Ella está aquí.


<<PurupPuruPuru>>...

El sonido del Den Den Muchi resonó en toda la habitación, la chica que se encontraba dormida hace unos segundos despertó pero siguió sin abrir los ojos. Tomó su almohada y la puso arriba de su cabeza tratando de cesar el ruido, sin éxito se talló con suavidad uno de sus ojos y tomó aún a oscuras la llamada.

-¿Hola? -dijo con voz cansada y bostezó de nuevo. Rascó su espalda y después su pierna.

-Chica ya voy a llegar a la isla. -oyó la voz de Molly por la otra línea, la dormida asintió aunque obviamente Molly no podía verla.

-Me alegro pero ¿No pudiste llamar más temprano? -dijo sarcástica y algo malhumorada, movió sus dedos pero algo lo impedía sentía un lazo que unía su dedo índice a su dedo medio.

Se oyó una risa por el teléfono lo que hizo molestar a la azabache, que aún no entendía o recordaba que pasaba realmente, chasqueó la lengua y frunció el ceño.

-¿Estás tan dormida que no sabes que día es hoy? -dijo Molly y aunque la chica no podía verla parecía decirlo con una sonrisa. Suspiró. -Pues hoy se cumplen dos años desde que llegaste.

-¿Dos qué? -bostezó de nuevo la joven. -¿Dos años? -dijo aún inconsciente pues estaba dormida. Pensó que si Molly la llamaba a las dos de la mañana era algo muy importante, de pronto recordó lo que dijo "desde que llegaste" abrió los ojos y su mirada volteó a muchas partes hasta que recordó que hoy era el día donde vería a su familia. -¡Hoy veré a Luffy-san y los demás! -saltó de su cama y fue hasta el armario.

-Hoy en unas horas estarás con ellos de nuevo. -dijo Molly riéndose para no mostrar un dolor muy dentro de ella, la chica había llegado a sus vidas como una ráfaga de viento a un campo de flores, los movió un poco arrebatando uno de sus pétalos inservibles y se los llevó.

-Molly-san voy a ver a todos... todos, de nuevo... -lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y recorrer sus mejillas, puso sus dedos índice y pulgar como encargados de limpiar sus ojos. -Todos van a estar ahí.

Molly sonrió aunque esta no la viera, suspiró pues cuantas veces la joven había llorado por volver a encontrarse con ellos. En el barco donde se hallaba pudo ver en una forzada vista el contorno lila de la isla con el cielo celeste crepé oscuro.

-Tranquila Akane-san, guarda esas lágrimas para cuando veas a Sombrero de paja y los demás. -Akane sonrió sorbiendo la nariz ya roja por los sollozos. -Estaré allí en unos treinta minutos.

Asintió Akane con una despedida seguida y colgó la llamada, preparó su ropa para ver por primera vez a su familia en unos años, se desnudó para acto seguido abrir la ducha, duró unos cinco minutos en la regadera porqué ella no quería arruinar nada para ese momento anhelado, al terminar de secarse se puso la ropa que ella había decidido. Unas mayas de colores con un short de tela brillosa negra, una blusa con aberturas en los hombros de color turquesa y un chaleco azul abotonado.

Miró su cuarto y sonrió de nuevo, nada de lo que tenía en el le pertenecía completamente a ella, así que no se llevó nada... una carga menos, abrió la puerta pero recordó que faltaba su pequeño pedazo de papel que la guiará a su tripulación, se lo guardó en el bolsillo de el chaleco y salió, el pasillo estaba frío y oscuro pero no le importó, bajó por las escaleras y salió a la fría pero encantadora mañana, miró hacía arriba a el cielo, esa isla era tan extraña que parecía que había dos soles en la mañana y tarde.

-¡Minori-chan! -la voz la hizo ponerse un rubor en las mejillas, pero no uno bueno. Si ella no se equivocaba era Perrie, un chico joven de dieciséis años, era guapo eso nadie lo negaba pero para la azabache solo un crío más solo por ser cuatro años menor que ella. -¿A dónde va tan temprano? -preguntó este con una sonrisa.

