Día 1: Designo imperial

Día 1: Concubina / Boreal

...

Extendió las sabanas una y otra vez, evitando que se arrastrara en el suelo, permitiendo que el agua cayera al suelo, para después colgarlas en las largas cuerdas que había en el área de lavado, donde había demasiadas sabanas, una cantidad nada alarmante considerando que día con día hacían lo mismo.

Una vez que colgó la sabana, se pasó el dorso de la mano por la frente y suspiró, se sentía cansada, pero sonrió en un intento de amedrentar su cansancio, a fin de cuentas ella eligió ese destino.

Nejire había elegido ingresar al palacio interior con la determinación de ayudar a su familia económicamente. Los trabajos en su pequeño pueblo eran escasos o te pagaban cantidades mínimas para la carga de trabajo que representaba. En casa solo estaba su madre, que lavaba ropa ajena del burdel que estaba cerca, y que eso fuerza suficiente para mantener una casa con cuatro hijos pequeños y ella, era demasiado. Por eso mismo Nejire empezó a trabajar a temprana edad, al ser la mayor y con la intención de ayudar a su madre.

Algo que fue un total respiro para su madre, pero no era suficiente, no en ese pueblo decadente y la alza de productos por la crisis que existía en el país. Por eso cuando un hombre apareció con la oferta de ingresar al palacio como sirvienta, ella no lo pensó. Se despidió de su familia, tanto como pudo de sus hermanos y partió al día siguiente.

Sería dos años, con una posible oferta más amplia si hacía bien su trabajo. Por eso mismo ella se esforzaba todos los días en su trabajo y cuando su pago llegaba, enviaba la mayor parte a su familia o todo, de acuerdo a sus necesidades. En el palacio se ofrecían comida y un lugar modesto para dormir, era todo lo que necesitaba.

Quería que sus hermanos tuviera la mejor vida que ella pudiera ofrecerles y en una de las salidas que le habían concedido el mes anterior, fue a visitar a su familia después de tantos meses. Fue realmente feliz de ver como estaban comiendo mejor y tenían mejor ropa.

—¡Nejire!

Salió de sus ensoñaciones y fue hacia la mujer que le ofreció una tina llena de ropa para colgar. Ella se acercó animada, caminando de puntas, simulando un baile, pero la mujer solo la observó con un gesto malhumorado.

Joka había sido vendida al palacio interior como una sirvienta, había sido secuestrada y vendida para que los hombres que lo hicieran ganaran un buen dinero por ello. Por eso ella era tan amargada sobre su presencia al palacio, no había elegido esa vida, no tuvo opción. Pero Nejire siempre era lo suficiente animada e intentaba que ella disfrutara al menos un poco, que se olvidara de eso un instante. Y la única forma que ella sabía de hacerlo era bailando. Nejire amaba bailar y en otras condiciones, se hubiera dedicado a ello. No es que no tuviera oportunidades, porque la Madame del burdel de su pueblo le había ofrecido unirse a ella, por su talento con la danza.

Dejó en claro que con su talento podría tener suficientes clientes y convertirse en una buena adquisición, además que su cuerpo era atractivo. Pero Nejire no deseaba eso en su vida, no se imaginaba siendo la dama de compañía de hombres, por lo que rechazó la oferta.

—Debes relajarte un poco, Joka.

Nejire estiró la mano derecha y se paró de un solo pie, en un paso elegante y giró sobre si misma, recreando una danza que ella misma había ideado. Algunas mujeres a su alrededor la observaron, acostumbrados a sus actos.

—Si no terminamos...

—Estamos a nada de terminar. —Nejire se acercó a ella y la tomó de la mano. —Baila conmigo.

Con ello Nejire la guió en aquella danza, que Joka repelió al instante poniéndose tensa y retrocedió. Nejire saltó estirando su brazo y aterrizó de puntillas, moviendo sus manos y su cabeza, expresando su felicidad, el baile siempre la ayudaba a ello.

Las demás chicas a su alrededor sonrieron animadas y se acercaron, viéndola bailar con tanto dominio y delicadeza. Tomó un pedazo de tela de su uniforme y lo utilizó para hacer figuras en el aire, atrayendo aún más la atención.

Nejire giró en su lugar un par de veces antes de terminar y posar con maestría. Las chicas aplaudieron y ella sonrió animada. Las ruedas de una carroza a la distancia atrajo la atención de las sirvientas.

—¡Vamos, es hora de trabajar! —Joka les recordó.

Todas regresaron a lo suyo y Nejire siguió colgando las sabanas, aún emocionada por el baile, el almuerzo llegó y todas tomaron un descanso en la sombra, el tiempo suficiente para terminar y volver al trabajo. Era un trabajo agotador, Nejire terminaba muerta cada noche al llegar a su habitación, con el único pensamiento de dormir, pero era feliz con esa vida.

Quizá se reprendía por la comida deficiente, una sopa con un poco de pan cada día, pero no es que fuera muy diferente a lo que comía en casa. Aunque su madre era lo suficiente buena para preparar guarniciones de vegetales que compensaban la falta de carne. Solo en momentos especiales solían disfrutarla.

El día transcurrió con suma tranquilidad, terminaron de lavar antes del tiempo establecido y una vez que terminaron, algunas chicas fueron a entregar las sabanas ya secas a los lugares indicados en el palacio interior.

La residencia del emperador era monumental, un palacio tan grande al que no podías ingresar sin un motivo especifico. El palacio se dividía en dos partes: el palacio exterior donde habitaban oficiales, eruditos y funcionarios; y el palacio exterior, donde habitaban sirvientas, eunucos y la familia real, que constaba de el emperador y su hermano, el príncipe. Aunque lo relevante del palacio interior era el emperador, sus consortes y concubinas.

