I

¡Aviso!

Ésta historia será cambiada como antes se había leído. Al empezar a leer notaran que algo cambió con el pasar de los capítulos, ésta historia se tendrá una trama seria y he mejorado la redacción y la ortografía para el libro que quiero que marque mi usuario aquí en Wattpad. Al saber esto, ponte cómoda y relajate y preparate para un barco de aventuras junto a los Sombreros de Paja, pues el último libro de la saga "Sola [One Piece]" ha empezado.

¡Disfrútalo!

Era una noche fría en invierno, todas las familias se encontraban en sus casas ó hasta veces, visitando a otros como muestra de amistad. No todos podían gozar esto, había madres, padres, hermanos o cualquier otra parte de las familias que yacía en el mar, tal vez por cuestiones de trabajo, tal vez porqué se dedicó a navegar, ó simplemente eran piratas.

Este, sin embargo no aplicaba con la tripulación de Monkey D. Luffy, que toda su flota navegaba por las frías aguas de aquél milagroso día, Navidad. En ese día tan especial no podían dejar que los marinos u otra amenaza los invadiera, así que todos fueron parte importante para diseñar un plan cauteloso y a prueba de bobos para que nadie los molestara, y al parecer iba funcionando ya que nadie de la mañana hasta la hora actualmente los había interrumpido, ni siquiera la flota de el comandante y jefe de la marina Sakazuki ó mejor conocido como "Akainu" que desde que sombrero de paja consiguiera la corona de el rey de los piratas no paró de buscar, y a pesar de esto ninguno se preocupó de ser emboscados ni siquiera Usopp, así que todo transcurría tranquilo.

El aclamado Thousand Sunny iba rumbo a una isla donde la gran tripulación que lo habitaba habían preparado una casa enorme que solo utilizaban cuando era necesario -pues ir mucho a ese lugar levantaba las sospechas de que tenían una "guarida" ahí.

¿Cuántos años habían pasado? Los suficientes para que todos los mayores tuvieran entre treinta a cincuenta, todos se encontraban ahí, desde el aclamado rey hasta la dulce Mia, todo quedó perfectamente como lo planeaban y aunque hubiera un hueco en sus corazones tenían que seguir adelante.

-Sí, feliz navidad Nojiko. Diviértete, te amo bye. -colgó el Den Den Mushi una pelinaranja de larga cabellera en rulos con un vestido rojo ajustado y elegante. -¿¡Nadie va a tomar el Den!? -gritó Nami pero con el ruido de los chicos jugando no se pudo hacer nada respecto a la respuesta. Ésta suspiró y se encaminó hacía la cocina esquivando a los adolescentes, y antes de que ella abriera la puerta una persona peliverde se le adelantó. -Oh disculpa Kanon. -Nami sonrió cálidamente, la nombrada asintió y se encaminó hacía sus primos.

-Hey chicos, traigo dulces y una rebanada de pollo, me traería una bebida pero cargaba mucho. -dijo ésta compartiéndoles en una bandeja plateada la comida ya mencionada.

Roronoa Kanon ó Nico Kanon,  era la hija de Zoro y de Robin, que al final de todo se casaron y tuvieron esta hermosa doncella de quince años.

-Mm, -dijo Yui. -Que rico. ¿Dónde lo sacaste? -dijo mirando ligeramente para arriba degustando el dulce de chocolate que hacía explosión en su boca.

-Seguro lo hizo papá, tonta. -dijo Jackson. -Él siempre trata de hacer lo mejor en la cocina. -dijo éste saboreando la salada alita de pollo que lo hizo babear. -Y sí le sale.

Yui y Jackson de 19 y 23 años respectivamente, bueno, ya se imaginarán de quien son hijos ¿Cierto?

-¡Chicos ya entren! Dice mamá que vengan a comer con todos. -dijo el niño de siete años, Nessy. Principe de los piratas por derecho con un bonito cabello color plateado y ojos azabache.

-¡Ya vamos Nessy! -gritó Kanon. -¿Entramos ó qué? -preguntó la sabia y carismática chica, que a pesar de ser menor que Yui y Jackson, estos siempre confiaron en ella. Ambos chicos se miraron entre sí y asintieron, caminaron a la cocina ya más grande.

Las mujeres hablaban en un rincón de la mesa, se debe saber que en este había puros dados, cartas y joyería, los hombres -que eran más- se esparcían por lo que quedaba del cuarto. Todos se encontraban con trajes elegantes y caros, y hablemos sobre la decoración todo estaba de colores rojo, verde y blanco en mayoría un ambiente acogedor.

-¿Cuándo llegaremos mamá? -preguntó Kanon poniendo una mano en la mesa delicadamente, con otra mano alzó ligeramente su vestido rojo y en la parte central era blanco, portaba unos guantes blancos que le llegaban a la muñeca.

