CAPÍTULO 11: Conexiones


TAIMU FURAIYAA

CAPÍTULO 11: "Conexiones"



"Vuelvo a mi habitación.
Echo de menos a mi yo azul

y aquellos días

en los que mi respiración era ligera.
Sopesé la melancolía entre la calma

y la pasión, pero ahora solo quiero

quemarme en esa luz hasta que muera"

—"Blue Side", J-Hope



Jung Hoseok no está teniendo un buen día.

La primera señal que le advierte sobre su nefasto futuro esa mañana, es cuando al despertarse se percata de que ha apoyado primero el pie izquierdo a un lado de su cama. Has escuchado el viejo dicho sobre levantarte con el pie izquierdo, ¿verdad, lector? Pues Hoseok lo conoce bien. Sabe que quizás esto signifique un mal presagio, pero decide restar importancia al hecho y darse una ducha como todas las mañanas, para comenzar el día cargado de energías positivas.

Siendo completamente sinceros, a esta señal muy obvia le siguen muchas otras. Por ejemplo, el pan que olvida en la tostadora y que tiene que comer quemado, porque si no desayuna en ese momento no volverá a probar bocado hasta regresar a su casa por la noche. Otra desafortunada situación se da cuando, mientras intenta disfrutar del sabor de la mermelada a pesar del pan quemado, nota que el reloj de la sala de su casa — en el cual confía plenamente —, se ha detenido por alguna razón y en ese momento ya tiene quince minutos de retraso para llegar a la universidad. Por culpa de su exceso de confianza — y por no revisar su teléfono celular olvidado dentro del gran bolso donde lleva su ropa y demás pertenencias —, llega tarde a sus clases. El profesor a cargo de las prácticas le permite ingresar, pero con la condición de que se encargue de una tarea muy especial.

Jung Hoseok es estudiante de primer año de veterinaria en la universidad de Songju. Si bien su mayor pasión es el baile, — en el cual destaca con creces—, su amor por los animales es lo que lo impulsó a tomar la decisión de estudiar aquella carrera universitaria. A pesar de haber sido su decisión, hay algunos detalles que no pueden ser pasados por alto: Hoseok odia tomar como objeto de prácticas a animalitos indefensos abandonados, así como también odia el uso de elementos de cirugía. Él sabe que debe enfrentar ese tipo de situaciones y superarlas si quiere convertirse en un doctor veterinario. Pero aquel día, en sus primeras prácticas, cuando su profesor le ordena dormir a un perro callejero para usarlo como objeto de estudio, Hoseok siente que sus piernas se doblan y que caerá al piso de un momento a otro. La sola idea de tener que usar el bisturí para abrir el tórax de aquella indefensa criatura, lo hace sentir enfermo. Esto lo lleva a tomar una delicada y muy mala decisión: Hoseok se niega a llevar a cabo la orden y sale del quirófano de prácticas llevándose al pequeño perro en sus brazos, sin dar explicaciones y sin prestar atención a los molestos gritos de su profesor.

Unos minutos después, mientras termina de prepararse para irse, Hoseok recibe una llamada de su compañero de clases Minkyu.

— ¡¿Jung Hoseok acaso estás loco?!, ¡Vuelve inmediatamente con el perro, el profesor Shin está furioso contigo! — Ruge la voz del muchacho por el parlante del teléfono —. ¡Serás suspendido si no vuelves ahora!

— Lo siento Minkyu hyung, no puedo hacerlo. Volveré mañana y estaré dispuesto a acatar cualquier castigo que el profesor crea conveniente — responde con determinación el joven, a pesar de sentirse aterrado ante los posibles castigos —. ¡Gracias por entender hyung, nos veremos mañana, lo prometo!

Hoseok corta la llamada sin esperar respuesta de su compañero y lanza un enorme suspiro, cerrando sus ojos con fuerza. Sabe que sus acciones tendrán consecuencias poco favorables para él, pero no puede preocuparse de eso ahora: necesita llevar a su nuevo amigo a un lugar seguro. Por eso, luego de hacer que el pequeño perro entre en su bolso, el joven marca el número de su mejor amigo.

— ¡Jimin, gracias al cielo! Necesito pedirte un enorme favor, solo dime que puedo ir para allá ahora — suplica Hoseok, sin dejar de rezar silenciosamente en su interior por una respuesta positiva —. ¡¿En serio?!, ¡Eres el mejor, Jiminnie!, ¡Llegaré lo antes posible, gracias!

