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Con prisa se alzó, sentía el sudor bañando todo su cuerpo y había un intenso dolor que no le permitía respirar correctamente. Abrió sus ojos. Estaba en su habitación. Una de sus manos viajó a su cabello para empujarlo fuera de su frente y luego, por inercia, bajó a tocar el colgante de su pecho. Pero este ya no estaba ahí. Rebuscó entre las mantas y lo encontró vacío, el líquido rojo se había esfumado.

Un largo jadeo abandonó sus labios y con pesar se puso de pie, al abrir las cortinas descubrió que el día había avanzado bastante ya y al mirarse en el reflejo del vidrio descubrió que su gris camiseta estaba manchada con un líquido rojo. Con la ansiedad controlando sus acciones se dirigió al cuarto de baño para mirarse correctamente, y ahí estaba, sobre la parte izquierda de su pecho, en la zona del corazón.

Todo el líquido de su colgante se había arremolinado en su pecho. En exactamente la misma zona que había recibido el disparo de Korse... o Grant Morrison.

Lanzó agua sobre su rostro y regresó a su habitación. Sentía el corazón latir a mil por hora y un molesto zumbido se había instalado en sus oídos. Se sentía realmente enfermo y mientras los recuerdos de sus últimos instantes en aquel mundo llegaban a él, más claro era todo. Había muerto. Grant le había matado. Grant estaba escribiendo una historia en base a él y sólo entonces recordó aquel cuadernillo que meses atrás su, para entonces, ídolo le había obsequiado.

Lo rebuscó entre sus cosas y casi se cayó de espaldas al ver los cientos de cuadros dibujados en sus hojas. Lentamente comenzó a avanzar desde el momento en que Celophane y Cyanide le habían encontrado en el desierto, pasando por sus misiones, el primer beso con Ghoul, cada una de las conversaciones que había tenido con sus amigos e imágenes detalladas de las muertes de los exploradores del grupo.

Toda su historia estaba ahí, todo lo que había vivido estaba ahí.

Unas ganas incontrolables de hacer desaparecer aquel cuadernillo llegaron a él, pero había algo todavía más importante que debía hacer. Las palabras de Korse seguían bastante vivas en su cabeza, la explicación que anteriormente había dado. Ghoul era real al igual que Grace, Bob y todos los demás chicos ahí. Encendió su computador de escritorio y cuando la ventana del navegador se abrió, tecleó el nombre de Bob ahí. Era fácil leer sus datos y ver su fotografía, le hacía saber que no estaba loco, que no se estaba inventando todo. ¿Pero cómo encontrar a los otros chicos?

O más importante aún, ¿Cómo encontrar a Ghoul?

Las palabras clave como Accidente, Enfermedad, Coma y Grant Morrison. Le hicieron viajar por decenas de páginas en el buscador de Google antes de darse por vencido. No iba a encontrarlos de ese modo. Se llevó ambas manos a la cabeza y comenzó a tironear su cabello con real ansiedad. Pero cuando estaba por darse por vencido una notificación sonó en su computador y la ventana emergente de un nuevo correo apareció ante sus ojos. Sus manos sudaron cuando buscó aquel correo y al ver el nombre del remitente su cuerpo se tensó por completo.

Había recibido un correo de Grant Morrison.

De: Grant Morrison.

Fecha: 28 de Noviembre de 2009 15:19

Para: Gerard Way

Asunto: ¿Necesitabas más información?

Gerard, a estas alturas del juego posiblemente ya sabes absolutamente todo. Pero tranquilo, no voy a matarte. Al menos no todavía. Conozco absolutamente todos tus movimientos así que no intentes hacer nada tonto. Sé que encontraste a Grace y también a Robert. Sé que vas a seguir buscando información sobre tus amiguitos y como una ofrenda de paz te envío esta nómina. No intentes buscarme... todavía, yo sabré cuando tengamos que volver a vernos. Si quieres seguir investigando hazlo. Pero no le cuentes a nadie nuestro escabroso secreto. Dudo que alguien te crea, de todos modos. Por cierto, cuida mucho nuestra historia, Gerard. La hemos escrito juntos, página a página.

Buena suerte.

Hasta pronto.

Las manos de Gerard temblaron cuando las alzó para frotar sus ojos. Sentía su corazón en la garganta y la idea de estar siendo observado le hacía sentir todavía peor. Pero no se entretuvo demasiado con la auto-lamentación y en lugar de eso copió el primer nombre que Grant le había entregado.

— Lindsey Ballato... —susurró para sí mismo y luego de presionar enter varios links de importancia aparecieron ante sus ojos. Se trataba de una mujer de 32 años que había tenido un accidente de tránsito de camino al Hospital; iba a dar a luz. Su bebé no lo había logrado y ella había permanecido en un coma inducido desde entonces. Llevaba un año y medio así. Esa mujer era Red.