-Muy pronto, no te desesperes no es correcto. -dijo Robin mirándola calmada, la mayor llevaba un vestido verde largo que le llegaba a los pies y una bonita cebolla en el cabello junto a otras decoraciones en su oscuro pelo. -Bueno, pensándolo... Van a ver a Sabo-kun por primera vez. -dijo mirando a Luffy.

-¡Oh cierto! -dijo Luffy llegando a la conversación cargando con unas galletas. -¡Les va a agradar mucho! Él es el mejor. -dijo y se sentó en la mesa junto a su mujer. -¿A qué sí Reiko? -la nombrada asintió.

-¿Qué? ¿Acaso hasta mi mamá conoce a ese tal Sabo? -dijo Nessy enfadado un poco. -¿Cómo es posible qué no lo haya conocido antes? -preguntó recargándose en el regazo de su madre.

-Pues, con tantas almas pequeñas era muy difícil ver a tu tío Sabo. -dijo Reiko volteando la vista intentando recordar. -Pues, eh.. también porqué el tío Sabo siempre está ocupado y casi siempre que lo vemos es cuando estamos en una batalla.

-Hace mucho que no tenemos una, ¿Cuántos años han sido desde la última batalla que ha sido un verdadero problema? -dijo Brook tomando una taza de té.

-Sí, a veces me dan ganas de mover mis músculos y correr con la adrenalina pura. -dijo Nami apretando sus puños con gran entusiasmo. -Pero y luego pienso en Nessy y los demás y me alegra saber que han nacido en una era ... peligrosa pero, los mayores somos más fuertes.

-¿Es cierto que Monkey-san, Roronoa-kun y mi papá eran del trío monstruoso? -preguntó Jackson recargándose en la barra de la cocina, su flequillo le tapó su ojo izquierdo, éste acomodó sus gafas.

-Somos del trío monstruoso. -dijo Zoro sonriendo de lado. -Recuerdo que todos me tenían más miedo al principio pero también desarrollaron pavor a Luffy mientras el tiempo avanzaba, Sanji era un bastardo con los hombres que lo molestaban.

-Hablando de este, ¿Dónde está Sanji? -preguntó Usopp mirando por la ventana pero no se veía nada pese a las horas.

Yui cerró los ojos y se abrazó a si misma y con voz débil habló para contestar la pregunta de su tío.

-Dijo que necesitaba encontrar algo y se fue para el cuarto de los chicos, pero... Cuando vio que no estábamos rondado por ahí... se fue al cuarto de atrás. -hubo un silencio, todos en el cuarto se quedaron sin palabras, el cuarto de atrás era algo que no querían hablar en ese día y si lo hacían no enfrente de los menores. Nessy parecía no comprender nada.

El pequeño quiso hablar para preguntar porqué el repentino silencio pero el rubio entró a la cocina con un chaleco negro y camisa blanca, este entró doblando sus mangas de la muñeca y sin prestar atención de el silencio, al levantar la vista se confundió un poco. -¿Hmm? ¿Pasa algo? -preguntó inconsciente de las miradas de dolor que tenía la mayoría.

-N-no pasa nada. -dijo Usopp interactuando con las manos. -Pero olía a quemado hace rato. -susurró Usopp haciendo que Sanji abriera los ojos.

-¿¡Qué!? ¡No es posible! -gritó corriendo, la tensión disminuyó un poco del cuarto por unas cuantas risas. -Ya, no está tan mal supongo. -dijo colocando el pavo en la bandeja.

El tiempo pasó y llegaron finalmente a la isla donde se encontraba su mansión donde pasarían la noche y el otro día, Sabo ya había llegado como se esperaba, así que solo faltaba esperar a Nojiko, la familia de Luffy, algunos compañeros de el Baratie por parte de Sanji y Kaya, estos estaban siendo transportados cautelosamente por barcos privados y se encontrarían en una isla para ser llevados por los revolucionarios, ahora mismo estaban a diez minutos de llegar.

Llegando con los adolescentes, estos estaban explorando pasillos y cuartos que antes no habían notado.

-Mira lo que me encontré. -dijo Kanon sacando de uno de los baúles que se encontraba en la habitación oscura donde ahora estaban, una espada de mango rosado, había cosas como armaduras, armas de fuego y espadas, y algunos tesoros. -Es tan genial, le pediré permiso a papá de poder llevármela. -dijo blandiendo tan elegante arma.

Le fue arrebatada por Jackson que la alejó de ella. -Ni hablar Kan-chan, sabes que no les gusta tenerte en el más mínimo riesgo. -dijo mirándola a los grandes ojos azules que ella revelaba con un rastro de luz de luna que los cubría en mayor parte de la cara.

