Anabelle
-Esto es lindo.
-¿El qué? -me preguntó.
-Estar aquí -dije apartando la mirada- Contigo.
Haber confesado eso me hizo sentir extraña. No se siente tan obligado como debería ser. Negué con la cabeza y le miré en silencio, él sonreía. ¿Por qué me mira así? ¿Le hace gracia lo que dije? Fruncí el ceño.
-¿Qué tanto miras? -pregunté.
-Nada.
No le creí para nada y solo me dediqué a mirarlo con la ceja arqueada, este sonrió.
Las cosas con Tyler y James fueron mejorando, como también mi extraña relación con el profesor X era... no tan mala. Tampoco podía decir que era lo mejor de lo mejor, la semana pasada había hecho un escándalo cuando uno de los jóvenes me coqueteó frente a él y prácticamente toda la escuela, había sido rídiculamente tierno y posesivo al mismo tiempo. Descubrí que había una chica rondando el lugar, una humana de nombre Moira, era algo muy raro pero no me atrevía a comentar nada. Jane y yo nos hicimos buenas compañeras y a veces entrenamos juntas, es duro pero puedo resistir su terrorífico y doloroso poder. Ahora me dedicaba a tejer una bufanda.
-¿No crees que fuiste muy dura con él? -me preguntó mi hijo adoptivo con una sonrisa y yo arrugué la frente. Se refería a Charles, ahora que empezamos a "salir" y ya no era secreto para nadie, se me hacía más fácil enojarme con él más seguido y simplemente achacarlo a una simple discusión de pareja.
-No.
-A mí me parece que este juego debería terminar rápido, no tiene mucha paciencia, pronto acabará rompiendo una puerta o algo así -dijo, llevándose a la boca un dulce. Rodé los ojos, me fastidiaba que el joven de once años hijo de mi ex esposo le hubiera tomado aprecio a Charles.- Deberías darte la oportunidad de ser feliz -agregó, sonriendo.- Sólo piénsalo.
-No hay nada que pensar -negué enseguida. Lo último que necesitaba ahora era preocuparme tanto, Charles era un profesor ocupado, y yo era una joven aprendiz sin opciones. Aunque muy en el fondo sabía que aquella atracción que sentía por el profesor era bastante peligrosa.
Por ahora no había tenido que sentirme tan apresada pues era de los que creen que un "romance" debe tomarse con calma y hacer que funcione.
-Podrías...
Charles apareció junto a Bestia con una sonrisa y se acercó con un toque tranquilo pero decidido. Se posicionó frente a mí, poniendo sus brazos a cada lado de la cama, parpadeé entonces al notar que ahora estaba encima de mí, viéndome fijamente a los ojos, ahogué un gemido de sorpresa. ¡Maldición! ¿Quién rayos se cree para aparecer así de la nada y sacar a mi hijo de mi cuarto? Era fastidiosamente raro.
-Hey -sonrió.
He estado pensando en ello.
-¿Qué crees que haces? -bufé, tratando de no sonar abochornada.
La manera en la que me haces sentir completamente sexy me avergüenza.
-¿Qué no es obvio? Vine a verte.
-Creí que estabas ocupado -arqueé la ceja.
Charles ensanchó aun más su sonrisa traviesa. Conocía esa mirada.
Yo quiero recostarme en tu hombro.
-¿No crees que estás desperdiciando mucho tiempo?
-No -respondió con seguridad.- En todo caso, no es un desperdicio si lo paso contigo. Ven aquí -dicho esto, se recostó a un lado mío en la cama y me abrazó por los brazos, obligándome a darme media vuelta para conseguir algo de comodidad en medio de su intromisión.
Desearía poder hacerlo.
-¿No te asusta que ocurra algo y tú simplemente estés aquí?
-¿Simplemente estar aquí? Si ocurriera algo, el primer lugar donde querría estar es aquí para protegerte, Belle -acarició levemente mi cabello, haciendo que sintiera que me dolía la cabeza, un leve pinchazo nada más. Me miró con intriga.- Eres hermosa -susurró.
Pero no quiero causarte ningún dolor.
-Seguro se lo dices a todas -bufé.
-Sí -afirmó, haciendo que lo mirara e intentara alejarme, apretó su agarre.
-Es increíble -me quejé, claramente ofendida.
-¿Estás celosa? -arqueó la ceja, divertido. Fruncí el ceño.- En todo caso, tranquila, hablo de que a todo el mundo le digo que eres hermosa.
-Eres un maldito idiota -gruñí.
Y si me siento malvada, igual no tenemos nada que ganar.
-Eso es culpa tuya únicamente -susurró besando mi frente.
-¿Cómo puede ser mi culpa?
-Es que eres muy mala, mi querida Belle, ni un beso me has dado hoy... A pesar de que he venido hasta aquí para verte. De no ser que me dijeron que habías enfermado, hubiera llegado a creer que estabas evadiéndome -dijo, su tono de voz había descendido así como su mirada pasó de mis ojos a mis labios en menos de un minuto.
