xvii. tokio

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TAILANDIA | Maya

HOY ERA NUESTRO ÚLTIMO día en Tailandia. Aunque volver al lugar donde había empezado todo había sido grato, la vuelta al mundo aún no acababa, así que tocaba marcharnos para descubrir un nuevo lugar.

Para aprovechar las últimas horas por aquí, la madre de Krufy les propuso a los chicos irse a pasar el día a un parque acuático. Aunque me incluyó a mi también en el plan, no hubo manera de levantarme de la cama. Tenía un dolor de barriga inmenso y muchas ganas de vomitar. Los chicos y mi tío, Frank, intentaron hacerme desayunar varias veces, pero es que era superior a mi: sentía que si probaba bocado de algo saldría tal por donde había entrado.

—Maya, soy Frank.— golpeó dos veces en la puerta— ¿Puedo pasar?

—Siii.— solté un grito a penas audible.

La puerta se abrió y mi tío se sentó a los pies de la cama. Me encontró hecha un ovillo, apretándome la barriga con fuerza y sudando la gota gorda.

—Madre mía, hija, ¿pero qué ha pasado?— me preguntó— Estás sudando mucho.

—No lo sé.— susurré— Me duele mucho la barriga.

—¿No se te pasa?— me preguntó, y negué.

Me asusté cuando empecé a notar una sensación rara bajo la lengua, una especie de acumulación de saliva que acababa, casi siempre, en arcadas. Pronto llegaron y fui como pude hasta la baño, donde saqué toda la cena de la noche de ayer.

—Vaya por dios.— Frank gruñó, sujetándome el pelo y acariciándome la espalda. Empecé a hiperventilar. Odiaba vomitar con todas mis fuerzas, me provocaba una sensación de agobio muy desagradable — Ey, ey, Maya. Ya está, ¿vale? Tranquila.— me confortó mientras algunas lágrimas caían por mis mejillas del esfuerzo.

Me dolía el pecho, la cabeza me daba vueltas, y las lágrimas se mezclaban con el sudor que me empapaba la cara.

—Voy a llevarte al médico.— mi tío me avisó

No.

NO.

Ni de broma.

La última vez que fui al médico en Tailandia digamos que no acabó muy bien.

—No.— negué débilmente.

—¿Pero cómo que no?— se alteró— Estas pálida, sudando la gota gota, con un dolor de barriga que no soportas y ahora, encima, vomitando. No estamos en Inglaterra, eh, Maya, estamos en Tailandia. Lo que en Europa es una gastroenteritis aquí es Malaria.— me asustó.

Miré a mi tío con pánico, pero aún así me negué a ir al médico. Tenía un pensamiento en el fondo de mi cabeza que me decía que estos vomitos podrían venir de otra cosa, tal vez de la noche tan divertida que pasé el día de mi cumpleaños en Dubái.

Respiré pesadamente y conseguí decir:

—Estoy bien. — respiré hondo, tratando de levantarme yo sola pero sin éxito. Me tambalee un poco hasta que Frank me agarró— Voy a ducharme. Agua fría me sentará bien.

—Tenéis el vuelo a las ocho.— miró el reloj— Como no te encuentres bien, le dices a los tontolabas que se piren sin ti. Y tú y yo nos vamos al médico.— me ordenó, y al final decidí asentir, porque sabía que era inútil ponerme a discutir con mi tío.

Finalmente se marchó y me permitió bañarme. Me sumergí en el agua congelada tratando de parar las vueltas que me daba la cabeza, intentando poner un poco mis pensamientos en su sitio. Aunque la barriga me dolía un poco aún, ya no tenía ganas de vomitar, y los sudores se estaban empezando a calmar un poco.

Respiré con alivio mientras me secaba con la toalla.

Si estos episodios vuelven a pasar, tengo una conversación pendiente con Dani.

—Ey.— me miró preocupado— ¿Cómo estás?

