3

-Terry, cariño despierta- le susurraba su madre-. Ya llegamos

-Él abría lentamente los ojos y se ponía de pie, ambos bajaban de aquel tren y se dirigían al hotel Royal, uno de los tantos hoteles de la familia Andrew.

- ¿Lo mejor será que descansemos un poco hijo- proponía la actriz

-Tienes razón madre, tampoco sería justo para ti

Cada uno ingreso a su respectiva habitación, en donde se asearon, comieron algo y descansaron un poco. Posteriormente en la tarde y aprovechando que era perfecta para caminar, se dirigieron a aquel parque, tomaron asiento en la misma banca, aquella en donde Terry hablo por primera vez con su hijo. Deseaba con toda su alma volver a verlo. Grande fue su sorpresa, cuando escucho como una joven decía aquel hermoso nombre, él con la mirada empezaba a buscar a su alrededor. Hasta que a lo lejos logro divisar a un pequeño rubio sentado debajo de un árbol alimentando a una ardilla.

-Mamá, él es mi hijo

La hermosa actriz Eleanor Baker, al posar su mirada en aquel pequeño no pudo evitar llorar de la emoción y sin pensarlo más camino en dirección a su nieto.

-Hola pequeño- saludaba tiernamente la actriz

-Hola- respondía sonriente el pequeño

-Hola amigo- saludaba con gran emoción Terry

-Hola, me alegra volver a verte- expresaba con inocencia el pequeño

-Ame también, mira te quiero presentar a... mi mamá

-Oh! También tienes una mamá hermosa como la mía- respondía con asombro el pequeño- a la vez en que dejaba de alimentar a la ardilla

- ¿Te gustan los animales? - preguntaba la actriz- a la vez en que acariciaba el rostro del pequeño

-Si, igual que a mi abuelo William, cuando sea grande voy a ser veterinario- expresaba con seguridad el pequeño

-Señorito Erick, es hora de irnos- llamaba Dorothy

-Si, ya voy Dorothy- nos vemos después- se ponía de pie el pequeño

- ¿Puedo abrazarte? -preguntaba Terry

-Si- respondía y se acercaba a él para abrazarlo del cuello

Terry al abrazar a su hijo, no pudo evitar sentir una conexión especial y unas lágrimas corrían por sus mejillas-. Cuídate mucho y se un buen niño ¿de acuerdo?

-Por supuesto- respondía-. Adiós- corría en dirección a Dorothy y tomaba su mano

-Se parece a ti cuando eras pequeño, es tan hermoso

-Mamá tengo que luchar por ellos

-Y yo te ayudare hijo, lo único que quiero es que seas feliz

Conforme los días pasaban Andréi o Dorothy llevaban a Erick al parque, por su parte Terry y Eleanor, siempre estaban ahí, aprovechando cualquier oportunidad para conversar con el pequeño. Quien ya empezaba a mostrarse más cómodo y en confianza con ellos dos, solía contarles de su madre y padre, de su escuela y de la cantidad de amiguitos que tenía, así como también hablarles de su gusto por los animales. Terry conforme lo conocía más, se iba encariñando con su pequeño, no había día en que no se imaginara una vida distinta, en donde él compartiera su vida con aquellos seres que tanto amaba.

Candy se encontraba sentada en el portal de las rosas de Anthony. Por más que trataba de olvidar a Terry no podía, cerraba los ojos y susurraba el nombre de aquel apuesto inglés.

-No sabia que aun sigues pensando en mi pecosa- respondía coquetamente Terry

Candy abría los ojos rápidamente y se ponía de pie, justo cuando estaba por marcharse. Terry la detuvo.

-Esta vez no te dejare ir, ya lo hice una vez y me arrepentí a sobre manera. Ahora luchare por ustedes- respondía con determinación

-No... no vuelvas a decir aquello, ¿con que derecho te atreves a decirlo?

-Por que te amo y estoy dispuesto a luchar por tenerlos a mi lado

-Nunca contestaste ninguna de mis cartas... y cuando fui a buscarte...Susana...

-Shh... no la menciones. Candy te juro que desconocía aquello y en cuanto a lo de las cartas jamás me llegaron. Si las hubiera recibido, yo hubiera venido por ti. Tarde me entere de que todo fue un vil plan de Susana, y logró separarnos. Pero esta vez todo será diferente. Candy tú eres la única mujer que amo realmente y estoy dispuesto a todo por recuperar tu amor- expresaba con vehemencia y la abrazaba fuertemente.

Candy lloraba y se aferraba al pecho de él, lo abrazaba con tanta fuerza, como si su vida dependiera de ello. Estuvieron abrazados un largo rato, hasta que ambos se sentaron, él sin soltarla siquiera le pedía a ella que le contara sobre su embarazo y sobre su pequeño hijo. Candy cumplía el pedido de Terry y empezaba a relatarle todo lo que vivió, conforme lo hacia él se imaginaba aquello y no podía evitar sentirse miserable.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top