4
«Porqué tal vez estaba exagerando y siendo un dramático ridículo, tal vez me estaba convirtiendo en alguien manipulador en vez de aceptar algo tan coherente como lo es el sobre-pensar. Que ridículo era pensar ese tipo de cosas, era un narcisista y alguien que solo se idólatra a si mismo, no hay más que yo, nadie es yo, no se acercan a ser mejores o se acercan a mi. Ridículos.»
Cerré el libro, dejé escapar el aire acumulado en mi y me estire
Así había terminado «El gran Hart», y por una extraña e inexplicable razón me sentía vacío.
Eran partir de las 3 am y no me sentía cansado, de hecho quería entretenerme de alguna manera y así fue como acabe un libro de 479 páginas en casi dos horas.
Buscar a Emma y hablar con ella sobre alguna tontería era algo que podría hacer con facilidad. Pero habíamos acordado que pasaría toda la semana en casa de mamá, luego sería Ben, toda una semana. Y luego sería yo. Toda una semana
No es como si realmente importara
Pero mantenía el pensamiento sobre que cada quien tiene su propia mierda (y no, no le digo mierda a mi mamá), tal vez le devia mierda a su trato. Sí, eso era una mierda pero la quería ¿vale?, no recuerdo haber recibido algún tipo de abuso de ella hacia mis hermanos, o si quiera hacia mi
Y de repente comencé a llorar
En realidad fueron una lágrima tras otra, no duró mucho solo tuve que limpiarme, ni siquiera supe porque lloraba tal vez tenía ganas
Tenía días sintiéndome extraño extrañando algo que no sabía que era, tal vez si extrañaba a Emma
Mi hermana es prácticamente mi mejor amiga. La detesto si, pero no sabría que hacer sin ella, le he contado cosas demasiado personales y más raras del fondo de mi mente, y se burlaba se reia en mi cara convirtiendo esos instantes de llanto en risas
Tal vez estaba siendo ridículo pero mi melliza es lo mejor que me pudo pasar, necesitaba que volviera.
¿Cuando fue la última vez que me quedé despierto hasta tarde?, recuerdo que hace un año y medio, siempre fui de dormir temprano pero hoy en especial no podia conciliar el sueño.
3:17 de la madrugada ¿sería ideal salir? Estaba más que seguro que ahora no podría dormir, y tenía unas ganas inmensas de salir.
Salir... La idea comenzó a tentarme. No era malo ¿O si? Igual nadie lo notaría, Ben estaba durmiendo con Diore y yo...
Una sonrisa se formó en mis labios y no tarde en tomar mi chaqueta y salir en pijama.
[###]
En cualquier situación estaría muriendo del frío, pero me encontraba tranquilo, de alguna o otra forma siempre encontraba un lugar seguro fuera de las cuatro paredes habituales. Me gusta estar en casa, pero la mayoria del tiempo siento que, cuando salgo, soy de alguna manera. Yo.
La ultima vez que sali de esta forma antes de entrar a clases presenciales, fue en la cita a ciegas. Pero eran las 3 de la mañana, y solo era Tom, no buscaba algun tipo de cita, ni tampoco queria pensar en algo similar. Son de esas veces en las que solo quiero disfrutar el momento con el frio envolviendome, y acompañado por mil y un estrellas.
Supuse que por se diciembre las tiendas y centros comerciales estarian ceerados. Y ahora me encontraba de pie en la entrada del Mull House observando a un monton de personas con compras en sus brazos, y paseando.
No hay problema si entro en pijama. ¿no?
Entre al lugar al lugar en donde el ruido era todo lo que se escuchaba aparte de la musica, ni siquiera se molestaron en ver al chico que entró en pijama.
Al centro de todo el Mull House se encontraba un árbol gigante, con personas cantando, sonando campanas y recitando coros.
