𝙸𝙸↬darĸ eyeѕ
Tras las puertas de Leumas estaban todos nuestros amigos, y cuando digo “todos” me refiero a tooodos. Fue el más agradable reencuentro de todos. Hazel fue la primera en salir corriendo a abracar a sus favoritos. Por mi parte, me mordí el labio inferior, reteniendo un sollozo por la emoción. La maleta se fue contra el suelo para darle un nuevo uso a mis manos, limpiar las lágrimas cual océanos con feroces olas bajaban por las mejillas.
El chico que esta chiquito, quien tenemos que cuidar, sonrió con los ojos cristalizados y cortó la distancia, feliz, amoroso, agitado, para encerrar mi cuerpo en un abrazo. De mis labios se escapó el lloriqueo, no puedo creer que lo haya visto otra vez. No puedo creer como estoy viva para abrazarlo.
–– Hestia creí que…
–– Estoy aquí gracias a ti, Markie.
Una sonrisa afectiva curvó sus belfos, sus ojitos tan hundidos en líquido me miraron con demasiada añoranza. Entonces Johnny se nos unió en abrazo, uno tan cálido como el de hace unas horas. Así, y solo así, me llene de valor para decir lo que debería contarles desde el primer momento.
–– Los amo…
–– Nosotros también a ti.
Escuché a Mark llorar, vi a Johnny nuevamente limpiarse escondido una lágrima y aprecié este grato sentimiento desde lo más profundo de mi órgano palpitante. Este rencuentro es el mejor que ha pasado en mi vida. No sé qué sería de mí si los perdiera.
El abrazo de mejor amigo fue roto por mi hermana quien se lanzó a abrazarlos. Me alejé un poco de ellos para dejarles un poco de espacio. Sonreí conmovida presenciado la escena, ni me percaté de que Kook estaba cerca de mí justo hasta que me abrazó desde atrás.
–– El Hazel… –– Balbucee enternecida, dándome la vuelta para continuar la muestra de afecto.
–– Es un alivio que estés bien –– Con la misma me despeinó como un cachorro.
–– Gracias por cumplir tu promesa.
El chico de brazos tatuados asintió, riendo complacido con mucho afecto. Por un momento dude de la razón de su pequeña risa, bueno de esa manera fue hasta que caminé en reversa para verlo con una ceja alzada. Precisamente mi espalda chocó contra algo, algo tan duro como sin dudas, un pecho masculino.
–– Tú sigues viva.
Había pronunciado esa persona con voz tan profunda que sería imposible para mí no distinguirla ya que el propietario se había vuelto una de mis pequeñas obsesiones. Una parte en mi pecho dio un vuelco, entusiasma pero a la vez melancólica. Recordando cómo había pensado en él antes de suicidarme.
Me giré para verlo asintiendo lentamente. Yoongi estaba muy diferente a todo el tiempo. Sus ojos no eran indiferentes, sin embargo, seguían siendo oscuros cual noche sombría. Era como si la maldad en ellos fuera solo un poco menor. Seguía serio, frio y con esa cara de culo tan apática. Quizás estaba un poco, solo un poquito, valla, solo una centésima más feliz que nunca.
–– ¿Y tú alguna vez dejarás de usar negro? –– Intento bromear.
–– Dejaré de hacerlo cuando inventen un color más oscuro.
–– Bien dicho –– Guiño a la par que alzo mis pulgares.
–– ¿Y nosotros estamos pintados o qué? –– Mofa Celine.
–– Al parecer no somos tan importantes –– Ironiza una ultrajada Sunha.
–– La traición, la decepción hermano –– Lloriquea Lucas.
–– Déjate de drama Lucas. Eso está muy rosado para un hombre –– Bromea el pelirrojo.
Soltando una risilla nasal finalmente corro hasta el resto para saludarlos. El reencuentro termina con todos nosotros envueltos en un abrazo grupal, uno al cual tuvimos que arrastrar a Hazel y Yoongi. Y si me preguntan cuál es el momento más feliz que he tenido, no dudaría en decir que este. Porque no hay momento más feliz que he pasado en toda mi vida.
Me sentí de vuelta. Me sentí como nunca antes en mi vida. Me sentí en… casa.
Por desgracia la feliz es poco duradera. La maldita gorda se nos acercó a darnos la bienvenida con esa vocecita tan chillona suya que te entra la pura diabetes. Leonor, alias la tomate maduro o vieja gorda, prohibió que los demás nos siguieran y los mandó a las aulas. Muchos de ellos pusieron los ojos en blanco e no fueron ni mierda. A nosotras nos llevó a la misma habitación demostrando como todo seguía en su sitio. La parte impecable de mi hermana y la pecablemente desordenada mía.
Mientras yo suspiro absorbida, la de ojos hermosos salió con la misma que dejó la maleta sobre su cama para decretarle a lo descarado a la directora, que la condujera a la habitación de Jungkook ¿Acaso no lo había acabado de ver? Esa loca no me permitió burlarme por lo apresurada que se encontraba.
–– Estamos de vuelta.
Solo un pequeño, un pequeñín detalle ¡¿Qué se ha sido Medianoche?! Como una desquiciada lo busque por todos lados. No lo encontré por habitación. A ver Hestia, si tú fueras un gato, si uno como Yoongi y el hambre te apretara, ¿dónde irías?
Ni puta idea.
No obstante, una lucecita se prende sobre mi cabeza, recordándome un lugar donde posiblemente estaría. El mismo lugar que lo encontré. La azotea.
Cruzo la ventana por la que una vez me lancé y salgo en su búsqueda. Comienzo a recorrer el tejado. Estaba vacío como de costumbre. Ni un alma de vida. Al menos fue así hasta que visibilicé unos brazos masculinos dándole de comer a mi gato y la cabellera blanca que vi el último día antes de ser secuestrada.
–– ¿Medianoche? –– Inquiero dudosa, lo que menos deseo es acercarme y ser secuestrada nuevamente.
–– ¿Eh?
El chico se voltea en mi dirección frunciendo el ceño. Soy consiente en ese momento en lo tersa y suave que se ve su piel blanca. Estar vestido de blanco no le favorece a que mi mente deje de compararlo con un copo de nieve. Je, otro chino más. Definitivamente mi mundo había sido invadido por los ojos rasgados.
–– Medianoche –– Repito al gato que suelta un maullido al escucharme.
–– Es… es pleno mediodía –– Tartamudea el muchacho que transmutó de blanco a rojo semejante a Leonor.
–– Medianoche es mi gato.
Terminando de explicarlo rio levemente. Estuve prudente de las acciones del chico hasta que nos quedamos viendo a los ojos. Esos orbes negras no se parecen nada a las de Yoongi más que por el color. Sus ojos eran muy expresivos, brillaban reflejando todo lo que veía, siendo un pequeño espejo brillante de un alma.
Si los ojos son el espejo del alma, la suya se puede asegurar como la más hermosa que he presenciado.
–– Ah, lo siento mucho –– Libera al minino que no tarda en salir corriendo a mis brazos –– No sabía que tenía dueño.
–– No importa, ¿tú lo alimentaste todos estos días?
–– ¿E–eso está mal? –– Inquiere inquieto e acercándose a mí tímidamente.
–– De hecho, le has salvado la vida –– Sonrio porque en cierto modo me recordaba a mi amigo Mark –– ¿Cómo te llamas?
–– Jisung, Park Jisung, soy nuevo en Leumas –– Narra algo cohibido –– ¿Y tú?
–– Hestia, Hestia Jacobs.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top