06

— ¿Me estás diciendo que en tus sueños viste a una niña que no sabías que conocías? —Gerard asintió, le había dicho lo mismo por lo menos cuatro veces ya, pero su hermano seguía frunciendo el entrecejo y arrugando su nariz cada vez que se lo decía. Mikey se quitó los anteojos y frotó sobre sus ojos antes de volver a mirarle— ¿Es como la historia de ese tipo, en ese video que vimos hace un tiempo?

Gerard ladeó la cabeza.

— Ya sabes, del tipo que todas las personas decían que veían en sus sueños. Y luego un loco dijo que era algo así como la personificación de Dios para ayudarte a tomar decisiones correctas. ¡Tiene página web y todo! —exclamó emocionado.

— Esto no es...

— Y quizás Dios se aburrió de dejarse ver como un tipo con una sola ceja, así que ahora se deja ver como una niñita. Tiene sentido, ¿No?

— Tendría sentido si trabajaras en Alienígenas Ancestrales o algo así —Gerard rodó los ojos—. No está sólo en mis sueños, hermano. Busqué a esta niña en internet, sí existe. Su nombre es Grace y ha estado en coma durante un buen rato, esperando un trasplante de médula ósea o algo así. Existe, y está en mis sueños.

— Quizás sólo viste su historia en la tele y luego apareció en tus sueños —intentó su hermano. Pero Gerard sacudió la cabeza.

— No entiendes, Mikey —suspiró— ¡Esto es algo muy raro! Primero la cicatriz, ahora esto. No sé... no entiendo nada de esto.

— Quizás estás cansado. Estudiar Ingeniería no es fácil, Gerard. Incluso para un genio como tú. Estás estresado, y por eso sueñas cosas tan raras, es todo.

— No es sólo eso —replicó Gerard—. Como sea, buenas noches.

— Espero que no sueñes con eso hoy.

— También yo —respondió mientras subía las escaleras, pero muy en su interior deseaba volver a ese lugar, sólo para encontrarse una vez más con el mítico Fun Ghoul y su asombrosa personalidad.

Cerró los ojos en cuanto su cabeza tocó la almohada, y al despertar se sentía cansadísimo. Como si no hubiese dormido en lo absoluto. Parpadeó un par de veces, estaba en una cama y tenía un rojo mechón sobre sus ojos. Se lo quitó y enfocó la vista en el techo, luego alzó levemente la cabeza y miró en torno a él, estaba en la habitación destinada a la enfermería.

— ¡Despertó! —la estridente voz de Grace lo trajo de regreso, estaba sentada a solo unos metros de la cama en donde Gerard descansaba. Por la puerta apareció Red, había llegado corriendo al escucharla y de la misma forma se acercó a la cama, y sin decir palabra posó una mano sobre su frente antes de llevar dos dedos a su cuello.

— ¿Buenos días? —dijo Gerard, con el amago de una sonrisa. Pero Red lucía preocupada.

— ¿Te sientes bien? ¿Cuántos dedos ves? —dijo alzando su mano.

— Tres. Y, ¿por qué debería estar mal?

— ¿No lo recuerdas? —suspiró.

— ¿Recordar qué?

— Te desmayaste, Poison. Ayer por la tarde, en la cocina. Si Star no hubiese reaccionado a tiempo te hubieses golpeado la cabeza contra la encimera. Has dormido durante dieciocho horas. Creímos que no ibas a despertar.

— ¿En serio?

— Dejaste de hablar y caíste —dijo Grace—. De pronto.

Gerard cerró sus ojos, había sido sorpresiva la forma en que despertó en su cama luego de desmayarse en aquél mundo. Y las interrogantes le cubrieron nuevamente, ¿acaso así funcionaba todo ahí? ¿Si se desmayaba en el mundo real también despertaría ahí en medio de la noche? Parpadeó un par de veces y se alzó para tomar asiento sobre la cama. Red le ofreció un vaso con agua y luego de verificar que no caería desmayado una vez más, se marchó.

Grace lo miró afligida.

— ¿De verdad estás bien?

— Sí... fue... fue raro —suspiró Gerard—. No sé qué pasó, sólo...

— Supongo que así funciona el mundo de los sueños —dijo ella—. A veces tienes que despertar allá afuera, y todo termina aquí dentro.

— ¿De verdad crees que esto es imaginario?

— ¿En qué otro mundo sería posible que los malos siempre triunfen? —dijo encogiéndose de hombros. Le dedicó una triste sonrisa, y se marchó.

Gerard tardó un buen rato en abandonar la cama, y cuando lo hizo se dirigió directamente a las cocinas, el camino parecía fácil de recordar ahora. Había un par de mujeres ahí, a las cuales sólo había visto en la llegada de Ghoul. Parecían amables y estaban sonriendo, pero de todos modos le negaron la cocina y lo enviaron al arco unos metros más allá, luego de traspasarlo se encontró con un amplio comedor, y justo al lado de él había una obertura por la cual se podía ver directamente hacia las cocinas. Tomó asiento en silencio sobre una de las sillas de madera, pero un tipo de cabellos rubios y una corta barba tomó asiento junto a él, y del mismo modo lo hizo uno de los que había llegado junto a Ghoul en la expedición, el del enorme afro.

Intercambiaron una mirada, y luego miraron a Gerard.

— Así que tú eres el tipo del que Red no ha dejado de hablar, ¿Eh? —dijo el rubio.

— Ojos verdes, bonito rostro... —añadió el otro.

— Hace tiempo no llegaba nadie nuevo aquí. Muchos se van para no volver, ya sabes, es peligroso y es fácil encontrar la muerte allá fuera. Las chicas son enamoradizas y bueno... estamos en guerra, cualquier trinchera es...