«Emma quería venir»
Pase la punta de la lengua sobre mi labios inferior y sonreí de lado. Emma quería venir, pero si Emma no estuviera de viaje, se enojaría debido a que las personas chocarán con ella, empujaría a alguien de vuelta y saldría del lugar
Tal vez pensar en eso fue lo que me hizo sonreír aún más
Me encontré con una tienda llamada Fiesta de ropa, que en realidad tenía todo menos ropa. Una extraña combinación entre vintage y nocturno, era lo que podía describirlo, me detuve en cuanto la vi.
Las paredes eran de madera oscura, por encima de ellas luz ultravioleta. Dos pisos, el primero, era todo vintage. Plantas artificiales, mejor dicho. Enredaderas artificiales, paredes de madera clara, piso de madera oscura, roble por lo que parecía ser. Mesas con dibujos pintados a mano y...
Acerque mi mano hasta el girasol que estaba en una maceta.
Casi como el, casi como yo.
Baje la mano antes de tocar un pétalo, mordisqueé un poco mi labio. Un chico alto, con rulos hasta las orejas se quedó a mi lado.
–Muy linda, ¿no crees? –Se cruzó de brazos. –Hiciste bien en no tocarla. Suelen ser muy delicadas.
–Casi como una persona real.
–Las flores, sienten igual que las personas, ¿lo sabías? –Negue –, requieren de mucho cuidado, pero con el tiempo lo tomarás no como una rutina. Si no como un placer.
–¿Y eso porqué? –Devolví la mirada a la flor, frente a mi.
Realmente parecía interesado en contar más de la flor, no se le notaba algún signo, de estrés o molestia.
–Ese placer se vuelve un gusto, el gusto de querer cuidar lo que más quieres, lo que realmente amas. Cuando te comprometes a cuidar de una planta en este caso, una flor. Un girasol. Creas un vínculo entre la flor y tu.
–En algún punto deja de ser una planta, y se convierte en alguien.
El chico a mi lado sonrió asintiendo.
–Pareces listo.
Me encogí entre hombros. Realmente no era alguien listo, o inteligente. Me gustaba saber hacer mis cosas bien, aún sin saber nada al respecto.
–Soy Hant –Ofreció su mano con amabilidad.
Devolví el gesto con una sonrisa.
–Soy Tomas –Ensanche más la sonrisa. –, así que trabajas aquí.
–Soy el dueño, sí.
Alce las cejas y los labios se entreabrieron por voluntad, propia.
Hant comenzó a reír mientras yo me confundía. En eso miré hacia arriba, el segundo piso del lugar, era todo lo neón. Desde abajo no alcanzaba a ver bien lo que había, la curiosidad comenzó a hacerse presente. Esté pareció notarlo y volvió a mirarme.
–¿Quieres ver? –Asentí.
¿Me arrepentía de salir a horas de la madrugada, solo por no tener sueño? Realmente no.
Guitarras, estanterías llenas de discos, sillones, aromatizantes de... ¿uva?
Era un espectáculo de luces. Pero también era tranquilo, ruidoso pero tranquilo.
Comenzaba a sentir algo.
No se que era, pero me gustaba, sentía mil emociones juntas y los ojos arder, aunque tal vez era por la pesadez de no haber dormido.
–¿Te gusta? –Pregunto Hant posicionandose a mi lado.
–Me encanta, en realidad.
Era felicidad lo que ardía dentro de mi en cuando lo vi. Nunca había estado en un lugar así, note que habían cajas sin desempacar o como subían más de estas.
–¿Apenas abren? –Enarque una ceja con curiosidad.
–Si, hace una semana terminamos la remodelación, solo nos faltan unos arreglos y cambiar el nombre.
–Asi que no se llama Fiesta de ropa –Rei un poco –, ya se me hacía raro.
–Era el nombre del anterior lugar que había aquí –Aclaro. –Deberíamos abrir en tres días
–Pense que trabajabas solo –Dije al tiempo que caminaba para ver más a detalle–. Una bateria.
Ladeo un poco la cabeza e hizo una mueca
–Mmmh no. Realmente no, hay una chica que también estará trabajando aquí, pero ella sigue en Canadá.
–¿Eres canadiense?
–No.
Ahora yo no entendía nada. Hant noto la confusión en mi rostro e hizo un gesto vago con la mano. Prefería evadir el tema.
