07

— Creo que ya estás listo —comentó Jet un día.

Gerard se volvió a verlo con enorme sorpresa, realmente no se sentía listo. Era cierto que sus manos habían desarrollado callos que se mantenían incluso cuando estaba despierto por el uso de las laser gun. Era cierto que cada día se sentía más cómodo al momento de sacar, cargar y disparar. Y también era cierto que sus blancos eran cada día más acertados. Había aprendido a usar bastante bien una laser gun, y había tomado menos de un mes. Pero no se sentía listo para ir a una misión.

Varias noches, después de los entrenamientos, había hablado de eso con los chicos. Cada día hablaba con más gente de la resistencia, había logrado recordar los nombres en clave de las chicas y de la mayoría de los hombres. Conocía también la historia de casi todos ellos, del como Buttlerfly había logrado escapar de las garras de sus padres, fieles seguidores de Korse y su movimiento, y se había integrado al grupo de Ghoul, del como ella misma se había encargado de sus padres antes de que ellos le hicieran daño a los chicos del grupo, del como lloraba cada noche por culpa de eso. Todos tenían cicatrices con historias, aunque las chicas solían tener las cicatrices en el alma.

De todos modos, y aunque no traía encima todo ese daño provocado por Korse y su corporación, había logrado ser parte de ellos. Y se había ganado ese lugar especial en la mesa común y esa cama en una de las habitaciones para hombres, junto a Jet y Razor, sólo por la gran química que había demostrado tener con los chicos.

Lo único que lo preocupaba, fuera de que tan listo estaba para salir por ahí a una misión, era que ese mundo de fantasía comenzaba a parecerle cada vez más atractivo. A veces se sorprendía a sí mismo fantaseando durante sus clases en el instituto con respecto a eso, se despertaba tarde, y se iba a dormir tempranísimo. Eran pocas las veces que pasaba a la tienda de cómics, su único desvío del camino a casa, sólo porque quería llegar a dormir. Se estaba atrasando con trabajos y estaba dejando exámenes de lado, hacía semanas que no veía a su madre porque siempre estaba dormido cuando ella regresaba del trabajo, y tenía suerte si se encontraba con su hermano al desayuno. Y no obstante, estaba totalmente bien con eso. El mundo real era terrible, cuando encendía la televisión veía sólo basura en medio de asesinatos, crímenes terribles y políticos absurdos. En las revistas había rostros totalmente operados, la gente hablaba de qué ocurría bajo las sábanas de los demás, todos querían hacerse daño entre ellos, pero en su mundo de fantasía... oh, ahí todo era asombroso. Si había violencia era porque tenían una causa común, un fundamento totalmente claro. Había que matar a Korse y a su ejército de zombies para volver a vivir como personas normales, si tenían suerte incluso podrían arreglar a unos de esos zombies y regresarlos al mundo real, después de todo eran sus hermanos, primos, amigos... había dolor, pero también había esperanza.

Y eso es lo que motivaba a seguir aprendiendo.

Gerard estaba asustado, ¿Pero quién no estaría asustado en su primera misión? Sonrió en dirección a Jet, y recibió un caluroso abrazo de Razor antes de regresar a la cueva para lavarse la cara y las manos. Estaba totalmente lleno de polvo y el intenso sol no ayudaba en lo absoluto.

— Ha sido un verano intenso —dijo Pipeline, un muchacho alto y delgado, con brazos increíblemente fuertes. Su largo cabello negro iba recogido en una coleta, solía bromear acerca de lo vivo que estaba su cabello en comparación al de Red, pero ella sólo sonreía como respuesta.

— Espero que acabe pronto, realmente no soporto el calor —masculló Gerard.

— Amo el otoño, la primavera me provoca alergias. Y pasé el invierno en este lugar, fue un total caos —respondió él, mirándole a través del espejo—. Red dijo que vas a una misión con Razor y Jet, o al menos dijo que ellos pretenden llevarte, ¿Cómo crees que te vaya?

— Pésimo —bufó—. Pero quiero ir.

— No creo que les tome más de dos semanas. El pueblo cercano está totalmente vacío, fue el primero que vaciamos —suspiró él, apoyándose contra la base de piedra para mirarle directamente, Gerard recargó la espalda contra la pared, sus huesos sonaron—. Espero que tengan suerte y puedan conseguir máquinas de afeitar y ositos de goma.

— ¿Cuáles tienen mayor prioridad? —Gerard alzó una ceja, con una sonrisa de medio lado en su rostro.

— Los ositos de goma, hermano. Aunque si le preguntas a Death te dirá que las máquinas de afeitar, aunque de seguro es mentira. Sabe que a Red le encanta esa barba de mierda —rió Pipeline, Gerard rió también.

No se había tardado mucho en notar que fuera del romance platónico que Red le profesaba a Ghoul, había uno más intenso, real y posible entre ella y Death. Gerard los había visto entrar a altas horas de la noche y cuando le preguntaba a Red, siempre respondía cosas acerca de lo romántico que era mirar la luna cuando estabas con la compañía correcta. Y entonces, Gerard se imaginaba a sí mismo observando la luna junto a Ghoul, era fácil dibujarlo a él como la compañía correcta. Ghoul era asombroso, y cada cosa que escuchaba de él le maravillaba más, cada mirada que recibía hacía latir su corazón de forma acelerada, y cada palabra que compartían iba acompañada de vibraciones totalmente incómodas en su cuerpo. Red lo había sorprendido ruborizándose sólo ante la mención de Ghoul. Y la pequeña Star había bromeado más de una vez acerca de la bonita pareja que él y Ghoul harían, aunque Ghoul solía fingir que no escuchaba dichos comentarios.

"Que no se enoje es un gran avance. Al menos no es homofóbico." Dijo Red una vez.