Akane se volteó, ni siquiera él podría arruinarle este momento. -Hoy es un día especial. -se quedó callada y después con ojos luminosos soltó. -Hoy volveré con mi familia. -dijo con tanta alegría pero a Perrie se le destruyó el corazón y trató de ocultarlo pero no pudo evitar fruncir el ceño. -Iba a esperar a Molly-san en el puerto para despedirme de todos, dejaré Palaces en unas horas.

Después de la pelea con Kuma, Akane fue enviada a una isla perdida en el tiempo, donde habitaban una raza "extinta" de personas, ellos provenían de el Oriente, sus ancestros eran tan emocionalmente inestables que los llevó a cometer errores, así que con el tiempo controlaron sus emociones y con ello, su tan grande poder mental. Muchos desaparecieron por secuestros y violaciones y tráfico ilegal, así que los pocos que quedaban huyeron a esta isla, se reprodujeron y aquí está su legado.

Al llegar, Akane fue vista por unos chicos que se encontraban vagando por ahí, Pierre era uno de ellos, contando con catorce años este se enamoró de la chica, por lo que hizo lo posible para cuidar de ella, no fue unos meses después que se le declaró pero.. el resultado fue obvio, la chica no podía estar con él si esta ya estaba en una relación.

-Wow... Pasó muy rápido el tiempo. -dijo suspirando. -Estás muy linda, Minori. -dijo mirando hacía el suelo. Sus ojos verdes se dirigieron a la vista de la chica.

-Bueno, si no te molesta yo iré al puerto a esperar a Molly-san y despedirme. -dijo inclinando la parte superior de su cuerpo en señal de adiós. -Nos vemos luego. -justo cuando Akane iba a ir a su destino, Pierre decidió que aquellas horas tan madrugueras eran al menos un buen tiempo para hablar sobre lo ocurrido.

-¿Porqué nunca me diste una maldita oportunidad? Pude haberte hecho feliz. -dijo este haciendo una mueca, Akane abrió los ojos y negó con la cabeza.

-Yo ya soy feliz, Pierre. Lo que tú sientes no es amor es solo atracción a tus hormonas a mi físico femenino pero es solo una etapa que chicos de once a dieciocho años suelen pasar. -dijo interactuando Akane con las manos tratando de verse como una sabionda sobre el tema pero luego rió bajo. -Lo leí en un libro hace dos años. -rió un poco más mientras recordaba. -Robin me lo enseñó. -sonrió feliz al recordarlo-Perdona si lo dije erróneamente, no lo recuerdo tan bien.

-Estás evitando la pregunta. -dijo extrañado a lo que Akane suspiró, si él quería hablar de eso pues ya era hora.

-Mira, yo tengo veintiún años y tu dieciséis son cuatro años de diferencia pero mentalidades diferentes. Segundo, estoy saliendo con alguien. Tercero, no funcionaría nada entre nosotros. -se acercó a el chico y tomó su mejilla. -Perrie eres genial pero como ya dije esto no es amor.

Sonrió y se marchó, lo que le dijo la chica le había roto lo que le quedaba de corazón pero tal vez tenía razón, no la amaba completamente pues se había fijado en otras chicas pero Akane era la que más le llamaba la atención, miró hacia donde ella caminaba y decidió mejor dejarla de observar. Tenía que dejarla partir y él lo sabía, suspiró profundamente para evitar poder sentir mucho y descontrolarse.

-¿Porqué no pude ser mayor? -pensó mientras su respiración se cortaba así que se encaminó hacia su dojo para hablarle al jefe que probablemente estaría despierto.

Akane pensó en quien sería mejor ver primero pero no se podía decidir, se preguntaba si Luffy se había puesto más fuerte, si Zoro habría cambiado de apariencia, si Robin se vería vieja (claro que no solo tiene treinta años), si Franky había mejorado su habilidad para construir cosas, si Nami se había puesto más bonita, si Usopp seguiría siendo un miedoso, si Chopper seguiría siendo tierno, si Sanji estaría más sexy--Ah no, si podría haber mejorado su habilidad para cocinar.

