CAPÍTULO 17: Un deseo cumplido y un pacto sellado


TAIMU FURAIYAA


CAPÍTULO 17: "Un deseo cumplido y un pacto sellado"



"Pude encontrar la razón para ser fuerte.

Llévame contigo para seguir adelante.

(...)

Si puedo volverme más fuerte para alguien,

es gracias a la tristeza"

— "Gurenge", Lisa (Kimetsu no Yaiba OP. 1)



Alma es una joven estudiante universitaria de diecinueve años que aspira a grandes sueños como futura profesora de historia, y a una vida tranquila dentro de sus posibilidades.

Cuando conoció en la escuela secundaria a Ailín, — quien luego se convertiría en su mejor amiga —, no imaginó que ayudar a la chica a cuidar a su hermana menor Isabel, le otorgaría el título de "hermana mayor" también. Isa confía más en ella que en su propia hermana y eso, a pesar de hacer sentir a Alma especial, también le preocupa un poco. Sabe que Ailu le agradece todo lo que hace por su hermanita, pero no quiere ser su reemplazo en ningún sentido.

A pesar de tener muy en claro quién es su hermana mayor y sentirse agradecida por ello, Isabel prefiere pasar tiempo con Alma después de la escuela. Ailín suele trabajar durante muchas horas y casi no comparten momentos juntas. Como es el caso de ese día, en que Ailu debe trabajar doble turno en el hotel Mudrin y no podrá cenar con ella. Isa ya ha planeado el resto del día junto a Alma: comprarán ingredientes para cocinar y verán películas hasta que sea hora de dormir.


Al terminar su jornada de clases, Isa sale del colegio en dirección al café en donde Alma trabaja. El negocio es bastante popular por encontrarse ubicado en una esquina estratégica del distrito de Nam-Gu, cruzando el río Yangji, frente a la ciudad de Songju. Atravesando la avenida principal, se encuentra la universidad de Ciencias Sociales de la ciudad, a la cual asisten cientos de alumnos que, cuando tienen un descanso, deciden tomar un café o comer algo ligero en aquel negocio. Por eso Alma siempre está ocupada cuando trabaja, ya sea atendiendo a los clientes o lavando la vajilla. Aquel trabajo le proporciona el dinero necesario para pagar sus gastos de estudios, y darse el lujo de invitar a Isa y a Ailu a algún almuerzo esporádico. Debido a esto, la chica no se queja de las infernales jornadas laborales que vive día a día. Incluso hay momentos en donde agradece el ser una empleada de ese café, porque le ha permitido conocer al "amor de su vida".

Isa se abre camino entre la multitud de estudiantes que esperan ser atendidos en el mostrador, y se dirige directo a la barra en donde hay un asiento especialmente apartado para ella. Saluda a los otros mozos del lugar y busca con la mirada a Alma, hasta que la encuentra de pie junto a una de las mesas cercana a los grandes ventanales adornados con plantas de interior. Allí está sentado aquel muchacho alto, de bonita mirada y sonrisa marcada por profundos hoyuelos, que hacen que los ojos de Alma brillen con tan solo posarse en ellos. Isa sabe que su querida Alma unnie está perdidamente enamorada de aquel joven universitario, quien siempre visita el café a la misma hora, el mismo día de la semana, vistiendo ropas muy simples, acompañado de sus lentes de marco redondo y grueso; y una libreta en donde anota muchas ideas incansablemente. Isa se ha preguntado más de una vez si acaso el joven es escritor o una especie de policía encubierto, pues posee cierta aura de misterio que atrae las miradas de quienes se encuentran a su alrededor.

Pasan unos minutos antes de que Alma desvíe su atención del muchacho para volver a la cocina con el pedido y prepararlo. Aunque Isabel es solo una niña que aun asiste a la escuela primaria, sabe que no puede culpar a su unnie por estar enamorada de un joven tan apuesto como ese. Le gustaría que su hermana Ailu también se enamore para ver en su rostro una sonrisa en lugar de preocupación o enojo.

Cuando finalmente Alma termina de servir el café a su enamorado y dirige su mirada hacia la barra, ve a Isabel sonreírle y saludarla con una mano.

— ¿Cuánto tiempo llevas esperándome? — pregunta la chica una vez que se acerca a la niña para darle un gran abrazo de bienvenida.

— Sólo unos minutos — miente Isa, satisfecha al sentirse envuelta en aquel amoroso abrazo —. Los suficientes para verte sonreír como poseída por el chico de los hoyuelos.

— ¡No digas esas cosas! — le regaña Alma avergonzada, mirando por encima de su hombro hacia el sitio en donde el joven está disfrutando de su café —. Él podría escucharte.

— Está sentado lejos de aquí, no me escuchará.

— Entonces, ¿estás lista para nuestra gran noche? — Alma prefiere cambiar el tema de conversación antes de que Isabel cometa algún error que le haga quedar en vergüenza frente al amor de su vida —. Tengo pensado cocinar ramen con carne de cerdo y huevo.

— ¡Mi favorito! — grita la niña chocando la palma de su mano con la de Alma —. ¿Tú estás lista para ver la maratón de películas de Ghibli?

— Lo estoy siempre y cuando comencemos viendo "El Castillo Vagabundo" — responde la joven presionando la mano de Isa entre la suya —. ¡Oh!, antes de ir a casa, me gustaría pasar por un negocio que me han recomendado.

— ¿Qué clase de negocio? — pregunta la niña arqueando una ceja.

— Una tienda donde venden dulces tradicionales — comienza a explicar Alma sin soltar la mano de Isa, evaluando la reacción de la pequeña mientras habla —. Recordé que hace unas semanas me dijiste que querías volver a comer pastelitos de arroz gyeongdan, y hace solo un momento me dijeron que los pastelitos que venden en esa tienda son deliciosos. Creo que podríamos hacer el intento de probarlos...

