Día 2: Malentendido

Día 2: Lluvia


Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, moviéndose más por instinto ante su vista imposibilitada por la lluvia que caía a raudales del cielo. Maldijo internamente por no haber traído un paraguas, aunque sus pensamientos se detuvieron cuando vio una parada de autobús cerca.

—¡Vamos!

Miró hacía atrás, hasta que finalmente llegaron a la parada de autobús y se detuvieron, permitiéndose descansar y recuperar el aliento. Nejire contempló a la persona a su lado y no pudo evitar sonreír cuando vio cómo seguían tomados de la mano.

Habían salido de la escuela como cada día, solían irse juntos ya que sus casas quedaban por el mismo camino y tomaban el mismo autobús. Esa era su rutina, una que ella disfrutaba cada vez, porque era cuando podía estar a solas con él, con el chico que le gustaba desde que lo vio.

La primera vez que lo vio fue en el autobús, sentado hasta el fondo, viendo por la ventana con ese aire ausente de cualquier cosa que lo rodeaba. Nejire aún recordaba como su mirada regresó una y otra vez a él en todo el transcurso y se percató que tenía el mismo uniforme que ella, dejando en claro que eran de la misma escuela. Para su buena suerte lograron coincidir en el mismo salón de clases, aunque hablar con aquel chico reservado fue todo un reto.

Era demasiado callado y no solía hablar con nadie, pero eventualmente los trabajos en equipo lo obligaron a interactuar. Nejire no perdió el tiempo, se sentó a su lado y le pidió que fueran compañeros.

"Soy Nejire Hado, no tienes compañero de equipo ¿cierto? hagámoslo juntos"

Él simplemente la miró un instante antes de bajar la mirada y asentir. ¿Cuál era su negativa a hablar? Ella no lo sabía con precisión ¿quizá en realidad no quería que fueran compañeros y aceptó porque no tenía de otra? ¿No quería relacionarse con nadie?

"¿Cómo te llamas?"

Ella sabía su nombre, lo había escuchado varias veces en la lista de asistencia, pero quería escucharlo de él, quería escuchar su voz.

—A-Amajiki Tamaki.

Nejire había pensado tantas cosas con respecto a Tamaki, desde que era especial para relacionarse, que era demasiado reservado o misterioso, pero la realidad la golpeó fuertemente en el rostro cuando lo escuchó tartamudear. No pudo evitar sonreír, reprimiendo la complacencia absoluta de descubrir que en realidad era tímido, lo suficiente para no poder hablar bien.

Y desde ese momento Nejire se aferró a Tamaki, a estar a su lado cada momento, como su amiga y disfrutando en secreto los sonrojos absolutamente adorables de Amajiki, como solía tartamudear cuando estaba nervioso y lo tierno que podía llegar a ser. Disfrutó de eso a solas, porque ella lo quería solo para ella, no estaba dispuesto a compartirlo.

Eventualmente y por su iniciativa, lo tomaba de la mano en algunas ocasiones, cuando comían juntos o cuando caminaban juntos, con la excusa de no perderse. Desde que lo conoció le hubiera gustado dejar en claro sus sentimientos, pero él... era un poco lento, demasiado, por lo que antes que nada quería descubrir si él correspondía a sus deseos. ¿Él podría sentir algo por ella?

Esperaba que fuera el caso... pero de eso habían pasado dos años, dos años desde que eran simples amigos y aunque ella decía comentarios bastante directos, él parecía no entenderlos o fingía que no era así, quizá porque no le correspondía y esa idea no la dejaba tranquila ¿él sentía algo por ella? Quería aferrarse a esa idea.

Aquel día en específico salían de la escuela cuando la lluvia se desató, Nejire tomó la mano de Tamaki y corrieron hacia la parada del autobús. Nejire observó como sujetaba aún su mano, regocijándose en su interior por la calidez que la mano contraria le ofrecía y que, considerando su personalidad tímida, su mano era grande y varonil.

Se sentaron en las bancas de la parada del autobús, esperando pacientemente. O al menos Tamaki, porque Nejire estaba cansada de ser paciente. Había esperado dos años por él y quería averiguar de una vez por todas si él sentía algo o no. Ese era su plan aquel día, iba a sugerirle ir al centro comercial y ahí le preguntaría directamente, pero la lluvia arruinó sus planes. Nejire tomaría lo que tenía y era ese momento, con ellos dos en la parada del autobús, con la lluvia impidiendo que se fueran.

Lo observó a su lado, estaba lo suficiente mojado por lo que su ropa se adhería a su cuerpo, Nejire aguantó la respiración ante la imagen que solo logró alterar su interior ¿De verdad podía gustarle aún más de lo que ya lo hacía? Quería tanto a Amajiki, desde su personalidad tímida e insegura, algo que él odiaba, hasta lo amable y cálido que él podía llegar a ser cuando se lo proponía.