Del único que sabía era de Brook, y eso no tenía nada de malo, le gustaba verlo a veces cantar le calmaba mucho. Akane llegó a la playa y se sentó abrazando sus rodillas a esperar el barco de Molly, ¿El agua de mar te ensucia? Se preguntó al notar algo brillante en el mar. Lo pensó muchas veces pero no logró encontrar una razón contradictoria a lo que ella pensaba, así que una vez más se desvistió solo quedando en ropa interior y corrió al puerto, el sol se encontraba asomándose con una fuerza calmante e inspiradora, como si solo brillara aquella mañana a Akane y a su familia, la chica ya había saltado y el agua estaba helada pero olvidó algo. Tenía una fruta del diablo.

Agradeció que la arena estaba al alcance de sus pies aunque fuera por un roce nada más, entonces sintió algo duro, se agachó y encontró una ostra se la llevó a la mano con la mente, una habilidad aún no perfeccionada del todo que aprendió a usar en la isla.

Al llegar a la orilla poco le importó que se hubiera ahogado o que aún estuviera en ropa interior, y aunque la isla estuviera constituida por hombres eso le dio igual, lo único que sus ojos se concentraban era en esa ostra de color celeste claro abrió con cuidado esta sin necesidad de lastimarla, y sacó rápidamente una bolita, colocó la ostra en el agua y miró lo que esta había agarrado, era una perla de tamaño mediano y abarcaba solo una pequeña parte de su mano, era rosa claro.

La chica sonrió y caminó a vestirse de nuevo, guardó la perla en el bolsillo de su abrigo y observó el barco de Molly, sonrió de nuevo.

Ya se había despedido de todos, les estuvo agradecida mucho por tenerle confianza y enseñarle sus artes y culturas bellas. El jefe despidió a esta con una rosa blanca símbolo de la paz y suerte en su cultura, y al fin partió en el barco con solo Molly, Perrie y algunos otros hombres que se encargaban de algunas cosas en el barco.

-¿Preparada? -preguntó Molly con una vara de madera y un rubí en su exterior e inferior. Akane asintió con un poco de nerviosa, Molly sonrió y giró la vara muy rápido y después la lanzó al mar y se abrió un portal. -Dirás hola muy pronto a tus amigos. -dijo y el barco entró, era un ovalo gigante y alrededor infinitos colores arcoiris, Akane se fue corriendo hacía la parte trasera del barco y alzó las manos en señal de gracias y adiós, el barco ya estaba entrando al portal y de repente vio como la isla fue tapada por una oscuridad formidable, bajó lentamente los brazos y se quedó viendo al vacío cuando de pronto unas pequeñas luces aparecieron rodeando al barco y cuando lo notaron todos ya estaban a unos kilómetros de la isla Sabaody.

Los latidos de su corazón eran lo único que ella oía ahora, sus ojos lilas se iluminaron y su sonrisa no tardó en aparecer, estiró el brazo hacía la isla tratando de alcanzarla "Allá voy"

-Akane-san. -La de pelo corto y rizado llamó. -Iremos con usted a acompañarla a la isla, se que tal vez usted lo niegue pero queremos estar con usted hasta ver que su barco se vaya. -dijo firmemente Molly y detrás de ella todos los hombres del barco, Akane sonrió.

-Supongo que si lo desean mucho. -dijo y volvió a ver el cielo. -Chicos ya casi llegamos, de aquí nos iremos en bote por si nos llegan a perseguir lo cual con ustedes es muy probable. -algunos hombres rieron por lo bajo. -Será más fácil la huida.

Hicieron lo que ella ordenó y solo Molly, Perrie y Akane fueron con un bote hasta el puerto, los hombres restantes estarían al pendiente de todo si había algún problema. Al llegar remando, Akane saltó hacía el pequeño puente y respiró hondo, abrió los brazos como si abrazara a alguien enorme y gritó. Simplemente gritó con todas sus fuerzas, alarmó a sus acompañantes pero solo se miraron extrañados.

