||4||. Las rosas hay que pintar, de blanco a carmín llegar
Atsushi lloraba incontrolable, sus ojos rojos y su mal sentir habían crecido, fue cuando sintió un peso grande y un pelaje acariciarle el brazo, Atsushi subió su cabeza y mirada, vio una cola de gato colgando y miro hacia arriba, encima de un hongo... Era Dazai
― Dazai-san – le llamo Atsushi alegre
― Pequeño Atsushi-kun ¿Por qué lloras?
― ¿tu si sabes que soy Atsushi?
― No, tu eres Alice – sonreía Dazai
― No entiendo nada – decía entre sollozos – no entiendo, no recuerdo nada y no sé por qué, sé que los conozco pero no recuerdo a nadie y no soporto ya esto ¿Por qué estoy lejos de Akutagawa? ¿Por qué lo busco? Y ¿Por qué me duele no tenerlo?
― Alice, eso solo tú puedes responderlo – decía el gato mientras tomaba los hombros de Atsushi – ahora caminemos
― ¿A dónde? Y ¿Cómo llegaste aquí?
― Todo el tiempo estuve contigo
― ¿ah?
― Puedo volverme invisible e ir de un lado a otro – sonrió Dazai – pero quise seguirte y ayudarte
― Gra-gracias...
― Ahora vamos a los rosales
― ¿Por qué?
― Son de la reina roja
― Pe-pero debo ir con el rey Akutagawa
― Será una parada rápida – decía Dazai sonriente – oh y deberías llevar hongos contigo en tus bolsillos
― ¿po-porque?
― Porque son deliciosos y te harán salir de cualquier graaan problema
― Co-comprendo – suspiro Atsushi y tomo un pedazo de hongo. La sonrisa de Dazai era la más grande de todas – Da-Dazai-san está asustándome, me recuerda a Jeff
― Oh vamos Alice, no te mataré – decía burlón Dazai y susurro – quizá
― ¿Qué dijo?
― Nada Alice, vamos, vamos
Ambos chicos viajaban por el sendero de hongos hasta que fueron interrumpidos por unos gemidos bastante peculiares, y aunque Atsushi no sé intereso en ellos, Dazai fue al chisme, haciendo a un par de chicos gritar, y con ellos hacerlos aparecer. Atsushi los vio y reconoció una vez más - ¿Quiénes son? – pregunto Dazai
― Yo soy Tweedledee – sonrió la chica
― Y yo soy Tweedledum - dijo el chico
― No, son Naomi y Jun'ichiro – dijo Atsushi
― Déjenlo, Alice está confundido últimamente
― ¿son hermanos? – pregunto Dazai
― Si
― No, ustedes estaban haciendo
― ¿Oh dudas que lo seamos? – pregunto Tweedledee metiendo su mano en la ropa de su hermano
― Y-y-y-y-y-ya te creo – dijo Atsushi completamente rojo
― ¿A dónde van? – pregunto Tweedleum
― A los rosales – sonrió Dazai
― Oh ¿podemos acompañarlos?
― Por supuesto, vamos – sonreía Dazai
Los chicos recorrían los rosales cuando un ruido fuerte se presentó - ¿qu-que fue eso? – pregunto Junichiro
― El viento nos habla – dijo Dazai
― ¿y qué dice?
― No sé, no hablo vientoñol
― ¿pero qué?
― Atsushi-kun ¿tienes idea de dónde estamos?
― ¿rosales?
― Sí, pero ¿no vez?
― ¿eh? – pregunto Atsushi
― Las rosas son blancas – dijo Naomi – a la reina roja no le gusta el blanco desde que la reina blanca le dejo
― ¿eh?
― Si nos encuentra ahora será nuestro fin – dijo Dazai – y perderemos la cabeza
Jun y Naomi se abrazaron – nuestras cabezas noooo
― ¿Qué paso entre las reinas?
― Oh, deja que te cuente – Dazai se sentó en el piso, los hermanos le siguieron y Atsushi pues no le quedo de otra, también se sentó
― Pongan atención – dijo Naomi
Dazai llevaba unas botas chistosas y el albino se fijó más en ello que en escuchar la historia.
Había una vez, un reino unido por los reyes blanco y negro, pero la reina estaba frustrada de ver a su rey siempre cortar cabezas, harta de ese mal reinado, huyo con sus seguidores creando el nuevo reino blanco, la dejando claro, a su rey tan furioso que todo se pintó de carmín, desde entonces la reina blanca maneja a los exiliados y la reina roja nos mata – sonrió Dazai – pero tranquilos, si la reina blanca obtiene la corona todos nos salvaremos y es por eso que Alice está aquí, para encontrar a su hijo, la reina Akutagawa y dejarnos libres del terrible Rashoumon – sonrió victorioso a ver a Atsushi completamente distraído, ni siquiera notó las raíces de los rosales rodearle – será un beso lo que lo despertará de su eterno y maligno sueño – suspiro mirando a Atsushi y grito - ¡FIN!
