Capítulo 4: Tails Doll
—Eras un chicle pegado a mí, ahora ni siquiera me recuerdas.
Pinkamena se puso de pie para agarrar a Tails Doll un momento mientras trataba de tener una conversación con Sonic.EXE, quien ya no dejó salir a Sonic para encargarse de que Zalgo pudiera devolver las memorias que tenía de la pareja para que pudiera respirar sin que el rubí del peluche esté golpeando su espalda por su intento obsesivo de acercarse a él para que le diera los zorritos que pedía. El dios de las siete bocas puso una garra en la cabeza del zorro y la hundió lentamente, hasta que consiguió que recordara quien fue y quién debía ser.
Finalmente, fue divertido tener una vida y empezar desde cero, pero ahora Exe debía recordar ser el de antes, así que accedió al mismo trato repitiéndose que no era el único en ese cuerpo y existía también Sonic, ya que si lo olvidaba por la información que iba a recibir, podía molestarse al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo y según lo que la pony rosa le contó, Sonic.EXE siempre fue más irreflexivo, no como la "versión fábrica" que todavía pensaba sobre lo que debía hacer.
—¡Volviste! —Tails Doll se teletransportó hacia su pareja, pero no pudieron sellar el reencuentro porque Zalgo los separó con sus gigantes dedos medio e índice.
—Tú aún no eres Tails Doll como tal, ni tú Sonic.EXE hasta que dominen a las personas que sí son dueñas de esos cuerpos —culminó al empujar al zorro para que el erizo viera con qué facilidad perdía su transformación—. Es su segunda oportunidad de regresar.
—Lo mataré —amenazó cuando Tails no pudo reaccionar al ver al dios de ese lado del universo rojo, sentado en la oscuridad como una bestia amenazante que se derretiría a la luz. Pinkamena caminó por su costado para observar si podría arrancarle las colas y sumarlas a la colección de melenas que tenía, pero fue decepcionante al darse cuenta de que no era solo pelaje que cortar, la única reacción que provocó fue un sobresalto por el arrepentimiento de Tails de haber aceptado visitar ese lugar.
—Matas a las dos personas ahí —le advirtió Zalgo—. Regresa, porque está amaneciendo.
—Él no es como nosotros y ha visto este lugar —apuntó el erizo para saber por qué no podía comérselo—. La regla es morir.
—La regla es que ni tú ni él deberían estar aquí porque están muertos, viven a través de ellos y seguirá siendo así si no regresan porque está amaneciendo en su mundo.
Antes de poder objetar, porque Exe estaba seguro de que su dependencia a Sonic era culpa de Zalgo, los envió con un chasquido de regreso a la casa de Tails, lo cual no fue divertido considerando que era un cambio brusco de ambiente y lo primero que esperaba hacer era ir a su propia dimensión donde si era tratado como un verdadero dios.
—Quiero verlo —espetó hacia el vulpino que respiraba con una mano en el pecho por estar de vuelta.
—Yo quiero ver a Sonic —replicó por entender lo que escuchó. Tails básicamente era intocable, pero lamentaba no haber descubierto cómo detener el problema en el que su mejor amigo se involucró, sin saber que él tenía el mismo problema por ser forzado a tocar el rubí.
—Sonic no está desde que yo llegué aquí.
Sonic.EXE frunció el ceño y lo tiró contra la pared cerca de la puerta para que su compañero apareciera. Tails Doll se levantó del suelo, confundido por haber perdido la conciencia un momento, aunque se aproximó al erizo de inmediato por, al fin, verse. Hasta lo que recordaba, Zalgo tenía razón y debía estar muerto porque fue la decisión que tomó, pero estaba agradecido de volver a verlo.
—¿Tails? —Una voz femenina intentó girar la manija de la puerta. Exe tomó el guante sin dedos del peluche frente a él y salieron por la ventana que Tails olvidó cerrar al salir, directo al tejado donde esperaban no ser descubiertos por la lejanía anormal de la casa del menor—. ¡Knuckles! ¡Tails y Sonic no están!