Seguí observando el lugar junto a los discos, tomé uno al azar y lo estuve mirando por un rato.
Dos chicos un poco más altos que yo entraron con cuidado, y me aparte lo más rápido que pude. Al principio no entendía muy bien de que se trataba, aunque la curiosidad se apoderaba de mí no le tome mucha importancia.
–¿Cuando abren de manera definitiva?, me gustaría venir un día.
Un destello de...¿emoción? Se formó en sus ojos, su sonrisa fue lo que más me preocupo.
–Parece que te gusta mucho el lugar ¿eh?
Me encogí entre hombros.
–No puedo negarlo, es increíble
–Dime algo Tomas
–Puedes decirme Tom
–Bueno. Tom –Choco sus manos entre si –, ¿no te interesaría trabajar aquí?
La pregunta me había dejado sorprendido, confundido, perplejo ¿sorpresivo? Ni siquiera sabía si era una palabra, acababa de decir que me había sorprendido.
¡Eran las cuatro de la mañana! ¿como es posible que ya me estén dando trabajo?, tal vez el chico quería mis órganos al igual que Adrián.
¿Tanto valdrán mis órganos? Veía el titular: Los órganos de Tom, valen millones de dólares.
En realidad no iba a poder ver el titular si me los quitaban.
–¿Entonces?
«Te distraes mucho con tus órganos»
Fruncí el ceño
–Son las... –Mire la hora en mi teléfono –, 4:33 de la mañana, ¿y me estás pidiendo a mí un chico que salió por mero aburrimiento, si quiero trabajar contigo en esta tienda, cuando solo me conociste menos de una hora?
Asintió.
Mire a mi alrededor sin saber que responder
–Puedes tomarte tu tiempo.
–¿Y si decido huir y no volver a pisar este lugar? –Fruncí un poco más el ceño.
–Buscare una manera de denunciarte. –Respondio con total tranquilidad.
Tal vez fue eso lo que me hizo tranquilizarme. Me fijé en como los chicos de hace un rato, comenzaban a acomodar lo que habían subido
¿Que será?
–Puede que acepte, no lo sé. –Me encogí entre hombros –. Aún estudio, no puedes contratar a un menor de edad
–¿Cuánto crees que tengo? –Río
–No lo sé ¿40 quizás?
–Cerca. Tengo 21
Me abrace a mi mismo poniendo mala cara.
–Quieres mis órganos
–En realidad quiero que trabajes aquí. Solo piénsalo, pareces muy interesado por la música, dime ¿Ticas algún instrumento?
Me mordí el labio inferior al recordar cuando tocaba.
–Si, pero no lo hago desde hace un tiempo. –Las palabras salieron, en un tono más serio y brusco de lo que tenía pensado –, perdón.
–No te disculpes –Dejo una tarjeta de presentación sobre el bolsillo de mi pijama. –Me avisas
Tomé aire y lo vi. Vi como terminaban de armarla y como brillaba.
Mi corazón se detuvo por un instante, uno muy largo, los hombres se fueron alejando mientras yo me acercaba a pasos lentos. Mis manos comenzaron a temblar y el pecho me dolía. Dolía de una manera hermosa. Deslice una de mis manos sobre la parte superior.
Y mis ojos comenzaron a arder a tal punto, de casi llorar. Era... Simplemente hermoso.
–¿Estas bien, Tom?
–¿Cuando comienzo a trabajar?.
[###]
Tomé una foto y la envié. Me sorprendió el hecho de que haya respondido a los tres minutos.
Adrian:
¿Que haces despierto a esta hora Tom?
Yo:
Montar un dragón ¿Que no es obvio?
Adrian:
Oh claro. Eres un poco infantil.
Yo:
¿Siempre eres así de serio?
¡Adrián!
No me dejes en visto, creo que lloraré.
Adrián:
Estaba tomando agua.
¿Por qué habrías de llorar?
Yo:
No lo sé, ¿tal vez porque mi único amigo me ignora?
Adrián:
No somos amigos.