Todo esto se podría haber evitado si él se hubiera levantado apoyando en el piso su pie derecho y no el izquierdo, ¿Verdad? Hoseok no cree en supersticiones — porque la mayoría suelen darle temor —, pero quizás debería tomar más en serio algunas de ellas.

Mientras maneja cuidadosamente la pequeña moto scooter que sus padres le regalaron en su último cumpleaños, Hoseok piensa en todos los problemas que deberá enfrentar gracias a su impulsiva decisión. El próximo semáforo está en rojo y aprieta los frenos por inercia, dejando que sus pensamientos sigan fluyendo. Cuando la luz verde se enciende, Hoseok acelera, pero una camioneta lo suficientemente grande como para asustarlo desvía su camino hacia él. El muchacho acelera evitando así un posible accidente, sin dejar de insultar al conductor del vehículo. Ya es suficiente mala suerte por un día, ¿No?

Cuando finalmente logra arribar a su destino, suspira con tristeza estacionando la moto y tomando el bolso del cual se escucha un leve gemido del perrito.

— Lamento haberte traído hasta aquí, pero si te dejaba cerca de la universidad quizás te atraparían de nuevo — le dice al pequeño perro, quien mueve su cola y lo mira como si fuera capaz de entender sus palabras, una vez que el muchacho lo deja salir —. Creo que lo que hice va a traerme problemas, pero no me arrepiento para nada. Espérame aquí, volveré con un amigo.

El pequeño animal ladea su cabeza elevando sus orejas con atención. Hoseok cree que va a correr lejos de él, pero para su sorpresa se mantiene sentado junto a la moto, expectante.

— Hyung, creí que había pasado algo contigo. ¿Estás bien? — le interroga Park Jimin, una vez que ve entrar a su amigo por la puerta principal de la tienda de pastelitos de arroz de su abuela.

— Lo siento Jiminnie, tuve un mal día y las cosas siguieron empeorando cuando salí de mis clases — explica Hoseok un poco avergonzado, dejándose caer sobre el mostrador —. Hola Noa, ¿qué tal las ventas de hoy?

— Tuvimos una venta — responde la amable chica después de saludarlo con una pequeña reverencia, mientras hace a un lado su largo cabello color rojo que le impide ver con atención la pantalla de su celular.

— Es una buena noticia...— menciona Hoseok con una leve sonrisa que se esfuma de sus labios al ver el semblante preocupado de su mejor amigo.

— Las cosas no van bien, hyung — dice Jimin caminando hacia la puerta de la cocina y entrando en ella seguido de Hoseok —. Si el negocio sigue así de mal, mis padres obligarán a mi abuela a venderlo y la dejarán viviendo en un hogar para ancianos.

— Tú deberás volver a vivir con ellos si eso pasa, ¿Verdad? — Hoseok se cruza de brazos endureciendo su mirada al escuchar las palabras de su amigo.

— Así es y no es mi intención, ya lo sabes — admite Jimin lanzando un gran suspiro —. Tampoco me parece justo que hagan eso con la abuela. En lugar de ayudarla a recuperar sus ventas y vivir sus días de forma feliz como ella desea, sólo piensan en dejarla sola en un asilo — el joven aprieta sus manos en puños, demostrando su impotencia —. Perdona las malas noticias, a veces no sé qué debo hacer o pensar.

— No debes pedir perdón por expresar tus sentimientos. Sé muy bien la relación que tienes con tus padres y que no quieres volver a vivir con ellos — le tranquiliza Hoseok, llenando un vaso con agua para su joven amigo —. También sé que amas a tu abuela y que no quieres verla triste. Puedes confiar en que algo se nos ocurrirá para que este negocio funcione, Jiminnie.

— Gracias hyung... — Jimin sonríe tomando el vaso de agua de un solo trago, sintiéndose más aliviado al decir aquellas palabras —. En fin, dime cuál es el favor que vas a pedirme.

— Verás..., siento que mi mal día aún no termina — Hoseok desvía su mirada hacia el piso mientras sonríe, rascando su cabeza con nerviosismo —. Dejando a un lado ese detalle, necesito que le des albergue a un amigo hasta que encuentre un mejor lugar para él, por favor. Sólo serán unos días...

— ¿Un amigo? — Jimin arquea una ceja pensando cómo podría darle un lugar en la casa de su abuela a otra persona, pero entiende todo cuando Hoseok lo guía por la puerta trasera hacia la calle y ve allí a un pequeño perro esperando de forma obediente —. ¡Oh, pero que lindo! ¿Dónde lo encontraste, hyung? — pregunta arrodillándose para saludar al animalito que se acerca a él muy animado, dispuesto a recibir cariño.