—¿Cómo has estado? —pregunto el cobalto para iniciar una conversación, llevaban mucho tiempo de no estar activos, pero aunque eran cercanos e inseparables antes, había una sensación que les impedía actuar de la misma forma ahora.
—Muerto —respondió mirando las luces públicas extenderse por el resto de la localidad—. ¿Tú?
—Me encerraron en el juego otra vez, pero me arrastré por las conexiones hasta llegar a... al imbécil que ahora uso como un disfraz.
—Zalgo me encerró en el rubí y Slenderman lo enterró en nuestra antigua casa —contó el ojinegro—. Estaba roto, pero se reparó cuando... lo agarró.
—Se llama Tails —añadió para que su pareja no tuviera que decir el nombre.
—Y se llama Sonic —pero no se entendió la ayuda y pareció más una corrección de otro tipo—. Sonic...
—Mi nombre es Sonic.EXE.
—No estaba pensando en ti cuando lo dije —espetó.
—¿Puedo saber por qué estás molesto?
—Sí, sí puedes.
Tails Doll oyó un niño que lloraba en su ventana a unos metros y apuntó su gema hacia él, pero se detuvo abruptamente cuando la madre del infante se acercó y empezó a tararear. Al zorro le gustaban las melodías, hace mucho no oía la suya propia. Recordó que, cuando iban al mundo humano, se quedaba quieto para que un menor lo encontrara, se apegara a él y pudiera llevarlo al jardín de niños o a su casa, en cualquiera de los dos lugares siempre había canciones y cualquier musicalidad le hacía olvidar que debía asesinarlos.
Esa fuera la razón por la que obtuvieron sus propios juegos y ambientaron su cabaña para que la mitad se pareciera al mundo de Sonic.EXE y la otra fuera dedicada al vulpino. Sin embargo, regresar les hizo ver que el sitio en el que pensaban asentarse hasta que el universo pereciera ahora estaba destruido y parecía el desierto que era hasta que el erizo lo preparó para ambos.
—¿Y qué es?
—Sacrifiqué mis años de vida por ti y tú única reacción fue llevarme de un lado a otro como un juguete.
—¿No eres un juguete? —bufó—. Fue tu decisión, yo solo te avisé lo que haría para que no perdieras tu tiempo buscándome, en ese mundo moriría en dos días. No sabía que Zalgo perturbaría eso, te encerró como el genio de la lámpara y a mí me obligó a repetir tres niveles por demasiado tiempo.
—¿Y por qué quisiste morir? ¿No pensaste en mí?
—Doll, pensé en ti. —Exe clavó un poco su garra en la costura de la barbilla del zorro y lo giró hacia su dirección—. Por eso quise morir. La única forma de volver a verte era que te invocaran y que yo intentara teletransportarme a ti hasta que lo hicieran, pero tú yo sabemos que eso me habría matado en una hora.
—Y Slenderman lo habría estado observando —sumó el zorro, su rubí brilló por cada palabra que decía. Tails Doll se apoyó en el erizo para pasar la tela de su mano por su mejilla ensangrentada, pero al bajarla, no se manchó como usualmente lo hacía—. Tu versión intacta no ha comido en estos días.
—Ni tú, tu rubí está pálido... ¿Quieres comer?
—¿Vamos a ir a un restaurante, nos vamos a parar en una esquina o me vas a llevar a un hotel?
—Los restaurantes venden comida muerta, las personas gritan cuando te ven detrás de ellas. —Sonic.EXE se levantó y ayudó al ambarino de ojos negros a pararse—. Una hora para que el cielo termine de aclararse.
—¿Qué pasa cuando se hace de día? ¿Algo con Sonic?
—Vive. Este es su cuerpo —explicó al elevarse en el aire—. ¿Quieres una cita rápida o una carrera?