-Pero, solo mira esa hermosura de arma. Además soy hija de Roronoa Zoro y Nico Robin ¡Soy fuerte por familia! -gritó poniendo una mano en su pecho.

El rubio negó con la cabeza, y caminó ignorando a la chica para volver a poner la espada en su lugar. -Sabes lo que pasó antes de que llegaras a este mundo. -dijo serio.

Kanon bajó la mirada y asintió triste. -Tengo suerte de estar aquí, eso me lo dice mamá a menudo. Papá no quiere hablar de eso... -dijo tomando con fuerza su vestido.

-Tanto Robin como tu papá han sufrido mucho, y de pronto es como si un ángel los consolara dándote la vida. -dijo Jackson tomando de los hombros a la chica. Ésta levantó la vista sonrojada, hacía tiempo que ella estaba enamorada de él,

-¡Hey tórtolos! -dijo Yui llegando, ahora con su pelo azabache suelto y una cajita entre manos. -Me encontré esto en una habitación atrancada, vamos a verlas. -dijo y apuntó con la cabeza diciendo que se fueran al pasillo donde había luz.

Jackson rápido se olvidó de la escena que antes habían creado y se dirigió con su hermana, Kanon dio una mirada rápida a el baúl donde estaba aquella espada pero negó con la cabeza y corrió al pasillo.

Los tres se sentaron y abrieron la caja de metal, habían fotos y cintas de Den's, lo que llamó la atención era un libro rojo con un cerrojo, resultó ser el diario de aventuras que había sido escrito aparentemente por Nami.

-Cielos esto es de la prehistoria. -rió Jackson haciendo sonreír a las dos chicas que se hallaban junto a él. Empezó a hojear el libro y observó que Kanon empezó a tomar algunos papeles que se hallaban por ahí, el chico observó a su hermana que se hallaba con la mirada fija y de poco a poco sus ojos se iluminaron. -¿Yui? -preguntó con la ceja alzada, ésta tomó con las manos temblando un encuadro pequeño que él no alcanzó a ver. -¿Yui? -preguntó más alto.

-Es ella. -dijo acariciando con las yemas de los dedos la imagen, él y la peliverde tuvieron curiosidad y se voltearon a ver confusos, el mayor se acercó a su hermana y observó la imagen que ella tanto observaba, su pupila se encogió.

-Puede ser cualquier chica... Lo sabes.- dijo nervioso el chico al ver a su hermana tan hipnotizada. -¡Yui deja de mirar! -gritó apartándole la pintura.

-¡Oye dámelo! -gritó la chica abalanzándose contra su hermano con gran enojo. -¡Es mío! ¡Yo lo encontré! -gritó. Jack solo levantaba la pintura más y más alto para que la chica no la alcanzara.

-¡Ni hablar!  ¡Sabes que eres muy sensible con esto! -gritó Jackson apartando con su antebrazo a Yui.

Kanon solo se quedó allí observando con nervios, ¿A quién apoyaría? Respiró y se paró con un aura fuerte y madura, logró quitarle la pintura a su amigo y la observó. Era un doncella de pelo corto, con flores coloridas en su cabezera formando una diadema, tenía la vista mirando hacia un lado y sonrisa calmada. Kanon lo contempló por unos segundos y miró a los hermanos gritándose y empujándose.

-¡Hey! ¡No se griten, son hermanos! -gritó Kan tratando de calmar a los mayores. -¿Es por ésta chica? -dijo alzando la foto. -¿Quién es? -preguntó con un sudor recorriendo su frente,

-¡Chicos! -dijo Franky llegando con los adolescentes. -Las chicas quieren que bajen, no les gusta que estén aquí. -Mientras decía esto Jack pasaba la caja por atrás de sus pies para que el cyborg no lo notara, Yui asintió y caminó hacía él, no sin antes mirar molesta a su hermano, tomó la mano de Kan y se la llevó casi a rastras.

Jack suspiró y miró hacia abajo, sus ojos lila se posaron por atrás de él observando la caja, sacó de su bolsillo  un papel doblado, sonrió ligeramente y se encaminó hacía su hermana para arreglar las cosas.

Mientras tanto las chicas bajaban a gran velocidad pero era Yui la que dirigía a Kan y esta tropezaba un poco.

-Yui... -llamó Kan con nerviosismo a la azabache pues todos se les quedaban viendo. -Yui. -volvió a llamar mientras la mayor se dirigía al balcón. -¡Yui! -esta vez gritó pues no había nadie quien los oyera.

La nombrada abrió la puerta y soltó a Kan, se abrazó a si misma y caminó hacía la reja, estaba frío pero lo compensaba una manta de diamantes pegados al cielo nocturno.