Copió el segundo nombre ahí, el apellido sonaba latino e intentando recordar a uno de sus amigos con rostro latino pensó en Jet Star. Y luego recordó que había muerto durante la incursión a la sede central de Korse.

— Raymond Toro —dijo para sí mismo. El primer enlace le enviaba a una fundación que había nacido a partir de él, al parecer tenía una complicada enfermedad que con los años le había ido quitando todo y en el presente estaba prácticamente encerrado al interior de su cabeza, sin ninguna herramienta para comunicarse con el mundo exterior. El segundo enlace había sido actualizado hacía dos horas y anunciaban la sorpresiva muerte del muchacho. Al parecer su corazón había dejado de funcionar durante la noche.

Y la terrible idea llegó a su mente... Jet Star había muerto durante la noche, al igual que Death y él mismo. ¿Por qué él seguía vivo y Raymond no? ¿Ghoul había sobrevivido o no?

Con su corazón latiendo todavía más rápido y siguió bajando en la nómina, el rostro de Death, de Razor, de la mismísima Grace y varios amigos más aparecieron ante sus ojos, pero todavía no llegaba al de Ghoul. Había cerca de cincuenta nombres ahí y los buscó uno por uno, hasta que llegó al último y entonces, aún sin ver su rostro, supo que se trataba de él.

Frank Iero. Ese nombre sonaba totalmente a Ghoul.

— Frank Anthony Iero, hijo del senador Cheech Iero, 25 años, estudiante de Ingeniería en sonido. Fue herido a bala durante un tiroteo ocurrido en una cena con los más altos mandos del país. Recibió cinco balas intentando proteger a su padre. Lleva dos años internado en una clínica privada, las consecuencias de su heroica acción lo dejaron en un irreversible estado vegetativo.

El corazón de Gerard dio un vuelco. La palabra irreversible era demasiado drástica, quería decir que Frank no despertaría nunca. Que nunca podría conocerlo realmente. Y aunque imaginó que su destino podría ser así de terrible, nunca pensó que dolería tanto. Pero aunque no pudiera hablar con él de todos modos ansiaba conocerlo. Rebuscó un poco más y encontró su perfil de Facebook. Había bastante privacidad en todo y no podía ver sus fotos o lo que sus amigos publicaban en su perfil, pero sí tuvo acceso a su lista de contactos. Una muchacha que compartía su apellido y tenía sus mismos ojos apareció. Tenía el mismo grado de privacidad pero en su información aparecía la ciudad en donde vivía. Washington D.C.

Cuando llegó al Hospital descubrió que su madre se había marchado hace un rato, dejando a su hermano solo en esa horrible habitación, con todos esos monitores conectados a su cuerpo. Posó una mano en el antebrazo ajeno y por instantes estuvo tentado a quitarle aquel colgante. Pero no sabía qué ocurriría con él si es que lo hacía. Era obvio que el colgante tenía algo que ver con sus sueños, pero realmente no quería seguir incursionando en eso. Era aterrador.

— Voy a ir a Washington, Mikey —susurró con la vista fija en el rostro de su hermano menor—. Ghoul está allá... su nombre es Frank —sonrió para sí mismo—. Necesito conocerlo, Mikey. Creo que... lo amo. Es loco, ¿No? No lo conozco realmente y nunca lo voy a conocer porque no va a despertar nunca... nunca. Pero aun así... —un largo suspiro interrumpió sus palabras— Tienes que cuidar de mamá, Mikey. Yo no tardaré mucho, sólo... sólo quiero conocerlo. Así que mientras yo no estoy tú estás a cargo, ¿entendido? Bien... cuídate mucho, Mikey. Y si ves a Ghoul en nuestro mundo... dile que lo amo. Cuídate mucho, Kobra Kid. Voy a arreglar todo esto.

Al abandonar el hospital una incómoda sensación se posó en la parte inferior de su estómago. Lo de Frank era irreversible, posiblemente lo de Bob y Lindsey también, Grace estaba gravemente enferma y Ray había muerto. ¿Qué posibilidades había de que su hermano despertara? Era obvio que él lo había arrastrado a eso, por su culpa había sufrido aquel accidente, por su culpa se había visto involucrado en esa pésima historia de suspenso. Y ahora... pensar en que su hermano permaneciera en ese estado para siempre le hacía sentir enfermo. No quería eso para él, para ninguno de sus amigos.

Pero en sus manos no estaba el salvarlo, sólo podía seguir recolectando información y entonces, cuando el momento llegara y si tenía suerte quizás podía negociar con Grant Morrison. Sin pensarlo cambiaría lugar con su hermano menor.



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