— Lo robé de mi universidad. Iban a usarlo como sujeto de pruebas y literalmente lo secuestré — admite Hoseok ampliando aún más su sonrisa cuando ve la mirada de incredulidad que Jimin posa sobre él —. Me conoces bien Jimin, sabes que no lo dejaría ahí solo.

— Creo que esto es un problema... ¿Por qué hiciste algo tan peligroso?, ¿Qué harás si los directivos de la universidad deciden expulsarte? Tus padres no estarán contentos... — Jimin habla demasiado rápido, mientras continúa agachado acariciando la cabeza del perrito que mira a ambos muchachos, sin dejar de mover su cola con emoción. Hoseok abulta sus labios posando una mirada de tristeza sobre el rostro de su amigo —. De todos modos, te entiendo. Este amiguito puede quedarse aquí, pero solo por un tiempo. Lo siento hyung, sabes que mi situación es complicada ahora.

Hoseok sonríe aliviado al escuchar las palabras de su amigo, dejando que una lágrima escape de sus ojos. Jimin siempre ha sido una persona comprensiva y amable desde que lo conoció en el instituto Jeil, en donde ambos terminaron sus estudios secundarios (sí lector, el mismo instituto al que asisten JungKook y Sirius, y del cual TaehYung y Yoongi se graduaron). A pesar de que Hoseok era un año mayor a Jimin, ambos compartían la misma pasión por el baile y eso fue lo que los unió. Hoseok había fundado un pequeño club de baile en el colegio al cual llamó "Just Dance", y Jimin fue el primer miembro que se inscribió. Al principio solo fueron ellos dos, pero al ver la excelente calidad de sus presentaciones y sus grandes habilidades de baile, otros alumnos comenzaron a sumarse al club hasta sumar un número de participantes lo suficientemente grande como para actuar en importantes festivales escolares. Luego de la graduación de Hoseok, Jimin lideró el club hasta graduarse también un año después. Desde entonces, y a pesar de sus diferentes ritmos de vida, su amistad ha sido inquebrantable.

— ¡Gracias Jimin! — Hoseok abraza a su amigo haciendo que ambos caigan al suelo entre los ladridos juguetones del perrito —. Encontraré un hogar para este amigo y te ayudaré a vender muchos pastelitos de arroz, lo prometo.

— Está bien hyung, sé que lo harás — sonríe Jimin tratando de levantarse con Hoseok aún amarrado a su cuello. Jimin siempre estará agradecido por las muestras de afecto que su amigo tiene con él —. ¿El pequeño aún no tiene nombre?

— No he pensado en uno... — dice Hoseok sentado sobre el suelo, llevando un dedo a sus labios, pensativo.

— Podría ser... ¿"amigo"? — propone Jimin poniéndose de pie, a lo que el perrito gruñe en descontento sorprendiendo a ambos muchachos —. ¿No te gusta? Es muy común, lo sé...

— Parece que no es de su agrado ja, ja, ja —Hoseok ríe divertido al ver la reacción del animalito —. ¿Acaso ya tienes un nombre?

«¡Guau, guau!», ladra el perrito como si quisiera responder a la pregunta. Los dos jóvenes se quedan en silencio por unos minutos, observándolo. De pronto, Noa abre la puerta de un golpe y grita:

— ¡Jimin, ha venido el señor Sanggu!

El joven lanza una pequeña exclamación y entra nuevamente a la tienda seguido por su amigo y el perrito. Cuando Hoseok atraviesa la puerta de la cocina hacia el salón de ventas, se sorprende al ver a un hombre de mediana edad y aspecto descuidado, saludando con una enorme sonrisa a su amigo y a Noa.

— Bienvenido señor Sanggu, hacía mucho tiempo que no venía por aquí — menciona Jimin haciendo una pequeña reverencia al hombre, sin dejar de sonreír —. Mi abuela desea pedirle más de la planta medicinal que le dio la última vez que vino. Le ha ayudado a que sus articulaciones no duelan más de lo normal.

— Lamento no venir antes, pero algunos asuntos personales me mantuvieron demasiado ocupado — explica el señor Sanggu extendiendo una bolsa de papel hacia Jimin —. A pesar de eso no me he olvidado del pedido de tu abuela. Prepara un té con estas hierbas y tendrá un buen efecto sobre sus huesos cuando lo tome.

— ¡Muchas gracias señor! ¿Noa, puedes preparar el té para la abuela? — pregunta Jimin a la chica, quien de inmediato toma la bolsa y se dirige a la cocina —. Déjeme darle algunos pastelitos de arroz para que pruebe nuestra nueva receta, señor Sanggu.