— Esa analogía sirve sólo si se trata de una mujer, Razor.

— Oh, cállate Jet Star. Eres un aguafiestas.

Gerard rió.

— ¿Soy un payaso ahora, Poison?

— ¡No lo asustes, no seas un cretino! —exclamó Jet Star.

Gerard no pudo evitar mirarlos con curiosidad, ambos parecían haber ido a hacer migas con él, pero en cuanto el primer insulto apareció, muchos más le siguieron, todos dirigidos a ellos mismos. Y cuando terminaron, rieron como viejos amigos, sin ningún tipo de rencor de por medio.

— Ghoul dijo que no sabías mucho de qué iba todo por aquí —comentó Jet Star—. ¿Realmente no sabes cómo funciona todo?

Gerard negó.

— ¿Y qué hay de todo lo que hay en torno a Korse y su empresa de mierda?

Gerard negó una vez más.

— ¿Acaso hablas siquiera?

Gerard se ruborizó.

— Sí, sí —se apresuró a asentir—. Es que estoy un poco mareado, y hambriento.

— ¡Storm, tráenos comida o moriremos de hambre! —gritó Razor, una de las mujeres que estaban en la cocina, de cabello negro y abundante busto le enseñó el dedo de en medio, pero al cabo de un rato llegó a ellos con una amplia bandeja, y sobre ella tres platos con puré de patatas y un trozo de carne, Gerard no supo identificar su procedencia, y tampoco quería hacerlo. Pero sabía bastante bien.

— No sé por dónde partir, hermano —dijo Jet Star.

— Desde el comienzo —la voz de Ghoul se cernió sobre ellos, traía una cerveza en una de sus manos. Tomó asiento junto a Razor, justo frente a Gerard, y le robó un trozo de carne a su compañero de asiento antes de mirar a Gerard—. Red me dijo que te desmayaste, ¿Te sientes bien?

Gerard asintió.

— Sí... no sé qué rayos pasó —dijo, dedicándole una débil sonrisa.

Ghoul asintió una sola vez, y luego de beber un sorbo, aclaró su garganta.

— Korse se encargó de aniquilar por sí mismo al senador de éste lugar y a toda la cámara de senadores luego de que denegaran una estúpida propuesta que tenía para unificar a los cuatro países como una sola nación. La gente de Burnout, Longview y Jaded rompieron sus alianzas con nosotros. Pronto, Korse se hizo con el control total de Castaway, nuestro país. Y su pequeña empresa de comida enlatada comenzó a expandirse. Vendían refrescos, toda clase de alimentos, ropa, calzados... todo. Pronto, Better Living Industries se hizo con el control total de todo lo que las personas consumían, todo el dinero se iba a sus bolsillos, y al expandirse empezaron también a contratar a todo el mundo. Hubo unos pocos que no quisieron ser parte de ese régimen totalitarista, huyeron lejos y comenzaron a usar nombres en clave para no ser descubiertos. La gente se comenzó a reunir y formaron pequeños y dispersos grupos de la resistencia. Yo tenía trece años cuando escapé de casa y me uní a ellos, el desierto era la mejor opción para mí. Había muchas personas, como yo, que se marcharon. Y no estuvieron ahí cuando Korse decidió que jugar a la empresa dejó de ser divertido. No sé qué hizo con nuestra gente, pero los cambió a cada uno de ellos, eran como zombies que respondían a Korse, su único líder. Vino gente de Burnout, de Longview y de Jaded a intentar parar toda esta locura, pero Korse hizo que nuestra gente los matara a todos. Al cabo de algún tiempo, nadie quiso volver a intervenir, y todo quedó en nuestras manos. Korse comenzó a darnos caza porque nuestra gente estaba muriendo, de nuestros pueblos no quedaba absolutamente nada. Y sólo nosotros podíamos parar esta locura. Llevo años luchando contra él, he visto a buenos hombres perder la vida a manos de sus Draculoids, que es como llama a nuestra gente ahora. Él los obliga a matarnos, y a veces no puedes simplemente hacerle cara a alguien que solía ser tu amigo, tu hermano, tu compañero de trabajo. Korse es un monstruo, pero su mundo perfecto no durará mucho tiempo. Vamos a derrotarlo, lo haremos caer. Y lo mataré con mis propias manos por quitarme todo lo que alguna vez amé.

Gerard dejó ir un largo suspiro, descubrió que no había tocado su plato, pero tampoco lo hicieron Jet Star o Razor, estaban mirando fijamente a Ghoul, y cuando éste terminó de hablar, todos bajaron la mirada, con su mente perdida en sus propios asuntos. Jet Star y Razor comprendían lo que Ghoul había explicado, sólo unos meses atrás Jet Star había encontrado a su hermano mayor bajo una máscara de Draculoid, él mismo lo había matado. Era difícil, pero no había nada que pudieran hacer al respecto. Sólo pelear. Y resistirse.

— Cuando tenga hijos, te pediré que le cuentes un cuento cada noche —dijo Razor luego de un largo rato.

— ¿Estás loco? ¡Ghoul les dará un trauma! —rió Jet Star, y pocos segundos después el ambiente volvió a ser el de antes. Ghoul rió también, cuando terminó su cerveza se marchó en silencio, pero Gerard estaba sumido en sus pensamientos. La idea de que todo eso era imaginario le resultaba cada vez más estúpida, ese mundo era real.

El sufrimiento de esa gente era real. Y aunque no era su dolor, quería poner su grano de arena en esa venganza que tanto deseaba el pequeño grupo de rebeldes.

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