|Charles|
Nos conocimos en una época díficil, acababa de invitar a Raven a vivir conmigo, enamorado de su increíble mutación. Ella y yo habíamos salido a jugar en el pequeño bosque cuando la encontramos, estaba herida, las muñecas quemadas y una pierna con una herida de bala. Ella estaba recostada en el pasto verde, su cara ángelical estaba encima de un tronco y poseía varios rasguños. Los más notorios eran en su ceja y labios, la sangre corría desde su cabeza y moría en el valle de su pecho, manchando el vestido lila que llevaba puesto. Miré a Raven y ella a mí.
-Debemos llevarla a casa, Raven. No podemos dejarla morir .-traté de hacerla entrar en razón, pero Raven creía que era una simple niña humana y que debíamos regresar a casa lo antes posible, antes de que anocheciera. Pero yo estaba cautivado por la genuina belleza del hermoso ángel que reposaba casi muerto en aquel tronco, me agaché a su lado un poco.
-Vamónos, Charles, es una simple niña .-Raven me tomó de la mano y me jaló un poco hacia atrás.- Vamónos. -Me negué y en eso, aquella niña se movió, haciendo que Raven diera un respingo hacia atrás y le mirara aterrorizada.- ¡Está viva! -exclamó, y yo le pedí que hiciera un poco de silencio. Me acerqué un poco más a aquella niña de cabellos negros y busqué sus manos, estaban ocultos bajo una extraña manta y sólo podíamos ver sus muñecas quemadas.
Aparté con cuidado la manta y fue una gran sorpresa cuando vi que sus manos estaban atadas, la niña se removió un poco y alcancé a ver un papel cayéndose del bolsillo de aquella manta que la cubría. Justo cuando iba a tomarlo, Raven se me adelantó y lo tomó en manos.
-Asquerosa mutante, esperamos que no sobrevivas después de esto. -leyó Raven, ladeando la cabeza.- Dice algo más pero ese pedazo está quemado. ¿Puedes entenderlo? -me lo entregó, miré el papel unos minutos, repitiendo en mi mente aquella frase y miré a la chica.-¿Es una de nosotros? -me preguntó Raven, y la miré unos segundos.
-Sólo hay una forma de averiguarlo...-le dije, suspirando.- La llevaremos a casa y esperaremos hasta que despierte, si es una mutante, se quedará con nosotros.
-¿Y si no lo es? -Raven se cruzó de brazos.
-Ya veremos que hacer entonces .-me encojo de hombros.- Ayúdame con ella.
-Vale .-Raven se acercó y ambos nos encargamos de cargar a la chica cará de ángel rumbo a la mansión Xavier. Una vez dentro la recostamos sobre uno de los muebles de la sala, y suspiramos. Raven y yo nos dispusimos a esperar a que despertara, pero viendo que eso no pasaba, ella comenzó a perder la paciencia.- ¿Y si le damos un baño para que despierte?
-¿Le damos? ¿Estás loca? Soy un hombre .-niego con la cabeza.- No puedo bañarla, báñala tú.
Sin embargo, el baño no fue del todo necesario, al menos no para despertarla. Porque la chica comenzó a emitir extraños sonidos y a removerse entre las sábanas que le habíamos puesto.
-Creo que trajiste una sucia humana con gustos de animal .-murmuró Raven, negando.
-Cállate.-la miré de reojo y ella alzó las manos en rendición, nos acercamos hacia la chica y me senté a su lado.- Voy a entrar en su mente, ¿va?
-Perfecto .-se encoge de hombros, sentándose en el otro sillón y esperando a que yo hiciera algo. Me senté frente a la chica y tomé su mano fría entre las mías, antes de entrar a su mente. Sólo podía diferenciar algunos fragmentos de momentos, una casa incendiándose y unas personas golpeándola, también vi varios niños como nosotros jugando. Uno de los recuerdos que más me llamó la atención fue cuando se veía en primera persona, a través de un espejo, encendiendo una flama desde su su mano, y perdí la conexión.- ¿Y bien?
-Es una de nosotros.-le dije, parpadeando y mirando aquel rostro angelical.- ¿Despertará?
-Creí que estaba despierta .-Raven frunció el ceño.
-Bueno, está viva, pero no quiere despertar del todo.
-Llevala al baño, yo me encargaré de darle una ducha y limpiarla .-dijo Raven, subiendo las escaleras hacia el cuarto de baño. Miré a la chica y toqué su cabeza, esta abrió los ojos.
