ii. primer destino
MADRID | Plex
—¿QUÉ OS PARECE?— pregunté mientras fregaba los platos. Maya era la única que se había subido a dormir, quitando el hecho de que Peacky se había ido a su casa. Los demás estábamos aún en el comedor, recogiendo la mesa y fregando algunos cubiertos. Por eso aproveché para preguntarles, ahora que ella no estaba— ¿Es maja no?
—A mi me ha caído muy bien, la verdad es que será divertido viajar con ella.— opinó Jopa.
—Sisi, al principio parecía un poco borde, ¿no?— preguntó Jan, y vi que algunos de mis amigos opinaban lo mismo— Pero después me ha caído de 10.
—Es una puta jefa, tiene mis respetos.— Krufy alzó las manos en símbolo de paz.
—Bien, bien, ósea que las sensaciones son buenas.— concluí yo, y todos asintieron.
La verdad es que me relajaba bastante que Maya y mis amigos se llevaran bien. Es que, ¿os imagináis convivir 80 días por el mundo con gente que no se aguanta entre sí? Imposible, no duraríamos ni 3 días.
—Búa, aunque para buena ella, eh Plex. No veas cómo está.— opinó Archie sacudiendo la mano y bufando, como expresando que telita con Maya.
Ya tardaba.
—Ala el otro.— rodé los ojos yo. No me molestó demasiado porque supuse que iría en broma, aunque claro, conociendo a Archie, a lo mejor me llevaba una sorpresa— Creo que ha tenido suficiente con Peacky, eh ya.
—Sisi, a Peacky se le ha pirado heavy.— coincidió conmigo Borja.
—No, bro, pero ¿me dirás que no?— se ofendió Archie. No dije nada— Adri.— lo miró.
Este se mantuvo callado pero acabó soltándolo con una sonrisa.
—Si, a ver, las cosas como son, bro. Está buena y ya está.
—¿Enserio pensáis que Maya está buena?— pregunté a los demás, pero no porque yo no lo pensara, de hecho, fui el primero en enseñarles fotos de ella, en decirles lo guapa que me parecía, y en expresar las ganas que tenía que conocerla, así como el miedo que tenía a caerle mal.
Simplemente no quería que mis amigos intentaran algo con ella, porque en aquella semana de verano habían pasado cosas con ella que nadie sabía, solo Krufy porque una noche de esas filosóficas en las que nos quedamos charlando hasta las tantas se lo confesé. No sabía que clase de cosas sentía por Maya. Me gustaba pasar tiempo con ella, sí, y la atracción física estaba seguro, Maya era preciosa y eso cualquiera era capaz de verlo.
Pero no sabía si había algo más allá del físico, o más importante, si era algo mutuo. Por eso quería vivir con ella 80 días, viajando por ahí, por el mundo.
Si pasábamos tanto tiempo juntos podría describirlo, descubrir si sentía algo mas allá por ella que una simple atracción física, o no. Tenía 80 días para comprobarlo a partir de hoy, y no iba a malgastar ni uno.
Mis amigos se miraron los unos con los otros, hasta que empezaron a hablar, diciendo todos lo mismo. El único que se calló fue Borja, que tenía novia y al parecer solo tenía ojos para ella.
Bien ahí Borja, el mundo necesita más hombres como tú.
—A mi me parece atractiva, no guapa.— opinó Jopa.
—Sisi, es como que tiene algo, ¿no?, en verdad. Pero ya está.— Jan dijo lo mismo que Jopa, mientras alzaba la vista de su móvil.
—Pues a mi me parece guapísima, la verdad. Pero muy guapa.— Krufy enfatizó el "muy".
—¿Más que Mar Lucas?— quise saber yo, y si me decía que sí era preocupante.
Krufy tenia un crush bastante notorio en Mar desde hacía muy tiempo, siempre la mencionaba en los vídeos que hacíamos sobre chicas TikTokers y cuando estaba con Mar en casa se notaba muchísimo que babeaba por ella.
Mi mejor amigo asintió despacio y con pesar, como dramatizando el momento, y todos abogaron gritos de sorpresa.
—Sí, chicos, me parece más guapa que Mar.— exageró con tristeza.
—Buala, esto sí que es fuerte.— Archie se llevó las manos a la cabeza— Lleva hablando de Mar dos años por lo menos y ahora acaba de llegar Maya y Mar ya no existe.
Me quedé mirando a Krufy unos segundos de más que nadie notó. Que los demás lo dijeran me molestaba un poco, pero sabía cómo eran mis amigos y a la que apareciera otra chica se olvidarían de Maya. Pero Krufy... él sabía lo que había pasado aquella noche en Tailandia, la última que compartimos juntos Maya y yo, y él no era como los demás. Cuando le daba fuerte por una chica, le daba...
Me quité esos pensamientos de la cabeza y di por finalizada la conversación cuando avisé a los chicos de que me subía también a dormir, porque mañana Adri, Jopa, Borja y yo teníamos que madrugar. Me subí a mi cuarto y me tumbé en la cama, pensando en lo que habíamos hablado.