No podía aguantar más, debía hacerlo.

—Creo que el autobús no llegará pronto —Tamaki admitió con aire ausente.

—Oye Tamaki.... —Ella observó sus manos entrelazadas y con su pulgar acarició el dorso de su mano. —Quiero confesarte algo.

Él observó lo que hacía con su mano, nervioso, con su corazón inquieto.

—Dime. —¿Acaso se le había olvidado algo a la escuela? sería difícil recuperarlo.

—Yo... tengo a alguien que me gusta.

Tamaki esperó cualquier tipo de confesión, pero aquello fue como un golpe certero y duro. Él observó sus manos entrelazadas, un gesto que se había normalizado entre ellos y que a él lo había avergonzado tanto al inicio... pero que ahora lo encontraba necesario, a pesar de que él jamás lo iniciaba.

Y la idea de perder lo único que podía obtener de ella, lo abrumó.

—Y yo quería decírselo pero...

—Yo... lo sé,

—¿Lo sabes? —Nejire le preguntó emocionada, esperanzada.

Tamaki sintió un nudo en su garganta, pero finalmente logró soltar su mano de la de Nejire.

—Y por eso debemos dejar de hacer esto. — Él se refería a tomarse de las manos. —No quiero que él malentienda las cosas ahora que están saliendo.

—¿Saliendo? —Nejire se sentía tan confundida de pronto.

—Si... yo lo escuché, realmente no quería hacerlo.


════ ∘◦❁◦∘ ════


Tamaki siempre había sido una persona bastante insegura y tímida, por lo que cuando entró a la escuela y no quedó en el mismo salón que su único amigo, Mirio, él pensó que no podría hacer amigos. Se mantuvo aislado intentando formas de entablar alguna conversación, pero jamás las puso a prueba. Hasta que conoció a Nejire, tan resplandeciente y amable, que se acercó a él, y le pidió que fueran compañeros.

Tamaki estaba tan avergonzado aquella vez, pero tan emocionado de que alguien como ella, que había visto era lo suficiente popular, se acercara a alguien como él. Y se emocionó aún más cuando de forma natural, se volvieron amigos. Ella siempre lo buscaba con la mirada al llegar a clases y cuando descubrieron que venían en el mismo transporte, ella se sentaba a su lado cada vez, siempre permanecía a su lado.

Sea por su personalidad atrapante y abrumadora, su amabilidad, calidez, el brillo que emanaba en cada movimiento que hacía, lo infantil o voluble que podía ser, Tamaki en algún momento, no sabía cuando, quedó completamente cautivado por ella. Por lo que cada momento con Nejire lo atesoraba, en ese amor imposible.

Mirio solía decirle que debería decírselo, confesarse y que podría llevarse una sorpresa, pero Tamaki no estaba dispuesto a arruinar la amistad que tenía con Nejire por unos sentimientos sin sentido. Prefería permanecer a su lado de esa forma. Y Mirio solía decirle que si no lo hacía, podría arrepentirse cuando alguien más se la arrebatara.

Tamaki no había pensado mucho en sus palabras, hasta ese día, en la hora del descanso.

Cuando buscaba a Nejire en el descanso, ella había ido a la cafetería, pero el descanso estaba por terminar y ella no había regresado. Y mientras atravesaba el pasillo que unía el edificio con el siguiente edificio, reconoció su cabello azul. Se acercó con una sonrisa, hasta que vio que estaba hablando con alguien, intentó retroceder y salir de ahí, pero lo escuchó.

—Tú me gustas. —El chico enfrente suyo era más alto y fornido. —Por favor, sal conmigo.

Tamaki se sorprendió de presenciar esa escena, pero en realidad no le sorprendía esa confesión. Nejire era bastante popular por su personalidad alegre y animada, era lo bastante amable para llevarse con las chicas de otros cursos, además que era parte del comité estudiantil, además que había ganado el certamen de belleza en el festival cultural de unos meses atrás.

Y eso hacía que Tamaki se preguntara una y otra vez porque ella se juntaba con él, él que era tan sombrío y deprimente, pero que nunca se atrevió a preguntarle.

Pero fuera de la confesión esperada, él jamás se esperó la respuesta de Nejire.

—Lo siento, pero ya estoy saliendo con alguien.

¿Nejire estaba saliendo con alguien? Fue un golpe certero y duro directo en su pecho, que se agitó dolorosamente. Él se había aferrado al tiempo que pasaba con Nejire, porque eso era lo único que podía hacer y a pesar de que sabía que era cuestión de tiempo para que ella saliera con alguien, eso fue demasiado pronto.

Ella no le había dicho nada y la idea de perderla, de verla alejarse y no poder hacer nada, le dieron ganas de vomitar.