El emperador contaba con cuatro consortes principales y varias concubinas de menor rango. Nejire había escuchado de mujeres que aseguraban que el emperador las había visitado alguna vez y a diario esperaban de nuevo su visita. Aunque el emperador no solía visitar a consortes de menor rango más de una vez, él solía dedicarle mayor atención a sus consortes.

El emperador era un hombre bastante activo, o eso es lo que solía decirse en el palacio interior.

Después estaba el príncipe, que era todo lo contrario al emperador. Su apariencia era un misterio para muchos ante su poca disposición para salir de su villa, además que se decía que era reservado e indiferente, sin intenciones de relacionarse. Y aún más importante, se hablaba con frecuencia sobre lo... especial que era. Aunque la palabra exacta era petulante y arrogante, ya que desde que cumplió la mayoría de edad, tres años atrás, no había elegido ni consortes ni concubinas.

No se sabía con precisión el porque, pero era más que evidente que no sentía que nadie cumpliera con sus altos estándares.

Todo eso se rumoreaba entre las sirvientas de la corte, platicas que escuchaba una y otra vez Nejire y que escuchaba, opinando en algunas ocasiones. No le sorprendía que el príncipe fuera de esa forma, el poder podía lograr enloquecerte, sintiéndote intocable.

Suspiró cuando al fin terminó de entregar las sabanas y pudo regresar a su habitación, con el resto de las sirvientas. Nejire se dejó caer en el suelo, los pies estaban matándola, pero al fin podía descansar, aunque en ese momento se debatía si debía levantarse a bañarse o esperaba hasta el día siguiente.

El sueño comenzó a vencerla, hasta que escuchó un sonido en la puerta. Se levantó de repente, dirigiéndose hacia la puerta ante la negativa de sus compañeras de hacerlo. Cuando abrió al puerta encontró a un Eunuco ahí, de pie, quien miró dentro de la habitación una vez y después centró la atención en ella.

—¿Qué pasa?

—¿Usted es Nejire Hado?

—Si...—Ella sintió su corazón latir incomodo y con un mal presentimiento ¿porque un eunuco estaría buscándola? —¿Qué sucede?

—Necesito que me acompañe.

Y antes de que ella pudiera decir algo, fue tomada del brazo y fue arrastrada por el pasillo de madera, sacándola del complejo. Nejire se sintió tan confundida de aquel acto sorpresivo y como no tuvo oportunidad ni de respirar antes de ser arrastrada.

—¡Espere, yo no he hecho nada malo! —Sabía que resistirse sería una mala idea, pero intentó hablar, pero el eunuco no parecía escucharla. —Solo quiero saber de lo que se me acusa.

—Tengo ordenes de llevarla conmigo.

Y aunque Nejire siguió hablando, pidiendo una explicación, el eunuco simplemente la ignoró. Nejire se dejó guiar sin saber a donde se dirigían, no había prestado atención y se sentía perdida e inquieta, con el temor subiendo por la boca de su estomago.

Por que a pesar de que podría disfrutar de su trabajo ahí en el palacio, cualquier error podía ser castigado con su cabeza. ¿Había ofendido a alguien de alguna forma? Ella no tenía contacto con nadie más que con las sirvientas, el aire comenzó a faltarle.

De pronto el Eunuco se detuvo ante una edificación y tocó la puerta. Nejire vio a una mujer madura y con aspecto duro abrir la puerta.

—La he traído.

La mujer simplemente asintió, la tomó del brazo y tiró de ella, hacia aquel lugar de madera, como todos lo demás... pero al mismo tiempo era tan diferente. Desde las paredes y la decoración, dejando entrever elegancia, con detalles y tallados impresionantes que ella jamás en su vida había visto.

—Necesito que te desnudes.

Eso fue suficiente para que Nejire regresara de sus pensamientos y observara a la mujer que tenía enfrente, con esa mirada dura de desaprobación y con cierta repugnancia. Por supuesto que una sirvienta sucia como ella destacaba de forma negativa en ese sitio. Eso no era lo importante sino ¿qué hacia alguien como ella, ahí?

—Yo... solo quiero respuestas.

Desesperada por su poca cooperación la mujer pronunció dos nombres y pronto unas mujeres acudieron y con eficiencia comenzaron a deshacerse de la ropa de Nejire, algo que ella intentó evitar, pero eran demasiado competentes y rápida. El miedo se exteriorizó y una lagrima escapó de sus ojos, sus manos temblaban y tenía nauseas.

—¡Solo quiero que me digan que sucede! —Declaró con fuerza, en un intento de que alguien la escuchara.

Las chicas a su alrededor se detuvieron de pronto, sorprendidas por su voz y aquella mujer, con su cabello atado tan perfectamente que parecía doler y su expresión fría, la observó fijamente y abrió la boca.

—El Príncipe te ha requerido como su concubina.

...


Esta de mas decir que esto tiene continuación y contrario a mi debil autocontrol, será algo de al menos 7-10 capítulos. En mi defensa intenté controlarme pero una amiga me dijo que lo hiciera y aqui estoy con el 5 long fic del año (cuando no he terminado el del año pasado jajaja) pero por más contenido de estos dos estoy dispuesta a sacrificarme, considerando que soy la única escribiendo de ellos dos de forma activa jajaja

Igual quisiera aclarar que esta inspirada en el anime de Diarios de la Boticaria (Historia que AMO y de la cual quiero escribir más activamente el siguiente año) por lo que espero lo disfruten. Algunos días de la week serán la continuación de la historia, y otros serán one-shot, asi que vamos por eso.

De igual forma estaré publicando este long fic de forma separada despues, ¡y sin más, gracias por leerme!

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