— ¿Quién te lo dijo? — le interrumpe Isa soltando la mano de la joven y cruzándose de brazos, con una expresión muy seria en su pequeño rostro —. Sabes que solo comía los pastelitos de arroz que hacía mamá, por eso no he vuelto a comer ese tipo de dulces en los últimos años...

— Lo sé pequeña, pero confío en esta persona. Él me dijo que eran en verdad deliciosos.

— No me digas que tu enamorado te recomendó esa tienda... — Isabel arquea una ceja y cambia su expresión por una sonrisa pícara, a la misma vez que voltea en dirección a la mesa del joven de los hoyuelos.

— ¡No lo llames así, me avergüenzas! — exclama Alma tomando el rostro de la niña para desviarlo de la dirección en donde está mirando.

— No puedo creer que lograste dejar de lado tu timidez y coordinar tus palabras para hablar con él — admite Isa dando pequeños golpecitos en el hombro de la chica —. Ahora entiendo por qué lo llamas "el amor de tu vida", lástima que él ni siquiera sepa que lo es.

— Lo sabrá algún día. Deja de burlarte, mocosa.

— De acuerdo unnie, supongamos que creo en tu afirmación — Isabel oculta una sonrisa mientras habla y ve lo nerviosa que Alma está, dirigiendo miradas esporádicas a la espalda del joven dueño de sus suspiros —. Si quieres comprar esos pastelitos, entonces vayamos a la tienda. Solo lo hago porque tu enamorado lo recomendó. Creo que es una persona muy inteligente, o al menos eso aparenta.

— ¡Muy bien!, solo deja que termine con mi trabajo y nos vamos — responde la joven animada por la buena reacción de la niña ante sus intenciones de comprar aquellos dulces tan especiales. Pero antes de irse, susurra muy bajito: — Deja de llamarlo de esa manera, es un cliente, me avergüenzas...

Isabel solo estalla en carcajadas que logran atraer la mirada de las personas y hacer que Alma escape hacia la cocina totalmente avergonzada.



Media hora después, Alma e Isa caminan por las calles del paseo marítimo de Songju buscando la dirección de la tienda de pastelitos.

— ¿Estás segura de que era en el paseo marítimo? — pregunta Isa con una mueca de fastidio en su rostro —. Quizás tu enamoramiento te distrajo y anotaste mal la dirección.

— No te quejes, después de todo no estamos lejos de tu casa. Y sí estoy segura, la dirección es precisa, el amor de mi vida no se equivocaría.

— ¿Hablaste con él sobre dulces tradicionales y aun no sabes su nombre?

— Lo sabré... cuando me anime a preguntarle...

— Podrían pasar ochenta y cuatro años... — Isa rueda los ojos fastidiada mientras camina buscando la dirección del edificio donde se supone que se encuentra la tienda de pastelitos gyeongdan.

Finalmente, Alma exclama dando saltitos de emoción: — ¡Es aquí, es aquí!

Isabel observa el edificio y se percata de que se trata de una casa antigua con tan sólo un cartel en su puerta en donde se lee el nombre "Los pastelitos de la abuela". Tanto ella como Alma, observan a su alrededor esperando encontrar algún otro indicio que indique que el lugar es el correcto. Alma se encoge de hombros y se dispone a empujar la puerta de vidrio hasta que ve un pequeño papel pegado con cinta junto al picaporte.

— "Regresamos en una hora" — lee dejando caer sus hombros con frustración —. Oh, me pregunto si acaso ya habrá pasado una hora desde que colgaron este cartel...

Isa se acerca a la tienda y apoya sus manos sobre el vidrio tratando de observar en el interior. No parece que haya mucho para ver, pero logra distinguir algunos escaparates con envoltorios dentro de ellos. En ese momento, siente cierta tristeza de que la tienda esté cerrada. Le hubiera gustado probar los pasteles de arroz de un lugar que se ve tan hogareño como ese. Quizás la receta de los pasteles de esa tienda sí se parece a la que su madre solía hacer para ella y su hermana cuando eran pequeñas. Durante todos estos años en que Isa ha tenido que acostumbrarse a la ausencia de sus padres, ha estado buscando pastelitos de arroz que le traigan el recuerdo de su madre y le hagan sentir cercana a ella otra vez.

La niña lanza un suspiro alejándose de la tienda mientras patea una piedra, abultando sus labios. Alma la observa sintiéndose culpable por haber alentado la ilusión de Isa sobre conseguir pastelitos de arroz gyeongdan similares a los que preparaba su madre.

— ¡Buenos días!, ¿Desean ingresar a la tienda?

Alma e Isa se voltean en dirección a la voz. Descubren que se trata de un muchacho muy sonriente, cuyos cabellos oscuros y desordenados asoman por debajo de un pequeño casco de motocicleta, que posee varias pegatinas igual de coloridas que sus ropas. El joven baja del scooter que estaciona a un lado de la acera y les sonríe de forma amigable.

— S-sí, queríamos hacer una compra — responde Alma, recuperando su esperanza al ver cómo el recién llegado se aproxima a la puerta del negocio.

— ¡Perfecto! — exclama el muchacho contagiando su alegría con aquel tono de voz tan efusivo —. Por lo que veo, mi mejor amigo, quien es el dueño de este lugar, no está disponible. Pero yo puedo abrir la tienda para ustedes y venderles lo que deseen. Solo denme unos minutos, por favor.

Ambas amigas asienten felices y se toman de las manos emocionadas. El muchacho cruza la calle y golpea la puerta de una de las casas en donde una mujer lo saluda y, luego de un pequeño intercambio de palabras, le entrega un manojo de llaves. El joven vuelve a la tienda sonriendo y haciendo sonidos con su voz que resultan muy simpáticos para Isa, quien no para de reír al escucharlos. Alma arquea una ceja ante el comportamiento un tanto extravagante del muchacho, pero le da igual mientras consiga comprar pastelitos de arroz para su pequeña amiga.