—¿Cuántas personas has matado aquí? —preguntó al seguirlo hacia una calle donde el ruido empezaba a brotar—. Porque con esta gema puedo superar la cifra de todo el tiempo que te has estado divirtiendo.
—¿Es una apuesta?
Exe descendió y las personas que lo vieron de espaldas creyeron que era Sonic, pero quienes se encontraban delante de él empezaron a correr a diferentes direcciones porque reconocían los puntos fulminantes que simulaban ser ojos que brillaban cuando estaba persiguiendo a su víctima, solo que esta vez no hubo oscuridad total que lo escondiera de la vista de todos, esta vez estaba a la luz del día, caminando por entretenimiento hacia la gente, quienes entre el apuro de salvar sus propias vidas y tratar de no resbalarse por la lluvia, saltaban a encerrarse en las tiendas y casas del camino.
Un niño arrojó una piedra hacia él con una honda, la primera impactó en su oreja y provocó que el desgarramiento brotara sangre. Sin embargo, al verlo curar la herida y lamer el líquido que salió de él mismo, no lanzó la segunda roca, corrió como los demás a refugiarse en el centro comercial, cuyas puertas los guardias no pudiera cerrar por la multitud que se abalanzó a la entrada.
El verdadero caos lo estaban ocasionando ellos al no poder cuidarse entre sí, ya que la lluvia provocó que el suelo elegantemente resbaladizo fuera la trampa de individuos que no podían correr más y terminaban en el piso del que no podían reponerse por la muchedumbre que no se detenía. El niño con una honda en la mano retrocedió entre los estantes de la juguetería, ya que algunas personas llegaron hasta el segundo piso buscando el sector de implementos de cocina, como sartenes o cuchillos que pudieran defenderlos.
Tails Doll estaba sentado en lo más arriba del anaquel infantil junto a otros peluches de animales porque, mientras se movía entre las personas para buscar si debía disparar a sus piernas e incapacitarlos, escuchó que había música en algún sitio y la melodía alegre lo llevó hasta ese lugar, desentendiéndose así de la carrera que había comenzado con su compañero de alma. Estaba demasiado a gusto escuchando la canción de cuna.
El chico que seguía huyendo, más específicamente, de Sonic.EXE, tropezó con un carro a control remoto y golpeó el estante a su izquierda. Al retroceder, pisó un juguete que cayó por su descuido y lo pateó lejos para que no le estorbara a nadie más. Tails Doll, indignado, se levantó sin entender por qué le hizo eso si no le había hecho daño a nadie, se dio una vuelta completa hacia su agresor y lanzó a un rayo que mató dos pájaros de un tiro. Los asesinatos arriba comenzaron, porque activaron la alarma contra incendios y los rociadores hicieron apagar el parlante cuya música Tails Doll seguía escuchando.
No solo agua, sino sangre comenzó a correr por la inclinación de la calle.
Amy prendió la televisión mientras esperaba que Knuckles despertara, solía hacerlo para estar informada de los acontecimientos una noche antes. En especial, porque seguía angustiada por no haber visto ni a Sonic ni a Tails. Su puerta estaba cerrada, pero no había nada que probara que ellos estaban dentro y desde el exterior se podía ver que una de las ventanas del cuarto de Prower parecía estar abierta.
—¡Knuckles! No voy a repetirlo dos veces —gritó desde abajo. Siete de la mañana y el canal para niños al fin cambió a noticias, aunque tardaron un par de minutos en empezar porque la presentadora parecía estar hablando con alguien más.
—"Se ha notificado que en este momento está ocurriendo un ataque de elevada magnitud. Por favor, guardemos la calma, no se trata de un simulacro o una broma, se exhorta a los televidentes que no salgan de casa, nos han enviado las siguientes imágenes y algunas de las personas que están arriesgándose para grabar lo que está ocurriendo juran que hay un muñeco y... clara que... las...