— Claro muchacho, pero también quisiera comprar una bolsa de los pastelitos tradicionales, sino te molesta.

— Desde luego señor — responde Jimin un poco desanimado al ver que su nueva receta no genera tanta emoción en los clientes como él quisiera.

Mientras Jimin prepara la orden del señor Sanggu, el hombre observa al perrito que se ha quedado sentado junto a Hoseok a un lado de la puerta de la cocina. En pocos minutos, el animalito se acerca a Sanggu y comienza a jugar con él, dejando a Hoseok y a Jimin asombrados por el nivel de confianza que parece sentir hacia ese hombre.

— ¿Cómo dices?, ¿Estos niños querían darte otro nombre y era uno muy feo? — Sanggu toma en sus brazos al perrito y lo observa fijamente a los ojos. Ante su pregunta, el animal lanza un pequeño quejido y lame su rostro —. Suele pasar cuando creen saberlo todo.

— Disculpe... — Hoseok se acerca a ellos con los ojos muy abiertos, totalmente sorprendido —. ¿Usted está hablando con el perro?

— Su nombre es Baekmani y sí, estoy hablando con ella — responde el hombre con un tono de desprecio en su voz.

— ¿Ella?, ¡Oh! — exclama Jimin llevando una mano a su boca —. Creo que cometimos un error al suponer que era un amigo, hyung. Es una amiga.

— Eso es imposible, usted no puede hablar con él..., quiero decir, con ella — afirma Hoseok con el semblante endurecido por la desconfianza.

— Sólo es imposible lo que no se intenta, joven estudiante de veterinaria — asegura Sanggu muy serio, dando media vuelta con la perrita aun entre sus brazos —. Baekmani vendrá conmigo. Gracias por los pastelitos Jimin, volveré en unos días a preguntar por tu abuela.

El hombre toma la bolsa que Jimin tiene en sus manos y se dispone a dejar la tienda, pero Hoseok se abalanza sobre él tomándolo de un brazo.

— ¡Oiga, ese animal no es suyo!, ¡¿Por qué pretende llevárselo?!

— Tampoco es tuyo, pero la trajiste hasta aquí de todas formas, lejos de la zona que ella consideraba su hogar, y ni siquiera le preguntaste si quería venir o no — dice Sanggu enfrentando al muchacho con su mirada fría y calculadora.

— Bueno yo... — Hoseok siente que no tiene derecho a reclamar al escuchar aquellas certeras palabras. Suelta a Sanggu y aprieta sus manos con impotencia.

— Baekmani quiere ir conmigo porque entiende que no puede regresar a aquella zona — continúa hablando el hombre —. Te da las gracias por salvarla y tomarte tantas molestias, pero dice que aun tienes mucho que aprender si quieres ser un médico veterinario. Si deseas ayudar a otros, primero debes escuchar qué es lo que necesitan y luego actuar. Si te dejas llevar por tus impulsos, podrías tener problemas.

Hoseok observa a la perrita que lo mira de una forma que él no puede descifrar. En los oscuros ojos de Baekmani parece asomar comprensión y un cariño sincero, pero Hoseok no puede creer que aquel hombre de verdad esté interpretando los sentimientos de un animal.

— ¿Cómo sé que usted no le hará daño? — pregunta finalmente, volviendo a posar su mirada sobre el rostro inescrutable del hombre.

— El señor Sanggu posee un refugio de animales en las afueras del paseo marítimo — se apresura a responder Jimin, posando una mano sobre uno de los hombros de su amigo para tranquilizarlo —. Durante años lo ha mantenido por su propia cuenta y con ayuda de muchos vecinos de la zona. Es una persona de confianza, hyung.

— Tienes valor, joven estudiante. Puedo entender que no confíes en mí, pero como tú la rescataste, deberías confiar en Baekmani — afirma Sanggu con una ligera sonrisa, depositando a la perrita sobre el suelo —. Pensándolo bien Jimin, si no es mucha molestia, ¿podrías dejar que Baekmani se quede aquí? Que esté contigo me dará el tiempo suficiente que necesito para preparar un buen lugar para ella en el refugio. En tres días vendré a buscarla, si estás de acuerdo —. Al ver el gesto de afirmación por parte del joven, Sanggu le habla a Hoseok ahora: — Puedes venir con nosotros ese día y conocer "El Santuario".

— Muy bien, aquí estaré — acepta el joven, sin cambiar su postura seria.