El joven les pide que aguarden un momento fuera de la tienda mientras enciende las luces del local y quita el cartel de la puerta. Tan solo unos minutos después, les indica que pueden ingresar.

— ¡Bienvenidas a la tienda "Los pastelitos de la Abuela"! Mi nombre es Hoseok y seré el encargado de venderles lo que ustedes deseen. Por favor, pasen y prueben nuestros dulces tradicionales — se presenta el muchacho, haciendo una pequeña reverencia, vestido con un delantal de pechera negro y un gorro de cocinero.

Alma e Isabel no pueden evitar lanzar pequeñas exclamaciones de asombro al ver las preparaciones prolijamente exhibidas en los pequeños escaparates. Hay poca variedad de dulces tradicionales, pero los que destacan son los esponjosos y conocidos pastelitos de arroz gyeongdan. Los ojos de Isa se abren de par en par mientras una enorme y auténtica sonrisa se dibuja en su rostro al verlos.

— ¡Son esos, los pastelitos de arroz gyeongdan! — exclama señalando el aparador frente a ella.

Hoseok sonríe feliz al ver la emoción de la niña y saca un pastelito del exhibidor para extenderlo hacia ella: — Toma, puedes probarlo.

Isabel sujeta el pastelito entre sus manos como si fuera lo más frágil que existe en el mundo, observándolo con adoración antes de llevarlo a su boca y saborear su exquisitez. Es en ese preciso instante, que la pequeña Isa retrocede en el tiempo y le parece estar en su casa, junto a su madre, disfrutando de una tarde de té luego de sus clases, comiendo deliciosos pastelitos de arroz recién horneados. La mujer sonríe al ver la felicidad con que su pequeña hija come sus preparaciones, y aquella sonrisa es lo más cálido que Isabel puede sentir en ese momento. Aquel tiempo en que mamá y papá estaban con vida junto a su hermana Ailín y ella. Todo era perfecto así, cuando los cuatro estaban juntos.

La pequeña vuelve a la realidad al sentir una mano sobre su hombro. Alma la está observando con pequeñas lágrimas asomando de sus grandes ojos y una sonrisa serena en sus labios. La niña pestañea sorprendida al sentir la humedad en sus mejillas, percatándose de que está llorando. Su amiga extiende un pañuelo para que pueda limpiarse.

— ¿Estás bien? — pregunta Hoseok con una mueca de preocupación en su rostro.

— S-sí, solo es que... Estos pastelitos están deliciosos — responde Isa sonriendo a pesar de las lágrimas que no dejan de salir de sus ojos.

— ¡Hobi hyung!, ¿Qué se supone que haces aquí cuando...? — la voz de otro muchacho irrumpe en la escena atrayendo todas las miradas hacia su elegante figura. El joven lleva una mano a su boca al notar que hay clientes y hace una reverencia, avergonzado —. Lo siento mucho, no fue mi intención interrumpir. Sean bienvenidas.

— ¡Jiminnie! Nuestras clientas están encantadas con los pastelitos gyeongdan — dice Hoseok posando un brazo sobre los hombros de su amigo —. Te dije que es una excelente receta.

— ¿Tú hiciste estos pastelitos? — pregunta Isa con los ojos muy abiertos, sorprendida y embelesada por la figura del muchacho que le sonríe con un rubor pronunciado en sus mejillas.

— Así es, mi nombre es Park Jimin, soy el nieto de la dueña de esta tienda — se presenta el joven con un tono de voz mucho más dulce al dirigirse a la niña —. ¿Te gustan estos pastelitos?

— ¡Son realmente deliciosos! — exclama Isa elevando sus manos y dando saltitos en su lugar —. ¡Solo mi madre hacía pastelitos tan deliciosos, pero admito que los que haces tú son geniales también! La masa es dulce y suave, y su relleno armoniza perfectamente los sabores. ¡Son increíbles! Alma unnie, llevemos una bolsa completa a casa, por favor.

— Desde luego que sí — responde Alma intentado contener su risa por las expresiones que hace Isa al hablar.

— ¡Ahora mismo prepararé su pedido! — dice Hoseok igual de feliz —. Me gustaría preguntar cómo conocieron la tienda... Es que siento curiosidad, je, je.

— Oh, un estudiante de la universidad de Nam-Gu la recomendó — responde Alma buscando el dinero en su bolso.

— ¿Universidad de Nam-Gu? — repite Hoseok, interrumpiendo su labor por unos segundos —. ¿Es posible que su nombre sea Kim NamJoon?

— Sinceramente, no lo sé... — admite Alma avergonzada al recordar que no conoce mucho sobre su enamorado.

— ¿Es un joven más alto que yo, de piel un poco morena y hoyuelos en sus mejillas que se marcan cuando sonríe?

— S-Sí... Así es exactamente como luce — afirma la muchacha sorprendida, sintiendo cómo el rubor sube por sus mejillas al escuchar la descripción del amor de su vida.

— ¡No puedo creerlo! — exclama Hoseok entre risas —. ¡Es nuestro amigo NamJoon! No lo vemos desde hace casi un año cuando se mudó para estudiar en Nam-Gu. Fuimos a la misma escuela secundaria y éramos compañeros de salón.

— Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que NamJoon hyung vino a comprar a la tienda — afirma Jimin —. Es bueno saber que nos recuerda.

— Entonces se llama Kim NamJoon... — repite Alma sorprendida, pues no esperaba conocer el nombre de su enamorado por boca de otras personas.

— Alma unnie, ¡al fin conoces su nombre! Qué bueno que seguimos su consejo y vinimos a esta tienda — habla Isabel emocionada —. Gracias a Kim NamJoon encontré una receta de pastelitos similar a la de mi mamá. Jamás olvidaré su nombre.

