su cuerpo, se sentía con un peso demasiado fuerte
Cuando abrió los ojos se encontró con la luna
Miró al hombre que la cargaba de manera delicada y dulce
La había rescatado
— Katakuri-san...— susurró ella con una sonrisa volviendo a sucumbir ante la oscuridad
Sin darse cuenta que a su alrededor se deleitaba la imagen de los cuerpos sin vida de sus atacantes
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