Sanggu se despide de Baekmani con una caricia en su pequeña cabeza y susurrando algunas palabras de cariño. Agradece nuevamente a Jimin por el favor y los pastelitos de arroz, y finalmente se va.

— ¿Estás bien, hyung? — pregunta Jimin observando a Hoseok una vez que cierra la puerta de la tienda.

— Eso creo... — Su amigo finalmente afloja su postura, dejándose caer al piso de rodillas, temblando y sudando —. Ese tipo da miedo Jiminnie, no puedo creer que me digas que tiene un refugio de animales con esa actitud tan tosca. ¡Aish, creí que me golpearía cuando lo tomé del brazo!

— Tranquilo hyung, el señor Sanggu es una buena persona y tú fuiste muy valiente —le asegura Jimin acariciando la espalda del joven para tranquilizarlo.

Baekmani comienza a ladrar para llamar la atención de ambos muchachos, quienes ríen al ver cómo la perrita da vueltas en su lugar hasta conseguir su objetivo.

— Gracias por tu ayuda, niña hermosa — le dice Hoseok, extendiendo su mano para acariciar la cabeza de Baekmani, quien recibe gustosa el cariño —. Espero que te sientas cómoda junto a Jimin estos días.

— Lo estará, buscaré un lugar de la casa donde pueda dormir tranquila — afirma Jimin sentándose junto a su amigo.

— Me siento feliz de que Baekmani pueda estar contigo y conseguir un buen hogar si va con ese hombre, pero... — Hoseok se interrumpe y sujeta su cabeza con ambas manos, casi rompiendo en llanto —. Mis padres estarán furiosos cuando sepan lo que hice en la universidad. Quizás me expulsen...

— Hobi hyung, es posible que pase todo eso que dices, pero aun así no debes olvidar que tus padres te apoyan — le recuerda su amigo, acariciando sus cabellos oscuros con calma —. A diferencia de mis padres, los tuyos se preocupan por ti y te escuchan. Sólo habla con ellos y diles la verdad.

— Gracias por tu apoyo Jiminnie, no sé qué haría sin ti — Hoseok eleva su mirada nublada por pequeñas lágrimas y sonríe a su amigo —. Respecto a tus padres, ¿Siguen igual de tercos que siempre?

— Papá y mamá solo quieren que no abandone mis estudios para no pasar vergüenza frente a sus amigos importantes de la alta sociedad, como ellos los llaman — responde Jimin alejando su mano de su amigo y posando su mirada en el piso frente a él, con el ceño fruncido en una mirada fría y cargada de molestia —. Para ellos el hecho de que ayude a mi abuela es una pérdida de tiempo. A veces siento que los odio, que estaría mejor sin ellos. Si tan sólo...

— Jimin, Jimin, mírame por favor — le ruega Hoseok tomando el rostro de su amigo entre sus manos y obligándolo a poner su atención sobre él —. Admiro lo que haces por tu abuela, incluso dejas de lado tus prácticas de baile para ayudarla. No eres un mal nieto y mucho menos un mal hijo. Aleja esos pensamientos malos de tu cabeza, ¿sí? Hazlo por Hobi hyung que cree en ti — Hoseok intenta que su amigo sonría, pero el joven a penas si esboza una mueca en sus labios —. Jimin, tu pasión sigue siendo el baile, ¿Verdad?

— Claro que sí, pero...me gusta hacer pastelitos de arroz también — confiesa el muchacho desviando su mirada a un lado, incapaz de seguir viendo la preocupación reflejada en los ojos de su mejor amigo.

— Entiendo Jiminnie — le asegura Hoseok soltando su rostro para tomar las manos del joven entre las suyas —. No nos sirve llenarnos de preocupaciones ahora. Vendré en tres días como dijo Sanggu y veré qué pasa con Baekmani. Lamento arrastrarte a esto, pero agradezco tu ayuda.

— Sabes que siempre estaré para ti, Hobi hyung — afirma Jimin mostrando su bonita sonrisa llena de cariño.

— ¡Eso es!, ¡Sonríe mucho Jiminnie! — Hoseok se pone de pie tirando de un brazo de Jimin para que haga lo mismo —. Así harás que los clientes se enamoren de tus recetas.

— No digas tonterías, deben probar las recetas y enamorarse de ellas, no de mi sonrisa — refuta Jimin tímidamente, estirando su cuerpo mientras siente que sus mejillas se sonrojan ante las palabras de Hoseok.

— Tu sonrisa es la clave para que quieran probar tus recetas.