-Vamos. -dijo volteandose a verlos y después caminar de una manera optimista, el lugar no había cambiado mucho y era muy temprano por lo que no le sorprendería que todo estuviera algo solo, decidió ir a un pequeño bar donde había conocido a una mujer muy agradable por lo que sin decir nada solo se dirigió allá.

-¿A dónde vamos? -dijo Molly al fin hablando desde que empezaron a caminar, Akane volteó sonriendo.

Mientras caminaba y el viento movía las hojas sonando como una pandora suave decidió contarles sobre su pequeño plan, los sonidos de las burbujas reventaban y el olor del chocolate de la feria que empezaba a producirse temprano invadió su nariz.

-Pues esto es lo que llevo planeado, lo demás es cosa al azar -espetó- iremos hacia un bar donde Shaky-san nos atenderá, es una amiga que conocí hace dos años es muy buena persona y es amable así que no se sentirán incómodos le preguntaré sobre los chicos y si han llegado pero si no sabe probablemente este Rayleigh-kun por lo que-- fue interrumpida por Perrie que junto con Molly se detuvieron haciendo que Akane también se detuviera sin borrar esa sonrisa de su rostro.

-Espera, espera...- dijo Perrie cerrando los ojos tratando de asimilar el tremendo nombre que había mencionado. -¿Rayleigh? ¿La mano derecha de Roger? -dijo Perrie algo sorprendido y no de una manera muy alegre.

-¿No sería algo peligroso que vayas con él? -preguntó Molly sus manos se abrazaban una a otra.

Akane suspiró entendiendo su preocupación hacia ella pero no se pondría de malas esa mañana.

-Sé que suena algo peligroso pero chicos, lo conocí hace dos años y aunque fuera unas pocas horas es un gran hombre y muy generoso, y además... Debe saber algo sobre los chicos porque si no es Shaky es él. -dijo firmemente pero amable la joven de veintiún años, puso su mano en el bolsillo de su chaleco y en su mano derecha sintió una Vivre Card como loca, la sacó y miró hacía donde apuntaba. -Vamos.

No tardaron mucho en notar a la distancia el bar, Akane sonrió y miró a sus amigos con una alegria que sus ojos fueron los únicos que lo podían expresar, el sol estaba comenzando a elevarse más de lo que estaba apuntando las diez de la mañana, Molly comenzó a sentir que su estómago se revolvía y Perrie hizo una mueca, se notaba su tensión pero era aceptable y comprensible y se miraron entre ambos, Akane comenzó a caminar bajando por la colina en la que se encontraban.

De la puerta salió un hombre a estirarse, pues como no, con ese exquisito clima todos lo disfrutarían pero ese no era el caso, la chica de ojos lila entrecerró los ojos para observar más a aquella persona, al caminar más pudo observar mejor a aquella persona. Un hombre de kimono verde y cabellera del mismo color, la joven estaba ya a unos metros así que pudo notar el rostro que aunque quisiera no olvidaría, el hombre volteó y abrió los ojos sorprendido, Akane se detuvo un poco para observar a lo que en realidad era su mejor amigo, Roronoa Zoro.

Unos pasos fueron suficientes para quedar a unos diez metros enfrente del otro, Zoro sorprendido caminó un poco asimilando que tenía enfrente a su mejor amiga, el corazón de Akane se aceleró mientras que su nariz empezaba a moquear y sus ojos empezaron a cristalizarse mientras que trataba de controlar el nudo en su garganta por la emoción.

-Zoro... -susurró mientras una sonrisa se formaba en sus labios y el peliverde se agachó con los brazos abiertos dispuesto a que su amiga lo abrace.