Amy se enderezó para saber por qué la televisión estaba fallando, un trueno la despertó por completo y comenzó a gritarle a Knuckles que bajara y pudiera contarle lo que acababa de ver, porque el último segundo antes de que se apagara, la pantalla mostró a un ciudadano transmitir cómo las dos criaturas caminaban entre los pasillos haciendo volar todo a su paso sin necesidad de usar las manos. Si Amy hubiera hecho caso a Sticks tocando la puerta, no habría visto que eran similares, sino iguales, a Sonic y Tails.
—¡Te dije quiénes eran! —vociferó la tejona al empujar la puerta con todo y Knuckles—. ¡¿Por qué nadie me cree?!
Sonic.EXE soltó la antena que estaba controlando para llegar a la mayor cantidad de dispositivos conectados e interrumpir la señal en toda el área. Tails Doll suspiró al acomodar su flequillo de dos puntas y lustrar su rubí para que se viera reluciente.
—Conté doce —presumió el más pequeño.
—Veinticuatro.
—Estoy hablando de número de personas, no de los centímetros del enorme premio que quiero por honestidad.
—Tenemos que regresar —avisó al caminar a la esquina del techo en el que habían subido, para calcular si era conveniente volar o teletransportarse, pero vio por una lámpara que Amy estaba yendo hacia arriba y ella era la única que le ponía un alto a los demás para que no sospecharan de nada—. Vamos.
Tails Doll no aterrizó en el suelo, siguió levitando, mientras Exe veía alrededor para buscar un escondiste. Si la mataban, ellos mismos estaban muertos si luego Tails y Sonic aprendían a controlarlos y no podrían tener el control otra vez. Pero si se escondían, Amy pensaría que fueron ellos.
—¡Métete a la cama! —ordenó al zorro mientras se recostaba.
—¿En serio? —Doll se dejó caer en ella y se acomodó para ver al erizo azul a su lado—. Nunca me has hecho un mañanero, lo tomaré como mi primera vez.
—No es un mañanero, trato de que no nos descubran.
El erizo agarró la frazada en la pateadera y los cubrió a ambos en el momento exacto en el que Amy logró abrir la puerta con la llave que inoportunamente Tails le regaló en caso de que las cosas salieran mal y sea obligatorio un rescate. Exe observó a Tails Doll delante de él y agarró su rubí en un puño para que la luz no se viera. El vulpino jadeó, pero era el sonido más inocente en ese momento.
—¿Tails? —preguntó la ojiverde al caminar con recelo hacia ellos—. ¿Sonic?
—Haz que aparezca Tails —ordenó por un mensaje mental. El zorro lo golpeó en el pecho.
—No sé cómo se hace.
—¿Tengo que tirarte al suelo para que aparezca de nuevo?
—¿Por qué mejor no me tiras a la cama y olvidamos que eso ocurrió?
Exe lo sintió bastante por no poder estar más con él, pero necesitaba la apariencia de Sonic. Doll vio cómo las cuencas negras cambiaron a pupilas de color esmeralda y se inquietó bajo las sábanas porque quería matarlo, pero Sonic le pidió silencio y se asomó por arriba.
—Amy, ¿qué pasó?
—¿Están bien? ¿Dónde está Tails?
—Está aquí... La verdad, nos interrumpiste en algo... privado.
Sonic torció la antena de Tails Doll para que se quedara quieto y no se moviera tanto, pero el zorro quería convertirlo en trizas. Al menos el movimiento le hizo creer a Amy que en serio ingresó a una escena en la que no debía estar y que era posible que Prower esté avergonzado por su presencia.
—¡Ah! Pero tienen que avisarnos, chicos, en serio, no puedo creer que... —La eriza se dio la vuelta y cruzó los brazos—. De pie.
—Claro.
Sonic empujó a Tails Doll de la cama con fuerza, la caída produjo que Tails regresara a su cuerpo y observara todo como si nunca hubiera estado ahí, porque lo último que recordaba era haberle pedido a Exe que lo dejara ver a Sonic y ahora tenía el presentimiento de que se perdió una parte importante en su vida.