— Mejor vamos a organizar el lugar en donde dormirá Baekmani — dice Jimin dejando el delantal blanco de cocina sobre una silla y saliendo de la tienda para subir las escaleras hacia la terraza —. Creo que Baekmani estará cómoda en la lavandería y la abuela no la verá porque no puede subir las escaleras. Sólo yo me encargo de lavar la ropa.

— ¡Wow, eres una chica afortunada, tendrás un lugar privado para dormir! — exclama Hoseok alentando a la perrita a que suba con ellos por la escalera.

Una vez en la lavandería, Jimin toma algunos elementos de limpieza y coloca una playlist de música que solía usar para bailar en la escuela junto a Hoseok. Entre risas y pasos de baile, ambos muchachos comienzan a limpiar el pequeño cuarto sobre la terraza para Baekmani. Hoseok siente que es la persona más afortunada del mundo por tener a un amigo como Jimin. Quizás su impulsiva elección no sea del todo mala si lo ayuda a estar cerca de su amigo una vez más como en los viejos tiempos, y a que Baekmani tenga un hogar.



Kim SeokJin cierra la puerta de su habitación y apoya su espalda contra ella, deslizándose poco a poco hasta quedar sentado sobre el piso. Lanza un suspiro estirando sus piernas y observa el lugar en penumbras. Los muebles han sido ordenados, al igual que su ropa que ahora se encuentra prolijamente doblada sobre su cama. La cena con su padre ha resultado mucho mejor que aquella primera vez. SeokJin llegó a tiempo, comió y escuchó las demandas de su padre, reaccionando sorprendido o sumiso en los momentos que debía hacerlo.

El día ha sido agotador, pero al menos está terminando de la forma correcta como Calais le aconsejó. Lo que hace que Jin sonría a pesar de su cansancio, es saber que a la mañana siguiente irá a la universidad y allí encontrará a Yoongi. Si todo debe suceder lo más similar posible a como ocurrió en el bucle anterior, entonces mañana conseguirá hablar con él y ser cercanos teniendo charlas naturales y no forzadas, tal y como había conseguido tener con JungKook y Sirius aquella tarde.

Sintiéndose un poco más aliviado ante las expectativas del día siguiente, Jin se recuesta sobre el piso y llama a TaehYung.

— Hola hyung, no creí que me llamarías hoy — responde Tae casi de inmediato. Jin distingue que está comiendo por el sonido que realiza con su boca al hablar.

— Te prometí que estaríamos en contacto. Jin hyung siempre cumple sus promesas, ¿Verdad? ¡Por eso es el mejor hyung del mundo! — exclama Jin con un tono de voz aniñado, riendo al sentir que del otro lado Tae está tosiendo —. ¿Cómo estuvo tu día?

— Tengo un hyung ejemplar, lo sé — responde el joven luego de unos segundos, recuperando su aliento después de atragantarse con unos snacks al escuchar el tono de voz ridículo que Jin ha usado para hablar —. Fue un buen día, mejor que aquella vez. Hice todo lo que Calais dijo así que no tuve problemas. Cuando mi hermana llegó se sintió feliz de verme comiendo en el sofá. Cenamos y vimos películas. Ahora ella se fue a dormir y yo sigo viendo películas en mi habitación — Tae hace una pausa para beber agua después de hablar tan rápido —. ¿Cómo te fue a ti?

— Mejor de lo que esperaba... — responde SeokJin prestando atención al techo liso de su habitación. Horas atrás había estado acostado en esa misma posición sufriendo un dolor insoportable y siendo interrogado por dos personajes peculiares, pero ahora está solo y su habitación se siente extraña sumida en la completa oscuridad —. No fue difícil acercarme a JungKook y Sirius preguntando por ti. Usé los mismos argumentos y ambos reaccionaron de forma positiva. Tengo el número de JungKook igual que aquella vez. Al menos ya no me consideran un loco.

— Volviste a usarme como excusa, supongo que no debo olvidar eso cuando los vea y me interroguen de nuevo — dice TaehYung lanzando un suspiro mientras sonríe aliviado de que todo haya salido bien con sus amigos.

— Tranquilo, haré que lo recuerdes — le asegura Jin levantándose del piso y encendiendo la lampara de noche al pie de su cama. La oscuridad y el silencio le resultan insoportables —. Mañana me inscribiré en la universidad y conoceré a Yoongi. Entonces lo invitaré a la cafetería del subsuelo donde Sirius trabaja, y luego JungKook vendrá para ir a un parque cercano donde practicarán taekwondo. Aceptaré la invitación de Yoongi para unirme a ellos. Al final de su práctica, JungKook creará un chat grupal para los cuatro. Si me limito a hablar en los momentos adecuados y a ser yo mismo, todo saldrá bien.