Yo:
AH. ESTO DUELE. AAAAAAH
Adrián:
Deja el drama, ¿Por qué estás afuera tan tarde?
Yo:
Ya te dije que estoy montando un dragón >:{
Adrián:
Ok, adios.
Yo:
OYEEEEE
NOOOO
VUELVE, no me dejes, me abandonarás igual que mi papá
¿Puedo hacer chistes sobre eso?
No era mi intenciónnnnnnnnn.
Me pondré a cantar.
...
No sé ninguna canción.
ADRIÁN, NO ME DEJES MORIR.
Adrián:
Solo quería ver cómo te ponías.
Yo:
Realmente no puedes verme.
Adrián:
Luego soy yo el que no tiene sentido, del humor.
Yo:
Es que no lo tienes.
Adrián:
Estás haciendo que me arrepienta de hablarte.
Yo:
Lo siento.
Adrián:
No te disculpes.
Yo:
No me disculpo, solo me Lo sientiso
Adrián:
¿Ahora inventas frases?
Yo:
¡No! Es una frase real. Buscala en Google.
Adrián:
Tal vez lo haga.
Yo:
¿Tu porqué estás despierto a esta hora?
Adrián:
Surgio una entrevista a último momento.
Yo:
¿Ahora?
Adrián:
No, es después de clases, pero tengo que estar aquí para practicar mis respuestas.
Yo:
No sabía que tenían que practicar las respuestas, antes de una entrevista.
Pensé que era algo al azar.
Adrián:
Lo es.
Pero a mí padre le gusta que practiquemos cualquier pregunta, para no tener inconvenientes .
Yo:
¿Y tú mamá? Pensé que el estaba con tu hermano.
Adrián:
Ella esta bien, me asegure de que se durmiera antes de irme.
Mi padre se tomó el día para estar con nosotros hoy, en la noche me habló sobre la entrevista.
Por eso no vino mi hermano.
Yo:
Parece que tienes una vida ocupada.
Adrian:
No tanto como la de mi hermano, la mi es más tranquila.
Yo:
Debe ser duro para ambos.
Yo extraño a mi hermana.
Adrián:
¿No vivían juntos?
Yo:
Así es, pero está semana le tocaba estar con mamá.
Adrián:
Ah, toman turnos.
Yo:
Si :D
Adrián:
¿Tu ya la viste?
Yo:
Luego de Ben.
Aún así sigo arreglando mis cosas, a mí mamá le gusta que seamos puntuales.
Adrián:
No me sorprendería si dijeras que eres impuntual.
Yo:
¡No lo soy! A diferencia de mis hermanos, soy muy responsable sobre la hora a la que voy.
Adrián:
No parece.
Yo:
:'c
Hieres mis sentimientos.
Tomé una foto y la envié. Estaba encima de un dragón mecánico. Me baje para pedir un helado.
**Notificación nueva**
Adrián:
¿Por qué tú pijama es del rayo McQueen?
Yo:
La pregunta es ¿Por qué no?
Hant se acercó a mi e inclino la cabeza hacia el teléfono, para curiosar.
«–Deberia dejar de inventar palabras»
–Con qué ligando ¿Eh? –Su sonrisa daba a entender a lo que se refería.
–Noooo –Pegue el teléfono a mi pecho. –Es solo un ami... Conocido. Si.
–Conocido –Asintio entrecerrando los ojos.
–Si, un conocido –Guarde el teléfono de mala gana.
Me recosté sobre el mesón esperando a que me atendieran.
A esté punto ya había perdido el sueño, eran las cinco de la mañana, muchas personas comenzaban a entrar para abrir sus tiendas, y dos de tantas se preparaban para irse.
–¿No tienes clase? –Lo vi jugando con uno de sus rulos.
Me encogí entre hombros.
–Si, tengo que estar listo a las 6
Hant se fijó en la hora y volvió a mirarme.
–Son las 5:12
Asentí restándole un poco de importancia. No estaba en mis planes saltarme las clases, solo el estar un rato más fuera de casa.
Hant me jalo de una oreja.
