Capítulo VI: Piratas.


Los meses pasaron y ambos se esforzaron por mantener viva la llama de su amor a pesar de la distancia. Las llamadas, mensajes y videollamadas se convirtieron en su rutina diaria. Tai continuó con sus estudios y entrenamientos en Tokio, mientras que Sora se enfocaba en sus responsabilidades académicas en Kyoto.

Además de las llamadas, Sora tambien se esforzaba para ir a los partidos de Tai, vistiendo siempre los colores de Los Piratas de la universidad de Tokio a pesar de asistir a Kyoto. Incluso varios de sus compañeros la llamaban "la fan número uno" de Tai. Aunque la distancia física persistía, su conexión emocional seguía fortaleciéndose con cada encuentro virtual y muestra de apoyo.

Un día, mientras Sora estaba en la biblioteca estudiando, recibió una llamada inesperada de Tai. La emoción en su voz era evidente.


— ¡Sora! ¿Puedes creerlo? ¡Estamos en la final del torneo interuniversitario!


Sora sintió una oleada de alegría y orgullo. Habían superado muchos obstáculos, y ver a Tai alcanzar la final era motivo de celebración.


— ¡Eso es increíble, Tai! Estoy tan emocionada por ti. ¿Cuándo es la final?


Tai compartió los detalles emocionado.


— Es este fin de semana. Nos enfrentaremos a Hosei, y estoy deseando que estés allí para apoyarnos.


Sora escucho atenta las palabras de su novio, pero desgraciadamente los exámenes finales estaban cerca y en esas semanas se la había estado pasando, estudiando sin parar.


— Lo siento mucho Tai, pero en esta ocasión no podre asistir.


Las palabras de la pelirroja decepcionaron a Tai, pero el entendía que su novia no siempre estaría disponible y tenía otras responsabilidades. Así que con un gran suspiro respondió con una semisonrisa, aunque Sora no podía verla,


— No te preocupes cariño, entiendo que tus estudios son importantes. Solo quería que estuvieras al tanto de todo. Te prometo que haré mi mejor esfuerzo en el partido.


Sora sintió una pequeña punzada de culpa, pero sabía la importancia de sus responsabilidades académicas y no había nada que pudiera hacer al respecto.


— En verdad lo siento Tai, pero prometo que te estaré apoyando en espíritu.

— Gracias, aprecio eso.

— Sabes que te amo, ¿verdad? — comentó Sora.

— Lo sé, Sora. Y yo también te amo. Siempre aprecio tu apoyo, sin importar la distancia.


Aunque Sora estaba agradecida por la comprensión de Tai, no pudo evitar sentirse un poco triste por no poder estar allí en un momento tan importante para él. Ambos continuaron platicando por un rato más, tratando de disipar la tristeza con palabras de ánimo y amor.

Finalmente, ambos se despidieron, no sin antes expresarse su amor y el deseo de volver a verse pronto. Sora regresó a sus libros y apuntes, sintiendo la presión de los exámenes finales, pero también el deseo de apoyar a Tai de alguna manera.

Por su parte Tai colgó el teléfono y lo lanzo a un lado suyo con frustración, acto que fue notado inmediatamente por su amigo, quien se encontraba en la cocina preparándose algo de cenar.


— ¿Qué sucede viejo? Te ves decaído — preguntó el rubio al ver el semblante de su amigo.


Tai suspiró, apoyando la cabeza en sus manos.


— Es solo que... Sora no podrá estar en la final del torneo. Tiene exámenes finales y no puede hacer el viaje.


Matt asintió con compresión.


— Lamento escuchar eso amigo, pero son semanas de exámenes. Es comprensible que ella esté ocupada.


Tai asintió, agradecido por la comprensión de su amigo, pero aún así, la decepción estaba presente en su rostro.


— Lo sé, Matt. Pero quería que estuviera allí. Esta final es importante para mí, y su apoyo significa mucho.


Matt se acercó y le acerco una cerveza a Tai.


— Lo entiendo, pero también sabes que Sora te apoya con todo su corazón. A veces, las circunstancias no permiten estar físicamente presentes, pero su amor y ánimo están contigo.


Tai sonrió, agradeciendo las palabras reconfortantes de su amigo.


— Tienes razón, Matt. Debería concentrarme en el partido y hacer mi mejor esfuerzo. No puedo permitir que la preocupación por Sora afecte mi desempeño en la cancha.