— Cielos, saber todo lo que ocurrirá me causa escalofríos... — confiesa Tae tomando por sorpresa a Jin, quien no ha pensado en ese detalle. Siente que TaehYung tiene razón y que conocer el futuro es un poco aterrador —. ¿Calais no ha vuelto?

— No, y sinceramente no creo que lo haga por ahora — responde Jin sentándose sobre su cama, recordando al peculiar muchacho extranjero de malos modales y poca paciencia —. No entiendo qué es él exactamente, pero será mejor que sigamos sus instrucciones.

— Él me cae bien... — comenta Tae como si en realidad pensara en voz alta. SeokJin siente algunos ruidos y luego todo queda en silencio. TaehYung ha apagado su televisión —. ¿De verdad crees que encontraremos a la persona que creó el bucle, hyung?

— Si existe, entonces lo haremos — responde Jin con determinación. Se hace un espacio de silencio entre ambos que solo es interrumpido por las respiraciones pausadas de TaehYung. De repente, el recuerdo del rostro furioso de Hoseok aparece frente a los ojos de Jin y no puede evitar exclamar: — ¡Oh, casi lo olvido, hoy también vi a Hoseok!

— ¡¿Hoseok hyung?! ¡¿Cómo, cuándo, dónde?! — Los gritos de TaehYung casi dejan sordo a Jin —. ¡¿Cómo es posible que no me contaras eso primero, hyung?!

— Lo siento, tengo demasiada información en mi cabeza... — se disculpa el joven dejándose caer de espaldas sobre su cama —. Lo vi cuando esperaba el cambio de luz en el cruce frente al colegio. Él era el conductor de la moto que me gritó groserías por no avanzar a tiempo, pero esta vez lo hizo porque, cuando lo vi, quedé tan sorprendido que casi lo atropellé.

— No imagino a Hoseok hyung gritando groserías en la calle, pero yo también te hubiera insultado si me hubieras intentado atropellar.

— ¡No quería hacerlo, simplemente me sorprendí y mis reflejos fallaron al apretar el acelerador!

— Como sea... — La voz de Tae vuelve a sonar más tranquila por unos segundos y luego exclama emocionado: — ¡Es una noticia estupenda hyung, todos nuestros amigos están a nuestro alrededor!

— Quizás tengas razón, pero no pude seguirlo... — SeokJin no oculta la frustración en su voz al recordar lo difícil que fue su decisión aquella tarde —. Debía hablar con JungKook, no podía cambiar ese hecho tan importante.

— ¿Anotaste su matrícula? — Tae espera unos segundos por una respuesta que no llega, así que intuye que su amigo no lo hizo —. Oh, no te preocupes hyung, si diste con él una vez en esta ciudad, estoy seguro que volveremos a verlo. Songju no es tan grande, podemos encontrarlo.

— Eso espero Tae, aunque creo que alteraríamos un poco los eventos de este mundo...

— Dijiste que debías encontrar el Mapa del Alma, ¿No? — le recuerda su amigo, jugando con el control remoto del televisor entre sus manos —. Pues, como te dije aquella vez, estoy seguro de que el Mapa de tu Alma es aquella conexión que tienes con todos nosotros. Que hayas encontrado a Hoseok de forma casual solo refuerza mi teoría.

— Decido creer en tu teoría, aunque no haya pruebas concretas que la respalde... — Ambos quedan en silencio una vez más, perdidos en sus propios pensamientos. Finalmente, Jin decide que ha sido suficiente por ese día y que deben descansar —. Duerme Tae-Tae, mañana volveré a llamarte. No te preocupes demasiado, todo saldrá bien. Disfruta de estos días junto a tu hermana y presta atención a tu trabajo.

— Así lo haré... — responde el muchacho casi en un susurro, pero inmediatamente cambia su tono de voz a uno más animado —. Buenas noches y suerte mañana, Jin hyung. Debes contarme cómo te fue con Yoongi hyung, ¿Sí? ¡Esperaré tu llamado!

SeokJin observa la pantalla de su teléfono, — que ha quedado oscura después de terminar la llamada —, y ve su rostro en ella. Nada parece haber cambiado en sus facciones, es como si el paso del tiempo no se viera reflejado ni en sus ojos o sus líneas de expresión. ¿Cuántos días, meses o años lleva atrapado en todos esos bucles temporales?, ¿Cuál es su edad en realidad?, ¿El tiempo sigue su curso o ha quedado detenido para él y todos sus amigos?