Temía no poder dormir, así que intenté distraerme leyendo un libro hasta que los ojos me empezaron a pesar hasta cerrarse, cayendo rendido en un largo sueño.
MADRID | Maya
ME DESPERTÓ UNA MELODÍA que odiaba con todo mi corazón a las seis de la mañana, esa que es no se que on the beach. Ese tono me daba pesadillas, no sé ni porqué lo puse.
Me levanté de la cama con mucha energía. Tenía el outfit preparado que me iba a poner desde la noche anterior, era básico pero creo que se adecuaba a lo que buscaba, ser el airport crush de alguien.
Me vestí con el chándal Essential de color azul marino, que tal y como me gustaba a mi, me quedaba ancho. Me lavé la cara, los dientes, me maquillé ligeramente y me recogí la mitad del pelo en un moño alto, la otra mitad la dejé suelta. Me puse las bambas y las gafas, y ya estaba lista para bajar a desayunar.
Abajo estaban todos, me sorprendió ver que se habían levantado tan puntuales para poder despedirnos, que detalle.
—Hombre, que puntual, habíamos apostado que nos tocaría a alguno subir a despertarte.— me dice Adri nada más me ve.
Me fijé en su cara de buena mañana. Tenía los ojos adormilados, la marca de la sábana en la mejilla y por no hablar de su pelo desordenado, que lo disimulaba con la capucha de su sudadera. Me dio vergüenza que notara que lo estaba mirando demasiado, así que me puse a jugar con mi anillo.
—Joder, como me infravaloráis.— protesté de coña, y pregunté si me podía hacer un café.
Quedó un poco ridículo pedirlo, dado a toda la confianza que me habían dado, pero al fin y al cabo seguía estando de invitada, así que era lo menos que tenía que hacer.
—Claro mujer, toma.— Adri me dio una taza y me acercó la cafetera— Si quieres más leche coge la botella de la nevera que pone Adri, que es la mía. Los demás no comparten ni el aire.
Me reí y le di las gracias.
Mientras me bebía el café, atacada de los nervios, bajaron Plex y Jopa, y ya estábamos todos listos para irnos. Nos despedimos de los chicos en la puerta, delante del taxi que nos llevaría al aeropuerto y debajo del cielo tintado de rosa por el amanecer.
—Te acabo de conocer y ya te me vas.— me dice Archie exageradamente mientras me abraza.
Me rio, en un día se había convertido en mi mejor amigo, real.
—Tranquilo, me aseguraré de que vengas a algún país para salir de fiesta y liarla.
—Ejem, eres menor ejem.— Plex tose falsamente, y ruedo los ojos.
—Nos vemos a la vuelta bro.— Archie le da la mano y se abrazan, mientras Krufy les graba.
Cada uno me dio un abrazo y nos subimos en el taxi, durmiéndonos la mayoría en el trayecto al aeropuerto, que eran de una hora y media, más o menos. Al llegar, pagamos lo necesario al taxista entre todos y entramos al aeropuerto de Barajas, donde tomaríamos un vuelo a nuestro primer destino.
Marruecos.
~
Marruecos era precioso, lo poco que había visto me tenía enamorada.
En el avión me tocó sentarme al lado de un hombre que roncaba mucho y se me caía todo el rato encima, así que Adri- con quien me había tocado sentarme- se ofreció a cambiarme el sitio y al final se acabaron haciendo amigos, los dos hablaron todo el trayecto mientras yo me dormía en su hombro.
Nos recogió un hombre en el aeropuerto, que nos llevó hasta Marrakech, nuestra primera ciudad.
Los edificios eran rojos, las calles eran de arenas, y la verdad es que hacía demasiada calor, así que antes de salir del aeropuerto tuve que cambiarme en el baño en cinco minutos y ponerme una camiseta de tirantes.
—Búa este sitio es precioso.— grabó Plex la recepción del establecimiento.
Nos alojábamos en un hotel típico de allí, con una pequeña piscina de interior, arcos típicos en las paredes y plantas que rodeaban todo el lugar. Nos sentamos en las butacas de colores que habían ahí y un poco más y me duermo, pero fui despertada por Adri, que me sacudió pidiéndome como un niño pequeño que le dejara mi sitio, porque no habían más.
—Adri tio, no molestes.— protesté, pero era como un niño pequeño, y hasta que no me levanté no se calló.
—Vaya pedazo de recibimiento.— Plex grabó a un chico que llegó con una taza de té y cinco vasos, que repartió entre todos nosotros.
Desde pequeña era amante del té, así que lo disfruté como si fuera el mejor regalo que me hubieran hecho nunca. Parece que a Adri no le gustó mucho, así que me ofreció su vaso y me lo bebí también. Le saqué una foto y se la envié a mi madre, que es la que normalmente lo hacía en casa para merendar.
—Búa las pastas, que ricas.— Plex le pegó un mordisco a una— ¿Quieres?— me preguntó, y me la acercó a la boca.
Le di un mordisquito y sentí el paraíso en mis papilas gustativas— Dios que rico está...
—¿Verdad?— él asintió, y tomó la cámara— Maya sí sabe chicos. Jopa, no sabes lo que te pierdes.— grabó al peli negro, que al parecer era muy especial con la comida y se negaba a probarlas.