Akane avanzó poco a poco para después empezar a correr rápidamente sin perder un segundo más, el hombre solo estaba ahí esperando a que esta llegara y cuando al fin lo hizo esta rodeo la cintura del hombre con sus piernas y su rostro acomodado en el hombro de Zoro, este se había parado para dar vueltas a si mismo y disfrutar más su abrazo, no iba llorar, se lo juro a si mismo pero joder como extrañaba a su familia.

Zoro rodeó a la chica por la espalda con las manos y la oyó llorar un poco pero de todas las veces que la había oído sabía que esta vez era por una razón nostálgica y llena de alegría, pensó en decirle algo como "Que pesada estás" ó "Vaya que comiste" para obviamente hacerla enojar pero para él era como cargar un oso de peluche tamaño humano.

-Mujer, no dejaste de ser una llorona. -Dijo como lo único aceptable que su mente dejó salir, oyó que entre sollozos la chica rió en voz baja, sin duda él podía abrazarla por muchas horas pero notó que ella venía con acompañantes, una mujer de pelo rizado, corto de color púrpura y un hombre de pelo avellana y ojos verdes.

La chica dejó sus pies en la tierra nuevamente y se separó del abrazo, miró con una sonrisa cálida a Zoro pero hizo una mueca al notar su cicatriz, pasó su mano por su mejilla algo preocupada.

-No es tanto, yo me lo busqué. -Vio que lo que dijo no ayudó a quitar esa cara. -Pero ¿Porqué no mejor me dices quiénes son estos desconocidos? -dijo Zoro.

-Oh sí, ehem, ellos son Perrie y Molly. -dijo apuntandolos. -Ellos son mis amigos, vinieron desde la isla que llegué desde lo de Kuma. -mencionó Akane.

-Yo también tengo una acompañante pero... es más conocida de los dos. -dijo Zoro frunciendo el ceño. -Es la que está oyendo que estamos hablando. -dijo en voz alta mirando hacia el fantasma que la pelirrosa había creado.

Akane sonrió mientras que los otros dos se mostraban sorprendidos por el carisma que el vicecapitan de los Sombrero de Paja le tenía a su amiga, aunque a ellos les mostraba mala cara. Todos entraron al bar donde Akane saludó con toda confianza a Shaky y al
"Todopoderoso" Rayleigh con un abrazo y beso, presentó a sus amigos con todos y entonces Perrie decidió tomar la palabra.

-Y ¿Ustedes son muy unidos, verdad? -preguntó Perrie mientras se recargaba en la barra mientras apuntaba con la mirada a los jóvenes piratas, Molly le dio una patada leve en su pie.

-Pues, Perrie él es mi... -Akane se quedó en blanco pues no se quería ver como una niña de secundaria diciendo que era mi mejor amigo y verse infantil.

-Su mejor amigo. -dijo volteando de reojo sonriendo de lado a lo que Akane sonrió con las pupilas enormes y brillando. Shaky sonrió mientras que Rayleigh tomaba una bebida admirando el lazo de amistad.

-Y eso que no han visto a Sanji. -agregó el mayor de todos tomando de su sake, la joven rió un poco y decidió hablar sobre eso.

-A propósito Rayleigh-kun, Shaky-san, han sabido algo sobre Sanji. -dijo recargandose en la barra de frente viendo a la mujer. Esta negó sonriendo a lo que Akane se sintió triste pero Rayleigh sabía algo por lo que sin dejar de leer su periódico habló.

-Me he enterado que está con Ivankov y sus mujeres. -paró un poco para luego reírse por lo bajo. -Oh pobre hombre. -carcajeó el mayor.

Akane no entendía cual era el problema a Sanji le gustaban las mujeres no sabía porqué la burla, Zoro también se miraba confuso pero decidieron no indagar más, después de todo si se burlaba era porque a Sanji le habría ocurrido algo de broma, y ellos lo sabrían tarde o temprano, estuvieron unas horas en el bar hasta que la joven decidió ir a saludar al Sunny, mientras que Zoro iba a caminar para ver si se encontraba a alguien.