—¿Listo? —preguntó Rose.
—Sí, ¿qué pasó? —Sonic puso su dedo índice sobre su boca para pedirle a Tails que no dijera nada mientras ella estaba ahí, Tails se volvió a meter a las frazadas para sentirse más seguro.
—Creo que Eggman está usando la apariencia de los dos para crear confusión entre las personas... La radio dice que también creen que sea Eggman, pero deberías decirle que se detenga, deberíamos, todos —anunció caminando de un extremo a otro en la habitación—. Muchas personas están heridas, esta mañana fallecieron casi cuarenta personas, la calle está hecha un... un mar de todo.
—¿Cuarenta? —Tails miró a Sonic con enojo, no podía creer que haya sido capaz de hacer eso.
—Los que estuvieron ahí dicen que esos monstruos estaban jugando... Cierto, apareció otro, un peluche, no sé qué es, pero tiene tanta fuerza como el otro. Mientras tocaba la puerta escuché que su presencia confirma que no pueden ser personas reales, así que a ustedes no los culparán de nada, pero la cosa es...
—Amy, tranquila. —El menor se levantó para asegurarle que podrían salir adelante, pero se tropezó con un zapato en el suelo y Tails Doll regresó. Por suerte, Amy había girado un yoctosegundo antes para suspirar por los conocidos y amigos que ya no veía, o por Silver y Shadow que estaban seguros en literalmente otro mundo donde el caos ya había parado y solo quedaba la reconstrucción.
—Sí, Amy, todo estará bien. —Sonic empujó al peluche a la pared. Por el material felpudo, no se escuchó como un verdadero golpe. Tails volvió y el erizo tomó su mano para que se acercara a la cama—. Siempre terminamos pateando a Eggcalvo, podremos con esto.
—Claro, con Eggman —mencionó el zorro sin querer pensar en lo cínico que estaba siendo el cobalto.
—Bien... Los espero abajo, no se distraigan o demoren, porque la violencia que se ha presentado desde temprano solo podría ser peor más tarde y no podemos estar solos o descuidarnos. —Amy notó la ventana abierta y se acercó para sellarla y mantener el interior seguro—. Estaré con Sticks y Knuckles, prepararé un juego de mesa.
Amy regresó a su actitud positiva y juntó la puerta al salir para poder oír cualquier grito de ayuda o amenaza si las criaturas pasaban las paredes.
—¿Me dirás qué está pasando?
—No creo te lo pueda explicar... pero te puedo decir que ahora tienes a alguien más, como yo.
—¿Qué?
—Te voy a grabar, ¿okey? —Sonic sacó una cámara del tercer cajón de la mesa de noche, había guardado la memoria para su primera noche con Tails, pero el menor debía conocer al nuevo ser con ellos.
—No tiene sentido, no voy a hacerte caso.
—Tails, vamos, solo... cáete.
—¿Caerme? —Tails lo miró con inquietud al oír esa petición—. ¿Por qué?
—Porque no quiero golpearte.
—¿Qué?
—¡No! Es decir, te transformas cuando te caes o te golpeas —se apresuró a corregir el cobalto para que no se malentendieran sus palabras—. Te dije que iba a protegerte, pero no lo estoy haciendo, Tails, no pude evitar que lastimara, ¿te has preguntado por esa herida? —señaló a la mano del menor.
—Pensé que podía hacer las cosas bien si te acompañaba —confesó acariciando el guante rasgado que tenía puesto—. Quería saber si podía ayudarte, pero todo salió mal.
Sonic abrió los brazos receptivamente y el menor regresó a la cama para acomodarse entre ellos con suavidad, su mejilla descansó en el pecho de su mejor amigo y su mirada se perdió en la tristeza de pensar en las personas que perdieron la vida con las primeras luces de la mañana.
—Estoy involucrado —lamentó el zorro—. No soy un héroe.
—Tails, si esto se acaba, ¿todavía serás mi amigo?