— Exacto, Tai. Concéntrate en el juego. Estoy seguro de que Sora estará animándote desde donde sea que esté. Además, tu tambien deberías aprovechar el tiempo para estudiar. El hecho de que seas la estrella del equipo de Futbol de la Universidad no significa que estes libre de los exámenes.


Tai rió, agradeciendo el recordatorio amistoso de Matt.


— Tienes razón, amigo. No puedo descuidar mis estudios, incluso en medio de la emoción del torneo. Voy a dar lo mejor de mí en el partido y luego me centraré en los exámenes.


Se tomaron un momento para disfrutar de su trago y relajarse un poco. Ambos charlaban hasta que Matt decidía preguntar sobre la relación de sus dos mejores amigos.


— ¿Cómo va tu relación con Sora? ¿aun no te ha mandado al demonio como suele hacerlo?


Tai rió ante la pregunta de Matt, sabiendo que su amigo tenía un modo peculiar de expresarse.


— No, no me ha mandado al demonio, aunque ha habido algunos momentos complicados últimamente. La distancia no es fácil, pero ambos estamos comprometidos a superar los desafíos.

— Lo entiendo. Pero también sé que ambos son fuertes y están dispuestos a luchar por su relación. La distancia puede ser un desafío, pero también puede fortalecer lo que tienen.


Ambos chocaron sus latas en señal de brindis y continuaron charlando por un rato hasta que Matt decidió retirarse a su cuarto. Tai se quedó unos momentos más en la sala, reflexionando sobre la conversación con Sora y sobre cómo manejar la situación en el torneo.

Los días pasaban y Sora seguía sumida en sus estudios, pero su corazón estaba dividido entre el deseo de concentrarse en sus exámenes y la necesidad de apoyar a Tai en un momento crucial. Aunque la distancia física complicaba las cosas, su amor por él seguía siendo una fuerza motriz en su vida.

Trató de concentrarse nuevamente en sus libros, pero simplemente no podía acercarse. En esos momentos, Haruhiko se acercó a su hija al verla tan sumida en sus pensamientos.


— Sora, ¿todo está bien? Te noto distraída.


Sora suspiró y le contó a su padre sobre la situación que sucedía con Tai.


— Quisiera estar allí para apoyarlo, papá, pero los exámenes finales están tan cerca, y no puedo permitirme distraerme.


Haruhiko puso una mano reconfortante en el hombro de su hija.


— Comprendo que estés bajo presión, pero también entiendo lo importante que es para ti apoyar a Tai.

— Así es papá, no se que hacer. Mamá no me perdonaría si comienzo a descuidar mis estudios.


Haruhiko rio un poco ante la respuesta de su hija.


— Lo entiendo, tu madre puede ser exigente, pero también sé que eres lo suficientemente fuerte y disciplinada como para equilibrar ambas cosas. La clave está en la organización y la gestión del tiempo.


Sora asintió, agradeciendo el consejo de su padre.


— Tienes razón, papá. Puedo estudiar para los exámenes y el fin de semana ir a apoyar a Tai.


Haruhiko sonrió con orgullo.


— Esa es mi chica. Se que puedes hacerlo y Tai estará feliz de verte ahí.


Sora sonrió y abrazo a su padre agradecida por su apoyo. Con una nueva determinación, volvió a sumergirse en sus libros, comprometida a encontrar el equilibrio entre sus responsabilidades académicas y su deseo de apoyar a Tai.

Mientras tanto en Tokio, Tai entrenaba junto al resto del equipo en el campo de la universidad. Estaba enfocado en mejorar su rendimiento y en prepararse para la final del torneo. Aunque la ausencia física de Sora en el partido lo afectaba, intentaba dar su mejor esfuerzo.

Durante el entrenamiento, el entrenador se acercó a Tai con una expresión seria.


— Yagami, necesitamos que estés en tu mejor forma para la final. Eres clave para el equipo, y contamos contigo.


Tai asintió con determinación.


— Lo sé, entrenador. Estoy comprometido con dar lo mejor de mí en el partido. Haré todo lo posible para liderar al equipo hacia la victoria.


El entrenador le dio una palmada en el hombro.


— Así me gusta escuchar, Yagami. Recuerda, el trabajo en equipo es crucial. Confía en tus compañeros y da lo mejor de ti mismo.