-¿Quién eres? -preguntó preocupada, abriendo grande los ojos e incorporándose rápidamente. Podía sentir su miedo.- ¿Qué eres? ¿Dónde estoy? ¿Por qué no me has matado?
«Tranquila, soy uno de los tuyos. -usé mis poderes para entrar a su mente.- No te dañaré.»
-¿...Qué? -murmuró, mirándome fijamente a los ojos.
«Soy uno de los tuyos, también soy diferente. No voy a hacerte daño, angelito.»
-¿No vas a matarme? -susurró, temblando ligeramente. Intenté acercarme pero saltó a la defensiva enseguida.- ¡No me toques..., o empezaré a gritar!
«No tengas miedo de mí»
Y no le hice caso, la abracé pero entonces empezó a patalear y a golpearme, hasta que comenzó a gritar tan fuerte que Raven bajó las escaleras corriendo y se nos quedó mirando en silencio. Yo estaba en el suelo con la chica sobre mí, gritando y amenazándome con sus uñas. Sus uñas, ¡já!
«No tengo miedo, si me prometes que no le dirás a nadie lo que acabas de ver.»
-¿Qué está sucediendo aquí? -preguntó Raven, haciendo que la chica con carita de ángel empapada en lágrimas girara a verla y se levantara de mi cuerpo. Lo que Raven nunca supo fue lo que descubrí aquel momento. Yo me había metido en la mente de esa niña, había leído cada pensamientos irracional que atravesaba su mente y había presenciado cada recuerdo que encontraba mientras me escurría en su cerebro.
Le sonreí, y ella supo que no lo haría, era una promesa.
-Nada .-susurró la niña, tomando aire para mirar a la chica de cabello rojo y piel azul, estirándole la mano que Raven dudó si tomar por segundos que parecieron horas.- Soy Rainbow Shot, es un placer conocerlos. ¿Cuál es su nombre?
-¿Rainbow Shot? ¿Eso es un nombre, Charles? -me preguntó Raven, impresionada.
-¿Ese es el nombre que te dieron tus padres al nacer? -le pregunté.
-No .-ella negó-. Yo no tengo padres. Fui criada en una base militar al noroeste de Michigann, allí me dieron ese nombre.
-¿Dónde vivías hay más como tú? ¿Por qué te encontramos así? ¿Quieres darte una ducha?
-Son demasiadas preguntas, Raven, la mareaste -suspiré, levantándome del suelo y mirando a la chica. Estiré mi mano y le sonreí de medio lado-. Yo sí tengo nombre, soy Charles Xavier.
-Yo soy Raven Darkholme -dijo la pelirroja con un poco de hostilidad al recordar su pasado-. ¿Puedes responder mis preguntas?
-Si hay más personas como tú, como él, y como yo. -respondió-. Y sí, me gustaría darme una ducha. ¿Puedo..., Charles?
-Oh, claro. Yo no tengo ningún problema, Raven puede ayudarte y yo iré a buscarte algo de ropa nueva. ¿Te parece? -le ofrecí.
-No respondiste una de mis preguntas -murmuró Raven, cruzándose de brazos.
-Huí del búnker donde estaba, y viajé a Filadelfia...Donde me forzaron a huir nuevamente. Fui teletránsportándome hasta llegar a ese viejo bosque. -suspiró.- ¿Contenta?
-¿Te golpeaste al teletransportarte? ¿Cuántos dones posees? -la acusó con el dedo índice.
-Raven, la estás incomodando .-murmuré, haciéndome a un lado de la chica.- ¿Por qué no la ayudas a bañarse, y luego hablamos todos juntos? ¿Te parece? -ambas asintieron. Entonces ellas subieron al baño, mientras yo iba al cuarto de mi madre y saqueaba nuevamente su armario. Desde que mi familia había muerto, mi única compañía había sido Raven, y mi nuevo mayordomo Albert, pero no era igual. Tardé unos cinco minutos en encontrar algo de su talla y correr al baño, escuché risas y agua, y no pude evitar pensar que Raven había encontrado una nueva amiga, y era mujer, por lo cual ambas se entenderían a la perfección.
***
Reacciono un poco tarde cuando veo que Peter está chasqueando sus dedos en frente de mí y niego con la cabeza, ni siquiera sé a que vino ese recuerdo, suelto un pequeño bufido y le miro.
-Ya recordé a qué venía -dice Peter.