Los chicos acababan de llegar del parque acuático. No veía a Borja, ni a Adri, ni a Jopa por ningún lado, pero Plex estaba ahí, de pie en la puerta sujetando una mochila. La dejó en el sofá y andó hasta mi, dándome un abrazo enorme. Escondí mi cabeza en su pecho desnudo, pues seguía en bañador después de haber pasado el día fuera, en el parque acuático. Sus brazos me rodearon hasta que su torso se separó un poco de mi, para preguntarme por mi estado.

—Estoy bien.—  susurré— Mejor.

—¿Pero qué ha pasado?

—Ganas de vomitar, fatiga, sudores... no se, esas cosas.— dije con un poco de miedo.

La cara de Plex se desfiguró. Espero que no esté pensando lo mismo que yo.

—¿Has...?

—Sh.— me llevé un dedo a los labios, indicándole que guardara silencio por si había alguien cerca— Se me ha pasado ya, estoy bien.

No parecía muy convencido, pero confió en mis palabras. Llevó una mano a mi cara y me acarició con cariño la mejilla.

—Estas muy guapa.— me susurró, y yo le sonreí— ¿Tienes las cosas listas?

—Casi.— asentí.

—Vale. Voy a ducharme. Tardo diez- quince minutos y nos vamos para el aeropuerto, ¿si?— me avisó, y yo asentí— Vale.

Me dejó un beso en la mejilla y se dio media vuelta, yéndose. Yo, que tenía todo a punto, me senté en el sofá a esperar.

Entonces me llegó otro mensaje, y el corazón empezó a latirme con fuerza.






























🔔mayacuestaa_
paucubarsi te ha enviado un mensaje


































































paucubarsi✔️

maya

cuando vuelves a españa?

me gustaría que nos viéramos

las cosas se tienen que arreglar bien











































Leí el mensaje, pero no contesté. Adri llegó justo a tiempo para hacer que apagara el móvil. Había saltado como un kamikaze, tirándose a mi lado en el sofá.

—Eeey, ¿cómo vas?— me preguntó— Te veo con mejor cara, ya no estás tan moribunda.

Esbocé una sonrisa.

—Gracias por el cumplido.

Adri río.

—¿Ya sabes a dónde vamos?— preguntó, y yo negué— ¿No?— se sorprendió— ¿Y eso?

—No me lo han querido decir.— reconocí, y en cuanto vi que sacaba su móvil para jugar al Brawl Stars, apoyé mi cabeza en su hombro para verle jugar la partida— Tengo sueño, Adri.

—Nos queda nada para irnos, Mayita. En cuánto nos subamos al coche te duermes.— me animó, y yo asentí.

Pero eso nunca pasó.

Me dormí antes de que pudiera subir al coche.

TAILANDIA | Plex

MAYA HABÍA CAÍDO rendida.

Mientras yo cogía sus cosas, Adri la cargaba estilo princesa y la metía en el coche, intentando no despertarla ni hacerle daño (casi le mete una hostia en la cabeza con la puerta).

Frank nos miraba con mala cara. Sabíamos que no estaba de acuerdo con que nos lleváramos a Maya en este estado. Aunque ya no vomitaba, seguía moribunda, y por la forma en la que hablaba y actuaba se veía que estaba débil.

—Si la cosa sigue así quiero que la llevéis al médico.— nos ordenó en cuanto llegamos al aeropuerto— Y tú.— me señaló— Tanto que usas el Whatssapp ya me puedes estar escribiendo para ver cómo va.— me ordenó.

Tragué grueso.

—Sisi, tranquilo, te avisaré de todo, no te preocupes.— asentí.

—Bien. Pues nada.— le dio un abrazo enorme a su sobrina— Recupérate, pequeña, y me vas escribiendo tú también, ¿vale?— ella asintió, ni siquiera emitió sonido— Buen viaje.— nos dijo a todos en cuanto se separó de ella.

Vino a mis brazos y la abracé, haciendo que camináramos los dos juntos.