Tai agradeció las palabras de aliento y volvió al entrenamiento con renovada energía. Sabía que debía concentrarse en el juego y confiar en su equipo, aunque la ausencia física de Sora lo afectara.

El día de la final llegó rápidamente, y Tai se preparó mentalmente para el partido. Estaba en los vestidores de la universidad cambiándose para el partido. Trato de llamarle rápidamente antes de que el partido comenzara, pero la llamada lo redirija directamente al buzón de voz. Colgó el teléfono con resignación, esperaba poder escucharla antes del partido, pero entendía lo ocupada que debería de estar.

Por su parte, Sora se encontraba dentro del tren hacía Tokio, esperando sorprender a su novio. Había logrado organizar su tiempo de manera efectiva, permitiéndole viajar para apoyar a Tai en la final. Aunque estaba un poco nerviosa por la sorpresa, la emoción de estar con él en la final del torneo era más fuerte.

El tren llegó a la estación de Tokio, y Sora bajó con determinación. Se dirigió rápidamente hacia el campus universitario, con la esperanza de llegar a tiempo para el partido. Mientras tanto, Tai y el resto del equipo finalmente salían al campo de juego. Este hecho un ultimo vistazo hacía las gradas donde toda la afición se encontraba vestidos de Piratas, apoyando al equipo universitario. Entre la multitud, Kari y sus amigos lo animaban con entusiasmo, llevando pancartas y bufandas con los colores del equipo.

Tai notó la vibrante energía de la multitud y se sintió agradecido por el apoyo de los fanáticos. Sin embargo, no podía evitar sentir un ligero vacío al no ver a Sora entre ellos. Se obligó a concentrarse en el partido y dar lo mejor de sí mismo.

Mientras tanto, Sora llegó corriendo al campus, con la esperanza de encontrar a Tai antes de que comenzara el partido. Se preguntaba si lograría sorprenderlo y cómo reaccionaría al verla allí. Corrió hacia el estadio, emocionada y nerviosa al mismo tiempo.

El partido comenzó, y Tai se sumergió en la competencia. Los piratas de Tokio vs Los Dragones de Hosei. El equipo contrario demostró ser un rival fuerte, pero los Piratas lucharon con determinación. Tai, como capitán, lideraba el equipo con habilidad y estrategia. Pero a pesar de todo, él no podía quitarse de la cabeza el hecho de que Sora no estuviera ahí.

En un momento crucial del partido, mientras los Piratas estaban a punto de anotar, Tai notó un destello de cabello naranja entre la multitud. Parpadeó, creyendo que era su imaginación, pero cuando volvió a enfocarse, vio a Sora, con una sonrisa radiante en el rostro.

El corazón de Tai dio un vuelco de alegría al ver a Sora. La sorpresa y la emoción se reflejaron en su rostro mientras continuaba jugando. Sora llegó a las gradas y se unió a la animada multitud de fanáticos, ondeando una bandera con entusiasmo.


— ¡Vamos, Piratas! ¡Vamos, Tai!


Tai la miró de reojo, una mezcla de asombro y alegría en sus ojos. Sabía que ella había hecho un esfuerzo especial para estar allí y apoyarlo en un momento tan importante.

El partido continuó y Sora lo animaba apasionadamente desde las gradas, mostrando su apoyo con cada jugada. La conexión entre Tai y ella, aunque a distancia, se sentía más fuerte que nunca. A pesar de los desafíos, su amor y apoyo mutuo prevalecieron.

El juego llegó a su punto culminante, y los Piratas lograron anotar el gol de la victoria. La multitud estalló en júbilo, y los jugadores se abrazaron en el campo. Tai, con una sonrisa radiante, buscó a Sora entre la multitud.

Sora salto de las gradas y corrió hacia el campo para encontrarse con Tai. Se abrazaron con fuerza, compartiendo la emoción del triunfo. El resto del equipo se unió a la celebración, y los Piratas levantaron el trofeo del campeonato.


— ¡Lo logramos, Sora! — exclamó Tai, con alegría y emoción en sus ojos.


Sora le sonrió, emocionada por su victoria.


— ¡Felicidades, Tai! Estoy tan orgullosa de ti.