Y Gerard se sorprendió porque había sido precisamente eso lo que había estado pensando. Pero aunque realmente deseaba a Ghoul, era objetivo al pensar y sabía que Ghoul estaba demasiado ocupado como para tener interés romántico en nadie. No quería ser una distracción para él, y tampoco quería ser echado a patadas de la resistencia. No creía poder sobrevivir más de dos días ahí afuera, ni siquiera ahora que podía usar una laser gun.

— Suerte, Poison —suspiró Red en medio del abrazo. Su piel se veía todavía más pálida ahí afuera, pero Gerard no hizo comentario al respecto, sólo sonrió y asintió una vez. Dejándose besar en las mejillas y en la frente.

— Yo también quiero un besito —comentó Jet, estaba en la camioneta, pero de todos modos sus ojos habían captado la escena. Gerard se avergonzó, aunque todos sabían que Red lo había apadrinado en cierto modo, desde el día uno.

— Sólo tiene besos para Poison y Death —se quejó Razor.

— Ven de rodillas y te daré un besito a ti igual, Razor —bromeó Red.

— Iría de rodillas sólo a Star y es porque ella no puede llegar más alto.

La niña soltó un bufido al escucharle, pero de todos modos corrió hacia él y justo antes de llegar a sus brazos dio un salto, enlazó sus piernas en torno a las caderas del rubio y le dejó mil besos por el rostro, ahí en donde la corta barba no había tomado lugar. Las risas de la niña y Razor habían inundado por momentos el ambiente. Un pequeño grupo había salido a despedirlos, y después de Red, Gerard fue despidiéndose de ellos uno a uno, finalizando junto a la pequeña mientras juntos veían como Razor y Jet hacían exactamente lo mismo.

— ¿Suelen despedirse de este modo? —preguntó Gerard. Traía encima su chaqueta azul y una pañoleta roja en torno al cuello, pero de todos modos sentía que el viento estaba comportándose de forma violenta esa tarde.

— Las misiones no siempre salen bien. Nos despedimos como si no nos fuéramos a ver nunca más, así no nos lamentamos tanto cuando alguien no regresa —contestó la pequeña—. Cuídate mucho, Party Poison. Es tu primera misión así que no intentes ser el héroe. Aprende de los chicos, ellos dos suelen hacer este tipo de misiones y siempre regresan con vida... la auto preservación es importante cuando no tienes nada, salvo tu vida.

Gerard asintió, no pudo evitar fruncir el entrecejo ante lo adultas que habían sonado esas palabras, pero no dijo nada. Se puso de rodillas junto a la niña para abrazarla una última vez y besar su mejilla, se apartó para que ambos rostros quedaran cerca y mirándole a los verdes ojos susurró:

— Volveré, te lo juro.

— Si rompes el juramento voy a buscarte y voy a patearte el trasero —respondió ella, en el mismo tono empleado por Gerard.

Rió y la abrazó una última vez, pero el motor ya estaba encendido así que se apresuró para tomar asiento en el asiento del copiloto, Razor había escogido ir detrás. Por el espejo retrovisor vio como el grupo de personas se hacía cada vez más pequeño y un extraño malestar se instauró en la boca de su estómago.

— Es normal estar un poco preocupado —dijo Jet—, pero cuando veas que todo sale bien desearás salir a una nueva misión. Esta vez iremos a Pacific Coast. Es un nombre bobo, teniendo en cuenta que fue uno de los focos de mayores muertes cuando todo esto empezó. Pero hemos ido pocas veces, y está demasiado lejos para los otros grupos de rebeldes como para que alguien más la haya vaciado por nosotros. Está a cinco horas de acá, directo al sur, así que puedes dormir si quieres. Razor, ¿Tienes la lista de víveres?

Razor se recostó sobre los asientos para extraer un papel de los asientos traseros de sus jeans y luego asintió.

— Lo primordial es papel higiénico y cosas femeninas. Muchas cosas femeninas. Se sorprenderían al ver cuantas cajas de tampones pidieron estas chicas.

— ¿Habrá espacio suficiente?

— Creo que si dejamos el papel higiénico y traemos sólo tampones, las chicas estarán felices de todos modos —rió Razor, pero pronto recuperó la seriedad—. ¿No viste Draculoids rondando cuando regresaron?

— Vi una furgoneta a no mucho de aquí, pero supongo que es de los Draculoids que Celophane y Cyanide se cargaron cuando Poison llegó. Pero hace unas dos semanas Ghoul envió a un grupo a eliminar eso. Fuera de eso... no vi nada. Llegamos acá por el camino desde Cotton Crown, así que no pasamos ni cerca de Pacific Coast. Sólo espero que tengamos el camino libre.

— Si hay Draculoids no importa, Poison se encargará de ellos, ¿No es así?

— El mismo Ghoul tardó medio año en perfeccionar la técnica para disparar tan bien como tú. Eres todo un prodigio —comentó Razor—. Por eso te trajimos, tenemos fe en ti.

— A veces la fe no es suficiente —suspiró Gerard.

— Si la fe no es suficiente estamos nosotros, Poison. Así que relájate. —dijo Jet, estirando uno de sus brazos para palmear la espalda de Gerard— Estaremos cuidando tus espaldas. Pero realmente necesitamos que adquieras algo de práctica, se nota que tienes madera para esto. Sólo necesitas ese empujoncito... Ghoul dijo que eres un diamante sin pulir

— Nosotros te hemos pulido bastante. Ahora sólo queda ver cuánto puedes brillar.

Gerard sonrió, era verdad que los nervios se sentían como un cubo de hielo asentado en la base de su estómago, pero no había por qué estar nervioso. Era su sueño, iría tan bien como él quisiera.

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