—¡Buen viaje!— nos despedimos de Frank, que agitaba su mano en la distancia.

Japón, allá vamos.


—¡Bueno, chavales! Ya estamos en Japón.— introduje mi vlog— Let's go! Let's go.

Todos me miraban con cara de perro.

Puede que hayan tenido que dormir casi seis horas en asientos de un centímetro mientras yo soñaba con el paraíso en una cama de primera clase.

—Y has dormido bien, ¿no?— me chinchó Adri.

—Pues si, he dormido bien, ¿y qué pasa? ¿No soy humilde hoy?

—Hoy no.— Borja rompió el silencio.

Tenía a Maya sujeta de la espalda, que mientras nos dejábamos arrastrar por la cinta esa del aeropuerto, escondía su cabeza en el hombro de Borja, usándolo de cojín.

—Como veis el estado promedio es de sequía.— les grabé a todos, uno por uno— Pero tenemos muchas cosas preparadas por aquí, como la visita de unas personitas muy especiales, ¡así que arriba esos ánimos y vamos a explorar la ciudad de Tokio!

Los baños de Japón eran una locura, enserio os lo digo. No usaban toallitas, y es que en realidad, no usaban ni papel. La tecnología estaba tan avanzada que tenían 20 mil botones para enjuagarte el culo y secartelo, para que te fueras a casa con el ojete bien limpio. Después de flipar un rato con la modernidad y grabarlo para el vlog, nos montamos en una furgoneta que nos llevó hasta la capital, Tokyo.

Durante todo el camino, Maya se durmió apoyada al hombro de Adri.

—Bro no se recupera, eh.— Adri nos explicó después de media hora de trayecto.

—No se que hacer.— les admití— No sé si llevarla al médico, esperar a que se recupere...

—¿Le has dado las gotas que te recomendó mi madre?— Jopa inquirió— Las de árbol de té.

—¿Eh?— pregunté realmente perdido— ¿En qué momento tu madre me ha recomendado darle gotas de árbol a Maya? O yo estoy perdiendo la memoria o tú vas fumado.

—Plex, es uno de los mejores remedios para la barriga, está en el botiquín.

—¿Desde cuando?

—Pues desde toda la vida.— dijo él con obviedad.

Miré a Borja y asintió, de acuerdo con Jopa, lo que me hizo pensar que eso de beber gotas de té para el dolor de barriga era común en más casas.

—Bueno, pues ahora cuando lleguemos al hotel se las doy. Si no mejora, os dejo a vosotros la cámara y la llevo de urgencias.— ordené, y los chicos asintieron.

El hotel parecía que quedara en Nueva Zelanda, pero por fin conseguimos llegar. Bajamos todo de la furgoneta y lo cargamos a nuestras habitaciones. Adri y Jopa compartían una, y Borja, Maya y yo otra,
para vigilarla por la noche y que no empeorara.

Cuando pensábamos que las cosas no podían ir a peor, a Jopa le salió un sarpullido sospechoso en el brazo, pero mientras debatíamos si ir de una vez por todas al hospital o no, alguien golpeó nuestra puerta captando nuestra atención.

—¿Ya?— pregunté, dudoso de que fuera quien pensaba que iba a ser. Los demás me miraron sin saber nada y me dirigí a la puerta, encontrándome con nada más y nada menos que Paconi al otro lado de ella— ¡Pero bueno Paconi!

De alegría se inundó la sala cuando todos recibimos a Paconi, después de no verle desde hace meses. Trajo varios regalos con él, micrófonos y aparatos de grabación, ropa nueva (sobre todo ropa interior) y un poco de jamón, motivo por el cual casi le hago una fiesta. No nos dio mucho tiempo para más porque nos avisó la segunda persona que esperábamos de sorpresa de que estaba en el punto donde habíamos quedado, así que corrimos todos a la furgoneta hasta el centro.