― ¡¿ah?! – grito Atsushi y al instante fue tomado por un rosal y atrapado dentro de los pétalos
― ¿qu-que hacemos? – dijeron los hermanos
― Nada – sonrió Dazai – debo ir a ver a la reina
― ¿e-eres de la reina roja?
― Queridos y bastardos hermanos pecadores – sonrió amplio – Cheshire es eterno fiel a la reina roja Ougai Mori
Los gritos de los hermanos los escucho Atsushi dentro de los pétalos de la rosa, estaba asustado ¿Cómo iba a salir de allí?
Atsushi estaba en la oscuridad entre los pétalos se quedó quieto esperando su final, no sabía que tanto debía esperar o que tanto debía aguantar, y fue cuando sintió entre su vestido moverse algo pequeño - ¿qu-que? – pregunto mientras veía a esa miniatura persona salir
― Hola
― Ho-hola
― ¿Qué haces en mi casa?
― Eeeeeh
― Mi nombre es pulgarcita
― Mu-mucho gu-gusto... soy Ats... Alice – dijo Atsushi "¿Por qué dije que soy Alice?" pensó
― ¿Alice? No te pareces a la Alice que yo conocí
― ¿ah?
― Alice era rubia como yo – sonrió la chica – pero comprendo, debes ser la nueva Alice
― ¿nueva?
― Si, debe ser porque Akutagawa-senpai debe tener una esposa... - bajo la cabeza – te envidio... pero entiendo... - sonrió la rubia - Si quieres puedo llevarte hasta Akutgawa-senpai
― ¿de verdad?
― Si, de verdad – sonrió
― ¿co-como salimos de aquí?
― Es mi casa – sonrió pulgarcita y toco los pétalos haciéndoles brillar
Los pétalos se abrieron mostrando una hermosa rosa negra – Pulgarcita tu casa ¿es una rosa negra?
― Sí, siempre soñé con tenerlo conmigo, la rosa negra... así que mi flor la coloree negra – sonrió la chica
― ¿la rosa negra? Suena romántico
― Si, bueno, usualmente le gustan rubias, como Alice
― Ooh lo bueno es que eres rubia ¿no es así?
― Si, así es – sonrió aquella pulgarcita
Atsushi seguía a la pequeña pulgarcita rubia, era todo el trayecto tranquilo, aunque poco a poco, las espinas de las rosas se habían más grandes, pulgarcita crecía y Atsushi se hacía más pequeño, la rubia ya casi ni volteaba a verle, mucho menos le hablaba, Atsushi volvió a asustarse – pu-pulgarcita creo que debería seguir mi camino
― ¿Por qué? – pregunto pulgarcita sin mirarlo – acabamos de llegar al pantano
― N-no quiero ir al pantano - expreso Atsushi tímido
― Tranquilo, no dolerá mucho
― ¿do-doler?
Antes de terminar su pregunta, la dulce pulgarcita se había convertido en un monstruo verde con lentes negros – Alice, tú y todas las Alice morirán eternamente en mi pantano. Atsushi miro alrededor, cientos de vestidos azules colgaban, cadáveres también, cráneos y huesos que pulgarcita comenzó pisar mientras se acercaba al albino
― Pu-pulgarcita ¿qu-que?
― El pantano es mi hogar, y el rey negro, Akutagawa-senpai mi eterno amor, si le tocas, morirás
Pulgarcita se abalanzó contra el albino, Atsushi la esquivo, comenzó a correr por el pantano mientras era perseguido por tallos de flores y por pulgarcita, era un monstruo, continuo corriendo hasta llegar a un acantilado – s-si salto moriré – dijo Atsushi y trago saliva. Miro como el monstruo llegaba hasta él, y fue... rescatado
Miro a un hombre extraño en liana – ¡al frente hay un! – grito Atsushi pero fue tarde, chocaron contra un árbol. Cayeron por las ramas y fue que llegaron hasta la tierra, Atsushi se sacudía y miro aquel hombre grande - ¿po-por qué hiciste eso? – pregunto confundido el chico
― Te rescataba bella dama
― No soy dama, soy varón
― Entonces... ¿Por qué tu llevar vestido de hembra?
― ¿Ahora por qué hablas así?
― Porque soy un gorila
― Necesito un descanso de este lugar – se quejó Atsushi, suspiro y se señaló – bien, soy Atsushi
El chico imito a Atsushi – bien, soy Atsushi
― No, no, no, no yo soy Atsushi
― No, no, no, no yo soy Atsushi
― Aaagw! – grito el albino y se señaló – yo Atsushi -señalo al chico
― Ooooh Jorge
― ¿Jorge?