— Muchas gracias por apreciar mis pastelitos — dice Jimin a Isa con una enorme sonrisa en su amigable rostro, arrodillándose para alcanzar la altura de la niña y mirarla a los ojos. La pequeña se queda muda ante la acción —. Pensé que jamás podría cocinar tan bien como lo hace mi abuela y conseguir que las personas sonrían al probar mis creaciones, pero gracias a ti puedo ver que estaba equivocado. Por favor, disfruta mucho comiendo esos pastelitos y se muy feliz.

— Definitivamente lo seré... — responde Isabel devolviendo la sonrisa, pensando en ese momento que un ángel se encuentra frente a ella. Quizás su madre, desde el cielo, envió a este ángel llamado Park Jimin para que ella siguiera disfrutando de comer pastelitos de arroz y recordando a su familia —. ¡Gracias!

Jimin sonríe cerrando sus ojos mientras acaricia suavemente la cabeza de Isa. Se pone de pie y se dirige hacia Hoseok, quien entrega la bolsa con pastelitos a Alma.

— ¡Gracias por su compra, esperamos que vuelvan pronto! — saluda Hoseok con una reverencia —. ¡Saludos a NamJoonie, díganle que esperamos que venga!

Jimin no deja de sonreír y saludar con su mano a la niña que abandona la tienda junto a su amiga. Cuando ambos están solos, el muchacho finalmente reacciona ante lo que acaba de vivir.

— Hyung, ¿fue real o lo soñé?, ¿En verdad alguien estaba sonriendo al probar mi receta?

— ¡Claro que es real, Jiminnie! Tu receta es deliciosa y esa niña lo acaba de confirmar frente a ti — le responde Hoseok abrazándolo con fuerza, la suficiente como para que Jimin sienta dolor y experimente la verdad en las palabras de su amigo —. ¡Tuvimos una excelente venta! Qué bueno que decidí venir aquí en lugar de ir a mi casa...

— Hablando de eso hyung... ¿Por qué no estás con Sanggu?

Hoseok lanza un suspiro mientras se quita el gorro de cocina de su cabeza y fija su mirada en el rostro confundido de su mejor amigo.

— Es una larga historia — dice arrastrando el sonido de la letra "a" al pronunciar las palabras —. Así que necesito que me escuches con atención y respondas a mis preguntas, por favor.

Jimin arquea una de sus cejas aún más confundido, pero no va a negarse ante una petición de su querido hyung.



Kim SeokJin está asustado y sorprendido. No esperaba que Dyoh apareciera de repente frente a él, dentro de su camioneta, sonriendo como si le hubiera contado un buen chiste y afirmando que conoce al responsable de la creación del bucle. SeokJin sabe que aquellas palabras no pueden ser el preludio de algo bueno. Nada de lo que Dyoh haga o diga, puede ser algo bueno.

La adrenalina comienza a recorrer sus venas, enviando enormes cantidades de energía a sus extremidades. Su cerebro comienza a procesar cada vez más rápido la información recibida, y sus palpitaciones aumentan considerablemente. Si Dyoh está allí significa que vino a hacer una advertencia del daño que puede hacerle a Airi. Aquel sujeto nunca hace nada al azar. Jin sabe que solo cuenta con minutos para reaccionar y detenerlo.

Rápidamente, se deshace del cinturón de seguridad y estira sus brazos para alcanzar al hijo de Abraxas, pero Dyoh desaparece del vehículo para reaparecer de pie, y en una pose despreocupada, sobre el capó de la camioneta. SeokJin baja y lo enfrenta sobre la carretera, con los puños fuertemente cerrados, dispuesto a lo que sea con tal de detenerlo. Jin observa a su alrededor al sentir el aire denso que lo envuelve. Es entonces que se percata de que el paisaje posee un color diferente: el mar no es lo suficientemente azul y las olas no golpean sobre la arena porque están detenidas; el brillo del sol sobre su piel es pálido y el viento no sopla, las hojas de los árboles no se mueven, y los pocos autos en la carretera se encuentran congelados en el tiempo.

— No tienes que ser agresivo, Jinnie. No te haré perder tiempo porque lo he detenido — dice Dyoh, colocándose en cuclillas sobre el capó —. Pensé que sería lo ideal para que charlemos sin prisas.

— ¿Qué quieres? — pregunta Jin de forma cautelosa, sin relajar su postura —. ¿Por qué has venido a verme si dices que ya sabes quien creó el bucle?

— Quería confirmar la identidad del culpable — admite Dyoh —. Gracias a ti supe que es una niña que ha saltado en el tiempo. Una niña pequeña e inocente que ha cometido un grave error. Y, como todos los errores, el Universo se ve en la obligación de corregirlo o eliminarlo. Lo que sea más adecuado.

— ¡No tocarás a Airi! — grita Jin apretando aún más sus puños y elevándolos a la altura de su rostro.

— Claro que no — ríe Dyoh —. Para eliminarla no es necesario que la toque. Pensaba llevarla conmigo al limbo y allí determinar su castigo junto a mi padre.

— ¡Solo es una niña que está tratando de salvar a su familia, ni siquiera sabe que ha hecho algo malo!

— Pero tú y yo sabemos que manipular los bucles en un Universo inestable es algo grave. Ella es un gran peligro que no debería existir — agrega Dyoh, con cierta malicia en su voz —. Gracias a ti, puedo deshacerme del peligro.

— ¡No te dejaré hacerlo! — grita Jin abalanzándose sobre él con la intención de golpearlo, pero el hijo de Abraxas es más rápido y posee el control del tiempo en ese momento. Antes de que SeokJin pueda darse cuenta, quien ha sido golpeado es él y ahora está en el piso sintiendo una fuerte opresión en su pecho.

Dyoh lo observa con una mueca de diversión en su anguloso rostro. Le parece tierno que Jin intente proteger a la niña, y también patético que piense que puede hacerle daño con sus puños. Sólo es un simple humano que ya ni siquiera puede controlar el flujo del tiempo como pudo hacerlo antes, en su Universo de origen. Al fin, Kim SeokJin es sólo un indefenso humano a quien puede herir e incluso matar si quisiera.