-Quizá porque así fue -dije con prepotencia- Y no estoy enferma.
Y que si nunca te he visto porque estamos los dos en un escenario.
-¡Oh! Pues eso facilita todo entonces -sonrió con cinismo.
-¿De qué demonios hablas aho...?
Maldita sea, no de nuevo. Sus labios capturaron los míos, mordiendo con suavidad mi labio inferior consiguió que abriera la boca por la impresión, así como hice con mis ojos. ¡Ese idiota!
No me digas que escuche tu canción porque no es la misma.
-Shh, sólo dejate llevar -dijo en medio del beso que estaba propiciando, su mano viajó hasta mi cintura y se aferró a ella, juro que podía sentir como mi piel quemaba bajo la ropa.
No quiero decir que tu amor es un juego de espera.
Charles solamente apretó el agarre y siguió besándome con insistencia, hasta que finalmente cedí a los impulsos por corresponderle. ¿Qué si era lo correcto? No lo sabía, pero me aseguraría de no pensar en ello, mientras más pensara iba a ser peor.
Cariño, estoy pensando en ello.
Nos giró de modo que volví a quedar debajo suyo, mientras seguía besándome. ¿Era eso lo que la gente llamaba sucumbir a sus deseos carnales? No es que fuera inexperta a aquello, había sido novia y esposa de Will por mucho, y conocía de sobremanera la forma rápida de entregarnos el uno al otro, pero temí... Y es que aparte de Will nunca había estado con nadie más, mucho menos con alguien a quien realmente no amara.
-¿Pasa algo, linda?
-Eh.
-¿Quieres que me detenga? -susurró, apartándose levemente de mí, pero inconscientemente rodeé su cuello con mis brazos. Al diablo si era una relación condicionada, si era más que una obligación para proteger a los que quería yo... Tenía que protegerlos a toda costa.
¿Cuál sería entonces el precio, únicamente mi cuerpo?
-Es sólo que... Siento que esto no es real.
¿Y qué si la manera en que lo empezamos maldijo algo desde el principio?
-Oh pero sí que es real -sonrió.
-Sí, pero... ¿Me dejarás en paz entonces?
-¿De qué hablas? -ladeó la cabeza.
¿Qué pasaría si solo consiguieramos más frío?
-Sabes bien a qué me refiero -dije con seriedad-. Hablo de que si terminaras el trato y nos dejarás en paz si acepto hacerlo contigo.
¿Aún me abrazaras y dirás que pensaste que esto era inteligente?
-¿Qué? -su mirada era de incredulidad total. Mordí mi labio. Mierda, ¿qué pasaría si aquello lo hacía enojar? ¿Qué hago? Vi sus ojos tintados de rabia reprimida y suspiré.
Fingir...
-Es que...
-¿Crees que sólo lo hago porque te deseo? -me interrumpió. Bingo, yo asentí-. Oh, Belle. Tú eres mucho más que un simple revolcón -me aseguró, abrazándome, puso su cara en mi cuello y yo suspiré. No se había enojado, él creía que había calmado mi miedo, y todos estabamos felices.
Porque últimamente he estado asustada de pensar si quiera en dónde estamos.
-Bien, si puedes prometerme que no me lastimarás, yo...
-Jamás sería capaz de lastimarte -profirió, dejando un suave e inesperado beso en mi clavícula, logrando que jadeara por la sorpresa. Mierda, ¿en qué me había metido?
Y que si nunca te he visto porque estamos los dos en un escenario.
-Bien, pero por favor apaga la luz.
Se levantó con brusquedad y por un momento sentí terror, ¿se habría dado cuenta? ¿había dicho algo malo? Maldición. Solté todo el aire retenido en el momento en que las luces fueron apagadas y volví a sentir la presión de su cuerpo contra el colchón.
No me digas que escuche tu canción porque no es la misma.
Pensé en Will, en lo mucho que llegué a disfrutar entregarme a él por amor.
No quiero decir que tu amor es un juego de espera.
Y pensé en Charles, lo deseaba y era imposible negar aquello así que... ¿por qué temer?
Y que si nunca te he visto porque estamos los dos en un escenario.
Después de todo... sólo era sexo.
No me digas que escuche tu canción porque no es la misma.
-La próxima vez será bajo mis reglas -besó mi mentón y fue bajando por el cuello repartiendo leves besos en todo el cuadro, yo volteé mi mirada hacia el espejo que había a un lado de la cama en el tocador. Podía ver muy poco debido a la falta de luz pero aun así pude ver mi reflejo, mi cuerpo inerte, dejándose hacer. Suspiré cuando volvió a besarme con la pasión suficiente para hacerme olvidar de todo. El cabrón besaba fantástico.
No quiero decir que tu amor es un juego de espera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top