Una vez que Peter me dijera para que había llegado realmente, acepté que hablara hasta que llegamos a la enfermería. Las únicas dos personas ahí eran Jean y Anabelle, de las cuales la que peor se veía era la segunda, tenía unas ojeras preocupantes y una palidez impresionante, sin comentar que una vez que Hank le quitó la primera venda, empeoró y no dejó que le quitase la segunda venda. Me pregunto que tiene que no quisó mostrarnos y quedaron en que lo harían después de que ella y yo hablarámos en privado.
-¿Aún puedes responder? -le pregunto a Jean, ladeando un poco la cabeza. Habían estado una semana dormidas, bueno, Anabelle sólo durmió seis días y había despertado hacia tres, y esta madrugada ayudó a despertar a Jean, pero había algo que me preocupaba en ella. No podía imaginarme a la chica que protegí tantos años, tan cerca de Apocalipsis como tomar su don.
-Estoy bien profesor, sólo me golpeé fuerte la cabeza, pero estoy bien .-sonríe.
Esa sonrisa me hace recordar de algún modo a la chica a un lado, siendo abrazada por Peter. Trago fuerte al recordar su cuerpo en aquel vestido que usabámos los X-Men en nuestra primera y última misión, ella fue a otro lugar ese día y nos salvó desde otro lugar, pero pude verla por unos minutos. «Debo irme, Charles. -me había dicho, antes de acercarse a mí y acariciar mi mejilla con tanta suavidad que apenas si lo noté. Seamos sinceros, siempre supe que esa mujer era un ser maravillosamente hermoso, su primer don fue el fuego y el segundo la telepatía. Luego conoció a Raven y como nos criamos los tres juntos, se volvieron sus dos fuentes más poderosos.»
-¿Por qué nunca me dijo que ella había formado parte de los X-Men?
-¿Qué? -Nos interrumpe Anabelle, no puedo evitar palidecer. Miro a Jean unos minutos en silencio, demonios, tengo que ser más cuidadoso con Jean cerca. Ella no sabe lo peligroso que es que diga cosas como esa con Ana cerca. A este paso, Anabelle lo sabrá todo y me reclamara por sus recuerdos.- No, no, estás confundida. Te lo dijimos, Charles no lo sabe. Peter y yo estuvimos demasiado ocupados como para decírselo, pero nunca pertenecí a los X-Men.
-¿Decirme qué cosa? -Sé que ahora estoy pálido, así que pienso en algo rápido para deshacerme de la mirada acusadora de Anabelle. Miro a Hank en silencio unos minutos, y se me ocurre una grandiosa idea.- Hank, traéme el suero, por favor. Está pasando el efecto.
Hank me mira unos minutos y sabe que miento pero de todas formas asiente, mientras que corre afuera. Me siento en la camilla de Jean y la miro.
«Eres un poco pesado cuando piensas tanto.»
Ella no debe saber nada acerca de su pasado en los X-Men, mi querida Jean. Le he estado ocultando esa información desde hace años, quiero protegerla de todo lo que le hizo daño en el pasado.
-¿Charles? ¿No lo sabías, de verdad? -pregunta Jean, quiero entender a qué se refiere, pero un absurdo temor de que me diga que ella ya lo sabe se entierra en lo profundo de mi ser.
-¿Saber qué cosa? -le miro preocupado. Jean me mira un poco condescendiente.
-Que la chica aquí presente adquirió los poderes de Apocalipsis gracias a que me acompaño a mí a darte tiempo para que lograras entrar en su cabeza .-interrumpe Peter, y Jean asiente. Entonces suspiro un poco.
«Tranquilo, por mi parte no lo sabrá. Te lo prometo»
-Oh, debe ser una broma .-Un Erik aparentemente borracho entra en la habitación y sonríe bobalicón.- Dije que la soltaras, Peter. Yo la vi primero. -le advierte, Jean y Ana ríen leve.
-No molestes, viejo .-Peter rueda los ojos.
Erik sonríe y de repente su cuerpo se vuelve azul, es Raven. Y está demasiado cerca de Ana.
-Así que..., Charles. ¿Ya hablaste con Anabelle? -les pregunta.
-Por supuesto que no, lo íbamos a hacer cuando a Charles casi se muere .-explica Anabelle.
En el momento preciso Hank llegó y me inyectó, soporté la dolorosa inyección sólo por quedar bien con Anabelle y le sonrío de medio lado.
Era hora de hablar con ella, ella lo sabía perfectamente.
Mientras más rápido la alejara de Raven y su intención de decirle todo, mejor.
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