–¡AUCH! –Me aleje rápido mientras acariciaba mi oreja. –¿A qué viene eso? –Lo mire con mala cara.
–Estás muy pequeño para faltar a clases.
–Lo dices cómo si tuvieras más edad que yo.
–Practicamente. Te llevo 5 años. –Se encogió entre hombros –, Vale Tomas, tienes que ir –Me dio un empujón.
–Agarras confianza muy rápido ¿no crees? –Volvi a apoyarme del mesón. –Si iré, solo estoy esperando mi helado, además. Me arreglo muy rápido.
Pareció dudar pero guardo sus palabras y se mantuvo en silencio.
Desde que acepte el trabajo mis manos estaban inquietas, pues tenías años sin volver a ver un piano. Y sobre todo uno que me enganchará tanto.
Pensaba que era ridículo de mi parte haber aceptado solo por un instrumento.
Aún así no pude evitarlo... Algo en mi se detuvo en cuanto me acerque, tal vez fue mi vida lo que se detuvo, al notar que volvía a tener sentido.
Adrián:
¿Irás a clases?
Yo:
Si. Pero aún sigo en el Mull House, deberías venir.
Y fue cuando una sonrisa se formó en mi rostro. Cuando la idea se apoderó de mi.
Yo:
¿Y si vienes?
Tardo un rato en responder, a tal punto que pensé que no contestaría.
Adrián:
Estás loco. Beredick.
Yo:
¡Vamos! No seas tan amargado. >:'(
Adrián:
Vuelves a expresarte con emojis.
Tanto parece que quieres que vaya.
Yo:
Amargado. Te vas a divertir, ¿no puedes pedir permiso?
Adrián:
Lo dudo mucho.
La probabilidad de que me dejen ir es nula.
Deberías insistirle a alguien más.
Yo:
¿Tengo cara de tener mas amigos?
Adrián:
Sinceramente, no puedo ver tu cara justo ahora.
Yo:
Soy muy insistente.
¡NO ME REDNDIRE HASTA QUE ACEPTES!
>:D
Adrián:
Deberías rendirte, vas a tener que esperar mucho hasta que acepte.
Yo:
Mi segundo nombre es paciente.
Adrián:
Realmente dudo que tú segundo nombre sea paciente.
Yo:
En realidad no tengo segundo nombre. Por lo tanto puedo ponerme el que quiera.
Adrián:
Dudo que las cosas sean así.
Suspiré derrotado, ¡Era difícil de convencer! También era un ser desalmado, aunque agradable. Adrián era un caso perdido en cuanto se tratase de rogar.
Intenté buscar una manera de ver cómo sería Adrián rogando por alguien. ¿Lo habrá hecho alguna vez?, seguía siendo difícil de imaginar aunque pudo haber sido por chat.
Note que Hant seguía a mi lado con un helado en mano, y...
–¡OYE! –Di un pequeño golpe sobre su brazo. –, ese era mi helado.
El chico bajo la mirada a lo que tenía en mano y se encogió de hombros.
–Lo dudo.
–¿Acaso te gusta la menta con chispas? –Cruce los brazos, tomando una posición más firme.
–No, pero nunca es tarde para ser la primera vez. –Dio otra probada antes de relamerse los labios y ofrecerme el helado –. Aún así. ¿Quieres?
Negué.
No me gustaban las cosas probadas por otros labios.
Mi teléfono vibro sobre mi mano, lo abrí casi al instante.
Adrián:
Voy hacia allá.
Fue el momento exacto en el que comencé a chillar, tanto que Hant termino por alejarse de mi lado.
«NO PUEDE SER, NO PUEDE SER»
–¡SIIII! –Grite más afuera de la heladería.
La gente a mí alrededor se detuvo a observar la situación para luego irse. Acomode mi cabello hacia atrás, y comencé a dar vueltas de emoción.
–Eh, ¿Por qué tanta emoción? –Pregunto Ricitos aún con el helado en mano. – ¿Si sabes que te escucho todo el mundo?
–¡Lo convencí! –Dije con alegría. –, convencí a ese amargado de venir.
–Mmmh. Algo de contexto me serviría.