Él se fue de ahí, sintiéndose terriblemente mal y cuando la campana del fin del receso sonó, supo que no podía quedarse ahí, en el techo de la escuela. Debía enfrentarlo o mejor dicho, hacer como si no hubiera escuchado nada y esperar para que toda esa amistad terminara. Porque a pesar de que solo eran amigos, Nejire se tomaba algunas libertades, como sujetar su mano, algo que cualquier hombre desaprobaría que su pareja hiciera y si él sentía que Tamaki era un peligro, lo cual no tendría ni el mayor sentido, él tendría que alejarse.

Y aceptó eso, decidido a esperar de manera tortuosa salir de la vida de Nejire.


════ ∘◦❁◦∘ ════


Nejire escuchó aquella confesión con la boca abierta, conmocionada de que él, justamente él presenciara ese momento. Había ido por jugo a la cafetería y fue interceptada por ese chico, del que no recordaba su nombre.

— Me disculpo por escucharlo, no era mi intención.

— Realmente no importa pero... — fue interrumpida

—Y entiendo si tú quieres que tome mi distancia, yo solo quiero que tú estés bien.

—¡Espera!— Nejire habló alto, cortando cualquier cosa que Tamaki estaba diciendo, porque eso era un gran malentendido.

—Entiendo, no quiero ser un problema...— Pero él seguía hablando, mirando al suelo, ignorando cualquier cosa que fuera a decirle.

Nejire sentía como su voz se perdía a la distancia ¿Él quería alejarse? ¿Quería dejar de hablar? Por supuesto que cualquiera que escuchará lo que dijo creería que de verdad estaba saliendo con alguien, ella lo hizo con la de propósito, para librarse de aquel chico. Pero no quería librarse de Tamaki.

Pero ¿Ella no era totalmente evidente? Le coqueteaba una y otra vez, le decía cumplidos y tomaba su mano, ¡Porque no entendía que lo quería a él! Ah pero Mirio se lo había advertido.

"Si no se lo dices directamente, él no va a entenderlo"

Ah, Tamaki era tan lento con aspectos románticos, y más por su gran inseguridad. Y la frustración de que él quisiera alejarse de ella, la aturdió, por lo que se inclinó, tomo a Tamaki del rostro y lo obligó a mirarla.

—¡Escúchame, no estoy saliendo con nadie!

Él se cayó de repente y la observó con los ojos bien abiertos, como si no pudiera creerse lo que escuchó y así era ¿Acaso entendió más las cosas? Aunque si mente no podía trabajar bien por el repentino acercamiento de Nejire.

—Pero yo...

—Si, yo dije eso para deshacerme de ese chico, no estoy saliendo con alguien, bueno si hay alguien que me interesa...

—¿Entonces tú....

Nejire no soportó más y lo besó. Pegó sus labios contra los de él, desatando los latidos incontrolables de su corazón y sintiendo que iba a estallar de felicidad, saboreando esos labios que tanto había querido.. Se alejó después de unos momentos y vio unos ojos completamente sorprendidos.

—¡Me refería a ti! — Nejire gruñó a través del ruido de la lluvia pero intentando que él lo entendiera de una vez. — Cuando dije que estaba saliendo con alguien me refería a ti, porque yo quiero salir contigo y no me interesa nadie que no seas tu.

Tamaki parpadeó pensando que eso era una especie de sueño.

—Yo... ¿Te gustó?

—Por supuesto ¿Cómo podrías no gustarme? Desde que la primera vez que te vi me gustaste mucho.

Y aquello desató el color en el rostro de Tamaki, que brilló incandescente en un torno carmesí, estridente , hasta sus orejas y se alejó, bajando la mirada, con el corazón sonando con fuerza en sus orejas.

¿Era cierto o una clase de broma cruel de su cabeza? ¿De verdad a Nejire, una chica tan increíble, le gustaba alguien como él? Era tan improbable... pero ahí estaba , confesándose y lo había besado. Aún podía sentir el sabor dulce de sus labios contra los suyos.

—¿Y yo te gusto?

Tamaki levantó la mirada ante ella y la observó directamente a los ojos.

—M-me gustas, me gustas mucho, pero yo....

—¡Eso es todo lo que necesito saber!

Súbitamente ella se acercó, rodeó su cuello con sus brazos, se acercó lo suficiente para casi sentarse en su regazo y lo besó profundamente, con el corazón emocionado y eufórico. Los besos iniciales eran torpes y nerviosos, pero eventualmente sus labios se acoplaron a la perfección.

Tamaki sintió como su cuerpo se derretía ante la boca de Nejire, la calidez sofocante y como estaba a punto de desmayarse porque eso estaba sucediendo, porque ella no estaba encima de él, devorándolo.

Su débil corazón cedió a Nejire, y se dejó llevar en esa ola de anhelo y esperanza, con el dulce sabor de Nejire adentrándose en él mientras la lluvia seguía cayendo a raudales, demorando su partida. 

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