-Perdón es solo qué... -paró cinco segundos. -No me puse rara ¿Oh sí? -dijo volteando a ver a la peliverde. -Me pongo muy nerviosa al ver chicas así... Ya sabes, que son de hace unos diez años y no las conocía.

-¿Quién pensabas que era? -preguntó la peliverde mientras sacaba de su bolso la pintura de aquella chica. La chica volteó y caminó hacía la pintura tomándola con delicadeza y sonriendo.

-¿Cómo explicárselo a una chica tercera? -se susurró más a si misma que a su acompañante.

-Yui, -llegó Jackson al balcón, la chica sonrió a él, mostrándole que no tenía ningún problema con él. -Perdón, es solo que... Bueno no importa.

La joven caminó hacia su hermano y este la abrazó, Kanon echó una última mirada a las estrellas y sonrió al ver que los hermanos la esperaban con una sonrisa. -Vamos.

Llegaron a la sala justo a tiempo que la familia que restaba al fín había llegado, después de eso la fiesta había comenzado con comidas, villancicos y uno que otro beso por parte de los casados, cuando llegó el momento de abrir los regalos Nessy recibió unos juguetes probablemente hechos por Franky, Kan recibió una espada aún cuando ella se le hacía imposible esa posibilidad, los hermanos Vinsmock recibieron ropa y joyería, no pudieron haber pedido algo mejor.

Y cuando llegaron las tres de la mañana y la mayoría dormía, Kan se despertó para tomar un trago de agua, pasó por la cama de sus padres con tremendo silencio pues su papá era casi un robot detectándola, bajó por las escaleras mientras se tallaba los ojos bostezando, iba con la guardia baja pero esta se alarmó cuando escuchó hablar a unas personas.

-¿Qué haces tan temprano aquí, cariño? -preguntó su tío Sanji, la joven decidió espiar un poco pues se le hacía curioso que estuviera alguien despierto a esas horas. Observó a su su tío recargarse en la barra de comer mientras conversaba con su hija.

-Papá... no puedo dormir. -dijo Yui abrazándose a si misma y con la mirada baja.

-¿Ya intentaste contando ovejas? -dijo Sanji volteándose y abrir el refirgerador, la chica asintió. -¿Haciendo cálculos? -preguntó y la chica asintió. -Mm... ¿Tal vez quieras estar despierta? -preguntó mientras este servía algo, la chica negó. -Supongo que debería ir a arroparte. -A Kan se le hacía sorprendente como aún Sanji la trataba como si tuviera diez años, y en vez de cualquier cosa negativa se le hizo dulce. 

-No es eso, creo que... Es la pintura. -dijo la chica y Kan prestó más atención. Sanji le dio el vaso de chocolate batido a su hija.

-¿La pintura? -preguntó este con una ceja alzada. -¿Cuál pintura? -recargó sus brazos en la barra. La chica miró a un lado, y después hacía abajo mordiéndose el labio arrepintiéndose de lo que dijo, Sanji se dio cuenta. -¿Espera qué pasa? ¿No me quieres contar?

-Debes prometerme que no actuarás mal. ¡Júralo!  -dijo la chica sacando de atrás el cuadro con la pequeña pintura, Sanji se vio confuso ¿Qué hacía que su hija le hiciera jurarlo? Como sea él debía como padre ganarse su confianza.

-Ok, ok. Lo juro -dijo alzando los brazos aún confundido. -la chica le entregó el cuadro al revés a su padre, sus manos temblaban, Sanji volteó el cuadro y su expresión se quedó plasmada en la pintura. Hubo un silencio. -¿Dónde lo encontraste? -preguntó sin dejar de verlo.

-Por ahí... -dijo la chica con su labio temblando. -¿Es ella? -preguntó apretando su pantalón de pijama.

Sanji sonrió con los ojos llorosos, rió levemente. -Sí, sí es ella. -una lágrima le recorrió la mejilla pero era tan pequeña que Yui no la notó.

Yui se acercó a su papá abrazándolo, miró hacía un lado batallando con no llorar. -La extraño -dijo sorbiendo su nariz ya mocosa y ocultándose en el pecho de su padre.

Sanji miró la pintura con nostalgia y cerró los ojos, acarició el cabello de su hija e intentó dejar su nudo en la garganta para poder decir. -Yo también extraño a tu madre. -dijo, Kanon se dejó caer cuidadosamente con una mano peinandose el cabello que cubría su cara, entonces era cierto lo que había sospechado.

La chica de la que una vez oyó hablar era la doncella de la pintura y la madre de los dos hermanos, la chica que tenía mucho que ver con la personalidad antisocial de su familia, la chica que hizo que la familia se deshiciera de todo que tenía que ver con ella.

Su nombre si mal no recordaba la peliverde era Minori Akane.

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