Sin querer pensar mucho en ello, deja el teléfono sobre la mesa junto a su cama y camina hacia el armario donde sabe que encontrará la caja con las viejas fotos de su infancia y adolescencia. Ha decidido que, si aquel Universo será el mundo en donde debe vivir y aceptar las consecuencias de ello, entonces desea que su habitación sea un lugar más colorido y familiar. Su padre no estará de acuerdo con su decisión, pero comienza a considerar que eso le importa poco. Elige algunas fotografías de paisajes de la ciudad de Los Ángeles y de la playa que siempre visitaba con su abuela, y las pega sobre un cartón que ha encontrado en el fondo de su armario. Vacía sus maletas y bolsos donde trajo cuadernos y bolígrafos, escribiendo con ellos algunas frases de aliento para sí mismo bajo las fotos. Cuando ve finalizado su trabajo se siente feliz, aunque quedan lugares vacíos que está decidido a llenar con fotos de sus amigos.

Deja su obra a medio terminar a un lado de su cama para no olvidar pegarla en la pared al día siguiente, y vuelve a buscar en la caja una fotografía junto a su madre y su abuela para colocarla sobre su escritorio. Quizás hay algún marco para fotos guardado en el armario también. Busca un poco más entre las pocas pertenencias de sus cajones y se sorprende al encontrar una cámara polaroid rosa junto a su vieja cámara de videos.

Ambos artefactos han sido usados por él en los bucles temporales en donde intentó salvar a sus amigos incontables veces. Tomó fotos de cada momento junto a ellos y grabó distintos escenarios. Luego, ante sus inevitables fracasos, las desechó. Contra todo posible pensamiento crédulo, los dos objetos están frente a él, en un cajón de su armario, en un mundo en donde se supone que jamás grabó ni fotografió a sus amigos porque ellos no lo conocen.

SeokJin toma la cámara de video entre sus manos y la examina dándose cuenta de que tiene algunas raspaduras, como si llevara años de uso, pero no hay recuerdos en la mente de Jin sobre haber utilizado una cámara en aquel Universo. El muchacho frunce su ceño pensativo y un poco asustado. ¿Es la misma cámara que usó en los bucles temporales? El objeto tiene poca batería, pero es suficiente para encender su pantalla y comprobar si hay algo grabado en su memoria. Tragando saliva con dificultad ante la ansiedad de saber qué hay allí, Jin enciende la cámara y espera.

No hay nada, la memoria está vacía.

Jin piensa que es muy extraño encontrar objetos pertenecientes a otras líneas temporales en este nuevo Universo. ¿Acaso la presencia de estas pertenencias indica que aquel mundo está comenzando a colapsar?, ¿Es a esto a lo que Calais se refería cuando decía que estaban en peligro?, ¿El llavero del conejito rosa que Sirius continúa llevando en su bolso es una prueba de ello también?

Mientras aquellas preguntas comienzan a bombardear su cabeza, SeokJin revisa la cámara polaroid. Para su sorpresa, debajo de ella encuentra una fotografía un poco maltratada. En el dorso se lee claramente la fecha "12 de junio".

El corazón de Jin se detiene por unos segundos cuando voltea la foto y ve claramente a seis chicos sobre una camioneta mirando el mar a lo lejos. Esos seis chicos son sus amigos y esa camioneta es la suya; pero él no está en la foto como lo ha estado en otras líneas temporales y cree saber por qué.

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Notas de la autora:

¡Volví justo antes de año nuevo! jaja 

Disculpen pero como ya había advertido, voy a demorar en subir capítulos nuevos ya que me tomo esto con calma. Es una historia muy importante para mí, así que no quiero presionarme al hacerla.

Ahora hemos descubierto un poquito de la vida de Hoseok y Jimin en ese nuevo Universo. Ambos son mejores amigos como ya ha ocurrido en otros bucles. ¿Casualidad o destino? Lo dejo al criterio de cada lector :D


Quiero agradecer a las personas que leen esta historia, a quienes me ayudan corrigiendo y me dan palabras de aliento para seguir escribiendo. Muchas gracias a todos por compartir un año más junto a mí.

Les deseo lo mejor en este nuevo año que viene y espero que sigamos creando buenos momentos juntos.

Gracias por estar ahí.

Abrazos de esta autora que los quiere mucho :) 

~ReLi

*Actualización al 01/02/24: se corrigieron errores gramaticales y se reemplazó el nombres de Sirius cuando hubo que hacerlo. Gracias por leer :) 

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