—¿Por qué? —Prower se enderezó y tomó asiento en una de sus piernas para observarlo a los ojos y pudiera ser sincero con él—. Serás mi mejor amigo, Sonic, pasearemos en Tornado, iremos a la playa, nos perderemos juntos en el mar, vamos a caminar a Meh Burger y tendremos una cena en la que no pensemos en nada de esto. No volverás a hacer tratos con seres de otros mundos porque dormirás conmigo y yo me daré cuenta de las cosas que haces cuando estás despierto, y así no tendré que adivinar lo que no me estés diciendo... ¿Sonic?
El cobalto tomó la mejilla de Tails para ver mejor sus ojos zafiro, los cuales se toparon con los suyos y se desviaron a otra parte como si enfrentar la mirada del otro rebelara lo que él mismo no estaba diciendo. Tails exhaló al acercarse un poco más, pero mientras veía por una fisura de la ventana un rayo de luz, Sonic cerró la distancia entre los dos para darle un cálido beso, pequeño y gentil.
—Era lo que quería decirte en la playa.
—Lo sé —susurró—. También me siento así, Sonic.
Vio la sonrisa por la que tantas veces se convenció de también querer a Tornado y quiso recostarlo en la cama para besarlo con más intensidad, pero Amy golpeó la puerta con un ademán de felicidad y señaló el pasillo para que bajaran.
—Sin distracciones —les recordó y esta vez se retiró llamando a Knuckles para contarle que al fin era más que solo protagonista, fue espectadora y de las personas a las que medio Mobius quería ver declarándose de su amor.
—¿Te ayudo a bajar? —preguntó el ojiverde al palpar su flequillo rubio para que se separaran. Tails y Sonic tendieron la cama y bajaron con una mayor tranquilidad por la confesión, era la manera en la que el zorro esperaba que ocurriera, no mientras Sonic se veía con aura oscura y lloraba la sangre de las personas que Exe asesinó, sino siendo él mismo y en la tranquilidad de prometerse que la situación mejoraría.
Sonic bajó las escaleras detrás de Tails para cuidarlo, como si el asesino fuera alguien más, pero el escalón que ya daba indicios de ceder cualquier de esos días cedió cuando sus amigos estaban en la sala reunidos y Tails Doll se levantó listo para desayunarse tres cuerpos.
Cuatro, cuando vio a Sonic.
Para que no se dieran cuenta, el erizo lo hizo regresar de un empujón al piso y Tails acarició su cabeza por el dolor que le había empezado a ocasionar cambiar tan rápido de esencia. El zorro no era torpe, rara vez caía de esa manera e incluso cuando Sonic lo tomó de la cintura para llevarlo a su silla, parecía que algo quería que él volviera a caer.
Por su experiencia propia, Sonic sabía que Sonic.EXE, si no estaba feliz, luchaba por tomar el control durante el día. Según estaba enterado, sí aprendió a controlarlo y Tails podía hacer lo mismo, aunque le llevara tiempo y un poco de comprensión con el ser en su interior: tal parece que Tails Doll estaba desesperado por ser él mismo y no dejarse subordinar por Miles Prower.
—¡Las fichas tienen cámaras!
—Sticks, es solo pintura, ¿ves? —Amy borró la mancha en el peón que agarró la tejona y se lo devolvió. No obstante, Sticks quiso borrar también los puntos en los dados y Rose tuvo que tomarlos disimuladamente para protegerlos—. ¡Sonic! Tails, veng... Knuckles, ese limón es una pieza del juego.
Un camino dibujado en cartón estaba en el centro de la mesa con cinco fichas en el punto de partida. El equidna le devolvió la que era color verde, pero para sorpresa de Amy, también la que tenía forma de hamburguesa, de bebida y de cuchara que pensó que Rose colocó a su lado para comer la sopa que preparó.