SeokJin intenta ponerse de pie mientras se ahoga buscando el aire que no llega a sus pulmones por mucho que inspire. Está a punto de levantarse cuando el pie de Dyoh impacta contra sus costillas y lo devuelve al piso, dejando dolorosos raspones en su mejilla derecha, y quitándole el poco aire que había conseguido inspirar en ese momento. Jin tose, escupiendo un poco de sangre y sintiendo que la opresión en su pecho aumenta todavía más, convirtiéndose en una llama que lo quema desde adentro. Dyoh se arrodilla junto a él y le dedica una sonrisa, satisfecho con el daño que le está haciendo. SeokJin lo observa a través de la bruma de dolor que lo invade y puede ver cómo el puño de Dyoh se cierra con más fuerza provocando en ese instante que la sensación de quemazón en su pecho aumente y lo desgarre de dolor. Dyoh abre y cierra su puño, sin dejar de sonreír extasiado con la imagen de sufrimiento que tiene frente a sus ojos. Por cada vez que su puño se cierra, la quemadura en el pecho de Jin se expande y arde con mayor fuerza. Dyoh aprieta su puño tan fuerte que las venas de su mano se marcan notablemente, en un último intento por escuchar un grito de dolor agonizante de parte del humano que está torturando, pero SeokJin aprieta fuerte sus dientes y sus ojos, aguantando; él no va a darle el gusto a ese odioso ser.

Entonces, cuando Jin cree que ya no puede soportar más y que en verdad alguien está quemando sus entrañas, el dolor comienza a disiparse y el aire vuelve a sus pulmones poco a poco, haciéndole toser con fuerza. Cuando abre sus ojos, apenas si puede distinguir que Dyoh ya no está a su lado, sino que se encuentra mucho más lejos y ahora es otra figura quien se interpone entre ambos.

— SeokJin, ¿me escuchas? Creo que he llegado a tiempo — la voz llega clara a sus oídos cuando siente que lo toman de un brazo y lo levantan del piso.

— ¿Calais? — murmura todavía aturdido, creyendo que está soñando o alucinando por culpa del dolor.

— Me reconoces... — habla Calais aliviado, mientras sujeta al muchacho por la cintura e intenta que se estabilice sobre el suelo con sus propios pies —. Reacciona estúpido Jin, el imbécil de Dyoh sigue aquí y podría atacarnos.

— ¿Por qué has venido?, no pude llamarte... No pensé que vendrías...

— Algo me dijo que me necesitabas, eso es todo — responde Cal restando importancia a su presencia allí, justo a tiempo para salvar a Jin de lo que hubiera sido una muerte segura —. Ahora concéntrate, necesito que te vayas de aquí.

— Arruinaste mi diversión, Michaelis — le interrumpe Dyoh cruzándose de brazos y lanzando un suspiro de molestia —. Sabía que estabas involucrado en todo esto, pero no pensé que vendrías a salvar a Jinnie. Creí que él no te caía bien.

— ¡Me importa muy poco lo que digas o pienses, bastardo! — responde Calais de forma mordaz, desviando toda su atención a Dyoh una vez que comprueba que Jin está volviendo en sí —. ¡Vete de aquí!

— ¡Ja, ja, ja!, ¡Como si fuera a seguir tus órdenes! Sólo eres un vasallo de papá... — ríe Dyoh con desprecio. Jin se percata de que, a pesar de burlarse, el hijo de Abraxas se mantiene alejado de ellos —. Un humano obligado a obedecer a un dios, atado a los caprichos del Universo. ¡Un ser tan patético como tú no puede darme órdenes!

— ¡Habla todo lo que quieras, imbécil, no me importa! — grita Cal interponiéndose entre su figura y la de Jin —. ¡Vuelve a tu cueva y déjanos en paz!

— ¿Cuál es la razón por la que viniste a salvar a Jinnie a pesar de que no soportas su existencia? — le interroga Dyoh llevando una de sus manos a su rostro en gesto pensativo, mientras camina hacia la camioneta de Jin y se apoya contra una de las puertas del vehículo de forma despreocupada —. Tú nunca haces favores y siempre te aseguras de obtener el beneficio solo para ti. ¿Acaso ha ocurrido algo en estos días?, ¿Estás tan desesperado como para unirte a tu enemigo y olvidar todo el dolor por el que tu familia ha pasado?

— ¡Cállate y vete a la mierda, no te atrevas a mencionar a mi familia con tu sucia boca! — la poca paciencia de Calais termina por agotarse y el muchacho eleva sus puños, enfurecido al escuchar cómo Dyoh comienza a reír ante su arrebato de emociones.

— No Calais, no caigas en su juego — le detiene Jin colocándose frente a él para verlo cara a cara. La expresión en el rostro golpeado de SeokJin es seria, y el agarre de su mano sobre el hombro de Calais es fuerte a pesar de que aún no está recuperado de la golpiza que ha recibido —. Esto es lo que él quiere: desestabilizarte y burlarse de nosotros.

Calais observa a Jin con furia, pero poco a poco intenta calmarse a sí mismo, pensando que todo lo que el muchacho dice es cierto. Los trucos de Dyoh son crueles y no puede ser tan estúpido como para caer en ellos.

— Ustedes son muy aburridos — dice Dyoh mostrando su lengua y frunciendo su ceño, molesto —. Fue una pérdida de tiempo el venir aquí para darles una oportunidad. Creo que debería hacerle una visita a la niña...

— ¡Espera! — Le detiene SeokJin girándose hacia él —. ¿A qué te refieres con una oportunidad?

— Ya sabes... Yo pido algo a cambio del bienestar de esa mocosa y tú me lo das — responde Dyoh simulando falta de interés mientras observa las uñas de sus manos —, porque eres una buena persona que haría lo que sea con tal de ayudar a otros, ¿Verdad?