― Si
― Un gusto Jorge – sonrió Atsushi – gracias por rescatarme
― De nada
― Ahora hablas bien... - suspiro Atsushi - como sea ¿puedes ayudarme a llegar a un reino? Ya no sé si necesito ir por la reina blanca o con Akutagawa pero
― ¿Akutagawa?
― Si, si, ¿lo conoces?
― Yo no, hermano simio si
― Hermano... - suspiro Atsushi – bien ¿puedo ir contigo?
― Claro – sonrió Jorge mientras tomaba a Atsushi de la cadera y tomando una nueva liana
― Po-podemos ir de-despaciooooo – grito Atsushi con la O, ya que Jorge había saltado de nuevo por el otro extremo del acantilado
Atsushi y Jorge aterrizaron una vez más, el vestido azul de Atsushi ya estaba demasiado roto y asqueroso, - Jorge... ¿Dónde vamos?
― Con rey simba, él y hermano simio juegan cartas
― Hay dios, por favor... Sácame de aquí – pidió Atsushi
Atsushi llego con Jorge a una roca muy peculiar, subieron a la parte más ancha donde pudo verlo, realmente era un simio jugando cartas con un león entonces, lo peor sucedió, Atsushi ya no sabía que cara poner cuando vio al hombre grande, moreno y musculoso ir hacia el suelo en cuatro y empezar a hacer "huu uh uh" como un simio – ¡ya por favor! – expreso Atsushi y el león lo miro
― No soporto a los tigres – dijo simba – pero eres bienvenido, Alice
― Y vamos con la burra al trigo
― Buscas a Akutagawa supongo – dijo el simio
― Si, si, el me sacará de aquí, todo el mundo dice que debo encontrarlo
― No encontrarlo Alice, despertarlo – dijo Simba – el rey negro Akutagawa debe volver de su eterno sueño, esperando por su amada Alice quien pueda despertarle
― ¿Entonces por qué nadie me lleva?
― Debes ser una digna Alice – dijo el Simio – por eso, seguramente has pasado por pruebas, lo puedo ver en tu vestido
― Nala – llamo Simba y una leona apareció - ¿podrías darle ropa nueva a Alice y limpiar su vestido en el río?
― ¿Co-como sé que no se llevaran mi vestido? – dijo Atsushi "¿por qué me preocupa el vestido?" pensó Atsushi
― Compréndanle, no quiere perder su vestido de bodas – dijo el simio
― ¿bo-bodas?
― Entiendo – dijo Simba y miro a Nala - ¿puedes llevarlo al río? Que se bañe completo y que Tantor lo seque con su trompa
― ¿eh? ¿Tantor?
― Es un buen amigo, anda, ve – dijo Jorge
Atsushi caminaba al lado de Nala, la leona era muy amable, tomaron un baño juntos en el río, cierto que ahora Atsushi sentía un peso menos y miro a Nala – disculpe, señorita Nala
― ¿sí?
― ¿usted sabe más de esto de Alice y Akutagawa?
― Solo sé que cada milenio hay una oportunidad de liberarnos del hechizo de una bruja, entonces, aparece una chica que llamamos Alice, de vestido azul, dispuesta a encontrar a nuestro rey y despertarle para acabar con la maldición
― ¿entonces?
― Pues, todas han muerto
― ¿y por eso este mundo es una locura?
― ¿Cuál locura?
― La locura que...
― La locura es buena sabes, pero será mejor que no te acerques a su castillo, dicen que hay brujas muy poderosas a su alrededor
― ¿eh?
― Tantor ¿nos ayudas a secarnos?
― ¿Por qué todo mundo oculta algo aquí? – pregunto Atsushi suspirante
El albino fue secado por la trompa del elefante tantor, regreso con Jorge, Simba y el hermano Simio, allí se secaban los bichitos y Atsushi sinceramente creo que no podía estar más incómodo, suspiro pesado – y pensar que todo empezó por Kyouka-chan... - menciono recordando al conejo
― Te llevaré al camino que debes llegar, Atsushi – dijo Simba – por desafortunado que es esto, no puedo llevarte todo el camino, pero hay una amiga que puede
― Claro, muchas gracias
Atsushi y Simba continuaron su sendero por la selva, ya el albino comenzaban a dolerle los pies, fue cuando el gran León se detuvo, frente a él una bella muchacha de cabellos rojos en trenzas y ojos verdes jugaba con muñecas – este reino necesita de mucha paciencia y mucha sabiduría - decía Simba – En nombre del océano del Oriente, le presento a La Reina Lucy... La valiente – menciono el León y la chica volteo a verlos con una gran sonrisa metálica
― Es un gusto conocerte, Alice – mostró una muñeca– bienvenida al mundo de Anne, te esperábamos
¡Hola!
Estoy tan mal de la cabeza, espero que no quieran cortarme la cabeza, es divertido escribir esté fanfic espero que sea divertido para ustedes leerlo
¡Gracias por leer!
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