Caminaron por la feria hasta llegar a lo más lejano, la joven trataba de mostrar lo mejor de sus amigos para que sus acompañantes estén menos preocupados, a lo lejos notaron que una mujer de falda larga rosada, y chaleco azul estaba por delante de ellos pero esos ojos azules no podían pasar desapercibidos con Akane.

-Hola Chosha-san. -dijo Robin con una sonrisa dándose cuenta de que su amiga estaba detrás de ella, la menor corrió hacia ella con brazos abiertos y ojos llorosos, la rodeó fuertemente a lo que Robin sonrió.

Se encontraron a Franky en el Sunny que también fue atacado por una bola de abrazos de la azabache, porque joder, los extrañaba demasiado y estaban tan cambiados, Molly y Perrie se encontraban asombrados por como se comportaban con la chica, no se lo esperaban de unos piratas buscados y de mala racha.

-Aquí estaré por unos momentos para saludar si algún integrante viene -dijo Akane acariciando la barda del Sunny. -Excepto por Zoro, él está por ahí andando también buscando a alguien. -dijo observando a los dos nakamas.

-Sabemos que quieres atender a Sanji chica. -dijo Franky acertivo. -¡Quédate hasta que llegue! ¡Wow! -tomó forma con su aclamada pose.

Habían llegado Nami y los demás que recibieron amorosos a su mejor amiga, aunque esta no paraba de llorar por el reencuentro, se quedaba enganchada a cada uno por unos veinte segundos, aunque sus acompañantes -Perrie y Molly- se sentían algo incómodos por la falta de palabras que tenían todos, simplemente es que tenían tanto que decir pero con esta boca humana hablaron con acciones y el corazón.

Llegó el momento en que faltaba solamente el trío monstruoso, a lo que cuando escucharon las particulares risas de estos se prepararon para lo mejor, salieron de entre los árboles los restantes integrantes, los demás aplaudieron y gritaron emocionados y alegres a excepción de los dos acompañantes y Robin, aunque Akane solo anhelaba observar a su rubio, llegó un momento en el que todo se silenció alrededor de esta y Sanji que estaba flotando junto a sus nakamas observó a su chica, sus miradas quedaron viéndose por interminables segundos, Sanji saltó para quedar en tierra antes y observar mejor a la azabache.

El joven mordió su labio inferior tratando de no llorar, joder, para él era como ver a un ángel de nuevo, su cabello seguía siendo el mismo pero mas ondulado y brillante, su rostro tenía una sonrisa que aunque era normal en ella, se sintió como la primera vez que la había visto, este empezó a correr hacia ella.

Esta sintió un calor en sus mejillas y su estómago revólveres mientras que sus piernas temblaban, su rubio había cambiado y eso la llenó más de emoción,de sus ojos brotaron lágrimas dulces y su garganta se había preparado para gritar.

-¡Sanji! -gritó corriendo a lo que el rubio corrió con más velocidad, esta empezó a correr y se había tropezado pero rápido puso una mano en el suelo determinada a seguir corriendo, el viento arrastraba su cabello hasta atrás y el joven soltó el cigarrillo que traía pues le incomodaba al correr.

A estar a unos pasos de distancia, Akane saltó a sus brazos haciendo que cayeran en el césped, la joven puso su rostro en su pecho para llorar de alegría y el rubio que ya se encontraba con una cara roja y lagrimeando solo podía ocultarlo mientras daba besos en la cabeza de la chica.

-Maldita sea. -sorbió su nariz el rubio. -No quería llorar tan pronto. -dijo a lo que la joven lo observó y esta no estaba tan distinta, ambos sonrieron con lágrimas aún y se besaron.

-No me vuelvas a asustar así, idiota. -dijo Akane lloriqueando en su pecho. -Ese Kuma te desapareció y ¿Cómo crees que me sentí? -dijo mordiendo su labio inferior.

Unos minutos necesitaban para levantarse y seguir con su abrazo, los tripulantes sonreían al ver a su única parejita hasta ahora felices, mientras que Chopper se sentía muy emocionado por ver muestra de afecto "humanas", Perrie se miraba molesto y bajó del barco por órdenes de Molly que como la banda ya estaba completa, tenían que bajar.