— Exacto, haré lo que me pidas, lo que sea — asiente SeokJin, sin esconder la desesperación en su voz —. Pero debes prometer que dejarás en paz a Airi y que podrá volver a su línea de tiempo sana y salva.

— ¡¿Qué?!, ¡¿Es en serio?! — grita Calais sorprendido, abriendo y cerrando su boca muchas veces antes de poder articular más palabras. Tira del hombro de SeokJin con una de sus manos, obligándolo a voltear hacia él —. ¡No seas idiota, es obvio que te está engañando!

— Si lo dejo ir, Airi estará en peligro — le recuerda Jin sonando mucho más calmado de lo que se ve. Toma el brazo de Calais con una de sus manos y lo aparta de su hombro lentamente, mientras continúa mirando fijamente al guardián del tiempo —. Si hay una posibilidad de salvarla y de hacer que este sujeto no se entrometa en nuestros planes, la usaré. Sea lo que sea.

— Está mintiendo, no puedes confiar en él — vuelve a protestar Calais cruzándose de brazos, irritado.

— Claro que no es mentira y por supuesto que hay una posibilidad de salvarla. No soy tan ruin como ustedes piensan — agrega Dyoh aparentemente ofendido por la forma en que desconfían de él.

— Entonces, ¿qué debo hacer? — pregunta Jin dándose la vuelta para enfrentar al hijo de Abraxas con toda la determinación y el valor que logra reunir. Sabe que se está arriesgando demasiado por confiar en Dyoh a pesar de las advertencias de Calais, pero considera que no tiene otra opción.

Dyoh lo observa con una enorme sonrisa burlesca dibujada en su angular rostro, la cual lo hace ver perverso y diabólico. Comienza a caminar hacia SeokJin con pasos cautelosos mientras habla con un tono de voz claro y suave: — Busca el Mapa de tu Alma y entrégamelo cuando lo tengas. Si juras que lo harás, entonces no delataré a la niña con mi padre y tampoco le haré daño.

— Júralo tú también — se apresura a decir Jin, haciendo que Dyoh se detenga unos metros antes de llegar junto a él —. Jura que no pondrás ninguna de tus manos sobre Airi, ni le causarás ningún daño.

Por una fracción de segundos, el rostro de Dyoh se ilumina con la misma sonrisa diabólica, pero luego cambia rápidamente a una expresión más seria, cerrando sus ojos y elevando su mano derecha.

— Lo juro — dice, haciendo que la uña de su dedo índice crezca lo suficientemente larga como para formar una garra con ella —. Veamos, creo que con esta acción podré dejarte satisfecho — Dyoh hunde la uña sobre la carne de su hombro izquierdo y realiza una marca de líneas cruzadas que brillan con la sangre que brota de la herida recién abierta —. Ahora, hagamos un pacto.

— ¿Un pacto? — Jin traga saliva, tratando de conservar su calma, pero Calais frunce aún más su ceño.

— Así es, de esa manera me aseguraré de que cumplirás con tu palabra al igual que yo — explica Dyoh estirando sus brazos por encima de su cabeza —. Sella un pacto conmigo, Kim SeokJin. Entrégame el Mapa de tu Alma, y la niña vivirá una vida muy larga y muy feliz. Por lo menos, yo no haré nada en contra de ella — Dyoh extiende una mano hacia Jin —. ¿Sellamos el pacto?

— No SeokJin, no lo hagas — insiste Calais, porque sabe que es una mala idea sellar un pacto con un ser tan vil e impredecible como lo es el hijo de Abraxas.

— No tengo opción, es por el bien de Airi...

— Pero...pero... — Calais intenta buscar las palabras adecuadas para convencer a Jin de su error —. ¡En serio, no seas tan estúpido!

— Sellemos el pacto — dice SeokJin a Dyoh, con determinación en su voz, acercándose unos pasos más hacia él.

— Muy bien — Dyoh acorta finalmente la distancia que los separa y, en un rápido movimiento que toma por sorpresa tanto a Calais como al mismísimo SeokJin, posa débilmente sus labios sobre los del humano. Es a penas un roce, una caricia leve y superficial, pero también es suficiente para hacer que Jin se petrifique en su lugar, sin mover un solo músculo de su cuerpo, manteniendo sus ojos muy abiertos. Después de lo que parecen ser minutos (que tan sólo fueron segundos), Dyoh se aparta y vuelve a hablar —. El pacto ha sido sellado — pronuncia con voz gutural. Luego sonríe como un niño y da una vuelta hacia atrás como un acróbata parado sobre sus manos —. Es un placer sellar pactos contigo, Jinnie. ¡Estaré esperando noticias sobre el Mapa de tu Alma!

Y, así como apareció, Dyoh se va sin dejar rastros de su presencia más allá del tiempo aún detenido.

Cuando Jin se recupera del shock que le ha causado la acción de Dyoh, lo primero que escucha son las quejas de Calais a su lado.

— ¡Eres realmente un imbécil!, ¡¿Cómo puedes entregar, así como así, el Mapa del Alma?! — el joven guardián del tiempo sujeta sus cabellos dorados y tira de ellos con fuerza, desarmando su peinado —. ¡Literal, estás vendiendo tu alma al diablo, idiota!

— Era la única forma de hacer que Dyoh deje en paz a Airi.

— ¡Habríamos encontrado otra manera! — se apresura a refutar Cal, sin dejar de gritar. Sus nervios están disparados y solo siente impotencia —. ¡Has sellado un pacto con un ser peor que un demonio!, ¡Es Dyoh, el hijo de Abraxas, una presencia desagradable y por sobre todo traicionera!, ¡No puedes ir sacrificando el Mapa de tu Alma porque sí!

— Sé que una vez encontré el Mapa de mi Alma, así que puedo encontrarlo de nuevo. Sólo se lo daré y todo estará bien...