Ambos se besaron apasionadamente, ignorando momentáneamente a la multitud que los rodeaba. La distancia y los desafíos se desvanecieron en ese momento de triunfo y amor compartido.

Momentos después, ambos se encontraban junto al resto de sus amigos celebrando la victoria del castaño en un restaurante. Todos felicitaban a Tai por la victoria y compartían risas y alegría. Sora, con una sonrisa radiante, no dejaba de expresar su orgullo por su novio.


— Tai, ¡fue increíble verte jugar! Eres realmente asombroso en el campo.


Tai le dedicó una mirada llena de cariño.


— Gracias, Sora. Tu apoyo hizo toda la diferencia. No puedo creer que hayas hecho el viaje.


Sora rió y le dio un suave golpecito en el hombro.


— Por supuesto que lo hice. No me perdería esto por nada del mundo. Estoy tan feliz de que ganaran.


Mientras compartían la celebración con sus amigos, Matt se acercó a Tai con una mirada cómplice.


— Oye, amigo, parece que Sora realmente sabe cómo sorprenderte.


Tai asintió, con una expresión de felicidad en su rostro.


— Definitivamente lo hizo. No tenía ni idea de que vendría. Fue la mejor sorpresa.


Matt le dio una palmada en la espalda a Tai.


— Bueno, sabes que cuentas con el apoyo de todos nosotros, ya sea en el campo de juego o fuera de él. Y parece que tienes a alguien muy especial que siempre estará ahí para animarte.


Tai asintió con gratitud.


— Sí, lo sé. Tengo mucha suerte de tener a Sora a mi lado.


La noche continuó llena de risas, brindis y celebración. Todos compartieron historias y experiencias, destacando el esfuerzo y la dedicación que Tai había puesto en el torneo. Por su parte Tai y Sora compartían miradas cómplices entre risas y conversaciones con los demás. Aunque la distancia había presentado desafíos, este momento de triunfo y celebración fortaleció aún más su conexión.

La noche llegó a su fin, y todos se despidieron con abrazos y promesas de volver a reunirse pronto. Tai caminó a Sora hasta la estación de tren, agradecido por su sorpresa y apoyo. Tai y Sora decidieron pasar esa noche juntos y fueron directo al apartamento de Tai. Matt entendió la indirecta de sus amigos y decidió pasar esa noche con su padre, para dejar a la pareja disfrutar de su tiempo juntos. Mientras caminaban hacia la estación, Tai envolvió su brazo alrededor de los hombros de Sora, sintiéndose agradecido y feliz.


— Gracias por venir, Sora. Significó mucho para mí tenerte allí.


Sora sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de Tai.


— No podría haberme perdido este momento.


Ambos finalmente llegaron al apartamento del castaño, donde se dejaron llevar por la pasión y el deseo, compartiendo momentos íntimos y reafirmando su amor. Ambos hicieron el amor hasta que la luz del amanecer iluminó la habitación. Se quedaron abrazados, compartiendo el silencio reconfortante que sigue a la intimidad compartida.

Al despertar, Tai y Sora intercambiaron sonrisas y tiernos besos, disfrutando de la serenidad del momento.

Pasaron las semanas y ambos se enfrentaban finalmente a los exámenes finales, aunque Sora estaba preparada para sus exámenes, esa mañana sintió un ataque de nauseas. Rápidamente se dio cuenta de que algo no estaba bien. Se levantó de la cama con cuidado y se dirigió al baño, donde pasó unos minutos sintiéndose mareada. Al salir, se miró en el espejo y una idea cruzó su mente.


— No puede ser — susurro al tiempo que se llevaba la mano al estómago.


Una mezcla de ansiedad y preocupación se apoderó de Sora mientras contemplaba la posibilidad de estar embarazada. La idea la llenaba de emociones encontradas: la alegría de la posible llegada de un nuevo ser, pero también la incertidumbre sobre cómo afectaría a su vida y a su relación con Tai.

Decidió comprar una prueba de embarazo para confirmar sus sospechas. Mientras esperaba el resultado, su mente estaba llena de pensamientos. ¿Cómo reaccionaría Tai ante la noticia? ¿Estaban listos para ser padres mientras mantenían una relación a larga distancia?

El tiempo parecía pasar lentamente hasta que finalmente pudo ver el resultado. Las dos líneas rosadas en la prueba confirmaron sus sospechas. Sora estaba embarazada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top