Allí nos encontramos con Lili, la novia de Borja. Nosotros la conocíamos de antes, era muy buena chica, pero para Maya y Paconi era la primera vez que la veían, y solo deseábamos todos que congeniaran bien, sobre todo Lili y Maya, que podrían hacerse muy buenas amigas.

Desde el primer instante se cayeron bien la una a la otra, y agradezco lo pendiente que estuvo Lili de ella en todo momento. Aunque lo hacía poco a poco, Maya recuperaba las fuerzas a medida que avanzaba el día, hasta el punto que nos rogó que fuéramos a comer un McDonald's porque tenía un hambre de caballo.

Nos alegramos al ver que estaba mejor, que tuviera hambre era buena señal, así que nos movimos todos hasta el primer McDonalds que encontramos y allí estuvimos comiendo hasta que llegó la tarde, y tuvimos que movernos (OTRA VEZ) hasta otro punto, donde nos esperaba la tercera persona sorpresa del día.

—¡FELIIIPEEE!— le grité a un chico alto que, en la distancia, miraba el cielo totalmente embobado.

—¡EEEY PLEX!— me saludó nada más verme, y corrió hasta mi.

—Chicos, os presento a Felipe. Felipe, estos son...— y les fui presentando uno a uno al mismo tiempo que grababa todo con mi cámara.

En cuánto Felipe fue a saludar a Maya, a ella se le borró la sonrisa de repente, y empezó a ponerse colorada. Felipe se rio y al final ella aceptó sus dos besos. Lo que tenía que haber sido una interacción normal entre dos desconocidos, parecía ser un especie de reencuentro, como si ambos se conocieran ya de antes.

Decidí quitarme pensamientos extraños de la cabeza y no rallarme, porque hasta ahora el día iba muy bien como para que se jodiera por esta tontería. Después de un par de minutos bromeando y haciendo contenido para el vlog, empezamos a caminar dirección a unos templos que quedaban por aquí cerca, a las afueras de la ciudad pero, sorprendentemente, no demasiado lejos de donde estábamos.

Le saqué un par de fotos de pareja NPC a Borja y Lili, Jopa y yo les imitamos con otro par de fotos de NPC, y Maya se intentó sacar algunas pero en cuanto las vio dijo que tenía cara de Zombie, se deprimió, y ya no pidió ninguna foto más.

Intenté convencerla de que salía bien, pero se enfurruñó con que estaba fea y me dijo que no la hablara más, y se largó con Paconi a hablar de bonsáis.

—¿Qué ha pasado?— Borja y Lili vinieron hacia mi.

—No lo sé...

—¿Le has dicho algo?— Borja frunció la ceja de manera acusatoria.

—¿Yo?— me ofendí— ¡Encima que le digo que está guapa!

—Liliii, ¿vienes?— Maya la llamó desde lejos, y la chica asintió, alejándose de Borja y de mi.

—Las chicas son muy raras.— le dije a Borja, y suspiró cansado, dándome la razón.











































mayacuestaa ha añadido contenido nuevo a su historia


vperez ha respondido a tu historia: es muy fuerte como hasta llorando estas guapa

ericruiz ha respondido a tu historia: me voy hasta Tokyo a consolarte

liliimartinez ha respondido a tu historia: que te pasa amor?

peacky.fn ha respondido a tu historia: cuál es el motivo por el cual mi princesa está derramando lágrimas? 😔

ted_archie ha respondido a tu historia: te preguntaría si todo va bien pero deduzco que no

its_krufy ha respondido a tu historia: k te ha pasao ya?

yosoyplex ha respondido a tu historia: tengo una cosa para ti

































































STORMVIBESS
que le pasará a Maya? y "qué cosa" tendrá Plex? 🤭 en el próximo capítulo se viene acción, y el momento que TANTO ESTÁIS ESPERANDO. perdón si este capítulo está un poco mal hecho pero prometí actualizar sin tener nada en borradores😥 mañana lo edito!

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