— Nada está bien si se trata de sellar pactos con Dyoh o su padre, deberías saberlo por experiencia — finalmente, un poco más calmado, Calais comienza a acomodar su cabello mientras continúa hablando —. ¿Cómo es eso de que ya has encontrado el Mapa de tu Alma?, ¡Ni siquiera sabes lo que es!

— Al besar a Dyoh tuve una visión... — SeokJin recuerda el momento en que los labios del hijo de Abraxas tocaron los suyos y la enorme sensación de dèjá vu que tuvo. Como si ya hubiera besado a un ser similar en el pasado, quizás en otra línea de tiempo. También, las imágenes que vio fugases, pero precisas. Recuerdos que creía haber perdido, pero que aquel acercamiento con Dyoh le devolvió —. Sé que en mi Universo de origen encontré el Mapa de mi Alma y también el de mi padre, pero no recuerdo qué era o en qué consistía...

— Bueno, el Mapa del Alma no es algo físico que puedas encontrar por ahí — dice Cal pensativo, cruzando sus brazos sobre su pecho —. Es un camino que recorres tú solo, nadie puede ayudarte a encontrarlo.

— Lo encontraré y todo estará bien, lo prometo — dice Jin con convicción y la misma mirada seria y penetrante que Calais lo vio colocar en su habitación el día anterior cuando dijo que Airi era su responsabilidad. Definitivamente, Kim SeokJin sabe hacerse cargo de sus actos.

— Como digas... Vamos, será mejor que vuelvas al interior de la camioneta, el tiempo retomará su curso pronto y no es buena idea estar atascados en medio de la carretera — le recuerda Calais, caminando hacia el vehículo.

Tan pronto como ambos suben, el flujo del tiempo vuelve y el sonido del mar invade sus oídos, así como el de las bocinas de los autos que están molestos porque una camioneta está impidiendo el paso. SeokJin hace a un lado el automóvil hacia la banquina.

— Calais, necesito pedirte un favor — dice Jin mientras recuesta su cabeza sobre el respaldo del asiento del conductor, cerrando sus ojos, exhausto.

— Olvídalo, no soy tu amigo — responde Cal de mala gana, desviando su vista hacia la ventanilla por donde puede ver el mar.

— ¿Por eso viniste a ayudarme aun cuando no tuve tiempo de llamarte? — pregunta SeokJin en tono burlón, con los ojos todavía cerrados, imaginando la expresión de enfado que debe tener el guardián del tiempo en ese momento.

— Ya te dije que fue un presentimiento, solo por eso vine. No quiere decir que tú me importes ni nada por el estilo.

SeokJin sonríe a pesar del dolor que siente en las partes de su cuerpo que fueron golpeadas. Sabe que Calais está ocultando su verdadero sentir detrás de palabras duras y frías.

— Por favor, ¿podrías ir a casa de Tae y asegurarte que él y Airi estén bien? — ruega Jin, abriendo sus ojos para ver el perfil de Calais, quien continúa obstinadamente inmóvil, viendo por la ventanilla —. Una vez que hayas constatado que no están en peligro avísame, por favor... Si llamo a TaehYung quizás solo lo preocupe y cause problemas. No quiero que sepa sobre Dyoh y este pacto.

Calais voltea a observarlo con el ceño profundamente marcado. Sus ojos de peculiar color escrutan el rostro de SeokJin con detenimiento y finalmente pronuncia en un tono de voz serio: — Deberías descansar. No estás en condiciones de ir a tu trabajo ahora.

— Debo ir, no puedo faltar en mi segundo día de trabajo — niega Jin —. Estaré bien, iré e inventaré una excusa para justificar estos golpes. No te preocupes.

— Por supuesto que no lo hago — Cal eleva sus manos en señal de no querer hablar más —. Ve a cumplir tu deber de buen hijo y buen empleado. No pienso preocuparme por ti.

— ¿Sabes?, eres muy tierno cuando intentas ocultar tus sentimientos detrás de una fachada de frialdad e indiferencia — confiesa Jin riendo al ver que sus palabras han logrado su cometido. Calais está sonrojado y molesto, mirándolo como si quisiera estrangularlo en ese momento.

— ¡No hay fachada, soy quien ves que soy!

— Veo a un muchacho muy valiente, que se preocupa por su familia y sus amigos, aunque no sea del todo honesto con sus sentimientos.

— ¡Cállate y mira hacia otro lado, no me mires así! — grita Cal volviendo su atención a la ventanilla e insultando en voz baja en otro idioma.

SeokJin sonríe divertido, acomodando su cabeza contra el respaldo de su asiento una vez más, mientras mira el techo de la camioneta. El dolor de los golpes se intensifica con cada respiración que da, pero está seguro de que es capaz de llegar al hotel y convencer a sus compañeros de trabajo de que está lo suficientemente bien como para no tener que llamar a un médico ni avisar a su padre. Todo lo que ha pasado en esos minutos en que el tiempo estuvo detenido, le ha hecho pensar en lo grave que es la situación en la que se encuentra. Ahora que ha sellado un pacto con Dyoh no tiene más opciones que cumplirlo, esperando que todo esté bien y que Airi no se encuentre en peligro.

— Iré a ver a TaehYung y a Airi. Me quedaré un tiempo con ellos y luego iré a buscarte a donde sea que estés — la voz de Calais irrumpe el silencio en que ambos están sumidos. Ya no suena fría ni seria, sino más cálida y suave. Jin voltea su cabeza para ver al muchacho, pero él sigue observando el paisaje por la ventanilla con una mano apoyada sobre su mentón —. Te contaré cómo nos divertimos mientras tú estabas trabajando como un idiota.

— Gracias Calais...

— No hago esto por ti, lo hago porque quiero — dice el muchacho rápidamente —. Nadie me obliga a hacer algo que no quiero y tampoco siento ningún tipo de responsabilidad afectiva por tu petición.