Al llegar los dos, Molly suspiró y se acercó para saludar a el novio de su mejor amiga.

-Hola, mucho gusto soy Molly, usted debe ser Sanji. -estiró el brazo para saludarlo pero este dedicó un beso ligero en la mano de esta. -Yo soy una amiga de Akane-san de el lugar donde cayó.

-Mucho gusto, soy Sanji. -dijo este muy caballeroso. -Muchas gracias por cuidar de mi florecilla.

Perrie llegó con las manos en el bolsillo y malhumorado, por fin veía a su tal "rival", sin duda era mas grande y se veía muy fornido que él pero no se intimidó mucho ante él. Se acercó sacando pecho y respiró hondo.

-¿Tú eres Sanji? ¿Huh? -preguntó Perrie serio y Akane intentó evadir la vista con él. -Soy Tokken Perrie. -mencionó firme, Sanji le sacó mala cara e hizo una mueca.

-Sanji él es mi amigo, también cuidó de mí durante estos dos años. -aclaró Akane para no empeorar las cosas pero el rubio podía ver que si el otro actuaba tan "superior" significaba que sentía algo por su flor.

Se sentía la tensión entre estos dos y cuando el mayor iba a hablar, Molly interrumpió lo que probablemente terminaría en pelea.

-Deberíamos irnos ya, Akane... -tomó las manos de esta y sonrió. -Tus amigos parecen muy amigables y vi como te observaban con ojos amorosos, cuida de ellos así como ellos cuidan de ti. Son una familia hermosa y me di cuenta que a pesar de mi preocupación tú estarás bien. -abrazó a la mayor y esta le correspondió.

-Te voy a extrañar tanto Molly-san. -dijo sonriendo y acurrucándose en el hombro de la chica, al momento de separarse, la azabache observó a Perrie y se dirigió a este. -Perrie eres un gran amigo, espero poder vernos en un futuro. -extendió su mano pero este la abrazó a lo que Sanji quiso parar pero la joven detuvo con sus vectores. Molly se había unido al abrazo. -Nunca los olvidaré chicos, han sido los mejores en la isla, aprendí a utilizar mi fruta mejor y mi habilidad con la mente, me alegro de haberlos conocido. -Akane sonreía pero los dos estaban llorando, estos fueron los que terminaron el abrazo y se despidieron.

Al llegar al barco, todos empezaron a celebrar con gritos y abrazos por doquier, la azabache más joven estaba viendo el mar donde extrañaba su vista desde el barco, sin duda el cambio de Sanji también resultó bizarro pues se había desangrado un rato después pero sabían que sería otra de sus tonterías.

"Nada nos va a separar"

En un café con vista al mar de la isla Sabaody se encontraba una mujer de lentes negros como su cabello recogido en una coleta, tomaba un té mientras veía como se armaba un escándalo mientras el barco de los Mugiwara se alejaba, de su bolsillo sacó un radio negro.

-Sí, los tengo en la mira. Se dirigen al Nuevo Mundo para nuestra suerte... -habló la mujer de voz sensual y coqueta.

Una voz salió del radio, era de un hombre de unos veinticinco años pese a su voz.

-¿Dónde está ella? ¿La ves? -se escuchó ansioso.

La mujer sonrió y sorbió de su té, llamó a un mesero de por ahí y pidió la cuenta, el hombre esperaba impaciente en la otra linea a que la azabache respondiera, el mesero llegó con una bandeja plateada y un papel rosado con algunas mentas. La chica dejó unos billetes y monedas y dejó el establecimiento, se fue a ver el mar y decidió finalmente tomar de nuevo el radio.

-Mi nee-san está con ellos, tranquilo está bien. Pero tenemos que atraparlos cuando estén desprevenidos. Tenemos que ser pacientes. -Una sonrisa se formó en sus labios. -Ella está aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top