Subimos a la habitación y no dábamos crédito, era como un pequeño apartamento de lujo para nosotros solos. La pica y una parte del vater eran de oro, la ducha era gigantesca, había más comida de bienvenida y por no hablar de la tele, que debía de see de 15 pulgadas por lo menos.
Las camas también eran espaciosas, pero solo habían cuatro, y éramos cinco.
Aunque aún no habíamos decidido cómo íbamos a dormir, creo que la distribución era bastante obvia, al menos hasta que los amigos de Dani y yo tuviéramos más confianza. Así que por eso no me preocupé.
Después de echarnos una pequeña siesta, todos menos Adri que se quedó editando lo que llevaban de vlog, salimos a explorar la ciudad, que enseguida nos acogió con mucho ruido, mucha gente y muchos puestos de comida y venta de ropa.
Después de un rato andando, donde conocimos a mucha gente de allí que sorprendentemente hablaba español, un hombre mayor nos llevó hasta una farmacia, y allí un chico joven con bata empezó a traernos hierbas y otros productos para probarlos.
De repente le vimos meterle un pequeño saco a Borja por la nariz, que lo aspiró de una, dejándonos a todos impresionados.
—¡Ala ya lo está drogando!— exclamé pensando que nadie me oiría, pero Jopa empezó a reírse y el hombre me miró.
—No, droga mala, esto no droga.— se rio también, mientras yo me ponía roja.
Plex me miró riéndose.
—¿Eso qué es?— lo grabó, haciéndole zoom en la cara.
—Migrañas, dolor de cabeza...— y empezó a nombrar más cosas que podía aliviar, pero yo solo me fijaba en Borja, que bufaba como diciendo "joder, no veas como pega esto."
Lo fueron probando uno a uno menos yo, que no me acababa de fiar y al menos me aseguraba de que una de nosotros no iba a acabar drogado. Decliné la oferta educadamente y, sin embargo, acepté probar una de las cremas naturales para el acné, que me dejó la piel muy lisa y brillante. El farmacéutico le empezó a petar el cuello a todos dejándolos como nuevos, y después de esa experiencia tan peculiar, volvimos a las calles de Marrakech, donde acabamos en un local callejero de batidos de fruta donde, dos chicos de nuestra edad (mas o menos), le ofrecieron a Plex hacer un batido para poder grabarlo.
Cogí la cámara y le enfoqué detrás del mostrador.
—Bienvenido.— uno de los chicos le dijo con un fuerte acento.
—Ohhh bienvenido.— repitió Dani— Gracias, Gracias.
Le dieron un batido de fresa y Dani les pagó con cinco o seis monedas.
—Picture picture.— le dijo uno de los chicos, que llevaba una pajarita y un sombrerito típico de allí.
—Oh, picture.— repitió Dani.
—With the girl too.
—Uh?— preguntó Dani, pero yo lo había entendido perfectamente.
Querían también una foto conmigo.
—Ala, que también quieren una foto con ella.— se rio Borja, y todos me miraron.
—¿Qué? ¿Qué? No, al igual.— me negué yo.
—Va, Maya, que nos han invitado a un batido.— Plex me lo pasó— Toma, prueba.
Le di un sorbo y la verdad es que me gustó, así que accedí y subí por detrás a la tarima, donde Jopa nos sacó una foto a Plex y a mi con los chicos.
—Thank you, thank you.
—No, thank YOU for the ehhhh the smoothie.— les respondió Dani.
En estos momentos, todos llevábamos un batido en la mano. Empezó a aproximarse gente y nosotros, que estábamos todos en la tarima, los atendimos como si trabajáramos allí. Atrajimos a muchos clientes y los chicos se llevaron dinero extra aquella tarde. Nos despedimos de ellos con un saludo de manos y vimos que pronto anochecería, así que buscamos un lugar donde cenar y luego nos fuimos directos al hotel, porque estábamos reventados.
Borja y Jopa se subieron a la planta de arriba a dormir, y los demás nos quedamos en la cama de matrimonio que compartiríamos Dani y yo, aunque con Adri durmiendo en la cama individual de al lado. Es cierto que había pasado mucho tiempo desde aquella noche en Tailandia, desde el momento tan especial que habíamos compartido juntos, pero aquella no era la primera vez que iba a dormir con Dani, así que no estaba demasiado nerviosa.
Después de pasarme una hora viendo TikTok mientras ellos editaban, noté que se me cerraban los ojos, así que dejé el móvil encima de la mesilla de noche, me acurruqué a un lado de la cama y me dormí profundamente, sin siquiera notar que, aquella noche, Adri se había quedado dormido también entre Dani y yo, y habíamos tenido que dormir los tres en la misma cama, haciendo un tetris.
Al despertarme a la mañana siguiente y supuse que por culpa de Adri, tenía un dolor de espalda que me dificultaba moverme.
—¿Qué cojones?— Dani preguntó con sólo un ojo abierto al ver a Adri durmiendo en medio de los dos, con la cabeza debajo de una almohada.
Tengo una idea. Sonreí maliciosamente.
Adri, este dolor de espaldas me lo pagas.
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