Sticks estaba a la cabeza, Sonic agarró la mano de Tails al tomar asiento frente a Amy y Knuckles. El zorro buscó los dados para empezar, era una forma de distraerse de lo que estaba ocurriendo, aunque usualmente los finalistas eran el vulpino y el erizo y terminaban discutiendo porque Sonic aprovechaba cualquier pestañeo de Tails para mover la pieza que escogiera.
—No me siento con transformers. —Sticks se levantó y jaló su silla hacia Amy para estar lejos de Tails a su lado.
—Lo que todos vieron fue provocado por Eggman —explicó Sonic al agarrar su taza.
—No tengo motivos para pensar que es Eggman... ¡Tails acaba de mirarme! ¡No vas a acabar conmigo! —Sticks agarró la ficha que tenía forma de cuchillo de mantequilla y levantó la gran arma mortal—. Atrévete, Tails Doll.
—Deja de molestarlo, no tiene la culpa de que seas tan... Sticks, rarita —interrumpió el cobalto antes de dar un mordisco al chili dog.
—¿Rarita? ¡Te acuestas con un peluche! ¡Sus hijos serán llaveros y Tails Doll acabará con todos!
—Sticks, ya... Sentada —pidió Amy con sutileza y un rápido abrazo para comenzar con el día—. ¡Bien! ¿Quién quiere comenzar?
—Yo quiero comenzar. —Knuckles levantó una mano y aclaró la garganta cuando Amy le dio el pase con admiración—. En el nombre del padre...
—Me refiero al juego —interrumpió Rose. Sonic sintió un escalofrío al oír esas cinco palabras, aunque Tails fue más inquietante porque agachó la cabeza como si se hubiera apagado, como un muñeco—. ¿Se ha dormido?
—Sí, está cansado... Toda la noche jugando a saltar, está cansado... —explicó el erizo—. Jugando a saltar piezas, estábamos jugando ajedrez.
Tails se activó gradualmente, Sonic por un momento sí pensó que la antena brotaría de su frente y todos verían a Tails Doll, pero el zorro permaneció quieto dos segundos antes de suspirar y volver a ser él mismo.
—Yo empiezo —dijo, Sonic se derritió un momento al verlo apoyarse para poder alcanzar el comienzo por su estatura inferior—. Seis y... tres. ¿A quién le toca?
—¡Yo! —Knuckles tiró los dos dados y en los dos salió un uno. Amy palpó su hombro con una sonrisa por cosas que solo a él le podían pasar—. ¿Lanzo de nuevo?
—Me toca a mí —objetó el erizo, que sí llegó a burlarse por la mala suerte de su amigo. El equidna hizo rodar los dados hacia él, mas Sonic atrapó uno y el otro terminó debajo de la mesa.
—Yo lo levanto. —Tails se puso de pie y gateó un poco para alcanzarlo, no obstante, al querer regresar, golpeó su cabeza con el borde y el dado se deslizó por su palma de felpa.
Desafortunadamente, Sticks también se había agachado para levantar su propia ficha que aguardaba por entrar en función y rozó su nariz con el rutilante rubí en la cabeza de Tails Doll.
La tejona salió gritando desde abajo para sacudir a Amy; Sonic exhaló.
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Buenas noches, espero que se encuentren muy bien y hayan tenido un buen día. Penúltimo capítulo de También están.
Para quien se pregunte porque Doll no se convirtió en Tails al caer del estante: ni tiempo le dio, se cayó y al toque lo patearon.
Chicos, muchas gracias por leer la obra, también agradezco un comentario que me sirvió como recordatorio de que muchos ya comienzan las clases. En mi caso, yo aún no inicio mi segundo año de universidad. Cuando lo tenga que hacer, les avisaré.
El último capítulo de esta obra sale el día domingo, y después es casi seguro que sale un capítulo único para completar la trilogía de "cuentos clásicos". Ya tengo Sontails, Scouriles, pero me falta una. Estoy indecisa con ese tema, pero les avisaré en todo caso.
Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado.
Buenas noches, hasta pronto.
=)
- KatheDoll.
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