— Lo sé, lo sé, eres un buen chico — ríe Jin enderezando su postura.

— Mejor me iré antes de que las ganas de golpearte sean más fuertes y finalmente lo haga — Calais abre la puerta de la camioneta y la cierra con fuerza tan pronto como baja.

Finalmente, Jin está solo intentando pensar en la excusa que usará en su trabajo cuando J.P y el gerente Haneul le pregunten sobre sus hematomas. Sabe que puede confiar en Cal para asegurarse de que Airi estará bien, pero se pregunta si sellar aquel pacto con Dyoh es suficiente para mantenerlo alejado de ellos también.

Como sea, ya es demasiado tarde para arrepentirse. Luego de acomodar su cabello y sus ropas, SeokJin enciende el motor de su camioneta y retoma su camino por la carretera en dirección al paseo marítimo de la ciudad de Songju y al hotel Mudrin.



Calais Michaelis es un hombre de honor. Su palabra es su forma de hacer valer ese honor, así que si él dijo que se encargaría de asegurarse de que tanto Airi como Kim TaehYung estuvieran bien, lo hará sin importar lo que le cueste.

Por eso, llega a casa de TaehYung en un abrir y cerrar de ojos, porque él es un guardián del tiempo y el espacio, y puede trasladarse por líneas temporales de forma sencilla y rápida. Cuando está frente a la puerta de entrada de la casa, decide que no dará pistas de su presencia a nadie, sino que vigilará desde las sombras para no preocupar a los amigos de SeokJin.

Así es como sube al techo y se sienta allí escuchando cómo Tae y Airi juegan algún estúpido videojuego que hace que ambos griten y causen escándalo en la sala. Horas más tarde, escucha el sonido de un motor que se apaga en la parte delantera de la casa y la voz dulce de una mujer que ingresa a la cocina. Hay algarabía en el comedor cuando un olor exquisito a comida casera llega hasta él, y su estómago hace ruido porque tiene hambre, pero no puede delatar su presencia a los ocupantes de la casa. Todo ha marchado tranquilo el resto del día y, ahora que la noche cae sobre la ciudad de Songju y sus alrededores, Calais confirma que no hay rastro de la presencia de Dyoh en ningún lugar a kilómetros de allí.

Espera un poco más hasta que TaehYung, Airi y Cecilia están dormidos, y decide volver junto a SeokJin. Se materializa en la habitación del joven poco antes de la medianoche y se sorprende al ver que éste se encuentra dormido sobre su cama, con parte del pijama puesto, pero también sus pantuflas; entre sus manos sujeta el cuadro con la foto de su madre y su abuela.

Calais lo observa por unos minutos sintiendo que en algún rincón de su corazón algo se rompe. SeokJin debe extrañar mucho a su madre, tanto como él extraña a mamá Tessa.

Con cuidado de no despertar al muchacho, Cal toma el cuadro y lo deja sobre el escritorio. Luego le quita las pantuflas y lo envuelve con las mantas. SeokJin se queja tan solo un poco y da vuelta sobre sí mismo buscando una posición más cómoda, pero no abre los ojos y su respiración continúa siendo acompasada. Cal lanza un suspiro de alivio al ver que no lo ha despertado. Observa la habitación en penumbras y se detiene junto a la pared en donde hay un cartón colgado y, pegado sobre él, diversas fotos de paisajes. Algunas son de la ciudad de Songju y otras de la ciudad de Los Ángeles, según el nombre que lee bajo las fotos. También hay retratos de los amigos de SeokJin: Jeon JungKook estira con una de sus manos las mejillas de Sirius para que sonría, mientras Min Yoongi mira de reojo a un muy sonriente SeokJin que lo abraza por sobre sus hombros. Hay tres fotos en donde se ve a TaehYung, Airi y Jin haciendo muecas ridículas. Todas han sido tomadas con la cámara polaroid que SeokJin una vez le mostró. El objeto pertenece a otra línea de tiempo, pero al parecer funciona a la perfección. Cal hace una nota mental para recordar investigar los objetos que SeokJin ha encontrado en su casa.

Finalmente, vuelve al escritorio donde ha dejado el cuadro y lo sostiene entre sus manos, viendo la sonrisa del pequeño SeokJin junto a su hermosa madre y su dulce abuela. Él desearía tener una fotografía de mamá Tessa, papá Baren, tía Nasha y tío Levi. Pero no la tiene, no hay nada que tenga junto a él que les pertenezca a ellos en aquella línea temporal. Necesita volver a su hogar cuanto antes, necesita proteger a su familia.

Calais se asegura de acomodar el cuadro sobre la mesa nuevamente, toma un lápiz y un papel del escritorio y deja una nota para que SeokJin la lea al despertar. Da una última mirada al joven asegurándose de que sigue durmiendo, y desaparece entre las sombras de la habitación.

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NOTAS DE LA AUTORA:

¡Hola, tanto tiempo! (de verdad es mucho tiempo, perdón u.u )

He vuelto como siempre digo que lo haré, con un nuevo capítulo :)

¿Cómo han estado? Yo he estado con mi cabeza en muchas otras partes y no conseguía hilar mis ideas, pero finalmente todo el proceso ha dado sus frutos en este nuevo capítulo que comparto hoy. Sepan disculpar si hay errores, quería subirlo lo antes posible para ustedes.

Hay algunos avances en la historia y al fin tenemos a todos los personajes haciendo acto de presencia de alguna u otra manera. ¿Qué opinan?

Desde ya agradezco que se tomen el tiempo de leer las ocurrencias de esta autora que se demora demasiado en darle forma a sus ideas, pero que siempre vuelve porque se prometió a sí misma terminar esta historia. 

Espero que tengan días hermosos y que nos leamos pronto (no prometo nada jeje)

¡Saludos!

~ReLi

*Actualización al 09/02/24: corrección de errores generales ^^ Gracias por leer, seguimos con los capítulos nuevos muy pronto.

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