Volví a negar.
–Te explicaré luego.
–¿Luego cuando? –Enarco una ceja –En la tarde estaré arreglando las cosas de la tienda. Lo más probable es que en la noche ponga en nombre.
–¿Y cuál será?
–Coffee and Lunch. –Sonrío con orgullo.
–¿"Coffee and Lunch"? –Asistió– Pero si ni siquiera vi alguna maquina de café, o almuerzo.
El chico puso los ojos en blanco, se limpió las manos y la boca luego de terminar el hablado, y me explico mejor.
–La planta baja. Eso –Recosto uno de sus brazos sobre mis hombros–, allí pondré mesas, sillas, un pequeño sofá como el de arriba, solo que rojo. Y el resto es historia.
Paso su mano por mi cabeza y me revolvió el cabello. Lo miré con mala cara y me aleje.
–Suena grandioso ¿Eh?. Prometo ayudarte luego.
–No hace falta.
–Lo se, pero no te dejaré el trabajo duro. Te veo luego, ADIOS. –Sali corriendo lo más rápido que pude.
Sin querer me detuve de golpe al escuchar la notificación, terminé por tropezarme con un desconocido y caer al suelo.
–Mierda. –Lleve la mano a mi cabeza, y otra a mí bolsillo. No tenía el teléfono. –Mierda. –Abri más los ojos al darme cuenta que, en verdad no lo tenía. –Mierda, mierda, mierda.
Me levanté de golpe y comencé a mirar a todos lados, estaba cerca de la entrada, y me preocupaba que alguien lo encontrará antes que yo y se lo robara.
Genial, no podia tener una buena noticia, porque algo malo tenía que pasar.
Comencé a desesperarme, que con ello mi respiración comenzó a ser más pesada. Me puse de cuclillas para ver mejor sobre el suelo. Y aún así nada.
La gente a mí alrededor comenzó a verme como si de un loco se tratase.
¡No pudo irse tan lejos! Solo me caí, lo más seguro sería que se haya deslizado y alguien lo hubiese robado. La cabeza comenzó a dolerme, con la impotencia sobre mis manos de no querer rendirme seguí buscando. Hasta que lo vi.
El aparato estaba muy cerca de una tienda de peluches.
Sin esperar más corrí hacia allá me resbale un montón de veces, pero no me caí.
Observé como un tipo alto, con gorra y sueter negro se acercó lentamente, aumente la velocidad en cuanto vi que se agachó para agarrarlo.
Y allí fue cuando me abalance sobre el.
Intento bajarme de su espalda pero ya estaba enganchado, con una de sus manos sujetaba mi teléfono y con otra tomaba uno de mis brazos, y lo agitaba, buscando una manera de hacerme caer.
No paraba de repetir: "suelta mi teléfono." Pronto note que había un circulo de gente centrada, sobre nosotros.
Por impulso, di un mordisco en su hombro, el chico grito, tomo mi cabello y lo jalo con tanta fuerza, que me hizo soltarme.
Tomé su suéter y cerré gran parte de la tela en un puño, mi pierna se enredo en la suya de manera intencional, haciendo que cayera conmigo al suelo.
Caí de manera directa, aunque mi mano seguía aferrada a la ropa del chico, al igual que mi pierna entrelazada sobre la de el. Tal vez eso fue lo que ocasionó que cayera por encima de mi, su pierna izquierda a un lado de la mía, su pierna derecha entrelazada sobre mi pierna, uno de sus brazos apoyados sobre mi pecho ocasionando una leve presión. Su otro brazo estaba alzado con mi teléfono en su mano.
Hice un esfuerzo para quitármelo de encima, y alzar el brazo para tomar lo que era mío.
Como pudo me lo impidió.
–¡Dame mi teléfono idiota! –Molesto, volví a intentar agarrarlo, pero de nuevo me lo impidió –. Agh, ¿Tienes algún problema? –Quise golpearlo.
–Deberias controlarte más, chico de las novelas turcas.
Y allí fue donde todo se detuvo. Cuando debajo de la gorra encontré a Adrián.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top